"Más tarde, durante mucho tiempo, Nicolás intentó recordar las últimas palabras que le había dirigido su padre. Se había despedido de él en la puerta del albergue, repitiéndole una y otra vez consejos de prudencia, pero Nicolás se sentía tan molesto por su presencia, tenía tantas ganas de verlo marcharse que no le había escuchado. Le echaba en cara que estuviera allí, que atrajera sobre ellos miradas que adivinaba burlonas, y se había zafado, agachando la cabeza, del beso de despedida."
Carrere es uno de esos nombres recurrentes en mis estantes. De hecho llevo un par de semanas buscando un par de viejo títulos suyos y eso me recordó precisamente este. Hoy traigo a mi estantería virtual, Una semana en la nieve.
Conocemos a Nicolás, un niño de diez años introvertido y con problemas para relacionarse, cuando su padre lo lleva a un albergue a que pase unos días con sus compañeros de clase esquiando. El detalle es importante puesto que su padre es el único que llega al lugar, el resto de la clase, ha ido en autobús. Y no sólo eso, sino que además se marcha sin dejarle la maleta con las cosas necesarias para pasar esos días. De este modo tan desastroso comienza la experiencia de Nicolás, una experiencia que no será capaz de olvidar nunca.
Carrère es un narrador más que solvente. Sus libros proporcionan al lector una experiencia compleja partiendo de una forma de narrar sencilla, lo cual ha de ser mucho más difícil de lo que parece. De hecho, creo que no hay nada más complicado que conseguir lo que se llama un libro fácil de leer.
En este caso, parte de lo que bien podría ser una novela Bildungsroman (de esas de crecimiento que cuentan una historia en la que se parte en la infancia y percibimos como el personaje madura en su camino hacia la edad adulta), para desviarse en las primeras páginas hacia una historia que consigue un clima de desasosiego y una empatía directa hacia el protagonista.
Nicolás pronto se nos presenta como un niño tímido y apocado, desfavorecido en la vida y propenso a ser el objetivo fácil de las burlas. Y también con mucha necesidad de atención, a costa de lo que sea. Con este protagonista, el autor juega a dejarnos entrar en su mente siendo adultos, sin dirigirlo lo suficiente como para que no juzguemos sus actos, haciendo que el lector pase del desconcierto a la lástima por el chiquillo. Su pequeño protagonista parece tentar el límite de lo real como método para dejarse conocer por un lector que no puede evitar revolverse incómodo en la silla ante un clima que se va tensando.
Y es en ese momento en el que mejor percibimos al Carrère afilado, el que parece contar las palabras y acortar capítulos en un libro ya de por sí corto. Sufrimos esa carencia de palabras tan significativa como esos silencios que se producen a mitad de una conversación importante.
Nos deja solos, elucubrando, pensando y haciendo cábalas sobre lo que realmente sucede, se acumulan los por qué... y leemos con avidez un libro corto que dura apenas un suspiro hasta llegar a una resolución abrupta. Un cierre hermético o tal vez una puerta abierta para que sigamos más allá de la historia. Se pueden conseguir ambas cosas. Carrère lo hace. No pone todas las palabras, pero sabemos qué sucede realmente; nos ha sabido dirigir para que rellenemos los huecos y lo hacemos de forma diligente, automática, mientras tenemos la sensación de que nos han bajado la persiana antes de tiempo. Leí una vez al autor decir que le cuesta acabar los libros, tal vez sea por eso que lo termina como una bofetada. Hemos leído, nos hemos creído su historia... y ya no hay más.
Una semana en la nieve es una novela corta, muy corta, que se lee en un suspiro y por la que es fácil dejarse conducir para disfrutar de una experiencia casi claustrofóbica entre sus letras. No os doy más datos, sólo quedaros con los adjetivos que he utilizado para describir esa excursión...
Y vosotros, ¿os acercáis a ese tipo de novelas que llaman de crecimiento llenas de conflictos?
Gracias
PD. Por cierto que hay una adaptación cinematográfica del año 1998 titulada La clase de nieve y dirigida por Claude Miller.
Qué interesante. Por lo que cuentas, es un libro que me gustaría. Me lo llevo anotado, aunque no sé cuándo le haré hueco, la verdad, la lista de pendientes crece, jeje...
ResponderEliminarBesos.
¡Hoooola!
ResponderEliminarPues me has dejado con mucha curiosidad por esta novela.
Desde luego, cuando un libro tan corto consigue tener verdadero impacto en el lector, para mí es un logro muy importante y ve que es el caso.
¡besos!