La dama de las camelias. Alejandro Dumas (hijo)

     "Es proverbial el deseo que sienten las señoras del gran mundo para escudriñar el interior doméstico de ciertas mujeres, cuyos soberbios troncos salpican de lodo sus carretelas, que al par de ellas y entre ellas, tienen un palco en la Ópera y en los italianos, haciendo pública ostentación de su belleza, como de sus costosas galas y de sus escándalos. La que habitó la casa en que me hallaba, había muerto; podían, por lo tanto penetrar en su gabinete las damas más virtuosas. La muerte había desinfectado la atmósfera de aquella espléndida sentina y, sobre todo, podían hasta las más escrupulosas, escudarse en el pretexto que acudían a una venta, ignorantes de los pormenores de la casa a que se las llamaba."

     Tenía ganas de volver a mis clásicos. Voy leyendo un poco de todo pero, cada cierto tiempo, como si lo necesitara para tomar aire, regreso a mis clásicos de siempre, los que abarrotan mis estantes en mil y un formatos, usados, encajados entre ellos con la esperanza de poder meter un libro más y creando extrañas parejas que jamás serían en vida. Allí Frankenstein convive con Fausto provocando náuseas a Sartre, y allí está justamente el libro que hoy traigo a mi estantería virtual, La dama de las camelias.


     En este libro conocemos a Margarita, una joven que vive para el amor y muere por el, y la conocemos tratada con estas dulces palabras porque nos lo cuenta un joven amante que, enardecido por sentimientos románticos no escucha a quienes le advierten de la vida en la que cae. Ni siquiera la escucha a ella.

     Este libro se basa en la vida del propio escritor que cayó a los pies de la cortesana Marie Duplessis, y sirvió como inspiración de La Traviata. Es una historia romántica en la que vemos reflejadas las costumbres de la alta sociedad de la época, tener amantes era síntoma de status social, puesto que indicaba que se lo podían permitir. Por contra las cortesanas de alto nivel eran mujeres cuya entrada era permitida en los círculos más selectos, los mismos que luego las repudiaban socialmente.
     Enfrenta así el autor el amor interesado y el amor verdadero, a la vez que denuncia las hipocresías sociales de la época. Se expone al lector la fastuosidad del Segundo Imperio francés a través de sus ornamentado salones y sus óperas mientras nos deja la sensación de ser un mónstruo que se nutre de aquellas personas que acuden a su encuentro sin armadura.

     No diré que es un libro sorprendente, no esperamos mayores logros ni redenciones que los que nos otorga el autor para los personajes, pero si que es una historia con la que pronto se logra empatizar. A través de una forma de narrar sencilla vamos comprendiendo los sentimientos de los que nos representan, llegando a conocer al trío protagonista por sus actos más que por sus propios nombres. Logra así una conexión con el lector tan fuerte como para que veamos sacrificios sin que nos cuenten los sufrimientos que les provocan. La entrega, la pasión, incluso la resignación y la culpa nos acompañan a lo largo de esta historia conocida por todos. Una historia inolvidable en la que hay celos, venganzas y perdón con una ambientación sublime.
     Si no los conocéis, os invito a formar parte de la historia de Duval y Margarita porque, pasadas las primeras páginas, resulta realmente complicado mantenerse como un mero espectador. Una novela romántica que mantiene el interés y que ha sido semilla de muchas historias contemporáneas. Puede que mil veces contada pero, desde luego, ninguna de ellas de una forma tan hermosa.

     Y vosotros, ¿ya conocéis a Margarita Gautier?

     Gracias