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miércoles, 30 de junio de 2021

La virgen negra. Ilaria Tuti

 


      Tras haber leído su primera novela, tenía curiosidad por saber cómo iba a continuar lo que era a todas luces una saga. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La virgen negra.

     Teresa Battaglia sigue trabajando como policía mientras lucha contra su terrible enfermedad intentando que nadie lo descubra. Ahora llega a su mesa el caso más extraño de su carrera: ha aparecido un cuadro pintado hace más de medio siglo con sangre y, junto a Marini, le va a tocar investigar qué se esconde tras el macabro hallazgo. 

     Si están de moda las novelas negras con protagonistas peculiares, Tuti se lleva la palma. Battaglia está luchando contra el alzheimer. Un punto que a mi me resulta excesivo y que relata quedándose en la parte más básica de la enfermedad que hace que haya postit y tarjetas para ayudarla y que, a priori, solo ella ve. Pero bueno, estamos ante una novela de ficción y si ella tiene este problema y su mano derecha Marini está traumatizado, yo avanzo. Solo lo comento porque la novela, para mi, peca de excesiva y quiero explicar los motivos. El caso es que aparece un cuadro cuyo autor está vivo pero no habla desde que apareciera en el bosque sujetando el lienzo y recurren a un descendiente para que les cuente la historia que ha pasado por varias generaciones sobre este hombre. Y la novela se desdobla entonces en dos hilos, porque uno es el presente en el que se investiga y otro es el pasado en el que nos van relatando, para ir con un ritmo variable hacia una conclusión que peca, para mi, de precipitada. 

     Tuti ya había dado muestras de cuidar su prosa y utilizar un vocabulario escogido y alguna figura literaria que diera buena cuenta de su calidad en su novela anterior pero en este caso peca de exceso. La novela utiliza un lenguaje demasiado florido en sus descripciones y es que no por colocar mucho adorno se ve la casa más bonita y eso es algo que ha perdido de vista la escritora al dejarse llevar en exceso por la necesidad de adornos, lirismos y demás familia. Más allá de eso la trama se le va un poco de las manos, algo que intuimos en las primeras páginas en las que sucede algún detalle inexplicable, no sabemos si paranormal o no, en una novela que en todo momento me ha mantenido con una ceja levantada entre sorprendida y a la espera de lograr engancharme a la historia.

     La virgen negra es una novela curiosa que no me he creído en ningún momento y que está recibiendo un respaldo de la crítica que me hace pensar que quizás haya sido yo la que no haya estado a la altura. Así que, por favor, leed y comentadme. Si algo tienen de bueno las charlas entre lectores es que nos aportan nuevas visiones de nuestras lecturas una vez finalizadas.

     Y vosotros, ¿sois de comentar vuestras lecturas?

     Gracias.

lunes, 28 de junio de 2021

Hermanos de Sangre. Ernst Haffner

 


     "Diminutos integrantes de una sinuosa, fatigada fila de hombres que se extiende por el largo patio de la fábrica y dos pisos más, los ocho chavales de la pandilla Hermanos de Sangre hacen cola y aguardan, al igual que otros cien, a que por fin los dejen pasar del terrible frío húmedo a las cálidas salas de espera. Faltan todavía tres o cuatro minutos. Después, a las ocho en punto, se abre la pesada puerta de hierro en el segundo piso. El centro de beneficencia del distrito Berlín-Mitte, en la Chausseestrasse, da el tirón de arranque para la puesta en marcha de su complicada actividad burocrática. El impulso se propaga en sucesivos serpenteos por la hilera humana. Los integrantes avanzan, arrastran los pies, sostienen en las manos una gran cantidad de papeles exigidos. Previsoramente ha sido publicado con autorización oficial un manual impreso que detalla, en una columna interminable, los papeles necesarios y los veinticuatro puntos de la ciudad donde pueden obtenerse".

     Lo mismo que se publican al año decenas de libros sobre la II Guerra Mundial, hay un periodo que está más o menos olvidado por la literatura y que a mi me resulta particularmente interesante: el de entreguerras. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Hermanos de sangre, una relectura.

     Los hermanos de sangre son una banda como otra cualquiera que sobrevive en la Alemania de entreguerras haciendo lo que sea necesario para ello. Conocemos sus historias de una forma casi relatada, alterna, para saber de dónde vienen y el poco futuro que parece esperar a estos huérfanos de guerra en su mayoría, que acaban en casas de acogida de las que huyen debido a las condiciones y el trato recibido, hacia una vida en la calle que los hermana en cuadrillas de raqueros supervivientes.

     Pocos datos existen sobre el autor de este libro. Se sabe que lo publicó en 1932 y que, tras el ascenso al poder de los nazis, fue uno de los miles de títulos prohibidos y perseguidos. De hecho, a finales de esa misma década, Haffner fue, al igual que sus editores, condenado por la Reichsschrifttumskammer y se cree que el autor del libro murió y junto con estos hechos, la historia que relataba en su novela. Hasta que en 2013 una editorial modesta decide publicarla y es aceptada con entusiasmo por el público y la crítica. Ahora, además de la historia, son conocidos los intentos de la editorial por dar con alguien de la familia del autor llegando incluso a poner anuncios en la prensa que jamás han dado frutos. Como podéis ver, los libros son mucho más que las historias que relatan. Hoy, con la novela leída, supongo que la novela se prohíbe porque la imagen que nos deja de Alemania dista mucho de ser la de un lugar maravilloso poblado por una raza superior. Pero esto ya es elucubrar.
     Lo que si puedo es contaros que el autor mediante sus historias nos deja un retrato fiel de la sociedad empobrecida que sale de una guerra diezmada económicamente y con familias que son, cuanto menos, damnificados del momento en el que les ha tocado vivir. Queda un país en el que los barrios bajos, la prostitución y la diferencia de clases sociales marcan la vida de sus habitantes, sobre todo en ciudades como Berlín. Hay miseria y enfermedades en la lucha constante de esos jóvenes a los que el autor no concede tregua y una crítica social que no se detiene en las casas de acogida o en los correccionales en los que muchos de ellos acababan. Avanza mediante el ejemplo de dos chicos que intentan cambiar su futuro trabajando en  una idea y comenzando un negocio, hasta las dificultades para la reinserción en una sociedad en la que se te estamentaba convirtiendo tus posibilidades de mejora en algo prácticamente inexistente dependiendo del lugar que te hubiera tocado en suerte al nacer o de los errores que fueras cometiendo. Siempre que fueras pobre, claro. Porque la clase privilegiada ni siquiera habla de cometer errores. Pero en el lado de la banda de Johnny, en la cola del paro, o en la de Willi Kludas, que huye a Berlín para buscar una vida mejor y acaba siendo un hermano de sangre, las cosas no son fáciles en absoluto. He tardado hoy en poner nombre a los protagonistas porque, más allá de la estampa Dikensiana de las historias personales, lo que me ha interesando de la novela es el retrato global en el que el lector  sabe que los nombres no importan porque está ante la historia de miles de personas, de miles de nombres. Acostumbrada a representaciones positivistas menos sucias, Haffner abre los ojos a una ciudad implacable con la población de grupos marginales a los que pisotea la inocencia sin piedad porque ellos, ilusos, creen que pueden aspirar a algo mejor.

     Hermanos de sangre me ha parecido una magnífica novela que destaca como fresco de una época olvidada y que, en los casos en los que ha sido representada, lo ha hecho bajo una perspectiva desenfocada, más un fondo que una propia historia: la de los que sufrieron la guerra cuando esta terminó y que sufrirían la siguiente sin saberlo, tras haber luchado en las batallas de las calles.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 21 de junio de 2021

David Golder. Irène Némirovski


      Si algo tienen de bueno las ferias, es que los puestos de las librerías exponen siempre una zona con los libros elegidos por el librero en la que podemos encontrarnos pequeños tesoros. Hoy traigo a mi estantería virtual, David Golder.

     Conocemos a David Golder, un banquero millonario que ha descubierto eso de que el dinero no da la felicidad junto a una mujer fría como un témpano y una hija manipuladora que parece tener, junto a su madre, el vicio de gastar todo lo posible. Y ahora, tiene problemas serios de salud. Eso significa que sus acciones caen y, evidentemente, su mujer interesada en el dinero no se va a quedar a su lado.

     Para los que somos lectores habituales de Némirovski es fácil reconocer en esta novela a algunos de sus personajes habituales que están, en mayor o menor medida, basados en vivencias de la propia autora. La familia millonaria que no es precisamente buena, el judío avaricioso (no olvidemos que la autora se convirtió al catolicismo), la arpía, la hija caprichosa... La verdad, desconozco cómo era la familia de la que procedía la autora, pero dicen las malas lenguas que es de dónde bebía para crear sus personajes. Y con eso ya lo digo todo.

     En esta ocasión nos presenta a un hombre que ha salido de un país pobre y de un barrio aún más pobre, y que ha conseguido triunfar en la vida hasta convertirse en uno de los hombres más ricos de su país. Así el Golder: infeliz pero rico o rico pero infeliz. Y además lo hace en apenas un puñado de páginas en las que el lector casi puede sentir el dolor de un infarto y también la desesperanza más absoluta de quien no es querido, a quien atacan rompiendo su corazón y provocando un daño superior al del problema cardiaco. Golder va a descubrir casi todo por las malas y el lector lo acompaña pensando eso de que el dinero no da la felicidad y que tal vez, solo tal vez, no le hubiera ido tan mal aunque con menos lujos, si no se hubiera embarcado en cambiar de vida. Quién sabe lo que es mejor para cada uno. Incluso el propio Golder reflexionará sobre ello. Némirovski nos deja así una historia triste hasta el desconsuelo en la que el lector se ve atropellado por la magnífica narración capaz de sumergirnos en la historia. Una historia con una familia terrible cuya hija me ha dejado una honda huella.

     David Golder es una gran novela en la que la autora muestra su maestría narrativa y que recomiendo abiertamente tanto a sus lectores habituales como a los no iniciados. La vida es dura.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 16 de junio de 2021

Después. Stephen King

 


     "Los muertos están obligados a decir la verdad, algo que viene bien cuando quieres conocer la respuesta a una pregunta, pero, como he comentado, la verdad puede ser un auténtico asco".

     Libro de King que sale, libro que me compro. Es un vicio como otro cualquiera. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Después.

     Conocemos a Jamie en la veintena y llega dispuesto a contarnos su historia. Una historia que comenzó el día en que vio a su primer muerto o, mejor dicho, su primer espectro. Porque Jamie ve muertos, algo que puede ser útil siempre que los muertos no den miedo. En realidad todos los muertos pueden dar miedo, solo que los hay de dos tipos: los que dan miedo porque conservan el aspecto que tenían al morir y eso puede significar que lleven heridas atroces, y los que dan miedo de verdad, por dentro.

     Comenzaba diciendo que soy fan de King, lo que supone que comencé hace años a leerlo, en mi adolescencia, y que su terror era bastante efectivo. Con el paso de los años un lector pierde la inocencia y el terror, ayudado por películas y videojuegos, evoluciona. King en cambio permanece inmutable.

Cierto es que le gusta colocar a algún pobre hombre en las inmediaciones de Maine y dedicarse a putearlo de forma incansable hasta que el pobre hombre llega a su límite. Pero también lo es que a King le encantan sus niños en bicicleta. En esta ocasión al tratarse de un recuerdo de la infancia tenemos precisamente a un niño, con o sin bicicleta, que le toca ver espectros de muertos. Cambia de lugar pero no de piel y el niño nos cuenta su historia dejándonos averiguar lo que él quiere y cuando él quiere. Y nos anuncia ya en la primera página: estamos ante una historia de terror. El caso es que, cuando alguien muere, el niño es capaz de verlo (y tiende a saludarlo con la mano)  e incluso hablar con él si no ha muerto hace demasiado tiempo. Y vive entre el temor de ver a un accidentado terrible que le haga temblar y el de ser tratado como un loco si se descubre su gran secreto. Cuando iniciamos la historia, solo su madre lo sabe. Y ni siquiera habla de ello. Al menos hasta que le resulta útil. Y me diréis entonces que para qué puede resultar útil un muerto. Bien, desde encontrar un manuscrito hasta descubrir un culpable o un escondite no compartido en vida son algunas de las aplicaciones de este don que se amparan en que los muertos no mienten. Pero en esta vida todo tiene su riesgo y quizás alguno de estos muertos, sobre todo si se trata de una persona no demasiado recomendable, pueden albergar en su interior algo que asuste mucho más que una cara destrozada. Y luego están los vivos. Porque si algo aprende Jamie es que el mal existe en vida exactamente igual que tras la muerte, y le va a tocar experimentarlo muy de cerca. No diré de mano de quién puesto que se trata de un libro corto, pero lo cierto es que, tratándose de malvados, aquí la vida se lleva el premio gordo.

     Como he dicho la novela es corta y el lector asiste a ella más como una introducción a las novelas clásicas de King que como una historia completa y es que, una vez que lo terminas, te quedas preguntándote qué habrá pasado con un par de flecos bastante importantes que se suponía iban a asustarte y se quedaron, como mucho, en poco alegres. Ya sé que no soy la persona adolescente que alucinaba con payasos metidos en alcantarillas o con enfermeras que tenían a un cerdo de mascota y un escritor de rehén, pero también lo es que aquí falta profundidad en la historia como para lograr que realmente me importe lo que sucede o llegue a empatizar con el miedo del protagonista que no llega a trascender en ningún momento las páginas del libro. Toca una parte policiaca de forma importante al fijarse en la pareja de la madre de Jamie pero, ni con mucha imaginación alcanza la calidad de Mr Mercedes. Y es que, pese a mis buenos ojos y mi lectura nostálgica, tengo que reconocer que se ha quedado corto en más de un sentido.

     Después se anuncia, incluso por el propio narrador, como una novela de terror. Y ante eso tengo que decirle al señor King: lo siento querido, pero esto no es una novela de terror. Al menos no a la altura que sabemos que llega. Y tras esto solo añadir que por supuesto que voy a seguir leyendo al maestro, para qué fingir lo contrario.

     Y vosotros, ¿ qué libro tenéis entre manos esta semana?

     Gracias.

lunes, 7 de junio de 2021

La anguila. Paula Bonet

 


     "Pintando aprendí a mirar, entendí que la realidad es mucho más compleja de lo que parece, la pintura me ayudó a resolver lo que no se puede decir con palabras y es en la mancha donde consigo entender algo".

     Me gustan mucho las pinturas de Paula Bonet. Y poco más puedo añadir sobre el motivo por el que compré su novela. A veces es así de simple: me gustaba cómo se expresa en los lienzos. Hoy traigo a mi estantería virtual. La anguila.

     Estamos ante una novela de autoficción. Esto significa que con un fuerte contenido autobiográfico, del que muchas veces ya tenía noticia como seguidora de Bonet, la autora utiliza la ficción para encontrar la forma de relatar su historia. Una historia que había dicho muchas veces que pintaba porque no encontraba las palabras y que ahora ha sabido plasmar con letras. Y saber eso significa entender el desbloqueo para hablar que sufren muchas personas incluso años después de lo que les haya acontecido. También es importante para entender por qué unos tienen nombre y otros no en esta novela, para ver similitudes pero no buscarlas y entender que solo una concepción estética como la de Bonet puede concebir esta novela.

     Si en "Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END" la autora se asomaba a su propia historia dejando al lector realizar una parte del camino entre sus ilustraciones, en La anguila se muestra de una forma más directa sin por ello perder parte de la esencia de la artista que se muestra más entre bambalinas que de cara al escenario. Y es que es cierto que en la novela conocemos a una estudiante de Bellas Artes que nos muestra sus pasiones, la pintura, su abuelo, sus cartas y citas. También es cierto que se desnuda y nos habla de tres hombres a los que, lejos de poner un nombre, cita con un apelativo, ya sea "Sinnombre", "Hombrecito" o "Premio Nacional de Poesía", reclamando como propia una historia en la que dando nombres podríamos despistarnos al juicio olvidando, como ha pasado más veces, fijarnos en la víctima. Y es que Bonet habla, sí, de abortos (voluntario o no) y de abusos (sexuales o no), habla de familia y de admiración incondicional, habla de aprender a pintar y no habla, pero deja una clara muestra, del por qué de su evolución, de aprender a expresarse, de elegir qué y cuánto mostrar y añade también citas y pasiones. Al igual que sucede con su obra pictórica en La anguila leemos un contraste de belleza, aquí plasmada en una búsqueda del lirismo, con la realidad más sucia y ese es el punto fuerte de la novela. La mezcla, el batiburrillo a ratos de las formas utilizadas, las técnicas, las vías, para componer una idea general al final de la novela que permanece fija en el lector. Y es que a estas alturas he descubierto que le preguntaría muchas cosas pero ni un solo nombre, porque cuando alguien se desnuda uno no pregunta de qué marca eran sus zapatos.

     "La anguila" es una primera novela de quien ya había encontrado vías para relatar su historia. Es un pulso estético con la realidad, una reivindicación de la propia identidad y un homenaje a quienes han marcado tu vida. Me ha gustado. Tiene además un puntito disfuncional... como la propia vida.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 2 de junio de 2021

Dersú Uzalá. Vladimir Arseniev

 


     Hoy más que hacer una reseña voy a dar testimonio de una curiosa experiencia lectora y es que ya os anticipo que pocas veces me ha sucedido como con este libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, Dersú Uzalá.

     Arseniev fue un militar ruso que tuvo la misión de explorar y cartografiar una parte del vasto país. Concretamente la región situada en el extremo oriente. Una zona con colonos, gente desplazada y tribus nativas llena de bandidos que podían convertir la experiencia en algo aterrador. Es en una de esas experiencias cumpliendo su misión que el autor conoce a Dersú, un gold, un hombre de la montaña cuya comunión con la naturaleza y los ríos y bosques deslumbra a Arseniev. Dersú será el guía del autor por esa zona y juntos se enfrentan a animales tanto como a crecidas de ríos, tormentas o bandidos mientras que las descripciones naturales abruman al lector tanto como debieron de hacerlo los parajes al propio autor. Y así se suceden los encuentros forjándose una amistad que cristaliza en una invitación del militar para compartir los últimos años con un hombre que entristece tanto lejos de su entorno como para necesitar volver.

     Me ha sucedido con este libro un fenómeno curioso. Vaya por delante que no soy particularmente aficionada a la lectura de viajes, me gusta más hacer la maleta y, como mucho, comprarme una guía Aguilar para no perderme. Así que me embarqué en esta lectura que se me hizo lenta y pesada entre tanta descripción de nieve, bosque y animales como escarabajos que ocupaban páginas y páginas. Y, sin embargo, y fiel a eso que muchos no entienden, no abandoné la lectura. Dersú iba y venía y yo ya iba mirando y me daba cuenta de que la cosa se ponía intensa pero seguía sin estar particularmente absorta, diría que incluso ni siquiera muy interesada debido a la tremenda lentitud. Y entonces llega el final y algo hace click despertando emociones por sorpresa. A traición. Y me quedo perpleja porque es muy difícil que eso suceda, si algo te aburre no suele haber vuelta atrás, pero me he tropezado con una excepción.

     No ha mejorado mi opinión, no me entendáis mal. Pero me ha parecido sumamente extraordinario que, incluso en un género que no frecuento porque me aburre, en un libro que efectivamente lo hace, me ha dado una pena terrible lo que me iban relatando en la parte final. Algo tendrá este libro a fin de cuentas cuando incluso Akira Kurosawa realizó una película y, aunque no puedo precisar qué es, sí reconozco que lo he sufrido. Y esa es la experiencia que se gana durante la lectura, las sorpresas que deparan los libros que muchas veces trascienden de lo que relatan a la forma en que lo hacen consiguiendo atraparte de un modo u otro en su trampa en blanco y negro.

     Dersú Uzalá es toda una curiosidad. Y me ha gustado la experiencia. Más que el libro.

     Y vosotros, ¿sois de literatura de viajes?

     Gracias.