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lunes, 27 de junio de 2016
Las vacaciones
Las vacaciones son ese momento del año tan relajante que queremos huir de casa. Ese día en el que pensamos que estamos mejor en cualquier otra parte del mundo, que en el nuestro habitual. Y nos pasamos días y más días buscando lugares para así desestresarnos y olvidarnos de todo; que, ojo, podemos acabar en una tienda de campaña en mitad de un monte, convencidos de que es muchísimo mejor que la comodidad de nuestro sofá favorito junto a la ventana. ¿Y el dolor de espalda por las piedras del suelo? Un masaje.
Hacemos la maleta, preparamos las cosas, metemos los libros y cargamos el lector. Empieza el viaje. "Bienvenido a la compañía xxxxx y gracias por elegirnos para realizar su vuelo. apaguen los aparatos electrónicos...." Que digo yo que si el equipaje de mano se mide y pesa, el libro debería de quedar exento. ¡Anda que no pesa la cultura como para que ahora me digan que tengo que apagar el lector! Total que el vuelo es largo y por fin puedes empezar a leer. Empecemos, situémonos, viajamos a un país determinado y aún nos abemos la época. El protagonista, un hombre de mediana edad, con un vaso en la mano, se acerca y nos dice "¿Desean tomar algo? Tenemos a su disposición un menú con patatas y cacahuetes?"... Ah, no, no ha sido el protagonista. Ese nos mira perplejos dudando si acercarse o salir corriendo. Sigamos, bueno, sigamos en cuanto me dejen de dar pataditas en el asiento, que no sé si leo novela negra o estoy sintiendo que va a salir uno de los gusanos de Dune.
Ahora, bien... el protagonista deja el vaso porque le suena el móvil y es que, parece ser que han encontrado un cuerpo y es algo terrible y espantoso. Sobrecogedor lo que oye al teléfono... "Pueden adquirir un cupón para el sorteo de un twingo.." Y el prota levanta la vista, traspasando esa línea invisible que separa ambos universos y te dice: "¿Se puede saber qué narices pasa?" Así que te disculpas ante la atónita mirada de tu compañero de viaje, que lleva rato mirando de reojo tu extraño parloteo con un aparato en el que, a todas luces, no estás haciendo una llamada, y decides darle una última oportunidad. Tu protagonista camina, con la consabida gabardina y mirando de vez en cuando sobre su hombro... creo que pretende no perderte de vista, no sea que vayas a volver a hacer algo inoportuno mientras te narra su triste historia. Llega a la escena del crimen y... se oye un pitido mientras por los altavoces dicen: "Nos estamos acercando al aeropuerto de..... la temperatura exterior es de.... grados y son las..... de la mañana. Apaguen los aparatos electró..." y no puedes oír más, en ese momento lo único que has escuchado ha sido la amarga risa de un protagonista, que da la vuelta a la esquina para desaparecer, moviendo la cabeza decepcionado por la compañía que le ha tocado soportar.
Y más o menos así empiezo yo mis vacaciones. Supongo que como muchos de vosotros. Luego haré visitas, compraré libros, pagaré el recargo por peso en el aeropuerto... Esas cosas tan normales que todos hacemos en estos casos. El 18 regreso, pero mientras tanto, seguiré dando la lata en twitter y en Instagram
Disfrutad de las vacaciones.
viernes, 24 de junio de 2016
El aniversario. Imma Monsó
"Ya van tres semanas. Tres semanas sin dirigirse la palabra. Tres semanas sin ni siquiera saludarse. Circulan ahora en silencio, muy conscientes de que el primero que diga cualquier cosa iniciará una etapa nueva en una relación de pareja larga, una relación que comenzó hace más de veinticinco años y que, tal vez, haya llegado el momento de liquidar."
Nunca juzgues un libro por su cubierta, pero sí que debes dejarte enamorar por ellas si la impresión es positiva. Qué contradicción, si uno lo piensa. Pero ese y no otro, fue el motivo del flechazo que hizo que abriera este libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, El aniversario.
Una pareja que se acerca a la cincuentena y con los hijos ya independizados, se adentra en un bosque con el coche. Él ha preparado un regalo misterioso para una mujer a la que siente cada vez más lejos: un regalo para conmemorar el aniversario de algo que ella no recuerda.
En ese bosque o tal vez en otro, en ese tiempo o tal vez en otro, dos niños se adentran en un bosque. Exploran, viven, juegan... sin saber lo que les depara el camino.
Aunque para muchos sea la primera novela de Imma Monsó, la autora lleva ya una ámplia trayectoria literaria en la que se le conoce su predilección por los espacios pequeños y el número reducido de personajes. Quien no lo sepa se verá sorprendido por estos detalles, ya que la novela, pese a transcurrir en dos hilos, no supera los cinco personajes activos y, en cuanto a los espacios, uno de los hilos transcurre en un coche cerrado.
Nada es estático y todos cambiamos, y eso es lo que les ha pasado a la pareja protagonista: han cambiado con el paso de los años, mientras se aferraban a ellos, a sus obligaciones a sus empleos. Pero eso también cambia, y la irritación contenida surge distanciándolos. en este punto les conocemos mientras viajan en coche a un destino incierto, obligados a compartir un espacio tan asfixiante como sus vidas. El lector se siente agobiado, abrumado, intranquilo, mientras la autora fuerza la situación exponiendo las diferencias entre ambos. La realidad y la fantasía, quien sólo cree en lo que ve y quien busca algo más, y la noche avanza y el coche frena en un lugar misterioso. Llegamos, parece decir, y aguantamos la respiración ante la persona que vemos a diario, ante el viaje en coche, la discusión cotidiana. Imma Monsó sabe dar al lector una pequeña dosis de miedo cotidiano, de ese que se mete bajo la piel cuando viene de quien uno no espera. Es el juego de Imma y es relativamente fácil caer en él. Incluso con la doble historia alternándose.
Los niños en el bosque, el perdido en libros, la casa, la mujer que finge, el paseo, la amistad. Tampoco nos resulta hermoso porque llegamos contaminados de sensaciones sin otra motivación que conocer lo sucedido también en este hilo. Y de este modo nos descubrimos haciendo cábalas sobre la relación entre ambos hilos. Y sí, estamos contaminados porque nos descubrimos pensando... nos descubrimos pensando cosas terribles como que, por ejemplo, da mucho más miedo lo conocido, que aquello que aún no hemos llegado a conocer. Por eso me pregunto de qué nos conoce Imma Monsó.
He estado unos días sin red, lamento no haber podido publicar. Y la semana que viene me iré de vacaciones, eso sí, avisando.
No juzgarás a un libro por su portada, pero decidme, ¿recordáis la última cubierta que os enamoró?
Gracias.
martes, 21 de junio de 2016
La ciencia en la sombra. J. M. Mulet
"Dedicarse a la ciencia supone vivir con la espada de Damocles del paro sobre tu cabeza. Hasta que ganas una oposición en la universidad o en el CSIC, o te vas fuera de España y no vuelves, te pasas muchos años dependiendo de la próxima beca o de la próxxima convocatoria de contratos y proyectos... si existen. Sea como sea, van a valorar principalmente tu productividad científica de los últimos años."
No es la primera vez que me acerco a un libro del autor. Tengo que reconocer que me lo paso francamente bien, así que no había duda de si lo iba a leer. Hoy traigo a mi estantería virtual, La ciencia en la sombra.
Esta vez le ha tocado el turno a los muertos. Dicho así parece casi de película de terror, pero, como nos muestra el autor desde las primeras páginas, la ficción nos hizo adictos a series de crímenes e imágenes de estudios forenses. Casi cualquiera reconoce a la chica que hace las autopsias en Castle y es una broma común decir que para empezar en eso de actuar, hay que haber aparecido de cadáver en CSI.
Con un tono que va de lo divulgativo, ya que no falta a la verdad en los datos y explicaciones, a lo francamente divertido, Mulet hace un repaso a todas esas imágenes que vemos en este tipo de series y a alguna más en la que posiblemente no hayamos caído aún. Nos contará por ejemplo, el caso del asesino identificado por unas moscas que, tras varias horas al sol, decidieron acercarse al arma homicida; o desmontará lo que hay de mito en que a un muerto le siguen creciendo uñas y pelos. Y así durante el libro completo, de la anécdota al hecho, iremos avanzando laboratorio tras laboratorio para saber si se leen los huesos, si las huellas sirven, o los fluidos, el ADN, ¡la sangre! Mulet nos convierte en el aprendiz, y nos lleva de la mano como si fuéramos un fantasma sin importarle tampoco dar saltos en el tiempo.
La anécdota. Ya lo he comentado más veces: las anécdotas, las curiosidades, me encantan. Por eso quizás se disfruta aún más este tipo de lecturas en las que no faltan referencias a Poe o Doyle, un libro en el que, al dar la vuelta la página, descubres que en un momento dado, se dijo que el Destripador pudo ser una mujer. Y eso es lo que hace interesante este tipo de libros que además se lee con una sonrisa que oscila entre el tono y lo relatado, Mulet nos provoca esa sonrisa incluso al hablar de la muerte, y nos salpica de pequeñas historias este interesante libro.
El otro día lo comentaba, los libros de Mulet podrían resumirse diciendo, al pan, pan. Y a mi me gustan. Porque son divertidos y nos permiten acercarnos a fenómenos y procesos que de otra forma, nos serían ajenos durante tiempo. Además, ahora que la novela negra está de moda y los detectives llegan a la escena del crimen pasando por debajo de la cinta mientras se tapan la nariz. Ahora que cuando enciendes la televisión, sobre todo a determinadas horas, sabes que no vas a tardar en ver una mesa de autopsias o un montón de gente haciendo fotos en una sala revuelta... Ahora es cuando me parece el momento perfecto para divertirnos acercándonos a ese mundo con otros ojos. Y, por qué no, jugando a buscar errores la próxima vez que al encender la televisión aparezcan Horatio o Crimson para cazar a un asesino que parecía que no había dejado huellas. Empezaréis a ver alguna cosa de otro modo y a fijaros, por ejemplo, en las distintas formas de vestir dependiendo del género.
Animáos.
Ayer se me olvidó preguntaros algo importante, ¿qué libro tenéis entre manos esta semana?
Gracias.
lunes, 20 de junio de 2016
El adversario. Emmanuel Carrère
"La mañana del sábado 9 de enero de 1993, mientras Jean- Claude mataba a su mujer y a sus hijos, yo asistía con los míos a una reunión pedagógica en la escuela de Gabriel, nuestro hijo primogénito. Gabriel tenía cinco años, la edad de Antoine Romand. Luego fuimos a comer con mis padres, y Romand a casa de los suyos, a los que mató después de la comida. Pasé solo en mi estudio la tarde del sábado y el domingo, normalmente dedicados a la vida en común, porque estaba terminando un libro en el que trabajaba desde hacía un año: la biografía del novelista de ciencia ficción Philip K. Dick. El último capítulo contaba los días que había pasado en coma antes de morir."
Pese a que tengo un pequeño problema con los finales de los libros de Carrère, he descubierto un placer a la hora de leerlos que me ha vuelto asidua a sus tramas y letras. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El adversario.
Jean-Claude Roman existe. En 1993 todo su entorno le conocía como trabajador de la OMS. Sin embargo, un día se levanta de la cama y mata a su mujer y sus hijos. Despúes va a la casa vecina y acaba con la vida de sus padres. No perdonó ni siquiera al perro. Después de eso volvió a su casa, se tomó un montón de pastillas para morir él. Había prendido fuego a las casas. Él no murió, aunque estuvo cerca.
Este es el punto de partida que toma el autor, un punto de partida traumático a partir del cual su protagonista despierta rodeado de policías que no sólo se han horrorizado con lo hecho por Roman, además han descubierto su gran secreto y mentira: no trabajaba en la OMS, ni siquiera era médico.
Carrère juega en esta novela a la no ficción novelada. Lo que relata es real, de hecho tuvo contacto con Roman de forma similar a Capote antes de escribir su grandísima novela, A sangre fría. Así que con un narrador que se involucra en los hechos, nos relata la historia de una gran mentira que comienza de forma banal y se va tragando una vida completa. La mentira de Roman no fue para conseguir fama, ni siquiera fortuna o poder, era algo gris y comenzó incluso sin tener importancia. Tampoco Roman tenía importancia ni destacaba. Tenía su familia, sus amigos, y unos horarios habituales para cualquiera con un trabajo como el suyo. Entonces, ¿qué es lo que sucede?
Y aquí juega el autor su mano, aplastando al personaje hasta que consigamos ver bien su interior, sus entrañas. Nos muestra como la mentira es la que aplasta a la persona hasta que explota y nos deja juzgar lo sucedido mientras nos conduce a conclusiones encontradas. 20 años son muchos para mantener una farsa, es lógico que Roman se sintiera aplastado por el miedo y la vergüenza ante la posibilidad de verse descubierto. A buen seguro sería despreciado por todos, entonces, ¿matar a todos cuya opinión importa? Carrère sigue jugando, llevándonos al desenlace conocido desde las primeras páginas, o tal vez por la prensa en su día, mientras nos muestra los lugares oscuros del género humano que le llevan a cometer atrocidades. No hace falta ser un chiflado, parece decirnos, mirad Roman, un tipo vulgar con una vida aparentemente vulgar. Y ahora, mirad lo que había realmente, lo que era, lo que hacía... Mirad.
Carrère satisface dudas, nos relata una vida y unos hechos a lo largo de un libro de unas doscientas páginas que se lee en apenas un rato. El ritmo, el estilo y lo interesante de la historia hacen que seamos prácticamente incapaces de levantar la vista de las letras. Descubrir los pormenores, intentar entender mientras tenemos la sensación de que eso es lo que pretendía el autor al indagar en la vida de su protagonista. Y preguntarnos también si hay algo que entender, si es posible comprender algo así. Todo eso hace Carrère en un libro que, más allá de la historia, obliga a la reflexión. Una novela muy recomendable con la que comenzó su fama que hoy está fuera de toda duda. No me gustó, eso sí, el último capítulo. Pero eso es porque el autor y yo tenemos esa asignatura pendiente. Es algo mío, personal, una de estas cosas que parecen de trato diario y comentar ante un café.
El adversario: leedlo.
Escribir sobre hechos reales siempre se me ha antojado más complicado que la ficción. Y también parece que hay más reticencias a la lectura. Decidme, ¿vosotros os acercáis a la no ficción?
Gracias.
jueves, 16 de junio de 2016
El niño en la cima de la montaña. John Boyne
"Tres manchas rojas en un pañuelo.
Pese a que el padre de Pierrot Fisher no había muerto en la Gran Guerra, su madre, Émilie, siempre decía que la guerra lo había matado.
Pierrot no era el único niño de siete años en París que vivía sólo con uno de los progenitores. El niño que se sentaba delante de él en el colegio no veía a su madre desde que ella se había fugado con un vendedor de enciclopedias, y el matón de la clase, que llamaba a Pierrot Le Petit por lo pequeño que era, vivía con sus abuelos en una habitación sobre el estanco que regentaban en Motte-Picquet, donde se pasaba la mayor parte del tiempo dejando caer desde la ventana globos llenos de agua sobre las cabezas de los transeúntes, para luego insistir en que él no había tenido nada que ver con el asunto."
Es inevitable ver este libro, fijarse en las líneas que forman los alambres de espino en la cubierta, y pensar automáticamente en El niño del pijama de rayas, gran éxito del autor. Quizás por eso me picó la curiosidad. Hoy traigo a mi estantería virtual, El niño en la cima de la montaña.
Pierrot es un niño de ascendencia germano francesa que vive en París ajeno al momento histórico en que se encuentra. Es 1935, su mejor amigo es un judío sordo y no se espera el giro que da su vida tras la muerte de sus padres. Tras unos cuantos cambios de destino, Pierrot acaba en Alemania, bajo la tutela de su tía Beatrix, ama de llaves en Berghof, una casa que es, ni más ni menos, que la residencia de Hitler. Pierrot, que no sabía nada de los nazis, se transforma rápidamente en Pieter, un joven muy diferente del niño que llegó a esa casa.,
Reconozco que no soy fan de El niño del pijama de rayas. No al menos de la forma habitual, ya que me pareció una fábula a ratos un poco exagerada. Un poco en esa línea se mueve este libro que bebe directamente del éxito del ya citado. Sobre todo en las primeras páginas cuando conocemos al protagonista y su amistad con el niño judío, es difícil no encontrar un regusto a la ya conocida historia de Bruno.
Boyle opta en esta ocasión por colocar a su protagonista en la residencia de un hombre que pronto descubriremos como Hitler, de hecho, deja que el lector vaya justo un paso por delante del protagonista hasta casi su parte final, en la que juega con un golpe de efecto buscando que el libro perdure en la memoria de quien lo lee.
Pieter se va transformando en esa casa en la que veremos el uso de los uniformes y también como reniega de su ascendencia francesa recordando sólo la alemana, una casa en la que no se hablará de aquel amigo suyo judío y en la que su inocencia irá perdiéndose al no tener más estímulos que los allí recibidos para ir madurando. No demoniza a su protagonista, y tampoco carga de sentimentalismo el libro, procurando de este modo que se auna lectura rápida y ágil en la que asistiremos a la transformación de Pierrot que pasa de ser el débil a el fuerte, sin importar demasiado la forma en que lo consigue o si tiene que delatar a alguien por considerarlo poco patriota.
Boyle busca la reflexión, enfrentar lo bueno y lo malo y la posibilidad de corromperse en determinadas circunstancias. Sin embargo, me ha dado la impresión de estar ante un libro casi apresurado en el que los personajes hubieran podido estar mejor definidos; ganar un poquito de profundidad.
En definitiva, El niño en la cima de la montaña bebe directamente, y si lo leéis entenderéis a qué me refiero exactamente, de aquella novela protagonizada por Bruno y creo que va dirigida particularmente a fans de la misma. Personalmente, y aunque la historia podría haber estado bien, considero que se ha quedado muy corta.
Y vosotros, ¿fuísteis de los que disfrutasteis con El niño del pijama de rayas?
Gracias
martes, 14 de junio de 2016
El Principio. Jérôme Ferrari
"Tenía usted veintitrés años y allí, en ese desolado islote donde no crece ni una flor, disfrutó por primera vez de la ocasión de mirar por encima del hombro de Dios. No hubo milagro alguno, por supuesto, y en verdad, nada que se pareciera ni por asomo al hombro de dios pero, para relatar lo que ocurrió esa noche solo cabe elegir, lo sabe usted mejor que nadie, entre la metáfora y el silencio. Para usted, fue primero el silencio, y el asombro de un vértigo más precioso que la felicidad.
No podía dormir."
Tendría que hablar demasiado de mi, y este no es un blog de ese tipo, para explicar por qué me gusta tanto la física. Pero digamos que cuando vi este libro en la Feria, supe inmediatamente que tenía que ser mío y que poco importaba el resto porque yo ya había encontrado mi tesoro particular. Hoy traigo a mi estantería virtual, El Principio.
Un estudiante que ha ido salvando su carrera con más pericia y talento que estudios, se ve frenado en seco cuando en el final le toca hablar de Heisenberg. Este será el punto de arranque de un interés por la vida de este científico padre de uno de los principios más importantes de la física moderna, y el estudiante, convertido en narrador, establecerá un diálogo imaginario sin respuesta con el brillante científico.
Utilizando una segunda persona, que es en realidad una primera, Ferrari nos ofrece en esta novela una interesante visión de la vida y las cuestiones morales de Heisenberg. Sin embargo hay que precisar que no estamos una biografía, sino en una novela en la que lo que nos cuentan, sucedió. El Principio de Incertidumbre Heisenberg dice que es imposible conocer la velocidad y la posición de una partícula de forma simultánea y su enunciado fue tan revolucionario que, como nos dice el autor, Einstein pensaba por las noches formas de rebatir las ideas de Heisenberg para contarlas en el desayuno de una famosa reunión y asistir a la supervivencia de dichas ideas un día más. Y será esta indeterminación la que marque en gran parte la novela y la vida del científico alemán.
El siglo pasado fue el siglo de los avances, de los descubrimientos, de los científicos brillantes. Y también de las guerras, así que si situamos a Heisenberg a finales de los años veinte y van pasando los años, no nos extraña en absoluto que viva la Segunda Guerra Mundial. Y aquí llega la otra gran incertidumbre de la novela: los nazis. Frente a los que huyeron de Alemania, están los que se quedaron y Heisenberg se quedó. No sólo eso, Alemania tenía un proyecto paralelo al Manhattan, sí, la bomba, y necesitaba científicos que trabajasen en ese proyecto, científicos brillantes. Heisenberg lo era, no se había ido y no era simpatizante de los nazis. ¿Y entonces? Entonces Ferrari nos sigue contando su historia sin juzgar a nadie, dejando al lector avanzar por su magnífica novelita.
Su vocación de físico es también la vocación de un poeta, leemos en un momento determinado de la novela. Y eso es lo que hace Ferrari en su libro: poesía de letras. Con frases largas y lenguaje cuidado en extremo, convierte esta lectura en el placer de paladear palabras, como si con ello hiciera su propio homenaje a la belleza. Y una vez más acompaña al libro al hacerlo, ya que la historia enfrenta la belleza de descubrir los secretos del mundo o del universo, con el horror de los resultados a los que pueden llevar esos descubrimientos. Y Ferrari opta por lo primero, por mostrar la belleza del lenguaje sin importarle caer incluso en alguna paradoja, como si de un teórico se tratara. No nos deja tampoco perdernos en la parte más técnica, prefiere empujarnos por una historia que fluye dejando que saquemos nuestras propias conclusiones.
La mía está clara: El Principio es una gran lectura y voy a buscar más títulos de este escritor premiado ya con un Goncourt. Ha sido un verdadero placer realizar esta lectura y acercarme a este narrador tan particular.
A veces cuando leemos palabras como "física" o "guerra" nos echamos atrás ante una lectura sin saber que nos perdemos grandes obras. Decidme, ¿hay algún tema que os eche atrás a la hora de elegir un libro?
Gracias.
lunes, 13 de junio de 2016
Justine o las desgracias de la virtud. D. A. F. de Sade
"La obra maestra de la filosofía sería desplegar los medios de que se vale la Providencia para alcanzar los fines que se propone sobre el hombre, y trazar, a partir de ellos, algunos planes de conducta que puedan dar a conocer a ese desdichado bípedo de qué manera debe avanzar en el camino lleno de esperanzas de la vida a fin de prevenir los extravagantes caprichos de esa fatalidad a la que se da veinte nombres distintos, sin haber llegado todavía a conocerla ni a definirla."
Sade fue un hombre de vida convulsa, marcada por los escándalos, la prisión y mucha leyenda negra sobre lo que realmente hizo o dejó de hacer. Sin embargo más allá de sus correrías sexuales con amantes y prostitutas, también sufrió en sus carnes el poder de su suegra (a la sazón, madre de una esposa que le vino impuesta), por lo que no es de extrañar que el poder marcara también su obra. Hoy traigo a mi estantería virtual, Justine o las desgracias de la virtud.
Conocemos a Justine junto a su hermana cuando ambas se quedan huérfanas. De familia acomodada, no tardan en sufrir el primer revés cuando las monjas las expulsan al acabarse el dinero sin preocuparles demasiado que no tengan a dónde ir. A partir de este comienzo, iremos conociendo a Justine, marcada por una moralidad intachable, y la vileza de quienes se cruzan con ella, que no dudan en hacer de su existencia un camino de tortura y desdicha.
Sigue apareciendo media sonrisa y algún prejuicio frente al tipo de lectura cuando se nombra a Sade como si su obra se limitara a una simple enumeración de aventuras sexuales sin mucho sentido, cuando ya debería de quedarnos claro que no es así. De hecho, si fuera posible que no lo es, me gustaría saber qué parte resultó más escandalosa para quienes en su época leyeron este libro de una forma pausada y crítica: si esas prácticas que explica o el reflejo de una sociedad de clase media alta, podrida y corrompida por su propio poder. Porque sí es cierto que Justine se ve sometida a todo tipo de castigos y vejaciones, pero también lo es que sin el elemento del poder o el dinero, la obra no tendría sentido. Justine no es castigada de una forma proporcional, ni por saldar una deuda aunque de ahí parta la excusa en algunos momentos, su castigo va un paso más allá porque es el poder y la certeza de que el monstruo que la somete va a quedar impune lo que realmente puede resultar aterrador. Sade habla de una sociedad podrida en la que la moral se ha relajado y determinados estratos sociales pueden campar a sus anchas. Esa sociedad en la que el poder permite esos privilegios, en la que las humillaciones a quienes no "son ellos" quedan impunes, es la que nos va mostrando página a página en esa suerte de descenso a los infiernos que parecen situarse en un sótano, de la protagonista. Una mujer que procura regirse por sus valores, mantener una dignidad en un mundo en el que la perversión recibe más premio que la virtud. Y es en este momento en el que el lector acaricia la palabra corrupción y profundiza en la lectura pensando en el momento en que se publicó y el escándalo que suscitó. Y da un paso más y piensa en la sociedad actual... y sin alejarnos de las diferencias entre Justine y su hermana Juliette, lo hacemos de la parte sexual y reflexionamos sobre esa corrupción a todos los niveles: sobre esa atrofia de valores que relaciona su autor directamente con el dinero y el poder.
Justine o las desgracias de la virtud es un libro con un contenido erótico imposible de no citar, pero quedarnos en ello sería perdernos lo importante. Sade nos habla de dinero, sexo y violencia, en un entorno que va mucho más allá de lo que relata. Por eso hay libros que merece la pena leerlos de primera mano, por las sorpresas que podemos encontrarnos durante su lectura. Muchas veces, por no decir todas, lo importante se encuentra entre líneas. Y eso no lo puede contar nadie, porque esa lectura es diferente para cada lector.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
viernes, 10 de junio de 2016
Así es como se mata. Mirko Zilahy
"El primer sentido que lo abandona, en cuanto la llamarada hirviente lo enviste como un gancho, es la vista. Las pestañas se evaporan al instante y los globos oculares palpitan. Se tambalea. Las paredes remolinean en un sofocante torbellino. Las llamas atacan el algodón que se adhiere de inmediato a la piel. Hieren la carne, desgarran los músculos, despellejan los nervios. Luego, uno tras otro, los demás sentidos se desmigajan."
Será apreciación mía, pero tengo la sensación de que en verano es cuando más novela negra encontramos en el mercado, seguramente porque es el género que menos esfuerzo requiere al lector y por lo tanto el que nos deja evadirnos. Cada vez hay más editoriales con apuestas sugerentes y portadas llamativas, como el caso del libro que traigo hoy. Hoy traigo a mi estantería virtual, Así es como se mata.
Conocemos a Enrico Mancini cuando no está pasando su mejor momento. Comisario en la ciudad de Roma, se encarga de la investigación sobre la desaparición del oncólogo que trató a su esposa, Marisa. Hace un tiempo de perros y la vida de Mancini se complica cuando aparece el cuerpo de una joven, todo parece indicar que podría tratarse de un asesino en serie y él es el único capacitado para hacer un perfil, así que recibirá presiones ineludibles para encargarse del caso eligiendo una brigada que lo ayude. Poco importará su opinión o su intención de no abandonar el caso del médico desaparecido.
Tras esa inquietante portada se esconde una novela aún más inquietante. Una novela a dos voces, aunque haya una dominante, diferenciadas perfectamente tanto por lo que nos relatan, como por el tipo de letra utilizado, que nos irá sumergiendo poco a poco en una historia de pesadilla. Nada tiene que ver la Roma de Zilahy con esa ciudad eterna que todos tenemos en la cabeza, aquí nos hablarán de ratas, de mataderos y de sin techo, convirtiendo la ciudad en un lugar que puede volverse la sombra de una pesadilla si te tropiezas con la persona equivocada. Mancini es un personaje con identidad propia al que acabamos conociendo bastante bien, no escatima para ello esfuerzos el autor, ya que le va desnudando poco a poco en sus puntos fuertes e inseguridades. Le rodea además de un grupo de secundarios muy bien perfilados de entre los que destaco al profesor, una colaboración más que interesante desde las primeras páginas.
La trama es enrevesada, salpicada de pequeños detalles que Zilahy consigue grabar a fuego en la mente de un lector que no puede hacer más que seguir leyendo intentando dilucidar si el final estará a la altura de las expectativas que suscita el desarrollo. Y tengo que decir que sí, dando como producto final una historia muy entretenida cuya lectura he disfrutado ya que, además, el ritmo es creciente a lo largo de la historia.
Así es como se mata es una perfecta historia para leer en verano. Tengo que decir que me ha parecido poco o nada terrorífico para como lo "vendían" pero si que es realmente inquietante en algunos momentos. En conjunto una novela muy recomendable para pasar unas cuantas tardes sin levantar la vista del libro.
Y vosotros, ¿tenéis algún tipo de lectura preferida para las vacaciones?
Gracias.
miércoles, 8 de junio de 2016
La Gracia de los Reyes. Ken Liu
"El pájaro blanco estaba inmóvil, suspendido en medio del cielo despejado de poniente, y agitaba sus alas de tanto en tanto.
Quizá se tratara de un ave rapaz que había abandonado su nido en las elevadas cumbres de las montañas Er-Mé, a algunos kilómetros de distancia, en busca de una presa. Pero no era un buen día para cazar: los dominios habituales de la rapaz, esta zona de las llanueras Porin reseca por el sol, estaban ocupados por la multitud.
Miles de espectadores se alineaban a ambos lados de la ancha carretera que partía de Zudi. Ninguno se había fijado todavía en el ave; estaban allí para presenciar el Desfile Imperial."
Si alguien conoce a @Toliol no habrá podido dejar de darse cuenta de su contagioso entusiasmo por esta novela.Una novela que muchos esperaban, que otros desconocían totalmente hasta que comenzó a hablar de ella, y que hoy tiene incluso un hype de esos que muchos no terminamos de tener claro lo que son. Hoy traigo a mi estantería virtual, La gracia de los Reyes, primer libro de La Dinastía del Diente de León.
Conocemos el imperio de Xana. Dara está unificado bajo el gobierno del emperador Mapidéré y es en este imperio que conocemos a Kuni Garu y Mata Zyndu, el diente de león y el crisantemo, el origen común y el noble. Ambos lucharán por acabar con ese imperio, aunque será a su caída cuando comience la verdadera lucha.
Los reinos de Dara han sido unificados y están bajo el gobierno del Emperador, un hombre fuertemente protegido de sus detractores. Así que Ken Liu comienza el libro con un desfile tremendo, un despliegue de poder delante de un pueblo sometido cuyos vítores, nos dice como quien no quiere la cosa, tapan los gritos de protesta. Y es en este desfile y ante los ojos de un joven Kuni, que una suerte de hombre pájaro atenta contra la vida del emperador.
Sólo necesita este comienzo para hacer al lector testigo de todo ello, que sintamos la música y que nos encontramos allí, en primera fila detrás de una línea pintada... para luego abandonarnos y presentarnos a su otro protagonista, Mata cuando aún es un bebé que se salva de la muerte junto a su tío mientras el resto de su familia no sobrevive. Y una vez más somos testigos, en este caso del áuge y caida de la familia de Mata, de los esfuerzos y el engaño, del castigo y de cómo este niño marcado por su legado sobrevive junto a su tío y parece quedar destinado a hacer grandes cosas.
Cuando una novela consigue en sus dos primeros capítulos que aún nos está presentando a quienes serán los protagonistas de la historia, atrapar al lector, eso significa que hemos acertado. Y así sucede con esta novela ambientada en Dara, una zona perfectamente indentificable con China, de la que iremos descubriendo sus gentes, costumbres, alimentos, ingeniería e historia. Ken Liu logra trasladarnos allí mientras nos presenta a sus innumerables personajes secundarios y deja evolucionar a sus dos protagonistas, tan distintos que se atraen por el polo opuesto.
La Gracia de los Reyes pertenece al género de fantasía épica. Un género que antes podía echar atrás a muchos lectores, pero al que gracias a Juego de Tronos se le ha ido perdiendo el miedo, lo que permite que nos acerquemos a magníficas historias que tal vez nos hubieran pasado desapercibidas en otro caso. Esta vez no es una novela río que vaya saltando de personaje en personaje, Ken Liu concreta más sus protagonistas hasta focalizar en dos y va saltando de uno a otro, de la ambición y las metas de uno, a la ambición y venganza de Mata. De sangre a sangre y de mirada en mirada para construír una historia con batallas, engaños, traiciones, rebelión y luchas de poder. Una novela que no da tregua al lector que siente como sus páginas se van disolviendo entre los dedos logrando desvanecer el mundo que nos rodea. Incluso sus personajes secundarios van a estar dotados de las suficientes características o peculiaridades como para que los reconozcamos. La novela consigue que nos sumerjamos en la historia, que creamos en ese lugar con sus dioses y nos hace testigos de excepción de lo que sucede a la muerte del emperador. Cuando muchos pueblos son unidos bajo una mano, a su muerte la rebelión es inevitable, ni siquiera los dioses parecen querer quedarse al margen. Y esta lucha contra el imperio será la que haga reflexionar al lector sobre la necesidad, el beneficio y la política. O no, y simplemente nos dediquemos a disfrutar de una magnífica narración en la que no faltan algunos personajes femeninos determinantes.
No podría recomendar La Gracia de los Reyes solamente a los aficionados al género, ya que eso provocaría que muchos de vosotros no tuviérais la inquietud de acercaros a él. Y creedme, sería una lástima, ya que es una gran historia. Estoy deseando leer su continuación en febrero.
Y dicho esto sólo me queda una duda. Yo reconozco mis reticencias a la hora de leer teatro. Y vosotros, ¿hay algún género al que temáis?
Gracias.
PD. Hype: entusiasmo desmedido mostrado de forma pública que se contagia sin necesidad de contacto físico. Si alguien lo duda, más datos en #ElHypeDeLosReyes
martes, 7 de junio de 2016
La capital del mundo. Gonzalo Garrido
"Ricardo Malpartida llevaba apenas cinco horas acostado cuando el móvil sonó con insistencia. Era incapaz de separar el cuerpo incrustado en la espalda de su acompañante. Los párpados no respondían a los estímulos de luz que entraban como serpientes por las persianas mal ajustadas, ni a la musiquilla estúpida de su aparato,"
Me gustan los escritores que se arriesgan en sus libros que no repiten el formulismo encontrado una y otra vez en su obra. Me gusta que se arriesguen y que salgan de la zona de confort experimentando en nuevos campos. Por eso me picó la curiosidad al enterarme de la salida a la venta de este título. Hoy traigo a mi estantería virtual, La capital del mundo.
Conocemos a Ricardo Malpartida, un hombre de mediana edad que cambió el taxi por un negocio nada próspero como detective privado en los suburbios de Bilbao. Bebedor más que ocasional, abandonado por su mujer y buscador de cuerpos con los que ahuyentar las noches a solas, poco se espera cuando lee en un periódico sobre la aparición de un cadáver, que la viuda vaya a asomar por su despacho. Pero allí está esa mujer perteneciente a la buena sociedad pidiendo a Ricardo que investigue la muerte de su marido, Mato, un científico eminente, ante unas autoridades que parecen tener prisa en cerrar el caso.
Con esta novela Gonzalo vuelve a las calles de Bilbao y también al género negro. Casi un siglo más tarde que en Las flores de Baudelaire, cambia de tono para enseñarnos la ciudad en la que se mueve Malpartida, un descreído un tanto bruto que se va ganando el corazón del lector a medida que avanza la historia. La novela sigue un hilo definido de forma lineal en el que resolver la muerte de Mato será la prioridad de Malpartida y la excusa del autor para hacer una crítica deslenguada de muchos aspectos de la vida actual. Nos hablará de la sociedad, del poder, de los medios y para el lector avispado, dejará de vez en cuando pequeñas perlas sobre la poca importancia de la cultura, y más particularmente de la literatura, en el mundo en el que vivimos.
Dice el autor que es una novela alocada, y tiene razón. Es divertida y afilada, con un ritmo creciente y un buen protagonista que escapa del cliché desgastado por el uso cada vez más frecuente en las novelas de género. La trama se resuelve de una forma solvente, y nos deja con un buen sabor de boca ante la cruzada de esta suerte de antihéroe que ve en el caso de Mato la oportunidad que estaba esperando para que su vida mejore y lo convierte casi en una cruzada aunque las autoridades afirmen que es caso cerrado.
Me ha gustado, La capital del mundo. Y me ha gustado ver que Gonzalo sigue explorando en sus novelas, esa inquietud que se mezcla con la constante de la crítica hacia determinados parámetros que sí he visto repetida incluso en su segundo libro, y también con ese lenguaje y tonos adaptados a cada historia y personajes. Echad un vistazo a su obra, seguro que algún título se adapta a vuestros gustos como un guante. Es lo que tiene reinventarse.
Y por cierto, que ayer no os pregunté... ¿con qué libro estáis esta semana?
Gracias.
lunes, 6 de junio de 2016
La viuda. Fiona Barton
"Puedo oír el ruido que hace la mujer al recorrer el sendero. Sus pasos son pesados y lleva zapatos de tacón. Ya casi ha llegado a la puerta, y vacila y se aparta el pelo de la cara. Va bien vestida. Chaqueta de botones grandes, un respetable vestido debajo y las gafas sobre la cabeza. No es un testigo de Jehová ni un miembro del Partido Laborista. Debe de ser periodista, pero no parece la típica reportera."
Estamos en pleno momento de lucha por presentar el libro del verano y casi todas las editoriales tienen su apuesta. El libro que hoy traigo llega con un aval mediático basado en comparaciones, colocando altas expectativas a los posibles lectores. Hoy traigo a mi estantería virtual, La viuda.
Conocemos a Janne Taylor una mujer anodina que trabaja en una peluquería y que parece haber nacido para no destacar ni tomar decisiones. Casada con un hombre de impecable fachada ve como toda su vida cambia cuando su marido Glen es acusado por la desaparición de una pequeña. La prensa, la familia, sus propios pensamientos, todo gira de forma vertiginosa alrededor de esta mujer. Cuatro años más tarde, Glen muere atropellado y Jean ve como la prensa vuelve a acosarla apostándose en su jardín, de hecho deja entrar a una periodista, mientras el mundo y la policía se preguntan si, ahora que su marido no está, se sincerará finalmente La viuda contando lo que sabe.
La novela parte de una pregunta que nos ha rondado a todos en la cabeza alguna vez cuando vemos en la televisión que se detiene a algún "mónstruo" de esos que son capaces de hacer cosas horribles. Asistimos a declaraciones de vecinos sorprendidos por la detención y nos preguntamos; y en su casa, ¿no notaban nada?
Esta es la premisa de este libro que, narrado a varias voces, juega con la historia de la viuda del acusado absuelto. Una mujer sometida además al juicio más implacable: el social. Da igual si su marido no entra a la cárcel, la prensa y la sociedad no olvidan que estuvo en el punto de mira, ni tampoco sus feas costumbres. Y ella sabía de alguna de sus costumbres, por eso lo llamaba sus tonterías. Barton cubre esos cuatro años dando datos y avanzando en esta historia que va a ser protagonizada por un número muy reducido de personajes: la viuda, la periodista Kate, el policía, la madre de la niña desaparecida, y el propio Glen. De ellos los tres primeros serán los que más relevancia tengan, y la viuda, Jean, será la única que tome la palabra utilizando en sus capítulos la primera persona. Para que el lector no se pierda, la autora coloca al comienzo de cada capítulo una referencia para que sepamos si estamos ante lo sucedido con el inspector, la reportera, la viuda...
Explicado así, con los hilos y los personajes, puede parecer un lío, pero en realidad es casi imposible perderse en esta novela en la que la autora nos lleva de la mano permanentemente mientras nos recuerda de forma incansable la pregunta que mueve la historia; ¿qué sabe?, ¿fue él? Y tal vez sea ese el motivo por el que me ha resultado un thriller fallido. Con un ritmo excesivamente lento y ante la ausencia de sorpresas, sólo me quedaban dos opciones para que la novela estuviera a la altura de lo que prometía: el estilo y los personajes. Y no puedo decir que me convencieran ninguna de las dos.
El estilo de la autora es simple hasta parecer demasiado llano y los personajes carecen de la evolución necesaria como para que me sintiera implicada en modo alguno con la novela. Hay un momento en el que nos hablan del texto que escribirá la periodista para que las madres se retuerzan sus batas ante sus maridos mientras comentan que podría haberles pasado a ellas; bien, justo eso es lo que no ha conseguido la novela. Llegué con ganas de conocer a la viuda, ya que me parecía un personaje interesante y que podía dar muchísimo de sí en una novela, y me he topado con una Jean desvaída que no ha sido capaz de despertar mis simpatías ni tampoco mi antipatía. No me preguntaba lo que había vivido, no tenía esa necesidad de saber cómo o por qué. Tres cuartos de lo mismo puedo decir del policía que se obsesiona con el caso y que representa el típico cliché con esposa que se aleja de su vida laboral o de la periodista que finge una empatía que no siente para poder obtener la información necesaria y que tampoco me ha resultado muy novedosa como personaje.
El resultado es una novela a la que le falta garra, que se deja leer y poco más, aunque no dudo que gustará a mucha gente, pero que dista mucho de lo que yo puedo considerar como el libro del año. O tal vez sea yo y, si os animáis con ella, vuestras impresiones sean mucho mejores.
Muchas veces las expectativas preconcebidas sobre un libro provocan que no esté a la altura cuando lo leemos. Es más, a veces ni siquiera es culpa del libro que acaba convirtiéndose en víctima de una campaña demasiado entusiasta mientras el lector se queda perplejo tras su lectura. Al menos a mi me ha sucedido ya en demasiadas ocasiones. Y vosotros, ¿alguna vez habéis tenido esa sensación?
Gracias.
viernes, 3 de junio de 2016
Donde los escorpiones. Lorenzo Silva
"Quien teme morirse se muere varias veces al día, todos los días de su vida. Quien no, se muere cuando le toca y ya está."
Reconozco que soy de esas personas que permanecen atentas a las fechas de publicación de aquellas sagas que me gustan. Por eso me impacientaba a medida que se acercaba la salida del título que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Donde los escorpiones.
Esta vez Bevilacqua y Chamorro tienen que viajar a Afganistán. Ha muerto un militar en la base y les asignan el caso en el que todo parecen incógnitas, incluso el comportamiento del soldado en los últimos tiempos. De hecho, la muerte no parece en absoluto un ataque talibán, por eso les toca formar un pequeño equipo y recorrer los 6000 kilómetros que les separan de la base de Afganistán, para investigar lo sucedido.
En esta novena entrega, Vila (Rubén Bevilacqua) y Chamorro, salen del país hasta la base de Herat, en Afganistán, un lugar que conoció de primera mano y que ha querido que todos sus lectores conozcamos, o tal vez no olvidemos, que existe. Un sargento degollado es el punto de arranque del caso central en una novela que comienza en una de las zonas más conflictivas de Madrid, como si quisiera recordarnos su autor que hay guerras que se libran en casa todos los días. Una base de la OTAN, un tiempo abrasador y un lugar que cambia a quienes viven en él, como nos va demostrando la historia a medida que avanzamos, son los elementos en los que se asienta la novela. Una historia con un Vila que va cumpliendo años sin perder ese aire descreído de "perro viejo" y que sigue acompañado de su inseparable Chamorro, su relación más duradera como nos dice en un momento determinado de la historia. Sus personajes evolucionan mientras los lectores empezamos a temer la frontera de los 60 años en su indiscutible protagonista, que cuenta ya con un hijo mayorcito, y también las relaciones entre ellos, pasando de la camaradería a la amistad que forja llevar un cuarto de vida juntos o verse en situaciones complicadas.
Lorenzo Silva demuestra una vez más que cuida a sus lectores. Y eso se hace libro a libro, permitiendo que los recién llegados se incorporen a una serie que ya va por la novena entrega sin necesidad de hacerlo por la primera, y que tras haber leído el título elegido, puedan decidir libremente si quieren o no comenzar por el principio y seguir avanzando. Quien lo haga descubrirá el respeto del autor por el rigor a la hora de documentarse, y también el que le profesa a la Guardia Civil y su labor, en un género que parece estar plagado de policías. Un estilo depurado bajo la voz de Vila, en el que la reflexión personal salpica una historia bien construída y francamente entretenida, completan esta novela que me ha durado apenas un par de ratos. En cuanto a lo que sucede una vez toman el Hércules... eso lo tendréis que leer.
Podría decir que he quedado satisfecha con esta novela, pero no. Lo cierto es que me quedaría corta diciendo eso: he disfrutado de la historia, del lenguaje cuidado y el entorno totalmente desconocido que había apenas vislumbrado en el anterior título del autor. No dejéis de echar un ojo a esta saga o, al menos, a este título. Esperemos que sus protagonistas sigan teniendo mucho que contarnos aún.
Y vosotros, ¿cuál es la saga literaria que más os ha gustado?
Gracias
jueves, 2 de junio de 2016
Madrid. Antonio Gómez Rufo
"Desde la promulgación de la Carta de Población del Victus Sancti Martini, concedida por Alfonso VII el 14 de julio de 1126, Madrid tiene la consideración de ciudad. En dicha carta real se especificaba que la nueva villa se constituía en un ente dependiente administrativamente del abad de Santo Domingo de Silos y del prior de San Martín, de Madrid:
[...] populetis vicum Sancti Martini de Maidrit, secundum forum Burgi Sancti D(omi) nici vei Sancti Facundi[...]"
Me gusta Madrid, me parece una ciudad hermosa y muy acogedora cuando uno llega a vivir a ella desconociendo prácticamente todo. Y se llega con ganas de ver cada rincón más allá de las guías y de conocer un poquito su historia. Por eso ante este título fui incapaz de resistirme: hoy traigo a mi estantería virtual, Madrid.
Más allá de lo que pueda parecer una simple ciudad, Madrid se yergue en este libro como la gran protagonista. sus calles, sus ciudades y sus anécdotas irán desfilando ante los ojos del lector. El autor utiliza para ello a tres familias de las que vamos conociendo lo imprescindible para ir avanzando en la historia de esta gran ciudad.
Me gustan las novelas que tratan de ciudades. Llevo años leyendo las novelas de Rutherfurd y preguntándome para cuándo podríamos tener una sobre una ciudad española. Por eso me fijé en Madrid, y por eso también tardé en ponerme con sus letras. Temía el resultado, o tal vez ese "La novela" que aparece en su portada. Sin embargo, ya en la nota previa del autor, Antonio lo advierte: Madrid es una novela, dice. Y él mismo hace una síntesis de lo que nos vamos a encontrar: a los Vázquez, los Posada y los Tarazona, por supuesto, pero también un sin fin de historias que pueblan las calles de la ciudad; su origen y el origen de términos hoy usados; el género chico y la zarzuela o quién se esconde detrás de Ventura Rodríguez, más allá de la línea 3 de metro.
Explicaré ahora que no soy madrileña y por lo tanto no leí la novela "desde dentro" lo que tal vez justificaría una opinión entusiasta, o me hubiera predispuesto a una opinión positiva. No hace falta ser madrileño, ni siquiera haber pisado la ciudad para dejarse caer en su historia y sus letras, para disfrutar de sus mil anécdotas y anotar esa que habla del quinto pino o tal vez descubrir finalmente por qué no todos los madrileños son gatos. Antonio Gómez Rulfo hace el paseo interesante y, tal y como advierte en su primera línea, convierte a la ciudad en una novela por derecho propio. Un libro que se convierte en algo apasionante cuando nos dejamos arrastrar por el amor que desprende hacia esta ciudad, cuando vemos el cariño impreso en cada palabra y descubrimos que estamos ante una suerte de presentación en sociedad de una joven postulante de la que se desgranan sus virtudes.
Ir más allá de lo que os he contado, podría dar la impresión de que se trata de un ensayo repleto de datos, y es que, es muy difícil sintetizar un libro como este sin llevar a error a quien está leyendo sobre él. Diré sin embargo, que la prosa de Antonio es ligera y el libro avanza con rapidez por la historia de la ciudad dejándonos, no sólo la sensación de conocer mejor la ciudad; además sale uno, advierto, con la necesidad de ir y pisar sus calles. Comenzaba diciendo que me gustan los libros que hablan de ciudades o países, ahora debo de añadir que también me gusta mucho el estilo de Antonio Gómez Rufo.
Lo propio, lo poético, sería poder ir a la Feria del Libro que se celebra estos días en su gran protagonista, y traerme el libro firmado. No me digáis que no.
Y vosotros, ¿aprovecháis las lecturas para conocer un poquito mejor otros lugares, ya sean cercanos o lejanos?
Gracias.