Germinal. Emile Zola

     "- Debe hacer buen tiempo fuera.Ven, salgamos
     Étienne luchó al principio contra aquella demencia. Pero el contagio también alteraba su cabeza, más sólida, perdiendo incluso la sensación de lo real. Todos sus sentimientos se alteraban, sobre todo los de Catherine, agitada por la fiebre, atormentada ahora por una necesidad de palabras y de gestos. Los zumbidos de los oídos se habían vuelto murmullos de agua corriente, cantos de pájaros; y olía un violento perfume de hierbas aplastadas, y veía con toda claridad, grandes manchas amarillas volaban delante de sus ojos, tan anchas que se crecía fuera, junto al canal, en los trigales, en un día de hermoso sol.
     - ¡Mira, hace calor!... Cógeme y sigamos juntos siempre, siempre."


     Hoy traigo una obra que me ha conmovido profundamente, no porque sea un melodrama, sino por la realidad que plantea. Parece que, desde que me adentré en su historia no soy capaz de decir su título como si fuera una única palabra. Cada vez que pienso en él, me sale decir Ger-mi-nal.

     Estamos en Francia, en 1866, Étienne Lantier da un bofetón a su patrón y pierde el empleo por ello. Acaba por encontrar empleo en las minas de carbón. Veremos su trabajo, las condiciones laborales, la crisis y la huelga que vivió este hombre.

     No es sin embargo la historia de un solo hombre, es una historia social casi desgarradora por su crudeza. Germinal no es sólo una historia de mineros en huelga sino que es mucho más. Es un infierno en tierra que viven muchas personas que, por su condición, son olvidadas por la sociedad. Es una historia que seguro podemos trasladar a la actualidad, una crítica que podemos utilizar actualmente también, realizada por un escritor más nombrado que leído por un gran sector de la población.

     Zola es elegante siempre, y descarnado a la hora de arrojar luz sobre este sombrío mundo de las minas, no sólo físicamente sino más aún en sus interioridades. Vemos un grupo de mineros ahogados en vida por los que empieza a fraguar el resentimiento y la frustración. Son sueños aplastados por las piedras de una mina, ideales oscurecidos por el polvo del carbón y vidas asfixiadas cuando no directamente perdidas. Pese a eso, el ser humano se agarra a un ápice de vida, por ínfimo que sea, hasta que llega el punto en el que explota, el hambre en este caso, que les lleva a la huelga. Toda esta presión hace que emerja el interior del hombre, y vemos al ser humano desnudo, lo bueno y lo malo, de la mano de este magnífico escritor.
     Como ya he dicho, hoy traigo Germinal, un libro imprescindible que deberíamos leer y no olvidar.

     Gracias

PD. Hay libros que no tienen booktrailer, pero tienen unas crónicas que merecen igualmente ser traídas aquí. Para muestra esta:

     «Gér-mi-nal, Ger-mi-nal, Ger-mi-nal...», éste era el grito que el 5 de octubre de 1902 una delegación de mineros franceses coreaba al arrojar sus ramos de rosas rojas sobre la tumba de Émile Zola: cinco mil parisienses habían recorrido las calles de París con el féretro del escritor que había abanderado el enfrentamiento con el sector más conservador de la sociedad francesa a raíz del conocido como «affaire Dreyfás».