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jueves, 24 de mayo de 2018
Un andar solitario entre la gente. Antonio Muñoz Molina
"Escucha los Sonidos de la Vida. Soy todo oídos. Escucho con mis ojos. Escucho lo que veo en los anuncios y en los titulares de los periódicos y en los carteles y letreros de la ciudad. Voy viajando a través de una ciudad de palabras y voces. Las voces hacen vibrar el aire y llegan por mi oído interno al cerebro convertidas en impulsos nerviosos. Las palabras las oigo al pasar o cuando alguien se queda un rato a mi lado hablando por un teléfono móvil o las leo en cualquier lugar o en cualquier superficie hacia la que mire, cada pantalla. Las palabras escritas me llegan como sonidos de voces, notas que leo en una partitura, a veces queriendo distinguir varias palabras simultáneas, deducir las que no oigo porque se han alejado muy rápido de mí o porque las borra un ruido más fuerte. Las diferencias en las tipografías forman una incesante polifonía visual. Soy una grabadora en marcha, oculta en el teléfono futurista de un espía de los años sesenta, en el iPhone que llevo en el bolsillo. Soy la cámara que quería ser Christopher Isherwood en Berlín. Soy una mirada que no quiere distraerse ni para un parpadeo. El bosque tiene oídos, dice al pie de un dibujo del Bosco. Los campos tienen ojos. En el interior del tronco hueco de un árbol fosforecen en la oscuridad los ojos amarillos de una lechuza. Un árbol corpulento tiene dos orejas grandes como de elefante que casi rozan el suelo. Una escultura de Carmen Calvo es un gran portalón viejo de madera tachonado de ojos de cristal. La puertas tienen ojos. Las paredes oyen. Los enchufes oyen, dice Gómez de la Serna".
Decir a estas alturas que me gusta AMM es algo repetitivo ya que cualquiera que pase habitualmente por mi blog, lo sabe. Hoy traigo a mi estantería virtual, Un andar solitario entre la gente.
Antonio Muñoz Molina lleva tiempo introduciendo en sus libros un componente más privado, más introspectivo, casi reflexivo. Era ya patente en su anterior libro, en el que recordaba una época en Lisboa en la que escribió una de sus novelas más conocidas, y en este su último título lo es aún más.
La editorial nos habla de novela literaria y nos deja esa confusa sensación de quien no termina de comprender las diferencias entre las mil subetiquetas que van surgiendo en el panorama actual. Bien, leído el libro, yo afirmaría sin duda alguna, que no estamos ante una novela.
Lo primero que me parece interesante es el concepto paseo, ese caminar sin rumbo fijo por el simple placer de caminar por la calle con la mirada perdida saltando de un foco a otro, disfrutando del momento. Algo que sin darnos cuenta hemos ido perdiendo, caminando siempre con un destino marcado y muchas veces con el tiempo justo. Y, por supuesto, inmersos en nuestras vidas y teléfonos, sin darnos cuenta de qué o quién nos rodea. Y en eso se basa AMM. En un narrador que sigue a un paseante cualquiera en una ciudad cualquiera y se va fijando en cada letra, en cada señal, cada camino. No llegamos a conocer su nombre, ni el del paseante, ni necesita decirnos la ciudad o caminos que toma cada vez, pero tampoco importa porque todos paseamos sin fijarnos por dónde caminamos. Solo que el autor se luce sacando toda su sabiduría literaria y comienza a hacer pasar ante nuestros ojos la literatura ajena, Pessoa, Whitman, todos escritores, todos observadores reales o imaginarios de sus propias ciudades literarias.
Poco a poco nos vamos encariñando con ese narrador que nos dice en qué se fija y lo que nos perdemos, que nos enseña esos pequeños placeres en los que no reparamos y que tal vez fueran los que él un día olvidó.
Todo esto es el libro de AMM, inclasificable porque no es una novela, y tampoco es un ensayo, es más bien el monólogo de un cerebro ágil que se deja divagar página tras página convirtiendo la lectura en una delicia estilística no apta para todos los públicos. No por lo complicado, sino por la deriva y es que hemos perdido el placer de leer por el simple hecho de disfrutar de las palabras. Parecemos necesitar que algo sea rápido, o mejor trepidante, que enganche y le damos un plus en nuestro smartphone si es adictivo... y aquí el autor, al igual que su narrador, se ha dedicado a una literatura para paladear, para reparar en las formas, en las frases largas, los párrafos con esos tonos tan personales que el autor ha sabido ir cultivando en el tiempo. Tal vez por eso hoy mi fragmento se ha extendido más allá de lo habitual. Pero cuando a una le gusta la voz que habla, lo que menos desea es silenciarla.
Un andar solitario entre la gente es una joya en sus formas capaz de hacer disfrutar a cualquiera que se atreva a dedicarle su tiempo. Hay muchos autores, pero no tantos escritores: Antonio Muñoz Molina, lo es.
He confesado con poco pudor que me gusta mucho AMM, ahora vosotros, ¿podéis decirnos un escritor que os guste por encima del resto?
Gracias.
Hace unos años leí "Un invierno en Lisboa" y no fue lo esperado. Tengo pendiente seguir con algún otro libro y este andar solitario me tienta muchísimo. No importa que sea lento y que no sea novela, lo mejor es abrir los ojos ante todo lo que dejamos pasar.
ResponderEliminarBesos
Estoy segura que disfrutaré este libro, porque AMM es un narrador sobresaliente que todo lo cuenta bien. Me ocurre lo mismo con Javier Marías: me encanta como lo cuenta todo, al margen del contenido, disfruto enormemente con su prosa. Con los gustos, es lo que pasa, que a cada uno nos atrae una cosa y no lo podemos evitar.
ResponderEliminarSaludos
Vaya homenaje a este escritor, guapa. se percibe en el entusiasmo y la adoración que esconden tus palabras.
ResponderEliminarSí, tienes razón, buscamos leer del tirón y a veces nos perdemos verdaderas obras literarias. Vi la entrevista en Página 2 sobre este libro y me encantó.
Y yo no he leído nada suyo, así que mira, ya tengo por dónde empezar.
Un beso, solo uno pero grande.
Hay varios. En España, desde luego, Antonio Muñoz Molina. Los otros: Stefan Zweig, Orwell, Albert Camus.
ResponderEliminarEstoy con esta maravilla de libro, qué raro, qué difícil y que prodigio hacer literatura así. Pero, claro, está ante todos, sólo hay que saber narrarlo, encontrarlo y saber que historias hay detrás.
Hola! En esta ocasión lo voy a dejar pasar, no me llama lo suficiente la atención como para darle una oportunidad. Un autor que me guste por encima de los demás... Ken Follet, en mayor o menor medida, adoro sus libros.
ResponderEliminarBesos!
Nunca lo he leído, lo confieso. Pero ya me has dado ganas de estrenarme con él. Yo creo que mi número uno sería Stephen King. No es tan profundo ni utiliza frases que se vayan a quedar marcadas de por vida pero soy tan feliz con un libro suyo entre las manos... Besotes!!!
ResponderEliminarCómo se nota que disfrutas con este autor! Sólo he leído Plenilunio, que me gustó mucho. A ver si me animo a leer más cositas. Respondo a tu pregunta: Ana María Matute. Total debilidad por ella. Me da igual lo que me cuente. Me gusta tanto como lo cuenta...
ResponderEliminarBesotes!!!
Interesante reseñaYo no tengo un autor favorito, hubo un tiempo que me entusiasmé por JJ Benitez, Salvador Frixedo y Tonny de Mello.Besicos
ResponderEliminarSeguro que este libro me gusta.
ResponderEliminarValoro mucho tu opinión.
Un beso.
Me da la sensación de que no es una obra para comenzar con el autor, pero igualmente me parece una propuesta muy interesante.
ResponderEliminarA mí me encanta Víctor del Árbol o Cristina López Barrio ;)
Besitos
Tampoco he leído nada del autor, pero parece interesante :)
ResponderEliminarSe ve muy interesante, no he leído nada de él ,pero luego de tu reseña lo intentare.
ResponderEliminarNo es una lectura que seguramente seleccionaría por mi misma, pero me gusta leer opiniones de libros que quizá no parezcan para mi a primera vista.
ResponderEliminarUn beso!
No he leído nada del autor y me quedo con la sensación de no saber si es una buena manera de adentrarte en sus escritos, veremos
ResponderEliminarBesos
Tengo pendiente volver a leer a este hombre, que ya hace mucho que no cae nada suyo.
ResponderEliminarBesotes