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jueves, 31 de mayo de 2012
Vicio Propio. Thomas Pynchon
"Ella vino por el callejón y subió las escaleras traseras, como antes. Hacía un año que Doc no la veía. Que nadie la había visto. Por entonces iba siempre en sandalias, con la parte de abajo de un bikini estampado de flores y una camiseta desteñida de Country Joe & the Fish. Pero esa noche vestía de pies a cabeza como una chica de tierra adentro y llevaba el pelo mucho más corto de lo que él recordaba: la pinta que ella juraba, en el pasado, que nunca tendría."
Hoy me voy a enfrentar a un autor que he estado evitando de forma consciente por su complejidad. Sin embargo, hace ya años que cada salida a la luz de una nueva obra suya, se convierte en todo un acontecimiento culturar que da la vuelta al mundo. Hoy traigo Vicio Propio.
Conocemos a Sportello, un detective mediocre por sus malos vicios pero que demuestra momentos de gran lucidez. Se reencuentra con una ex, Shasta, que acude a pedirle ayuda para encontrar a su nuevo amante. Los casos confluyen y la situación se enreda para este hombre que no sospechaba lo mucho que se le iba a complicar la vida.
Thomas Pynchon es un autor especial. Le rodea un hermetismo casi mágico que provoca que no existan fotografías suyas desde la publicación de su primera novela. No hay entrevistas, no conocemos su cara, ni siquiera sabemos si usa corbata. En realidad, lo más cercano a conocer a Pynchon fue escuchar su voz en Los Simpsons en un programa en el que se interpretó a si mismo, en forma de personaje con una bolsa en la cabeza. Posiblemente haya hecho de esta rareza un handicap que le distinguirá ya durante generaciones junto con su peculiar forma de escribir en libros repletos de secretos y conspiraciones que, tal vez, justifiquen su férrea defensa de la intimidad.
Confieso que he sido cobarde. Pynchon es un autor al que es difícil acceder para explicar sus obras. Se dijo una vez que sus libros había que leerlos dos veces, una para disfrutarlos y otra para comprenderlos. Bien, yo no creo que sea así, pero si que hay que leerlos sin prejuicios que empañen su prosa, sólo de este modo, confiando en su sabia mano, conseguimos confluir sus historias y confluir satisfactoriamente sus obras. Volvemos aquí a los setenta, como viene siendo habitual en muchas de sus títulos, y nos cuenta una historia de detectives, dentistas, policías, saxifonistas, colocones y sobriedades fugaces, que hacen las delicias de aquellos que le seguimos con asiduidad. Nos encontramos también con surfistas que persiguen sus olas, excombatientes y policías vestidos de hippie, o tal vez lo contrario, no lo tengo claro. Incluso internet en su forma más primitiva se hace un hueco en este vicio propio que se escribe para todos en lo que muchos han catalogado como Best Seller. Yo no soy capaz de asociar este término con el. En todo caso y, como véis, el elenco es de lo más variopinto y abre un tremendo abanico de posibilidades que, a buen seguro, el autor no va a desperdiciar.
Por si no ha quedado claro, que con Pynchon nunca se sabe, hoy traigo una novela negra. En ella y alrededor de nuestro detective colocado se entretejen historias y encuentros absurdos a ratos, narrados con maestría y un toque humorístico que nos hace caer en la carcajada.
Bienvenidos al esperpento contado por el mejor maestro de ceremonias que feria alguna pueda tener. Y no olvidemos, que detrás de cada mónstruo presentado en una feria, existe un reflejo real en el que podemos mirarnos. Tal vez así seamos conscientes de la fabulosa documentación (va desde marihuanas hasta música, de bicicletas a marcas de moda), que ha tenido lugar para deslumbrar al lector con tanta maestría como lo hace ya este famoso desconocido. Y tal vez, sólo tal ven, intuyamos que entre risa y risa, haya algo mucho más real de lo que parece en sus extrañas historias. Si eso nos sucediera leyendo uno de sus libros, estamos perdidos irremediablemente.
Espero, y no lo aseguro, que mi opinión haya sido un poco más clara de lo que me está pareciendo. Mi excusa, y digo esto mirando el libro posado sobre el escritorio mientras sonrío y me encojo de hombros, es que hablo de Pynchon. Animaos a descubrirlo, merece la pena.
Y volviendo a las rarezas y excentricidades, ¿pensáis que hay quien las usas para conseguir una notoriedad que no alcanza por su trayectoria profesional?
Gracias
miércoles, 30 de mayo de 2012
El verano sin hombres. Siri Hustved
"Algunas personas se apropian simplemente del espacio que necesitan, expulsando a codazos a los intrusos hasta tomar posesión de él. Boris era capaz de lograrlo sin mover un solo músculo. Lo único que debía hacer era plantarse allí silencioso como un ratón. sin embargo, yo era un ratón ruidoso que alborotaba y arañaba las paredes, pero no me servía de nada."
Debe de haber aproximadamente mil motivos para acercarse a un libro o su autor. Todos ellos buenos, todos válidos. En este caso y tras haberme fijado en la curiosa portada que me confundía entre puertas a Narnia y modas parisinas de los años 70, me fijé un poco más en su autora. Y sí, mi motivo fue conocer un poco más a quien no tenía nombre salvo el de esposa de Paul Auster. Vista del resultado, hoy traigo a mi estantería virtual, El verano sin hombres.
Conocemos a Mía, una mujer de 55 años, poeta y casada desde hace treinta. Su marido le pide una pausa, sí, en su matrimonio y sin motivo aparente, al menos en un principio. Tras una reacción un tanto psicótica Mía pasará un verano inolvidable en el que recuperará a su madre, una anciana de más de 80 años que vive en una residencia junto a las cisnes, un grupo de mujeres muy especiales. Se relacionará además con unos vecinos que teme vivan una situación tristemente común y descubrirá que la vida esconde muchas cosas aún para ella.
La novela tiene un comienzo abrupto en el que vemos a una mujer que nos cuenta como su vida se desmorona al ser abandonada hasta el punto de ser ingresada y como decide refugiarse en el pueblo que la vió crecer buscando, tal vez, la protección de su madre y de los recuerdos que todos dulcificamos con el paso de los tiempos. Si el comienzo es abrupto luego nos vemos inmersos en una trama protagonizada por mujeres, supongo que de ahí toma el título su autora, y que nos sumerge en un maremagnum de historias y sentimientos en el que no hay un solo personaje que no lleve una historia detrás. Tenemos amores adolescentes, venganzas, represiones sexuales, rencores, niñas, ancianas carentes de complejos y mil situaciones que nos harán ver que cualquier suceso que descoloque nuestras vidas cuidadosamente construídas puede ser superado por el de los vecino de la puerta de al lado. Pero con todo no pensemos que carece de personajes masculinos. El marido de Mía es una sombra constante que detona la novela, sin él no hay historia. Y su autora nos la presenta de una forma ágil, a ratos casi nos parece caótica esa mezcla de poesía, diarios y reflexiones que no son otra cosa que la muestra de una vida cotidiana. La de cualquiera.
El trasfondo es claro, con un toque de ironía no exento de humor nos enfrentamos a un libro que trata sobre la vida, la de hombres y mujeres, con similitudes y diferencias, se habla de sexo, de cambios biológicos, de madurez, no sólo mental como cabría esperar en una historia así, sino también física.
No encontré en este libro ecos a Auster, ya era consciente de que, pese a tratarse de su esposa, no tenía nada que ver con el autor. Pero supongo que es difícil desvincularlos y no buscar detrás del uso de la palabra alguno de los reconocidos rasgos característicos de este. Nada más lejos, la autora imprime un ritmo suave, dulce incluso, sin buscar dobleces salvo las del comienzo de la historia. Me sorprendió con guiños al lector en el que la narradora, en primera persona, se dirigía directamente a mí para preguntarme: Ahora estarás pensando que tiene que suceder algo, ¿verdad? Y me sonreía, porque sí, justo eso estaba pensando. Había caído en las redes de su técnica narrativa. Y eso se traduce en la necesidad de conocer el siguiente capítulo de esta historia con toques críticos en la que no hay necesidad de leer sin aliento porque la vida fluye y las cosas suceden sin remedio al paso de la siguiente hoja.
Tengo que decir que me supo a poco. No la autora, pero si la historia, y que me ha dejado con la duda de si en otras obras suyas ha profundizado más en la temática. Un libro que me gustó leer con una prosa preciosa (cosa que creo es la primera vez que digo) y que, por consejo de mi librero de cabecera completaré con alguna otra obra. En todo caso, me parece una lectura sin pretensiones adecuada justamente para lo que dice su título, el verano. Sin contar que dejó satisfecha mi curiosidad.
Y vosotros, en verano, en vacaciones, ¿hay algún tipo de libros que os gusta llevar a la playa o no hacéis distinción por épocas?
Gracias
martes, 29 de mayo de 2012
Los papeles póstumos del Club Pickwick. Charles Dickens
"El señor Pickwick apuntó palabra por palabra esta declaración en su cuaderno de notas, con intención de comunicarlo al Club, como ejemplo singular de la tenacidad de la vida de los caballos en circunstancias extremas. Apenas había acabado la anotación, cuando llegaron a Golden Cross. Bajó de un salto el cochero, y salió el señor Pickwick. Los señores Tupman, Snodgrass y Winkle, que estaban esperando afanosamente la llegada de su ilustre jefe, acudieron a darle la bienvenida."
Decir a estas alturas que venir con un libro de Dickens es traer un clásico es una obviedad, aunque no por ello es menos cierto. Dickens nos ha dejado muchas obras para disfrutar y hoy, he decidido traer la primera. Por eso poso en mi estantería virtual este libro, Los papeles póstumos del Club Pickwick.
Os presento a Pickwick, un anciano caballero fundador del Club Pickwick. Y os presento a Tupman, Snodgrass y Winkle, tres miembros del club que, junto al fundador, realizarán un curioso viaje por Inglaterra.
Esta novela, como adelantaba antes, es la primera de Dickens. La comenzó a publicar por entregas cuando sólo contaba con 24 años, y su éxito casi inmediato dicen que fueron la base de la transformación del periodista en novelista. Digo casi inmediato porque pese a que las entregas eran acogidas como todo un acontecimiento, se prolongaron durante año y medio, cosa que hoy nos parecería una eternidad. Iban acompañadas de ilustraciones, realizadas en un primer momento por Robert Seymur y seguían la historia contada en ellas. Pero eso duró poco y pronto se invirtieron los términos, además Seymur se suicidó (dicen las malas lenguas que porque Dickens se negaba a escribir sobre sus ilustraciones obligándole a hacer lo contrario) y Buss y en última instancia Phiz, tomaron el relevo.
Señalar, en primer lugar, que no es una obra al uso del autor. Esta vez no hay tragedias, sino que durante toda la obra se percibe un aroma a homenaje cervantino. Incluso Samuel se antoja pariente lejano de Sancho.
Está escrito con un fino sentido del humor, y nos va enlazando las aventuras de este improvisado cuarteto mezcladas con cuentos. Esto justamente es lo que provocó que me recordara a El Quijote. Pero no estamos en un libro de grandes protagonistas sino de completos personajes secundarios. Nos desgrana su autor usos y costumbres, comportamientos y pensamientos, mientras que serán sus protagonistas los que hagan gala del mejor sentido del humor a la forma inglesa. Y si Samuel es Sancho, Pickwick es el mismo Quijote, encarnado en una figura principal que disfruta de la vida de la mano de la risa, el honor y de la burla que protagoniza ante quienes no entienden su forma de ver del mundo. Incluso se nos torna amarga la risa cuando vemos que es duramente juzgado por terceras personas.
Os invito pues a recorrer la Inglaterra victoriana acompañando a estos cuatro hombres un tanto pasados de moda, a conocer las costumbres y las vidas de quienes se tropiezan, pues ese parece el objetivo de su viaje, y a sorprenderos con una sonrisa, incluso una pequeña carcajada provocada por la ironía más deliciosa. Una obra con buenos muy buenos y con un final acorde al autor y la época, con malos encasillados y aventuras descolocadas entre reflexiones improvisadas del lector. Porque no nos olvidemos que Dickens siempre esconde una crítica tras cada coma impresa, y entre risa y risa aparecerán condiciones de vida, abogados y políticos a los que no profesa el autor demasiado cariño y, como figura constante, la filantropía.
Una novela inolvidable e imprescindible que puede hacer cambiar el concepto que tenéis del autor. Y al pie de la última frase... ¿creéis que existe realmente la filantropía o que toda ayuda esconde un interés egoísta por pequeño que sea?
Gracias
lunes, 28 de mayo de 2012
Zigzag. José Carlos Somoza
"Exactamente seis minutos y trece segundos antes de que su vida diera un horrible y definitivo vuelco, Elisa Robledo estaba haciendo algo banal: impartía a quince alumnos de segundo curso de ingeniería una clase optativa sobre las modernas teorías de la física. En modo alguno sospechaba lo que estaba a punto de ocurrirle, porque, a diferencia de tantos estudiantes y no pocos profesores, para quienes aquellos recintos podían llegar a resultar temibles, Elisa se sentía más tranquila en un aula que en su propia casa. Le había ocurrido así en el anticuado colegio en el que había hecho el bachillerato y en la desnuda clase de facultad de la carrera."
Conocía José Carlos Somoza de mano de Dafne desvanecida, una novela magnífica que versa sobre un escritor amnésico y una nota manuscrita por él mismo que nos lleva a conocerlo. Con un gran sabor de boca me dispuse a seguir con el autor, costumbre que tengo hasta que siento que he quitado el hambre por descubrir las formas y aristas en la expresión de mi nuevo descubrimiento. Así llegué al libro que hoy traigo a mi estantería virtual, Zigzag.
Conocemos a Elisa Robledo, una profesora de física teórica. Guarda en su memoria un suceso acaecido diez años antes que volverá con fuerza a su vida poniéndola en peligro. Perteneció a un grupo que estudió la posibilidad de viajar en el tiempo, hasta que la muerte de dos miembros provocó que el proyecto quedara paralizado. Ahora parece que todo vuelve a empezar.
No os voy a engañar, cuando giré el libro para ver la sinopsis y leí física, teoría de cuerdas... no miré más. Me pudo la curiosidad. Y sí, en el libro tenemos a un científico fetiche, y nos habla de la Teoría de cuerdas, y de la teoría a la práctica nos lanzamos a la historia que nos plantea el autor. Es un libro de ficción que va tomando tintes oscuros a medida que avanzamos. Es un autor que se caracteriza por su estilo claro y directo, sin subterfugios que distraigan al lector. Aquí también lo hace allanando el camino de aquellos que desconocemos la terminología más avanzada.
Los que hemos disfrutado de Wells, le agradecemos que haya construído una historia que sustenta en teorías que prometemos no poner en duda. Tampoco da tiempo durante su lectura, ya que la tensión que va creando aumenta desde los primeros capítulos, haciendo que prestemos oídos sordos a si lo que dice está demostrado o es fruto de su invención porque lo que nos importa es la historia, y eso es muy difícil de conseguir. Me costaba cada noche parar de leer a este autor y aún más frenar el avance de Zigzag.
Hoy os invito a un viaje, a una captura de momentos y a conocer cuerdas temporales. Partir de la ficción y hacernos dudar de la realidad, y de lo escrito. Os invito a idear mil finales y establecer mil teorías sobre la explicación de lo sucedido, y a hacer cábalas sobre lo que va a suceder. Pero, sobre todo os invito a conocer a Somoza, un autor que ya se ha hecho hueco en los estantes de muchos de nosotros. Y todo ello a una velocidad de vértigo. Hoy, os invito a conocer a Zigzag.
Y vosotros, ¿os gusta la ciencia ficción? No siempre se viaja en naves espaciales... (Iba a poner la verdad está ahí fuera, pero no, no es así).
Gracias
sábado, 26 de mayo de 2012
Ya somos mil. Gracias a todos
Hace meses que comencé con el blog. Lo hice con bastante entusiasmo. Un sitio anónimo en el que contar mis impresiones sobre los libros que leía, los que había leído hace tiempo. La idea se formó a partir de comprarme un lector y empezar a devorar libros. Se me acumulaban títulos y autores, se me olvidaban las portadas y no los veía posados en las estanterías de mi casa, ya de por si repleta de libros. Así que pensé en utilizar un blog como cuaderno de apuntes, y recordar en él mis lecturas. Total, ¿quién lo iba a leer?
Con el tiempo me di cuenta de que si que había gente que lo leía y que incluso algunos íbais dejando vuestras impresiones en él, y caramba, ¡me seguía gente! Había pasado de ser yo la que tenía un montón de sitios en "favoritos" a ser la persona que otros ponían ahí para pasarse a ver lo que contaba de tal o cual autor. Por este camino os he ido descubriendo a vosotros, vuestros gustos, lugares y opiniones, he descubierto autores que no conocía, poetas, teatro, gente lectora como yo, otros que a golpe de relato se van descubriendo junto con sus aficiones y fotografías de lugares, manualidades y amigos, hijos y mascotas.
Tengo que decir que ha sido un placer el camino. Un día llegué y ví que había aumentado en un dígito, éramos cien, así que organicé mi primero sorteo, unos libros y dije, "El próximo sorteo a los mil" pensando que jamás llegaría ese día, no os voy a engañar. Y aquí estoy con mi segundo sorteo y otro dígito más que se ha sumado a los seguidores, y no puedo hacer otra cosa que daros las gracias a todos. A los que venís un día, al primer seguidor que no puso su foto y me dejó con las ganas, al último que ha sido hace apenas un momento, al que viene a diario y deja sus impresiones, al anónimo visitante que llega de enlace en enlace... a todos.
Estuve pensando qué podía hacer con motivo de los mil seguidores y una voz me dijo: si siempre dices que no tratas de criticar lo que lees sino de fomentar la lectura... tu sabrás lo más adecuado para ser coherente con ello.
Bien, tenía razón. Si de lo que se trata es de animaros a leer, ¿qué mejor manera que sorteando un e-reader entre todos los que pasáis por aquí? Ya se que es un plazo amplísimo, pero las fechas me obligan a ello así que desde hoy hasta el próximo 10 de julio, se admiten formularios para el sorteo de un kindle.
Pasado ese día, sacaré las listas y se hará el sorteo por medio de random en el plazo máximo de una semana.
Mucha suerte a todos y hoy, si que sí: Gracias a todos, de verdad.
Fdo: Mientrasleo. Un nombre cualquiera para una persona anónima que se coloca delante de una página escrita. Sea o no en papel.
viernes, 25 de mayo de 2012
Yo, Claudio. Robert Graves
"Augusto gobernaba el mundo, pero Livia gobernaba a Augusto."
La novela histórica es un género que, poco a poco, va ganando adeptos. Lo que antes eran unas pocas novelas normalmente extensísimas ha ido tomando su espacio en las librerías hasta ir ocupando mesas enteras con sus novedades llenas de antiguos emperadores, mayas y pirámides egipcias. Hoy traigo un libro que no puede faltar cuando se habla de novela histórica, Se trata de Yo, Claudio.
Claudio fue un niño con muchos problemas, de hecho su tartamudeo, su cojera... hacían que pareciese retrasado. Así que vivió alejado de la vida pública, inmerso en su familia, convirtiéndose poco a poco en el superviviente que llegó a ser emperador a los 49 años.
Estamos, como ya he comentado, ante uno de esos títulos básicos que nos muestran la historia de Roma y sus emperadores. Nos sitúa perfectamente en un contexto real sin aburrirnos, va bastante rápido y ni siquiera las batallas llenan páginas y páginas como suele suceder con este tipo de novelas.
Si pensamos en sus personajes éstos van ganando definición a medida que avanzamos, al tiempo que nos encariñamos con un Claudio entrañable al que vamos viendo poco a poco crecer como persona. Claudio, tildado de tonto por sus taras, llegaría a ser uno de los emperadores que brillaron con luz propia, y el autor sabe dibujarnos este complejo personaje haciéndolo verosímil. Sin dejarnos la más mínima duda sobre lo que estamos leyendo, por raro que nos pueda parecer vamos asintiendo convencidos de la verosimilitud de lo que allí se nos relata.
Es una novela divertida, bañada por un sentido del humor muy fino que nos pillará desprevenidos con una sonrisa de medio lado en los labios y que se presta a disfrutarla mientras nos enseña lugares y costumbres. Repleto de personajes y con una impresionante documentación, Graves sabe recrear un momento y un ambiente en el que nos vemos sumergidos con sumo placer. Un libro extenso, ágil y que huye de enterrarnos en datos, no es su fin aleccionarnos.
Termino diciendo que se puede leer de forma independiente a su segunda parte Claudio el Dios y su esposa Mesalina y que, si aún así lo leéis... no llega a la calidad literaria del primero.
Una historia que merece la pena descubráis si sois amantes de la novela histórica. Porque... ¿os gusta?
Besos
PD. Sí, es el de la serie de hace tantos años como para que a muchos de los que estamos por aquí no nos la permitieran ver en casa.
jueves, 24 de mayo de 2012
En el camino. Jack Kerouac
" Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida, mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas."
Hoy estaba leyendo las noticias, buscando la zona de Cannes y me tropecé por fin con la opinión sobre una adaptación cinematográfica a la que tenía ganas. Parece ser que ha resultado un fiasco total... aunque no me importa demasiado ya que sigo teniendo intención de ir a verla. Lo que si ha provocado es que eche un vistazo por encima a un par de fragmentos del libro, por eso hoy lo traigo a mi estantería virtual. Hoy traigo, En el camino.
Conocemos a Sal, a Moriarty... o ya en las últimas ediciones en las que podemos disfrutar de sus verdaderos nombres, conocemos a Kerouac, a Cassady y Burroughs y los seguimos en un viaje sin rumbo definido por Norteamérica. Una aventura de talante desordenado que nos muestra una reflexión sobre la insatisfacción.
Hay mucho de leyenda ya sobre la forma en que se escribió esta novela. El autor fue recogiendo vivencias en unos cuadernos que luego utilizaría para formar el libro, y ahora muchos gustan decir que el libro lo construyó en una noche. Sin embargo parece ser que tardó tres semanas, las que pasó en su apartamento mecanografiando en un rollo de papel sin ayuda de ningún tipo de drogas, y que le dió por llamarlo el rollo. O tal vez también sea esto una leyenda.
El caso es que estamos ante el indiscutible rey de la generación Beat. Una generación que se siente golpeada por un sistema injusto que los lleva al desencanto y que así lo transmiten en su obra, en el caso de Kerouac a ritmo de jazz.
Nueva Yok, México, Dénver o San Francisco son algunos de los destinos de este grupo de amigos que deambulan por la Ruta 66 con unas ganas tremendas de experimentar y sentirse vivos. Sus locuras, sus contactos con las drogas, el sexo, el alcohol, la búsqueda de ser diferentes y transgredir, de emociones.. es una constante en este relato de viajes.
Un libro que ha influído en generaciones, que ha sido libro de cabecera y lo sigue siendo para muchas personas es muy difícil de exponer en apenas un puñado de frases. No por falta de criterio, sino por pérdida de significado. Y digo esto porque para mí hay dos libros. El primero es el que se conserva envasado en el momento que se escribió, finales de los años cincuenta. En ese momento es un libro transgresor, una forma literaria diferente ya que no busca ser una novela, ni siquiera vemos una introducción y un nudo, no lo necesita el autor para relatarnos su historia, su búsqueda de un sentido, de una emoción. Y ahí es un libro magnífico.
Pero, ¿qué pasa si lo leemos ahora y no nos vemos capaces de situarlo? En ese caso nos perdemos la parte buena. Seguimos teniendo un libro, sí, y un viaje. Pero ahora se nos antoja algo habitual, las aventuras de estos jóvenes se nos llegan a antojar repetitivas incluso y nos cuesta comprender la revolución que causó. Nos quedamos con la parte anecdótica de la última versión en la que los nombres no aparecen camuflados haciendo que el libro se convierta en otra cosa diferente a su concepción.
Y esa es la tragedia, no ya de este libro, sino de muchos. Dijo Manuel Rivas en el título de una de sus obras que Los libros arden mal, yo apunto que envejecen con dificultades. Y más aquellos cuya fuerza principal es un contexto porque es ahí cuando ganan mensaje, cuando no nos quedamos sólo con las letras sino que somos capaces de recoger lo que el autor estaba diciendo a gritos entre líneas. Y haciendo eso, hay que reconocer a Kerouac como un maestro.
Y a vosotros, ¿os parece que influye el paso del tiempo en nuestra percepción de los libros?
Gracias
PD: Si uno de los compañeros de viaje de Kerouac fue Neal Cassady, hay que decir que su esposa, Carolyn, escribió a su vez el libro Off the road, en el que cuenta entre múltiples imágenes, su versión de los años en el camino.
miércoles, 23 de mayo de 2012
Tuareg. Alberto Vázquez-Figueroa
"Al concluir su relato, el anciano suspiró profundamente volviéndose a los más jóvenes, aquellos que escuchaban por primera vez la antigua historia dijo:
-Ved cómo el odio y las luchas entre familias a nada conducen más que al miedo, la locura y la muerte y cierto es que en los muchos años que combatí junto a los míos contra nuestros eternos enemigos del Norte, los Ibn-Azíz, jamás vi nada bueno que lo justificase, porque las rapiñas de unos con las rapiñas de otros se pagan y los muertos de cada bando no tienen precio, sino que van arrastrando nuevos muertos, y las jaimas se quedan vacías de brazos fuertes y los hijos crecen sin la voz del padre"
Hay libros que se recuerdan aunque pase el tiempo. Autores que nos relatan mil aventuras a lo largo de una dilatada carrera pero de los que recordamos un libro, tal vez no el primero que leímos, pero si el que nos dejó más huella. Eso me pasa a mí con este autor, del que he leído más obras, muchas. Hoy traigo mi favorita, traigo a mi estantería virtual Tuareg.
Conocemos al noble inmouchar Gacel Sayah, un tuareg del desierto que vive en él ajeno a todo lo que es exterior. Su vida es el desierto y sus costumbres y, fiel a ellas, acoge a dos fugitivos en su campamento. Esa noche llegan a su campamento unos soldados que matan al más joven de los refugiados llevándose al otro. Gacel se ve entonces ofendido, es una deshonra que hayan matado a uno de sus huéspedes y apresado al otro así que según sus costumbres se dispone a vengar al huésped muerto, limpiar su nombre y cumplir su deber de protección a sus huéspedes. Ahí empieza su aventura.
Es un libro con un comienzo sosegado, poco a poco nos adentra en la vida del desierto y las costumbres que allí rigen los días. Sentimos el calor y la sed y también, por qué no, la deshonra y el sentido del honor que tanto marca esta historia. Decir que es un libro de aventuras se queda corto, como suele suceder con todas las etiquetas que nos empeñamos en poner a la literatura. Va más allá y es un placer adentrarnos en un entorno que se nos antoja hostil, el desierto, de la mano de Vázquez-Figueroa, que lo conoce bien. Su protagonista nos enseña a ver por sus ojos, la importancia de la familia, el campamento, la supervivencia en el desierto al que ama y el orgullo que lo llenan por ser tuareg. Un pueblo que me era totalmente desconocido hasta llegar a este título y del que fuí aprendiendo costumbres y palabras que he ido recogiendo y buscando durante su lectura.
Acompañamos a su protagonista en una historia valiente que lo alejan de su territorio y lo vemos crecer interiormente ante lo desconocido. Se establecen conexiones políticas, había soldados y la búsqueda lo lleva por caminos hacia lo desconocido mientras el ritmo ya fluido de la narración aumenta. Es un libro que "se crece" a medida que el lector va pasando páginas hasta llevarnos a un final impactante, tan alabado como criticado por sus lectores, señal de que no deja indiferente a nadie.
Por mi parte, tengo que decir que la ambientación, el reflejo de las costumbres de un pueblo desconocido y sus reflexiones sobre conceptos sociales modernos como la política, hacen que el libro merezca la pena ser descubierto si aún no lo habéis hecho. Un libro protagonizado por un personaje al que, tal vez, lleguéis a considerar un héroe.
Hoy traje un libro que gira en torno a un concepto que suena anticuado en pleno siglo XXI. El honor. Aunque, si digo la verdad y enlazando un poco con lo que comentaba ayer de la consciencia de la realidad, hay muchos "conceptos anticuados" que no vendría mal que recordásemos a ratos, ¿verdad?
Gracias
martes, 22 de mayo de 2012
Las cenizas de Ángela. Frank McCourt
"Cuidad vuestra mente, es vuestro tesoro, nadie puede entrometerse en ella. Si la llenáis de basura se pudrirá en la cabeza... Vuestra mente es un palacio"
Hay libros que evito debido a su publicidad. Me saturo tanto que procuro mantenerme alejada de ellos un tiempo. Eso me pasó con el libro que traigo hoy, veía las cifras; Pulitzer 1.997, 50 semanas siendo el más vendido y que llegó a ser número 1 en las listas de ventas de medio mundo... y me entró miedo escénico. ¿Cómo te enfrentas a la lectura de un libro así?¿Y si no me gusta?... Al final, pasado un tiempo lo abrí y empecé a leer, era inevitable. Hoy traigo a mi estantería virtual, Las cenizas de Ángela.
Este libro es una biografía del autor. Nos cuenta la historia de una familia emigrante irlandesa a través de la mirada de un Frank niño. Ángela, su madre, tendrá que hacer lo posible por que la familia sobreviva al hambre y la necesidad ya que su marido no se hace cargo de ninguna responsabilidad que no incluya una jarra medio vacía.
Es un libro valiente en el cual el autor desnuda su vida para goce de quien lo tenga entre manos. Habla de la vida en América del motivo por el cual se van a Limerick, una vida difícil la que los espera allí conviviendo con la miseria. Nos describe a su familia de una forma despiadada casi; su padre sin ir más lejos es un alcohólico que parece tener miedo al trabajo los obliga a vivir de la caridad ajena y, cuando finalmente encuentra uno, tampoco pueden valerse del dinero que les mande a casa ya que es inexistente.A partir de ahí miseria, hambre y enfermedades son descritas bajo la atenta mirada de un niño que también llega a enfermar y en cuyo interior empieza a germinar un sueño. Es curioso en este punto, como un libro que nos habla de miseria y enfermedades, de la lucha de una mujer por conseguir que su familia salga adelante, una mujer que se va de su país, que tiene que bregar con un marido borracho que se gasta el dinero y que ve como sus hijos enferman y mueren, nos puede hacer también sonreír. Tal vez sea por poner una visión infantil, pero el autor despliega un gran sentido del humor que busca emocionar al lector.
Mucho se ha hablado sobre el título puesto por McCourt, ya que la historia que nos cuenta es la del propio Frank, estableciéndose teorías para todos los gustos: uno afirman que las cenizas son de la madre y que la historia finaliza en el segundo libro, otros que se refieren a las de los restos de los hijos que pierde Ángela, otros hablan de las cenizas de los cigarros que fuma pensativa y preocupada... El caso es que su autor no se ha pronunciado pese a haber escrito una segunda parte mucho más mediocre, titulada Lo es.
Hoy traigo un relato triste escrito sin gota de amargura, la mirada de un niño pone una perspectiva mucho más sencilla a la vida y le añade una ternura que provoca que vayamos sintiendo que conocemos a los personajes. Emocionante a grandes ratos, los acompañaremos a lo largo de las páginas de este título con la pena de saber que en algún momento se nos van a quedar ahí. No se puede decir que tenga una acción trepidante, pero si mucho sentimiento y una dosis de una realidad contada por la boca de un niño, que no debería de conocer nadie y que, precisamente por eso, no deja a nadie indiferente. A mi, personalmente me gustó, aunque si tengo que ser sincera no me pareció "para tanto".
Hay veces que tenemos que recordar que los testimonios que salen a diario en las noticias son reales y no producto de la ficción. Vosotros que pensáis, ¿somos realmente conscientes de lo viven otras personas?
Gracias
lunes, 21 de mayo de 2012
Crematorio. Rafael Chirbes
"Hace milenios que se destruye esta tierra. No queda ni un rincón que no haya sido violado. Mira aquí mismo, dentro de Misent. No hay más que leer los periódicos. Durante una obra, destruyen una villa romana, destruyen un hamán almohade, una muralla califal, han destruido media docena de fonduks (al parecer, dicen los periódicos, ésta fue una ciudad comercial en el siglo XII: contactos con Alejandría, con Túnez, con Sicilia). Eso dicen los periódicos que hacemos los constructores."
Recuerdo haber leído hace tiempo que la novela que traigo hoy es uno de los mejores exponentes de la literatura de nuestro siglo. Me quedé pensando en si se refería al siglo que, los que ya tenemos una edad, nos empeñamos en seguir afirmando que acaba de terminarse (lo cual sería darle un gran mérito a la novela) o bien al siglo actual (en cuyo caso no es un elogio tan grande puesto que apenas va en pañales). En cualquier caso me quedé con su título en algún rincón de la mente, supongo que por el toque macabro, y cuando me la encontré por casualidad pasados unos meses me la llevé a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, Crematorio.
A Matías no lo conocemos en este libro. Ha muerto. A quienes vamos conociendo es a su hermano, constructor, su sobrina y el marido, amigos... que se reúnen con motivo de su muerte.
Bien, dicha la excusa sólo nos falta sumar los ingredientes de la novela, alcohol sexo y, sobre todo, mucha especulación inmobiliaria en la costa de levante. No se trata sin embargo de una crítica en sí a la especulación, sino al camino que hemos tomado tras el franquismo amparados en la supuesta bandera de la modernidad.
A través de largos capítulos, el autor nos va dando perspectivas en boca de cada uno de los personajes. Tenemos al difunto que nunca habla, evidentemente, y es el idealista. Su hermano es un hombre sin escrúpulos que se ha ido enriqueciendo por medios poco claros y blanquea el dinero en la construcción, y él es el centro de la historia, el que nos lleva y une cada una de sus partes. Un hombre corrupto cuya herencia sufre todo el mundo sin que el parezca arrastrar culpa y que nos muestra como son precisamente los hombres de quien menos esperaríamos quienes nos pueden sorprender.
No nos engañemos, no es una novela de acción, es de estas en las que bien podemos decir que no pasa nada y, sin embargo, la crítica que encontramos es feroz al panorama de los últimos años y a la sociedad en la que vivimos. Hombres que pierden sus ideales por un camino empedrado de monedas, despreciados por sus actos y envidiados por sus posesiones a partes iguales, esconden su frustración lo mejor que pueden. Me ha fascinado esta novela que nos cuenta un pasado reciente, nos habla de lo que hemos sido hasta hace un par de días y que ahora nos dicen que ya no somos, pero que yo no tengo tan claro. No toda la novela de la historia de España ha de hablar de la Guerra o la Transición y Chirbes lo demuestra ampliamente con esta magnífica creación que atrapa desde la primera hoja.
Asistimos a esta curiosa reunión en la que los personajes cuentan y reflexionan sobre sexo, arte, mafias, cultura y dinero. Si juntásemos a un pequeño grupo de personas en una situación íntima y les diésemos la oportunidad de ser sinceros es posible que salieran los egoísmos que miden el éxito en cifras y la felicidad en joyas o coches. Si a lo que ya os he contado le sumáis un realismo extremo con un vocabulario cercano que nos ayuda a situarnos perfectamente en cada uno de los lugares a los que nos llevan sus personajes, tendréis una novela hermosa y dura a partes iguales. Aunque la dureza de Chirbes no es como la de otros autores, no va en las formas ni en los modos sino en situaciones que se suceden justo a la puerta de cada calle.
Una novela imprescindible, os invito a un crematorio. No sólo de un difunto, sino también de ideales, promesas y, como no, juventud.
Y vosotros, ¿cómo veis nuestra historia más reciente?
Gracias
sábado, 19 de mayo de 2012
Malos de la literatura
“Dijo Platón que los buenos son los que se contentan con soñar aquello que los malos hacen realidad.”
Sigmund Freud
Suelen ser los impopulares, pero realmente en toda obra hace falta un malo para que surja un héroe. Desde siempre. y, aunque a veces también caigamos en la tentación de sentirnos fascinados por los personajes que se rinden a su lado más oscuro, normalmente sólo existen para hacer brillar justo su parte opuesta. El héroe, antihéroe dependiendo de la época. Por eso también los prestamos atención.
Ya desde niños toda princesa tiene su madrastra, sus dragones los caballeros y caperucita al lobo. Una vez vamos creciendo con esta premisa aceptada nos vamos encontrando con el resto de la historia, o de las historias. Unas veces nos vienen a cara descubierta como hace el diablo en El paraíso perdido de Milton, ahí no hay posibilidad de que nos equivoquemos. Otras dependen de la interpretación, porque no creo que quede claro a nadie si el capitán Acab en su acoso al pobre bicho que es Moby Dick, sea bueno del todo o un simple malo a medias.
Pero adentrémonos un poco más. Muchas veces al dar la vuelta a una página paseamos por una calle en la que Hyde participa de un atropello sin inmutar el gesto, consiguiendo que miremos paralizados preguntándonos si nadie más lo ha visto, o si es justo en esa calle en la que Lestat el vampiro dió su último paseo para engañar con su sensual elegancia a cualquier hombre. Tal vez un respetable Fermin d Pas, que con su apariencia clerical escondía a un manipulador decidido a salirse con la suya, aconsejando a damas de alta cuna, piadosas o... no tanto. Sólo hay que recordar a nuestra querida Milady, de Los tres mosqueteros, una mujer perversa con vocación de asesina escondida bajo una belleza aparente. Mejor salgamos de esta calle, en esa casa hay luz y nos abre un ama de llaves con sonrisa severa.... me suena esta casa... tal vez hayamos vuelto a Manderley? También tenemos hombres metido en cuadros que no envejecen dispuestos a ponernos los pelos de punta, magos como Voldemort que quieren acabar con la vida de jóvenes aprendices o, peor aún, otros como Sauron que lo que buscan es dominar el mundo de la Tierra Media a través de muerte y destrucción. Tenemos a los malos de libro, Moriarty, el eterno enemigo, inteligente, colocado para lucimiento de Holmes. Asesinos dentro de la familia, todos conocemos al tío Claudio, que ahora se sienta junto a la madre de Hamlet, están Ripley, ese muchacho fascinante que consigue el el mundo parezca un poco más desapacible a medida que cumple años y que, posiblemente, lo acabará transformando en un Patrick Bateman de American Psycho que, cargado con su hacha y sin despeinarse ni arrugarse el traje de diseño, blandirá un hacha con la misma maestría que Jaime Lannister la espada luchando en un Juego de Tronos. Todos ellos dispuestos a matar, sorprender y hacer correr a nuestros protagonistas. Tan buenos y puros ellos, que alguna vez, aunque no lo digamos en voz alta, no nos importaría que les dieran un susto.
Y es que.. desde que Healthcliff demostrara tener sentimientos, y Darth Vader nos descubriera que vivió el milagro de la paternidad... vemos a nuestros malos de libro de una forma un poco diferente. A fin de cuentas, ellos también tienen su corazoncito, aunque esté lleno de envidia como es el caso de la Bruja del Oeste.
Y vosotros, ¿cuál es vuestro malo favorito?
Gracias
viernes, 18 de mayo de 2012
Bel Ami (Buen Amigo). Guy de Maupassant
"Cuando la dependienta le entregó la vuelta de sus cinco francos, George Duroy salió del restaurante.
Presumido por naturaleza y por petulante reminiscencia de su época como suboficial, hinchó el pecho, se atusó el bigote con un gesto marcial que le era característico y arrojó sobre los comensales que llegaban con retraso una mirada rápida y circunspecta, una de esas miradas de gavilán que todo lo abarca y penetra.
A su paso, las mujeres levantaron la cabeza. Eran tres obrerillas, una profesora de música, de cierta edad, reñida con el peine, desaliñada, que solía llevar su sombrero polvoriento y un vestido hecho a zurcidos; finalmente dos señoras de medio pelo, con sus correspondientes maridos, todos ellos parroquianos asiduos de aquel bodegón con cubiertos a precio fijo."
Hoy traigo un libro que me costó decidirme a leer. Conocí a su autor por Bola de sebo y, durante bastante tiempo, lo encasillé en este único título negándome a leer nada más suyo, o tal vez no sabía de ningún otro título. La verdad, no recuerdo cual de los dos motivos me llevaron a no adentrarme en la obra de este relatista, poeta ocasional y novelista a ratos. Finalmente me regalaron el título que hoy os traigo. Y fiel a algo que proclamé aquí hace tiempo al decir que había que conocer más de una obra de cada autor, hoy traigo a mi estantería virtual, Bel ami.
Conocemos a Jorge Duroy, conocido como Bel Ami. Hijo de taberneros, cumple el servicio militar en África. Tras servir regresa a París sin dinero pero con el firme propósito de triunfar y con el firme propósito de ascender en la vida. Comienza para ello trabajando como reportero y, siendo un hombre sin talento ni inteligencia, no duda en utilizar su atractivo físico para conseguir sus fines.
Maupassant, hijo de liberales, recibió una educación religiosa, ingresando incluso en un seminario del que sería expulsado en 1.868 iniciando entonces sus estudios de derecho. Tras la guerra comenzó a trabajar de funcionario hasta que, tras publicar Bola de sebo y aprovechando su notoriedad se dedicó enteramente a la literatura. Publicó libros bajo distintos seudónimos tales como Prunier o Valmont y se codeó con autores como Flaubert, Zola y Turgueniev, cultivando el naturalismo. No obstante, su vida estuvo marcada por su endeble salud psicológica, con serios problemas nervioso y ataques de pánico. Intentó suicidarse en cuatro ocasiones, degollarse con cuchillas de afeitar para ser más exactos, hasta que fue encerrado en un la clínica del Dr. Blanche, en la que moriría al año de su ingreso.
Pese a que la fama de Maupassant es debida principalmente a sus relatos de terror este título no es uno de ellos. Representa a la perfección la sociedad burguesa de París a finales del siglo XIX y lo hace sin escrúpulo alguno, mostrándola corrupta e hipócrita, una sociedad en la que nuestro protagonista no destaca especialmente por sus artimañas salvo, tal vez, porque se vale de mujeres para su ascenso. Duroy es un personaje muy interesante que se nos va perfilando desde el comienzo como un ser complejo, mentiroso y aprovechado. Su único fin es ascender y ser admirado y, como ya lo aconsejan en el libro, lo importante es parecer que sabes. Buscar gente que haga las cosas por tí, tener contactos y posibles puertas para ir ascendiendo. El autor no busca la simpatía por su protagonista y por ello nos muestra los hecho de forma precisa, concisa incluso, presentándonos tanto el entorno como a los compañeros que van desfilando junto al protagonista como meros accesorios de la novela.
Poco importa si se trata del amigo que le busca el primer trabajo o de su mujer a la que Duroy mira como una posibilidad de mejora desde el principio. Aquí lo importante es el protagonista y ver como su ambición va creciendo a medida que va logrando sus objetivos en una sociedad dominada por las apariencias y las ambiciones de cada uno. Nos lleva con un estilo fluído a dudar incluso si nos cae bien este hombre que es capaz de ir dominando la situación para salirse con la suya, al que comparamos con cada una de las mujeres que lo acompañan y que van quedando poco a poco en el camino. De hecho, a medida que avanzamos se extiende la gran duda sobre el final de Bel Ami. Pronto empezamos a preguntarnos si podrá salirse con la suya, y seguimos leyendo con curiosidad, barajando opciones posibles y quedándonos con las que consideramos realistas, descartando otras. ¿Lo pillarán?¿Conseguirá salirse con la suya y trepar por la escala social? Y nos otorga Maupassant la respuesta que, tras leída, se nos antoja obvia en esta trama.
Añado, para no alargarme más, que disfruté mucho y he repetido mas veces con el autor. Con su estilo sincero y claro en el que las acciones cobran vida, como si en lugar de un libro fuera una ventana en la que vemos como una obra de más de cien años nos muestra situaciones que bien se pueden ver hoy en día, expuestas ante todos. Un libro que, si no conocéis, os recomiendo; una crítica a una sociedad, a una forma de vida, a una moral... a la ambición desmedida.
Porque, digo yo... si miramos a nuestro alrededor y nos fijamos en la televisión y las noticias ¿a quienes podemos ver que llegan a los puestos altos?
Gracias
jueves, 17 de mayo de 2012
El beso del tiempo. Braulio Llamero
"Desatadas a una todas las iras de los elementos; resquebrajada la oscuridad de la noche por una tormenta que la recorría a destellos dando imprevistas zancadas de luz; poseídos los truenos por una intensidad que rebasaba la capacidad de un oído tomado a traición; cegado por los relámpagos cualquier caminante que no hubiese hallado un cobijo seguro y a tiempo: la cama ante Lena diríase que empezaba a bambolearse al viento y que adquiría, con cada rayo y tras cada trueno, a cada soplo y ventisca, el osado carácter de una altísima construcción de paredes móviles y ventanas con tímpanos; y diríase que ella, sin llorar, sollozaba y que en el silencio agrietado de la habitación le fue al fin comprensible que en aquel otro lado la lluvia era más que lluvia (hermosa es el agua que baja cantando, cantaban a veces desde la aldea cercana), acertando a intuir la imposibilidad de un viento que estuviera dotado del músculo de los huracanes y que aullase, como lo hacía en el exterior, con el desgarro de una manada de lobos sin presa."
Dicen que los amantes de las grandes sagas se reconocen, que levantan dedos de forma extraña, que diferencian la raza de un Elfo por sus costumbres y que son capaces de situar una batalla en función de la longitud de la espada del vencedor. Dicen también que de vez en cuando se sonríen al pensar en la fuerza, que los armarios siempre los vieron como puertas a otros mundos y que, en los días de viento, les gusta volver a recrearse en esos mundos de fantasía que les hicieron soñar. No seré yo quien diga que eso es cierto en todos los casos, pero en el mío, sí. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, El beso del tiempo.
Un hombre está a punto de morir, custodio de un secreto y sin nadie a quien legárselo, decide finalmente hacerlo con su nieta. Su legado la convierte en maga, la primera mujer, elegida y sujeta a un destino, a una lucha por protegerlo, porque si su secreto cae, las consecuencias serán para toda la tierra de Espera.
He comenzado diciendo que me gusta la literatura fantástica y es así, llevo años embarcándome en sagas titánicas formadas por miles (sí, miles) de páginas en las que se desentraña una historia en un mundo desconocido. A medida que ha ido pasando el tiempo, mi disponibilidad se ha visto reducida y, estos temas que tanto me hacían disfrutar, se han visto relegados. En este caso, como si Braulio supiera de ello, me he encontrado disfrutando de una historia completa y compleja en un tomo único. No he necesitado viajar durante pasajes tan largos como los caminos que recorren sus protagonistas para asistir a luchas internas o batallas, hechizos y traiciones, construcciones y procesos de aprendizaje.
Se desarrolla la historia en una tierra lejana, un momento indeterminado en el que la magia es utilizada y temida, y en un mundo en el que las leyendas tienen la misma importancia que las leyes. Nos deja el autor decidir si nuestra fantasía se sitúa en una suerte de edad media o tal vez entre montañas y cañones escarpados. Con un lenguaje propio formado en párrafos largos y sonoros que nos dan la sensación de ser nosotros mismos los improvisados oyentes de una leyenda cantada por un juglar, nos adentra en un mundo que me recordó a Grecia en sus fondos y a uno de los planetas de Card en sus formas. Vivimos de mano de Lena, heredera de la magia, y Ordasio, una historia de aventuras que no descansa hasta llevarnos a un desenlace con el que cierra una historia en la que apreciamos cuestiones filosóficas sobre la vida y la capacidad de elección que no pueden faltar en las obras de este género.
Un entretenido libro que disfrutarán los jóvenes, los aficionados a la literatura fantástica y aquellos que no se atrevieron con este género por miedo a esas sagas interminables que paralizan las listas de lectura.
Y vosotros, ¿os animáis con la literatura fantástica?
Gracias
miércoles, 16 de mayo de 2012
El Padrino. Mario Puzo
"Durante los años que llevaba en América, Amerigo Bonasera había confiado en la ley, y no había tenido problemas. En ese momento, a pesar de que en su cerebro hervía el odio, a pesar de sus inmensos deseos de comprar un arma y matar a los dos jóvenes, Bonasera se volvió hacia su mujer, que todavía no se había dado cuenta de la farsa que se había desarrollado ante sus ojos.
– Nos han puesto en ridículo –le dijo.
Guardó silencio y luego, con voz firme, sin temor alguno al precio que pudieran exigirle, añadió:
– Si queremos justicia, deberemos arrodillarnos ante Don Corleone."
Cada vez que veo libros sobre mafias, descubrimientos literarios de manos de narcomex, Gomorras... me viene a la mente este título. No seré yo quien venga a decir que hoy traigo una obra de arte de la literatura pero si uno de esos títulos que, tanto por si mismo como por su versión cinematográfica (con guión del propio autor), han marcado un antes y un después. Hoy traigo a mi estantería virtual al Don más conocido, traigo El padrino.
Conocemos a Don Vito Corleone, vive en Nueva York y, tras haber llevado desde Sicilia siendo niño, hoy es el Don más respetado de la ciudad. Es inteligente y astuto, preocupado por su familia y sucesión e implacable con los clanes enemigos.
Este libro catapultó a la fama a su autor. Estuvo 67 semanas en las listas de los mas vendidos de The New York Times y hoy en día se sigue vendiendo. El autor salió al paso varias veces aclarando que no había tenido contacto con ninguna mafia para escribir este libro y que, de hecho, la documentación había sido observando. Principalmente los casinos, eso sí. A día de hoy nos dicen que Vito Corleone se inspira en dos capos neoyorkinos rivales, Costello y Genovese y lo mismo de otros tantos personajes que aparecen en la novela, pero lo mismo nos da. No nos cuesta imaginar su existencia como real detrás de las palabras del autor.
Sin embargo, por encima de polémicas y cuantiosos contratos para llevar la obra a la gran pantalla, la verdadera novedad de este título fue contar una historia sobre la mafia "desde dentro". Entra de lleno en la inmigración hacia Norteamérica, y las tradiciones conservadoras que se llevan y mantienen consigo, nos enseña bodas y posiciones jerárquicas en las familias, así como el choque con el capitalismo imperante en el nuevo país de acogida. En medio de este cambio y, a través de lealtades, las mafias se organizan y se forman las Cinco grandes familias, con un guiño jerárquico, esta vez sí, a la historia más clásica italiana. Se adaptan a los cambios e incluso su idioma se va reduciendo al uso privado, a las dos o tres palabras sueltas que designan algo concreto frente a una adaptación rápida de generación en generación a las necesidades y ofertas actuales. La verdad, la lealtad, el honor y, como no, la familia, son nombrados de forma constante por esta mafia que nos abre sus puertas a través de las letras de Puzo.
Supongo que descubrir este título sin haber visto la película tiene que ser una maravilla. Pero, aún habiéndola visto ya, es igualmente adictivo. Entretenido hasta el extremo es difícil dejarlo si no hay una obligación que nos empuje. Escribe Puzo de una forma cercana, dibujando perfectamente a los personajes y con saltos en el tiempo medidos, que nos irán componiendo un cuadro perfectamente tangible.
Un libro que llega a mi estantería por derecho propio. Como ya dije, no es una obra maestra, pero si es representativo y harto conocido por todos, porque... ¿Conocéis a Don Vito Corleone, verdad?
Gracias
PD. Me voy a dar un capricho y, ya que la película tiene una banda sonora impresionante, voy a poner su canción principal en mi versión favorita. Si os atrevéis... disfrutad.
martes, 15 de mayo de 2012
El rumor del oleaje. Yukio Mishima
"La isla de Utajima sólo tiene unos mil cuatrocientos habitantes, y el perímetro de su costa no llega a los cinco kilómetros.
En dos lugares de la isla los paisajes son de belleza insuperable. Uno es el santuario de Yashino, que está encarado al noroeste y se alza cerca del punto más elevado de la isla. Desde el santuario se abarca un panorama ininterrumpido de la amplia bahía de Ise, y la isla se encuentra en el estrecho que enlaza la bahía con el océano Pacífico. La península de Chita avanza desde el norte, mientras que la península de Atsumi se extiende al nordeste. Al oeste se atisba la línea costera de Tsu, entre los puertos de Uji-Yamada y Yokkaichi."
Me he fijado que traigo muchos libros de temática complicada, ayer sin ir más lejos La náusea. Pero he pasado por conversaciones sobre el suicidio y la muerte, cenas en las que se habla de "tapar" delitos de hijos, amigos que se unen tras años de secretos... y ya es hora de traer libros agradables también. O parecerá que me atraen estas temáticas complicadas, como así es, y que dejo de lado el resto, cosa que no es cierta. Por ello hoy traigo una obra especial. Hoy coloco en mi estantería virtual, El rumor del oleaje.
Viajamos hasta la mencionada isla de Utajima, un entorno de apenas 150 habitantes en el que vivimos la historia de amor de dos adolescentes, uno humilde, un pescador llamado Shinji, y ella hija de un acaudalado padre, Hatsue. Deseos, celos y anhelos son los ingredientes base para esta historia de amor.
He comenzado hablando de historias felices y oscuras y, si tuviera que hablar de una historia complicada de este autor, probablemente me quedaría con su vida. Un hombre que manifestaba sus ideas abiertamente rebelándose contra una sociedad en decadencia y cuyo final es digno de las mejores historias niponas. El 25 de noviembre de 1970, Yukio Mishima llevaba la última parte de su tetralogía El mar de la felicidad a su editor. Después se dirigía con cuatro miembros de su grupo al cuartel que lo albergara y, tras un discurso revolucionario con resultados fallidos, se suicidó por medio del seppuku junto a un compañero. Se cortó el vientre de izquierda a derecha siendo decapitado posteriormente por uno de sus asistente, al igual que hizo después su compañero Masakatsu.
Al final si que tiene una parte truculenta.
Estamos ante una novela corta de apenas doscientas páginas que se desarrolla en un ambiente muy limitado. Pasada la guerra Mishima consigue introducirnos en un ambiente atemporal, en una zona en la que sus personajes parecen vivir ajenos a los tiempos que les rodean y donde las personas son presa de los papeles que les ha tocado representar; ya sea pescador huérfano que tiene que mantener a su familia, o joven adinerada que ha de mantener el nombre y honor familiares con el matrimonio como único deber.Aparece el pretendiente, los rumores y los sentimientos en una historia sencilla que nos conduce por sus páginas con una lenta cadencia.
Sin embargo, lo hermoso de este libro no es la historia en sí que nos puede parecer manida, sino la forma de contarlo. Asistimos a tradiciones y valores que nos son desconocidos de una cultura siempre atractiva y, sobre todo, asistimos a unas soberbias descripciones que nos trasladan al entorno en el que su mueven nuestros protagonistas. Pese a ello es un hombre conciso, no necesita párrafos interminables para transmitirnos la belleza que emanan sus palabras. Alejada de la temática del resto de su obra, al menos la que yo conozco es bastante más "cruenta", en este caso nos encontramos relaciones sanas y a un autor que apuesta por la naturaleza.
Os garantizo que, si os animáis a leerlo, acabaréis percibiendo el rumor del oleaje con vuestros oídos. Dicho así suena bucólico, pero ese es el poder de las palabras de Mishima. Un verdadero placer para los sentidos. Un canto a la fortaleza y la lucha contra las adversidades.
En definitiva, una buena toma de contacto para un autor que deja con ganas de adentrarse en el resto de su obra. A mi me ha dejado un fantástico recuerdo.
Y vosotros, ¿Qué tipo de temáticas son las que os atraen inicialmente en vuestras lecturas?
Gracias
lunes, 14 de mayo de 2012
La naúsea. Jean Paul Sartre
"Creo que he sido yo el que ha cambiado; es la solución más sencilla. También la más desagradable. Debo reconocer que estoy sujeto a estas súbitas transformaciones.
Lo que sucede es que casi no pienso, entonces, sin darme cuenta, se acumula en mí una multitud de pequeñas metamorfosis, y un buen día se produce una auténtica revolución."
Este es otro de esos libros que yo quería que estuvieran pero me costaba acercar. Para empezar es una novela que parece un ensayo, lo cual es más árido de comentar y de leer habitualmente, y además es Sartre, que también suena ya de por sí árido. Sin embargo es un título que en su momento me impactó. Publicado por primera vez en 1932, retocado y vuelto a publicar en 1938, hoy traigo a mi estantería virtual, La náusea.
Os presento a Antoine Roquetin y su diario. Es historiador, o algo así, investiga en París a Rollebon y sus pesquisas lo llevan a Bouville. Allí comienza una relación con su hospedera, y conoce a un hombre que está empeñado en leerse toda la biblioteca por riguroso orden alfabético. Ah, y allí es donde empieza a sentir náuseas.
Este libro causó furor en su momento generando muchos seguidores al autor y su filosofía existencialista que, incluso, buscaban imitarle en formas e indumentaria. No hace otra cosa que mostrarnos la vida absurda de su personaje. Una vida que, al igual que nos presentara Camus a su extranjero, se nos antoja aislada. No realiza Roquetín ningún esfuerzo por formar parte de la sociedad que lo rodea, de la que es consciente de su existencia y a la que traslada el asco que se provoca a si mismo por la vida que le ha tocado.
Este hombre, observador de su entorno profundiza en el significado de la vida, de existir. Al no encontrarlo tampoco lucha por ello y, poco a poco, va cayendo en la apatía y el asco provocado por la inutilidad de la vida de cualquier tipo. Descubre la inutilidad de emprender una misión como es la de leer todos los libros de una biblioteca, porque no es viable. Y cuando mira a los ojos al que fue el amor de su vida... tampoco ve un motivo que lo haga reaccionar. Duda de todo y nos traslada esas dudas a los lectores, planteándonos el motivo de las cosas, su causa y su efecto y, descubriendo que si las respuestas de nuestro protagonista fueran ciertas... todos seríamos un poco más libres. O tal vez ya no tendríamos mucho por lo que luchar. Y si nos ponemos a valorar esa posibilidad más de tres minutos seguidos... que angustia, pasar la vida desde los 30 años que tiene nuestro protagonista, en ese estado de consciencia extrema.
Y tú ¿por qué peleas en tu vida?
Gracias
sábado, 12 de mayo de 2012
Entrevista a Juan Jacinto Muñoz Rengel
Juan Jacinto Muñoz Rengel es doctorado en Filosofía y ha trabajado como docente tanto en España como en el Reino Unido. Dirige el programa de Literatura Breve de Radio Nacional de España (RNE 5) y conduce la sección de relato corto de El Ojo Crítico (RNE 1).
Aunque para muchos es un autor recién descubierto, tiene varios libros de relatos publicados, 88 Mill Lane, De mecánica y alquimia y ha coordinado Perturbaciones y Ficción Sur. Aunque El asesino hipocondríaco ha sido su primera incursión en la novela. Con ella ha saltado a las mesas de las librerías y los primeros puestos de ventas.
Hoy conocemos al autor.
- ¿Es difícil el paso de relato a novela? ¿Abandonará ahora los relatos?
- En realidad siempre he escrito novela, antes incluso que cuento. Lo que ocurre es que la labor del escritor no es siempre visible, la etapa visible sólo llega cuando se comienza a publicar, e incluso entonces no se ve más que una parte de todo el trabajo, la punta del iceberg. Escribí mi primera novela hace ahora veinte años, pero se quedó en el cajón, como todas las que la siguieron. Por otro lado, entre un centenar y medio de textos breves, fui salvando poco a poco algunos de ellos, y reuniéndolos en dos libros que sí envié a las editoriales, primero 88 Mill Lane, y después De mecánica y alquimia. Claro, con este riguroso método de selección, era de prever que tardaría bastante más en dar forma a una novela con la que me sintiera realmente satisfecho. El asesino hipocondríaco es en realidad mi quinta novela, la sexta está también terminada, y ahora trabajo en la séptima. Así que lo próximo en ver la luz será en efecto también novela, pero no, no abandonaré los cuentos. Si todo va bien, a continuación aparecerá un libro de microrrelatos, también terminado, con lo que volveré a las distancias más breves posibles. Y ahora mismo se acaba de publicar La realidad quebradiza, otra antología de género corto que he tenido el placer de coordinar, en esta ocasión de cuentos de José María Merino.
- ¿Cómo surge la idea de un asesino hipocondríaco?
- Surge en otoño de 2007, a partir de unas cuantas lecturas que tenía por entonces entre manos. A veces la combinación azarosa de distintos elementos que aparentemente no tienen nada que ver entre sí, junto al estado mental apropiado, dan lugar a experimentos como éste. En ese momento quería dar forma a un libro que se sostuviera sobre una voz en primera persona, necesitaba un personaje muy especial. Pensé en meterme en la cabeza de un asesino, pero incluso eso se ha hecho innumerables veces. Así que necesitaba un asesino completamente distinto, alguien tan lleno de contradicciones que de hecho su existencia fuese imposible. Y ése es el origen del señor Y., un asesino entrañable, un pobre tipo muy desmejorado, la conjunción inverosímil de todas las enfermedades más peligrosas del planeta. Con él todo fue fácil en realidad, él mismo me iba pidiendo más y más mundo propio, podríamos decir que crecía solo; y mi único reto era mantener la consistencia de su forma de ver y explicar la realidad a lo largo de las páginas.
- Al leerlo, me fui a Google en más de una ocasión encontrándome con enfermedades reales. Luego ya dejé de hacerlo, hasta que volví al cabo de bastantes páginas encontrándome con otras que no lo eran, algunas incluso imposibles. ¿Cómo se consigue ese juego con el lector que confía en que todo lo que le enseñan es real?
- Combinando las dosis exactas de realidad y ficción. Y haciéndolo además gradualmente. Toda obra literaria es en el fondo un juego de seducción, cuyo propósito es conquistar al lector. En el caso de El asesino hipocondríaco, tuve que empezar con situaciones muy sencillas, para mostrarle al lector en qué consistía la capacidad de sugestión del señor Y., como por ejemplo aquella escena inicial en la mercería. Después, las dolencias que se siguen a lo largo de la novela son todas enfermedades reales, por raras e increíbles que puedan parecer. Y sólo al final, cuando el propio protagonista está sumido en una escalada de su delirio, aparecen algunas inventadas. Entonces el señor Y. se encarga de indicar que es una enfermedad «sin clasificar», todavía.
- Uno de los puntos fuertes de la obra es esa especie de solidaridad invisible entre personajes del pasado y nuestro asesino, al compartir enfermedades. ¿Cuánto dura la documentación? ¿Se le quedaron muchos personajes fuera?
- Es verdad que todas las anécdotas históricas que aparecen en la novela también son reales, al igual que las la enfermedades. Así que, claro, tuve que documentarme en profundidad acerca de la vida de estos escritores y filósofos, todos ellos enfermos imaginarios. Pero no sobre sus obras o sistemas filosóficos, sino que tuve que investigar sus hábitos, sus costumbres alimenticias, su manías, a sus médicos y a sus criados. Cosas que no suelen aparecer en la bibliografía principal del autor. Así que el proceso de documentación -en cuanto a las biografías, pero también en lo referente a patologías extrañas y a técnicas de asesino profesional- fue continuo. Nunca pude dejar de contrastar datos mientras duró la escritura.
Respecto a qué personajes se me quedaron fuera, me habría encantado contar con un hipocondríaco insigne como Charles Darwin, pero se salía un poco del gremio. Y por supuesto con algunas escritoras, como Charlotte Brönte o Virginia Woolf, pero lamentablemente el carácter retraído y solitario del señor Y. me obligaba a renunciar a ellas, por una cuestión de coherencia. Para él las mujeres son unas completas desconocidas.
- El protagonista está realmente enfermo, pero de ninguna de las enfermedades que describes… ¿Es difícil crear un personaje así?
- En realidad, como decía antes, el único reto para dar forma a un personaje así, una vez imaginado, esa mantener la consistencia de su manera de ver y explicar el mundo. Mantener esa mirada y esa actitud, y no perderla, como si uno mismo fuese una especie de actor del método. Por lo demás, la única enfermedad real de este personaje es creerse que tiene todas las enfermedades, ése es su trastorno. Y para trabajar literariamente un desorden mental como éste la primera persona ayuda mucho. El narrador en primera persona permite contarlo todo desde la absoluta subjetividad, y por lo tanto podemos dar una visión sesgada al lector sin hacer ningún tipo de trampas.
- De los últimos libros que he leído tal vez éste sea de los más difíciles de etiquetar. Se ha dado finalmente en colocarlo el de “novela negra” ¿Usted qué opina?
- En efecto, parece que eso ha supuesto un problema. En las librerías los ejemplares se han colocado directamente en las estanterías de novela policíaca, y en general, aquí y allá, se la ha catalogado como novela negra. Pero no lo es. Tampoco es un thriller, ni una novela de suspense o de misterio. Y el lector que se acerque al libro con esas expectativas puede llevarse una decepción, lo que sería una pena. Hay, sin duda, un homenaje al género negro, pero desde los mecanismos de la parodia. Y más que nada es una novela de géneros, porque fusiona muchos de ellos: el género negro, el policíaco, pero también la comedia, el género fantástico, la novela urbana, la novela gótica, la metaliteratura… La trama principal de la que se parte imita las consignas de la novela policial, pero se va bifurcando en muchas otras subtramas, y el resultado es una novela híbrida, una novela intencionadamente excéntrica, que se aleja del centro y de los caminos habituales.
- El libro sale al mercado y es un éxito de crítica, lecturas y ventas. ¿Cómo lo está viviendo?
- Con mucha satisfacción, ¿qué más se puede pedir? Cada vez que me dan la noticia de que se lanza una nueva edición me llevo una nueva sorpresa y una gran alegría; y ya vamos por la cuarta en unos meses. También se han comenzado a interesar editoriales extranjeras, y este mes junio se publica en Italia y en Argentina. Pero, sobre todo, la mejor recompensa son los muchos lectores de la novela (ya se cuentan por miles) que gracias a las redes sociales hoy es posible que se acerquen a ti para agradecerte el libro, para comentar contigo la trama, para hablarte del efecto que ha causado en ellos el personaje.
- ¿Tiene alguna historia entre manos ahora mismo que me pueda contar?
- En estos momentos nos encontramos en el proceso de edición de una novela que se publicará a inicios del año próximo. Si la actual era una novela construida alrededor del personaje principal, la próxima será una novela que se sostiene sobre una hipótesis fantástica de partida, bastante radical, con la que espero volver a sorprender de una manera muy distinta a los lectores que tengan a bien darme de nuevo otra oportunidad.
- ¿Qué les recomendaría a los que están comenzando en este mundo?
- Muchas cosas. Para empezar les recomendaría leer mucho, no se puede pretender escribir, y además escribir algo nuevo, sin conocer la tradición y sin haber leído lo que otros han escrito antes; las bibliotecas son las bases de datos de las ideas literarias. También les diría que deben tener disciplina, disciplina para escribir y corregir de forma constante, sin tregua, sin desfallecer. Y por último, que se armen de paciencia, que se equipen con enormes mochilas llenas de paciencia, porque esto es siempre una carrera de fondo.
- Y, finalmente, no puedo irme sin preguntar qué está leyendo usted ahora mismo.
- Dos libros que no tienen nada que ver entre sí: la novela Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute, y el libro de relatos Knockemstiff, de Donald Ray Pollock.
- Quería darle las gracias por responder a mis preguntas y permitir así que nos acerquemos un poco al otro lado de un libro que, personalmente, figura entre mis “descubrimientos” más disfrutados de las últimas fechas.
- Muchas gracias a ti por tu apoyo y por esta oportunidad. Me alegro mucho de que te haya gustado y de haber logrado transmitirte al menos una parte de todo lo que disfruté yo con las andanzas del señor Y.
Aunque para muchos es un autor recién descubierto, tiene varios libros de relatos publicados, 88 Mill Lane, De mecánica y alquimia y ha coordinado Perturbaciones y Ficción Sur. Aunque El asesino hipocondríaco ha sido su primera incursión en la novela. Con ella ha saltado a las mesas de las librerías y los primeros puestos de ventas.
Hoy conocemos al autor.
- ¿Es difícil el paso de relato a novela? ¿Abandonará ahora los relatos?
- En realidad siempre he escrito novela, antes incluso que cuento. Lo que ocurre es que la labor del escritor no es siempre visible, la etapa visible sólo llega cuando se comienza a publicar, e incluso entonces no se ve más que una parte de todo el trabajo, la punta del iceberg. Escribí mi primera novela hace ahora veinte años, pero se quedó en el cajón, como todas las que la siguieron. Por otro lado, entre un centenar y medio de textos breves, fui salvando poco a poco algunos de ellos, y reuniéndolos en dos libros que sí envié a las editoriales, primero 88 Mill Lane, y después De mecánica y alquimia. Claro, con este riguroso método de selección, era de prever que tardaría bastante más en dar forma a una novela con la que me sintiera realmente satisfecho. El asesino hipocondríaco es en realidad mi quinta novela, la sexta está también terminada, y ahora trabajo en la séptima. Así que lo próximo en ver la luz será en efecto también novela, pero no, no abandonaré los cuentos. Si todo va bien, a continuación aparecerá un libro de microrrelatos, también terminado, con lo que volveré a las distancias más breves posibles. Y ahora mismo se acaba de publicar La realidad quebradiza, otra antología de género corto que he tenido el placer de coordinar, en esta ocasión de cuentos de José María Merino.
- ¿Cómo surge la idea de un asesino hipocondríaco?
- Surge en otoño de 2007, a partir de unas cuantas lecturas que tenía por entonces entre manos. A veces la combinación azarosa de distintos elementos que aparentemente no tienen nada que ver entre sí, junto al estado mental apropiado, dan lugar a experimentos como éste. En ese momento quería dar forma a un libro que se sostuviera sobre una voz en primera persona, necesitaba un personaje muy especial. Pensé en meterme en la cabeza de un asesino, pero incluso eso se ha hecho innumerables veces. Así que necesitaba un asesino completamente distinto, alguien tan lleno de contradicciones que de hecho su existencia fuese imposible. Y ése es el origen del señor Y., un asesino entrañable, un pobre tipo muy desmejorado, la conjunción inverosímil de todas las enfermedades más peligrosas del planeta. Con él todo fue fácil en realidad, él mismo me iba pidiendo más y más mundo propio, podríamos decir que crecía solo; y mi único reto era mantener la consistencia de su forma de ver y explicar la realidad a lo largo de las páginas.
- Al leerlo, me fui a Google en más de una ocasión encontrándome con enfermedades reales. Luego ya dejé de hacerlo, hasta que volví al cabo de bastantes páginas encontrándome con otras que no lo eran, algunas incluso imposibles. ¿Cómo se consigue ese juego con el lector que confía en que todo lo que le enseñan es real?
- Combinando las dosis exactas de realidad y ficción. Y haciéndolo además gradualmente. Toda obra literaria es en el fondo un juego de seducción, cuyo propósito es conquistar al lector. En el caso de El asesino hipocondríaco, tuve que empezar con situaciones muy sencillas, para mostrarle al lector en qué consistía la capacidad de sugestión del señor Y., como por ejemplo aquella escena inicial en la mercería. Después, las dolencias que se siguen a lo largo de la novela son todas enfermedades reales, por raras e increíbles que puedan parecer. Y sólo al final, cuando el propio protagonista está sumido en una escalada de su delirio, aparecen algunas inventadas. Entonces el señor Y. se encarga de indicar que es una enfermedad «sin clasificar», todavía.
- Uno de los puntos fuertes de la obra es esa especie de solidaridad invisible entre personajes del pasado y nuestro asesino, al compartir enfermedades. ¿Cuánto dura la documentación? ¿Se le quedaron muchos personajes fuera?
- Es verdad que todas las anécdotas históricas que aparecen en la novela también son reales, al igual que las la enfermedades. Así que, claro, tuve que documentarme en profundidad acerca de la vida de estos escritores y filósofos, todos ellos enfermos imaginarios. Pero no sobre sus obras o sistemas filosóficos, sino que tuve que investigar sus hábitos, sus costumbres alimenticias, su manías, a sus médicos y a sus criados. Cosas que no suelen aparecer en la bibliografía principal del autor. Así que el proceso de documentación -en cuanto a las biografías, pero también en lo referente a patologías extrañas y a técnicas de asesino profesional- fue continuo. Nunca pude dejar de contrastar datos mientras duró la escritura.
Respecto a qué personajes se me quedaron fuera, me habría encantado contar con un hipocondríaco insigne como Charles Darwin, pero se salía un poco del gremio. Y por supuesto con algunas escritoras, como Charlotte Brönte o Virginia Woolf, pero lamentablemente el carácter retraído y solitario del señor Y. me obligaba a renunciar a ellas, por una cuestión de coherencia. Para él las mujeres son unas completas desconocidas.
- El protagonista está realmente enfermo, pero de ninguna de las enfermedades que describes… ¿Es difícil crear un personaje así?
- En realidad, como decía antes, el único reto para dar forma a un personaje así, una vez imaginado, esa mantener la consistencia de su manera de ver y explicar el mundo. Mantener esa mirada y esa actitud, y no perderla, como si uno mismo fuese una especie de actor del método. Por lo demás, la única enfermedad real de este personaje es creerse que tiene todas las enfermedades, ése es su trastorno. Y para trabajar literariamente un desorden mental como éste la primera persona ayuda mucho. El narrador en primera persona permite contarlo todo desde la absoluta subjetividad, y por lo tanto podemos dar una visión sesgada al lector sin hacer ningún tipo de trampas.
- De los últimos libros que he leído tal vez éste sea de los más difíciles de etiquetar. Se ha dado finalmente en colocarlo el de “novela negra” ¿Usted qué opina?
- En efecto, parece que eso ha supuesto un problema. En las librerías los ejemplares se han colocado directamente en las estanterías de novela policíaca, y en general, aquí y allá, se la ha catalogado como novela negra. Pero no lo es. Tampoco es un thriller, ni una novela de suspense o de misterio. Y el lector que se acerque al libro con esas expectativas puede llevarse una decepción, lo que sería una pena. Hay, sin duda, un homenaje al género negro, pero desde los mecanismos de la parodia. Y más que nada es una novela de géneros, porque fusiona muchos de ellos: el género negro, el policíaco, pero también la comedia, el género fantástico, la novela urbana, la novela gótica, la metaliteratura… La trama principal de la que se parte imita las consignas de la novela policial, pero se va bifurcando en muchas otras subtramas, y el resultado es una novela híbrida, una novela intencionadamente excéntrica, que se aleja del centro y de los caminos habituales.
- El libro sale al mercado y es un éxito de crítica, lecturas y ventas. ¿Cómo lo está viviendo?
- Con mucha satisfacción, ¿qué más se puede pedir? Cada vez que me dan la noticia de que se lanza una nueva edición me llevo una nueva sorpresa y una gran alegría; y ya vamos por la cuarta en unos meses. También se han comenzado a interesar editoriales extranjeras, y este mes junio se publica en Italia y en Argentina. Pero, sobre todo, la mejor recompensa son los muchos lectores de la novela (ya se cuentan por miles) que gracias a las redes sociales hoy es posible que se acerquen a ti para agradecerte el libro, para comentar contigo la trama, para hablarte del efecto que ha causado en ellos el personaje.
- ¿Tiene alguna historia entre manos ahora mismo que me pueda contar?
- En estos momentos nos encontramos en el proceso de edición de una novela que se publicará a inicios del año próximo. Si la actual era una novela construida alrededor del personaje principal, la próxima será una novela que se sostiene sobre una hipótesis fantástica de partida, bastante radical, con la que espero volver a sorprender de una manera muy distinta a los lectores que tengan a bien darme de nuevo otra oportunidad.
- ¿Qué les recomendaría a los que están comenzando en este mundo?
- Muchas cosas. Para empezar les recomendaría leer mucho, no se puede pretender escribir, y además escribir algo nuevo, sin conocer la tradición y sin haber leído lo que otros han escrito antes; las bibliotecas son las bases de datos de las ideas literarias. También les diría que deben tener disciplina, disciplina para escribir y corregir de forma constante, sin tregua, sin desfallecer. Y por último, que se armen de paciencia, que se equipen con enormes mochilas llenas de paciencia, porque esto es siempre una carrera de fondo.
- Y, finalmente, no puedo irme sin preguntar qué está leyendo usted ahora mismo.
- Dos libros que no tienen nada que ver entre sí: la novela Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute, y el libro de relatos Knockemstiff, de Donald Ray Pollock.
- Quería darle las gracias por responder a mis preguntas y permitir así que nos acerquemos un poco al otro lado de un libro que, personalmente, figura entre mis “descubrimientos” más disfrutados de las últimas fechas.
- Muchas gracias a ti por tu apoyo y por esta oportunidad. Me alegro mucho de que te haya gustado y de haber logrado transmitirte al menos una parte de todo lo que disfruté yo con las andanzas del señor Y.
Como siempre os digo, muchas gracias a todos vosotros. Por venir cada día, que nos vamos acercando a los mil aquí y pasamos de los cuatro mil en redes sociales.
Bibliografía:
- 88 Mill Lane
- De mecánica y alquimia
viernes, 11 de mayo de 2012
La cena. Herman Koch
“El meñique del maître había señalado en primer lugar mi filete de gallina de Guinea envuelto en una loncha de tocino alemán, y luego había pasado a la guarnición: un montocito de “discos de lasaña de berenjena con ricotta” ensartado en un palillo de cóctel, que más parecía un sándwich club en miniatura, y una mazorca de maíz ensartada en un resorte que, probablemente servía para coger la mazorca sin mancharse los dedos, pero tenía algo ridículo, o no, rídiculo no es la palabra, sino más bien algo que pretendía ser divertido, como un guiño del cocinero o algo por el estilo."
Cada libro que llega hasta nosotros es por un motivo. Hoy pedía en mi muro de Facebook recomendaciones de lecturas, me gusta saber lo que lee la gente y qué les ha llamado la atención de las obras, y luego leerlas yo buscando el punto de conexión con el motivo por el cual me las recomendaron. Otras veces es la portada, cada vez menos debido a las ediciones digitales y otras veces la sinopsis (aprovecho para pedir que se cuiden un poquito más las sinopsis de los libros, algunas veces no reconozco en el libro el resumen que he heído en la contraportada). Y luego están los agentes totalmente aleatorios. Este es uno de esos casos. El libro que traigo hoy vino de la mano de su gran repercusión mediática y de las preguntas que me comentaron se planteaban en él. Me pareció interesante y por eso me lo llevé a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, La cena.
Michel, Beau y Rick son tres adolescentes que salen de marcha. Cuando descubren que no tienen dinero deciden ir a un cajero y, sin motivo aparente acaban por matar a una indigente. En el libro vemos a sus padres, reunidos en una cena y hablando para ver de qué modo pueden enfocar este feo asunto.
Hernan Koch parte de un suceso real, acaecido en 2.005 en Cataluña, para abrir el planteamiento de esta novela. ¿Qué harías tú si te enterases de que tu hijo ha protagonizado un suceso semejante? Pero no lo digas en voz alta antes de leer el libro, porque si lo dices te oirán y tal vez no seas sincero por saber que te escuchan. Fue una broma, no había intención... Dime, si nadie se enterase... ¿qué es lo que harías?
Un libro que plantea una visión tan actual de la sociedad y desde un punto d vista tan particular tenía que llamar mi atención así que me puse rápidamente con él. Empecé conociendo el restaurante de moda, así como a sus protagonistas, dos parejas formadas por dos hermanos y sus dispares esposas. Dilata el autor meterse con el tema entre platos de menú para conseguir impacientar al lector que se anticipa a los sucesos y conversaciones y busca gestos que le vayan dando pistas sobre lo que va a suceder. Nos presenta la cocina de autor, al político de moda, la familia de apariencia feliz y la posibilidad de una violencia encubierta en el comportamiento de alguno de ellos.
No es el libro que yo esperaba de denuncia y crítica social sino que Koch va distanciándose cada vez más de la realidad en esta novela en la que nos muestra la familia de los adolescentes y las reacciones que tienen cada uno de ellos. Se aleja de el dilema encubrimiento, justificación, denuncia para irse adentrando en las raíces familiares presentándonos más al padre que al hijo. Es una historia bastante sólida y con unos personajes bien definidos y una narración ágil. Tampoco es muy extensa, no llega a las trescientas páginas. En ellas, el autor da un giro a la historia hacia la mitad del libro convirtiendo en gravedad la frivolidad de la cena y descubriendo secretos familiares que variarían todo mi concepto de unos personajes que ya creía conocer. No se si fue por el giro tan brusco, pero no llegó a convencerme del todo la novela. Le conozco la capacidad para hacerme pensar, para colocarme en la posición de padres y para valorar la situación como si fuera propia. Sin embargo me parece que podía haberse "lucido" más. Haber metido la nariz hasta el fondo del tema en lugar de sorprenderme por carreteras secundarias. Con todo, y sobre todo los las conversaciones que puede provocar, me parece un libro recomendable. Trata una temática compleja con cuestiones personales y sociales más complejas aún y desde una perspectiva en la que, al cerrar la última página, nos descubrimos como jueces de los hijos, los padres y el aburguesado entorno que los rodea.
Y la gran pregunta cerrado el libro es clara, ¿hasta donde llegamos para justificar a quien queremos?
Cuidado con la respuesta o nos pasará como a los protagonistas del libro, se pondrá en tela de juicio nuestra supuesta moralidad.
Gracias
jueves, 10 de mayo de 2012
La sombra de la sirena. Camilla Läckberg
"–¡Pero si ya han pasado tres meses! ¿Cómo es que no lo encontráis?
Patrik Hedström observaba a la mujer que tenía delante. Se la veía más cansada y mustia cada vez que pasaba por allí. Y acudía a la comisaría de Tanumshede todas las semanas. Todos los miércoles. Desde un día de principios de noviembre en que desapareció su marido.
–Hacemos todo lo que está en nuestra mano, Cia. Ya lo sabes.
La mujer asintió sin pronunciar palabra. Le temblaban las manos levemente en el regazo. Luego lo miró con los ojos llenos de lágrimas. No era la primera vez que Patrik presenciaba aquella escena."
¿Qué puedo decir? Esto es lo que he tardado en merendarme la sirena que nos trae Camilla en su nuevo libro. Hay libros que poco a poco consiguen un público fiel. Eso es lo que ha conseguido esta autora, pese a que en sus últimas entregas había bajado un poco el listón. Sin embargo, ante cada publicación, muchos somos los que acudimos al reencuentro. Hoy traigo a mi estantería virtual, La sombra de la sirena.
Estamos en Fhallbacka, como ya os supondréis. Allí siguen Erika y Patrik y este último investiga la desaparición de un hombre cuando se tropieza con un amigo del desaparecido, Christian, que recibe anónimos. Parece que alguien lo odia profundamente y Erica, como amiga suya desde hace años, está dispuesta a ayudarlo.
Tengo que decir que este libro recupera el tono de La princesa de hielo. Es el sexto libro de la historia de Patrik y Erica y en él también entraremos en su hogar. Aunque esta vez ha racionado las escenas de casa, sabemos que está embarazada y asistimos a unas pocas escenas, cosa que personalmente le agradecí ya que en el último terminé saturada de ambiente familiar. Sin embargo, no por ello deja en el olvido a los viejos conocidos, cuyas historias siguen evolucionando en el tiempo, otorgando una solidez y continuidad tremenda al universo que, poco a poco, ha ido creando la autora. Otro punto a resaltar es que Erica se reactiva, parece que retomamos a la mujer de los primeros libros que metía la nariz y curioseaba para descubrir las pequeñas partes que podían escapársele a la policía. No olvidemos que los libros de Camila se desarrollan en dos niveles, el personal y la parte de novela negra.
Respecto a esta segunda parte, tengo que destacar la complejidad de la historia que se va armando como un puzzle enorme delante de nuestros ojos con una facilidad tremenda. Sus personajes son fuertes, con personalidades diferenciadas, lo que nos ayuda a creer en ellos, incluso a dudar de las intenciones que la autora nos dice que tienen. Nos deja también retazos de tragedias cotidianas alejadas de la sangre, como la superación, el alcoholismo, enfermedades... consiguiendo con todo ello un cóctel explosivo que hará que no seamos capaces de despegarnos.
Siempre digo que los libros de esta autora son como un refrigerio en verano, te engachan y en apenas una semana te has bebido sus más de 400 páginas cuyo fin es precisamente ese, que te las bebas y dejarte con sed de más. Y es ahí donde le pongo una pega al libro. Pese a cerrar el caso como corresponde y no dejar flecos en la historia, considero que su autora ha abusado del recurso de "dejar al lector mordiéndose las uñas" a la espera de la siguiente entrega. Aunque supongo que eso para muchos será un aliciente, si me pongo a pensar en el tiempo que pasa entre libro y libro... es más fácil engancharnos con una buena historia que con un final así (no os doy datos más exactos por razones obvias). En definitiva, un libro entretenido, una buena sugerencia para unas vacaciones.
¿Conocéis a la autora de Las hijas del frío o sois de los pocos que aún resisten?
Gracias
miércoles, 9 de mayo de 2012
Fausto. J. W. von Goethe
"Dos almas ¡ay de mí!, imperan en mi pecho y cada una de la otra anhela desprenderse. Una, con apasionado amor que nunca se fatiga, como con garras de acero a lo terreno se aferra; la otra a trascender las nieblas terrestres aspira, buscando reinos afines y de más alta estirpe. "
La tentación de Fausto, todo un tema tratado una y mil veces. Y el libro que traigo hoy todo un clásico que no podía faltar aquí, en mi estantería virtual. Sin embargo es de esos libros complejos que hay que pensar mucho como se van a enfocar. Supongo que por eso se ha demorado en el tiempo. Pero, finalmente, hoy traigo a mi estantería virtual a Fausto.
Os presento a Fausto, un hombre insatisfecho por sus limitaciones, por su falta de conocimientos sobre temas profundos. Un día, decidido a suicidarse, arrepintiéndose, se tropieza con Mefistófenes quien le ofrece un pacto; su alma a cambio de una vida plena. Fausto acepta y se convierte en un hombre arrogante que se va transformando en un ser que ansía el poder que ve puede tener a su alcance.
La historia de Fausto, escrita hace 280 años, proviene de una leyenda, la de la vida de Johannes Fausto. Amigo de alquimistas siente gran atracción por la magia, algo bastante común en la Edad Media, y se ve atraído por Simón el mago, un hombre al que rendirá tributo toda su vida. Se habla de pactos y alquimias que le ayudaron a conseguir la independencia de su espíritu y sellaron su fidelidad a estas artes paganas.
Es una historia conocida por todos y un libro complejo de leer. Escrito en forma de diálogo, perfecto para ser representado, asistimos a los cambios que se producen en nuestro fausto. Sin poder evitar juzgarlo duramente y ponernos en su lugar a ratos, casi a hurtadillas, para intentar descubrir cómo actuaríamos de se él.
Una triada inolvidable la compuesta por Fausto, Margarita y Mefistófenes. Por muchos años que sigan pasando son nombres escritos con mayúsculas en la historia de la literatura.
En un primer momento se dedica a disfrutar. Aquí Goethe da un toque de realidad ya que es algo que cualquiera haría de tener ese poder. Pero luego lo muestra en su transformación provocada por los nobles sentimientos hacia la joven Margarita. Aunque ni su pacto, o precisamente eso, la pueden colocar a salvo de todo.
Hoy traigo un clásico con solera, de los que siempre hablan y nunca nos acercamos, y os invito a meter la nariz dentro de la pregunta más vieja del mundo....
¿Y si te diera la felicidad.... qué me pedirías?
Evidentemente no nos tenemos tanta confianza como para responder a eso. en cualquier caso yo prefiero saber otra cosa.
¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por esa felicidad?
Gracias
martes, 8 de mayo de 2012
La sonrisa etrusca. Jose Luis Sampedro
"En el museo romano de Villa Giulia el guardián de la Sección Quinta continúa su ronda. Acabado ya el verano y, con él, las manadas de turistas, la vigilancia vuelve a ser aburrida; pero hoy anda intrigado por cierto visitante y torna hacia la saleta de Los Esposos con creciente curiosidad. "¿Estará todavía?", se pregunta, acelerando el paso hasta asomarse a la puerta
Está. Sigue ahí, en el banco frente al gran sarcófago etrusco de terracota, centrado bajo la bóveda: esa joya del museo exhibida, como en un estuche, en la saleta entelada en ocre para imitar la cripta originaria. Sí, ahí está. Sin moverse desde hace media hora, como si él también fuese una figura resecada por el fuego de los siglos. El sombrero marrón y el curtido rostro componen un busto de arcilla, emergiendo de la camisa blanca sin corbata, al uso de los viejos de allá abajo, en las montañas del Sur: Apulia o, más bien, Calabria"
Hoy vengo con una cara amable, la de un libro del que guardo un grato recuerdo, una sensación a poso de abrazo, de cariño, a calor de hogar. Uno de esos libros que caen en tus manos y, pese a que si lees la sinopsis parece que no aportan demasiado, incluso pueden resultar blandos, su lectura te sorprende por la calidad humana y literaria que desprenden sus páginas. Hoy traigo a mi estantería virtual, La sonrisa etrusca.
Conocemos a Salvatore Roncone, un anciano de mucho carácter, gruñón, al que su hijo despega del pueblo para llevarlo a vivir con él y su familia mientras lo tratan de un cáncer. Este hombre descubrirá en su nieto, Bruno, la oportunidad de volver a sonreír cuando menos lo esperaba.
Lo primero que quiero destacar del libro es la fuerza de su protagonista. Ese hombre duro y rural, gruñón que pone quejas a todo y que, poco a poco, vamos tomando cariño adivinando un regusto cariñoso en el tono de sus quejas. Un hombre que nos presenta toda su fortaleza al enfrentarse con el tema de la enfermedad y la muerte. Vamos avanzando la historia con él y vemos como el pequeño Bruno consigue sacarlo de su aislamiento emocional para conseguir conectar con él y hacerlo recapacitar sobre los sentimientos haca las personas que lo rodean. La primera conexión viene por el nombre del nieto, Bruno, que es el antiguo nombre de partisano de nuestro protagonista, que participa extrañado a la vida que llevan su hijo y su nuera.
Es un libro amable, que se lee con una sonrisa, a ratos con una carcajada y que, sin embargo, te coge a traición ala vuelta de una página y te emociona, ganando en belleza. Para ello el autor utiliza un lenguaje sencillo, cercano, tanto que pareciera que estamos mirando por una ventana como un vecino indiscreto. Precisamente ahí está el encanto, en ese amor fraternal que solemos olvidar en los libros románticos. Como ya he dicho muchas veces, el amor con letras grandes, no siempre viene de la mano de una pareja y este libro es un claro ejemplo. Huye Sampedro de frases hechas que nos suenen a novela rosa, no se trata de eso. El abuelo es un hombre de carácter y fortaleza que es consciente de que está llegando al fin de sus días y ni busca ni pretende dar pena por ello.
En poco más de trescientas páginas y de la mano de un niño de poco más de un año, asistimos a los cambios de su abuelo. No sólo a los propios del paso de un pueblo a una ciudad como Milán, sino a los cambios importantes, los del interior.
Hoy traigo un libro que me hizo reír y llorar y que, hoy en día, sigo mirando con cariño, como si su historia me la hubiera contado solamente a mí.
Y vosotros, ¿Tenéis libros que os hayan hecho emocionar y de los que guardéis este tipo de recuerdos? Yo de este me quedo con una palabra "Nonno, nonno (abuelo)"
Gracias