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miércoles, 28 de enero de 2015
F. Daniel Kehlmann
"Años más tarde, ya adultos desde hacía mucho y cada uno enredado en su propia desgracia, ninguno de los hijos de Arthur Friedland recordaba de quién había sido realmente la idea de ir a ver aquella tarde al hipnotizador."
Ahora tengo la sensación de que fue hace mil años que encontré por casualidad en una librería un libro titulado "La medición del mundo" y me pasé toda la noche leyendo hasta terminarlo teniendo clase al día siguiente. Pero aún así, guardo el recuerdo de la historia que contaba y las sensaciones que me produjo. Por eso cuando la semana pasada vi este libro me fijé en el autor, y por eso sentí la imperiosa necesidad de llevármelo a casa. Y por eso también, hoy traigo a mi estantería virtual, F.
Conocemos a Arthur Friedland un hombre que parece tener una vida mediocre. De hecho es un escritor mediocre que no logra publicar con una familia absolutamente mediocre en la que lo único que llama la atención son sus gemelos. Y los gemelos, como todo el mundo sabe no son algo tan extraordinario. Un día, tras acudir a un espectáculo de hipnotismo, decide romper con todo, coger su coche y desaparecer cambiando de vida. Y sus tres mediocres hijos nos lo recordarán veinticuatro años después mientras nos vamos enterando del derrotero que han tomado sus vidas.
Es curioso como llaman la atención los libros de títulos tan escuetos que se quedan en una única letra. Desde aquel "Q" de Luther Bisset, o el conocido "V" de Pynchon hasta el que hoy os traigo, parece que encierran un enigma que a muchos nos atrae más que esa moda surgida hace un par de años en la que los libros llevaban títulos que bien podían equipararse a los platos del menú de un restaurante de autor. En este caso, título y diseño, son un enigma, la nebulosa letra que tal vez esconda una figura, una distorsión, un engaño... me han parecido todo un acierto.
Pero hagamos una pequeña disección de este hombre, Arthur, que tras dejar claro que no cree en el pobre espectáculo de un hipnotista decide cambiar de vida. Deja a sus tres hijos, uno de una relación anterior y los inseparables gemelos de su matrimonio, vacía la cuenta, y desaparece. Este hombre que no publicaba, consigue entonces escribir libros que ven la luz, siendo el primero de ellos Mi nombre es Nadie; un libro que desata además una pequeña ola de suicidios y cuyo contenido nos explican brevemente. Un hombre que tal vez haya marcado con su abandono la vida de estos tres niños a los que volveremos a reconocer ya de adultos: uno de ellos, refugiado en la comida y con la fachada de un sacerdote, sigue aferrado al único regalo que le hizo su padre, un cubo rubik. Y los gemelos, dos niños que viven presos de su propia condición que les obliga a saber lo que piensa el otro, soñar sus sueños, pronunciar sus respuestas y que terminan alejándose con el único propósito de poder tener secretos que lo sean realmente, blindar una pequeña parte a esa suerte de escrutinio genético que les ha regalado la naturaliza. En esa lejanía tampoco tienen vidas plenas, también se han visto encerrados en vidas que no les agradan, vidas cerradas y carentes de un significado para hacerles felices... y presos además cada uno de un secreto, tal vez buscado para demostrarse que pueden, tal vez provocado por esa sensación de no estar completos al faltar su otra mitad, su otra voz. El caso es que los tres tienen unas vidas igual de grises y ajadas que la que tenía su padre, vidas casi desperdiciadas en rutinas que han desembocado bien en neurosis, o en adicciones azucaradas. Y todos conscientes de la existencia de su padre, es más, no pensemos que la desaparición de Arthur es permanente, no, ni mucho menos. Ahora falta saber qué provoca su reaparición y en qué forma lo hace.
Tengo que reconocer que el libro no me ha durado nada. Está dividido en partes perfectamente estructuradas que nos permiten conocer las distintas voces de la historia. Y señalo aquí un magnífico pasaje en el que el autor nos regala una misa cantada y pensada simultáneamente por el protagonista de esta parte del libro, que consiguió arrancarme un par de risas a traición. Con una prosa salpicada de reflexiones, el autor busca sacudir al lector con una novela en la que no hay simpatías hacia ninguno de sus pobladores, aunque sí que podemos toparnos con un par o tres de incómodas situaciones que nos resulten vagamente familiares.
El resultado es un espléndido juego de espejos, en el que el lector no puede evitar preguntarse qué pasa realmente con F y si tal vez, y sólo tal vez, el tan famoso F, (los Friedland, seguro que ya lo habéis pensado), no lleva el nombre de Nadie, y si tal vez, no estemos dentro de un laberinto como el que nos muestra en otro pasaje, en el que estamos leyendo un libro, que habla de otro libro, que es el libro... o tal vez no.
En todo caso me ha parecido una novela diferente y con una historia francamente disfrutable que nos invita a cambiar de perspectiva y dejar que todo se difumine. Y justo en ese momento aguzar la vista y ver qué nos queda; lo importante. Veamos la F.
Esta semana aún no os he preguntado, ¿qué libro estáis leyendo?
Gracias
No lo conocía pero me ha gustado mucho lo que cuentas. Yo estoy con El amor huele a café de Nieves García Bautista. Muchos besos.
ResponderEliminarHoy no me tientas con esta novela. No la veo para mí.
ResponderEliminarSiempre paso con miedo por aquí porque sé que me voy a marchar con los dientes que no me caben en la boca. Odio tu capacidad para convencerme demasiado a menudo.
ResponderEliminarBesucos.
No conozco al autor pero desde luego has conseguido con tu reseña hacerme muy atractivo este libro.
ResponderEliminarYo he empezado En el lado de Canaan y de momento me está resultando una lectura muy agradable.
Besos
Se nota que el libro te ha gustado, pero esta vez no me acaba de llamar la atención. Yo estoy con dos, All the bright places de Jennifer Nivel y El umbral de la eternidad de Ken Follet que me va a durar lo suyo jeje
ResponderEliminarUn beso!
Suena interesante. Lo tendremos en cuenta. Un besote!!!!
ResponderEliminarMe ha llamado mucho la atención tu reseña, me parece muy interesante el libro la verdad así que espero poder leerlo en un futuro no muy lejano.
ResponderEliminarGracias por la reseña!
Yo ahora estoy empezando mi segunda novela de David Safier, "Muuu!", espero que me guste tanto como lo hizo en momento "Maldito karma"
Un saludo!
Es genial cuando un libro te absorbe de esa manera y años después aún lo recuerdas tan bien.
ResponderEliminarNo conocía al autor, pero desde luego parece una novela diferente.
Yo estoy leyendo "Doña Milagros".
Un beso
Es genial cuando un libro te absorbe de esa manera y años después aún lo recuerdas tan bien.
ResponderEliminarNo conocía al autor, pero desde luego parece una novela diferente.
Yo estoy leyendo "Doña Milagros".
Un beso
Es genial cuando un libro te absorbe de esa manera y años después aún lo recuerdas tan bien.
ResponderEliminarNo conocía al autor, pero desde luego parece una novela diferente.
Yo estoy leyendo "Doña Milagros".
Un beso
Una vez más, debo decir que este es uno de esos libros a los que quizá no les hubiera prestado mucha atención de no haber leído tu reseña y te agradezco por eso; uno más para la lista interminable. Respecto a qué estoy leyendo, empecé anoche Del amor y otros demonios y por lo que parece, no me va a durar mucho ;)
ResponderEliminarBesos.
Hola Silvia... Pues casi mejor que este señor no publicase... lo digo por la ola de suicidios que provocó uno de sus libros... jajaja
ResponderEliminarEstoy leyendo "Vientos de invierno"
Besos
Estoy con Los mares del sur y El niño del pijama de rayas. Me están gustando las dos. El que propones no me lo llevo. No me termina de llenar. Un beso.
ResponderEliminarEsta semana he dejado la lectura a un lado pues tengo unos trabajos pendientes y a todo no llego......Besicos
ResponderEliminarParece un libro muy interesante, yo estoy terminando La estrategia del pequinés, besotes!
ResponderEliminarA este autor no lo conocía y al libro tampoco pero siendo una lectura diferente merece la pena anotárselo
ResponderEliminarBesos
no se porque me dió mucha curiosidad esta portada
ResponderEliminary eso que se dice que nunca hay que juzgar
...
no encuentrto un momento pa leer... porque libros tengo apilados
:(
No sé si hoy acaba de llamarme mucho este que nos traes, creo que esta vez no acabo de verle el "gancho". Aunque es cierto que a veces esos títulos atípicos, muy breves (o muy largos) pueden ser un buen reclamo.
ResponderEliminarYo estoy con Ofrenda a la tormenta, terminando con la trilogía de Dolores.
Besines!
Por lo que mencionas en la reseña , si parece un libro diferente, muy buena tu propuesta de hoy.
ResponderEliminarAbrazos!!
Desconocía al autor y un título tan sencillo. Ha sido bueno que lo presentaras.
ResponderEliminarUn abrazo
La portada es sencilla pero a mí me parece inquietante. Tomo nota que quiero disfrutar de esta lectura diferente.
ResponderEliminarUn beso.
No sé el libro, pero el autor me ha despertado la curiosidad.
ResponderEliminarAhora no tengo apenas tiempo de leer (cosa que espero que cambie radicalmente en febrero), pero en los pocos ratos que consigo por las noches, estoy disfrutando de "Maus".
Besos!
Con lo que comentas, apuntado queda, aunque primero va Pynchon. Otro que me apetece.
ResponderEliminarSigo con El jilguero, y voy alternando. A punto de terminar Zombies Games.
Besos!
Me ha gustado mucho lo que nos cuentas de él. No he leído ningún libro que tenga como título una sola letra, y creo que éste me gustaría.
ResponderEliminarBesos!
Esta vez no me has convencido del todo... ya veremos.
ResponderEliminarBesos.
Yo leyendo "Rayuela", y preguntándome porque será que las grandes novelas insisten tanto en mostrarnos el lado neurótico de la vida... buena reseña, saludos!
ResponderEliminarYo leyendo "Rayuela", y preguntándome porque será que las grandes novelas insisten tanto en mostrarnos el lado neurótico de la vida... buena reseña, saludos!
ResponderEliminarHola guapa!
ResponderEliminarNo lo conocía, pinta bien, igual le doy una oportunidad, yo estoy leyendo los Diez negritos de Agatha Christie. Besotes
Justo el día de hoy me inscribí en un sorteo por un ejemplar de este libro así que ha sido bueno saber un poco más de que va.
ResponderEliminarSaludos :D
¡Pero qué novela tan tentadora nos traes! Sí que es cierto que los títulos raros (sean simples letras o frases largas misteriosas) suelen atraer más, al menos a mí me sucede.
ResponderEliminarY de lecturas, me pillas enfrascada por cabezota en Pirómides, de Terry Pratchett, que no me está convenciendo y lo abandoné hace tiempo pero tenía que volver a él, por orgullo aunque sea. Alguna cosita más tengo empezada, pero ahora mismo quiero terminarme este.
¡Besines!
Me lo llevo! Porque a pesar de que cuando leí la sinopsis no me pareció interesante... Lo que cuentas hace que le dé una oportunidad...
ResponderEliminarNo termino de verlo claro en esta ocasión así que la dejo pasar, que mis pendientes lo agradecen. Esta semana estoy con Un destripador de antaño y otros cuentos de Pardo Bazán y Pasó la noche amor de José Miguel Núñez.
ResponderEliminarBesotes!!!
Uy no aé si lo lea, pero tu reseña tienta. Yo casi termino la cara de un extraño de Anne Perry. Te mando un beso y te me cuidas
ResponderEliminarAun en pequeña vacacion literaria
ResponderEliminarCariños
Tanta mediocridad junta debe significar algo, esa F, los títulos, deja de hacerme especular!!! Desde luego que te ha durado un suspiro, tal y como lo planteas resulta sobre todo intrigante ¿eh? lo has hecho a posta, para que lo quiera, lo sé, te conozco, chavala... y a todo esto ¿cuando fue que ibas a clase? ;)
ResponderEliminarSabes que leo ahora mismo, lo que no sabes es que he vuelto a ir a cubrir necesidades, luego te paso el testimonio gráfico.
Besos
Pues este no lo conocía!
ResponderEliminarParece una lectura curiosa, gracias por descubrirmela!
Besotes
La historia es interesante y su estructura parece más que atractiva. Dejar todo tras una hipnosis... sí que es una buena decisión para los abrumados en la vida.
ResponderEliminarSaludos.
Hola, mientras leo.
ResponderEliminarA mí con Kelhmann me ha pasado que hasta que no llevaba medio libro leído y cuando me ha dado por mirar qué otros libros había escrito, no he caído en la cuenta de que era el mismo escritor de Yo y Kaminski, una novela suya que no me gustó nada.
F tampoco me ha gustado nada, su libro me ha parecido tan vanguardiasta como mediocre.
Sus historias no me ha enganchado lo más mínimo. Que el padre desaparezca y reaparezca luego como escritor de éxito, que un hijo esté cerca de ir a la cárcel por ser un corrupto, que otro sea homosexual inconfeso, y el otro un sacerdote obeso que no cree en Dios, parece más un chiste de los Hermanos Calatrava que una novela.
No me parece F un libro donde Kehlmann demuestre talento, ni ingenio. Que aderece algún diálogo metiendo de rontón a filósofos no le da mayor enjundia, en mi opinión.
Lo he leído porque cuando estaba a punto de mandarlo a paseo me quedaban cuarenta páginas, pero por lo demás no he encontrado en este novela nada que me haya enganchado lo más mínimo. Su sentido del humor tampoco, pues me resulta forzado, oportunista y nada natural.
A Kelhmann le ha dado dos oportunidades. No habrá una tercera.
Un saludo.