"A Ivo Brandani lo perseguía el sentido de la catástrofe. La veía en cualquier iniciativa de transformación de la realidad".
No siempre sabemos por qué un libro nos llama a gritos desde la mesa de la librería, pero cuando eso sucede no suele fallar. Al menos conmigo. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La vida en tiempo de paz.
Conocemos a Ivo Brandani, ingeniero, y lo conocemos el 29 de mayo del año 2015 mientras está en el aeropuerto egipcio esperando regresar de su último trabajo. Ha estado reemplazando coral por una réplica sintética.
Si me llevé ese libro fue porque recordé a Joyce y el día en el que transcurre su novela Ulysses. Poco o nada más sabía de este libro de setecientas páginas que ha resultado ser una ingeniosa mezcla de novela y ensayo y, posiblemente, una de mis mejores lecturas del presente año.
Para conocer a Brandani tenemos que saber que es una persona de esas que dicen catastrofistas, y así lo refleja el autor ya en la segunda línea de este magnífico libro. Lejos del sentido práctico que se le puede asumir a un ingeniero, él verá la posibilidad de caer cuando mire un avión, de colapsar si es un edificio o de un incendio si su mirada se posa en una estufa. Cualquier cosa que funcione, de hecho, puede dejar de hacerlo sin previo aviso y evitar la catástrofe que eso pueda provocar es una de sus preocupaciones tanto como el Apocalipsis es su libro favorito. No es casual tampoco que el autor eligiera el 29 de mayo como día para presentarnos a Brandini y dejar que diera rienda suelta en ese entorno tranquilo, ya que fue un 29 de mayo el día que cayera el imperio Bizantino y en esta novela, nada es azar y ese es precisamente uno de los sucesos que no han dejado de rondar en la cabeza de nuestro protagonista, a quien sigue quitando el sueño.
Brandini resulta un hombre obsesivo, casi resentido, que no duda en posar su mirada durante los últimos setenta años de la historia moderna utilizando en autor principalmente la primera persona, aunque podemos encontrar un narrador circunstancial que ayuda a remontar la acción de la novela. Brandini nos muestra lo aparentemente engañoso del título de la novela al señalar que estos setenta años de paz lo han sido también de guerras ocultas. Y con esta mirada de un hombre cuyo último futuro es el fin que tampoco se pierde de vista en la novela, y con Italia en el punto de mira, recorreremos el caos de los cincuenta, los sueños de los sesenta, la política y la lucha por la igualdad que marcaron el final del siglo pasado. Uno lee el libro con la sensación de que estos años de paz han sido ficticios, ya que vivimos en una constante revuelta civil si no queremos utilizar la palabra que designa el conflicto bélico.
Comentaba casi al principio, que esta será una de mis lecturas destacadas del presente año. Y uno se da cuenta de ello ya en el Prólogo, magnífico, en el que se da el primer retrato del protagonista. Luego, a medida que la alternancia del monólogo y la tercera persona otorgan un fresco global de este periodo contemporáneo al que no le faltan crítica y acidez, tenemos la sensación de estar ante una de aquellas magnas novelas de antaño que han pasado a la historia de la literatura. La narración es casi épica y, mientras Brandani está en su viaje mortal, Pecoraro nos enseña también pinceladas de la vida del protagonista, ya sea su amor adolescente o su cambio de estudios y una, casi perenne sensación de decepción. Y es que, la mirada de una persona que recorre su vida, siempre va a ser reflejo de la sociedad en que se ha producido. La parte por el todo de la literatura universal. El gran acierto de este libro que irá desnudando a un protagonista del que me ha costado despedirme, tanto, que ya hago planes para una relectura no demasiado lejana.
Por si no ha quedado claro, La vida en tiempo de paz me ha gustado. Son setecientas páginas (y aquí os he perdido a algunos) de buena literatura, de esa que no es la más fácil para el lector, pero que se disfruta página a página y se termina con la sensación satisfecha de haber hecho un buen camino. Animáos, merece la pena.
Si otros días he ido mostrando las novelas que se postulan a "novela del verano", hoy me he alejado mucho de esas palabras. Pero tengo curiosidad en una cosa, ¿qué libros son los que preferís para la temporada estival?
Gracias.
No tengo preferencias a la hora de leer un libro por la estación en la que nos encontremos, pero tengo claro que este libro cae en breve. Mi cuerpo me pide una ración de esto, lo intuyo. Gracias por la recomendación :-)
ResponderEliminarMe da pena decirlo, porque otras veces he ido corriendo a comprar títulos que recomiendas , pero este no me atrae nada. No sé...Lo de las seiscientas páginas es lo de menos, pero no sé si lo disfrutaría tanto como tú.
ResponderEliminarYo pensaba que el verano no me iba a afectar con la lectura, pero últimamente mi mente pide cosas ligeras porque no me centro.
Besitos
A decir verdad es la época del año en que menos leo pues entre la piscina mañanera primero nadar casi hora y media y luego de charla con las amigas y por las tardes a pasear y a sentarse en la plaza, el resto del tiempo lo dedico a las plantas labores del hogar, cuidado de mi marido y el ordenador ( con todos los trabajos y escritos que hago)o sea que apenas leo libros.Besicos
ResponderEliminarUfffff. Creo que de momento paso, que no estoy para cosas tan profundas. Besotes!!!
ResponderEliminarDe setecientas páginas no, porque pesa un poco para llevarlo en el bolso de la playa. Pero para el invienro va a ser que sí, que me has dejado con muchas ganas de leer esta novela, que no conocía, por cierto.
ResponderEliminarBesotes!!!
Muchas veces me desconciertas con los libros que lees (aunque lo entiendo). Te lo digo porque creo que realmente en los libros que te "veo" es en libros como este que comentas...
ResponderEliminarEste libro por el momento no, prefiero libros un pco más ligeros en esta temporada
ResponderEliminarPues no es que me eche atrás por el número de páginas, pero tengo mis dudas. este y otro más que reseñaste no hace mucho me causan muy buena impresión, pero no doy el paso por creer que no voy a saber exprimirlos o valorarlos como se están valorando.
ResponderEliminarEn verano me dejo llevar: intento recuperar clásicos, alternar como títulos típicos para estas fechas o que sean de bolsillo, (independientemente de el género o autor), simplemente por el hecho de poderlo llevar a la playa y a todas partes cómodamente.
Un besote.
Yo no tengo preferencias de lecturas de verano.
ResponderEliminarAsí que no olvidaré este tìtulo porque, sin duda, es muy interesante,
Un beso.
Coñe, ¿700?
ResponderEliminarMe voy, jajaja.
No, me quedo.
Desde luego si ha sido una de tus lecturas más significativas del año no puedo eludirla. Anoto.
Besos.
M eha parecido una novela farragosa, lenta y sin atractivos. Salvo el ego del protagonista.
ResponderEliminarHola, Todo un descubrimiento.
ResponderEliminarMuy bien escrito, extraordinariamente traducido, y a mí ha resultado ameno y entretenido a más no poder. Lo he pasado muy, muy bien leyéndolo.
Tengo, eso sí, que advertir que un servidor es cinco años menor que el protagonista, el entrañable Ivo Brandani, por lo que, salvando las lógicas diferencias geográficas, uno reconoce muchas de las evocaciones que hace de escenas y de situaciones. La descripción del interior de la caseta de la playa o del ambiente de los grupos y las fiestas de verano, sin ir más lejos, son dos ejemplos que he reconocido fielmente.
Quizá lectores más jóvenes no se identifiquen con tanta exactitud, pero creo que el libro tiene virtudes más que sobradas para gustar a cualquiera.
En resumen reúne los, para mí, ingredientes de un gran libro: no te cansas de leerlo, le tomas cariño al protagonista y te da pena cuando pasas la última página.
Muchas gracias por el blog y, sobre todo, por la recomendación de este libro.