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miércoles, 25 de junio de 2025

Lluvia pequeña. Garth Greenwell

 


     "Me pidieron que describiera el dolor pero el dolor era indescriptible, en una escala del uno al diez requería otra escala".

     Greenwell es un escritor que descubrí hace relativamente poco pero cuya pluma me ganó en Lo que te pertenece. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La lluvia pequeña.

     El protagonista de esta novela es también su narrador. Un escritor, poeta, que está enseñando cuando el dolor le sobreviene arrasándolo todo. Y donde dicen que el dolor es indescriptible y que incluso somos incapaces de recordar cómo fue exactamente un dolor pasado más allá de la intensidad con la que lo padecimos, Greenwell pone a su narrador a cuatro patas, lo dobla y le hace sentir que lo agarran las tripas. Su dolor es visceral y su pareja le pide que acuda a un hospital. Pero corre el año 2020 y los hospitales eran lugares aterradores en los que la gente moría por una pandemia. Finalmente acude, qué remedio, y es diagnosticado de una disección de aorta, algo terrible y potencialmente mortal. 

     Ahora el narrador se convierte en paciente, su caso atrae la atención, le miran y hacen pruebas. Su piel pasa por muchas manos y su mente divaga entre presente, pasado y poesía. Y aquí el libro se despega de lo habitual. No se trata de una novela de hospitales, ni de qué sucedió exactamente en ese difícil momento. Tampoco una novela sobre el enfermo y quien lo acompaña (su pareja no podrá hacerlo durante semanas). Es una novela sobre el redescubrimiento de la propia conciencia en una situación extrema y el dolor vuelve en oleadas que el autor gira una y otra vez buscando su descripción.  El protagonista se redescubre por dentro y por fuera, salen a flote viejos complejos a partir de nuevas situaciones y, exactamente igual, esta nueva situación desempolva viejos sentimientos. L, su pareja, el añorado, el que cuida, el que tal vez ha sido descuidado por él y, frente a tanta soledad, el narrador parece redescubrir quién es su punto de anclaje con el mundo.

     Greenwell en sus novelas lleva al protagonista, presumiblemente el mismo, a situaciones difíciles de describir, viscerales. Y quizás, de todas ellas, la más incapacitante para ser plasmada es el dolor. Por eso, y no solo por el sentimiento, vuelve a ella una y otra vez en un intento de desesperarnos tanto como lo está el propio protagonista al que sentimos desnudo frente al mundo, vulnerable. Y en pandemia.

     Lluvia pequeña es una gran novela. Y poco más hay que añadir. Salvo que quizás no sea para todos.

     Contadme, ¿os gusta leer temas torturados como a mi?

     Gracias.

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