"Hay dos versiones de los hechos que tuvieron lugar en 1887. Una es muy conocida; la otra no".
La historia de Jack el Destripador ha llevado miles de folios a lo largo del tiempo. La de sus víctimas... no tanto. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Las cinco mujeres.
Y si comienzo diciendo que se ha escrito poco sobre sus víctimas ahora explicaré la primera conclusión a la que la autora del libro llega: no eran simples prostitutas como siempre nos han contado. De hecho sus tres primeras víctimas fueron mujeres respetablemente casadas hasta que la dura vida de la época las condujo a un camino menos recto que acabó por llevarlas hasta el Destripador. Y supongo que ahora alguno habrá levantado una ceja y dicho eso de... "pues putas". Pero pensemos un momento... la información que nos ha ido llegando con el paso de los años es la de la prensa y sabemos que había mucho sensacionalismo alrededor de este tipo de casos (no como ahora sic.), pero en cambio hemos optado por creerlo como si el uso y la costumbre, al igual que en las leyes, pudieran consolidar como real lo que tal vez no fuera tan simple. Bien, pues aquí vamos a conocer a Mary Anne "Polly" Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly. La última fue mutilada, el resto fueron degolladas y destripadas, de ahí el apodo de un asesino sobre el que se ha escrito y rebuscado su identidad durante muchos años. Rubenhold nos habla de la pobreza londinense, de las condiciones de vida, asilos, marginalidad, nos muestra que apenas hay informes oficiales sobre lo sucedido (solo dos), recurre a historiadores, archivos, libretas más que libros y deja de lado el sensacionalismo del panfleto que busca la venta fácil para reflejar, no solo la vida de esas mujeres, sino también el desprecio que se sentía por dichas vidas pese a la cobertura que se le dio a los asesinatos. Y es que, más allá del relato de estas mujeres, lo que nos deja es un fresco social y muestra lo poco que se ha hecho para llenar las lagunas sobre los sucesos reales y las personas que los protagonizaron. Nos presenta vidas humildes que nacieron condenadas al infierno y que finalizaron en él.
Una de las víctimas acabó en un asilo tras dejar a su marido. Ella ya se había criado en otro, pero esta vez no tuvo la oportunidad de salir aunque lo intentara. Y, a su muerte, lo que parecía juzgarse no era su vida de constantes luchas, sino su moralidad. Hallie Rubenhold muestra que no hay evidencias de que todas ellas fueran prostitutas pero si de que vivían en la calle en condiciones de pobreza y que si fueron asesinadas, no se debió a su moralidad, como se llegó a cuestionar en su momento, sino por estar borrachas y dormidas en plena calle. O mejor dicho, en la calle por la que pasaba Jack El Destripador. Otra de ellas, hija de un soldado, fue víctima de su adicción a la bebida, que llegó a costarle su bonita familia y tener que irse de su casa de campo. Una tercera estuvo de sirvienta, también en un negocio que fracasó tanto como su vida y al final sobrevivía como podía hasta encontrarse con su fatal desenlace. Una cuarta incluso sabía leer y escribir y parece ser que escribía baladas. Y la quinta, de la que se sabe su historia de burdel, parece que es la que venía de mejor familia.
Hecho este resumen uno pudiera pensar que ya se ha contado la mayor parte del libro pero, en realidad, lo importante aquí es preguntarse por qué no se sabía nada de estas mujeres. Por qué nadie se preguntó sobre ellas, e incluso por qué fue juzgada su moralidad e incluso insinuado que merecían la muerte (al menos para el asesino aunque se sabe que muchos lo pensaban sin verbalizarlo) debido a las vidas que llevaban. Hay una afirmación patente en la obra sobre que su género es concluyente a la hora de determinar su falta de oportunidades y su escasa relevancia social, así como el desinterés por las víctimas que se vieron eclipsadas por la fama de su asesino. Y es que, en definitiva, Las cinco mujeres es una obra que va mucho más allá de estos cinco nombres para dejarnos la sensación de que había muchos más infiernos que Whitechapel. Esta vez no toca entrar en si fueron 5, 11 o 18 como se ha llegado a decir las víctimas del Detripador. Esta vez, Rubenhold ha hecho lo que mejor se le da y es recatar la vida de unas mujeres de las que apenas se sabía más que su nombre y reputación.
Las cinco mujeres me ha parecido un libro muy interesante y necesario que obliga al lector a reflexionar más allá de la sangre derramada por uno de los asesinos más famosos de la historia.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
Parece una lectura muy interesante, sobre todo por el retrato social y las oportunidades de las que carecían las mujeres si no tenían un sustento en forma de matrimonio o herencia. Y claro, también interesa por el caso concreto de estas mujeres. Le echaré un ojo.
ResponderEliminarEstoy leyendo El libro de los amores ridículos, de Milan Kundera. Intento seguir mi propósito de año nuevo, que era leer algunos de los libros pendientes que hace años que tengo por casa.
Pues me ha llamado mucho la atención. Sobre todo por ese retrato social que parece hacer de la época. Y por esa crítica que parece reflejarse en el libro.
ResponderEliminarComienzo la semana con Mi Antonia de Willa Carher y La estrategia del cocodrilo de Katrine Engberg.
Besotes!!!
Me da la impresión de que tiene que ser una novela triste y dramática aunque si interesante.Besicos
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado pero lo voy a dejar pasar que no me termina de llamar la atencion. La semana la empiezo con el primero de Los Bridgerton, Si dijeramos la verdad y El encuadernador.
ResponderEliminarSaludos
¡Hola! No conocía este libro, pero me ha llamado muchísimo la atención porque me gustan mucho estos temas y además de que hagan reflexionar sobre los sucesos. Gracias por la recomendación. Un saludo.
ResponderEliminarPosdata: me quedo por aquí y te invito a pasarte por mi blog.
Jolín, también me parece interesantísimo. Sí, como siempre, y hagamos lo que hagamos, cuando nos destripan o nos meten cinco pollas por el culo (sin consentimiento, quiero decir), somos putas.
ResponderEliminarMe ha recordado un poco a un cuento que leí sobre Caperucita y el lobo contado por el lobo, siguiendo un poco al hilo de esto, ¿no? Siempre hay otra versión.
Me tientas con cada palabra y me lo anoto, también.
Besos.
La teorìa de Hallie Rubelford no tiene fundamento.Si víctimas de Jack the Ripper, como sucedió en el caso de Catherine Eddowes y de Elizabeth Stride, verdaderamente hubiesen sido eliminadas cuando yacían acostadas durmiendo, habría que descartar testimonios que parecerían irrefutables, pues quedó constancia de ellos en las encuestas judiciales y en artículos periodísticos que dieron cuenta de haberse observado a estas mujeres, mientras estaban -obviamente- despiertas, dialogando con diversas personas, o siendo agredidas, instantes previos a ocurrir sus decesos.
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