"Me llevan ante el pelotón de fusilamiento. El tiempo se estira, cada segundo dura un siglo más que el anterior. Tengo veintiocho años".
Hace unos años que leo a Nothomb teniendo como ventaja la cantidad casi ingente de novelas por descubrir de esta prolífica autora, títulos que combino con los que va sacando de forma periódica hasta reunir en mis estantes aproximadamente una veintena. Hoy traigo a mi estantería virtual, Primera sangre.
En esta ocasión conocemos a Patrick Nothomb, padre de la novelista. Y lo conocemos siendo un niño sin padre con una madre afectada por la situación y unos abuelos que lo crían como se supone que corresponde. Este niño es enviado con su familia paterna, algo que uno esperaría con ilusión ya que así conocerá a esa parte de la familia que parecía vetada y con la que ahora pasará el verano. Allí se encuentra con algo totalmente diferente a lo que hubiera podido esperar y será donde conozca a Pierre, poeta, y a una prole hambrienta que, lejos de vivir en el castillo imaginado, son tan ruidosos como capaces de enseñar a Patrick lo que es la libertad hasta el punto de que esa vivencia marcará su vida como para recordarlo en un punto crucial. Porque Patrick crece, escribe cartas de amor para otro pero se enamora él en una historia de Ciranos y llegará al punto en el que trabajará de cónsul y se verá involucrado en una historia terrible que es la que da comienzo a la novela.
Cada novela de Nothomb es una sorpresa. Uno no sabe si se va a encontrar un libro intimista, un cuento moderno, una crítica social que rezuma acidez o incluso, como en Sed, el testimonio inventado de un Cristo que se dirige al final de sus días terrenales. Y en este caso, Nothomb lo que hace es rendir un claro homenaje a su padre, fallecido en 2020, en un librito corto en el que la sangre es la gasolina y motor tanto como el hilo que une cada parte de la historia. De hecho es bastante habitual que Nothomb nos regale libros cortos y en este nos dibuja a un padre que relata la situación que está viviendo mientras los hilos de su historia pasada se entretejen para llevarnos hasta su infancia e ir avanzando por su aún breve vida. La historia, mejor o peor para cada uno de los lectores, tiene un tono que resulta conmovedor ya que desde las primeras páginas el lector percibe la ausencia y la añoranza más allá de la simple admiración y es este tono unido a la peculiar manera de narrar la historia a la que la autora nos tiene acostumbrados, lo que levanta la novela hasta colocarla en la pila de los "síes" en cuanto a mi valoración como lectora. Decir que su padre murió en 2020 es hablar de que falleció en la etapa dura de la pandemia, en un momento en el que ella no se pudo despedir de él y quizás por eso es por lo que le da voz en una primera persona nítida al cerrar el libro, le deja después de todo, presentarse desde su infancia hasta un momento en el que su hija aún no había nacido. Cosas de Nothomb: contar la historia que ella jamás vivió y precisamente por eso fingir, o fingirse, que quien la cuenta es su padre.
La novela, con una sólida estructura circular y un final que está a la altura de la primera frase, lleva al lector intrigado a través de flashbacks hasta saber por qué y cómo un hombre con esa fobia a la sangre como la que padece Patrick, termina en semejante situación (no olvidemos la primera página), descubrimiento que se hace entre distintos momentos, desmayos, amores y discursos que quedan en la memoria de quien nunca los vivió.
Primera sangre es una buena lectura. Nothomb se borra para rendir homenaje a su padre y regala la historia de una vida con su tono memorable y su aparente caos que se reordena para dejar al lector feliz de saber que, el año que viene por estas fechas, seguramente tenga en sus manos una novela novela de la autora.
Y vosotros, con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
Sólo he leído una obra de esta autora y no me entusiasmó mucho. Lo que sí me gustó fue su estilo. Debería darle una segunda oportunidad y podría ser con esta novela, que lo que cuentas, me gusta.
ResponderEliminarBesotes!!!!