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miércoles, 31 de octubre de 2012

La ventana. Raúl O. García


Ventana en la película "La maldición"


     "No encuentro el camino a casa."

     Estamos a 31 de octubre. Ya, ya se que lo sabéis y que, poco a poco, la tradición de Halloween nos ha ido llegando a todos. Una tradición que cada cual adapta a su modo. Hay opciones para todos, cine de terror, fiestas de disfraces plagadas de zombies, libros que nos parecen espeluznantes... pero yo soy una clásica. No se si lo habíais notado ya... pero me gustan las cosas al modo antiguo, con la parafernalia que conllevan, el ambiente, los ruidos de puertas chirriantes y las bombillas que tililan en noches de tormenta. Por eso esta vez mi opción para Halloween es ofreceros unas vistas muy especiales, las que ofrece La ventana.

     Hoy os propongo una colección de relatos al alcance de todos, online. Relatos de esos que se cuentan a media voz mientras aguzas el oído por si hay un ruido que nuestra imaginación transforme en susurro. De esos que no gastan tiempo buscando ambiente porque no lo necesitan. Os ofrezco el Halloween más clásico basado en historias a la luz de una linterna. Sentaos, hacedlo con cuidado mirando quien es vuestro compañero, porque ese cuya rodilla toca casi la vuestra, puede ser Raúl, el encargado de hacernos pasar miedo esta noche.

     La ventana es una colección de relatos pasmosa, por su forma, su estructura y su concepción del terror. No son muchos, apenas una decena. Pero en ellos el autor nos lleva por los diferentes estados del terror. Hay hombres con cuchillas en las manos... sí, justo ese en quien piensas. Hay padres, madres, hadas y mónstruos bajo la cama. Hay teatro, porque parte de el encanto de un relato es la escenificación, la voz, el ambiente. Y en este teatro improvisado, el terror se oculta en cualquier parte, y nos lo muestran acoplando sonidos utilizando el medio digital para combinar la lectura con el ambiente adecuado. Porque no olvidemos que el ambiente siempre hizo mucho en las historias de terror, nadie ve una película de miedo con todas las luces encendidas, si acaso.. deja una encendida para dormir.

     Me han recordado en cierta medida a esas historias que transcurrían pasada la media noche de la mano de King. Pero no por la temática, ni porque sus personajes se le parezcan, no. Lo hizo por lo certero a la hora de delimitar el espacio cotidiano en que irrumpe ese miedo. Esa cotideanidad que no necesita inventarse un mundo para hacernos sudar, simplemente tiene que mirar la sombra que hay bajo la cama. Y luego dar un paso más y no quedarse en asustar al niño. Justo eso es lo que harán los relatos de Raúl con su lenguaje directo, unas descripciones que bien pudieran clasificarse de realistas si estuviéramos hablando de otro tema. Una prosa que ha sido cuidadosamente despojada de cualquier elemento supérfluo, sin florituras. Los adornos no tienen cabida esta noche, no son necesarios. El autor parece decirnos a cada momento; "Aquí hemos venido a leer terror, así que si luego sudas cuando oigas un ruido a tus espaldas, no te quejes. Mis personajes también sudan, incluso se mean de miedo delante de tí sin pudor alguno".  Todo eso y alguna vuelta de tuerca es lo que hoy os ofrezco, si os atrevéis claro. Porque, por si no ha quedado claro, esta noche es la noche del terror.

     Y vosotros, ¿hay alguna historia que recordéis que os haya causado esa incómoda sensación de intranquilidad cuando todo se queda en silencio? Yo recuerdo una de una chica que aparecía siempre en una curva oscura en una carretera...

     Gracias

martes, 30 de octubre de 2012

Remordimiento. Jorge Luis Borges




He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren  y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida, 
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado. 
La sombra de haber sido un desdichado.

     Hoy traigo un poema, hacía mucho que no me atrevía. Borges, autor representativo, nos dejaba estas palabras que me impactaron desde la primera vez que las leí. Su título, Remordimientos, no deja duda al lector sobre lo que nos encontramos. al menos, a mi no me la dejó. Me invade la melancolía al ver una vida gastada, comprobar un tiempo perdido y sufrir tal vez el peor de los castigos, el arrepentimiento.

     Tal vez seguir el camino de las artes le supuso al autor una carga, una pena frente a lo que se esperaba de él. Tal vez por ser otro tiempo, otra vida, otro momento. Tal vez, sólo son suposiciones de una lectora que se encuentra estas palabras y las copia en un cuaderno repleto de poemas. La vida es una lucha. Una meta inalcanzable para el hombre que escribe. Incluso para el encumbrado que escribe este poema, y al que ya no tengo opción de explicarlo que se encoge el alma en palabras que resultan ser mundos de sentimiento a ojos de quienes lo leemos.
     O tal vez solo sea yo, que lo leo con unos ojos diferentes a los de otro lector y por eso me emociono. O tal vez, solo tal vez, justo por eso es poesía.

     Veo la vida, la tierra, el aire, el fuego; y los veo como él dice, vida en movimiento. Esa curiosa armonía de los elementos que no puede evitar ser expuesta de una forma hermosa en pluma de Borges y que desluce ante la sombra de esa desdicha con la que pone fin a este hermoso poema.

     Tal vez os suene triste mi entrada de hoy, pero así es como veo el Remordimiento. De hecho, nunca me gustó esta palabra: remordimiento. Porque toda ella en sí implica rechazo a algo consumado y, por lo tanto, una oportunidad perdida para hacer o deshacer. Y todo esto, sin poder hablar de métrica o de rima, es lo que veo en este poema. 
     Siempre digo que la poesía es íntima por aquello que nos hace sentir al leerla y son ya muchas las veces en las que os cuento mis sentimientos ante las letras de otros. Hoy me gustaría saber una cosa. Si leéis este poema, detenidamente, sin prisa, regalando a Borges apenas un par de minutos de vuestras vidas, ¿qué es lo que os hace sentir? yo lo tengo claro: melancolía.

     Gracias

lunes, 29 de octubre de 2012

La Cenicienta


Zapato de Cenicienta por Loboutin
     "En medio de tanta felicidad Cenicienta oyó sonar el reloj.
     -¡Oh, Dios mío!-exclamó- ¡Tengo que irme!"


     Ahora que parece que volvemos a los cuentos de hadas para adultos, nos traen una Caperucita Roja terrorífica o aterrada, Blancanieves se prodiga en la gran pantalla entre madrastras hermosísimas y cazadores nada desdeñables y hay una aldea en la que viven todos los personajes de los cuentos de hadas atrapados por un maleficio, me ha parecido un buen momento para revisar uno de los cuentos más famosos. Por eso hoy traigo la historia de La Cenicienta.

     Cenicienta es una joven que vive con su madrastra, es desgraciada y limpia y sueña con un bonito final feliz. El que lo tenga o no depende de la interpretación del autor.

     Echemos la vista atrás por la  historia de este cuento cuyas versiones se cuentan por cientos. Intentemos buscar por un momento el origen, el germen... y es imposible. cuento de tradición oral, sólo sabremos de su aparición una vez se plasma por escrito. Empieza el viaje y nos vamos a Egipto a conocer a Rhodopis, Ródope es una muchacha griega raptada por piratas y trasladada a Egipto como esclava. Herodoto nos dirá que esta joven procedía de Tracia y nos hablaría incluso de su liberación como esclava; la historia se complica. Y si giramos un poco el globo terráqueo nos encontramos con el griego Estrabón contándonos que nuestra inocente Cenicienta era una simple cortesana, versión corroborada por Eliano unos años después. Ya se sabe, nos cuesta más creer lo bueno que lo malo... Así que mejor nos vamos otra vez.

     Estamos ahora en China, en el siglo IX y Cenicienta es Yeh Shen (Pies de Loto). Hija de Wu y una de sus dos esposas. Al fallecer la madre, pasa a ser sirvienta de la otra esposa y su horrible hija, esto ya empieza a tomar forma de cuento, aunque es más sangriento de lo que hoy conocemos ya que su madrastra fue la asesina de su madre. En Vietnam la llamaron Arroz Partido y en Europa también comenzó a aparecer poco a poco en obras y poemas hasta que llegó Basile a publicar La Gatta Cenerentola. No deja de ser curioso que una historia asi recorra el mundo en zonas tan dispares y que no haya un pie más famoso que el de esta joven.

     Sin embargo no se haría famosa hasta Perrault, que ya nos habla de hadas, calabazas y magia, dotando al cuento de todo el glamour y encanto que hoy tiene. Todo se perdona y el final es feliz para Cenicienta, ¿o no? Y la pregunta viene por los Hermanos Grimm, famosos cuentistas alemanes, recolectores de la tradición oral, que también dejaron su sello en esta historia. Para ellos, Cenicienta vive tiranizada tras la muerte de su madre, a manos de su madrastra y hermanastras. Su único consuelo es junto a un árbol que planta en la tumba de su madre y que riega con sus amargas lágrimas. En él, un pájaro la ofrece consuelo y le concede pequeños deseos hasta que llega el baile. Aquí son tres noches y en todas ella escapa, hasta la última, noche en que el avispado príncipe ha mandado poner pegamento en las escaleras. Claro, por eso perdió el zapato. Es un cuento cruel con dedos cortados y sangre y sufrimiento, magia en forma de pájaros a lo largo de la historia, y, como acostumbran sus autores, poco recomendado para la infancia. Pero una historia que nos da muchos más detalles que la simple moraleja que suele acompañarlo.

     Y todo esto viene a que hoy en día parece que las princesas pasan de moda y tienen que ser amazonas, cuando tal vez, lo fueron en su concepción y se las fue suavizando hasta llegar al formato Disney y ver como ahora, se invierte nuevamente el proceso. Al menos un poco. Por mi parte, son cuentos que recuerdo con cariño, canciones que me siguen sonado... trocitos de mi infancia. Y vosotros, ¿cuál era vuestro cuento favorito?

     Gracias

sábado, 27 de octubre de 2012

Entrevista a Santiago Posteguillo

Desde la web del autor
     Santiago Posteguillo según su propia web, es filólogo, lingüista y doctor europeo por la Universidad de Valencia. Es profesor titular en la Universidad Jaume I de Castellón, donde dirigió el Instituto Interuniversitario de Lenguas Modernas Aplicadas de la Comunidad Valenciana. En este momento imparte clases de lengua y literatura inglesa, principalmente del siglo XIX, teatro isabelino y la relación entre literatura inglesa y norteamericana, cine, música y otras artes. Estudió Literatura Creativa en USA y lingüística y traducción en el Reino Unido, tiene en su haber más de setenta publicaciones académicas. El gran público lo conocimos a través de Africanus, el hijo del cónsul, en 2.006 y desde entonces su ascenso ha sido meteórico.

     - Autor de Bestseller de novela histórica, ¿nos puede decir cómo fueron sus comienzos?¿cómo se presenta uno con una obra tan extensa en una editorial?
     - Mis comienzos, como los de la mayoría de los escritores, fueron complicados: escribí dos novelas cuando tenía veinte años que nunca interesaron a nadie; luego empecé otras que no acababa nunca y, finalmente con Africanus recibí unas dieciséis negativas. Llegas a plantearte seriamente dejarlo, pero, sin duda, la persistencia y creer en un mismo son esenciales en el mundo del escritor.
     - Es impresionante la documentación que tienen sus obras sombre el Imperio Romano, ¿cuánto tiempo puede llevarle escribir una novela?
     - Aproximadamente dedico unos dos años a cada novela histórica de los que varios meses son sólo para documentarse. Sin una sólida base documental no hay novela histórica que resista el paso del tiempo. A partir de ahí se puede fabular en los vacíos que deja la historia, pero antes debes conocer lo que se sabe y lo que se desconoce de una época histórica. Al final, necesito de unos seis a siete años para una trilogía. La paciencia también es una virtud en el novelista histórico.
     - Es realmente el periodo histórico que más le interesa?
     - Roma es un magnífico periodo histórico para novelar por lo espectacular de sus personajes y el escenario de batallas, gladiadores, carreras de cuádrigas, emperadores, etc. y deslumbrantes historias de amor; pero también hay otras épocas  apasionantes y espero sorprender a los lectores con algún relato épico más allá del mundo romano.
     - ¿Realmente es más interesante para la literatura un emperador malo?
     - Lo esencial en una novela es que haya conflicto. Sin conflicto ningún elato resulta interesante: una historia de alguien que nace, todo le va bien en su infancia, conoce a una mujer maravillosa, se casan, tienen hijos y son felices, es el sueño vital de cualquier ser humano. Pero como relato es monótono. El conflicto revitaliza la narración y ver como los protagonistas se sobreponen a los problemas es lo que atrae, porque, lamentablemente, todos tenemos problemas y entonces podemos empatizar con los personajes. Y para el conflicto narrativo se precisan de malvados.
     - ¿Por qué Trajano?
     - Porque fue el más grande de los emperadores romanos y los anglosajones lo ningunean en todos sus estudios y novelas y ya iba siendo hora de que alguien le dedique a este emperador el tiempo y la atención que merecen. Además Trajano vivió una época vibrante, a caballo de los dos primeros siglos de nuestra era.
     - En sus novelas los malos son inteligentes y al bueno lo baja rápidamente del pedestal en que se les suele colocar, ¿cree que ese es el secreto de que los veamos tan reales? El de vencer a alguien inteligente, por ejemplo.
     - Sí, esto es primordial. Ni los héroes son perfectos, ni los perversos necesariamente estúpidos. La vida es enormemente compleja y las novelas deben reflejar esos matices. A veces me dicen que mis héroes son demasiado perfectos, pero eso es porque juzgan a personaje sólo por la primera parte de una trilogía. Si se lee la trilogía completa se ve cómo evolucionan los protagonistas.
     - Tiendo a interpretar frases libremente en lo que leo, así que le haré la pregunta de forma abierta, ¿hay referencias literarias a otros libros a escondidas entre sus letras, tales como El nombre de la rosa?
     - Por supuesto. Me encantan los libros, la literatura, los escritores y escritoras que tanto admiro y me encanta hacer guiños literarios. En La traición de Roma, al final, hay una clarísima referencia a El nombre de la rosa, desde luego y en toda la trilogía de Escipión hay referencias a la obra de Tolkien. En Los asesinos del emperador hay un homenaje a Eowyn de Rohan y otro para las novelas de Jack London.
     - Y ahora, ¿qué podemos esperar de Santiago Posteguillo en su próximo título? Inicialmente diría que iba a continuar la trilogía, pero precisamente acaba de sorprendernos.
     - Y sigo trabajando intensamente sobre la segunda parte de Trajano, pero quería también que los lectores vayan conociendo que tengo otros intereses y advirtiendo así que escribiré de más cosas además que de Roma. Pero eso no quiere decir que vaya a dejar nunca de seguir haciendo novelas sobre la propia Roma. Creo que todo puede combinarse.
     - Y ahora nos presenta La noche en que Frankenstein leyó El Quijote, un libro que demuestra pasión por los libros, ¿cómo surge este libro?
     - Por ese interés que tenía de compartir con los lectores mi pasión por los clásicos. También es un intento de acercar estos maestros de la literatura a muchas personas que pueden pensar que los escritores de tiempos pasados no tienen nada que contarles, cuando los grandes maestros de la literatura son los que más saben de su tiempo y de todos los tiempos porque son los que mejor han retratado la naturaleza humana.
     - Es un cambio tremendo de registro, de volumen de páginas... ¿le costó el cambio?
     - No especialmente. La noche en que Frankenstein leyó El Quijote tiene un tono quizá algo más didáctico, pero este tono ya estaba entre las líneas de mis novelas históricas. Es cierto que hay un cambio sustancial en cuanto a extensión: de novelas de mil páginas pasamos a 24 relatos de 5 a 8 páginas, pero mis novelas están construídas cruzando capítulos cortos o escenas breves que se van entretejiendo unas con otras hasta crear la novela extensa. Por eso escribir relatos cortos no es tan diferente, sólo que son más independientes unos de otros a diferencia de los capítulos de una novela donde la interdependencia es mucho mayor.
     - Profesor de lengua y literatura la pregunta es obvia... ¿la gente joven lee más?
     - Hay de todo: gente joven que no lee nada y gente joven que sí lee mucho, desde niños. Influye mucho el ambiente en casa. Luego está el asunto de las tecnologías, lo esencial es que se siga leyendo sin importar el formato en el que se haga.
     - Estuvo en un taller de Escritura Creativa, ¿cómo fue la experiencia?
     - Yo estudié escritura creativa en Denison University, Ohio, en Estados Unidos como parte integral de mis estudios en literatura inglesa y norteamericana. La asignatura sobre la lectura creativa, donde hacíamos todo tipo de ejercicios narrativos para aprender a dominar el punto de vista narrativo, la generación de ambientes, la caracterización de personajes, etc fue clave en mi desarrollo como escritor. Lamentablemente, en las universidades españolas, que yo sepa, la literatura creativa no se imparte como créditos oficiales sino, en el mejor de los casos, como cursos extracurriculares. Si queremos buenos narradores hay que procurarles esta formación en el máximo nivel. A falta de una enseñanza universitaria adecuada en este ámbito, existen numerosos talleres de escritura independientes de diferente calidad. En Valencia, que es la zona que yo conozco mejor en este campo, recomiendo los que se imparten en los dos importantes centros de cultura privados de la ciudad: el Museo L'lber en la calle Caballeros y Bibliocafé en la calle Amadeo de Saboya.
     - Finalmente me gustaría saber qué está leyendo ahora.
     - Estoy releyendo a Oscar Wilde, Hemingway, Tennesse Williams, Charlotte Brontë y Jane Austen entre otros clásicos en lengua inglesa para mis clases de la Universidad. Y luego ando leyendo ensayos muy variados sobre la época de Trajano para proseguir con la documentación de la segunda parte de la trilogía.

     Quería dar las gracias a Santiago, por su amabilidad y disposición conmigo y también a todos vosotros por hacer de este espacio un lugar de todos cuando, días como ayer, os unís a dejar vuestras anécdotas. Muchas gracias, de verdad.

     Bibliografía:
     - Africanus
     - Las legiones malditas
     - La traición de Roma
     - Los asesinos del emperador
     - La noche en que Frankenstein leyó el Quijote

viernes, 26 de octubre de 2012

La noche en que Frankenstein leyó el Quijote. Santiago Posteguillo



     "El anverso, la cara que todos ven de la literatura, son las novelas, los poemas o las obras de teatro representadas sobre un escenario. Eso es lo que se ve, lo que iluminan las luces de las librerías, lo que se anuncia en las páginas web de sus equivalentes virtuales en la red, lo que resplandece a las puertas de los grandes teatros, pero ¿qué hay detrás? La noche en que Frankenstein leyó El Quijote busca conducir al lector audaz más allá de la frontera que nos marcan las páginas de un libro, las palabras de un poema o las luces de una función."

     Suelen decir que hay actores que son encasillados en un tipo de papel, y que cuesta mucho dejar de verlos como tal. A mi me pasó con Daniel Radcliffe, al que me cuesta horrores ver sin su traje de mago. Pues bien, resulta que he descubierto que es algo aplicable a los autores. Cuando ví el libro que hoy traigo me tuve que parar un par de veces a leer el nombre de su autor, ya que esperaba algo mucho más voluminoso y relacionado con novela histórica. Así que... me lo tuve que llevar, la curiosidad manda. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, La noche en que Frankenstein leyó el Quijote.

     Contar el argumento de este libro sin desvelar los misterios que desentraña va a ser relativamente fácil. Es un libro que destaca por el conocimiento de detalles, curiosidades de esas que tanto me gustan, y que se exponen de una forma amena que destila pasión por la literatura. Veremos desde el comienzo del orden alfabético de los libros hasta la vida de alguno de los grandes nombres de la literatura a lo largo de sus 24 relatos.

     En este libro Posteguillo nos sorprende mostrando una faceta desconocida para casi todos y es su dominio del relato. Lo hace desde el conocimiento y la pasión por la literatura, contando historias muchas veces ya conocidas por todos, pero utilizando un ángulo un poco diferente, guardando un as en la manga siempre hasta el final. Y eso es de agradecer, ya que no nos limitamos a leer una enumeración de curiosidades bien enlazadas, aunque admito que a mi no me importaría que así fuera, ya que, como he expresado muchas veces, las curiosidades me pierden. He conocido a Zenodoto por ejemplo y he descubierto que, casi cualquier autor u obra, si se rasca un poco en la superficie, esconden una historia que merece la pena ser contada. Y eso se lo tengo que agradecer, el interés que genera en el autor por encima de la obra que lo consagró.

     No hay que pensar que ha salido el autor que se dedica a la docencia y que pretende enseñarnos literatura, ya que es un libro entretenido, de esos que te dan una nota curiosa que comentar cuando sale la ocasión. Porque quien más quien menos alguna vez se hace eco de como nace Frankenstein en una noche lúgubre, por poner un ejemplo. Y eso es lo que me ha gustado más, el tono ameno que otorga y que hace que queramos seguir descubriendo lo que le queda por enseñarnos. Que busquemos el nombre del protagonista cada vez, y que avancemos y terminemos el libro con la sensación de "querer saber más", porque, si algo me ha quedado claro, es que Santiago tiene mucho que decir sobre la literatura. Casi tanto como sobre los romanos.

     Ya he defendido alguna vez los libros de relatos, argumentando que permiten interrumpir su lectura y poder retomarla pasado el tiempo sin temor a habernos olvidado los nombres de los protagonistas o los motivos que les llevaron a la situación en la que nos encontramos cuando volvemos abrir el libro. Y en este que hoy os traigo, el motivo es, simplemente, disfrutar de un conocimiento un poco más íntimo, de algunos de los nombres y situaciones más importantes de la literatura. Una obra con un título muy llamativo para curiosos y no tan curiosos que proporciona, cuanto menos, un buen rato de entretenimiento.

     Porque si hoy tuviera que pediros algo, sería muy sencillo; ¿me dejáis una anécdota que tenga que ver con la literatura? e vale cualquiera, incluso la de aquella vez que fuisteis a comprar un libro y....

     Gracias

     PD. Yo, como lectora, no pude resistirme a la invitación de Santiago Posteguillo a asomarme al otro lado del libro y, siguiendo su recomendación de hacerlo, mañana os acercaré al propio autor.

jueves, 25 de octubre de 2012

Beloved. Toni Morrison




     "En el 124 había un maleficio: todo el veneno de un bebé. Las mujeres de la casa lo sabían y también los niños. Durante años, todos aguantaron la malquerencia, cada uno a su manera, pero en 1873 Sethe y su hija Denver eran las únicas víctimas."

     Y si ayer hablaba de libros sonados o premiados que nos dejan fríos, hoy le pongo el contrapunto con un libro del que había oído hablar mil veces pero que se me resistía. Supongo que es por mi conocido despiste pero no recordaba el título hasta que volvía a asomar en una de esas listas interminables de libros imprescindibles, entonces me llevaba las manos a la cabeza y decía... "Eeeeso". Finalmente y gracias a los post-it, me hice con él. Hoy traigo a mi estantería virtual, Beloved.

    Sethe mata a uno de sus hijos e intenta matar al resto cuando un pelotón llega a llevarlos de vuelta a Sweet Home, la plantación de la que huyeron para ser libres. Años más tarde, su hija Beloved, se hará el camino a casa de Sethe.

     Toni Morrison se basó en la historia de Margaret Garner, que escapó de la esclavitud desde Kentucky a Ohio, un estado libre en el año 1.856 . Sin embargo, por la Ley de Esclavos Fugitivos, un pelotón llego a devolverlos a su dueño y Margaret mató a su hijo de dos años, para evitarlo la recaptura con todo lo que ello podía implicar. Saber que está basado en historias que sucedieron realmente hace más desgarradora una historia ya de por sí triste. Eso hace que agradezcamos el tono que decide utilizar la autora, que mezcla realidad y fantasía en una historia a varias voces, convirtiendo en  hermosa una historia que, a todas luces, es todo menos bonita. Aún así, el libro incluye una sobrecogedora cifra, "Mas de sesenta millones" de africanos pudieron morir durante la época en que se comerciaba con ellos.

     La novela se desarrolla en algo menos de un año, y nos habla de realidades y fantasmas del pasado, presentándonos a muchos personajes que nos van dando una idea muy homogénea del momento. A través de ellos y de los saltos temporales, cerramos el libro con una imagen construída casi a modo de collage de historia familiar y memoria histórica del país que recorre casi medio siglo. Salimos conociendo lo que fue ser negro en una época y en qué pudo derivar eso en el interior de quienes lo sufrieron. Aunque no es tan complicado como parece. Este es uno de esos libros que se enmarañan al intentar explicar su estructura mientras que su lectura resulta fluída e interesante.

     Alejado del tono habitual en estos libros que buscan la simpatía del lector por un determinado tipo de personajes, Beloved nos cuenta una historia de personas, de sentimientos humanos por crueles que nos puedan parecer y lo hace de una forma hermosa, así como un apetecible pastel amargo. Una historia con un toque de misterio y con mucho, mucho, amor. Aunque nada común.

     Tal vez porque conocí Raíces o El color púrpura, La cabaña del tío Tom o incluso ahora Criadas y señoras, es una época que me ha llamado siempre la atención y sobre la que he procurado leer. Y vosotros, ¿no hay épocas que os llaman particularmente la atención en la literatura o el cine?

     Gracias

miércoles, 24 de octubre de 2012

Las baladas del ajo. Mo yan




     "-¡Gao Yang!
     El sol del mediodía calentaba con fuerza y el aire polvoriento transportaba el hedor del ajo podrido después de un prolongado periodo de sequía. Una bandada de cuervos de color índigo atravesaba cansinamente el cielo, proyectando una sombría cuña sobre el suelo. No hubo tiempo para trenzar el ajo, que se amontonaba desordenadamente sobre la tierra, y emitía una insoportable fetidez en su proceso de cocción bajo el sol."

     Hace unos días hice una entrada sobre las cábalas sobre el ganador del Premio Nobel de literatura. Incluso organicé unas apuestas con nombres que iban empezando a posicionarse para conseguir el galardón. Estaban los de siempre, Murakami, Roth... y algún desconocido. Lo cierto es que saqué unos cuantos nombres de autores sumamente interesantes de vuestras apuestas.... pero nadie acertó, y cuando nos encontramos con Mo Yan como premiado, poco o nada podía decir de él que no fuera buceando por la red. Así que, siguiendo la iniciativa del Café literario me embarqué en la lectura del libro que coloco a estas horas en mi estantería virtual. Hoy traigo, Las baladas del ajo.

     El gobierno comunista anima a los granjeros a plantar ajo. Esto se traduce en que los granjeros han de recorrer enormes con sus cosechas, pagar unos impuestos elevados y luego... no pueden vender porque los almacenes ya están llenos. Ello lleva a la sublevación, represión y el encarcelamiento de población.

     Cuando otorgaron el premio a este autor me estuve informando, su seudónimo, que significa "No hables" es representativo de la vida que conoció, de la frase que le dijeron de niño, de la represión... y su literatura comparada con la de Kafka. Una obra crítica contra el comunismo muchas veces, que hablaba desde el pueblo. No pude evitar hacerme ideas. Sabiendo incluso que estaba ante novela asiática empecé a hacer cábalas sobre historias de Las uvas de la ira, y Catedrales de Carver. Nada más lejos de lo que me encontré.
     Las baladas del ajo son baladas porque así nos lo indica el comienzo de cada capítulo, y por algunas descripciones que nos encontramos de camino. Es una novela coral que nos relata la vida de ciudadanos llanos. Viven en una aldea del país en los años ochenta y sufren represiones, torturas, encarcelamientos y traiciones que soportan por pura supervivencia. Pronto nos encontramos a los dos protagonistas principales, Gao Yang y Gao Ma, primos detenidos por hacer una huelga. Y con este último el amor que también se presentará en su forma más trágica. Porque si el final de este amor provoca pesadillas en su protagonista, bien pudiera provocárnoslas el libro entero por lo que allí nos cuenta Mo Yan.
     Y sin embargo no es así, o tal vez soy yo que no supe apreciar la grandeza de la obra. Pero me costó conectar con ella, dejarme llevar por sus historias sintiéndolas como algo personal. Tal vez porque el empuje político ensombrecía en muchas ocasiones el resto de la historia. Patente en sus letras, no nos presenta un programa político o una crítica directa establecida con puntos y comas, pero si que iba teniendo la sensación de que se trataba más de eso que de las historias que allí se entretejían. Tradiciones ancestrales se mezclan con denuncias que están al cabo del día, como la corrupción y la censura, y lo difícil que ve el autor que este país se modernice de forma homogénea.

     Hoy dejo este libro con un sabor agridulce porque no resultó como esperaba. Supongo que para mi segunda oportunidad tendré que buscar el contrapunto, saliendo de ese realismo descarnado para ver si así me siento más cómoda. Aunque... dejaré pasar un tiempo antes de eso.

     Y vosotros, ¿alguna vez habéis comprado un libro por el reconocimiento del autor y os ha dejado con esta sensación que os comento y que se asemeja a "me he debido de perder algo"?

     Gracias

Por @Offuscatio
Por  @Losmilyunlibros

martes, 23 de octubre de 2012

Entre las páginas de cada libro se esconde un tesoro







     Me he quejado a finales de verano de estar trasladando mis libros. Han sido bastantes más de cuatro mil (dejé de contar) y os puedo asegurar una cosa: pesan.Lo que hacía era coger todos los que tenía repartidos en tres habitaciones y posarlos en el suelo de el que sería su habitáculo definitivo, con lo cual me encontré rodeada de columnas de libros que emergían de mesas, sillas y el suelo desafiando la gravedad. Hubo un conato de alud junto a la puerta.... afortunadamente sin consecuencias de gravedad.
     Lo que si tengo que reconocer es que tardé una eternidad en colocarlos, porque es irresistible la tentación de abrir un libro al azar intentando captar un poco de la magia que nos dieron en el momento de su lectura. Y descubrí una cosa: entre las páginas de cada libro se esconde un tesoro.

     Cuando cogía los libros de mi infancia encontré dibujos hechos con trazo tembloroso en pequeñas hojas de papel, alguna nota peregrina que le había pasado, o tal vez me había llegado a mí, de un compañero escolar cuyo nombre no recuerdo. Oh, Dios mío!! una hoja doblada con un castigo en el que había copiado diez veces que tenía que prestar atención en clase.... ¡pero si yo recuerdo haber sido una estudiante brillante y modosa de toda la vida! Ese castigo debe de ser de otra persona, seguro que sí....
     Cuando pasó el tiempo empezaron a asomar fotos, entradas viejas de cine, de esas que eran de papel alargadas, bien amarillas o rosas y a las que rompían un trozo (quien no las conozca.... sería como las modernas cuando pasa el tiempo y quedan en blanco porque le desaparecen las letras). También encontré una etiqueta que me dijo que uso la misma talla, así que esa la he guardado con muchísimo respeto. Y de repente empecé a poner nombre a los libros en la primera página, así que debió de ser en esa época cuando constaté que no todo el mundo devuelve los libros que le son prestados.
     Mas fotos, un billete de doscientas pesetas, un folleto de un parque un par de recortes de prensa... nostalgia. Casi me da pena no usar ahora marcadores, uso el mando de la televisión para marcar por dónde voy, puesto que en el futuro, cuando tenga que trasladar libros, es fácil que no encuentre una flor seca que me recuerde un momento fugaz. Tampoco podré hacerlo en los libros digitales, en los de la biblioteca sí. Una vez me encontré en un libro sacado de la biblioteca, Travesuras de la niña mala, que decía "sorprendentemente un hombre tan gris acabó por hacerme llorar". Recuerdo que lo hice y decidí compartirlo también en algunos libros que sacaba, supongo que ya apuntaba maneras... Ah, y un par de números de teléfono cuyo origen desconozco y que bien hubiera podido usar para saludar diciendo, "hola, acaso vive ahí un hombre que hace salir de los libros a los personajes cada vez que lee en voz alta..." pero en el último momento decidí que no. Como decidí también guardar todas estas cosas en una cajita, como el que guarda un pequeño tesoro que recorre su vida. Porque nuestra vida va dejando pedacitos en muchos sitios, incluso en los libros que leemos.

     Y vosotros, ¿habéis encontrado algún tesoro en los libros?

     Gracias

lunes, 22 de octubre de 2012

A la caza de la mujer. James Ellroy




     "Para que las mujeres me amen.
     Invoqué la Maldición hace medio siglo. Esta define mi vida desde que cumplí diez años. Los resultados casi inmediatos me han mantenido en un diálogo y una reparación casi contínuos. Escribo historias para consolarla a Ella como fantasma. Ella es ubicua y nunca es familiar. Otras mujeres se presentan en carne y hueso. Tienen sus historias propias. El contacto con Ellas me ha salvado en grados variables y me ha permitido sobrevivir a mi apetito y mi ambición desordenados. Han soportado mi imprudencia temeraria y mi depredación. Yo he resistido sus reproches. Mis dotes de narrador son profundas e impermeables a críticas y tienen su origen en el momento en que deseé verla muerta y decreté su asesinato. Las mujeres me dan el mundo y lo mantienen para mí. Ya no puedo recurrir mucho tiempo mas a Ellas para encontrarla a Ella. He llevado demasiado al límite mi voluntad obsesiva."


     Hay libros que son difíciles de leer, otros tienen que ser difíciles de escribir. A la fuerza. Hace poco comentaba a una persona que los autores dejan siempre retazos privados en sus libros, aunque los lectores no seamos capaces de verlos, así que no me cabe duda que es un ejercicio íntimo sentarse a escribir. Hay quien da un paso más y escribe sus memorias, o una parte privada de su vida, exponiéndola a todos de forma directa. Eso pasa en el libro que traigo hoy a mi estantería virtual, se trata de A la caza de la mujer.

     Cuando el autor tenía diez años, sus padres se acababan de divorciar. Corría el año 1959 y su madre le hizo un regalo y le preguntó si quería vivir con ella o con su padre. El pequeño James eligió a su padre, y su madre en ese momento le pegó una bofetada que lo hizo caer. Desde el suelo le deseó que muriera presa de la furia sin saber que en tres meses sería asesinada. Ellroy nos muestra en esta novela su vida, una vida propia de la mejor de sus novelas, o tal vez de todas ellas.

     James Ellroy se caracteriza en sus entrevistas por ser un hombre directo, a bocajarro. Así que esta novela tenía que llegar tarde o temprano. Ellroy nos cuenta su vida repleta de problemas, desde una infancia feroz, pasando por la delincuencia, el sexo, los matrimonios y el amor. No deja nada en el tintero de esta novela en que nos enseña una vida llena de emoción. Vemos a un hombre con mucho carácter, enfadado con la vida y marcado por las mujeres, buscando tal vez redimirse de la pesada carga de la culpa por un deseo infantil en un momento de furia. Me sorprendió mucho el tono en que escribía, más propio de la ficción en la que el autor expone sin piedad a sus personajes dejando que seamos nosotros quienes diseccionemos cada uno de sus actos, que del tono condescendiente habitual en este tipo de obras. No usa la tragedia para justificarse, no apreciamos quejas ni lamentos en ella que nos hagan pensar "pobrecito", porque no se trata de eso.

     Justo ese es el choque que sufrimos con esta novela. Una vez en un programa de radio, escuché decir a un locutor "si la voz te enamora, no te pases por la emisora". Esta novela viene a ser un poco lo mismo. Cogemos a uno de los autores de más nombre en la novela negra actual y nos interesamos por todo lo que publica. Hasta aquí bien, un estilo crudo, directo, lleno de frases cortas que acentúan la acción en sus obras. Y luego llegamos a A la caza de la mujer. Y nos asombra como puede abrirse desde su lado más oscuro, hablar de su obsesión por ese hecho, de cómo ha buscado de forma incansable el reflejo de su madre y ha buceado por las zonas sociales más oscuras hasta poder agarrarse a la creación literaria como sólo el sabe. Porque su historia es la de una obsesión que lo empuja a una vida nada habitual. Nos choca encontrarnos con este libro, a cada página, y lo cerramos pensando... "ojalá encuentres eso que tanto buscas, James".

     Una autobiografía, en definitiva, nada al uso. Y vosotros, ¿leéis biografías?

     Gracias

sábado, 20 de octubre de 2012

Entrevista a José Carlos Somoza



Obtenida de ClubCultura.com
     José Carlos Somoza nace en La habana, Cuba a finales de 1.959. Apenas un año después su familia tiene que exiliarse por cuestiones políticas y llega a España. Estudió medicina y psiquiatría y no fue hasta 1.994 que comenzó a enviar manuscritos a editoriales, publicando su primera novela ese mismo año.  Con el tiempo su única profesión ha sido la literatura y hoy es uno de los grandes exponentes de la literatura contemporánea.

     - ¿Recuerda como fueron sus comienzos?
     - No se me olvidarán: después de hacer el MIR en la especialidad de psiquiatría, decidí empezar a enviar todo lo que escribía a concursos y editoriales. Lo primero que gané fue un premio de guiones dramáticos de radio (Margarita Xirgu, en 1994) que me permitíó comprar mi primer ordenador y oír mi obra representada por actores.

     - Todos sus personajes parecen estar obsesionados con algo, necesitarlo y dejarse llevar en sus inquietudes, ¿cree que el ser humano es así pero se contiene?
      - Creo que todos necesitamos conocer las respuestas a preguntas obvias. Una de las características del ser humano es poseer un cerebro que reflexiona sobre sí mismo... ¡Esto es muy notable! Y en el fondo, escribir es una prolongación más de esas reflexiones.
     -   Tengo entendido que es usted un autor muy ordenado y meticuloso, ¿nos puede comentar su rutina a la hora de escribir?
     - Me pongo a escribir a las 8:30 y acabo a eso de las 3 de la tarde. Por la tarde no suelo escribir sino en todo caso repasar y corregir lo ya hecho, ya que no me surgen ideas nuevas. Luego, leo mucho. La disciplina y la rutina son cualidades indispensables para quien, como el escritor, trabaja a solas.
      -  De su trayectoria literaria, ¿cuál cree que fue la novela que marcó un punto de inflexión en su carrera?
     - Sin duda "La caverna de las ideas". Antes ya había ganado premios (La sonrisa vertical, Café Gijón, premio Cervantes de teatro) pero con esta novela di el salto a otros países y lectores. Hasta ahora está traducida a más de 40 idiomas, así que también me ha permitido vivir de lo que escribo.
     - Ahora que las etiquetas parecen intentar definir cada obra, ¿En qué género se siente más cómodo?
     - En el "somoziano", que es una mezcla de suspense, terror, aventura, misterio, ciencia ficción, filosofía, juego de rol y unas gotas de erotismo intenso.
     - Una primera lectura nos dice que Tetrammeron nos enseña cuentos, pero que esconde algo más, símbolos ; ¿Qué es Tetrammeron?
     - "Tetrammeron" es todo lo que ya he dicho en mi respuesta anterior (tiene misterio, terror, aventura, algo de ci-fi y no poco erotismo) en una trama con la que trato de crear mi propio modelo de cuentos dentro de un cuento, estilo "Mil y una noches" o "Decamerón". Narra la aventura de una niña que se pierde en una excursión y encuentra a cuatro extraños contando historias... y lo que sucede con ella a partir de ahí.
     - Alguna vez ha comentado que “el niño ha de ser destruido para alcanzar la madurez”, ¿no cree que este proceso sucede cada vez primero en nuestra sociedad?
     - Con ello quiero decir que el niño es siempre un arco tenso con una flecha que apunta hacia la madurez. Sin embargo, no digo que esto sea lo preferible en todo momento. El niño también es un fin en sí mismo, aunque a veces lo olvidemos en nuestra sociedad.
     -  Si no me confundo está en pleno proceso creativo de la que será su novela número doce, ¿nos puede adelantar algo?
     - Solo decir que será muy "somoziana" (ya he dicho qué ingredientes contiene este término) y que estoy encantado con ella. No suelo hablar de lo que aún no está escrito del todo para tener la libertad de cambiar lo que me apetezca.
     -  ¿Cómo ve el panorama literario actual con la entrada de nuevas tecnologías? ¿Realmente servirán para que leamos mas?
     - Está claro que el libro es cada vez más accesible. Y en teoría, ello debería hacer que el número de lectores se incremente. Por mi parte, sigo leyendo lo mismo que antes, en papel o e-book, porque por desgracia los libros electrónicos no modifican el tiempo y el espacio relativos (ya se inventarán los ocios relativistas, pero eso será en el futuro: por ejemplo, leer "Ana Karenina" y que solo transcurran 5 minutos de tiempo real, etc). Por ahora, el tiempo de lectura que tenemos sigue siendo el mismo que teníamos.
     - Finalmente, no puedo dejar de preguntarle qué está leyendo ahora mismo.
     - Pues siempre leo muchas cosas a la vez, que es la única forma de que no te influya ninguna demasiado: algo así como frecuentar a un solo amigo o tener un amplio círculo social. Ahora leo las obras de Stevenson (de nuevo, ¡qué placer!) "1Q84" de Murakami, "Endymion" de Simmons, "Salem's lot" de King y "La tempestad" de Shakespeare en la nueva edición Arden.
     - Muchas gracias por su amabilidad, para mí ha sido un enorme placer poder entrevistar al autor de varias de mis novelas favoritas.
     - ¡Gracias a ti y a todos vosotros por leer y escribir!
  
     Y, como siempre, gracias a todos vosotros por pasaros por este espacio y dejar vuestras impresiones. Es vuestra casa, sentáos y leed.

     Bibliografía: 
     - Planos
     - Silencio de Blanca
     - Miguel Will
      - Cartas de un asesino insignificante
     - La ventana pintada
     - La caverna de las ideas
     - Dafne desvanecida
     - La dama número trece
     - La caja de marfil
     - El dtalle
     - Zigzag
     - Fantasmas de papel
     - La llave del abismo
     - El cebo
     - Tetrammeron

viernes, 19 de octubre de 2012

La caverna de las ideas. José Carlos Somoza




     "-¡Ah, la literatura!..¡Leer no es pensar a solas, amigo mío; leer es dialogar!. Pero el diálogo de la lectura es un diálogo platónico: tu interlocutor es una idea. Sin embargo, no es una idea inmutable: al dialogar con ella, la modificas, la haces tuya y llegas a creer en su existencia independiente."

     Tiene este autor un estilo peculiar que consigue atrapar al lector, te hace pensar sobre lo que lees, sus significados e intenciones, buscar simbolismos, temerlos... Así que es imposible resistirse a sus títulos. Para muestra uno de sus más conocidos que hoy acerco a mi estantería virtual, hoy traigo La caverna de las ideas.

     En este libro el protagonista es el traductor, nos habla de un manuscrito griego que cuenta como unos jóvenes van apareciendo muertos y mutilados en Atenas y nos presenta a un investigador de sonoro nombre, Heracles Póntor. La historia de la traducción la vamos conociendo a través de las notas a pie de página.

     Lo primero a destacar de este libro es el original juego al que somete al lector. Transcurren dos historias de forma paralela y una de ellas lo hace en las notas a pie de página, lo cual resulta sorprendente desde las primeras páginas. Lo segundo a destacar es el nombre del investigador, reconozco que me pasé una buena parte de la historia llamándolo Hércules... por Poirot evidentemente. Otra muestra del juego al que somos sometidos y al que nos prestamos con entusiasmo desde sus primeras páginas; ya nos avisa el autor en fragmentos como el que abre este post, y nos lo avisa en más de una ocasión.

     Volvemos a la metaliteratura, donde nada es lo que parece o tal vez sí porque nosotros seamos el lector avezado para el que escribe Somoza. Pero sólo tal vez. Es una novela de asesinatos e intrigas, los traductores desaparecen mientras en el texto original hay asesinatos, las historias se despliegan y se repliegan dejando pistas. Dando a conocer la fantástica inventiva del autor para tejer sin que sobre un hilo, el traductor se obsesiona y nosotros también en descubrir la trama, imaginando posibilidades y variables. La ambientación en Grecia es justa para que podamos recrearnos en las escenas que imaginamos, nos lo advierte el autor también; corremos el riesgo de hacer la historia nuestra e imaginar los detalles a nuestra conveniencia, hacer nuestra La caverna de las ideas que se traduce.

     Seguir avanzando en la trama sería un descuido imperdonable por mi parte, casi como robar el número final a un gran espectáculo circense, como quitar la traca de una noche de pirotecnia. Porque así nos sentimos al cerrarlo, boquiabiertos ante la cantidad de cosas que nos encajan a la perfección y, en mi caso, de lo sorprendidos que nos deja. Tal vez esa sea la única pega de esta obra, una segunda lectura no sabe a lo mismo, ya conocemos el final.... y esta es una de esas historias que no podemos posar hasta conocerlo. Un ejercicio creativo digno de descubrir siguiendo la batuta de Somoza, él nos irá mostrando el punto exacto en el que las historias.... bueno, mejor lo descubrís vosotros mismos.

     De algún modo y sin venir a cuento, me recordó a esos libros infantiles en los que éramos partícipes de las historias que sucedían, en algunos incluso las podíamos elegir e ir a las páginas que nos decían dependiendo de nuestras sesudas decisiones. Y vosotros, ¿sabéis a qué libros me refiero?

     Gracias

     PD. Y mañana... el autor.

jueves, 18 de octubre de 2012

Niños Feroces. Lorenzo Silva



     "Nada temía, porque tampoco tenía de la guerra otra oportunidad de ir a devolver el golpe y la visita que el comunismo soviético les había hecho a los suyos poco antes. Era joven, se sentía vulnerable, y si por un azar caía, pues se iría como decía la canción, y nada habría que llorar y lamentar. Llorando y lamentándose había estado hasta entonces. Ahora podía empezar una nueva, la vida."

     Es curioso como todo el mundo critica los premios literarios para luego postrarse ante determinados premiados. Nadie parece creer en ellos, pero llegan Mendoza o Silva este año y nos damos cuenta de que se está premiando la calidad. Porque Lorenzo Silva lleva años demostrando calidad literaria en sus escritos, con un hueco consolidado en el panorama literario y siendo un mas que firme candidato a suceder a esos otros que por la edad nos van dejando desgraciadamente. Tras su premio, he decidido traer un libro que trata en gran medida del oficio de escritor. Hoy traigo a mi estantería virtual, Niños feroces.

     Conocemos a Lázaro, un universitario que quiere ser escritor pero que no consigue enfocar su historia de la forma adecuada ara transformarla en una buena novela. Apuntado a un taller literario toma un mentor que es consciente de sus limitaciones, así que le hace un gran regalo: la historia de Jorge, militante de la División Azul que pasa por zonas como Rusia o Berlin.

     Seguramente empezarán a aparecer reseñas sobre su archifamosa pareja de detectives Bevilacqua y Chamorro. Y sin embargo yo me he decantado por esta su última obra porque, como buena lectora, siempre me han interesado los entresijos de los autores. El momento, el motivo, la forma. Y esta novela nos lo permite al acompañar a Lázaro en la documentación y construcción de la novela que le interesa. Pasamos por fragmentos de otros autores, documentales y escenarios con los que Silva recrea esta metaliteratura. Nos encontramos ante una novela en la que se construye otra consiguiendo que sintamos empatía tanto por el novato autor como por el protagonista de la historia dentro de la historia.

      Si pensáis que al poner División Azul nos vamos a encontrar con una novela tipo estáis muy confundidos, la parte sobre la creación e inseguridades toman mucha fuerza en esta obra. Lázaro, su mentor y Jorge forman un triángulo literario que nos va atrapando en sus páginas. Revivimos capítulos de la historia que bien quisiéramos olvidar y nos enredamos en pleno proceso creativo de la historia prestada que puede ser un éxito. Es, en definitiva, una buena obra para acercarse al autor, aunque yo tengo que reconocer que Silva siempre sera el autor de El alquimista impaciente y sus intrigas, libro con el que lo conocí hace ya muchos años. Esta obra nos permite ver por los ojos de Lázaro, descubrir la historia real a través de los ojos de los datos contrastados y, por mi pare, siempre esperaré con los brazos abiertos.

     Y vosotros, ¿también os sentís atraídos por los procesos creativos que se nos cuentan en libros relacionados con la literatura?

     Gracias

miércoles, 17 de octubre de 2012

Saga Crepúsculo. Stephenie Meyer




     "Hay tres cosas de las que estoy completamente segura. Primera, Edward es un vampiro. Segunda, una parte de él se muere por beber mi sangre. Y tercera, estoy total y perdidamente enamorada de él."

     Hay tres cosas de las que estaba completamente segura. Primera, se trataba de una saga juvenil. Segunda, poseía el gran mérito de haber acercado a la lectura a millones de personas. Tercera, Drácula no iba a asomar por estas páginas.

     Conocemos a Isabella, una joven de diecisiete años que se muda a Forks para que su madre pueda emprender una nueva vida junto a su reciente pareja. Allí conoce a los Cullen, una curiosa familia formada por unos padres y cuatro hijos que esconde un secreto. Son altos, guapos y sensuales y todos ellos pertenecen a la estirpe de los vampiros. Isabella, Bella, se ira dando cuenta a medida que se enamora de Edward, uno de los hijos que se siente igualmente atraído por ella, de que todo es posible pero ese todo, le traerá serias dificultades.

     Esta saga está formada por los libros Crepúsculo, Luna Nueva, Eclipse y Amanecer. Traducido a 37 idiomas y con unas ventas que superan los 25 millones de ejemplares al menos en su primera entrega, se han posicionado entre los títulos más vendidos de todos los tiempos. Siempre digo que cuando un libro tiene muchas ventas, atrae a muchas personas, y eso implica que tarde o temprano lo cojo intentando descubrir los motivos. Ya sólo por la cantidad de jóvenes y no tan jóvenes que se han acercado a la lectura por continuar esta historia, merece ser un título que recordemos. Sin embargo, si me pongo a pensar en los títulos que consiguen batir esas ventas de una forma tan fulgurante me empiezo a preocupar. Hace unos meses se colaba en un despista la historia de Cincuenta sombras de Grey; precisamente un fanfic de Crepúsculo, y que no consiguió dejarme con un buen sabor de boca. Justo es que trajera la historia original.

     Y si, es una historia entretenida, sin grandes complicaciones y que no busca la profundidad de los personajes, sino el dinamismo narrativo para evitar que el lector se aburra. No vamos a encontrar abundantes descripciones, salvo de aquellas cosas en las que se fija la narradora, Bella, de una forma específica y que suelen ser las relacionadas con Edward. Y tampoco va a adentrarse en los conflictos que puedan parecernos más interesantes a los adultos, sino que se queda en el registro juvenil consiguiendo adaptar un cuento de príncipes malos y princesas buenas e impolutas que  se posicionan de forma valiente luchando por el amor verdadero frente a cualquier dificultad. Nos deja claro que ya pasó la época de Romeo y Julieta, ahora los amantes se cuidan y protegen en lugar de suicidarse.

     En mi caso tengo que decir que los vampiros son figuras que siempre me han parecido atractivas, no sólo por el componente humano que les inspiró, sino por sus gestos, su fuerza y esa sensualidad implícita en cada uno de sus actos. Pero no son así los vampiros que Meyer nos enseña. Y no voy a ser la enésima persona que se queje del detalle de la purpurina que brilla en su piel cuando les da la luz, no. Mi queja viene dada porque se le olvidó desarrollar la parte más interesante del libro. Nos coloca una familia de vampiros que se constituye como tal en un intento de dejar de beber sangre humana, de hecho el padre de familia es médico, y no nos explica mucho más sobre los dilemas y las dificultades que puede tener para ellos el resistirse a la "llamada de la sangre" que llevan en su naturaleza. Tampoco nos cuenta como es la jornada en un hospital, rodeado de heridas y con un olfato hiperdesarrollado para un ser hambriento, ni cómo toman la decisión de establecerse e irse mudando ni si les cuesta más allá de un par de diálogos y unas fotografías de graduaciones repetidas.

     Mucho se ha hablado sobre si este tipo de historias beneficia o perjudica por la percepción de las relaciones y la realidad. A mi me parece que son simplemente historias, que gustan o no gustan pero no crean autómatas imitadores de comportamientos. Si acaso imitadores de historias o de protagonistas ya que explotó en unos meses la moda vampiro adolescentes arrasando en las tiendas.  Precisamente por este éxito es lógico que las polémicas se repitan. Decía Stephen King; Stephenie Meyer no sabe escribir. Y tal vez dijeron muchos otros: Sí señor King, la novela tal vez no sea una obra de arte, pero ya me gustaría a mí tener esas ventas.
     Hoy traigo, por lo tanto, un fenómeno de masas con portada y una historia que no es una obra maestra ni pasará a los anales de la literatura por ser la mejor novela del siglo XX. Es... una saga entretenida, incluso un poco hueca, pero con mucho tirón. Mucho, mucho tirón.

     Y vosotros, ¿qué opináis del fenómeno Crepúsculo?, ¿no preferís los vampiros de antaño?

     Gracias


martes, 16 de octubre de 2012

Norte y Sur. Elizabeth Gaskell




     "_¡Edith!-susurró Márgaret con dulzura_.¡Edith!
     Pero Edith se había quedado dormida. Estaba preciosa acurrucada en el sofá del gabinete de Harley Street con su vestido de muselina blanca y cintas azules".     

     Gaskell tiene una forma especial de contar historias. Hablan de ella como la gran autora de la novela victoriana, un lugar que tendría que disputarse con más de un célebre nombre. Sin embargo, y más allá de toda rencilla, justo es que hoy traiga a mi estantería virtual a su obra más célebre, Norte y Sur.

     Conocemos a la familia Hale, que tiene que emigrar del sur al norte, principalmente a su hija Margaret. Cuando llegan allí se encuentran con una forma de vida mucho más cosmopolita que la del rudimentario sur. Mientra la familia comienza a relacionarse con una antigua amistad que se codea con la buena sociedad, Margaret se hace amiga de una familia de obreros, algo mal visto. Por si fuera poco, el amor entre clases hace acto de presencia en escena.

     En esta novela lo primero que se aprecia es su estilo elegante. Muchos dicen que es fruto de su publicación inicial por entregas en la revista de Hoyseholds Words, de Charles Dickens, aduciendo que seguramente pasaría por una revisión antes de publicarse.

     Nos encontramos ante una novela victoriana de corte costumbrista que nos demuestra desde sus primeras páginas que no hay que parecerse a Austen para escribir una gran historia. Comienza de una forma pausada, mostrándonos una protagonista que no termina de gustarnos, para ir aumentando el ritmo hasta casi atropellarse en el final. Asistimos a la evolución del personaje mientras Gaskell nos cuenta los comienzos de las movilizaciones y sindicatos laborales. Nada escapa a esta novela cuyo eje es el amor y todo lo que ello conlleva. No podemos evitar posicionarnos con Higgins, honesto por encima de todo, y ver como la clase aristocrática caída, reflejada en su protagonista, sigue buscando mantener su estatus o, cuando menos, poder seguir mirando por encima del hombro al siguiente estrato social mientras evoluciona desde sus arcáicas costumbres.

     Si bien está encuadrada en un marco concreto, nos encontramos como sucede en las grandes historias, con muchas frases actuales o aplicables al mundo contemporáneo. No creo que se aproxime tanto a Austen como me habían dicho, destacando además su gran poder descriptivo ya sea para entornos o gestos que se nos antojan reales, casi vistos por una ventana. Se trata, en definitiva, de una de las joyas de la literatura, un libro de esos que muchos dicen imprescindibles en cualquier biblioteca que se precie. Y es eso precisamente lo que me hace preguntarme si lo han condenado ya a ser un volumen de adorno, como sucede con tantos otros "incunables".

     Por eso os pregunto, ¿cuál es el título de ese clásico magnificado que no tenéis intención alguna de comenzar a leer?

     Gracias

lunes, 15 de octubre de 2012

La cosecha humana. Emilio Calderón


     "Tenía al joven en el punto de mira de su fusil. Lo seguía mientras correteaba de un lado a otro con el rostro cubierto con una kufiyya y una gigantesca honda en la mano derecha, que de vez en cuando utilizaba para lanzarles piedras o agitarla a modo de afrenta. Como siempre que se veía en esa situación (que en las últimas semanas, desde que comenzara la Segunda Intifada, se había repetido con demasiada frecuencia), se sentía como Goliat luchando contra David, con la particularidad de que la honda que portaba su adversario, en este caso, no podía competir contra su fusil de asalto. menos aún con el armamento de los helicópteros del ejército israelí que sobrevolaban la zona."

     Siempre me han interesado los libros que tratan otras culturas de la forma que sea, me gustan los autores rusos que me hablan de otra época, los actuales que nos muestran las realidades de sus países, los asiáticos y sus costumbres... Supongo que de algún modo busco conocer lugares a los que no llego de forma física a través de las letras, de una forma un poco más personal que mirando una guía de viajes. A través de las historias personales. Eso unido a que Emilio Calderón es un autor al que llevo tiempo siguiendo, me condujo a la novedad que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de La cosecha humana.

     Conocemos a Sarah Toledano, una española de origen sefardí que trabaja como policía en Jerusalén. Su vida allí está marcada por la violencia casi cotidiana y la dureza del país hace mella en su carácter. Se encuentra con el cadáver de una joven lapidada que logra removerle las entrañas, pero eso sólo será el principio de una trama escalofriante.

     Comenzaba diciendo que me gusta leer sobre otras culturas o países. Desgraciadamente no siempre se leen historias bonitas, sino que muchas veces nos encontramos con crueles realidades a las que se enfrentan miles de personas cada día. Justo eso es lo que nos refleja Emilio Calderón en su novela. Ambientada en el año 2012 y siguiendo una documentación exhaustiva nos adentramos en el conflicto que  se libra en las calles de Jerusalén cada día. Asesinatos, inmolaciones, lapidaciones, fanatismos religiosos, torturas... son terriblemente cotidianos allí. Nos lo cuenta además apoyándose en hechos que provocan que nos preguntemos qué sabemos realmente de lo que sucede en otros países. Qué parte es la que nos llega salvo 3 minutos en las noticias de la sobremesa y cómo puede la gente sobrevivir a ello.

     Sarah nos cuenta su vida en primera persona, los cambios que pueden provocar a cualquiera que le toque vivir en su piel y cómo los afronta día a día. La policía que investiga el asesinato y busca culpables mientras van apareciendo nuevos cuerpos y sorprendentes tramas que cruzan fronteras...y la mujer que no encuentra la paz a la hora de cerrar los ojos; porque ha visto tanto que se siente marcada de por vida y sola porque no haya la compañía que supone la comprensión. Y la lucha, Sarah es una luchadora y nos lo demuestra con gran instinto de conservación, no ya físico sino psicológico, protegiéndose para no verse vulnerable e intentando mantener sus principios. Una mujer que es testigo de como otras se inmolan buscando algún tipo de redención, testigo de tantas cosas que pensamos que ya no existen que se me erizaba el vello a cada página sin poder despegar los ojos de ellas.
     Pero no es sólo un testimonio, es también una novela negra con una complicada trama que va desentrañando ayudada por el argentino Lautaro Heller, una suerte de versión masculina de la misma situación que vive nuestra protagonista. Ambos dan fuerza a la novela negra que tenemos entre manos con una compleja trama que nos golpea quitándonos el aire. Y lo hace con un libro lleno de frases para el recuerdo en el que el ritmo va aumentando de forma gradual a medida que pasamos página. A mi me ha durado.... lo que un viaje en coche idea y vuelta; tal vez haya sido un viaje largo, pero a mi no me lo pareció. Apenas tuve tiempo de mirar el paisaje.

     En esta historia Emilio nos golpea justo en las costillas, quitándonos el aire al enseñarnos una realidad que no vemos. La pregunta es simple hoy, ¿somos conscientes de la situación que se vive en muchos de los países que nos rodean?

     Gracias

     Pd. Aquí está la entrevista que le hice al autor.
           Y... el booktrailer

viernes, 12 de octubre de 2012

El lector. Bernhard Schlink




     "A los quince años tuve hepatitis. La enfermedad empezó en otoño y acabó en primavera. Cuanto más fríos y oscuros se hacían los días, más débil me encontraba. Pero con el año nuevo las cosas cambiaron. El mes de febrero fue templado, hasta el punto de que mi madre se instaló la cama en balcón. Veía el cielo, el sol y las nubes, y oía a los niños jugar en el patio. Una tarde de febrero oí cantar un mirlo."

     Que el nazismo hace correr ríos de tinta literarias es un hecho consumado. Que los libros sobre libros, bibliotecas, librerías... nos hacen pasar las horas a los aficionados a la literatura, también. Cuando te topas con un título como este e intuyes el nazismo de fondo, es casi imposible resistirse o eso me pasó a mí, y por eso me llevé este libro a casa. Por su portada (ya en la parte delantera o trasera). Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, El lector.

     Michael Berg tiene 15 años, es un adolescente enfermizo a finales de los años 50. Un día, encontrándose mal, conoce a Hanna de 36 que lo ayuda y enamora y consiente en mantener una relación con él siempre y cuando, el la lea antes de cada encuentro una obra clásica, Pasado el tiempo ella desaparece y Michael no la ve hasta siete años después, mientras asiste como observador a juicios contra el Holocausto y la ve en el banquillo de los acusados. A partir de ahí y tras descubrir que ella no sabe leer, retomarán un contacto pese a seguir con sus vidas por separado que se dilatará en el tiempo.

     Esta obra, que bien puede definirse como trágica, esta dividida en tres partes para contarnos a través de todas ellas, la historia de dos personas condenadas a encontrarse. Si tuviera que definir la novela en una palabra sería la culpa. Culpa del adolescente por enamorarse de una mujer veintiún años mayor que él. Culpa de ella por no abrir unas puertas por desconocimiento, que no por fanatismo y culpa de un pueblo por su pasado. Schlink no busca que nos posicionemos a uno u otro lado, sino que nos cuenta realidades.

     En apenas doscientas páginas y con un estilo sencillo y sin vueltas de tuerca nos muestra lo que hay. Nos enseña una relación marcada por un entorno que es analizado en cada frase. Y lo hace entre fragmentos leídos de grandes clásicos que dan pie al paso de lo romántico a lo político; echa la vista atrás para contarnos la parte más cruel de la historia alemana y lo hace sin intentar conmover.
     Si la primera parte está marcada por el amor y la literatura, donde ya intuímos que algo sucede con Hanna y sus silencios, al adentrarnos en la segunda parte comenzamos a descubrir el verdadero tema del libro. Michael vive bajo una suerte de estigma que es su nacionalidad, casi avergonzado de los horrores alemanes. Y es en ese momento que descubre a su queridísima Hanna como partícipe de ellos y el mundo tiembla bajo sus pies al intentar posicionarse. Porque las cosas no siempre son blancas o negras, y opinar y comprender lo terrible de sus actos sería ir en contra de todo aquello que siempre ha defendido. No hacerlo sería casi una traición a ese gran amor.

     Siempre digo que con estos libros me cuido mucho que no caigan en el sentimentalismo barato y, precisamente por eso es por lo que hoy os recomiendo esta lectura. Un libro en el que hay libros y hay interiores, precisamente por eso me lo quedé durante un tiempo, haciendo una lectura pausada. Posiblemente el hecho de que el protagonista sea lector, aunque parezca casi anecdótico, es el punto de enganche con el "lector real de la obra" buscando así el autor un cierto toque de empatía. Lo enfrente, y al hacerlo lo hacemos junto a él, a un hecho sobrecogedor que está perfilado para que intentemos justificarlo sabiendo que es casi imposible. Por eso crea sentimientos, por eso Hanna se muestra débil, ni siquiera sabe leer, asoma al libro por primera vez para realizar una buena acción. Y pensamos, ¡qué demonios! es nuestra Hanna, y ya no levantamos la vista del libro esperando una solución mágica que nos deje a todos tranquilos. Lo cerramos y cavilamos las posibles opciones, sopesamos, nos ponemos en el lugar de un Michael que nos acompañará durante un tiempo. Por eso hoy os lo recomiendo, para que compartamos un poquito de este lector creado por un juez que no condena ni redime en su obra, simplemente relata hechos.

     Y vosotros, ¿cuando os acercáis a estos temas tiráis de sentimentalismos o preferís un buen relato que se asemeje a una crónica (se acepta un punto intermedio)?

     Gracias

jueves, 11 de octubre de 2012

Tokio Blues. Haruki Murakami

   


     "La memoria es algo extraño. Mientras estuve allí, apenas presté atención al paisaje. No me pareció que tuviera nada de particular y jamás hubiera sospechado que, dieciocho años después, me acordaría de él hasta en sus pequeños detalles. [...] estaba enamorado, y aquel amor me había conducido a una situación extremadamente complicada. No, no estaba en disposición de admirar el paisaje que me rodeaba."


     Y ví que decía el autor eso de "No tengo interés en escribir novelas largas con estilo realisa, pero decidí que, aunque sólo fuera una vez, iba a escribir una novela realista. Tokio blues fue un simple experimento."  Conociendo al autor por la Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, y fascinada como terminé, esa declaración en El país era más que suficiente para lanzarme a por esta novela. Hará.... unos cuatro años, aunque he tardado un poco menos en traerla a mi estantería virtual. Hoy me redimo y traigo Tokio blues.

     Conocemos a Toru, un hombre de 37 años, ejecutivo, que al escuchar a los Beatles por casualidad, evoca su juventud en el Tokio de los años 70.  Recuerda a la novia de su mejor amigo, una mujer que lo fascinó hasta que el suicidio de este los separó... temporalmente; pues un año después tenían relaciones sexuales. Cuando la joven empieza a tener problemas se distancian y poco después se enamorará de Midori, una joven muy diferente que lo acompañará en su camino a la madurez.

      Lo curioso de Murakami es que vive en su propia historia, su atmósfera, esa que nos va desarrollando con sencillez a lo largo de toda su obra entre argumentos endiablados. En este caso es un libro muy natural en el que nos desgrana una historia de amor y libertades. Lo hace a su forma habitual, despreocupado de quien entra y sale siempre que ya conozcamos el camino de ida y vuelta. Hace, además, referencias literarias que hará las delicias de los amantes de la literatura, a obras como Gatsby. Guiños que se esconden teñidos de sentido del humor en esta novela que coge ritmo haciéndonos creer que vamos a conocer la historia entera cuando él es quien domina mediante preciadas informaciones. Porque si algo no pierde Murakami es el mando en las historias que nos cuenta. Nos dirige en su paso entre mundos como si estuviéramos hipnotizados.

     Da la sensación que buscara que nos identificásemos con alguno de los personajes cuando en realidad lo que hacemos es asomarnos a sus vidas buscando conocer el final de la parcela que nos cuenta y temiéndolo al mismo tiempo, como pasa siempre con este autor. Cada uno de ellos parece tener un punto que hace que lo sintamos cercano, casi propio. Y ahí reside la grandeza. Yo lo leí hace tiempo y aún recuerdo a Midori, con sus cosas y la media sonrisa que me hizo sacar alguna vez. Es muy difícil hablar de Murakami, de sus obras que parecen lentas pero en las que nunca dejan de pasar cosas. De  como es leer un libro de esos en los que apenas pasa nada y jamás dejan de pasar cosas, que se ve fluído, ténue, que nos engancha enredándonos hasta que cerramos su última página. Pero así es leerlo, y terminas con una resaca literaria que te hace buscar más del mismo autor.

     No se si Murakami se llevará finalmente el Nobel,  ni entraré en si ya ha demostrado merecerlo con su carrera literaria o tiene que esperar más para demostrar algo. Pero evidentemente es uno de los autores a tener en cuenta dentro del panorama literario habitual. El título que hoy os traigo es el que lo hizo saltar de unas buenas ventas al privilegiado lugar que ocupa hoy, ese que lo empezó a colocar en el punto de mira y le hizo guardián de su intimidad. Así que la pregunta es bien fácil, ¿ya conocéis a Murakami?

     Gracias

     PD. Por cierto, esta es la canción. Cuidado, tal vez os haga recordar una historia

miércoles, 10 de octubre de 2012

Nobel de literatura



    Un año más estamos a un día de saber quien se lleva el ansiado galardón, y un año más se disparan las apuestas... Bueno, es un decir que se disparan porque no estamos hablando de fútbol, sino de literatura, y apenas son un puñado de medios los que se hacen eco de la carrera hacia dicho premio antes de ser concedido. Pero debajo de los medios si que somos unos cuantos los que miramos con curiosidad la entrega y las posiciones que van tomando los distintos autores.
     Decía hace apenas unos días el diario The Huffinfton Post: "La cuenta atrás para que Roth vuelva a quedarse con las ganas ha comenzado". Y es que el autor de El lamento de Portnoy y Pastoral americana, es uno de los eternos nombres que no terminan de salir. En realidad Estados Unidos lleva una larga temporada, dos décadas, sin acariciar el preciado reconocimiento. Y eso que este año, a Roth siempre le quedará haber conseguido el Príncipe de Asturias de las Letras. Pero no es el único, otro de los que parecen condenados a ser eternas novias y nunca esposas, es Murakami. Idolatrado por muchos, cada año suena, según dicen con más fuerza, cuando llegan estas fechas. Y seguimos sin saber si El pájaro que da cuerda al mundo a ritmo de Tokio Blues va a poder celebrar el galardón diciéndole a su público eso que ya conocemos todos, Baila, baila, baila y que muchos en las redes ya han bautizado como Bailax3. Dylan fue quien el año pasado, dicen, se llevó la mayor decepción al ver que Transtömer conseguía superar una criba basada únicamente en la calidad, según defienden aquellos que otorgan el ansiado voto. Y digo esto sabiendo que el Premio Nobel tiene también el reverso. Por un lado, los galardonados; y por el otro, aquellos autores que no se lo han llevado nunca pese a que muchos les consideren dignos merecedores. Tienen el dudoso honor de pertenecer a esta lista, Jorge Luis Borges que se vió perjudicado por el apoyo prestado a Pinochet, o Emile Zola. Ambos caminan junto con Henrik Ibsen, Joyce que se tuvo que conformar con pasar a la historia de la mano de Ulises, o Tolstoi. Quien sabe, tal vez el jurado se adhirió a la ya conocida broma que dice que Tolstoi, en realidad, es un Tolstón (chiste malo, lo sé). Ni siquiera Proust tras seguir El camino de Swan, consiguió llegar a Suecia, como tampoco le llevó allí El camino que tomó a Delibes.

     Hay tantos que podrían poseerlo, que tal vez estuvieran en pleno derecho de haberlo poseído por méritos propios, que casi se antoja un delito que otros lo rechazasen. Así lo hizo Pasternak por ejemplo, debido a presiones políticas como comentaba hace apenas unos días. Y hoy dudamos del camino que seguirán los actuales nominados, no sabemos si en este momento les sudan las manos por la tensión del no saber y dan vueltas en la cama por no poder conciliar el sueño. De otros autores si que podemos hacernos una idea de la reacción que tedrían. De hecho, no tengo problema alguno en imaginarme a un Pynchon sudoroso ante la necesidad de recoger el premio en persona y mostrarnos su enigmática cara.

     Mañana se entregan los premios, juguemos a ser voz y jurado y nominemos nosotros a los mejores. No es un Planeta o un Herralde, premiamos la trayectoria en función de lo que sabemos y hemos leído.... y por eso os pregunto. ¿Cuáles son vuestros nominados? En mi caso, creo, que dejaré a Roth, además me parece divertido poner un nombre antes de saber quien ha salido y, si tengo que ser sincera, me parece aún más divertido ir leyendo todas y cada una de vuestras sugerencias.

     Gracias

     P.D. Como ya he dicho no es fútbol, pero como suele decirse: "señoras, señores hagam sus apuestas.".
     Entre aquellos que acierten el premiado, sortearé un libro. Suerte.

martes, 9 de octubre de 2012

Peter Pan. J. M. Barrie




     "La primera vez que un niño sonríe, la risa estalla en mil pedazos y de cada uno de ellos nace un hada."

     Ayer hablaba de un niño y es imposible hablar de un niño sin recordar a Peter Pan. El niño que nunca quiso crecer y que llega hasta nuestros días adaptación tras adaptación. tanto es así que incluso hay un síndrome con ese nombre. Por eso hoy traigo un gran clásico para todas las edades a mi estantería virtual, hoy traigo a Peter Pan.

     Peter Pan vive en el País de Nunca Jamás, pero también la imaginación fértil de los niños. Se une Wendy y su familia a esta joven y curioso amigo y compartirán aventuras en el país de Nunca Jamás, conociendo a el hada Campanilla y al malvado Capitán Garfio.

     Peter Pan es un clásico que todos conocemos. Por eso es casi inevitable que nos acerquemos a su historia. Yo comencé con Peter Pan en los jardines de Kengsinton, una obra anterior en la que vemos una introducción a un personaje bastante bromista e irreverente. Es curioso como la versión cinematográfica que cobra fuerza en nuestro subconsciente es la primera, la infantil. Una versión que nos cuesta cambiar por mucho que Robin Williams sea un Peter Pan moderno en otra. Y esto es importante porque el de la obra es una persona más egoísta y egocéntrica de lo que hubiera pensado. Y lo mismo pasa con Wendy, toda una  madre improvisada por las circunstancias de la vida, es la antítesis de Peter Pan representada en una niña que tiene prisa por crecer.
     Me llevé una sorpresa al encontrarme a un Pan que no terminaba de caerme bien y a una Wendy que parecía querer quedarse pero hacía tareas propias de quien se mantiene en movimiento. Por eso captó mi atención, por las sutiles diferencias que convirtieron a esta historia en inolvidable. Y Campanilla, el hada tan buena que nos había enseñado Disney y que no había sido concebida como tal, termina el cuadro. Un hada celosa y posesiva que se nos torna muchísimo más real que la que ya conocíamos.

     Es curioso como hay cuentos que nos acompañan toda la vida. Luego de adultos... aceptamos las cosas que no sabíamos o que quisimos no preguntar. Cuando los leemos con ojos desposeídos de tanta inocencia, descubrimos que son todos diferentes al concepto que trajimos e, indudable, mucho más verosímiles. Además rezuma ironía, un fino sentido del humor y un buen puñado de frases geniales, reflexiones que nos quedan martilleando en la persiana. A mi me gustó volver a la infancia con mis ojos de adulta, descubrir la cantidad de lecturas entre líneas que nos habían dejado y que, sin plantear una duda, habíamos creído a pies juntillas. Os presento un hada rencorosa, un niño entrado en años de carácter egoísta que no tiene del todo claro lo que quiere y a una joven Wendy de la que no podréis levantar la vista; a fin de cuentas, no todos los días se tienen dieciséis, aunque sea durante un mínimo espacio de tiempo.


     Está claro que este tipo de personajes despiertan filias y fobias, pero a mi hoy me siguen interesando los niños, así que os pregunto... ¿Cuál es vuestro cuento favorito?

     Gracias