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viernes, 10 de enero de 2020
La casa del padre. Karmele Jaio
"Disparos en el monte. Vuelves a escucharlos desde allí arriba, en la cima. Pero sabes que no provienen de los montes aledaños, sino de tu interior. Tu cuerpo es un arbusto".
Me gusta Karmele Jaio. Me la descubrió hace un tiempo mi amiga Esther, y tuve que compartir su entusiasmo. Por eso estaba a la espera de su última novela. Hoy traigo a mi estantería virtual, La casa del padre.
Conocemos a Ismael, un escritor de mediana edad que debutó con una novela de esas que tienen mucho éxito pero que pesan en las siguientes. Eso le sucede ahora. Está sentado ante una página en blanco, en silencio, con un cursor que parpadea el ritmo de los días desde hace casi dos años. Está casado con Jasone, la chica que lo deslumbró en la universidad, la que escribía cuentos, la que se casó con él y dejó de escribir. Una mujer que lee sus novelas y le apoya pero cuyo interior le es desconocido. Mientras Ismael intenta escribir, recibe una llamada del hospital en la que le informan que su madre ha sufrido un accidente y se ha roto la cadera. El cuidado de su padre recaerá entonces en él a la espera de lo que haga su hermana la rebelde, Libe.
Podéis leer tres veces la sinopsis del libro o la mía y aún os faltará todo por saber sobre La casa del padre porque debajo de esa sinopsis se esconde el verdadero corazón de la novela. Un corazón en el que Jaio ha puesto en boca de sus protagonistas lo que muchos piensan. Es una novela que habla de hombres y de mujeres, de manadas y violaciones y también del miedo que un padre tiene a que su hija salga, o tal vez su mujer. Pero no se queda ahí, porque para eso hay un narrador personal que toma la misión de hablar de lo que no se dice. Este libro trata de una herida que cierra en falso dejando una cicatriz dolorosa que nadie toca. Las relaciones son complicadas, los hombres no nos entienden se enfrenta a las mujeres no se dejan conocer y así, partiendo de estas sentencias ya apolilladas, Jaio construye su novela. Será la madre de Ismael la que le recuerde una familia de las de antes, dividida en hombres y mujeres, en la que ellos cazan y ellas cocinan cuando aquello era normal y nadie le daba importancia. La madre que en el hospital le dice que cuide de su padre y le haga ver la relación de ambos de otro modo. Y serán su hermana y su mujer quienes le pongan voz a esa nueva visión. Ismael se resiste, él no es malo, no maltrata a nadie, no quiere ser "de los hombres", "yo soy yo no soy nosotros" dice una y otra vez. Esa apertura de un hombre es lo que me ha sorprendido en esta historia. Estamos en un momento en el que las mujeres han perdido el pudor a desnudarse pero los hombres no. Ismael se alza en su conciencia y no verbaliza para renegar de ser uno más, se siente atacado, avergonzado o culpable, se enfada... y Jasone también. Cada uno en su lado, lanzando palabras. Dos escritores que no saben usarlas, y una autora que las usa demasiado bien.
Es además una novela sobre voces literarias en la que se habla del miedo a escribir y descubrirse o tal vez a descubrirse escribiendo. Y es, ante todo, una novela literaria de ritmos repetidos y cadencias constantes que se revela como hermosa a medida que avanzamos. Y, como ya he dicho muchas veces, lo hermoso no ha de ser necesariamente alegre... ni bonito.
Podría decir más cosas porque Jaio ha aprovechado estas 200 páginas. Pero os toca a vosotros descubrir lo que hay detrás. Yo... ni siquiera os he contado si al final Ismael escribe o no.
Karmele Jaio escribe con tinta densa, de esa que al tocarla se mete bajo tu piel y tarda tiempo en salir. Y que la miras y te acostumbras a verla, casi asumiéndola como un lunar. Eso pasa con las reflexiones de "La casa del padre". Si alguna vez fue cierto eso de que una vez que publicas un libro este pasa a ser propiedad de los lectores, Jaio lo demuestra en su última novela. Todos hemos visto alguna vez esa puerta de metacrilato entre el hombre y la mujer.
Me ha gustado La casa del padre. Me gusta la voz de Jaio que no te permite sentir indiferencia. Seguiré atentamente su trayectoria.
No os he preguntado qué libro os han traído los Reyes. Contadme...
Gracias.
Ufff, me llama mucho la atención este título. Me lo apunto. Además no parece largo (200 páginas) así que creo que voy a ir a por él. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarBuen finde. Un abrazo
Sabía que había salido este libro, pero no de qué trataba. Me ha gustado lo que has contado. Seguro que es una buena lectura, de las que dejan huella. Como ya me dejó su libro "Las manos de mi madre", que me transmitió muchos sentimientos.
ResponderEliminarUn abrazo
No he podido evitar pasar a ver qué decías, así a grandes rasgos.
ResponderEliminarSabes que me encanta esta autora y bueno, que voy a comprarme el libro ahora mismísimo.
Besazo.
Ays, que ni conocía a la autora... Y me has dejado con unas ganas! Y a tu pregunta...¡Ni un libro! Será posible...
ResponderEliminarBesotes!!!
No me acaba de convencer algunos aspectos de esta novela.Me quedé sin libro de Reyes.Besicos
ResponderEliminarMe gusta lo que comentas... si bien ahora no entraría en un libro de narración densa, me ha llamado bastante la atención y creo que podría disfrutarlo =)
ResponderEliminarBesotes
¡Hola! Feliz año nuevo, los mejores deseos ❤
ResponderEliminarNo conocía de nada este libro pero por lo que cuentas me vendría bien, gracias por compartir, ¡un beso!
Me lo apunto, creo que podría gustarme. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues no me sonaba absolutamente de nada la autora, otro nombre a tener en cuenta. El título llama la atención, desde luego (aunque corre el riesgo de que la llamen oportunista).
ResponderEliminarMe ha encantado esta expresión: escribe con tinta densa. Refleja perfectamente lo que quieres decir, te la copio.
Besos
Lo he terminado este mediodía. Coincido completamente con tu opinión. Libro personal totalmente que parece hecho a medida de cada lector. Saludos
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