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jueves, 28 de febrero de 2013

El cartero siempre llama dos veces. James M. Cain



     "A eso del mediodía me arrojaron del camión de heno. Me había montado en él la noche anterior en la frontera, y apenas tendido bajo la lona me quedé profundamente dormido. Estaba muy necesitado de ese sueño, después de las tres semanas que acababa de pasar en Tijuana, y dormía aún cuando el camión se detuvo a un lado del camino para que se enfriase el motor. Entonces vieron un pie que salía debajo de la lona y me arrojaron al camino."  

     Hay veces que la popularidad de una adaptación cinematográfica hace que ni me plantee si existe un libro previamente. Me quedo en lo representado y no le doy demasiadas vueltas. Así que luego, cuando me encuentro libros como el que os enseño hoy, me llevo sorpresas. Este particularmente estaba en una mesa repleta de libros de segunda o tercera mano en plena calle. Me sorprendió tanto encontrarme el título, que me lo llevé. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, El cartero siempre llama dos veces.

     Frank llega a la taberna regentada por Cora y su marido. Pronto surge una atracción sexual entre ambos así que deciden librarse del marido de Cora con un accidente. Sin embargo, parece que no será tan fácil librarse de él marido y eso empieza a afectar a la nueva pareja.

     Estamos ante una novela corta, poco más de cien páginas, de esas que yo llamo relato largo, publicada en 1934. En aquel momento el escándalo por su contenido fue mayúsculo, aunque hoy ha perdido esa baza de impacto ya que estamos más acostumbrados a las escenas de sexo y violencia. Una buena manera de explicar el escándalo sería compararlo con la archiconocida escena de su última adaptación cinematográfica, en la que sus protagonistas tienen sexo sobre la mesa de la cocina y las reacciones que hubo ante esa escena. Y hoy, una vez mas, no es una escena particularmente llamativa. Nos hemos modernizado.

     La longitud de la novela hace que el autor no se distraiga y vaya directo a la trama desde el primer momento. Estructurada en frases cortas, nos da incluso una mayor sensación de no perderse por el camino. El autor va generando una atmósfera nerviosa que se adueña de la historia, vivimos una historia de atracción mas que de amor y su evolución en esta atmósfera es hacia la desconfianza. Gana en credibilidad con ello ya que urdir un crimen es algo que muchas veces los autores dan como fácil para cualquiera, y aquí no olvida que son dos personas normales las que quieren matar a una tercera.

     Hoy traigo un libro frenético, para leer en apenas un rato y lleno de una intriga particular. Ahora diría una tontería y es que se me hizo corto; pero cuando lees el libro hay partes que te hubiera gustado fueran un poco más extensas, como si el autor se viera limitado a la necesidad de escribir en tan poca extensión. O tal vez sea que realmente es de esos libros que me hubiera gustado que continuaran un ratito más. Y eso leyéndolo hoy, no acierto a pensar lo que fue cuando se publicó en su momento cuando sus escenas de sexo casi violento hicieron que su venta fuera prohibida en Boston. Un libro que, además, está escrito de una forma un tanto peculiar, como si el autor hubiera exportado la brusquedad de los protagonistas y sus encuentros a las propias letras, y lo hace de tal modo que durante las primera páginas nos tenemos que recuperar de cada párrafo, acostumbrarnos a esa mirada directa de Frank.

     No diré que sea la mejor novela que he leído, pero me ha gustado descubrirla y meterme entre sus páginas. A fin de cuentas se trata de un título conocido por todos... o casi. Porque decidme, ¿conocíais la historia o se había quedado en un título de esos que "nos suenan" de tanto oírlo sin tener demasiada noción del argumento?

     Gracias

     PD. No voy a caer en la tentación de poner una de las famosas escenas de la película de Jack Nicholson y Jessica Lange. Ni tampoco de la de Lana Turner.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Dos rojas lenguas de fuego. Gustavo Adolfo Bécquer




Dos rojas lenguas de fuego
que, a un mismo tronco enlazadas, 
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama; 
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan 
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor 
que del lago se levantan
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca:
dos ideas que al par brotan, 
dos besos que a un tiempo estallan, 
dos ecos que se confunden, 
eso son nuestras dos almas.

     No he traído mucha poesía al blog, lo se. No leo mucha poesía tampoco y la mayor parte no es demasiado convencional como se ha podido ver en Cuando los nazis vinieron por los comunistas. Sin embargo, es imposible hablar de poesía y no nombrar a Bécquer, una de sus figuras más representativas.

     Bécquer nos enseñó que volverán las golondrinas a anidar en primavera, cuando los sentimientos son cálidos, y que Poesía eres tú cuando te da la luz adecuada, nos enseñó el valor de un beso en su famosa frase; yo no sé qué te diera por un beso, se atrevió a preguntar por Los suspiros y a decir Duerme para observar, sin temblar, a ese sentimiento que fue desgranando a lo largo de su trayectoria poética que es el amor. Para este autor la vida Es cuestión de palabras, y las suyas, admiradas, de culto, también han salido a las calles para convertirse sus rimas en algunas de las más famosas y conocidas por todos, aficionados o no a este género.  Por eso me ha costado elegir poema para la entrada de hoy.
     Al final me quedo con este que para mí es la imagen que va del musical sentimiento a la pasión que estalla. Tal vez un poco menos conocido que los que nombraba antes y precisamente por eso, una opción para adentrarnos un poco en sus letras dejando las ya trilladas.

     Y vosotros, ¿qué poema de Bécquer conocéis?

     Gracias


martes, 26 de febrero de 2013

Stoner. John Williams




     "William Stoner entró como estudiante en la Universidad de Missouri en el año 1919, a la edad de diecinueve años. Ocho años mas tarde, en pleno auge de la Primera Guerra Mundial, recibió el título de Doctorado en Filosofía y aceptó una plaza de profesor en la misma universidad, donde enseñó hasta la muerte en 1956. Nunca ascendió más allá del grado de profesor asistente y unos pocos estudiantes le recordaban vagamente después de haber ido a sus clases. Cuando murió, sus colegas donaron en su memoria un manuscrito medieval a la biblioteca de la Universidad. Este manuscrito aún puede encontrarse en la Colección de Libros Raros, portando la siguiente inscripci´´on: "Donado a la Biblioteca de la Universidad de Missouri, en memoria de William Stoner, Departamento de Inglés. Por sus colegas"."

     Cada vez que entro en una librería me gusta fijarme en los títulos que tienen. No siempre en los de las mesas principales, lo realmente bueno suele estar en mi caso en el borde de la escalera, o en la mesa pequeña del fondo. Es en esa parte en la que me siento cómoda y en la que paso los dedos sobre los lomos anotando mentalmente títulos que van entrando en mi casa. Es en una de esas zonas donde descubrí esta portada y donde, no recuerdo si fue la tercera o cuarta vez que lo veía, decidí traérmelo a mi casa. Y hoy lo hago con mi estantería virtual. Hoy traigo a mi estantería virtual, Stoner.

     Conocemos a William Stoner, hijo de granjeros que empieza a estudiar en la universidad para desentrañar los misterios de la tierra y poder ayudar a sus padres. Sin embargo, una vez en la universidad, se enamora de las letras y estudia literatura cambiando así su vida. Una vida que atraviesa un periodo histórico con dos guerras, la gran crisis del 29 y cambios, muchos cambios que vivirá... a su manera.

     Stoner es uno de esos libros que pasan desapercibidos. No es una novedad, lleva ya un par de años largos a la venta, pero aún así, es fácil que no hayáis reparado en él. No sólo eso, sino que añadiría que a primera vista cuenta una historia muy común, una vida simplemente. Nada que atraiga especialmente la atención, no hay asesinatos, robos ni tampoco intrigas. Y sin embargo es un libro especial que poco a poco se va abriendo paso entre los lectores. Y no podía ser de otro modo porque es una gran novela. Ya cuando la abres y se sitúa en un periodo en el que otros libros hablan de hambre y de salida más o menos reticente de las granjas de Estados Unidos, vemos que los padres de Stoner toman una opción radicalmente diferente: ellos piensan en la Universidad, en ese momento ya percibes que es una historia distinta.

     Es una historia sencilla escrita de una forma sencilla, cercana. Una historia humana que hace que se coja cariño a los personajes. Los vamos recordando a todos porque William es nuestro amigo, y sabemos de su amor tardío que nos tiene aguantando la respiración porque se lo merece, y de su amor formal, ese que figura sobre el papel. Conocemos a sus compañeros de trabajo y también a sus amigos, nos acercamos a su hija y también a sus padres. Casi con reverencia por haberle permitido salir de la granja. Y también a Sloan, ese profesor que aterra y que es capaz de ver el interior de los alumnos, ese que hizo que a las pocas páginas de empezar el libro tuviera que detenerme para tomar aire y releer, con la misma emoción contenida ante sus palabras que la que intentaba no mostrar nuestro protagonista. Tengo que decir además que no fue la primera vez que me pasó. La novela conmueve porque Stoner es nuestro amigo, porque sabemos que la gente se suicidaba en el 29, porque nos habla de sentimientos y de infelicidad, de amor y de pasión y de una vida que se nos antoja relativamente infeliz para un hombre que va encajando la vida sin esconderse, pero que tampoco lucha por las cosas. Un hombre al que vamos viendo marcarse a fuego cicatrices y que tal vez, a ratos, nos parezca condenado a perder. pero como ya he dicho es una historia sencilla, o como diría el propio Stoner: ¿Qué esperabas?

     He terminado el libro ayer y le sigo dando vueltas, he venido corriendo a hablaros de él sabiendo que Stoner es uno de esos personajes que irán conmigo durante mucho tiempo. Un hombre normal, incluso anodino, pero también un hombre que enamora letra a letra. Si tuviera que resumir esta historia, os diría que es un libro especial.

     Os vengo hablando muchas veces ya de librerías, las mías. Y vosotros, ¿sois fieles a una o dos o preferís ir cambiando?

     Gracias

lunes, 25 de febrero de 2013

La marca del meridiano. Lorenzo Silva




     "No era momento ni el lugar, pero vio la ocasión y eso es algo que una mujer no desaprovecha nunca. Tan pronto como el guardia Arnau enfiló hacia los aseos de la gasolinera, la sargento Chamorro se dio la vuelta y, mirándome como si quisiera fulminarme, me espetó:
     - Tú te estás guardando algo."

     Para decir que Lorenzo Silva es un gran escritor no necesitamos referirnos a su reciente Premio Planeta. Sin embargo, no cabe duda que ayuda a llegar a muchos lectores a través de la publicidad, el prestigio y la buena situación del ejemplar en las librerías. Este año, el libro premiado pertenece a una saga, así que a la hora de hablar de él, y puesto que he dicho en varios lugares que sería una pena no conocer a sus protagonistas, echaremos un poco la vista atrás. Dicho esto, hoy traigo a mi estantería virtual, La marca del meridiano.

     Aparece un guardia civil retirado colgado en un puente. Se impone una investigación llevada por Bevilacqua que nos abrirá un mundo de corrupción y delincuencia en la Cataluña contemporánea.

     Esta saga que ya conoció el Premio Nadal en el año 2000 está protagonizada por la pareja de detectives Bevilacqua y Chamorro. Os los presento: Bevilacqua lleva una vida casi perteneciendo a la Guardia Civil, estuvo casado y tiene un hijo, y rápidamente lo identificamos como un clásico pese a que se desmarca del perfil habitual del guardia civil. Chamorro es mas joven, la conocemos desde sus comienzos y no ha perdido ese ímpetu que lleva a la búsqueda de la justicia. Es la perfecta compañera de esta pareja, se complementan.

     A estas alturas cabe destacar que uno puede acercarse a esta saga cuando le plazca. Sus historias se abren y cierran en cada uno de los tomos, aunque siempre que se empieza por el final nos vamos perdiendo pequeños detalles. Y es que, además, se da el caso de que Silva no se limita a escribir novelas policiacas sino que sus letras buscan la parte humana de las historias, se esfuerzan en mostrarnos personas por encima de personajes, historias por encima de asesinatos.

     La novela está escrita en el tono habitual de Silva, llena de diálogos que facilitan su lectura que acogen de vez en cuando frases sesudas que están colocadas para hacer pensar al lector. Porque encontramos humor, ironía y también crítica en la voz de su protagonista Bevilacqua, al que a estas alturas vamos a llamar Vila. No podía ser de otra manera en esta novela que a ratos se coloca el cartel de urbana para enseñarnos el mundo actual que tan bien conocemos los vivos. Sus personajes se definen a si mismos en sus frases o hechos, y eso nos deja la libertad de decidir como son, de encariñarnos, de buscar con Vila en su pasado y descubrir que hay que defender aquello en lo que se cree; porque no todo el corrupción, no prejuzguemos... dicen sus palabras muchas veces.

     Lo cierto es que es una buena novela, no puedo decir que sea la que mas me ha gustado de la saga, pero es una buena novela. Dejo aquí igual que hago en la calle, la recomendación de descubrir la serie completa para así poder entender cada frase y, mas importante, cada tono, cada gesto, de sus personajes. Así que procuremos recordar que no toda la novela negra viene del frío, muchas veces la tenemos justo al lado. Y no viene mal que nos lo recuerden incluso con un premio literario.

     Hablando de premios literarios, ¿es cierto que tenemos prejuicios con algunos de ellos?

     Gracias

sábado, 23 de febrero de 2013

Aprender a leer




     Dicen que los lectores salemos de familias lectoras: mis padres jamás han leído mucho. Que nos fomentaban el hábito en casa: a mi me preguntaban para qué quería un libro que ya hubiera leído. Que es difícil que un lector se haga fuera del entorno del hogar: y yo se lo tengo que agradecer a los profesores de literatura. Supongo que cada uno sale de donde puede, o de donde le ha tocado estar, pero esto viene un poco a romper una lanza a favor de todos esos profesores que tiene que plegarse a unas listas de libros cerradas para leer en sus asignaturas. Esas personas que te hablan de sus pasiones lectoras con placer, que te dan más datos de los que aparecen en el libro y no se basan en fechas sino en vidas, esperando que un alumno levante la cabeza con interés en lugar de bajarla con desidia. Que se esfuerzan en que conozcamos al de Tormes, a la familia de Bernarda Alba, que paseemos por los Campos de Castilla con cuidado no haya en El camino una Colmena y que lo hagamos con una sonrisa, con placer.Si leer es una asignatura es porque es una obligación, si hay campañas para fomentar la lectura será que no es divertido... a fin de cuentas yo veo campañas para vacunarse, para dejar de fumar, para mamografías... pero aún no he visto campañas que inciten a comer helados o practicar sexo. Si acaso anuncios, pero no es lo mismo.Y no sólo eso sino que tienen que luchar con deportes, moda, revistas de adolescentes, ¡Justin Bieber! Ahora que lo pienso es toda una odisea. Además ellos ya saben que sus alumnos prefieren estar tras una varita de Harry Potter, un vampiro de Crepúsculo o, en el mejor de los casos, Gerónimo Stilton. Y sin embargo ahí sigue infatigable hasta que un día me levanto y pregunto por algún título para leer y me encuentro automáticamente con dos libros en el bolsillo. Sin embargo no fue eso lo que me llamó la atención, no. Lo que recuerdo de ese día fue la chispa en la mirada, ese segundo en que una cara se trasforma en otra presa de alguna secreta emoción que queremos que nos compartan. Eso quería yo y por eso los leí. Y comenzó un lento intercambio de títulos que hizo que mis horizontes llegaran un poco más allá, que Steinbeck me sonara y que Capote fuera algo más que un señor polémico que salía en fotos con la Monroe.
     Hoy veo que todos los que leemos presumimos de ello, enseñamos, decimos, convencemos... algunos incluso abrimos un blog. Y lo hacemos (yo lo hice) por comentar mis lecturas. Y descubrí el placer del diálogo sobre ellas, de la recomendación, del fisgar en lecturas ajenas cotilleando entre sus favoritos y de leer entre líneas. De hecho, cada día os doy las gracias por venir, a todos, por este espacio, por comentar vuestras impresiones, ideas, sugerencias, por participar en definitiva. He conocido rincones escondidos, autores, lectores, poetas, juglares... y he recibido tesoros. Y cada día, todos los días, me sorprendo y no encuentro otra cosa que decir que gracias. Lo que no hice nunca es agradecérselo a quienes nos inician en la lectura.

     Hoy tenía pensada una entrada genial, fantástica, pero me encontré con un viejo profesor (profesora en realidad). Y volví a casa pensando que había tenido suerte con la mayor parte de mis maestros, y llegué a casa dándole vueltas entre recuerdos y al llegar al estante que está junto a mi cama, donde guardo los libros que releo, me topé con La perla. Ese fue el primero de los muchos libros que me dejó mi profesora de lengua. Y pensé que tal vez, sólo por una vez, no estaría mal pintar un libro para escribir simplemente eso, "Gracias", y enviárselo. Aunque eso solo pasa en las películas ya que yo no tengo donde enviarlo ni modo de enterarme.  Por eso esta entrada, por eso recordar quienes fueron los que nos regalaron esos libros, nos los prestaron, nos los enseñaron... recordar, en definitiva, quienes fueron nuestros maestros lectores. 

     A mí, mi profesora de lengua me puso La perla en la mano. Y vosotros, ¿quién fue la persona que os puso en el camino de las lecturas?

     Gracias

viernes, 22 de febrero de 2013

Los crímenes de la calle Morgue. Edgar Allan Poe




     "Las características de la inteligencia que suelen calificarse de analíticas son en sí mismas poco susceptibles de análisis. Sólo las apreciamos a través de resultados. Entre otras cosas sabemos que, para aquel que las posee en alto grado, son fuentes del más vivo goce. Así como el hombre robusto se complace en su destreza física y se deleita con aquellos ejercicios que reclaman la acción de sus músculos, así el analista halla su placer en esa actividad del espíritu que consiste en desenredar. Goza incluso con las ocupaciones más triviales, siempre que pongan en juego su talento."

     Las novelas de detectives están de moda, o eso dicen. En realidad las novelas de detectives estuvieron de moda desde su aparición, la búsqueda de culpables por parte del lector siempre ha sido un pasatiempo celebrado por estos últimos. Y así han salido nombres que todos conocemos y recordamos. Por eso hoy he decidido buscar el origen de este tipo de novelas, y por eso hoy traigo a mi estantería virtual este libro. Hoy traigo, Los crímenes de la calle Morgue.

     Dos mujeres son asesinadas en un apartamento en París con una violencia inusitada. Cuando la policía se pone a investigarlo, pronto se encuentra en un callejón sin salida, así que la investigación termina por caer en manos de un detective aficionado, C. Auguste Dupin.

     Esta vez traigo un relato publicado por primera vez en el año 1.841 en el que aparece por primera vez el concepto de enigma en una habitación cerrada, aparentemente irresoluble precisamente por ese entorno. Está además basado en un caso real, aunque con muchas libertades, y su famoso detective, inspirador de grandes nombres como Sherlock Holmes, toma rasgos del famoso policía Vidocq. Con todo ello y junto a un narrador sin nombre y compañero de Dupin, desarrolla una historia en la que, para resolver los asesinatos presentados, hay que utilizar la inteligencia, la lógica y la capacidad deductiva.

     Es curioso como tendemos a encasillar a los autores de esas terribles etiquetas que se ponen a sus libros. Poe, conocido como uno de los maestros del terror, nos creó a Dupin y lo desarrollo en una serie de historias de corte detectivesco que no están en absoluto concebidas para dar miedo. En este caso se trata de una historia corta con una atmósfera asfixiante a ratos y escrita con la destreza a la que nos tiene acostumbrados a los que somos incondicionales suyos. Eso hace que, pese a estar perfectamente hilada y desarrollar el misterio para llegar a una perfecta resolución, se nos haga extremadamente corto. Y acudamos a por el resto de las historias de Dupin.

     Un clásico de las novelas de detectives, imprescindible tanto para los aficionados al género como para aquellos que siguen al autor. Bueno, en realidad imprescindible para cualquiera que se haya acercado en algún momento a una novela de detectives. Y ya sabéis, no os dejéis llevar por el nombre del autor, aquí no se trata de un asesino monstruoso que aterroriza una ciudad haciéndonos sufrir, sino de una mente brillante que analiza todo cuanto le rodea para buscar la solución a un enrevesado enigma.

     Y a vosotros, ¿os gustan las novelas de detectives?

     Gracias

jueves, 21 de febrero de 2013

Sin noticias de Gurb. Eduardo Mendoza




     "15.02 Me caigo en una zanja abierta por la Compañía Hidroeléctrica de Cataluña.
     15.03 Me caigo en una zanja abierta por la Compañía de Aguas de Barcelona.
     15.04 Me caigo en una zanja abierta por la Compañía Telefónica Nacional.
     15.05 Me caigo en una zanja abierta por la asociación de vecinos de la calle Córcega."

     Hace tiempo que llevo este blog como mis propias lecturas. De una forma un tanto desordenada, mezclando géneros sin un plan establecido, aunque os ahorro mis etapas eufóricas en las que descubro a un autor y me meto entre sus letras una novela tras otra hasta agotarlo, o agotarme yo. Esos también vienen, pero salteados. Precisamente buscando esa variedad ayer me tropezaba con un artículo que me ha recordado los buenísimos ratos que me hizo pasar el libro que hoy os traigo, las risas que no abundan demasiado en la literatura. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Sin noticias de Gurb.

     Tenemos entre manos el diario de un extraterrestre. En realidad son dos los que han llegado a Barcelona poco antes de las olimpiadas. Ambos pueden adoptar el aspecto que quieran y así sucede que uno de ellos se pierde con el aspecto de Marta Sánchez y al otro, el autor del diario, le toca salir a buscarlo.

     Visto así el argumento parece casi absurdo, y... lo es. Tenemos a dos seres que llegan por una avería en su nave, ambos se necesitan para volver y uno se pone a explorar, así que el otro lo tiene que salir a buscar durante 15 días en los que la mayor duda es si se irán y cuando a su planeta. Todo esto da lugar a una sucesión de situaciones disparatadas en una parodia que se disfraza de informe de literatura de ciencia ficción con precisión horaria. Y eso hace que se acentúe el tono paródico de un librito que se lee en un santiamén.

     Dicen que hacer reír es casi más complicado que hacer llorar, desconozco si es cierto, pero explicar una gracia suele hacer que pierda el sentido... y la gracia. Así que en este caso os contaré que mientras movía la cabeza negando, pensando eso de "es tontería", me reí y mucho. En una época en la que me gustaba y podía pasar las tardes sentada debajo de un árbol cualquiera conocí a Gurb, y descubrí que cuando te ríes la gente te mira con curiosidad, incluso buscan el título de lo que estas leyendo. Y volví a casa mirando con otros ojos la ciudad en la que me encontraba, supongo que con ojos un poco más "extraterrestres". Ojos de Marta Sánchez, de Papa, de conde Duque... es lo bueno de ser incorpóreo. Ojos inocentes, sorprendidos, divertidos...

     Hoy recomiendo un libro con sentido del humor que recuperó la tradición de las publicaciones por entregas en la prensa en el año 1990 y que un año más tarde ya se vendería en las librerías. Han pasado mas de veinte años, y sigue siendo divertido. Quien sabe, tal vez no hayamos avanzado tanto en algunas cosas como nos pensamos de la vida en las grandes ciudades y, tal vez, sigamos viviendo situaciones que rayan en lo absurdo. En todo caso, mi apuesta de hoy es por la risa.

     Y vosotros, ¿os cuesta más reír o llorar ante un libro?

     Gracias

miércoles, 20 de febrero de 2013

Terapia. Sebastian Fitzek




     "Pasada media hora, supo que jamás volvería a ver a su hija. Ella abrió la puerta, se volvió a mirarlo y después entró en la habitación del anciano. Pero estaba seguro de que Josephine, su hijita de doce años, jamás volvería a salir. Nunca más volvería a dedicarle esa sonrisa deslumbrante cuando la llevara a la cama. Nunca más volvería a apagar su  lamparita de vivos colores en cuanto ella se hubiera dormido. Y sus gritos espantosos en plena noche jamás volverían a despertarlo.
     La certeza lo golpeó con la violencia repentina de un choque frontal."

     Hoy traigo un libro de esos que me gusta denominar de consumo. Lo coges, lo abres y te pegas a sus letras durante horas, hasta que termina. No buscas una novela que haga historia, sino una que te haga disfrutar y perderte, alejarte de todo para descubrir, aprender, conocer... un libro que te atrape entre sus páginas. Hoy traigo, Terapia.

     Viktor es un conocido psiquiatra cuya hija de doce años padece una extraña enfermedad. En la consulta del médico que la trata, la niña desaparece sin dejar rastro y cuatro años después su padre se ha retirado a una isla remota. Allí conocerá a una mujer que tiene unas extrañas alucinaciones. En ellas ve a una niña pequeña, una niña que desaparece de la consulta de un médico, una niña que padece una rara enfermedad...

     Conocí a este autor hace relativamente poco.  De repente me fijé en una portada particularmente llamativa firmada por un nombre que me era desconocido y vi que había varios títulos del mismo autor, así que decidí llevarme uno a casa. El que encontré en formato más pequeño, para así aprovechar su lectura durante algún viaje sin que me ocupase demasiado espacio.

     Fitzek nos enseña en este libro, su primera obra, lo que luego va a desarrollar en los siguientes: que sabe enganchar al lector. Una vez pasas las primera páginas del libro, estas perdido. A cada página surgen nuevas dudas y juega con el lector para que desarrolle mil y un teorías que va echando a bajo a una velocidad de vértigo. Porque pese a ser un thriller psicológico, no busca cargar ambientes ni tampoco páginas llenas de descripciones que nos hagan ahogarnos, no. Aquí nos habla de manera concisa en un libro en el que abundan los diálogos y que transcurre en apenas unos pocos días y con un puñado de personajes a los que pronto identificamos con facilidad. Por ponerle una pega, muchos me habéis visto decir que me pone nerviosa que terminen los capítulos con dramatismo, pero en este caso ni me fijé porque sufrí esa curiosa enfermedad que lo único que te permite pensar es... "cinco minutos mas, a ver si me entero de...".

     Un libro totalmente recomendable para buscar un rato de evasión, para morderse las uñas, para estar entretenidos y dar vueltas a una historia cuyo final, a mi, me dejó de piedra. Y es que tengo que reconocer una cosa; disfruto como una enana de este tipo de libros en los que pienso soluciones, y sigo y sale otra, y sigo.. y cuando me quiero dar cuenta, ha terminado el libro. Y cuando eso pasa, busco si el autor ha escrito más, en este caso la respuesta fue afirmativa.

     Y vosotros, ¿cuál ha sido el último libro que os ha quitado horas de sueño?

     Gracias

PD. Hoy también hay book tráiler, aunque no termina de convencerme.



martes, 19 de febrero de 2013

El tambor de hojalata. Günter Grass




     "Lo reconozco: estoy internado en un establecimiento psiquiátrico y mi enfermero me observa, casi no me quita el ojo de encima; porque en la puerta hay una mirilla, y el ojo de mi enfermero es de ese color castaño que a mí, que soy de ojos azules, no es capaz de calarme."

     Hoy traigo uno de esos libros que todo el mundo conoce. Siempre digo que no me gusta dejar libros sin leer, bien, este estuvo varios años en mi estantería antes de que me atreviera con él. Lo cogía, miraba la parte de atrás y leía "obra cumbre de la literatura", y lo volvía a posar. Finalmente me atreví y por eso hoy traigo a mi estantería virtual un Premio Nobel. Hoy traigo, El tambor de hojalata.

     Conocemos a Óscar, un niño que a la edad de tres años decide dejar de crecer. Precisamente en este momento le regalan un tambor al que une su vida en un redoble frenético que lo acompaña siempre. Se convierte en percusionista, en loco, en persona aislada y, sobre todo, en crítico de todo lo que le rodea.

     Cuando uno se enfrenta a la lectura de este libro, percibe desde las primeras páginas que es una lectura distinta. Ya la abuela de Óscar se queda embarazada de su madre por esconder a un fugitivo bajo sus faldas y su madre, presenta a su marido con su amante para que sean amigos. Y así es como conocemos a Óscar, un niño que ya razona desde sus primeros momentos y cuya vida irá marcada por ese tambor y su propia voz.  Pero no somos los únicos en sentirlo así, ha sido una sensación recurrente para cualquier lector que se enfrentara a este libro.  Ya en 1958 y con la obra sin terminar, Grass leyó un capítulo durante una sesión del Grupo del 47 revolucionando al público que le otorgó un premio de 5.000 marcos. Cuando salió a la venta pronto captó la atención de todos por diferente, provocador, fresco, fantástico... los adjetivos se sucedían sin cesar y aún hoy se siguen haciendo traducciones de esta obra.

     Siempre se ha dicho que es un libro complicado, lleno de metáforas y simbolismos, que alterna tiempos verbales y con un curioso sentido del humor. Para leer con calma, tal vez alternándolo con otro libro, y con un cuaderno al lado.  Tomar notas, muchas, tantas que esta entrada sería interminable si hiciera alusión a todas. Pero la sensación que deja es tremenda, un regusto a gran obra que hace que terminemos satisfechos pensando en volver a repetir. Y, sobre todo, consigue que cada vez que echemos la vista atrás dotemos de más significado a lo ya leído; no sólo hay crítica o ironía en sus palabras, sino que a medida que vamos conociendo datos del autor vemos que hay sentido del humor, crítica, y mil matices más que nos acercan a la historia reciente de Alemania. Porque siendo justa, el libro es ágil pese a su extensión, pero lleva su tiempo, hay que paladearlo.
 
     Hoy os invito a conocer a un hombre que se negó a crecer, y lo consiguió pero solo por fuera. A conocerlo con 30 años y un tambor cuya música no deja indiferente, ni tampoco su voz capaz de romper cristales. Vemos pasar la vida y los sentimientos a su lado, una vida en la que nada es seguro y que ve desde su psiquiátrico, como si se tratase del mundo. No me cayó bien Óscar, no es la primera vez que me pasa, ya lo sufrió Ignatius o Holden y son libros que figuran entre mis favoritos. Nunca me ha importado si un protagonista me cae bien, lo que me gusta es que no me deje indiferente. Nunca me ha gustado la indiferencia y El tambor de hojalata no la conoce entre sus letras, ni tampoco la provoca.

     Y vosotros, ¿sois de los que conocéis El tambor de hojalata por haberlo visto o leído o tal vez se os resiste como me pasó a mi tanto tiempo?

     Gracias

lunes, 18 de febrero de 2013

Mr Gwyn. Alessandro Baricco




     "Mientras caminaba por Regent's Park -a lo largo de un paseo que, de entre muchos, elegía siempre -, Jasper Gwyn tuvo de pronto la límpida sensación de que todo lo que hacía para ganarse la vida había dejado de ser adecuado para él. Ya le había asaltado en otras ocasiones este pensamiento, pero nunca con semejante nitidez y tanta gracia.
     De manera que, de vuelta en casa, se puso a escribir un artículo que luego imprimió, metió en un sobre y llevó en persona, atravesando toda la ciudad, hasta la redacción del Guardian."

     Creo que no me hubiera acercado a este libro de no ser por @Offuscatio en una de estas conversaciones que tenemos sobre libros presentes, pasados e incluso futuros. Me lo señaló junto a otros y, pese a mi escepticismo inicial, me acerqué a él. Supongo que lo hice por el tema, algo había de un autor, y por quien lo firmaba, Baricco. Al final sucumbí y hoy traigo a mi estantería virtual Mr Gwyn.

     Conocemos a Jasper Gwyn, un escritor de relativo éxito que un día descubre que escribir no le sirve, que no quiere seguir haciéndolo. Así que redacta un manifiesto con cincuenta y dos cosas que no volverá a hacer. La última de ellas, escribir. Pasa el tiempo y descubre que no puede tampoco dejar de hacerlo, que lo necesita, así que tiene que dedicarse a algo. Y descubre que ya sabe a qué se quiere dedicar: quiere ser copista. O algo parecido a copista...

     Baricco escribe un libro único que tiene una trama bastante común. Y eso es todo un logro hoy en día. Como habéis podido observar el argumento es bastante sencillo, pero tiene un punto que lo hace especial. La nueva profesión que elige su protagonista es la que nos enseña el punto especial que debe de tener todo libro para que lo recordemos.  Su protagonista sabe lo que quiere ser y como no existe se lo inventa. Conjuga virtudes, inquietudes y necesidades para inventarse una profesión a su medida que pronto nos deja pegados a unas páginas que nos van acercando a este personaje. Lo acompaña una becaria, una mujer que se va tornando importante en una historia que no es de amor y que vamos leyendo despacio, paladeando las palabras.
     Es un libro corto, no llega a doscientas páginas, en el que nos encontramos esa forma de escribir que ya demostró en Seda, su libro mas conocido. Al leerlo queda la sensación e que Baricco escribe despacio porque su obra está pensada para ser leída despacio, deteniéndose en las palabras. Y da como resultado un libro lleno de imágenes casi imposibles, como un artesano de bombillas que las bautiza con nombres, que nos deja un regusto a nostalgia o tal vez a irrealidad. Pero no importa, porque nos lo creemos. En apenas unas pocas palabras nos da una imagen que no somos capaces de ver de otro modo, y así entramos en ese hermoso mundo que esperábamos al comenzar su obra. Y entramos en el mundo interior de sus personajes.

     No, no os voy a contar cual será exactamente la nueva profesión de Jasper Gwyn, pese a que nos lo desvelan pronto, ya que es un placer ir descubriéndolo convertidos en la sombra de este hombre. Y tampoco hablaré del misterio que encierra esta historia, porque sería imperdonable robaros esa parte. Lo que si os diré es que es muy difícil no encariñarse con este hombre mientras nos dejamos llevar por unas letras que no ocupan mas que una tarde sentados al calor, en nuestro sofá favorito, acompañados de este libro cuya portada es simplemente perfecta con esa huella dactilar de letras.

     Hervé Joncour tenía treinta y dos años. Compraba y vendía. Gusanos de seda.
     Seda. Alessandro Baricco.
     Este es el comienzo del otro libro citado en la reseña. Y sí, me parece hermoso y con un toque irreal. Os lo enseño porque no siempre nos fijamos en la forma de escribir que tienen los autores, y hoy me gustaría saber qué libro os ha gustado o disgustado mucho por la forma en que estaba escrito. No por nada... sino por leerlo, que hace tiempo que no asoma mi lado cotilla.

     Gracias

sábado, 16 de febrero de 2013

Entrevista a Roger Smith

Smith por Lieter Losskarn

     Roger Smith es autor de novelas como Capture, Diablos de polvo, Mixed Blood y Wake up dead. Tiene en su haber premios como el Deutscher Krimi Preis y utiliza el alias Max Wilde en alguna publicación.
     Hoy conocemos un poco más al autor.

 



      - Diablos de Polvo ha sido publicado en España con una buena acogida por parte de los lectores. Se trata de un libro devastador en el que pintas Ciudad del Cabo como un lugar tremendamente violento ante el que surge una pregunta. ¿Cuánto hay de realidad y cuanto de ficción en esa imagen de Ciudad del Cabo?
     - Ciudad del Cabo fue clasificada hace poco por la revista Slate como la ciudad más peligrosa del mundo situándola por delante de Bagdad, Río o Ciudad Juárez. Cape Flats, Un vasto guetto se las afueras de Ciudad del Cabo, es el hogar de miles de personas de raza mixta. Allí las estadísticas de asesinatos, violaciones y abusos infantiles son realmente difíciles de creer.
     Aunque Diablos de polvo no se desarrolla únicamente en Ciudad del Cabo, sino que también nos desplazamos por Johannesburgo, la región interior del Karoo y la provincia de KawaZulu-Natal. Hay, por lo tanto, muchas historias que contar sobre la Sudáfrica de hoy.
     Mis libros son ficción, por supuesto (de hecho espero que sean de ficción entretenida), pero también intentan transmitir la realidad de Sudáfrica, una realidad que los turistas no llegan a ver jamás. En realidad, opino que un escritor de novela negra en un país como Sudáfrica tiene esa obligación, la de representar una imagen honesta de la realidad porque la novela negra es más que un simple entretenimiento. Con unas estadísticas de homicidios que se disparan, donde una de cada tres mujeres son violadas a lo largo de su vida y cerca de 1500 niños asesinados al año, los sudafricanos no podemos mirar hacia otro lado ante los problemas sociales de nuestro país.
     Este es el contexto real en el que se desarrolla Diablos de polvo y lo que he escrito no es ninguna carta de amor.
     - Cuéntanos algo sobre tí mismo (es difícil encontrar información biográfica) y tus raíces. ¿Cómo viviste el apartheid?
     - Crecí en Johannesburgo, Sudáfrica, durante el apartheid. Por supuesto, al ser blanco, no tuve que sufrir las barbaridades soportadas por los ciudadanos negros, aunque el estado apartheid impuso unas tremendas leyes de censura culturales que limitaban el acceso a libros y películas. No podía leer a Karl Marx, William Burroughs o Lawrence, y en cambio la novela negra, subestimada totalmente, quedaba fuera del radar de dicha censura.
     Para los años 80 ya me dedicaba al cine. Comencé con la ambición de dirigir, y lo conseguí, también me dediqué un poco a la producción y finalmente mi trabajo era principalmente de guionista.
     En esa época y principios de los 90 Johannesburgo era el centro. Nunca hubiera pensado en moverme de esta ciudad pero, a finales de los 90 me dejé seducir por la promesa de un estilo de vida muy diferente, así que me acerqué hasta Ciudad del Cabo. Y durante un par de años si que viví en esta ciudad inmerso en una burbuja de sol y mar. Pero entonces me enamoré, y después me casé, con una mujer que creció en Cape Flats y mi visión de Ciudad del Cabo cambió de una forma espectacular, se amplió.
     - Sus comienzos literarios son entonces como guionista, ¿qué le hace salir de una carrera de éxito en la industria del cine para empezar a escribir?
     - Siempre quise escribir y he sido aficionado a la novela negra ya desde niño. Sin embargo durante el apartheid era un género fuera de lugar: ya teníamos crímenes de los que hablar. 
     Entonces un día cualquiera en 2007 me dije a mi mismo:"Bueno, eso es todo. Ya es hora de ver si puedes escribir esa novela negra". Así que me senté y escribí y el resultado fue Mixed Blooy y lo hice con muy pocas expectativas sin saber que estaba haciendo algo que cambiaría mi vida.
     - ¿Fue difícil llegar a publicar Mixed Blood?
     - Bueno, cuando terminé Mixed Blood decidí probar y lo intenté en Estados Unidos. Para publicar allí necesitaba un agente así que envié 250 consultas y Alicia Martell, agente con sede en Nueva York, quedó encantada con mi libro y accedió a representarme. Hoy tengo editores en siete países y Mixed Blood en los cines.
     - ¿Cómo es Sudáfrica hoy?¿Podría explicarnos un poco a los lectores españoles como son esos Capes?
     - Cuando termina el apartheid y Mandela llega al poder, hubo un período en el que Sudáfrica fue un modelo de trasformación. Luego Mandela pasó y los gobernantes del país se hicieron cada vez más corruptos, algo que suele suceder en la política. 
     La violencia, la pobreza y una de las mayores incidencias de SIDA en el mundo actual son los nuevos retos que quedan en Sudáfrica. Tenemos una constitución que da testimonio de la libertad individual pero las adolescentes se siguen vendiendo en matrimonios como si fueran esclavas en nombre de las tradiciones y algunos hombres siguen creyendo que el SIDA se cura con vírgenes (a menudo niños). El excomisario policial fue condenado a quince años de prisión por corrupción.
     - Volvemos a Diablos de polvo, a cómo surge la idea y cómo lo hace Inja, ¿existen hombres como Inja? (la respuesta desvela una parte de la trama)
     - Durante un tiempo tuve este diálogo, creo que de Tome Lee Jones, dando vueltas en mi cabeza:"He roto el culo negro de Nelson Mandela.  Fue enviado a prisión. He cambiado el curso de la historia y no es una maldita mentira"-
     Buen, ya tenía un diálogo y ahora me faltaba una historia. Y entonces, sin esperarlo, un hombre de setenta y tantos años que muere de cáncer de pulmón se va abriendo sitio en mi mente. Y resulta que este hombre me va contando que su nombre es Bobby Goodbread y que había pertenecido a la CIA durante años, participando en operaciones por todo el planeta, Angola, Vietnam, Sudáfrica.. Y cuando Carter saca a la CIA fuera de Angola, Goodbread casado con una mujer sudafricana y con un hijo, había encontrado empleo en el apartheid y terminado en la cárcel por las atrocidades que cometió.
     Resultó también que el hijo de Goodbread era muy diferente de su padre. Creció hasta convertirse en un periodista opositor del apartheid y se casa con una mujer de raza mixta y tiene gemelos. Robert Dell odiaba tanto a su padre que no lo había visto en veinte años. Lo que no sabía es que su esposa estaba teniendo una aventura con su jefe, uno de los hombres más ricos del país. Un hombre que, como muchos hacen en Sudáfrica en la actualidad, tenía una relación con los miembros del partido en el poder basada en la corrupción.
     Así que la esposa de Dell estaba en una cita con este hombre cuando el Ministro de Justicia envía dos sicarios para matarlo. Rossie escapa, pero uno de los sicarios la ve, un zulú llamado Inja, y la sigue para matarla. Cuando monta en el coche con su marido y sus dos hijos ve la oportunidad en lo que parece un accidente de tráfico. Pero Dell sobrevive y el Estado lo incrimina por el asesinato de su familia. Ahora el único que podía ayudarlo es quien había sido su enemigo: su padre Bobby.
     Y también apareció Inja Mazibuko, un hombre con SIDA convencido de que una virgen lo sanaría y estaba a punto de tomar a por cuarta esposa a una joven zulú de dieciséis años llamada Sundaym de la que no se sorprendió al descubrir quien era su padre.
     Por tanto, mi thriller Diablos de polvo: una mirada oscura y sangrienta al Sudáfrica contemporáneo, puede decirse que surgió de este diálogo.
     Y sí, los Inja Mazibukos existen y Sudáfrica tiene que reconocer su paternidad.
     - ¿Se lee novela negra en Sudáfrica?
     - Lamentablemente, Sudáfrica no es como muchos países europeos en los que hay más asesinatos en páginas de novelas negras que en la vida real. Sufre una epidemia de crímenes que cambia la percepción de esta novel. Y más si está ambientada en Sudáfrica. No es una lectura que la gente elija para relajarse.
     Sin embargo las buenas críticas a mis libros por los lectores locales y las interacciones en Facebook y Twitter que son entusiastas me dejan muy buen sabor.
     - Hábleme de Capture (libro que he intentado conseguir)
     - Capture sigue siendo una novela oscura, aunque es un poco diferente de las anteriores. Trata más de los demonios interiores, de los actos oscuros que pueden llegar a cometer personas supuestamente buenas cuando se les empuja. 
     Durante los últimos años me he quedado fascinado por el efecto que ha ido produciendo la delincuencia y corrupción en la conciencia de Sudáfrica. Se fomenta una elasticidad moral y la cultura salvaje permite a algunas personas perdonarse a si mismo sus propios actos criminales. Los protagonistas de Capture es lo que viven, un comportamiento cada vez más tóxico y violento.
     - ¿Qué le recomendaría a los autores que están empezando?
     - Que busquen y encuentren historias que les apasionen, les estimulen y exciten. Si estas conmocionado, horrorizado o conmovido por lo que aparece en tus páginas, los lectores también lo estarán.
     - ¿Está trabajando ahora en algo?
     - En este momento estoy revisando mi nueva novela de suspense, Sacrifice. Por primera vez no he creado un villano sino dos personas en estado de guerra consigo mismos.
     - Y por último, ¿qué está leyendo ahora mismo?
     - Tenth of December: Stories- George Saunders.
     
     Como siempre, mi agradecimiento al autor por responder a las preguntas y, por supuesto, a todos los que pasáis por aquí. Esta es vuestra casa.

     Bibliografía:
     - Mixed Blood
     - Wake up dead
     - Diablos de polvo
     - Ishmael Toffee
    - Capture

viernes, 15 de febrero de 2013

Diablos de polvo. Roger Smith




     " Rossie Dell había ido a ponerle punto final. Esta vez en serio. Entró por la puerta trasera, como lo hacía siempre. fue caminando desde Clifton Beach hasta el apartamento a nivel de calle, mientras el sol se hundía en el Atlántico como un cigarrillo en una cuneta. Vislumbró su reflejo- un borrón de piel morena y rizos enmarañados- al abrir y descorrer la verja plegable de acero que cubría las puertas de cristal del dormitorio. Así es como vivían en Ciudad del Cabo los blancuchos adinerados. Tras las rejas."

     Se impone un cambio radical y tras la entrada de ayer hoy giro el tono, el tema y casi hasta las maneras para hablar de uno de esos libros que marcan las lecturas de un año. Lo descubrí el año pasado gracias a las lecturas que se hacen en el Café, un lugar en el que he descubierto grandes títulos y mejores compañías lectoras. Hoy traigo uno de esos títulos a mi estantería virtual. Hoy traigo, Diablos de polvo.

     Dell tiene un matrimonio feliz y dos hijos. Claro que no sabe que su perfecta esposa lo engaña, pero se enterará. Asesinan al amante de la mujer y no la pueden dejar de testigo así que aparece Inja Mazibuko para sacar al coche de la carretera con toda la familia dentro. Delll sobrevive, mala suerte.

     Así empieza el libro, pero no sólo así, sino que ya en las primeras páginas Inja, "delgado y negro como un bastón de regaliz" se nos clava en el subconsciente. Porque es el malo, pero no un malo cualquiera de la literatura, sino EL malo. Y empieza la caza y el juego feroz en el que se ven involucradas además las vidas del padre de Dell, de Sunday una joven prometida y encadenada a ritos propios de la zona. Porque estamos en Sudáfrica, el terrorífico telón de fondo de esta novela llena de acción y sangre. Nos enseña un escenario con asesinatos, tradiciones que preferiríamos no saber, SIDA, enfermedades, más muertes... y no lo convierte en un personaje más de la novela, no le da tanta fuerza, pero nos va desgastando. Asistimos a una suerte de terror cotidiano en la que se desenvuelve esta historia contada de una forma directa. Como si el autor hiciera una autopsia sobre la mesa libre del depósito tras el accidente. Sus personajes son tremendos, y sí, sobre todo Inja. Un nombre que hace que se pongan los pelos de punta del lector que espera lo peor... y acierta.

     Posiblemente la única pega del libro es esa. Te sumerge en un terror cotidiano que deja de afectarte a medida que avanzas. Lo hace en conjunto, pero no a nivel individual. Y eso es también un horror; la costumbre ante determinadas situaciones. Un libro que me dejó huella y me enseñó una Sudáfrica que desconocía totalmente, y de la que lo único que podía pensar es; bueno, es ficción. Hoy me planteo cuánta parte del libro es ficción y qué partes son las que nos enseña de esta Sudáfrica moderna. No se vosotros que pensaréis, yo he optado por preguntarle al autor, así que mañana habrá una entrevista con Roger Smith.

     Hoy traigo un libro magnífico que cuenta una historia tremenda. Si me preguntan a mí recomiendo su lectura sin duda alguna, porque hace pensar y sentir y odiar incluso un poco a quien sale en él. Y mi duda es, ¿cuánto nos perdemos de lo que sucede en los países de al lado?

     Gracias

     PD. Hoy sí, el booktrailer



jueves, 14 de febrero de 2013

Be my Valentine



  
     Pues ya está. Ya hemos llegado a una de esas fechas que los calendarios nos obligan a conocer y las tiendas pobladas de corazones a no olvidar. Ya llegó San Valentín con sus formas redondas e infantiles (nunca he entendido bien que me pongan a un niño en pañales para intentar convencerme de tener una noche de cena, lencería y... ¿pañales? ¡Por favor!) y supongo que toca hablar de letras para esta fecha. 

     Este año quiero mi San Valentín y se cómo lo quiero. Y, sobre todo, se como no lo quiero. No quiero que venga en helicóptero porque la ventolera me despeina, no quiero que sea empalagoso, ni un vampiro, ni un estirado y por supuesto, tampoco un Highlander hormonado. Y si soy sincera, no lo conozco, pero no me atrae demasiado la idea de un tal Gregorio. Prejuicios supongo.

     Mi Valentín es de letras precisas y a ratos contundentes. Sabe perfectamente que Sexus, Plexus y Nexus forman la trilogía adecuada para trazar el camino hacia Trópicos más cálidos, ya sean de Cáncer o de Capricornio. Sabe que La sonrisa vertical también es la que se forma en los labios con la cabeza aún posada sobre la almohada pensando que hay posturas del Kamasutra que están concebidas para reír o, si acaso, para algún valiente integrante del Circo del Sol (y sólo cuando llevan arnés). Conoce, como no podía ser de otro modo My secret Life y La filosofía del tocador, al menos del mío. Recuerda cuantos eran los años de Las edades de Lulú y se deja embaucar de forma consciente por Cantos de Sirena.
     Sabe que Venus es algo mas que un planeta, o un monte puestos a pedir, y también que Sacher-Masoch es un autor cuyo éxito quedó rápidamente eclipsado por el término que acuñó. Conoce los secretos de Anaïs Nin y de Lolita, los de Emmanuelle y de O y también sabe que quedan muchos otros por descubrir.

     Decían no hace mucho que la literatura erótica estaba de moda. No voy a decir que no, pero siempre hubo literatura erótica como puede verse un poco más arriba. Todos conocemos La sonrisa vertical y hoy me pareció un buen día para recordar que existe. Porque es San Valentín y a mi no me gustan los bombones. Así que como regalo quiero una lista de aproximadamente 69 cosas. A saber; un bombín, una carretilla, una mesa de centro, un par de candelabros, una tortuga coja... Reconozco que la mitad ni las conozco pero prometen dar como mínimo para un buen rato de risas. Y siempre me ha gustado reír.

     En fin, que os deseo un feliz día si lo celebráis y un feliz día si no lo celebráis. Por mi parte es jueves. Sin mas. Y a vosotros, ¿os gusta San Valentín?

     Gracias

     Espero haberos hecho sonreír en algún momento, y recordad una cosa. Da igual si lo celebráis o no, lo importante es que no se nos olvide si lo celebra la persona con la que convivimos. Porque en caso contrario pueden pasar estas cosas (el vídeo es de un anuncio publicitario con contenido no apto para menores o cardíacos):




miércoles, 13 de febrero de 2013

El sueño del otro. Juan Jacinto Muñoz Rengel




     "Tenía miedo de salir a la calle. Y tenía miedo de quedarse allí solo, en aquella casa, en casa. Por esa razón había invitado a cenar a unos compañeros de trabajo. Pero había cerrado la puerta de la entrada dando una doble vuelta y no encontraba la llave. Ahora no podría salir. Tampoco nadie iba a poder entrar.
     No era de extrañar que la hubiera perdido. Aquella misma mañana había estado reordenándolo todo, porque últimamente las cosas no estaban donde debían estar. Nada lo estaba."

     Descubrí a este autor de mano de El asesino hipocondríaco. Un libro divertido y fresco que se desmarcaba de las temáticas habituales. Me sorprendió y me prometí seguir la pista a esta autor que no conocía y que, de repente, se había posicionado en muchas publicaciones literarias. Cuando hace unas semanas descubrí que salía a la venta el libro que hoy os traigo, no dudé ni un momento, tenía que leerlo. Y hoy lo traigo a mi estantería virtual. Hoy traigo a mi estantería virtual, El sueño del otro.

     Conocemos a Xavier, un profesor divorciado con una vida bastante pasiva, casi apática y a André Bodoc un hombre de éxito en el mundo de la comunicación, y también en la cama. Cuando uno se acuesta el otro se levanta. Porque ambos sueñan con la vida del otro y ambos son conscientes de sus sueños, así que... uno de ellos ha de ser el sueño del otro.

     Si con su primera novela os contaba que hubo momentos que me hicieron sonreír (aún me río con el "momento pastillas perdidas") en este caso tengo que decir que no me reí ni una sola vez. Más bien al contrario me iba sintiendo intranquila, angustiada por no encontrar la respuesta a la gran pregunta que plantea el libro. La barrera entre lo cierto y lo falso, la realidad y la ficción.

     A golpe de capítulos cortos vamos viviendo una rutina en la que uno se acuesta y otro se levanta. Cuando Xavier abre los ojos, es porque André los cierra y cuando uno vive algo, le repercute al otro. Poco a poco vamos viendo los mismos paralelismos que ellos, incluso más. Vemos un mundo lleno de verdades a medias y momentos que se desmoronan y también como el hacerse conscientes uno del otro les va cambiando, ayudando a tomar las riendas de determinadas decisiones. Hasta que aparece la necesidad de saber, de tener la certeza sobre la realidad y esa necesidad se instala en el lector que busca relaciones más allá de las que el autor nos señala. Asistimos atónitos a la invención de la noticia, la farsa informativa y las frases sueltas recogidas aparentemente al azar que provocan nuestra duda más allá del libro. Asistimos a sucesos y casualidades, suicidios y actos incomprensibles que razonamos buscando una explicación, necesitando una respuesta y eso hace que volemos por sus páginas.

     Y con todo, entre dudas y búsquedas, destaca por su sencillez. no se pierde en filosofías inalcanzables ni explicaciones enrevesadas, sino que nos conduce a un final que a mi me dejó satisfecha y que da para una muy larga conversación. Pero eso, evidentemente, sería un spoiler. Y es un libro para descubrir paso a paso, giro a giro, sueño a sueño.

     Una historia que os invito a descubrir a lo largo de trescientas páginas con un convencimiento: no os dejará indiferentes.

     Y tu, ¿con qué personaje sueñas ser?

     Gracias

lunes, 11 de febrero de 2013

Reina Lucía. E. F. Benson




     "A pesar de que aquella mañana de julio hacía un sol abrasador, la señora Lucas prefirió recorrer a pie la media milla que había entre la estación y su casa, enviando a la doncella y el equipaje en la calesa que su marido había mandado para recogerla. Después de cuatro horas metida en el tren, pensó que un breve paseo resultaría muy agradable; pero existía otro motivo, inconscientemente alimentado, que la impelía a semejante ejercicio, aunque procuró apartarlo de su pensamiento. Por supuesto, todos sus amigos de Riseholme sabían que su regreso se produciría ese día preciso a las 12:26, y a esa hora las calles del pueblo a buen seguro estarían llenas de gente. Así, todos verían cómo la calesa con el equipaje se detendría a la puerta de The Hurts, y nadie, salvo la doncella, bajaría de ella."

     Hoy traigo la primera entrega de una saga de seis novelas que cuentan con una gran cantidad de seguidores y que destila humor británico. Hoy traigo a mi estantería virtual, Reina Lucía.

     Conocemos a Emmeline Lucas, Lucía para los amigos, una mujer casada con un rico de provincias que vive y reina en el pueblo de Riseholme. Nada sucede sin que ella se entere o tenga algo que decir. Hasta que aparece Olga Braceley que amenaza con quitarla su reinado y ante eso... hay que tomar posiciones.

     Es curioso como hay autores que de repente nos sorprenden. Esta novela la descubrí sin darme cuenta de que ya conocía al autor. Claro que lo conocía por sus relatos de terror. Y esta novela tenía visos de hacer reír. Así era difícil que los relacionase. Por eso mi sorpresa fue mayúscula al encajar la pieza, justo antes de comenzar el libro. Y me llevé toda una sorpresa, vaya que sí.

     Es un libro muy dinámico cargado de ironía que nos sumerge en un pueblo pintoresco a más no poder. Sus personajes son todos diferentes, y todos gozan de sus propias particularidades que van mostrando sin pudor alguno. Lucía se desmarca desde las primeras líneas como la excentricidad personalizada y es imposible no reírse cuando nos habla de Shakespeare o de Claro de Luna. Además está acompañada de personajes como Georgie o ese curioso gurú que nos trae de cabeza. Esta escrito de una manera muy ágil, de tal forma que, aunque no soltemos una carcajada, si que se conjugan la risa y la curiosidad sobre lo próximo que sucederá en Riseholme. Y eso nos lleva por las páginas a velocidad de vértigo. Es de esos libros que decimos "se lee solo". Y es que no viene mal de vez en cuando un libro que nos haga sonreír, incluso reír a carcajadas viendo entrar a dos hermanas por la ventana y a su hermano atizador en mano. Contiene la dosis justa de comedimiento para no caer en ser una simple sucesión de chistes, de hecho se ve claramente la crítica al snobismo y la burguesía con un humor inglés apto para todos tipo de lectores. Además, y pese a ser varios volúmenes, no hace falta leer el resto.

     Hoy es lunes, y me apetecía empezar la semana sonriendo de la mano de Reina Lucía. Y vosotros, ¿Qué libro os acompaña hoy lunes?

     Gracias

     PD. Hoy sí, el book tráiler.



sábado, 9 de febrero de 2013

Entrevista a Juan Manuel de Prada




Fuente: http://www.juanmanueldeprada.com/
     Juan Manuel de Prada nace en Barakaldo en 1.970, aunque pasó su infancia y adolescencia por las tierras de Zamora. Con dieciséis años comenzó a escribir relatos, aunque se desplazaría a la Universidad de Salamanca a estudiar Derecho. No ejerció jamás como abogado, y en 1.995 publicaría Coños y dos años más tarde se alzaría con el Premio Planeta con su libro La tempestad. Tiene además varios premios que reconocen su labor periodística como el Mariano de Cavia o el Joaquín Romero Murube.


     - Como muchos, lo conocí con La tempestad, y he ido siguiendo su trayectoria literaria y sus publicaciones hasta que, tras 5 años sin publicar nada, he podido leer su último título, Me hallará la muerte. Es el intervalo más largo, ¿por qué tanto tiempo?
     - La razón fundamental radica en que no he querido ponerme a escribir una novela hasta que tuviera en la cabeza una historia que a mí me pareciese lo suficientemente interesante y atractiva como para plasmarla en una novela. Por otra parte, he de decir que también he atravesado por una etapa de cierto descreimiento y escepticismo acerca del sentido que puede tener escribir novelas, pues creo que las grandes obras ya están escritas y en estos aproximadamente cinco años de barbecho creativo me he cuestionado en profundidad si verdaderamente puedo aportar algo con mi modesta producción literaria. Al final me puse a escribir, quizá porque no pude evitarlo.
     - Además es usted un hombre que nos ha acostumbrado a hacernos partícipes de su opinión sobre la realidad, la actualidad... ¿cuál cree que es la actualidad literaria entre papel, digital, pirateos y demás?
     - Creo que el mundo editorial, en general (incluyo la prensa escrita), está llegando a su fin tal y como lo conocemos, pues internet, y las nuevas modalidades de edición digital, están ocupando el lugar que ha tenido hasta hoy la edición en papel. Quizá este fenómeno no plantearía mayor problema si se respetase la propiedad intelectual, cosa que actualmente no está ocurriendo. Yo, desde luego, soy partidario de la edición en formato libro tradicional, pues para mí el libro es un objeto digno de culto; no me imagino una casa sin libros impresos (no, desde luego, la mía), ni un mundo sin bibliotecas y librerías tal y como las conocemos todavía.
     - Veamos, el título… ¿por qué elige precisamente este título, un verso de Cara al sol? ¿Es algo que puede interpretarse como provocación o tal vez asume que mucha gente no lo va a relacionar al verlo?
     -  La verdad es que ni lo uno ni no otro. Simplemente elegí este verso del Cara al Sol como título de la novela porque, lejos de pretender una exaltación de todo lo que dicho himno significa, el citado verso tiene mucho que ver con lo que ocurre en la novela. Tenga en cuenta que el alistamiento del protagonista en la División Azul es un episodio clave en “Me hallará la muerte”.
     - Cuando uno se acerca al libro no puede evitar pensar en “otro más” sin embargo se ha desmarcado con una historia en la que La División Azul es protagonista tomando así un rumbo diferente del habitual, ¿por qué la división azul?
     - Pero lo cierto es que no se han escrito mucho libros o muchas novelas acerca de la División Azul, aunque sí sobre la Guerra Civil. Ahora bien, “Me hallará la muerte” no es en absoluto una novela sobre la Guerra Civil, ni tampoco sobre la División Azul (que protagonizó, en el frente ruso de la Segunda Guerra Mundial, algunos de los episodios militares más heroicos de nuestra historia reciente). El asunto de la División Azul me procuraba la coartada argumental necesaria para que el protagonista (o los protagonistas, si tenemos en cuenta la dualidad que plantea la novela) estuviese muchos años (concretamente doce) ausente de nuestro país y muy alejado de la gente y el ambiente que frecuentó, así como de las cuentas que dejó pendientes antes de su marcha.
     - ¿Cómo surge Me hallará la muerte, cómo nace Antonio Expósito?
     - Nace de la necesidad -digámoslo así- de recrear una historia sobre suplantación de personalidad que, a su vez, me sirviera para indagar en asuntos que me interesan especialmente como temas de mis novelas. Algunos de ellos son la dualidad o incluso el carácter poliédrico de la personalidad; la línea tan difusa que, en ocasiones, separa el acto heroico de la vileza; la culpa y, sobre todo, la idea de que sobre la base de un mal, no se puede obtener un bien. Básicamente así surge el personaje que dará vida a la trama.
     - Y, tras leer la novela, es imposible no preguntarse por el tiempo que se tarda en escribir un libro en el que un hombre intenta ser otro, una historia sobre historia olvidada, una época…
     - Pues entre la labor de documentación, la escritura, el transcribir mi manuscrito (pues mi escritura es de puño y letra), y la corrección, unos dos años.
     - En casi todos sus libros, por no decir en todos, el lector reflexiona sobre lo que lee, como si usted buscase precisamente eso por encima del acto lúdico que es la lectura. ¿Cuál sería la reflexión buscada en Me hallará la muerte?
     - Efectivamente, en mis novelas, además de contar una trama protagonizada por unos personajes, me interesa reflexionar sobre algún asunto que aparece como clave en la obra, y con ello, como es lógico, me interesa también animar al lector a esa misma reflexión. En “Me hallará la muerte”, lo que planteo es, además de todos los grandes temas a los que ya hemos hecho alusión en esta entrevista, la idea de que el mal nunca nos puede conducir a algo bueno; más bien todo lo contrario, el mal va degradando y envileciendo a los personajes y también a las sociedades. Lo dice uno de los protagonistas de la novela, refiriéndose al tema de Macbeth: “Fíjate en Macbeth: pensó que entre él y la corona de Escocia no había más obstáculo que el cuerpo durmiente de Duncan. Y decidió matarlo, creyendo que así lograría alcanzar un mayor bien. Pero la vida es una unidad, el ser humano acaba siempre pagando el precio de las consecuencias de sus actos malos. Y lo mismo les ocurre a las sociedades y a las naciones. […]”
     - ¿Cómo recuerda sus comienzos en el mundo literario?, ¿ha quedado algo de aquel Juan Manuel de Prada?
     - De mis comienzos en el mundo literario, como es natural, tengo el recuerdo del deslumbramiento inicial que te produce el poder verte de pronto en el lugar en el que antes veías a los autores de los libros que leías. Pasas de buscar y contemplar libros y escritores entre los anaqueles de las bibliotecas o las librerías a verte a ti mismo junto a todos esos nombres que tanto ocuparon tu tiempo de lectura. Por lo demás, y como creo que también es natural, el deslumbramiento viene del hecho de llegar -o creer haber llegado- adonde tanto anhelaste, que no es otra cosa que el poder vivir de la escritura.
     - ¿Es una vuelta en toda regla a la literatura? ¿Está en su cabeza o tal vez sobre el papel alguna nueva historia?
     - “Me hallará la muerte” es, desde luego, una vuelta a la novela o, si lo prefiere, una vuelta a la literatura, que, en realidad, yo nunca había abandonado. En cuanto a la segunda pregunta, sí tengo alguna historia en la cabeza, pero son varias cosas y no merece la pena hablar ahora sobre ellas; quizá sea demasiado pronto, y lo más conveniente es dejar madurar todo un poco. Ya veremos.
     - Por último, me gustaría saber cuáles son sus favoritos literarios, y qué libro está leyendo actualmente.
     - Pues, aunque suene tópico decirlo, mi favorito de verdad es Cervantes. Creo que después del Quijote, todo lo demás no es sino añadidura; pero no es necesario ponerse tan radical. Lo cierto es que me gustan los grandes autores de la literatura universal y que pueden estar en la mente de todos: desde Homero o Virgilio hasta nuestros días. Puedo destacar, cómo no, a los grandes novelistas del siglo XIX, como Víctor Hugo o Dostoievski. También a Henri James o a Marcel Proust. Entre los autores contemporáneos destacaría a Don de Lillo, Paul Auster (especialmente el “primer” Paul Auster) o a James Ellroy

     Quede mi agradecimiento a Juan Manuel de Prada por haberse acercado a este blog y haber respondido tan amablemente a las preguntas y, como no, gracias a todos los que venís cada día por aquí.

     -Bibliografía:
     - El silencio del patinador
     - Coños
     - Las máscaras del héroe
     - La tempestad
     - Reserva natural
     - Animales de compañía
     - Las esquinas del aire. En busca de Ana María Martínez Sagi
     - Desgarrados y excéntricos
     - La vida invisible
     - El séptimo velo
     - La nueva tiranía
     - Me hallará la muerte

viernes, 8 de febrero de 2013

Me hallará la muerte. Juan Manuel de Prada




     ¿Cuán cerca puede estar un héroe de ser un villano?
     ¿Qué separa la epopeya de la farsa?

     Hoy no pongo un fragmento de la novela, de hecho comienzo con la frase que acompaña al texto escrito y lo hago porque es la pregunta que hizo que me llevase el libro a casa. Una pregunta formulada mil veces de mil formas diferentes, pero que sigue teniendo tirón. Con ella recuperé a un autor que creía perdido y que me había cautivado hace años. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Me hallará la muerte.

     En Madrid a principios de los años 40 conocemos a Antonio y a Carmen, delincuente de no demasiada monta que "trabaja" en el Retiro. Esos delitos le llevan a tropezarse con la justicia y el tropiezo a su vez a alistarse en la División Azul y a dar con sus huesos en Rusia y en un gulag. La vida le da la oportunidad de regresar vivo a su país, pero no sólo eso, sino que también le da la oportunidad de regresar a una nueva vida convertido en otro hombre, a no ser que le descubran.


     Conocí a este autor con La tempestad, una obra que devoré en cuestión de horas y me que dejó un poso perenne durante meses. Me encantó. Incluso hoy pertenece a ese tipo de libros que se recuerdan a media sonrisa. Así que llevada por ese placer recordado me fui acercando a todas las obras del autor hasta hace cinco años. En ese momento se desvaneció de las librerías y hasta hace poco tiempo no volví a tener noticias suyas y de su regreso con una obra nueva así que acudí a la librería con curiosidad. Como comentaba al comienzo, esa pregunta hizo que el libro se viniera conmigo el primer día y me invitó a descubrir una historia completísima. La de Antonio Expósito.


     Estamos ante un novelón, con mayúsculas. Una historia dividida en tres partes en las que acompañaremos a Antonio a lo largo de su vida y su evolución. En la primera lo conocemos, abandonado de pillastre a delincuente, es un hombre con poco escrúpulo que se ve acompañado por Carmen. Avanzamos en la novela para llegar a la División Azul, la parte que puede echar atrás a muchos lectores pensando en otra novela de guerra. Allí Antonio conoce a Gabriel, un hombre al que se parece extraordinariamente aunque sólo en su capa exterior y yo conocí la dureza el frente, la captura y el horror del gulag. Y así llegamos a la última parte, en la que Antonio regresa pensando que alcanzará la tranquilidad en su nueva vida y se verá acosado por las sombras de su propio secreto. Así nos descubriremos leyendo una novela negra. Porque hay un poco de todo en este último título de Prada y ya sabéis que no me gustan las etiquetas literarias, casi ninguna etiqueta en realidad, y aquí nos movemos en una novela histórica, bélica, negra... dependiendo del momento.


     Prada es uno de esos autores con estilo propio a la hora de contarnos historias y en este título lo mantiene. Hay descripciones tremendas salpicadas de reflexiones y opiniones vertidas por el narrador, juicios que nos quedan claros y que no buscan denigrar a unos para ensalzar a otros. Porque no se ensalza a nadie en un libro que trata de las oportunidades y de la forma en que se pagan los actos. Porque aquí el fin no justifica los medios si estos son malos, y la maldad no queda limpia si no se purga. Eso me quedó claro. 


     Si esta semana hablaba de novelas cortas hoy traigo una de casi seiscientas páginas llena de personajes potentes. Por eso termino haciendo una mención a las mujeres en Me hallará la muerte, porque en este libro caben amores y pasiones también. Y ya que termino hablando de personajes y puesto que ayer preguntaba por un libro del año pasado, hoy me gustaría saber qué personaje es el que descubristeis el año pasado y aún recordáis.


     Gracias


     PD. Mañana entrevistamos al autor


jueves, 7 de febrero de 2013

Intemperie. Jesús Carrasco




     "Desde su agujero de arcilla escuchó el eco de las voces que lo llamaban y, como si de grillos se tratara, intentó ubicar a cada hombre dentro de los límites del olivar. Berreos como jaras calcinadas. Tumbado sobre un costado, su cuerpo en forma de zeta se encajaba en el hoyo sin dejarle apenas espacio para moverse. Los brazos envolviendo las rodillas o sirviendo de almohada, y tan sólo una mínima hornacina para el morral de las provisiones."

     Es curioso como existen distintos tipos de fenómenos editoriales. Por un lado tenemos los que nos llegan producto de la controversia y copan los primeros puestos de las listas durante meses (vease pornomamá), por otro están los que llegan con una campaña de marketing en la que hablan de los contenidos del libro, y que logran impulsaros a las listas de ventas (seguro que se os ocurren muchos ejemplos) y luego están los menos habituales. Esos que aparecen de vez en cuando y que nos cuentan que ha llegado un gran autor, una maravillosa pluma salida de la nada, y que todo lector cae rendido a sus pies. El libro que hoy traigo pertenece a estos últimos. Hoy traigo a mi estantería virtual, Intemperie.

     Intemperie nos cuenta la historia de un niño que huye de su vida. La que le ha tocado. Y lo hace en un entorno hostil marcado por el  hambre y la sequía. En su camino, del cual él mismo dice que lo peor que puede pasarle es "dar la vuelta al mundo y acabar de vuelta en el pueblo" se encuentra con un pastor de ovejas que será su improvisado maestro y compañero de viaje.

     Si algo tiene este título es que es absolutamente definitorio. A la intemperie es como queda el jovencísimo protagonista de esta historia. Dejado, abandonado en su propio plan de huida, a las inclemencias del tiempo, el hambre, el sol... y de la vida.
     Tengo que decir que tras comentar el libro con  @gancedo, @Offuscatio y @manel2071 tuve que confesar tener miedo escénico a no estar a la altura del que muchos han bautizado ya como mejor libro del año, y acabamos de empezar. Suele pasarme que cuando veo estas etiquetas entregadas casi de forma unánime me echo a temblar. Pensad que mi última experiencia con autor que empieza y todos dicen que es una maravilla... no estuvo demasiado bien.
     En este caso coincido en que su obra recuerda a McCarthy, tal vez por lo feo del panorama, seguro que por el viaje adulto/niño en el que dudas que vayan a sobrevivir.. y coincido también en que nos lo recuerda con un estilo más cercano a Delibes. Es lógico, todo sucede por aquí cerca, y no hay un fin del mundo. Es sólo una sequía, pero hay que sobrevivir. Y nos compone una dura historia que no deja de ser conmovedora sin arrastrarnos al sentimentalismo y que está afianzada en unos personajes sólidos que buscan dejar huella en el lector.

     Dicho esto, y aunque coincido que es un buen libro, y que la historia me ha gustado, no he podido evitar notar cierto tono forzado, como de artificio rebuscado en algunos momentos. Como si todos esos ecos a obras ya consagradas fueran intencionados y medidos por parte del autor. Hay frases brillantes, destellos de genialidad a la hora de elegir las palabras, pero me ha rechinado a ratos el tono, como si el narrador engolase la voz para hacerse notar en esta historia sin nombres y con apenas diálogos. Y eso, en mi caso, ha empañado una gran lectura, porque lo es. Lo que no comparto, es que vaya a ser la mejor lectura del año.
Estoy segura de que las habrá mejores, al menos para mí. O tal vez eran ciertos mis temores y no estoy a la altura.

     Y vosotros, este año que acaba de empezar no, pero del año pasado ¿Cuál fue vuestra mejor lectura?

     Gracias


   

miércoles, 6 de febrero de 2013

Noches blancas. Fíodor Dostoyevski




     "Y no he vuelto a ver a Nástenka. ¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores que se puso en los cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás! ¡Que su cielo sea sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te bendigo por el instante de alegría que diste al transeúnte melancólico, extraño, solitario... ¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida?"

     Hay ciudades, y tal vez San Petersburgo sea la mas importante, en las que se produce el llamado sol de medianoche. Durante unos días el sol no llega a pasar por debajo del horizonte y en la ciudad parece que el tiempo se detiene para brindar 24 horas de luz y atardecer y  madrugada se confunden en los relojes. Un fenómeno de esa naturaleza ha aparecido de forma recurrente en la literatura en narraciones y poemas. Hoy traigo a mi estantería virtual un  libro que lo toma como título; hoy traigo, Noches blancas.

     Conocemos a un joven pobre y solitario; un soñador tímido que imagina su futuro aún inmerso en su perenne soledad solamente rota por su imaginación. Este hombre conoce a una adolescente, Nastenka, que aparece en su vida entre lágrimas relatándole que está esperando al hombre que ama. Es irremediable, él se enamora de Nastenka... e intenta ayudarla.

     Ya he comentado alguna vez que hay autores que intimidan. Por eso es muy importante saber a qué lectura nos queremos enfrentar de entrada y, precisamente por eso, es bueno tener opciones que, aunque no sean tan conocidas, nos pueden resultar más afines. Hoy traigo a mi estantería una novela corta o relato largo de un nombre impresncindible de la literatura. Su segunda novela en realidad. En ella apreciamos aún una influencia romántica, ya que el argumento es una historia romántica al uso. Y también podemos vislumbrar una época en la que el autor era un soñador que quería dedicarse a escribir, más o menos a la edad del protagonista. Y todo ellos disfrutando de una forma de escribir en la que ya se apreciaba al genio de su posterior creación literaria.

     Una mujer, dos hombres, un par de cartas, una decisión y una gran historia de amor y desamor que acompañamos sintiéndonos afines al protagonista, que es quien nos relata la historia. Vemos sus sueños y temores y, poco a poco, nos enamoramos de esa mujer a la que ayuda deseando que no salga bien... que el amado no regrese de su viaje para poder tener la oportunidad de estar con ella. Para atrevernos a soñar. Y a veces el destino nos deja esa posibilidad abierta en esta historia que se desarrolla en apenas unos días. Viviremos pendientes de sus letras para saber si se enamoran o si el pretendido regresa. Para saber, en definitiva, que le espera a nuestro ya querido narrador que parece depender de una palabra de esta joven. Porque si algo consigue el autor es que en un puñado de páginas se agolpen los sentimientos del lector; un lector que juzga, que comprende, que se enfada, sonríe, se entristece... y eso, según mi opinión, es lo que hace grande un libro. Y no tiene que ver con el número de páginas que hayan impreso.

     Hoy os dejo una opción para acercaros a uno de esos nombres que intimidan, Dostoyevski, y una ventana para asomaros a una hermosa historia con un final redondo. Porque esta historia, no podía tener otro final.

     Y vosotros, ¿sois más de libros largos o historias cortas?

     Gracias

martes, 5 de febrero de 2013

Respirar por la herida. Víctor del Árbol



     "El paisaje no miente pero la mirada los disfraza, de modo que cada vez el mismo lugar es distinto, como si lo que vemos fuera un reflejo de nuestro estado de ánimo.
     Una señal desdibujada junto a la carretera de Toledo indicaba la entrada del pueblo. No era bonito, ni siquiera tenía la iglesia románica que al menos tienen todos los pueblos feos. Pero estaba en el mapa y existía."

     Conocí a Víctor del Árbol con La tristeza del samurái, un título que me encantó y que luego resultaría ganador del Prix du Polar Européen. Y me quedé con su nombre. Era inevitable que su siguiente libro cayera en mis manos, por eso hoy traigo a mi estantería virtual Respirar por la herida.

     Conocemos a Eduardo. Un pintor marcado por la pérdida de su mujer y su hija en un accidente de tráfico. Le han quedado secuelas físicas también, pero son menos importantes que la herida que lleva dentro. En otro tiempo, en otra vida, era un pintor admirado; hoy hace retratos que su marchante le consigue. Y bebe. El último encargo lo lleva a conocer a una mujer, Gloria, con la que comparte soledad, pérdida y desesperación. El encargo que recibe será el más raro que jamás haya escuchado, quiere el retrato del hombre que mató a su hijo.

     Tengo que decir que lo primero que me perturbó del libro fue la portada. Pareciera que el hombre del cuadro se inclina con dolor y suficiencia para ser él quien tiene una mejor perspectiva de nosotros. No puedo evitar la sensación de estar inclinándome para apreciar mejor las sombras que cruzan su cara con gruesos trazos. Entonces miré el título, Respirar por la herida, casi tan gráfico como la portada. Según el diccionario significa "Manifestar una persona un sentimiento, especialmente negativo, que mantenía oculto." Tal vez entre las pinceladas de esa portada, había que leer este título.

     Víctor del Árbol hace un ejercicio tremendo en esta novela en la que hay muertes, pero no investigadores policiales que enseñan su brillante placa; hay miedos, terrores, pero alejados del género; hay sentimientos, pero no es un drama al uso; y hay, sobre todo, personas. Porque es una historia de personas que ven como la vida les trata bien, llevan vidas felices y tranquilas, y de repente todo cambia y pierden aquello que tanto querían. Y la vida se convierte en un tormento y soledad en la que nada parezca merecer la pena, ni nada importe demasiado. Ni siquiera el motivo por el cual nuestra marchante de arte nos sigue buscando trabajos.  Y es en este estado en el que se conocen Eduardo y Gloria, en un momento en el que, como dice el propio autor, "sus soledades chocan para volver a alejarse". Comparten la pérdida de un hijo en un accidente y ahora ella quiere un retrato del conductor. Y Eduardo accede sin saber que con ello abrirá un camino para todos sus fantasmas abriendo una puerta que será imposible cerrar.

     Fiel a su estilo directo nos enseña a todos sus personajes colocándonos en situación, vemos las cicatrices el cuerpo y las del alma, las marcas que la vida les ha ido dejando. A todos, al joven chino, a la casera, al compañero de celda, al conductor... porque todos ellos son los que nos enseñan que la vida es muy dura para algunas personas y que el mal puede teñirlo todo. Y observamos la venganza, la lealtad, el resentimiento, la dejadez... en un mundo teñido de colores oscuros que nos atrapa en sus redes generando la necesidad de saber hasta donde llegan en sus caminos de sexo pagado, venganzas y secretos. Caminos en los que aparecerán también la lealtad y la compañía que se hacen los que se comprenden, aunque sea un momento, y caminos que se tejen de una forma tremenda para llevarnos poco a poco al tema central: la vida. Porque estamos ante un libro de la vida, una vida que no es hermosa pero que es la que hay que vivir, en la que se sigue adelante por costumbre, por dejadez, agarrados a un recuerdo, al dolor, a una botella, lo mismo da. La opción es peor, así que seguimos viviendo. Y tal vez eso convierta a nuestros personajes en eso que llaman "supervivientes".

     Me ha gustado mucho este libro, el estilo desprovisto de florituras innecesarias, las rases certeras sin ser escuetas, y los temas que trata que se desmarcan de los comunes, han hecho que su autor sea uno de los que siga de cerca. Si aún no lo habéis descubierto, os recomiendo cualquiera de los dos títulos aquí nombrados.

    Hoy mi pregunta es un poco diferente, no preguntaré por gustos o pareceres, sino por lo que llamó mi atención desde el primer momento. ¿Qué os parece la portada de este libro?

     Gracias