Páginas
▼
sábado, 26 de mayo de 2018
Los premios literarios
El tema del prestigio de los premios literarios entre los lectores está más que leído y hablado, cada vez que se otorga un premio (que últimamente viene siendo cada pocos días), salen voces críticas. Hablemos pues de los premios.
Cabe distinguir en primer lugar entre aquellos que se otorgan a los libros ya publicados, que son los menos, y los que se otorgan en mitad de una larga parafernalia de supuestos secretismos a un título que aún no ha visto la luz. Y es que, en según que momentos, el lector no tiene claro si asiste a la concesión de un premio o a una suerte de disco con filtraciones incluidas que se ve orquestada con el único objetivo de captar atención y, de paso, un poco de publicidad gratuita.
De estos segundos distinguiremos los que llevan un respaldo institucional de los privados. Es curioso además que en el caso de los primeros, su montante sea inferior al de algunos premios privados. Pero es en ellos en los que podemos centrar nuestras críticas, ya que si el premio viene avalado por una empresa privada, es lógico que los intereses a la hora de otorgar dicho premio, trasciendan lo literario.
Tenemos que tener en cuenta un detalle, y es que las editoriales y la cultura, aunque el pirateo nos haga olvidarlo, han de dar de comer a quienes trabajan en ello, incluidos los señores editores. Así que es muy lícito que un señor que tiene su empresa, valore a la hora de juzgar un título, no solo el mantener una calidad que le sostenga en las listas de ventas, sino también una temática o incluso un firmante, que ya parta con un punto de favoritismo entre un determinado porcentaje de los lectores. Entendido esto, es muy fácil comprender que la creación de Premios literarios tiene mucho de marketing ya que no son pocos los medios que se hacen eco de ellos y un título que hubiera podido pasar desapercibido hasta llegar a la mesa de la librería y depender únicamente del boca a boca, llega con un apoyo de prensa y medios que hacen que los lectores reconozcan el título a simple vista. De hecho, en más de un caso, son la puerta de acceso a grandes editoriales para autores hasta ese momento desconocidos que se deciden con más esperanza e ilusión que estadística a su favor, presentar su obra a cualquiera de ellos.
Supongo que por eso que últimamente parece que cada mes se otorguen al menos un par de estos premios que van con una editorial detrás que ofrece al emocionado ganador, no sólo la oportunidad de ser leído (o no según algunas malas lenguas) por un jurado formado por escritores ya encumbrados, sino también la publicación de la obra por parte de la editorial y una cantidad económica que será entregada en concepto de adelanto sobre ventas del citado título. Es decir, que el ganador se ve con una novela anclada a la editorial que lo respalda y con un adelanto en el bolsillo, que eso no es un premio no lo olvidemos, que muchas veces se corresponde con un porcentaje inferior al habitual a restar por cada libro vendido una vez salga a la venta. Si a eso le sumamos que, asumido el baremo diferente que pueden tener estas empresas, es difícil creer que los libros sean leídos realmente, empiezo a dudar si el término premio viene a ser muy adecuado a este tipo de galardones que lo único real que otorgan al escritor que se los lleva es una visibilidad, y en muchos casos una tirada, muy superiores a las habituales. Supongo que para conocer bien esto, deberíamos saber hasta qué punto influyen los intereses en los jurados. Aquí que cada cual piense lo que considere oportuno en función de sus ideas y experiencias. Decía Caballero Bonald hace ya años, que "los premios no pactados, son los modestos" y esto tal vez sea cierto o sea una de las causas que más susceptibilidad generan en la credibilidad de aquellos premios cuyo montante se vuelve casi astronómico. siendo justo estos de los que más dudas tiene el público una vez se abre el sobre que da a conocer el premiado con el ilustre galardón. Quizás por eso, el Premio Goncourt dotado con 50 francos en su día y que hoy, pese a ser en euros, mantiene la cantidad equivalente, sea uno de los que más prestigio han alcanzado entre los lectores.
Abierta la veda y con las susceptibilidades debidamente expuestas, ¿cuál es vuestra opinión sobre los premios literarios?
Curioso tema tratas hoy. Estoy de acuerdo, que más que premio económico, es premio de visibilidad en este maremágnum. Me guardo el post.
ResponderEliminarLo cierto es que los premios por concurso de inéditos son la gran mayoría en España, pero no sucede lo mismo en otros países.
ResponderEliminarDe hecho los premios que gozan de prestigio son siempre a obras ya publicadas, primero porque son más límpios (dentro de la subjetividad que siempre va a tener un premio literario, al fin y al cabo es la opinión de un jurado) para empezar porque los lectores pueden opinar desde el minuto uno. Y más en los premios con longlist, shortlist y ganador (el último Man Booker y el Women's prize del año pasado vivieron el fenómeno de que los lectores reaccionaron con entusiasmo a la longlist para luego sentirse decepcionados con la shortlist).
Hay premios en España que directamente tienen prestigio negativo. Ganar el Planeta supone una alegría para tu cuenta bancaria pero en términos de prestigio es un premio que resta y no suma.
Por otro lado en España se podría aprender un poquito de otros países, si de lo que se trata es de promocionar la literatura, premios como el Nacional de narrativa podían publicitarse de una manera bien diferente, dando a conocer los nombres de los finalistas con unas semanas de antelación al ganador. Generaría cierto debate, publicitaría los títulos nominados, que al fin y al cabo es de lo que se trata. Además generaría ciertas ventas en los nominados lo que sería interesante ya que suele ser un premio bastante conservador que generalmente va para un autor consagrado y una novela que ya se ha vendido bien antes del premio
Un buen artículo sobre un tema del que yo,hace ya tiempo,albergo serias dudas.De todos es sabido y aceptado que el dinero,junto con el poder, lo mancha todo y,por tanto,lo desvirtúa.Un premio literario siempre tendrá detrás un componente económico o político que hará que la obra premiada sea cómo mínimo sospechosa de no ser precisamente la mejor entre las presentadas.En mi caso lo empecé a intuir cuando adquirí a través del Círculo de Lectores una colección de novelas de uno de los premios más prestigiosos de este país.Comencé a leer las novelas y,lo confieso,de todas ellas salvaría como mucho un 20%.El resto me parecieron mediocres e incluso malas comparadas con otras leídas por mí y nunca premiadas.Por supuesto,es mi opinión personal.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy contigo, los premios importantes forman parte de una estrategia comercial y sirven para dar visibilidad a un libro o a un autor determinado. Sin embargo, hay premios que parecen dar más importancia a lo literario, como el citado Goncourt o el Pulitzer. En España, solía fiarme del Nadal, pero ya no tanto. Es extraño que se necesite tanto bombo y platillo para dar a conocer un libro, supongo que la lectura no es para nada una prioridad y la única manera de sacar la cabeza entre tanto ruido es con este tipo de espectáculos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los premios literarios me parecen muy bien.
ResponderEliminarPero creo que no siempre gana el mejor.
A la hora de seleccionar un libro . siempre atrae saber que está premiado.
Pero, muchas veces, te sientes decepcionado.
Un beso. Feliz fin de semana.
Al no entender sobre literatura no puedo opinar sobre los premios literarios. Besicos
ResponderEliminarA mí me parece perfecto que tengan que mirar por su rentabilidd las editoriales y aprovechen para impulsar al caballo ganador. Hay de todo, algunos premiados me gustan, otros me encantan, otros no me convencen, como todo, es cuestión de gustos. Lo único que no me gusta es que se venda la idea de que cualquiera se puede presentar. A la hora de premiar también prefiero a los que dicen simple y llanamente "El jurado compuesto por fulanito y menganito se ha reunido y acuerda conceder el premio a Pepito Pérez". Lo de la plica, los seudónimos, los supuestos nervios y sorpresa del que luego resulta premiado, cuando medio país lo sabe ya con antelación, y toda esa parafernalia en general es lo que me parece un cachondeo, por no decir otra cosa. Un beso!
ResponderEliminarCurioso todo lo que cuentas sobre los Premios literarios. Yo, la verdad es que suelo pasar bastante de ellos. No suelen atraerme demasiado aunque a veces sí los leo. Algunos me gustan y otros no. Pero como en todo, hay muchos intereses subyacentes
ResponderEliminarSaludos
Labor de marketing estupenda donde las haya, desde luego. El caso que más me llama la atención es cuando se otorgan premios de libros que el lector aún no conoce, y nosotros ¿no somos pues, los que valoramos la lectura?
ResponderEliminarDe un tiempo a esta parte cada vez hay más premios, que algunos no llegan ni a la altura de lo que creo deberían ser, y cada vez más y más y más.
En fin....
Besos.
Me parecen un tongo. Salvo obras excepcionalmente de calidad la mayoría son mediocres tirando a malas para catapultar escritores de la misma envergadura. El otro día acabé el de Núria Gago ganadora del Azorín y se me cayó el alma a los pies por lo ñoño e insulso del argumento más cercano al Chicklit (he leído libros Chicklit mejores que ese) y la narrativa ramplona. Buscando información en Google vi que fue merecidamente premiada Dulce Chacon por Cielos de barro. Es una pena, siempre digo lo mismo, se publican demasiada literatura de usar y tirar, se le da demasiado bombo a gente que no lo merece.
ResponderEliminarInteresante tema de debate traes. Yo no soy muy de premios, no ho sé, es algo en lo que no me fijo al escoger un libro. Soy más de esperar y fiarme de las opiniones de los lectores. Pero sí, coincido con tu crítica, y es que hoy en día (o ha sido desde siempre) uno ya no sabe si premio equivale a calidad o no. Lo que no sabía es que el dinero del premio se restara luego a las ganancias en ventas...Indignante, eso no debería llamarse "premio".
ResponderEliminar