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lunes, 14 de diciembre de 2015
Pinocho en Venecia. Robert Coover
"Una noche de invierno del año 19__, tras un arduo periplo a través de dos continentes y casi los mismos siglos, y perseguido por un clima severo que amenaza con empeorar, un avejentado profesor emérito de una universidad americana, abrumado por la enfermedad, el jet lag, grandes dudas y un exceso de equipaje, se apea junto con sus tribulaciones en un andén ferroviario de la que muchos sostienen es la ciudad más mágica del mundo, experimentando no tanto esa llamarada de terror que se dice sufren los iniciados cuando la luz de una imagen de belleza eterna cae sobre sus ojos, como más bien ese escalofrío que recorre a los viajeros solitarios cuando se encuentran en el lugar y momento equivocados."
Cuando ya tenía decidido comenzar por La hoguera pública del mismo autor, abrí este libro y leí ese primer párrafo que es una única frase, con la que comienza la historia. Y fue un amor de esos a primera vista, que no requieren más palabras ni sinopsis y que tampoco tienen mucha más explicación. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Pinocho en Venecia.
A estas alturas todos conocemos el cuento de Pinocho, aunque tal vez lo que conozcamos sea la versión edulcorada que nos ha ido llegando con el paso del tiempo y que relata la historia de este personaje asociado a esa hermosa ciudad que comienza siendo madera, y finaliza siendo niño. El cuento real, creo que conviene explicarlo, es mucho más cruel, y alejándose de las fábulas que comenzaban a aparecer en su época, nos presentaba a un protagonista que elegía mal una y otra vez al que no le quedaba más remedio que ir aprendiendo de sus errores. De hecho, al verdadero Pinocho, ni siquiera le gustaba tener a un Pepito Grillo diciéndole que se equivocaba.
Bien, este es el protagonista que recupera Coover como un viajero de regreso a Venecia, como un viejo profesor que enderezó su vida y que espera finalizar su obra magna, Mamma, dedicada, como no podía ser de otro modo, a una mujer con el cabello de color azul que le dio la vida. Poco espera este viejo profesor, advertido ya en la misma estación por una suerte de sentimiento premonitorio, que este regreso será también una vuelta a algunos de esos momentos ya casi olvidados de tantos años atrás.
La escritura de Coover es muy particular. Dotada de una belleza estética en las formas a grandes ratos terrible, esconde en muchos párrafos actos crueles o tristes de una forma desmedida en la que chocan ambos conceptos. Pinocho en Venecia es una obra que trata, en efecto, de Pinocho y de Venecia. Una Venecia hermosa, descrita como un lugar en decadencia, cercana al fósil, que lejos de presentarse en esplenodoros atardeceres, nos habla del frío invierno y la nieve para no regalarnos hermosas postales de su gran plaza cubierta por un manto blanco. Venecia es observadora de sus borrachos y estafadores que darán a nuestro protagonista no sólo una bienvenida de lisiados, sino que le proporcionarán un verdadero tour por la vida que olvidó. Y también trata de Pinocho, famoso burattino convertido en niño que es ahora un anciano incapaz de dar el toque final a su última obra pese a tener ya unas cuantas a sus espaldas. Una obra cuyo último capítulo se le resiste y que decide venir a recuperar a esta ciudad. Aquí, en Venecia, se encontrará con viejos conocidos, el primero Lido, Alidoro, recorriendo de este modo episodios pasados mientras buscamos junto a él ese último capítulo y hacemos un recuento de quienes van apareciendo en su periplo.
Coover establece una suerte de paralelismo entre una ciudad que afirma está en decadencia, y su protagonista, en claras horas bajas, con una entrada a su destino en desgracia y, por si eso fuera poco, una salud deteriorada que parece amenazar con la mayor de las desgracias. Y si miramos por ahí, justo debajo del cinismo y la sorpresa que provocan las palabras de Coover, un autor que a ratos se refugia en una prosa elaborada, se encuentra el retrato de la soledad y la enfermedad, de la decadencia de lo clásico cuando se ve enfrentado al estafador mundo moderno que parece arrinconar el pasado. Y si miramos un poquito más aún, descubriremos una voz honesta que nos lleva de la mano caminando hacia un final en el que Coover se guarda un as en la manga, como un fin de juego acelerado con un simbolismo que no puedo desvelar pero que me hizo ver tanto la presente obra, como la fábula original, bajo un prisma diferente. El Pinocho de Coover se ha redimido, ha obedecido las órdenes, pero pronto descubrimos que tampoco ha cambiado tanto, que su ira sigue ahí, al igual que el Zorro y el Gato que lo acechan sin usar sus viejos nombres, como si Coover nos dijera: "busca, lector".
Me he prometido no usar la palabra posmodernismo en esta entrada ni una sola vez y, salvo ahora al mentar el término, parece que lo estoy consiguiendo. No me gustan las etiquetas que a muchos les parecen complejas o disuasorias y que tienden a esconder obras divertidas con las que se disfruta de lo narrado y de la forma elegida para hacerlo. Hoy podría decir que traigo una fábula para adultos, y no hablar de la angustia de la búsqueda, o podría hablar de hadas y ángeles y madres que dan la vida. Pero esa parte no me corresponde a mi, a fin de cuentas, es la tarea del protagonista encontrar el final a su gran obra. Así que me limitaré a decir que ha sido una gran lectura: divertida, cruel, satírica, hermosa, angustiosa, de reencuentros, alegrías, decepciones y de viejas aventuras en las que he recorrido plazas, puentes, viejos palacios, calles estrechas y más puentes, (no olvidemos que "hay ciudades en las que para avanzar, hay que ir en círculo") y todo ello de la mano de Coover, con sentimientos encontrados, zapatos mojados, pantalones arriba o abajo, con el frío en los huesos y la seguridad de tener la sonrisa de quien está disfrutando con un libro. Un libro que tiene, además, una preciosa edición.
Por si no ha quedado claro: acercáos a Coover.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias
Me resulta curiosa esta historia. Ya Pinocho no es un personaje ideal de cuento incluso en la versión edulcorada. Me genera curiosidad.
ResponderEliminarPues me has convencido, tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarYo la semana la empiezo con El último adiós que si hay suerte lo finalizaré hoy!
Un beso!
No me atrae, así que lo dejo pasar. Gracias por la reseña :)
ResponderEliminarMe ha llamado la atención, así que a mi lista de pendientes va. Un besote
ResponderEliminarSegún leía tu reseña me parecía una lectura un poco triste, aunque también dices que es divertida... y cruel... No sé. Tendré que hojearla.
ResponderEliminarYo aquí estoy, disfrutando con el Diario de Thoreau :-)
Besos!
Sabes que se viene para casa pero te lo digo bajito y rezando para que uno que yo me sé no te lea jajajajaja! Así que primero se lanzará él pero lo leeré en cuanto me lo deje. Un besazo y mil gracias por esta recomendación. En cuanto te vi sacarla de la libre sabía que sería ese regalo especial :)
ResponderEliminarMe parece una novela curiosa. La voy a buscar, al igual que mi próxima lectura.
ResponderEliminarbesos
Hey, no me llama, muchas gracias por la reseña, besos :3
ResponderEliminarHey, no me llama, muchas gracias por la reseña, besos :3
ResponderEliminarPues nos acercaremos, aunque Pinocho no es de mis personajes favoritos :)
ResponderEliminarBesos!
No creo que lo lea pero ¿quién sabe? Besotes!!!
ResponderEliminarLa verdad es que creo que podría disfrutarlo. Y no sólo me has despertado la curiosidad con ésta novela. También me apetece leer la historia original de Pinocho.
ResponderEliminarBesos!
No lo conocía y me parece un libro con un planteamiento curioso, para tenerlo en cuenta
ResponderEliminarBesos
Un libro curioso al que quizá no hubiera acercado de no ser por tu reseña, así que te agradezco por eso ;) Por aquí estoy con La luz que no puedes ver que va muy, pero que muy bien.
ResponderEliminarBesos y feliz inicio de semana.
No conocia al autor. Y suena interesante este Pinocho. Lo tendré en cuenta. Esta semana me pillas con La pintora de estrellas y La traición de Roma.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me quedo con la sensación de que tengo que leer ese comienzo por mí misma y decidiré. Ya te contaré
ResponderEliminarBesos
Me ha llamado mucho la atención este libro, me lo apunto por si me decido a leerlo.Besicos
ResponderEliminarMenuda frase!! Si te digo la verdad, siento aversión por Pinocho... Ni él ni Alicia tuvieron mucho que ver conmigo en la infancia. Huía de ellos como del diablo pero mira este libro tiene un algo que me resulta sugerente. No sé si darle una oportunidad. Si eso, me compro una bombona de oxígeno para leer la primera frase jeje. Besos.
ResponderEliminarno me lo vas a creer pero agarré uno de filosofia!!!!!!!
ResponderEliminar:O
Muy interesante y original, partiendo de eso, del origen, es que Disney hace estragos, ya sabes, me gusta el tono ese de tristeza melancólica, de desencanto del personaje ya mayor, me lo leo segurísimo. Besos :)
ResponderEliminarCreo que entendería mejor este libro y tu reseña si antes leyera la historia original de Pinocho, para lo cual no me faltan ganas. Una edición ilustrada de Espuela de Plata sigue esperándome.
ResponderEliminarBesos!
ME has dejado muy intrigada. Me lo apunto.
ResponderEliminarBesotes
Pues te haré caso y me lo apunto.
ResponderEliminarBesos.
Siento curiosidad por esta historia. Siendo sincera, no tengo tan claro (como otras veces tras leer una reseña tuya), que vaya a disfrutar de su lectura. No me preguntes el porqué... Pero siento mucha curiosidad por ella. Así que, quien no arriesga no gana,no?
ResponderEliminarGracias por tu reseña. Besos
Desde luego esa primera frase ya es una magnífica carta de presentación y después tu reseña me ha dejado con más ganas aún de descubrir a este autor y esta historia. Directa a la carta de los reyes magos.
ResponderEliminarBesos
No tiene mala pinta, me lo apunto.
ResponderEliminarSaludos
Pues no lo conocía, pinta muy bien, creo que podría gustarme =)
ResponderEliminarBesotes
Claro, clarito: parece un libro de lo más peculiar y me llama la atención...Esta revisión de Pinocho promete! 1beso!
ResponderEliminarMe resulta muy atractivo este ejercicio de revisar viejos clásicos para continuar con su historia de otra manera. Me encanta esta propuesta.
ResponderEliminarSaludos.
La verdad es que no me llama.
ResponderEliminarUn beso.
Me pasa ahora que cuando releo algún cuento de la infancia, clásicos muchos ellos, me parecen edulcorados, machistas, dogmáticos... y muchos de ellos, ciertos, también crueles.
ResponderEliminarMe parece original el planteamiento y tus sensaciones son como para tenerlo en cuenta. Cosa que no sé si es de agradecer, con lo sobrepasada que estoy con todo lo que quiero leer ya...
Un abrazo
Te haré caso y me acercaré a Coover, porque me has picado la curiosidad con este Pinocho des-edulcorado, pero mucho mucho.
ResponderEliminarBesos!!