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lunes, 27 de mayo de 2024

Una comisaria en la Provenza. Pierre Martin

 


     "Cerró los ojos... y segundos después se dio cuenta de que había sido un error. Se le aceleró la respiración, de repente sintió que el corazón le latía con fuerza, empezó a notar palpitaciones en las sienes... Creyó oír pasos raudos, vio adoquines mojados por la lluvia, un Citroën negro, la sombra del Arco de Triunfo, percibió sirenas de policía a lo lejos... Después, una explosión de un blanco deslumbrante le sacudió los párpados, la onda expansiva se le fue propagando por la cabeza: al momento todo había terminado. Ahora todo era negrura y silencio, un silencio sepulcral. Su respiración se tranquilizó. Se masajeó las sienes con movimientos circulares. A continuación abrió los ojos..."

     Supongo que fue la similitud con el aire de los títulos clásicos de novelas de detectives lo que me atrajo de este título. Hoy traigo a mi estantería virtual, Una comisaria en la Provenza.

     Conocemos a Isabelle Bonnet cuando, tras una intervención que casi le cuesta la vida, desembarca en Fragolín, un lugar al que le une su historia personal ya que allí fallecieron sus padres. Lo que parecía una visita para sanar y descubrir sus raíces, se convierte en algo laboral. Ella  era jefa de una unidad antiterrorista, aunque no lo cuenta en Fragolín, y ahora su jefe la encarga investigar el caso de una mujer asesinada en casa de un extranjero que ahora está desaparecido. Para ello, Bonnet será designada, y degradada, a Commissaire y la Gendarmerie le asignará un ayudante que parece inútil llamado Apollinaire. No es bienvenida en la investigación. En cuanto al pueblo... encontrará más de lo que espera.

     Me gustan las novelas con un componente procedimiental, casi tanto como aquellas que te llevan con la lengua fuera. En este caso además se mezcla con los sentimientos de los personajes que se mueven en un entorno pequeño y fácil de manejar para el lector que acaba asistiendo a las reacciones cruzadas entre ellos. El caso central se va extendiendo en sus ramificaciones e Isabelle tiene que ir uniendo piezas de personajes con los que un día tuvo una relación personal. Un lugar en el que no es bienvenida y la policía local no la quiere allí ni entiende cómo han podido asignarle un caso. Esto mezclado con la existencia de un asesinato, una desaparición del posible culpable que se convierte en un juego de identidades y que viene marcada por una protagonista con un carácter muy peculiar. No diré que esto es original, y menos en lo referido a la última parte ya que los policías carismáticos han marcado la novela negra contemporánea desde siempre, con la salvedad de que ahora son mujeres, pero sí que en este caso estamos ante un personaje bien trazado cuyo pasado y presente se acercan en lo que es, claramente, el comienzo de una serie protagonizada por Bonnet.

     Una comisaria en la Provenza me ha parecido una novela entretenida que ha conseguido despertar mi curiosidad por seguir leyendo la evolución de Bonnet y, cómo no, de su extravagante Watson particular.

    Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 22 de mayo de 2024

Un animal salvaje. Joël Dicker

 


     "Era una casa moderna. Grande, de forma cúbica, toda de cristal, que se alzaba en medio de un jardín impecable, con piscina y un amplio porche. La parcela estaba rodeada de bosque. Aquel lugar era un oasis, un pequeño paraíso secreto resguardado de las miradas al que se entraba por un camino particular. Al igual que la casa, los que vivían en ella también resultaban ser de ensueño: Arpad y Sophie Braun eran la pareja ideal y dichosos padres de dos hijos maravillosos. 
      Aquella mañana, Sophie abrió los ojos a las seis en punto. Llevaba algún tiempo despertándose sistemáticamente a la misma hora. A su lado, Arpad, su marido, dormía a pierna suelta. Era domingo, le habría gustado dormir un rato más. Se revolvió en la cama, en vano. Al final, se levantó sin hacer ruido, se puso una bata y bajó a la cocina para prepararse un café. Una semana después cumpliría los cuarenta y nunca había estado tan guapa".

     Me puede la curiosidad. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Un animal salvaje.

     Conocemos a Sophie, que vive con su familia en una casa apartada, de cristal para más datos. Su marido es un genio de las finanzas con un pasado turbio y un presente que se irá descubriendo con tantos secretos como el pasado. Por si eso fuera poco Sophie también parece tener algo que ocultar relacionado con un tatuaje de una pantera que lleva en una pierna y que ha llamado la atención de un hombre que se dedica a observarla desde la distancia. Un lugar tranquilo en el que nada es lo que parece y nadie es tan transparente como las paredes de esa extraña casa.

     Dicker entró en el panorama literario de la mano de Harry Quebert, un éxito multinacional cuya receta ha sabido ir replicando en los distintos títulos firmados por el autor, salvo El Tigre que es el único que no he visto hasta en la sopa de todos los que ha publicado. Tengo que decir que, si bien su primera novela me resultó entretenida, a medida que he ido avanzando en sus títulos me he ido encontrando lugares demasiado comunes que han provocado que pierda interés y entusiasmo en sus letras (por no hablar de que el Escritor es uno de los personajes que más gordos me han caído en los últimos tiempos). 

     En esta ocasión el autor vuelve a orquestar un libro con alma de page turner que dicen ahora, un fast food literario pensado para ser leído y posiblemente olvidado en apenas unas semanas y que a mi me ha dejado una sensación agridulce puesto que la historia sigue demasiado abiertamente un patrón conocido para sus lectores. Comienza con personajes aparentemente anodinos y, una vez presentados empieza a jugar con los tiempos y ubicaciones para ir destapando distintos secretos normalmente orquestados en torno a no más de cuatro de ellos para que el lector, animado por la curiosidad, no se cuestione la probabilidad o credibilidad de lo que representa, dejándose llevar por el efecto lúdico de la literatura y disfrute del viaje sin preocuparse de si está en un tiovivo que no le lleva a ninguna parte. Hasta ahí no tengo mayor problema. Sin embargo mirado al detalle, ya lo de la casa de cristal me ha alejado de la novela. Supongo que he leído demasiadas casas en zonas rurales con paredes de cristal en las que vive gente que se sorprende de que alguien los observe y yo no puedo evitar pensar en peceras gigantes, lo siento. Los personajes son además demasiado plásticos y exagerados en sus papeles; desde la rica modosa con una parte salvaje hasta la mujer empeñada en alargar y mantener una relación que se pone en contacto con la esposa del amante puntual como si estuviéramos en una telenovela de los años noventa. Esta exageración de perfiles ha hecho que en algunos momentos me haya sentido como si leyera una novela en la que se paseaban los protagonistas de distintas series de televisión, más o menos policiacas, mezclándose con algunos telefilmes de esos en los que las mujeres toman café mirando al infinito. El evento central es un atraco alrededor del que se van moviendo las historias que el autor trata de atar y desatar para convencer al lector de seguir jugando, algo que logra con el éxito de quien sabe manejar los ritmos y la prosa para que apetezca ver qué va a suceder y es de agradecer que en esta ocasión la novela sea además visiblemente más corta.

     Un animal salvaje me ha resultado una lectura superficial, con relaciones básicas en las que el autor no profundiza dando lugar a una lectura que no pasa de ser, a lo sumo, como sentarse a ver un telefilme. Porque esa ha sido justo mi sensación durante la lectura: una representación superficial. O quizás sea que ya no soy tan ingenua leyendo como para creerme todo.

     Y vosotros, ¿sois lectores de Dicker?

     Gracias.

lunes, 20 de mayo de 2024

El Museo. Owen King




     "La ciudad, apodada «la Más Bella» por poetas y procuradores municipales en honor a su río, el caudaloso Bello, sobresalía del territorio como un padrastro de su pulgar"

     A veces el placer que ha provocado la lectura de los títulos de un escritor nos lleva a seguir su estela hasta extremos insospechados, por ejemplo, leer a sus hijos. Así es como llego a Owen King y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El museo.

     Conocemos a Dora, cuya vida ha sido dura. Creció en un orfanato ya que su familia falleció debido al cólera y ella, sin ser capaz jamás de olvidar a su hermano ni sus últimas palabras, ha trabajado últimamente en el servicio doméstico de la Universidad. En un mundo convulso, Nora tiene una relación con Robert, al que convence para que la ayude colocándola en la Universidad para la Investigación Psíquica, un instituto ocultista en el que él trabajó. Un lugar en ruinas en una ciudad en ruinas que la llevan a centrarse en la periferia y, poco a poco, ir profundizando en los misterios que recorren la ciudad como almas perdidas.

     Tengo que decir que mi experiencia con esta novela ha sido, cuanto menos, complicada. Me costó entrar en ella varios intentos. No tenía claro si era la prosa, la historia, D que no me encajaba, su amante... me parecía... aburrida. Sin embargo, siempre digo que no abandono los libros sin haberlos terminado, así que, tras dejarlo apartado unos cuantos días, decidí retomar. Descubrí entonces un lugar sin nombre en un tiempo pretérito en el que había sucedido algo que dio al traste con el orden tal y como lo habían conocido. En este lugar, en el que en un momento determinado incluso deambulan almas perdidas, las clases altas se han ido y las bajas intentan hacer lo que pueden bajo un orden tambaleante que amenaza con desplomarse. Y es que es una novela en la que la trama parece lo más importante, dejando descuidados el resto de los elementos para que el lector decida lo que tiene que hacer. La novela tiene carencias en cuanto a personajes, que no terminan de quedar definidos para que el lector se implique con ellos; pero la más importante es en el ritmo. King quiere conectarlo todo pero lo hace del mismo modo que aquellos profesores que pensaban que su asignatura era la única durante los años de estudio. Exige tanta atención que agota al lector, sin recompensarle lo suficiente al proporcionarle una novela que falla en el ritmo, tal y como se percibía ya en las primeras páginas. Un ritmo que cambia pero al que, superado el primer tercio, se le empieza a ver que le falta continuidad.

     El autor busca recursos utilizados para sobresalir, comparaciones llamativas, metáforas visuales; usa todo, y quizás no era necesario. La comparación con Dickens la entiendo aunque siendo sincera no la veo más allá de la propia cita del autor que parece haber preparado todo para obtenerla, incluída la cita del principio. Y yo he echado en falta la libertad. Owen King más que un libro ha presentado un ejercicio y eso hace que la lectura se resienta dejando espacio para que el lector se de cuenta de que quizás, el tiempo, el oficio y la confianza, nos dejen ver lo que hay ahí. A fin de cuentas no debe de ser fácil ser un King si tu padre se llama Stephen o tu hermano es Joe Hill.

     El Museo es una novela desigual de difícil recomendación. 

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Por el pasado llorarás. Chester Himes

 


     Soy consciente de que mucha gente se deja guiar por la cubierta de un libro como primer punto de atracción. De hecho me ha pasado. Pero, si soy sincera, lo que me atrae es es título. Hoy traigo a mi estantería virtual, Por el pasado llorarás.

     Conocemos a Jimmy Monroe. Su vida es, cuanto menos, complicada. Padre predicador, hermano al que.. bueno, eso lo leéis, especialista en juergas, expulsiones, robos y alcantarillas, no es de extrañar que acabe en prisión alguna que otra vez. Veinte años, le dicen. Y hasta esa prisión en los años 30 viajamos con él para ser testigos de su inocencia, siempre hay alguien que tiene más calle que tú, un entorno peor, compañeros con una vida más jodida... Veremos la violencia, la depresión, las revueltas y la corrupción de los micropoderes con la tiranía a pequeña escala y su ascenso. Y también el espacio para el amor cuando aparece Rico, la soledad cuando llegan las noches. Veremos todo. En eso consiste esta novela.

     Esta novela fue escrita por su autor justo después de haber pasado por prisión para cumplir condena por robo a mano armada. Yo ya conocía este hecho, no es mi primer acercamiento al autor, pero no me había tropezado aún con este libro cuyo título me llamó la atención desde el primer momento. Y he encontrado una novela cruda y descriptiva con paisajes que son puro éxtasis de sensaciones, ya sean ruidos o el marcar la ausencia de silencio, o sentimientos, porque hay mucho que sentir en una prisión, ya lo sabemos, no es la primera ni la última novela que se centra en ese entorno. Sin embargo sí que diré que me ha sorprendido y mucho encontrarme una novela de esta caladura escrita en los años 30. Hoy está claro que se escribiría sobre los sentimientos, la masculinidad o el amor entre hombres sin problemas. Escritores como Jean Genet han abierto mucho camino en ese sentido siendo incluso hoy poco conocidos por el gran público lector. Pero Himes ya estuvo allí. Bunker escribió sobre la prisión, pero Himes también estuvo allí. Y no solo eso, Himes además se apoya en la propia prosa para dar forma al carácter de su personaje y la forma en que se adapta como puede a su nuevo concepto de lo que es tener una vida. Con un comienzo que se desliga, como si estuviera buscando su sitio, el autor avanza hasta llegar a una suerte de escena de renacimiento casi al final de la historia que deja ver incluso sus consecuencias, porque en la vida hay cosas que se ven llegar. Aunque no miremos.

    Himes baja al barro y no busca escribir su propia historia ni convertir a Jimmy en una suerte de antihéroe. Lo explica, lo desnuda, lo llegas a entender incluso, pero eso no significa que te parezca bien ni que maquille sus actos. Lo que si provoca es que viajes con él a la oscuridad y te plantees si las voces son propias o ajenas cuando hay un sentimiento colectivo que se expresa en la negrura de la vida. Y es que como dije la novela es oscura y cruel, y por eso sorprenden los momentos de risas y luminosidad.

     Por el pasado llorarás ha sido un gran descubrimiento. Yo no diría que la he leído tanto como que la he vivido.

     Y vosotros, ¿los títulos de los libros os impulsan a su lectura?

     Gracias.

lunes, 13 de mayo de 2024

Suisen, el gato de Gorô. Aki Shimazaki

 


     Tenía muchas ganas de leer este libro ya que me gusta como Shimazaki se adentra en la psicología de sus personajes. Hoy traigo a mi estantería virtual, Suisen, el gato de Gorô.

     Estamos ante la tercera entrega de una serie que, al contrario de lo que viene siendo habitual, no se trata de la continuidad lineal de un hilo argumental. Aquí el protagonista es Gorô, hasta ahora secundario. Es un hombre de mediana edad, con un buen cargo y una familia formada por su esposa y dos hijos. Su principal preocupación es la imagen que proyecta, el éxito en todos los sentidos que incluye el hecho de tener dos amantes además de una red de contactos.

     Lo primero que me ha sorprendido es la animadversión directa que sentí con Gorô desde las primeras páginas. Un hombre misógino, egocéntrico y terrible cuyas gafas nos ponemos de mano de la autora que, fiel a su costumbre, sintetiza todo lo posible aquello que quiere expresar. Esta tarea no ha tenido que ser fácil ya que no solo muestra lo que Gorô pretende ser y es en su vida, también muestra las partes ocultas que ni él mismo quiere mirar. Sin pretender justificarlo nos enseña su infancia en la que fue permanentemente comparado con su hermana, sus miedos a la soledad e incluso a la soledad del silencio que hace que uno se quede consigo mismo arriesgándose a mirar dentr, ver los complejos propios proyectados en el comportamiento y, por lo tanto, arriesgarse a reconocer los defectos. Esta es la parte principal de la novela, que va decapando al protagonista tras quitarle todo lo que le daba seguridad en un ejercicio obligado de quedarse consigo mismo sabiendo ya en este momento el lector, que lo pondrá ante su mayor infierno. 

     A partir de un hombre aborrecible la autora juega con el lector al hacer que se ponga bajo la piel del protagonista, y no para absolverlo, si no simplemente para comprender su forma de actuar. Cuando esto sucede y se trata de un personaje al que uno odiaba al comienzo, el libro se puede considerar un éxito ya que, si de algo trata la literatura, es de trasladar al lector a otros lugares y otras pieles. Y todo ello lo hace de una forma sencilla, basada en detalles, en lo cotidiano. No es la primera novela que leo de Shimazaki, de hecho es la tercera entrega de una pentalogía que, ya os aseguro, voy a completar.

     Suisen es una historia que sorprende y que, os aseguro, no deja a nadie indiferente.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

     PD: Disfrute usted del gato, señor Gorô.

lunes, 6 de mayo de 2024

In Memoriam. Alice Winn

 


     "Podía hacer lo que quisiera".

     Cuando me regalaron esta novela no sabía nada de ella. Hoy traigo a mi estantería virtual, In memoriam.

     Conocemos a Henry y Sidney. Estamos en 1914 y la I Guerra Mundial es una realidad para todos, aunque quizás para algunos jóvenes privilegiados parezca más un relato de ficción que la realidad que viven miles de personas a diario. Ellos son demasiado jóvenes, pero no dudan en ofrecerse voluntarios para ser héroes, aunque cada uno con un detonante. Uno se alista para demostrar que no es un cobarde, el otro para seguir al primero.

     Esta es una de esas novelas que vale más explicada que contada la sinopsis. Quizás por llevar la contraria al propio autor cuando pone en boca de uno de sus protagonistas que los chicos pueden hacer lo que quieran siempre que sea en la oscuridad y quede allí. Coloca en este mundo a dos chicos enamorados que no están preparados para estar enamorados. Les resulta más fácil incluso ir a la guerra que reconocer lo que sienten y tienen. Y en la guerra de Win los hombres necesitan consuelo y refugio porque pocas cosas dan tanto miedo como estar en el frente. O quizás si haya cosas que asustan tanto y por eso uno prefiere verse privado de lo que es la simple compañía o el consuelo. Ahora ni siquiera estoy hablando de amor. Y es que de alguna manera la autora establece un paralelismo constante entre el amor homosexual y la guerra: con las luchas, los caídos y los enfrentamientos incluso entre hermanos. Jóvenes que perdieron en la vida o en el amor cuando aún no tenían edad si quiera de saber muy bien por qué luchaban o tal vez lo hacían precisamente desde el lado contrario, creyendo que lo sabían todo con el enardecimiento de la juventud. Hay candor en uno de sus protagonistas nervioso por poder elegir, hay sangre y brutalidad en la guerra como lo hay en la vida. Y es que la novela de Win sabe ser delicada en la prosa pero salvaje en el contenido. Sus dos ejes protagonistas, Henry y Sidney son tan opuestos como atractivos o irritantes, dependiendo del motivo. No escapan al escrutinio de un lector maduro e informado que no dudará en juzgar sus actos creyendo que, por estar en una sociedad que ha avanzado mucho, su mirada es superior. Esto sucede porque la novela tiene un break en el que los estudiantes pelean y crecen y se alistan y en ese momento su mirada cambia, el tono y el alma de la novela se modifica y el lector busca una historia más profunda que no siempre está ahí. La guerra es brutal, hemos leído y visto mucho sobre ella (uno enciende el televisor y siempre parece haber una acechando en las noticias en el mundo que nos ha tocado vivir), pero eso no debería de hacer que la novela decaiga precisamente en esos momentos. Los personajes son divertidos y la historia está ahí, sin embargo, no llega a sentirse tan buena como debería. O quizás sea yo. A veces el problema es el lector.

     In Memoriam es una historia de amor y guerra. Entretenida. Buscaré más de la autora.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.