Ahora que ya comenzamos a mirar las fiestas de reojo, sobre todo porque la mayor parte de las grandes superficies nos recuerdan lo cerca que están colocando juguetes y turrones con semanas de antelación, viene bien tomar alguna idea para regalos propios o ajenos de cara a la Navidad. Y, si por un lado han aparecido libros con láminas intrincadas para entretener a adultos con vocación de artistas, el libro Destroza este diario buscaba sacar la parte creativa de los lectores. Sin embargo, tanto uno como otros, requerían más tiempo del que muchas veces tenemos y una buena dosis de paciencia, con lo cual los más jóvenes quedaban muchas veces descargados antes incluso de intentarlo. Justo en este punto entra el libro que hoy traigo a mi estantería virtual, se trata de Tu vida en un libro.
Con unos colores que buscan una armonía entre anaranjados y verdosos, o tal vez sean azules, y mucho buen rollo, este libro busca sacar una sonrisa en su usuario. Porque es un libro de los que se usan, rellenando sus páginas con sencillas tareas que van desde poner el nombre, pasando por marcar países visitados y también los que nos gustaría visitar, hasta escribir nuestros mayores secretos. Supongo, aunque eso es irreseñable en este momento, que parte de la diversión es colocar el libro una vez terminado en un estante y olvidarnos de él hasta dentro de unos años, momento en el que nos lo tropezamos por casualidad y nos reímos recordando precisamente esos secretos.
Sin páginas particularmente laboriosas, Tu vida en un libro está al alcance de cualquier lector y también de cualquier edad. No nos pedirá que lo arrastremos o que dejemos caer encima un café, pero nos mostrará la vida a través de un catalejo, nos pedirá rayos de sol y palabras encontradas. Escribiremos nombres de amigos y nos dibujaremos de mayores, contaremos lo que nos gusta y lo que no y haremos un calendario en el que cada día su resumen pueda percibirse a simple vista: con un color.
Como siempre en estos libros, la imaginación es crucial para obtener un resultado llamativo, pero al encontrarse en un punto intermedio, tampoco habrá tantas diferencias entre nuestro libro y el de cualquier otra persona. Y eso, para qué engañarnos, hace sentirse un artista al menos pintado.
Esta vez vengo con un libro que sirve para todos, en el que aquel que se anime a abrirlo, no necesitará ser un buen lector. Ni siquiera un lector. Esta vez, lo que se procura es diversión y también, por qué no, dejar un poquito de quién se es en el momento de encontrarnos con la divertida propuesta de Rebecca Beltrán.
Al final, tenemos que reconocer una cosa; los que somos lectores y disfrutamos leyendo, tendemos a regalar libros. Y no siempre tenemos en cuenta si les gusta leer o no, porque creemos que con nuestra entusiasta recomendación les vamos a convertir, o algo así... Por eso este tipo de libros son estupendos, y en este caso aunque no tenga una edad óptima recomendada, insisto en que los más jóvenes pueden disfrutarlo mucho debido a esa falta de complejidad.
Y vosotros, ¿también habéis sucumbido a los libros-manualidad y tenéis títulos que sacáis solo con la caja de lápices a mano?
Gracias
PD: Dicen que para sentirse realizado en la vida hay que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro.
No digo más.