"Los hombres miran a las literatas peor que mirarían al diablo".
Rosalía de Castro
Carta a Eduarda
También en la literatura muchas han sido las mujeres que han escrito bajo nombres masculinos para poder publicar. Es cierto que las cosas han cambiado y que son muchas las mujeres que publican con más o menos éxito, las que baten récord de ventas y también las que editan libros. Mucho es el camino recorrido y aún queda camino por recorrer. Hoy, desde Entre montones de libros, vamos a recordar a algunas mujeres que publicaron en su día bajo nombres masculinos.
Currer, Acton y Ellis Bell eran en realidad Charlotte, Anne y Emily Brönte tres jóvenes huérfanas de madre que hoy son reconocidas por todos pero que en su día tuvieron que recurrir a estos nombres para poder publicar en un ambiente cerrado. En el caso de las hermanas Brönte, las dos últimas jamás llegaron a ver su nombre real impreso en la cubierta del libro.
George Eliot escondía en realidad a Mary Anne Evans y, si bien hoy su obra es conocida y muchos saben que Eliot era mujer, pocos saben su nombre real.
George Sand se llamaba en realidad Amantine Lucile Aurore Dupin, una mujer que se calzó chistera y levita y entró en los círculos románticos del arte de sus tiempos mientras escribía más de cien novelas, en alguna de las cuales, cargaba contra convencionalismos sobre el amor y la sociedad.
Fernán Caballero, precursor de la novela realista española, era en realidad Cecilia Böhl de Faber y Larrea, una mujer que descubrió a mediados del siglo XIX que no podría publicar con su nombre real, pese a que su madre, también era escritora.
Pamela Lyndon Travers, creadora de Mary Poppins, comenzó su carrera dejando su nombre en unas simples iniciales, ya que P. L. Travers enmascaraba el sexo de quien firmaba los libros.
James Triptree, Jr era en realidad Alice Bradley Sheldon, una mujer que, harta de ser la primera mujer en hacer..., se busco un alias sin ocultar que era un seudónimo. Muchas fueron las cábalas que se hicieron sobre la identidad que ocultaba, y muchos fueron los que pensaron que se trataba de un hombre. Hoy en día, esta gran escritora de ciencia ficción fallecida en 1987 no da nombre a ningún premio. Su seudónimo en cambio, sí lo hace.
Isak Dinesen era en realidad Karen Christenze Dinesen, autora de Memorias de África, una de las obras más conocidas de la literatura y con una fantástica adaptación cinematoráfica. Aún hoy hay muchas personas que desconocen que detrás de Isak se escondía una mujer.
Murray Constantine, autor de La noche de la esvástica, era en realidad Katharine Burdekin quien escribió esta distopía en la que no hay libertad ni conocimiento que no venga impuesto y lo hizo ocultando su verdadera identidad
Gauthier en uno de los peores casos, era el marido de Sidonie Gabrielle Claudine Colette, y él fue quien firmó la obra de su esposa, apropiándose del mérito de la serie Claudine hasta que Colette se cansó y optó por divorciarse y pedir su justo reconocimiento.
Cuando Charlotte Brönte contaba con 20 años envió una selección de sus poemas al poeta Robert Southney quien le respondió "La literatura no puede ser asunto de una mujer". Quizás por eso Jane Austen, sabedora de que una mujer se sentiría avergonzada por escribir en una sociedad que la relegaba a un segundo plano, eligió como seudónimo Lady, en un juego que ya demostraba la condena que se iba a encontrar uno en sus letras.
Estas son conocidas, otras muchas siguen siendo anónimas y más aún son las que permanecen día a día en una situación de desigualdad. Avanzamos. Avancemos.
Gracias.
Avancemos!!! Un abrazo
ResponderEliminarNo podemos apagar la voz ni mantener en el anonimato, por más tiempo, a las mujeres. Sus escritos deben quedar bien visibles y que su sufrimiento y lucha termine algún día con la igualdad de géneros.
ResponderEliminarBuenos días!
Anoche le contaba estas cosas a mi hija y no daba crédito...
ResponderEliminarFeliz día.
Un abrazo
Me ha gustado mucho tu entrada. He leído que J. K. Rowling se dejó solo las iniciales por motivos parecidos. A día de hoy eso solo significa que, como dices, hay que avanzar.
ResponderEliminarBesos.
Afortunadamente eso ya no ocurre.Besicos
ResponderEliminarEs increíble eso de tener que cambiar el propio nombre para que se valore tu trabajo. Por desgracia, a día de hoy sigue siendo un óbice ser mujer para según qué tipo de ocupaciones. Besotes!!
ResponderEliminarMe parece interesantísimo lo que cuentas. Evidentemente, con el que más flipo es con Fernán Caballero, porque es el que me toca más de cerca (qué mal suena, ¿no?
ResponderEliminarGracias por dar a conocer esta información tan chula en este día tan reivindicativo.
Besos.
Sí, avancemos. Ningún paso atrás.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola!
ResponderEliminarQué tragedia. No me imaginaba que las mujeres tuvieran que enmascararse para poder publicar sus obras. Me alegro que ahora ya se conocen el nombre de algunas de ellas. Hay que seguir avanzando.
¡Mil abrazos!
Una genial entrada conocía el caso de las hermanas Bronte y de Sand pero no de todas. Genial entrada te mando un beso
ResponderEliminarMuy buena entrada. Justo este lunes leí un libro de Woolf con algunos ensayos sobre escritoras, entre los que se encuentra Austen, ahí me enteré de lo de Lady, no tenía ni idea.
ResponderEliminarConozco los casos más "famosos" porque en su momento los estudié en clase como el de Fernán Caballero. Y el de George Sand por un libro que me gustó muchísimo: Los hijos del siglo, que trata su historia de amor con el poeta Alfred de Musset.
¡Un saludo!
Muy interesante lo que explicas.
ResponderEliminarY una pena que puedan suceder este tipo de casos.
Un beso.
En fin, qué rabia...
ResponderEliminarAl menos eso ya no suele ocurrir, lo que indica que algo ha cambiado. Y seguirá cambiando, ya que vamos avanzando ^^
¡Un saludo!
Desde luego...hay que seguir caminando, porque aún quedan muchos derechos que cumplir. Y especialmente, queda que más de la mitad de la humanidad se una...aún nuestros roles, gustos, sueños,...nuestra identidad, la sugiere un género determinado. Quitar todo esto llevará su tiempo, pero veo que hay iniciativas maravillosas...
ResponderEliminarAlzo mi taza de té, por las de atrás...por las que nombras, por Mary Woolstonecraft y su hija Mary Shelly...por las que escriben por aquí, por las que leen actualmente y reseñan sus impresiones, por la sororidad entre nosotras...
Un abrazo enorme para ti, por tu camino y por tus sueños como mujer...
Bonita entrada. Sigamos avanzando. Un besote.
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