lunes, 30 de octubre de 2023

Solo la noche. John Williams

 

      Hoy en día millones de lectores en todo el mundo conocen a John Williams, pero fue, en general, un autor modesto de fama inexistente que volvió a la luz gracias a  la mención de un título suyo en otra novela y a que un famoso actor se hiciera eco de ella. Hoy traigo a mi estantería virtual, Solo la noche.

     Conocemos a Arthur Maxley cuando recibe una carta de su padre. El verano va a comenzar y si Maxley ya era una persona triste, esa carta hará que el dolor y el pasado amenacen con aplastarlo.

     Ya sé que dicho así habréis pensado si este escritor no tiene novelas alegres. Spoiler: no. Pero bueno, también es cierto que Maxley vive como quiere, no estudia, gasta el dinero de su padre y le cuesta mucho caer bien o tal vez sea que no le preocupa en absoluto porque sus habilidades sociales son las de una piña. Menos, dirá el lector cuando llegue a la escena con Claire. Os aviso, Maxley no os va a caer nada bien. Si venís de leer Stoner y esperáis adorarlo, el choque será salvaje ya que además el autor ha buscado relatar a su protagonista, fragmentarlo, explicarlo... ¿justificarlo? decidan.

      Estamos ante la primera novela del autor y mentiría si dijera que no es una novela menor, que cae en el exceso y que uno no tiene muy claro si lo que realmente se gusta es rozar con la punta de los dedos la palabra parodia. El autor además abusa del "lo que le ha pasado" sin entrar en ello y eso hace que la novela desprenda una sensación de falta de sinceridad que va lastrando poco a poco un contenido que tampoco puede definirse como brillante.

     Solo la noche es una novela para fans. Para los que han leído todo y descubren que no era todo porque aparece un título más. Para los que ya saben que Williams escribió poesía y están esperando poemarios aunque ese no sea su género. Para ellos es perfecta. El resto sigan con Stoner.

     Gracias

lunes, 2 de octubre de 2023

El pesquero. Takiji Kobayashi

 


     "Vamos hacia el infierno".

     Una de las cosas que más me gustan es descubrir tesoros. Lo extraordinario tiene un poder inexplicable que se encuentra en cualquier persona o lugar esperando los ojos correctos. Hoy traigo a mi estantería virtual, Kanikosen. El pesquero.

     Hakko Maru es un barco cangrejero que faena cerca de Rusia. En él se mueve una tripulación que tiene que hacer frente a las duras y penosas condiciones de vida que les toca sufrir en el barco, con el clima y la labor que desempeñan. Por supuesto, los trabajadores, tarde o temprano, se rebelan.

     Ese es el gran resumen de esta magnífica novela en la que, actuando casi como una voz colmena, los tripulantes del barco mostrarán que la frase con la que da comienzo el libro es todo menos una exageración. Comencé la novela pensando que me iba a enfrentar a un libro sobre navegar en el hielo, frío y miembros congelados o semicongelados, tal vez incluso quedarse varados como aquella famosa novela que se ha convertido en serie. Pero no, en realidad el infierno llega apenas suben, no necesitan saber del frío para sufrir hambre, picores, enfermedades y malos tratos. Las condiciones que representa el autor son terroríficas por lo reales que parecen y, si bien excede el término denuncia al marcar una fuerte vía política, me parece más que necesario que este tipo de situaciones se den a conocer. Y es que de alguna manera uno tiene la sensación durante la lectura de que el autor más que buscar la novela denuncia lo que busca es justamente eso: obligar a la sociedad a mirar hacia uno de esos puntos ciegos en los que suceden atrocidades que nos son desconocidas a unos y que otros ignoran limpiamente.

     Escrita en 1929 explota en ventas a principios de este siglo cuando la sociedad vivía dudando entre recuperarse de una crisis o entrar en otra, volviendo a mostrar a la sociedad nipona que las desigualdades se pueden combatir. La novela que no tiene un protagonista central y cuyos personajes no poseen nombres en más de un caso relata el motín que se produce en el barco. Muestra la crueldad de la empresa, el desinterés hacia las personas que trabajan en el barco y las condiciones infrahumanas a las que les someten y lo hace dando detalles que muchas veces uno no querría saber. Pero existen. Igual que existen las prioridades que en un momento particularmente desolador que no voy a revelaros marca el autor las líneas que se cruzan y cómo las personas cambian en función de sus vivencias. Una novela como digo bastante politizada pero igualmente interesante sobre todo si se la contextualiza en el momento en el que el autor, activista reconocido e incluso torturado, la escribió.

     El pesquero es una de esas novelas que me gusta haber leído porque aportan bastante más que el texto que las representa.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.