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viernes, 30 de octubre de 2015

Tu vida en un libro. Rebecca Beltrán


     Ahora que ya comenzamos a mirar las fiestas de reojo, sobre todo porque la mayor parte de las grandes superficies nos recuerdan lo cerca que están colocando juguetes y turrones con semanas de antelación, viene bien tomar alguna idea para regalos propios o ajenos de cara a la Navidad. Y, si por un lado han aparecido libros con láminas intrincadas para entretener a adultos con vocación de artistas, el libro Destroza este diario buscaba sacar la parte creativa de los lectores. Sin embargo, tanto uno como otros, requerían más tiempo del que muchas veces tenemos y una buena dosis de paciencia, con lo cual los más jóvenes quedaban muchas veces descargados antes incluso de intentarlo. Justo en este punto entra el libro que hoy traigo a mi estantería virtual, se trata de Tu vida en un libro.

     Con unos colores que buscan una armonía entre anaranjados y verdosos, o tal vez sean azules, y mucho buen rollo, este libro busca sacar una sonrisa en su usuario. Porque es un libro de los que se usan, rellenando sus páginas con sencillas tareas que van desde poner el nombre, pasando por marcar países visitados y también los que nos gustaría visitar, hasta escribir nuestros mayores secretos. Supongo, aunque eso es irreseñable en este momento, que parte de la diversión es colocar el libro una vez terminado en un estante y olvidarnos de él hasta dentro de unos años, momento en el que nos lo tropezamos por casualidad y nos reímos recordando precisamente esos secretos.

     Sin páginas particularmente laboriosas, Tu vida en un libro está al alcance de cualquier lector y también de cualquier edad. No nos pedirá que lo arrastremos o que dejemos caer encima un café, pero nos mostrará la vida a través de un catalejo, nos pedirá rayos de sol y palabras encontradas. Escribiremos nombres de amigos y nos dibujaremos de mayores, contaremos lo que nos gusta y lo que no y haremos un calendario en el que cada día su resumen pueda percibirse a simple vista: con un color.

     Como siempre en estos libros, la imaginación es crucial para obtener un resultado llamativo, pero al encontrarse en un punto intermedio, tampoco habrá tantas diferencias entre nuestro libro y el de cualquier otra persona. Y eso, para qué engañarnos, hace sentirse un artista al menos pintado.

     Esta vez vengo con un libro que sirve para todos, en el que aquel que se anime a abrirlo, no necesitará ser un buen lector. Ni siquiera un lector. Esta vez, lo que se procura es diversión y también, por qué no, dejar un poquito de quién se es en el momento de encontrarnos con la divertida propuesta de Rebecca Beltrán.

     Al final, tenemos que reconocer una cosa; los que somos lectores y disfrutamos leyendo, tendemos a regalar libros. Y no siempre tenemos en cuenta si les gusta leer o no, porque creemos que con nuestra entusiasta recomendación les vamos a convertir, o algo así... Por eso este tipo de libros son estupendos, y en este caso aunque no tenga una edad óptima recomendada, insisto en que los más jóvenes pueden disfrutarlo mucho debido a esa falta de complejidad.

     Y vosotros, ¿también habéis sucumbido a los libros-manualidad y tenéis títulos que sacáis solo con la caja de lápices a mano?

     Gracias

     PD: Dicen que para sentirse realizado en la vida hay que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro.
 No digo más.

jueves, 29 de octubre de 2015

Hotel Lutetia. Pierre Assouline



     "Desde hacía cierto tiempo, me miraban mal. Esta impresión no se puede explicar. Una secretaria que modificaba su itinerario para no cruzarse conmigo, un cocinero que volvía la mirada, rumores a mis espaldas a la menor incursión en el restaurante, cuchicheos de las mujeres de la limpieza en las dependencias de servicio. Curiosamente, una o dos veces, una empleada del room service se había equivocado de piso y me había despertado."

     Conocí a Assouline con su libro Sigmaringen, una novela fantástica que me animó a lanzarme sobre este título. Y hoy traigo a mi estantería virtual, Hotel Lutetia.

      Conocemos a Édouard Kiefer, antiguo policía del servicio secreto francés, encargado ahora de la seguridad del Hotel Lutetia. Un hombre, recto, metódico y de principios cuya misión es saber todo sobre el hotel y quienes allí trabajan y se alojan. Nos relatará la vida del lugar en un momento clave: la Segunda Guerra Mundial.

     Hay momentos que cambian la historia, provocando que exista un antes y un después. Y eso es precisamente lo que hace el autor dividiendo el libro en antes, durante y después para mostrarnos lo que supuso la Segunda Guerra Mundial a todo un país a través de la vida del Lutetia. Para ello utiliza como narrador a Kiefer, que nos hace su crónica particular desde 1938 al 45.
 
     Comenzamos conociendo el hotel y cada uno de sus pormenores, Kiefer es un hombre metódico que acostumbra a fijarse en cada detalle, a observar sin ser visto y que procura guardar los secretos propios y ajenos. El hotel cobra vida convirtiéndose en un personaje más, rivalizando en protagonismo con el propio narrador mientras se desnuda para contarnos lo que sucede en cada una de sus plantas. Conoceremos de este modo cada estrato social, cada costumbre y cada rincón. Nos relata sus huéspedes, algunos ilustres por cuna y otros por méritos y también traslada el cuchicheo y el malestar que comienza a existir en las calles. El Lutetia se mantiene en su sitio, con su lujo y su solemnidad, convirtiéndose en un microuniverso en el que se verá reflejada toda una nación. Sin embargo, por mucho que se mantenga, llega la ocupación, y cambian los huéspedes mientras Kiefer se mantiene en su puesto en u hotel ahora requisado planteándose hasta qué punto se mueven sus lealtades y sus secretos en una perfecta ficción novelada. Y por último llega "el mundo después" cuando el hotel queda libre y se instalan en él aquellos que regresan, los deportados regresan y Assoulini da una lección sobre como escribir tocando el alma del lector.

     Hotel Lutetia es una novela excepcional en la que el autor consigue trasladarnos a una época mediante una atmósfera muy cuidada y una narración que hace hincapié en los detalles. El carácter de Kiefer, queda pronto patente imprimiendo un sello personal a cada una de sus palabras, en sus actos, incluso en su relación con una mujer cuyo nombre convierte en un secreto: su secreto. Pronto nos sentimos en las puertas del hotel, entrando en el gran vestíbulo y buscando con la mirada la mesa en la que, posiblemente con el periódico, se sienta nuestro protagonista observándonos para hacer su ficha particular.
     Señalaré, como curiosidad adicional, que la editorial que publica este libro, ha puesto también en las librerías ahora una preciosa edición de La muerte en Venecia. Imaginaos mi sorpresa cuando el protagonista del libro, no sólo nombra este título de Thomas Mann, además establece una comparación entre el Hotel de Bains de La Muerte en Venecia y el propio hotel en el que el trabaja, el Lutetia, afirmando haber tenido la sensación durante la lectura, de que un hilo invisible conectaba ambos lugares. Este tipo de coincidencias siempre me las tomo como señales, así que ya tengo preparada sobre mi mesilla la que será mi próxima relectura.

     Esta vez lo tengo claro, hay que leer a Assoulini.

     Y vosotros, ¿hay algún libro que os haya llevado a otro de forma casi directa?

     Gracias

martes, 27 de octubre de 2015

Controlaré tus sueños. John Verdon



     "Más allá del terror.
     Estaba tiritando a la luz de la luna, en el lugar acordado, entre las dos cicutas gigantes que se alzaban al extremo del lado congelado.
     En la distancia, oyó la motocicleta que se acercaba; primero en Bale Brook Road; luego en el camino serpenteante que llevaba desde la carretera hasta el lago."

     Tras un debut que lo convirtió en uno de los autores más leídos del momento, John Verdon ha seguido proporcionando historias a los seguidores de su famoso  detective David Gurney. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Controlaré tus sueños.

     Nos reencontramos con David Gurney en su casita de siempre, rodeado de campo e intentando disfrutar de su retiro como detective junto a su esposa Madelaine. Aburrido y no del todo conforme con la vida que lleva, esta vez será de mano de un amigo que le llegue un nuevo caso. Cuatro personas de una edad similar, se suicidan del mismo modo dejando testimonio de una pesadilla recurrente antes de cometer los suicidios. No sólo esa similitud es algo más que improbable, además todos ellos habían tenido contacto con el mismo hipnotizador para que les ayudara en terapias, salvo uno que era precisamente quien le contrató para llevar a cabo dichos tratamientos. Mientras que la policía se inclina por algo tan peculiar como un "suicidio inducido" Gurney recibirá la petición de la hermana del principal sospechoso para que ayude a un hombre que se declara totalmente inocente.

     Gurney es un detective prototípico que se retira tras 25 años de servicio brillantes, que son recordados en cada libro, y añora su vida laboral activa. Casado con una mujer en un matrimonio que se mueve entre el cariño aposentado y la rutina, el autor nos suele dejar claro que volver a investigar, cada vez, es algo que provoca fricciones en el matrimonio revestidas de muros de silencio. A partir de ahí, desarrolla cada libro recogiendo pista a pista cada miga en el camino de la resolución de casos bastante espectaculares, alguno de ellos incluso imposibles a primera vista.

     En esta ocasión, Gurney se enfrenta a un caso que recuerda mucho al primero de la saga, ya que parte de un hecho altamente improbable, al menos eso es lo que pensé cuando se planteó. Y ese es precisamente el mejor enganche de los libros del autor. Nos olvidamos de que su detective ya nació desgastado porque era mil veces visto, porque lo novedoso está en las tramas. Nos plantea los casos con bastante rapidez. cuatro suicidios y un mismo sueño: un lobo, colmillos, ojos, un cuchillo... y deja que vayamos conociendo los datos al mismo tiempo que su protagonista. Un protagonista que, esta vez, descubrirá que su mujer tiene una actitud muy diferente, ya que no todo la es ajeno. Un punto a favor del autor realizar este pequeño cambio que aligera mucho la lectura de la parte más "personal".

    Con las descripciones justas y buscando una sensación de velocidad creciente, consigue picar la curiosidad de un lector que llega a un punto de no retorno en el que necesita que todo sea explicado. Y como en libros anteriores así lo hace, obteniendo como resultado una novela entretenida que se lee en un suspiro.
     John Verdon parece haber encontrado la fórmula para escribir esta saga que va cosechando éxito internacional. Con un lenguaje que tiene mucho de cinematográfico, es fácil visualizar cada una de las escenas, incluso sentarse a tomar un té en la mesa de su casa mientras se mira el exterior a través del ventanal. Y además, aunque lo bueno en estas series es empezar por el primero, y Controlaré tus sueños es el quinto, realmente se puede leer sin problema alguno sin conocer los casos anteriores. Además, recupera el estilo de los primeros libros de la saga, cosa que, personalmente, le agradezco al autor.
   
     Un libro entretenido y de lectura muy ágil, para pasar una de esas tardes al calor mientras se escucha la lluvia repiquetear en los cristales. Y vosotros, ¿tenéis un género favorito para el invierno igual que muchos hablan de novelas de verano?

     Gracias


lunes, 26 de octubre de 2015

Las esposas de Los Álamos. Tarashea Nesbit



     "En el mar Negro, el Mediterráneo, el Pacífico, el Ártico, el Atlántico; en alcantarillas, en trincheras, en alta mar, en el cielo, se libraba una guerra. A veces daba la impresión de que la guerra quedaba lejos, de que casi ni la había, pero entonces una madre o una esposa colocaba una estrella dorada en la ventana del salón (su hermano, su marido, su hijo, nuestro vecino) y la guerra se convertía en algo personal."

     Hay momentos históricos que conocemos de sobra, y otros que parecen haber caído en el olvido. Todos conocemos lo sucedido en Hiroshima, por ejemplo, pero poco se ha escrito sobre el camino científico hasta llegar a ese punto. Por eso me llamó tantísimo la atención este título y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Las esposas de los Álamos.

     Utilizando un plural colectivo como voz de narrador omnisciente, percibimos como si se tratara de una colmena, las sensaciones y sentimientos de un grupo de mujeres que fueron enviadas a vivir junto con sus maridos a Los Álamos. Allí, entre el secretismo de aquello que no se podía siquiera decir en susurros, convivirían durante los meses que duraron las investigaciones que dieron lugar a la bomba atómica. Sus pensamientos, sus familias, sus orígenes, orgullos y preocupaciones, así como las notas discordantes dentro de esta familia obligada, quedan patentes a través de una voz global.

     Lo primero que llama la atención cuando uno se sumerge en esta lectura es el uso de un narrador omnisciente colectivo. Un recurso con el que me he tropezado muy pocas veces y que, si se trata de una novela no demasiado extensa, permite disfrutar al lector de una visión global a la que no está acostumbrado. Hago la puntualización de novela no muy extensa, porque puede resultar reiterativo comenzar diciendo "Algunas..." en un número muy elevado de frases. Sin embargo, en la novela de la que hablamos hoy no sucede eso, ya que Tarashea ha sabido organizar el texto para que no nos resulte aburrido o incluso fatigoso el uso de este recurso. Este narrador supone además que los personajes pierdan fuerza de manera individual para dárselo al grupo, convirtiendo en protagonista a este colectivo que no se conforma por un grupo de amigas, sino por un enorme grupo de mujeres de distintos orígenes, estudios y lugares, que se vieron obligadas a vivir allí. Ya solo por esta peculiaridad, merece la pena leer el título que os traigo hoy. Pero en realidad hay muchas otras razones.

     Todos conocemos lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki en el año 1945, sesenta años después esa imagen en forma de hongo, sigue poniendo la piel de gallina a cualquiera que se pare a pensar un momento en lo allí sucedido. Sin embargo, poco se ha escrito en la ficción sobre el denominado "Proyecto Manhattan" y es ahí donde se sitúa la autora para dejarnos una obra de ficción construída sobre lo que pudo ser vivir ese momento. La novela, que comienza en el año 1943 va dejando al lector un rastro de pequeños testimonios a modo de pistas con el que formar un puzzle colectivo de la vida cotidiana de quienes fueron las protagonistas secundarias de los desconocidos que integraron este proyecto en su ubicación de Nuevo México. La historia parte de las presentaciones al momento en que sus maridos reciben la visita que los recluta, la incertidumbre del destino que les ha tocado y también del trabajo que realizan y del que no hablan al llegar a casa. Lo anécdotico se torna inquietante cuando, escrutando en los comportamientos de sus esposos, comienzan a atar cabos que no quedan siquiera reflejados en la novela. Ellas no podían preguntar y ellos tampoco podían dar respuestas, el tema era un territorio prohibido exactamente igual que la ubicación de esta ciudad era un secreto para el resto de la población. Nos relata la autora pequeños detalles, reconocibles a la perfección, de la vida cotidiana, y aprovecha entre ellos para describirnos, por ejemplo, la visita de un hombre de 35 años en las primeras páginas al que reconocemos como Oppenheimer.
     La historia avanza, la de ellas, con la mirada puesta en la labor difusa de sus maridos y el interés extra para el lector que supone el saber a qué se dedicaban ellos realmente. Y pasan los meses, y percibimos las tensiones que aumentan en la misma medida que lo hace la población que, fingiendo una normalidad no tan real como puede parecer vista desde fuera, ve como nacen niños. Y al igual que muchos tememos que un aumento de tensión provoque una explosión, se escuchan ecos en la distancia de estas. Ecos que el lector sabe que finalizarán con esos dos terribles sucesos que terminaron la Guerra. Precisamente por eso es imposible apartar la mirada del libro, queriendo conocer las reacciones de quienes crearon el arma más destructiva que se conoce. Y Tarashea nos las muestra.

     Las esposas de los Álamos es un libro sorprendente que cuenta una historia eclipsada por su resultado y lo hace además dando la voz narrativa a quienes estuvieron en un segundo plano. El resultado es una estupenda novela cuya lectura os recomiendo.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

jueves, 22 de octubre de 2015

Así en la tierra. Davide Enia


     "Dos son los que están en el ring.
     Uno pesa cincuenta y siete kilos, mide un metro sesenta y cinco, tiene veintiséis años.
     El otro no sabe cuánto pesa, no importa la altura que tiene, ya crecerá.
     No le han vendado las manos, lleva puestos los guantes, brinca sobre el cuadrilátero.
     tiene nueve años."

     Con esa mirada y ese niño era imposible resistirse al libro. Me había cautivado. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Así en la tierra.

     Conocemos a Davide cuando se sube al ring de boxeo por primera vez. El propio Davide echa la vista atrás para contarnos su vida desde la infancia en un pueblo de Palermo, a la sombra de la muerte de su padre, un gran púgil y junto a su abuelo Rosario y su tío Umbertino. Descubriremos su vida, sus amigos, peleas y su primer amor.

     Cincuenta años y tres generaciones de una misma familia son los pilares en torno a los que gira una historia que, a grandes ratos, sorprende por su ternura: la historia de Davidú, ese niño de 9 años subido a un ring con el que comienza el libro. Y será el propio protagonista quien mire atrás para relatarnos una historia que llega hasta los años noventa. En tanto tiempo podemos encontrar referencia a algún hecho más que relevante sucedido, máxime cuando el autor, al relatarnos una historia siciliana, nos deja paladear despacito desde las primeras páginas, la palabra mafia. Sin embargo no es una novela sobre la mafia como tampoco lo es sobre el boxeo pese al innegable protagonismo de este último. Así en la tierra es una historia de amistad, familia y amor, porque es digno de mención ese primer amor en la última infancia que nos relata el narrador cuyas sensaciones somos capaces de recordar y hacerlas propias.

     Davide llega a la novela tras una dilatada experiencia con el teatro. Y quizás precisamente por eso, el texto rebosa expresividad ganando la partida a un lector que no puede evitar terminar a los pies de los protagonistas. Lo mismo da sin nos habla del silencioso Rosario, o de Umbertino y su peculiar sentido de la vida que no duda en mostrar en arrebatos llenos de carácter. Amigos de pandillas infantiles, bravatadas y comentarios y reacciones que hoy escandalizarían a cualquiera logran no sólo encajar, sino que movamos la cabeza pensando eso de: "cómo eran". Si algo hay que destacar es la agilidad a la hora de leerlo, la ligereza incluso en los momentos más violentos, que lleva al lector volando por un relato amable cuya lectura ha supuesto un placer.

     He disfrutado mucho de una lectura que hice, además, en buena compañía. Porque hubo una vez un libro en el que se contaba la historia de lectores que se encontraban en la misma página de un libro, y al leer las mismas palabras se veían, quedaban en él. Y algo así supone leer un libro e ir comentándolo como quien pasea señalando con el dedo este o aquel monumento y disfrutando de detalles que, de no ser señalados, le hubieran pasado desapercibidos. Si queréis saber los detalles de mi compañera de viaje, os dejo aquí el enlace a la reseña de Cuentalibros.

     Me ha gustado descubrir a Enia, y he disfrutado mucho acompañando a Davidú mientras se convertía en hombre. Repetiré con el autor, no me cabe duda alguna.

    Por cierto, ¿vosotros habéis leído alguna vez en compañía, o en conjuntas que se dicen ahora?
Yo suelo hacerlo, siempre con la misma persona. Nos enconjuntamos de naranja y nos vamos de libros.

     Gracias

martes, 20 de octubre de 2015

Fulgor. Manel Loureiro


     "Ella no debería estar allí.
     Mientras respiraba de forma entrecortada supo que ya había pasado por aquel lugar un rato antes. Las ramas que bordeaban el camino estaban rotas y recordaba perfectamente aquel agujero lleno de agua donde se había roto un tobillo al meter el pie."

    Zombis. Es imposible leer el nombre de este autor sin pensar en zombis en España y trajes de neopreno, ya que fue esa primera trilogía la que le lanzó a estantes y listas de lectura de todo el país. Hace poco que nos ha presentado su última novela, que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Fulgor.

     Conocemos a Casandra, una joven psiquiatra que ve como su matrimonio con un marido al que aún quiere está haciendo aguas mientras ella se aferra a su hijo Daniel. Cuando Casandra tiene un accidente, su vida cambia de forma radical al comenzar a percibir una dimensión diferente de cuanto la rodea. Empezará a ver unas auras a las que ella misma denomina "fulgor" y a una suerte de vampiros o seres oscuros que las buscan. Lo que no sabe, es que entrará en una batalla por conservar la vida y la cordura.

     Ya he comentado alguna vez que me gusta el género de terror, lo paranormal la ciencia ficción... Llevo acercándome al género desde que la vida era en blanco y negro, así que cuando aparece un nombre español dentro de este género, invariablemente me gusta seguir su trayectoria. Por eso he leído Fulgor.

     Como buena novela de género arranca queriendo enganchar al lector en sus primeras páginas, y lo hace sin escatimar recursos para ello. Desde las carreras en las primeras páginas, los cadáveres, hasta una protagonista accidentada testigo de lo que no debe, al correr por salvar su vida pasando por una suerte de maldición o rito ancestral o a saber qué, que el lector tiene que descubrir de mano del autor. La premisa en este libro parece ser lee deprisa y así tal vez no te fijes. No te fijes en que es una novela escrita con una plantilla que se dedica a recorrer punto por punto todos los tópicos del género, pero que lo hace sin la fuerza suficiente para resultar impactante. O quizás sea yo, que me creí demasiado deprisa esa comparación a voces con un Stephen King que parece haber abandonado la forma de escribir que le caracterizaba en sus comienzos, y busqué en este libro un candidato al trono olvidado.
    La protagonista es una mujer joven y preparada que descubre que tiene una fuerza interior que antes no notaba, y se rodea de un marido distanciado, un niño refulgente (si me permitís la broma) y un antihéroe perfecto para formar un equipo y poder así luchar contra unos malos malísimos a los que solo les faltan los cuernos y el rabo y que, a partir de mitad del libro, rezamos porque no les salgan.
Con todo esto, no quiero decir que sea un mal libro, lo que si digo sin duda alguna es que me ha decepcionado. Porque Loureiro empezó escribiendo con una dosis de originalidad que ha ido perdiendo, o que yo aquí no he sabido ver, le ha faltado frescura. Pero pese a este punto, no dejo de reconocer que ha escrito un libro entretenido con el que disfrutarán los amantes del género no demasiado exigentes; y que esa "tibieza" que comento, le congraciará con quienes no se acercan habitualmente a las novelas con un toque paranormal, ya que lo integra hasta tal punto, que consigue normalizarlo en una historia que termina por ser un thriller. No he hablado esta vez del final, no quiero dar pistas... tal vez así a vosotros os sorprenda. En todo caso es un final acorde con el resto de la historia.

     Y vosotros, ¿os contáis entre los lectores que sucumbieron a la literatura Z?

     Gracias

lunes, 19 de octubre de 2015

El silencio del pantano. Juanjo Braulio



   "Se encendió el quinto Marlboro de la mañana y miró el reloj: las diez menos cuarto. Comprobó con desagrado que solo le quedaban dos cigarrillos en el interior de la cajetilla. Su mirada de adicto a la nicotina realizó una rápida inspección de la zona mientras repasaba mentalmente la hora y media larga que había pasado desde que llegó. No. No había visto fumar a nadie entre la docena de personas que andaban por allí, lo que significaba que tenía que racionar los pitillos que le quedaban, pues no podía pedir más."

     Hay novelas que, o bien se leen al principio, o es mejor dejarlas reposar. En este caso, y si bien confieso que la leí justo en los primeros momentos y comenté alguna cosa suelta en las redes, he esperado un poco a que pase el boom para traerla aquí. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El silencio del pantano.

     Conocemos a Q, un escritor de novelas negras que se encuentra inmerso en el proceso de creación de su tercera novela. Vive en Valencia, una ciudad en la que el poder, la prostitución y las drogas, se dejan ver y hacen asomar la peor naturaleza de las personas, incluido Q. Y conocemos a David Grau, un guardia civil tímido y retraído que se enfrenta a un cadáver muy peculiar, ya que ha aparecido en un saco junto a varios animales y con marcas de haber sido azotado. Ya con esa presentación, Grau tuvo clara una cosa: no iba a ser fácil.

     Lo que no he dicho en la sinopsis es que Grau es el protagonista de la saga que escribe Q. Es una segunda historia que, lejos de estar subordinada a la primera, forma parte del juego metaliterario que el autor establece en esta entretenida novela. El silencio del pantano es la tercera novela que escribe Juanjo, y nosotros asistimos al macabro proceso de creación de la tercera novela de Q, lo cual, teniendo en cuenta la naturaleza de Q, me ha parecido un guiño divertido por parte del autor. De hecho me lo imagino sonriendo mientras ponía este dato, conocedor de la facilidad que tienen los lectores para preguntar por alter egos y sabiendo también que en este caso nadie iba a tener la más mínima duda de que no había similitud alguna entre protagonista y creador.Y, bromas a un lado, es un protagonista francamente interesante. Un hombre meticuloso y calculador con una inteligencia a ojos vista privilegiada, que disfruta con la sensación de poder. El poder de quien elige su vida, de quien decide cada día y también, por qué no, el poder del escritor que crea un mundo a su antojo en el que nada escapa a su voluntad. Y precisamente ejerciendo este último poder, emerge el segundo hilo de la novela y su protagonista Grau. Ambas historias se mezclan a lo largo de la novela, de hecho en un primer momento necesitamos que alguien hable para poder decantarnos hacia una u otra. Y ambas historias apestan a muerte y a poder. Poco a poco entramos en una trama en la que la corrupción está muy presente, como casi en cada periódico de actualidad, y buscamos la resolución de unos crímenes cuya relación se nos plantea desde las primeras páginas. Una relación que me ha parecido, no sólo original, sino una buena forma de equilibrar el interés del lector por ambos hilos.
     Ambientada en Valencia, bebe más de la novela negra convencional que de la crítica de Chirbes, pese a que también nos la encontramos presente, y aporta algunas curiosidades como la naturaleza fluvial de la ciudad, que pocos conocen. Rodea además a sus protagonistas de un buen ramillete de personajes secundarios, entre los que destacaría al jefe de Grau, un hombre llano que consigue sacar la sonrisa del lector,  la Puri, una mujer muy especial y el enigmático Mentor.

     Al leer este título me he encontrado una novela francamente entretenida que mantiene el ritmo e interés en sus dos hilos. Con una resolución a la altura de la trama, es fácil que si veo otro libro del autor, le de una oportunidad. Si os animáis, preparaos para pasar una o dos tardes sin levantar la vista del libro: dudo mucho que os dure más.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

jueves, 15 de octubre de 2015

Pureza. Jonathan Franzen


     "- Ay, preciosa, cuánto me alegro de oír tu voz -dijo la madre de la chica por teléfono-. Me está traicionando el cuerpo otra vez. A veces creo que mi vida no es más que un largo proceso de traiciones corporales.
     - Como todas las vidas, ¿no? -dijo Pip.
     Había adoptado la costumbre de llamar a su madre desde Renewable Solutions durante la pausa de la comida. Esto mitigaba en parte su sensación de no valer para ese trabajo, de tener un trabajo para el que nadie podía valer, o de ser una persona que en realidad no valía para ningún trabajo; y además, al cabo de veinte minutos, podía decir con sinceridad que tenía que seguir trabajando."

     Hay nombres que resuenan desde el mismo día en que se anuncia libro y uno de los que lo hizo más fuerte con la rentrée ha sido Franzen y su nueva obra. El eterno aspirante a escritor de la gran novela americana, saca libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, Pureza.

     Conocemos a Pip, Pureza, una mujer joven con una madre depresiva que se ha dedicado a ocultar la identidad de su padre. Ahora Pip necesita dinero para pagar un crédito de estudios, e intenta sonsacar a su madre el nombre, algo que parece imposible. Viviendo como está en una casa que confirma su pobreza, Pip decide aceptar una curiosa beca que la lleva a trabajar bajo el mando de Wolf, en Bolivia, en una empresa que se dedica a destapar información. Ese será el comienzo de un viaje para Pip que pasará también por Dénver, y que llevará la sombra de su padre planeando sobre su cabeza.

     Sintetizar el argumento de una novela de Franzen suele ser una tarea complicada. Se despliega abarcando tantos temas que acaba siendo inabarcable, y cada lector tiende a quedarse a la hora de hablar del libro, con las partes que más le han llamado la atención. Sin embargo, si que podemos encontrar algunos rasgos comunes, como la presencia de personajes que han sufrido alguna marca a lo largo de sus vidas. En el caso de Pureza, tenemos a una protagonista que vive buscando su sitio, tan llena de inseguridades como la borrosa imagen de la cubierta del libro.Ella será el principal hilo conductor de la novela. La acompañan su neurótica madre que parece empeñada en borrar toda su existencia hasta el nacimiento de Pip, Wolf, que aparece representado como una suerte de Assange, empeñado en desvelar secretos que serán beneficiosos al mundo mientras oculta los suyos propios, una joven periodista que busca su gran noticia y un escritor que aportará el toque metaliterario a la obra. Porque como él mismo nos indica, por si no nos habíamos dado cuenta, la protagonista lleva ese nombre por Dickens, y no será esta la única referencia a otras obras en una novela en la que uno de sus personajes celebra su "no cumpleaños".
     Franzen nos descubre a su protagonista a través de sus actos y pensamientos, basándose en su entorno y en quienes la rodean y lo hace con un ramo de secundarios francamente interesantes en una historia que se mueve geográficamente desde Berlín del Este en una historia sobre la Stasi que involucra al defensor de la información Wolf, hasta Dénver en la actualidad. A lo largo de siete bloques, la novela desgrana uno a uno sus temas y vuelve de forma recurrente al mismo interrogante: la necesidad de información frente a la necesidad de la intimidad. El mundo moderno, la tecnología, la circulación de la información de una forma casi libre y el derecho que tenemos a tener nuestros secretos. Para ello entra también en robos de archivos en Berlín y de ojivas nucleares en América haciendo un ejercicio de prestidigitación en el que, mediante alguna coincidencia sobre la que incluso los personajes llegan a preguntarse, une todas las tramas. Y mientras, mantiene al lector observando en silencio para no perderse ni uno solo de los secretos que se van desvelando, porque queremos saber, necesitamos saber... y recibimos el eco de la palabra intimidad. Ese es el verdadero poder de la información, el punto en el que ambos términos se tocan y la distancia a la que lo hacen de cada uno de sus extremos.

      Con todo, y pese a lo que pueda parecer, Pureza me ha parecido más asequible que obras anteriores del autor, más divertida incluso, con un punto mucho más contemporáneo. He disfrutado acompañando a Pip mientras busca su identidad más allá de su lugar o a su padre, mientras intenta conocerse y conocer presa de una curiosidad a ratos introspectiva. Ha sido un placer volver a Franzen. Sin etiquetas. Y disfrutar.

     Y vosotros, de todas las novedades que van saliendo al mercado, ¿cuál es vuestra estrella?

     Gracias

miércoles, 14 de octubre de 2015

El sustituto. Brenna Yovanoff


     "No me acuerdo de los fragmentos más importantes, pero muchas noches tengo el mismo sueño. Todo está frío y unas ramas arañan la mosquitera de la ventana. Árboles gigantescos que golpetean y susurran con sus hojas. El canalón que recoge la lluvia de color blanco: la cortina que ondea."

     Ahora que nos estamos modernizando y a la fiesta de Todos los Santos la llamamos Halloween, me pareció un buen momento para intentar acercarme a una novela de terror, género que me gusta pero del que cada vez me cuesta más encontrar buenas historias. Así que sin mirar más que la cubierta, me llevé a casa este libro, que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de El sustituto.

     Gentry es un pueblo lluvioso en el que la vida transcurre apaciblemente. Al menos en la superficie, porque en este pueblo, las muertes de niños pequeños parecen algo que se ha asimilado a la vida diaria, como si fueran capaces de ocultar bajo una superficie de normalidad todos sus secretos. Y eso es precisamente lo que le han enseñado a Mackie sus padres: a aparentar normalidad cuando está claro que él no es como el resto de las personas. La gente teme aquello que no es normal, lo señala y, con el tiempo, puede dañarlo. Y así vive Mackie, un adolescente que intenta por todos los medios disimular que algo le sucede, como si llevara algo sobre la piel que rechaza su condición desde la primera de sus fobias: la sangre. Sin embargo, cuando muere la hermana de Tate, compañera de instituto de Mackie, la joven no se resigna y busca ayuda en este chico para descubrir qué es lo que sucede. Aunque eso les lleve a descubrir otras naturalezas que se esconden en las entrañas de Gentry.

     Esta novela juvenil, mezcla de terror y aventuras, me sorprendió por su temática desde las primeras páginas. Había que reconocerle una cosa: originalidad. No hay vampiros, ni hombres lobo, ni criaturas que se pasean entre humanos buscando enamorarlos. Esta vez se trata de un pueblo y sus secretos vistos por un puñado de adolescentes de instituto que tienen también sus filias y sus fobias entre ellos. La autora no dedica demasiado tiempo a describir ni a profundizar en los personajes, porque está más pendiente de la acción. De este modo el lector se siente transportado de capítulo en capítulo por los distintos rincones del pueblo en los que se desarrolla la historia, mientras va descubriendo leyendas y secretos en torno a las misteriosas muertes infantiles que llevan años sucediendo. Mackie se convertirá de este modo, en una suerte de detective encargado de ayudar a Tate, con la que no se había llevado nunca muy bien, mientras lucha con sus instintos adolescentes, lo que provoca situaciones que van de lo estresante, incluso irritante, a lo divertido.
     Brenna evita centrar su novela en la típica historia de amor que parece poco a poco acaparar la mayor parte de las novelas juveniles, y las aventuras y algunas escenas muy light de terror van tomando posesión del hilo completo. De este modo, se libra de la etiqueta romántico con mucha soltura, cosa que agradecerán quienes quieran comenzar a adentrarse en este género sin necesidad de "relaciones entre especies diferentes".
     La historia se desarrolla dentro de la previsibilidad que se le supone, ya que no hay demasiada intención de sorprender salvo en el planteamiento general. Lo importante en este caso, no será el final en sí y lo que sucede exactamente en las últimas páginas, sino la galería de personajes que Yovanoff es capaz de sacarse del tintero y que van desde auténticos hombres del saco, hasta niños terroríficos.

     El sustituto es una novela entretenida dirigida a un público joven en la que la fantasía y el terror van cediendo paso a una historia de aventuras sin demasiados sobresaltos.

     Y vosotros, ¿os acercáis alguna vez a la novela juvenil?

    Gracias

martes, 13 de octubre de 2015

Cocodrilo: varado en un puerto de narcos. David Vann


     "Los faros eran de tamaño completo pero estaban hechos de yeso y malla de alambre. Arrodilladas, unas mujeres frotaban con escombros la pasarela nueva de ladrillo para que pareciese vieja y gastada, y la draga trabajaba durante toda la noche para retirar desperdicios de varias décadas, poniendo a punto un nuevo paraíso mexicano para guatemaltecos. Las barcas de pesca locales, conocidas como pangas, pasaban con estruendo en actividades de narcotráfico."

     Leer a David Vann hasta ahora suponía seguir una línea fija en temática y registro, por eso me sorprendió el argumento de su nueva novela, y por eso decidí que tenía que leerlo. Hoy traigo a mi estantería virtual, Cocodrilo: varado en un puerto de narcos.

     En este libro Vann relata un suceso de su propia vida. Antes de la literatura, Vann tenía un velero con el que hacía viajes organizados. En 1997, durante esa época, recibió la llamada de teléfono de una mujer a la que había contratado como capitana de su velero para que hiciera un traslado del barco, diciéndole que había habido un problema durante la travesía. El problema había provocado que tuviera que dirigirse al puerto más cercano, que resultó ser  Puerto Madero. En la llamada, le informa además de que ha dejado el barco allí y se ha cogido un avión a Estados Unidos, dejando atónito a un David Vann que, tras intentar contratar a alguien para que se encargue de su velero, no tiene más opción que viajar hasta allí y hacerlo él mismo. Lo que no sabe es que Puerto Madero dista mucho de ser un lugar común, se trata de un agujero lleno de prostitutas, matones y droga.

     Esta vez el autor se desmarca completamente de su línea argumental anterior para relatarnos un episodio de sus memorias, algo que le sucedió. Manteniendo el estilo pausado que le caracteriza, en ningún momento sentimos la más mínima tentación de utilizar la palabra trepidante, el autor nos presenta uno de los episodios más inolvidables de su vida. Estoy segura de ello. Tras una mínima introducción, la historia comienza cuando recuerda la llamada telefónica de su entonces capitana. Saber que su barco está solo y en otro país le indigna y tras intentar solucionarlo, decide ir a recuperarlo. Poco sabía en ese momento lo que se iba a encontrar en el camino. Comienza entonces el relato de una aventura con tintes casi pesadillescos en la que incluso el Gordo al que has contratado para protegerte, puede ser el causante de tu muerte.  Vann se encuentra de repente en un lugar que parece no dejar que se marche, un puerto pequeñito e infecto en el que la vida no vale nada cuando lo dice el capo local.
     La narración, provista de un realismo tremendo aunque a veces nos obligue a pensar que no pudo ser tan "valiente" en un lugar así, y que nosotros, los lectores, hubiéramos salido corriendo sin mirar dos veces el barco, nos descubre un mundo real que parece salido de una novela de ficción. Y es que, en un lugar así, se paga por todo y mucha suerte se tiene si no se acaba pagando con la vida. Otros lo harán delante mismo de las narices del ahora escritor. De este modo parece querer recordarnos que, junto a esos lugares paradisíacos llenos de turistas, existen estos otros, lugares negros a los que no miramos en los que levantar la vista en el momento equivocado puede costar caro. Vann lo descubre, pero no ceja en su empeño por salir de allí vivo y con velero. Y lo hace mientras se pregunta una y otra vez cómo es posible o si fue elegido por algún motivo para terminar en Puerto Madero. Y los lectores lo haremos con él. La vida de na persona puede cambiar en un instante, incluso de valor si aterriza en el lugar equivocado.

     Me ha gustado el cambio, me ha gustado descubrir Puerto Madero. Eso sí, desde la seguridad que supone la distancia de hacerlo a través de las páginas de un libro. Pero Puerto Madero existe.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

viernes, 9 de octubre de 2015

Matar y guardar la ropa. Carlos Salem


     "Los espejos del ascensor nos repiten, creando a partir de los cuatro pasajeros una multitud de clones. es un ascensor moderno, como el edificio, y hace un momento, cuando subimos el hombre del traje azul y yo, en la planta número catorce, se me antojó un truco de feria, un truco cruel, porque en lugar de deformarnos, la óptima calidad óptica de los espejos nos mostraba con precisión. Y eso duele."

     Tenía, lo confieso, curiosidad por leer algo más de Carlos Salem, por eso aproveché el día que me tropecé con este título para traérmelo a casa. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Matar y guardar la ropa.

     Conocemos a Juanito Pérez Pérez, un tipo común con un nombre común. Es representante de productos sanitarios, por lo que viaja mucho y está divorciado de una mujer ambiciosa que se decepcionó al ver que su marido se conformaba demasiado pronto quedándose con sus dos hijos. Y conocemos a Número Tres, un asesino despiadado que lleva por nombre su categoría en el escalafón de la empresa para la que trabaja. Su último encargo le llega en vacaciones, que pensaba pasar junto a sus hijos, y los lleva a un camping nudista para ejecutar su siguiente encargo. Lo que no espera es que en la parcela contigua se encuentre su ex junto a su nueva pareja. Por cierto, el verdadero nombre de Número Tres es Juanito Pérez Pérez.

     Es casi imposible no conocer a Carlos Salem, sus obras, poemas y comentarios. Realmente imposible, o casi, porque siempre hay quien no lo conoce y no sabe muy bien lo que se va a encontrar en su obra ni por dónde comenzar. Bien, lo primero que hay que decir es que Salem se caracteriza por tener una lengua afilada y un lápiz igualmente afilado. De hecho Matar y guardar la ropa es buena muestra de ello. 
     En esta novela y sirviéndose de la etiqueta "negra" nos proporciona una lectura amena y divertida en torno a las peripecias de un hombre con dos caras muy singulares. El entorno es un camping nudista de Murcia en el que se juntan, el asesino/pobre hombre, su ex, su hija calculadora, su hijo invisible, el nuevo novio de su ex (un hombre importante), otro asesino, un policía, una animadora, un socorrista, un amigo tuerto de la infancia con una novia fría como un témpano y un anciano escritor. Con este abanico de personajes la novela es un relato largo que corre como la pólvora mientras nos intentamos recuperar de cada escena. El protagonista nos cae simpático desde el primer momento, tiene esa mezcla de chulería y patosidad que resulta simpática y nos cuesta muy poco reconocer que está en un entorno hostil, de hecho y como él mismo dice, a veces lo más hostil son las preguntas que puede formularte una hija adolescente.

     Salem nos deja una novela original que de vez en cuando nos sorprende con algún momento para reír a gusto. Hoy os dejo una novela negra con aire de comedia de enredo que sirve, perfectamente, para pasar una tarde más que entretenida en la compañía de Juanito, o de Número Trece. Todo es elegir.

     Y vosotros, ¿os cuesta más reír o llorar con un buen libro?

     Gracias

     PD: Esta vez he puesto una foto del libro y luego la he cambiado pasadas un par de horas. Ahora mismo Carlos Salem publica con Navona, así que sus novelas con otras ediciones deberían de haber sido retiradas. Si podéis elegir, no lo dudéis.



miércoles, 7 de octubre de 2015

Como de la familia. Paolo Giordano


     "El día en que cumplí treinta y cinco años, la señora A. renunció de repente a la terquedad que, en mi opinión,. la definía más que cualquier otra característica y, tendida en una cama que parecía exagerada para su cuerpo, abandonó por fin el mundo que conocemos."

     Tras un debut sonado con La soledad de los números primos, me había quedado con la curiosidad de seguir leyendo a Giordano. Así que decidí seguirle la pista que hoy me hace traer a mi estantería virtual, Como de la familia.

     Conocemos al narrador y a su esposa, Nora, tras haber sufrido una pérdida. Descubrimos así a un matrimonio con un hijo cuya vida ha terminado apoyándose en la existencia de la "señora A", Babette que les gusta decir a ellos. Esta mujer entró en su casa a trabajar para echarles una mano mientras Nora estaba embarazada, y terminó siendo la niñera, cocinera y amiga. Les hizo sentirse adoptados bajo sus alas, seguros. Y todo eso quedó herido de forma mortal el día que aparece la palabra cáncer en la vida de esta mujer.

     Todas las familias tienen una base, una persona que se encarga de que todo esté en su sitio, tan imperceptible como imprescindible, una persona que se valora por su ausencia porque su presencia es algo tan seguro como respirar. Precisamente de eso trata la novela de Giordano, lo que sucede con estas ausencias y presencias. Y Giordano toma la voz de un narrador que jamás se coloca a si mismo como padre de familia, un hombre normal y corriente, con sus inseguridades y virtudes, que se ve herido al quedarse huérfano de quien no fue su madre, y que hace un repaso de el tiempo transcurrido junto a esta mujer.

     Si algo destaca en Como de la familia, es el ambiente de normalidad: una familia cualquiera, con un hijo cualquiera, desayunos y cenas familiares, colegios, antojos... nada que se salga de lo corriente. Salvo la señora A. Un personaje que se nos antoja espectacular tal vez por recordarnos a esas abuelas que conseguían que una casa funcionara con su presencia, aunque no fuera nuestra casa, ni nuestra abuela, el personaje se gana pronto la simpatía del lector: lo reconocemos.Opta así por hacer un repaso del tiempo que compartió esta gran mujer con su familia, teñido en todo momento de ese tono nostálgico que se utiliza para hablar de tiempos mejores, de cariño por los pequeños detalles que quedaron grabados a fuego en la memoria del narrador. Con un punto muy claro: sin sentimentalismos. No son necesarios, y Giordano lo sabe. Tampoco los echamos de menos. Comprendemos la posición del narrador que no sabe muy bien como reaccionar ante la gran C, como el mismo recuerda haber denominado a la enfermedad. Un hombre que se siente perdido, como si supiera que le corresponde hacer algo y no tuviera muy claro el qué, provocando que se sienta capitán de un barco sin rumbo y con muchas papeletas para hundirse. Se expone y nos muestra como ve a su familia y también a su hijo, criado por esta mujer pero con una edad tan temprana como para tal vez olvidar la mayor parte de los momentos compartidos con ella. Y mira a su mujer, viéndola insegura, como él.

     Paolo Giordano nos deja una novela en la que despoja de paredes un hogar cualquiera para mostrarnos su interior. Y tras hacerlo lo agita, provocando un terremoto al hacerlo, y convirtiéndonos en espectadores extraordinarios de una novela que rezuma realismo y en la que rinde un homenaje a esas personas que permanecen detrás de los focos, pero que son el sostén diario otras tantas casas. Recomendable, aunque al terminarla tal vez os encontréis echando de menos a vuestra propia Babette.

     Y vosotros, ¿preferís las novelas realistas en las que podéis reconoceros u os sentís más cómodos enfundándoos en la piel de, por ejemplo, un detective de homicidios?

     Gracias

martes, 6 de octubre de 2015

La letra con sangre. Saul Black


     "En el instante en que Rowena Cooper salió de su acogedora cocina impregnada del olor a galletas y vio a los dos hombres en el patio trasero de la casa, con la nieve que caía derretida de los bordes de sus botas, supo exactamente lo que significaba aquello: era por su culpa Años de no cerrar con llave puertas y ventanas, de dejar las llaves en el encendido del coche, de no pensar que algo como eso podía suceder en alguna ocasión, años de sentirse a salvo... Todo había sido una mentira que había sido lo bastante estúpida para contársela a sí misma."

     Sin llamarme particularmente la atención su diseño, este libro sí que tenía una sinopsis atractiva, por eso me fijé en él. Conocer todos los datos de un thriller desde las primeras páginas el algo tan poco habitual como para pararse un momento ante un título. Por eso, finalmente me lo llevé a mi casa, y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La letra con sangre.

     Dividido en tres tramas principales, conocemos en un primer momento a Nell, una niña que llega a su casa mientras su familia está sufriendo un brutal asalto, no la queda otra opción que correr internándose en el bosque para intentar salvar su vida. En un segundo hilo seguimos los pasos de Xander y Paulie, dos brutales asesinos que no dudan en mostrar toda su crueldad en sus actos ni tampoco sus pensamientos ante el lector. Y, finalmente, acompañamos a Valerie y su equipo durante la investigación para capturar a un asesino en serie que se ha cobrado ya la vida de varias mujeres jóvenes.

     Con estos tres hilos fuertemente conectados entre sí, Black se adentra en un libro con un fuerte componente psicológico en el que maneja con pulso firme las sensaciones que quiere transmitir al lector. Desde el coraje y la lucha de Nell, hasta la insistencia de Valerie pasando por el desequilibrio de los asesinos, pronto nos damos cuenta de la profundidad con la que se han perfilado los personajes. Se toma su tiempo en ir mostrando las debilidades de Valerie, una mujer demasiado implicada en el caso que vive temiendo que aparezca otra víctima mientras se tambalea en el límite de sus fuerzas físicas y psicológicas, movida por el único impulso de descubrir una pista sobre el asesino. Tiene, además, la peculiaridad de desvelarnos la identidad de los asesinos cuando la policía ni siquiera sabe que son más de uno, y nos permite asomarnos a su cabeza y buscar motivos (no justificaciones).

     El autor estructura la novela en capítulos cortos, cortísimos, en los que, pese a la alternancia de historias, no nos perdemos en ningún momento y consigue que mientras avanzamos en una, tengamos la mente puesta en las otras dos, seguros desde las primeras líneas de la conexión entre ellas. Todas ellas, aunque quizá en este punto sobresale el hilo que protagoniza Nell, son angustiosas, incluso rozan la desesperación en algunos momentos, y eso provoca que sigamos leyendo sin prestar atención al número de páginas que tiene el libro, deseando avanzar un poco más. Y eso, en un libro en el que todas las cartas están descubiertas desde el principio y la identidad de los asesinos no es ningún secreto, a veces se vuelve complicado. Conseguir que el lector no se mueva por la intriga final, sino por la necesidad de saber más, supone un sobreesfuerzo que se deja sentir en las últimas páginas que, aunque están a la altura, acusan esa necesidad impostada por redondear la historia.

     La letra con sangre es un libro muy entretenido y dinámico en el que el autor se apoya en la psicología de cada personaje para llevarnos por un pequeño infierno en el que las lágrimas y la sangre son algo habitual. Con alguna escena de esas que nos dan la sensación de que si cerráramos el libro gotearía el suelo, consigue que nos espante más lo que representa que las formas en que lo narra, provocando así una angustia creciente. Una buena opción para una tarde otoñal.

     Y vosotros, ¿sois de los que perdéis el interés una vez descubiertos los secretos de una trama?, ¿preferís que se desvelen sólo al final?

     Gracias

lunes, 5 de octubre de 2015

Proyecto XI. Francesc Blanco


     "Anna Krauss dejó la última hoja del documento que acababa de leer junto a las demás. Las apiló y se las devolvió a Jon Vivaldi.
     - Proyecto XI -afirmó-, una serie de once reportajes donde pretendes poner de manifiesto el lucrativo fraude sobre el que se asienta el mundo del ocultismo y el Más Allá: médiums, videntes, diablos, apariciones, esotéricos, casas encantadas y un largo etcétera.
     Él asintió."

     La verdad es que los que disfrutamos leyendo, los amantes de los libros, somos relativamente "facilones". Vemos una cubierta con libros, que hable de libros en libros o de misterios que los incluyan, y ya nos han ganado la partida. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Proyecto XI.

     Conocemos a Anna Krauss, editora de una revista, cuando su amigo y colaborador Jon Vivaldi la propone una serie de reportajes que, bajo el nombre de Proyecto XI, sigan la estela de fraudes relacionados con lo paranormal. Para realizar el reportaje, Jon acudirá al equipo de su amigo Víctor Crest, un grupo muy preparado capaz de obtener información sobre casi cualquier cosa y que le conducirán a un caso determinado: el de la muerte de Rosa Marino y la existencia de un niño llamado Bastian. Sin embargo, apenas comienza la investigación, Jon desaparece, dejando pistas en una dirección muy concreta: una dirección que conducirá a dos lugares muy diferentes, y en la que ha dejado muchas pistas sobre lo sucedido; todas ellas, escondidas en libros.

     Proyecto XI es una novela que busca despertar el interés del lector desde las primeras páginas. Con esa pequeña advertencia que esconde su primer párrafo y que nos avisa de que habrá un toque paranormal. De este modo nos introducimos en la historia de la desaparición de Jon y el descubrimiento del niño Bastian, capaz de adivinar el futuro utilizando para ello libros de ficción. A través de esta original propuesta el autor se embarca en un pequeño recorrido por obras y autores cumbre de la literatura en una novela que, si bien no se desarrolla en dos hilos temporales, si lo hace en dos planos diferentes. Una misma dirección conduce a dos lugares, situados en el mismo sitio, que están unidos entre sí por el fino hilo de la literatura. En uno de ellos queda atrapada Anna, y en el otro, todo un grupo de personas intentará rescatarla. Se desarrolla entonces una historia de misterio en la que las pistas literarias serán la única forma tanto de encontrar a Jon, como de rescatar a Anna, consiguiendo de este modo despertar el interés e incluso la sonrisa del lector al leer algún resumen a vuelapluma de clásicos.
     No escatima además Francesc, esfuerzos en dar pequeños giros a una trama en la que lo paranormal parece ir ganando peso a medida que Bastian forma parte de ella, sin que ello provoque el excepticismo de un lector a estas alturas entregado a la misión de resolver cada misterio. Recogemos cada pista, buscamos junto a sus protagonistas cada solución y consigue que nos sintamos partícipes de una de esas novelas de aventuras que leímos una vez, hace ya tiempo. Una lectura, en definitiva, muy entretenida y un debut muy interesante.

     La primera obra de Francesc Blanco es un thriller con componentes metaliterarios, paranormales y de aventuras, que busca tanto entretener como homenajear a quienes una vez, buscaron esconderse del mundo tras las páginas de un libro. No en vano, en esta historia, aparece un Bastian.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

viernes, 2 de octubre de 2015

Ven. Janne Teller


     "Nieva copiosamente y ya no se ve su espalda. El está de pie junto a la puerta y mira sus huellas: tres pasos que descienden, cruzan la calle en diagonal hacia la izquierda y desaparecen.
     Ventisquea y los copos de nieve penetran por el vano de la puerta y golpean su camisa, pero él no se mueve. El aire desprende un leve olor a tierra húmeda, aunque no sea posible: esa estrecha calle adoquinada, apresada entre la densidad del hormigón, está en el corazón de la ciudad vieja."

     Tras leer la demoledora Nada, era imposible no sucumbir a la búsqueda de otras obras de Teller. Si lo habéis leído me comprenderéis, y en caso de no haberlo hecho, aquí tenéis la entrada dedicada a ese libro. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Ven.

     Petra Winter irrumpe en el despacho de un editor para pedirle que frene la publicación de un libro. Se trata de un libro que el editor sabe tendrá muchas ventas, un libro bien escrito que habla de una situación escabrosa que incluye una violación múltiple en un país africano. Ella afirma ser la protagonista novelada de la historia, por eso acude a quien toma la decisión última.

     - Es mi historia -dijo ella quedamente.
- Una historia no tiene dueño -respondió él al final.

     Teller regresa a mis estantes con un libro en el que la narración se centra en un editor sin nombre y el dilema último de si publicar o no una obra. A medida que durante una única noche redacta un discurso, recuerda el encuentro con una mujer que apela a su conciencia para pedirle que no publique la obra. La duda es clara: el libro no la nombra, aunque está protagonizado por una mujer y se desarrolla en un país en el que ella estuvo. Las similitudes son demasiadas y ella no es quien ha escrito el libro, pero es su historia. Entonces, ¿qué hacer? ¿hasta que punto es un escritor dueño de las historias que  cuenta o ladrón de las vidas que le inspiran sus novelas?, ¿Cuál es el límite, el borde de la realidad que se traspasa a la hora de escribir un libro? Y, por supuesto, qué papel le tocará jugar al editor que es quien en última instancia decide si se publica o no el libro.

     Todas las historias pertenecen a otros. Ni siquiera la historia de nuestra vida puede contarse sin relatar la vida de otros. 

     Con una estructura minimalista incluso fragmentada, Teller escribe una novelita de apenas 150 páginas que da más para reflexión y discusiones que como lectura. He tenido la sensación, no voy a negarlo, de que una estructura más convencional hubiera aprovechado más la historia, sin embargo, también es cierto que hubiera alcanzado mucha menos profundidad lectora. Esto sucede porque a medida que el editor avanza en un discurso que vamos leyendo en cursiva, y valiéndose la autora de la reflexiones que provocan que "borre" y "reescriba", el lector se va dejando caer en la espiral de pensamientos de quien se siente atrapado entre su conciencia y su cargo.Oscila entre repudiar o aceptar la novela, buceando entre sus pensamientos en busca de la respuesta perfecta que no existe. Y no existe esta vez como no existió otras tantas también en el ámbito privado de la vida del protagonista. A veces, sólo hace falta una última pregunta, un último dilema, para que nos cuestionemos las grandes decisiones de nuestra vida.

- Tu decides

     Janne Teller nos propone con Ven una narración moderna con una historia sobre la capacidad de decidir y las responsabilidades que se asumen con cada decisión. Y también, por qué no, sobre la conciencia. Me ha gustado, me ha hecho pensar y, sobre todo, me ha proporcionado una buena conversación entre lectores.
   
     Y vosotros, qué pensáis al respecto, ¿si novelan una vida lo suficiente, deja de pertenecer a quien la vive para que cualquiera la pueda escribir?

     Gracias


jueves, 1 de octubre de 2015

La diosa de las pequeñas victorias. Yannick Grannec


     "En la frontera exacta del pasillo con la habitación, Anna estaba esperando que la enfermera concluyese el alegato a su favor. La joven estaba concentrada en todos los ruidos e intentaba amordazar la angustia: flecos de conversaciones, voces más altas, murmullo de las televisiones, rechinar de las puertas que se abren continuamente, golpes de los carritos metálicos."

     Lo cierto es que este libro me llamó la atención por su título desde el primer momento. Y, si bien tardé en tropezármelo, fue verlo en la librería y llevármelo a casa. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La diosa de las pequeñas victorias.

     Anna es una joven a la que su director de Princetong ha confiado una importante tarea: conseguir que Adele, la anciana viuda del genio matemático Kurt Gödel le cuente su historia y ceda los documentos que conserva de su marido. Así que Anna se dirige a la residencia en la que se encuentra la anciana y se encuentra con una mujer vital y con mucho carácter a la que tendrá que ganarse poco a poco para que le vaya desgranando su historia. La historia de una mujer de pocos recursos que se enamora de un genio y la historia de un genio en una época convulsa.

     Kurt Gödel fue un filósofo, paranoico y depresivo genio matemático. Su teorema más famoso es el de la imposibilidad en el que, para nos no iniciados y dicho muy parcamente, postulaba que no todas las verdades son demostrables. Y explicado esto, hay que decir que La diosa de las pequeñas victorias no es un libro matemático, exactamente igual que no lo era Una mente maravillosa.

     Descubrimos la historia gracias a Anna, protagonista del hilo del presente que se va cruzando con otro en el pasado formado por las palabras y recuerdos de Adele. Si bien la historia presente es casi anecdótica, ya que se basará en las visitas y lecciones que la joven aprende de esta anciana que ha vivido mucho y a la que aún queda carácter para hacerla partícipe de su juego. El segundo hilo, la historia de Adele, se realmente extraordinario. En él nos relata como conoció al que sería el amor de su vida, un hombre de buena familia cuyo estilo de vida no podía ser más diferente al de una corista divorciada. Adele nos presenta su vida, su enamoramiento de Gödel, el rechazo de su familia y las tendencias depresivas de este hombre al que ayudó toda su vida. Le siguió en los ingresos y también en su viaje y nueva vida en Princeton. Compartió tertulias en su casa con genios de la altura de Einstein, y vivió, de las calles de Viena al miedo de la Segunda Guerra Mundial, cambios políticos, austeridad y viajes. Una vida interesante y para nada sencilla con un hombre al que amaba y que, pese a su clara superioridad intelectual, tuvo que ayudar, casi asistir durante toda su vida. Con una cuidadísima prosa, casi lírica a grandes ratos, descubrimos como detrás de un genio puede esconderse un hombre con poca o ninguna habilidad social. Un hombre que parecía vivir ajeno a todo en una época en la que pronto estallaría la Segunda Guerra Mundial, y que estaba dominado por sus manías hasta el punto de convertirse en un ser dependiente de su esposa. De hecho, Gödel vivió obsesionado con la idea de estar siendo envenenado, hasta el punto de morir de hambre durante un ingreso hospitalario de su mujer.

     Con esta doble historia y un hilo presente que poco a poco se va centrando en la creciente amistad entre estas dos mujeres y en la vida y circunstancias de la joven Anna, Grannec nos deja una novela de ficción con fuertes dosis de realidad en la que, no sólo conocemos más a la persona de Gödel, sino que disfrutamos del camino incluso si no sabemos quién es. El hilo del pasado es francamente bueno, con alguna discusión matemática incluida, y va ganando fuerza a medida que avanzamos. De hecho, si el libro hubiera sido únicamente esta historia novelada, estoy segura de que se podría disfrutar igual. Adele es un gran personaje que, sin lugar a dudas merece la pena conocer y que tiene mucho que contarnos. Una mujer que vivió entre pequeñas victorias una gran historia de amor.

     La diosa de las pequeñas cosas es una más que interesante primera novela de la que disfrutarán aquéllos lectores que buscan historias completas, de personajes tangibles y llenas de curiosidades. No puedo decir que sea una novela redonda, pero si que es francamente interesante.

     Y vosotros, ¿os acercáis a libros basados en historias reales?

     Gracias