sábado, 31 de diciembre de 2016

Feliz Año Nuevo


     Y que el nuevo año, os coja con mucho por leer. Y por compartir.
Feliz Año Nuevo a todos.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Tan fuerte, tan cerca. Jonathan Safran Foer


     "¿Qué co...?
     ¿Y qué me decís de una tetera? ¿Con un pitorro que se abra y se cierre al ritmo del vapor hasta convertirse en una boca capaz de silbar bellas melodías, o de recitar a Shakespeare, o al menos de reírse conmigo? Podría inventar una tetera que me leyera con la voz de papá, y así podría dormirme, o quizá un juego de teteras que cantara el estribillo de Yellow Submarine, que es una canción de los Beatles, a los que adoro, porque la entomología es una de mis raisons d'etre, que es una expresión francesa que conozco."

     Hay escritores cuya mayor virtud es evitar la indiferencia. Así le sucede a Safran Foer, un hombre cuyos libros dividen a los lectores entre entusiastas y detractores de su peculiar estilo. Este años hemos tenido un nuevo libro suyo, y me ha parecido un buen momento para recordar la lectura de este que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Tan fuerte, tan cerca.

     Conocemos a Oskar Schell, un niño que disfruta jugando con su padre a resolver misterios. Ahora el padre de Oskar ha muerto en el ataque terrorista del 11S: pero no trabajaba en las torres, no había nada que justificara allí su presencia, ni siquiera sus últimas llamadas. Oskar parece tener entre manos un nuevo misterio y una única pista, la llave encontrada en un sobre junto a la inscripción, Black. Oskar empieza a buscar la resolución a este último enigma planteado por su padre.

     Si algo se puede decir de este libro, es que su lectura es toda una experiencia. Oskar, su protagonista, es una suerte de cerebrito que disfruta con sus enigmas e inventos, y que, en un intento de superar la pérdida de su padre o tal vez como forma de encararlo, se enfrenta a un último enigma que incluye enigmáticos mensajes. Será su cercanísima mirada la que protagonice un libro que abarcará incluso la historia de los abuelos de Oskar, supervivientes de Dresden, y también la de las calles de Nueva York, ya que su protagonista decide entrevistar a los Black. A todos. Como también vamos descubriendo que todos los personajes en los que se fija el autor tienen algo en común; una lucha por sobreponerse, una cierta marca que hace que uno de los inventos eternamente propuestos por su protagonista tenga sentido. Ese dispositivo que se coloca en las almohadas para recoger lágrimas, se vuelve tremendamente revelador en una novela que huye de dramatismos, evitándolos, tocando temas imposibles como Hiroshima, y convirtiéndolos en algo cercano al lector.

     Y no podemos hablar de Tan fuerte, tan cerca, sin hablar de sus formas. No me refiero esta vez a si es un libro cargado de descripciones, que no lo es, o si su prosa es simple o compleja. Esta vez me refiero al formato completo, ya que nos encontramos ante un libro con muchas imágenes, tachaduras, marcas en rojo, palabras que ocupan una sola página y frases que se aprietan tanto como para terminar resultando imposibles de leer. Y, como ya comentara en el caso de La casa de hojas, no entorpecen la lectura, si acaso le otorgan una fuerza extra, ya que la experimentación con lo visual y los sentimientos provocados con estas transgresiones estéticas, refuerzan el mensaje que en ellas se indica.
     Posmoderno, dicen muchos críticos en un intento de explicar este libro. Puede ser. Pero yo prefiero no ponerle un nombre y quedarme con mensajes. Hablar de un lugar en el que la gente se disculpa por lo que va a suceder, y poder dar marcha atrás al reloj para terminar viendo una de esas terribles imágenes que seguían la trayectoria de un cuerpo precipitándose al vacío desde una de las Torres Gemelas... pero esta vez en sentido inverso, el cuerpo subiendo, elevándose como si se tratara de una de esas palomas, que recordamos tal vez por haberlas visto un puñado de páginas antes. Una imagen que desafía la realidad y que, tal vez, ponga de manifiesto el sentimiento de los lectores ante tragedias irresolubles para muchos.


     Me ha gustado Tan fuerte, tan cerca. Tal vez no tanto como a esos que ponen por las nubes al autor, pero lo disfruté, y también disfruté de su lectura como experiencia ante un libro peculiar, escrito de una forma peculiar que consigue traspasar la barrera libro, para colocarlo en objeto a conservar. Por eso también os lo recomiendo: como experiencia lectora. Y luego me contáis. Merece la pena.



     Me gustan los escritores cuyos libros no dejan indiferentes a los lectores. Me gusta amar y odiar los libros que leo. Me gusta sentir. Y vosotros, ¿cuál es el último libro que recordáis os provocara un sentimiento de placer o rechazo tan acusado?

     Gracias.

   

martes, 27 de diciembre de 2016

La Esposa joven. Alessandro Baricco


     "Debido a antiguos acontecimientos sobre cuyos detalles se prefiere por ahora guardar silencio, la costumbre se cierne sobre ese despertar solemne, que luego se convierte en festivo y prolongado. Concierne a toda la casa. Nunca antes del amanecer, esto es taxativo. Esperan la luz y la danza de Modesto en las siete ventanas. Solo entonces consideran que ha terminado para ellos la condena de la cama, la ceguera del dormir y la apuesta de los sueños. Muertos, la voz del anciano los trae de vuelta a la vida."

     Baricco siempre me despierta curiosidad y termino por traérmelo a casa. Por eso no es extraño que hoy traiga a mi estantería virtual, La Esposa joven.

     Conocemos a Modesto, el que tiene nombre, el que marca el comienzo del día y el fin de la noche de la familia protagonista, y el que abre la puerta el día que llega, la Esposa joven. Una mujer que viene cumplidos los dieciocho para casarse con el Hijo. Porque en esta familia sin nombres, todos llevan su puesto a modo de sustantivo, la Madre, el Padre, el Hijo, la Hija... el Tío. La Esposa joven llega pero el Hijo está ausente, esperará su regreso que comienza a plazos mientras conoce poco a poco a la familia. Excéntricos. Diferentes.

     Leer a Baricco es una experiencia, qué duda cabe. Al menos en mi caso, los frugales argumentos quedan totalmente supeditados a sus formas, románticas del modo más literario posible, almibarado, personal. Sin embargo posiblemente sea en este libro en el que más carga su pluma a la hora de convertir en una ensoñación lo relatado, solo rota por el sexo recurrente que tiñe las páginas de la historia. Una historia en la que todo parece imposible en este mundo vacío representado. Una familia de costumbres excéntricas y un tío capaz de vivir entre sueño y sueño sin que se le derrame una gota de champán de su copa mientras duerme.  Aunque el sexo o su ausencia también es recurrente en la obra de Baricco, como en la propia vida, supongo. En este caso la casa da sensación de vacío, las personas que viven en ella también, y el sexo parece ser la única forma de llenarse al menos momentáneamente. No un sexo frontal y directo, aunque si es directo, sino una forma tangencial de abordar la vida, un parche, un roce, un susurro, un burdel de sensaciones para quien no tiene otras verdaderas que vivir. Y un narrador oscilante y entrometido que propone al lector el juego de seguir su rumbo y dejarse llevar por lo imposible de lo relatado.

     Al final uno descubre que todas las novelas de Baricco están hechas para lectores de Baricco. En esta hay una suerte de coqueteo metaliterario, en otras son bombillas, en otras viajes. Pero siempre hay un diálogo entre el autor y el lector que debe de dejarse convencer desde el primer momento. A mi no siempre me pasa, de hecho es más la curiosidad por su inventiva la que me ha llevado a seguir leyéndole. Tiendo a quedarme de cada libro con una cosa, un detalle, un personaje que asoma parcialmente y cuyas peculiaridades me sirven como excusa para justificar la lectura completa. En este caso, el tío dormido. Esa es mi peculiaridad elegida en esta novela, aunque hubiera podido ser la madre, o Modesto, o el miedo a la noche, incluso la Hija. Por qué no. Pero me quedo con el tío.

     La Esposa joven es una historia para iniciados ya en la pluma de Baricco. Pero incluso ellos serán conscientes de que va a la deriva en un momento entre la mitad y el último tercio del libro, del que no logra recuperarse. Le ha faltado convicción al relatar, y eso genera que también le falte al lector a la hora de cumplir su parte. Una lástima.

     Y vosotros, ¿con qué libro habéis comenzado esta semana?

     Gracias.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Listas de libros



     Siempre me han resultado curiosas esas listas que aparecen por esta época del año. Es como si existiera una competición a ver quien saca la mejor lista, la más cuidada, la que incluya los títulos dados por tal o cual firma porque serán considerados mejores que si se basan en las listas de ventas. Porque digo yo que si el lector es el que decide al final de todo este proceso, las listas de los mejores libros deberían de ir de la mano al menos en la mitad, con las de los libros más vendidos. Pero claro, en este mundo que nos ha tocado, no queda bien hablar de las lecturas de, por ejemplo, Calendar girl, ya que estoy convencida de que los fotos de libros se inventaron, para tapar las portadas de los títulos que se leen con deleite a hurtadillas.

     En fin, a lo que iba, las listas. Vaya por delante que no voy a hacer ninguna porque me costaría pensar en diez libros que sobresalgan, y porque no tengo tanta memoria, y porque para eso tengo un perfil en GoodReads en el que valoro a medida que leo. Además, y según me he dado cuenta, debería de decantarme por un género o número, no lo tengo claro, porque ahora hay listas para todos los gustos. De novela, de ensayo, de novela negra... y luego las genéricas de los mejores libros, así a lo grande, que curiosamente no suelen incluir ninguno de aquellos cuya faja proclamó Libro del año hace apenas unos meses. Lo que sí tengo muy claro es lo que me dicen las listas que veo, y es un montón de cosas sobre quien las hace. En algunos casos son por simple divertimento, el compartir lo leído y ver si alguien más lo comparte; esa es la parte que me gusta, la divertida. Luego están las que aleccionan, que son esas en las que parecen querer medir tu criterio en base a la concordancia del de otros que afirman haberse puesto de acuerdo en un montón de títulos. Y finalmente las que predican en el desierto, que son escritas por quienes siendo primeros quieren pasar por segundos. Y todos ellos tienen algo en común; una lista de libros, dice mucho más de quien la dice que de los libros que en ella expone. En primer lugar nos habla de su gusto propio, ya que todo canon irá sesgado por las lecturas hechas por quien lo realiza. No puedes saber si algo es bueno, si aún no lo has leído. Así que quedan al descubierto filias y fobias del aut... digo... los gustos a la hora de elegir lectura. Y perdón por el desliz, pero de las filias y fobias no se habla en esta época del año. Uno puede hablar meses de que le gusta una editorial, pero no en una lista no vaya a quedar en entredicho. Aunque eso jamás se dirá en voz alta, eso sería el equivalente a decir que se admitiría que influye quien la vea... y no, no, nada más lejos.

     A mi, y diréis que os importa poco, lo que me interesa son las recomendaciones de lectores que conozco y cuyos gustos me sean afines. Aquellos que frecuento, o que comparto o que charlo, esos. Pero no esas que hacen que me aprenda nombres imposibles teniendo en cuenta que las grandes o las pequeñas o qué se yo que hay que considerar para poder incluir un libro en tan afamado repertorio. Lo que si sí, es que leo más o menos mucho, como todo eso depende de comparado con quién, y hay muchas en las que no reconozco más que al firmante. O el medio en el que aparece. Y que títulos que me han parecido enormes, no asoman por ninguna parte. Y que el libro del año es el que yo haya leído en ese año, que no ha de ser necesariamente publicado o traducido en este periodo, ni yo tengo la economía para tanto dispendio. Además, seamos todos un poco sinceros... estamos mirando con un ojo esas listas y estamos ya pensando en los que saldrán en 2017. Porque esas listas, señores listólogos o listeros, son las que nos interesan en este momento, sobre todo teniendo en cuenta la vida media de un libro en la mesa de la librería. No quiero saber cuál se me escapó, lo que me apetece que me digan es lo que me llegará y sobre lo que podré decidir. Así que, por favor, pónganse a ello, que el año ya ha pasado y para mis regalos de Navidad tiro más del BestSeller que del culto, por eso de acertar más fácilmente.

     Lo que tengo muy claro de las listas de este año, y lo digo con cierta sorna al igual que el resto, es que en ninguna de ellas va a aparecer el flamante premio Nobel,

     A vosotros, ¿os gustan las litas?

     Gracias

jueves, 22 de diciembre de 2016

La Broma Infinita. David Foster Wallace


     "Estoy sentado en una sala, rodeado de cabezas y de cuerpos. Mi postura es conscientemente congruente con la forma de mi dura silla. Es una fría habitación en la administración de la universidad con las paredes forradas de madera, con cuadros al estilo Remington, y ventanas dobles que la protegen de la canícula de noviembre. Los ruidos administrativos quedan aislados por la sala de recepción por la que acabamos de entrar el tío Charles, el señor DeLint y yo.
     Yo estoy aquí dentro." 

"¡Ay, pobre Yorick! Yo le conocía, Horacio: tenía un humor incansable, una agudeza asombrosa."
"Alas, poor Yorick! I knew him, Horatio: a fellow of infinite jest."
Hamlet

     Nunca pensé en sacar este libro. De hecho, aún no tengo claro si voy a salir vencida del intento, pero como hay tantos perdedores luchando en el libro, supongo que si eso me sucede será una muerte poética de algún modo retorcido para una aficionada a las letras del autor. Hoy traigo a mi estantería virtual un libro que dicen dividir a quien lo lee, pero también a quien no lo ha leído en función del miedo que le tenga. Se trata de La broma infinita.

     Tratar de hacer una sinopsis sobre este libro es un auténtico despropósito ya que tiene una trama que se fragmenta en dos, aunque se tocan. También tiene personajes que parecen no saber que hay una trama y funcionan por su cuenta, y además están las vías accesorias, tantas que sería imposible contarlas sin hacer un listado. Bueno, y las notas del autor, que no del traductor, otra novela en sí mismas. Así que diré que habla de una academia de tenis, un centro de rehabilitación y una familia, los Incandenza. Y, a partir de ahí, avanzamos.

     La broma infinita es un libro ambientado en un presente o futuro muy cercano en un momento en el que hasta los años se venden al mejor postor, así que estamos en El año de la ropa interior Depend, o el de Glad o el de Whopper, lo mismo da. Bien, este es el primer momento en el que uno acaricia la palabra broma junto a la sensación de ir a sumergirse en una historia corrosiva. Y es sólo la primera línea de la primera página... nos quedan aproximadamente... ¿mil? Y lo cierto es que si incluso una estación de metro mítica ha pasado por llevar el nombre añadido de una empresa de telefonía, tal vez no sea tan descabellado este planteamiento que se nos hace...  Así pues, estamos en este año y en un mundo con una organización política llamada ONAN, de ahí que haya onanistas, término que rápidamente comprendemos, y una Gran Concavidad de residuos por Nueva Inglaterra. Y también están los canadienses, y el terrorismo de personas en sillas de ruedas. Nosotros conocemos a los Incandenza, y ¡qué familia! James, el patriarca, era un tenista frustrado que acabó por fundar la Academia de Tenis Enfield, cineasta, adicto y suicida, llevará un peso primordial en la novela. Tiene un esposa con un hambre feroz, aunque no de comida, y tres hijos dispares; del atleta al inteligente pasando por el discapacitado. Pero James, y ahí llega su gran importancia, es el director de La Broma Infinita.
     La Broma Infinita es una película capaz de anular a quien la vez, generándoles una suerte de placer adictivo del entretenimiento como nunca antes se había visto. No es exactamente metaliteratura, pero estoy segura de que es metaalgo.

     Y empezamos a orbitar. De la academia de supuestos vencedores en la que lo humano no se muestra, se gana, a la zona de rehabilitación en la que se tira de lo humano para avanzar. Y vemos el precio del triunfo, alto, demasiado alto, y también como se relacionan entre ambas. Como si estuviéramos ante el blanco y el negro y el autor quisiera mostrarnos todas y cada una de las escalas del gris. Y todo esto sin hablar de los terroristas, de una conversación fantástica, del tratado sobre medicamentos que se incluye en las notas o de cómo se juega al tenis. Todo esto sin apenas haber hablado de un libro del que es imposible sacar una sinopsis pero que, una vez leído, vemos que nos la cuenta en el propio título. Y terminamos y lo intentamos interpretar y no sabemos si nos quedamos con la crítica social, si hablar del entretenimiento como factor de distracción o de enganche (máxime en este momento de aplicaciones adicctivas), o de familias y secretos, o de crítica política o tal vez social... Y no sabemos, por un motivo, y es que Wallace nos deja un poco tocados, bastante fundidos y, en mi caso, francamente satisfechos.
     Ahora que un crítico con nociones completas hablaría del posmodernismo literario, ahora que tocaría analizar lo exhaustivo de los detalles o las partes del libro que se solapan o se ignoran por tal o cual personaje. Ahora que podría hablaros de secundarios conocidos o de otros realmente vitales y hablar de descripciones casi morbosas... ahora es cuando confieso que me gustó mucho este libro. Y me gustó porque me divertí, porque en el fondo es un gran rompecabezas en el que puedes estar leyendo y olvidar el detalle leído hasta pasadas, ¿yo que sé! doscientas páginas, y entonces notar que algo que Wallace te implantó, hace "click" y todo se mueve como en un gigantesco cubo de rubick en el que, al intentar colocar una única pieza de un color, has movido ocho piezas más.

     Comenzaba diciendo que este libro también divide a los no lectores entre quienes lo miran en silencio, y algún día caerán, y aquellos que salen corriendo antes de terminar de decir Infinita. Y a lo largo del tiempo me he dado cuenta de que es así. También he notado que es un libro que no se puede recomendar fácilmente,d e hecho, no se puede recomendar. Lo mejor es llegar y contar algo y esperar. Y si es realmente el momento de quien escucha, esa persona lo sabrá y acudirá a la librería y comprará el libro. Aunque durante tiempo haya pertenecido al grupo de los que miran con miedo. Da igual.  Y si eso os pasa, y os apetece, y queréis verlo y leerlo y, sí, también sufrirlo, adelante. El viaje, va a ser divertido, aunque tal vez no de la forma habitual.

    No me gustan los libros triviales, los argumentos repetidos, los clones. Me gustan los libros singulares, las historias bien hechas, los momentos brillantes. Me gusta, porque volveré a sus páginas, La broma infinita.

     Y vosotros, ¿sois de los que miráis este título con curiosidad o de los que lo habéis tachado de antemano?

     Gracias.

     Nota:
     1. Os he contado un montón de cosas mezcladas con sensaciones, pero ni la mitad de la mitad de lo que os va a contar el libro. Tampoco he descrito ni la mitad de las sensaciones.
     2. Esto es otra nota. No es cuestión de si hacía falta esta segunda nota, de hecho solo existe para que os vayáis acostumbrando.

martes, 20 de diciembre de 2016

Leche materna. Edward St. Aubyn


     "¿Por qué pretendían matarlo al nacer? Lo mantuvieron despierto durante días, le golpearon una y otra vez la cabeza contra el cuello del útero cerrado; le retorcieron el cordón umbilical alrededor del cuello, estrangulándolo; mordieron el vientre de la madre con unas grandes tijeras frías; le sujetaron la cabeza con unas pinzas quirúrgicas y fueron tirándole del cuello de un lado a otro; lo sacaron de su refugio para golpearlo; lo deslumbraron con luces delante de los ojos y haciendo experimentos; lo separaron de la madre mientras ésta yacía medio muerta sobre la mesa."

     A veces conocemos a un escritor cuando aún no nos ha llegado. Eso me sucedió con St Aubyn, al que conocía por su trilogía Never mind y los premios recibidos pero del que no había leído nada hasta su título Sin palabras. Y decidí bucear. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Leche materna.

     Conocemos a Patrick, por ponernos en antecedentes de un personaje recuperado en esta novela. Viene de una familia que tuvo posición y dinero, pasó una mala juventud y lleva consigo una relación desordenada con sus padres. Ahora está, según él mismo, en la crisis de los cuarenta, casado y con dos hijos. Tiene un trabajo que no practica demasiado y una familia con la que tampoco se esfuerza. Mary, su mujer, parece haber renunciado a sí misma para ser madre, como si eso pudiera llenar algún agujero insondable que llevara en su interior. La familia la completa Robert, el hijo mayor, un niño que ve como su padre invierte en él un tiempo escaso en temas infantiles, pero sí que parece procurar moldear su relación y su forma de ver la vida; y Thomas, el pequeño, en su más tierna infancia y dependiente de la madre.

     St. Aubyn nos da en este libro un retrato mordaz, a veces incluso despiadado, de una familia cualquiera. Dando voz a sus diferentes miembros, salvo al hermano pequeño por razones lógicas, vemos la visión que tiene cada uno de ellos de la vida que les ha tocado llevar, y también la sensación constante de estar atrapado en esa vida. Quizás por eso comienza con el recuerdo, entendemos que falso en la realidad pero representativo en la novela, del enfado y desamparo producido en Robert al nacer. Como si el ser humano se sintiera más cómodo cuando se encuentra parcelado, pese a que luche precisamente contra esa sensación. Robert sufre los celos propios de quien siente que ya no es suficiente para sus padres al llegar un hermano, y ofrece una visión de la vida familiar propia de un niño. Muy lograda realmente, dándose importancia e imitando a la niñera. Y con esta primera voz es con la que conocemos a la abuela, la madre de Patrick. Porque Patrick heredará, o no, el dinero de su madre. Y digo o no porque la madre de Patrick, aquejada por esa terrible enfermedad que es el alzheimer, parece que va a renunciar a sus bienes para dárselos a una fundación que sólo quiere de ella su preciada posesión. Y con esta situación, bastante común por desgracia si uno mira las noticias, se completa el cuadro presentado por el autor. nos permite entrar en la mente de Patrick, aquejado de una ira heredada posiblemente de la relación con su padre y trasladada ahora a la lucha contra la decisión de su madre que se tambalea entre sentimientos hacia ella. Y también conocemos a Mary, esa mujer que parece perdida pero que también lleva como lastre unas relaciones con sus progenitores que pareciera querer corregir en sus hijos.  Y así son todas las familias en cuanto rascas un poco, parece querernos decir el autor. y para ello no tiene misericordia alguna a la hora de mostrar sentimientos y frases, hastíos, engaños y dejadez en sus personajes, otorgando, eso sí, con ello a la novela de un sentido del humor incisivo, a ratos incluso corrosivo. Yo todo ellos mientras seguimos las vicisitudes de la herencia, de la relación entre los progenitores y de la visión de todos ellos sin escatimar en juicios de valor hacia cada uno de los miembros de la familia. El autor llega a empujarnos incluso a juzgar al hermano pequeño, un bebé cuando empieza la historia y un niño aún pequeño cuando termina. Nadie escapa a su mirada, y tampoco a nuestro juicio.

     Además de una perfecta construcción de los personajes, lo que me ha llamado más la atención de esta novela es lo bien escrita que está. Consigue St. Aubyn manejar los tonos adecuándolos a cada uno de los narradores sin que nos perdamos en un solo momento entre unos y otros. En definitiva, ha sido un placer volver a las letras de St. Aubyn que, no cabe duda, pienso repetir.

     Y vosotros, ¿sois lectores de un título o repetís cuando un escritor os gusta?

     Gracias.

lunes, 19 de diciembre de 2016

Personas desconocidas. John Katzenbach


     "Colgar. Una expresión distinta en el rostro de la madre. Una aceleración interna: de lo que debería haber sido una modesta inquietud a una curiosidad nerviosa y una súbita alarma en segundos, con el pánico absoluto aguardando, con la llegada inevitable del terror acechando a la vuelta de la esquina."

     John Katzenbach es uno de esos escritores cuyo impronuciable apellido nos hemos ido aprendiendo a golpe de lectura hasta convertirse en algo familiar. Cada libro suyo, es leído por un grupo de fieles adeptos al autor desde que leyeran El psicoanalista. Hoy traigo a mi estantería virtual su última publicación, Personas desconocidas.

     Conocemos a Gabe, un policía intachable hasta que la vida le jugó una mala pasada y, viéndose abandonado por su mujer y sin su hijo, se dejó caer en una esperial autodestructiva; y Marta, una policía de Narcóticos señalada por disparar y acertar en una situación de máxima tensión... a su propio compañero. Ambos son personas non gratas en el departamento de policía así que se les reubica en un lugar apartado encomendándoles la tediosa tarea de revisar casos antiguos jamás resueltos. Pronto creen encontrar la relación entre cuatro muertes. Cuatro asesinatos sin resolver encargados a la misma pareja de policías. Marta y Gabe se huelen que algo se les pudo escapar así que, en lugar de pasar el caso a la Brigada Criminal como les ordenaron, deciden ponerse a investigar en un asunto mucho más feo de lo que pensaron en un primer momento, y en el que se cruzará la desaparición de una niña muchos años atrás.

     Con estas premisas uno podría esperar una novela rápida, de esas que dicen trepidante, pero Katzenbach distribuye los ritmos y consigue una marcha constante a lo largo de toda la historia. Los protagonistas, marcados por sus propias desgracias, parecen afanarse a este caso que vislumbran como si fuera su única oportunidad en la vida para demostrar que no son la basura que otros empiezan a considerarles. Quizás por eso es fácil empatizar con ellos. Sus desgracias se acaban convirtiendo en algo familiar para un lector que, cuando comenzó el libro con un flashback en el que desaparecía una niña de 13 años, empieza a preguntarse por dónde van los tiros demasiado pronto como para que el autor sea capaz de mantener el suspense hasta el final. Dos hilos temporales, uno pasado muy escueto y en cursiva, y otro presente, irán avanzando hasta que consigamos unirlos mediante un nexo sólido y después de hacernos dar  un par de vueltas en giros más o menos inesperados.
     El autor consigue entretener al lector que se deja llevar por las páginas y reflexiones de los protagonistas, sin darse cuenta de que las horas pasan sin levantar la vista del libro. Y eso es siempre de agradecer en este tipo de lecturas. Sin embargo, he tenido la sensación de que uno de los casos, mucho más lateral y relacionado con la vida anterior de Marta, estaba cogido un tanto por los pelos y que el libro no hubiera perdido ni ganado en caso de suprimirse... por lo tanto había ganado, ya que este tipo de cosas hacen que haya lagunas en las que pierdo interés. El final, como comentaba, me ha resultado un tanto predecible, sin que ello haya supuesto un lastre para la resolución de la novela, ya que en este caso se convierte en un final por descarte en el que ninguna otro opción hubiera sido verosímil para la trama. Le ha faltado, eso sí, un poquito de tensión en esas últimas páginas.

     Personas desconocidas es una novela entretenida en la línea habitual de su autor que no decepcionará a los habituales.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Entrevista a Victoria Ash

Dice la propia Victoria Ash de sí misma que le encanta bailar, escribir y soñar despierta. Se considera adicta a las sonrisas y a las personas que guardan lo más bonito de si mismas detrás de la piel. Y lo cierto es que detrás de la chica que comenzó escondiéndose detrás de un libro, hay una fuerza creativa que quedó patente ya en su poemario, La culpa es de las musas, al que seguirían los relatos Detrás de la piel, nombre que comparte con su blog. Su último libro de poemas es Besos de nadie, y por ello me he acercado a hacerle una entrevista para que podamos conocer un poco más de esta mujer.

- ¿Quién es Victoria Ash y en qué momento comienzas a escribir poesía?
- Soy una soñadora que piensa con el corazón y que quiere cambiar su pequeño mundo con grandes armas como una sonrisa y un poema. Empiezo a escribir siendo muy pequeña, era una forma de expresar el dolor que sentía y de tratar de entender la vida. Temía herir a mi madre si preguntaba por mi padre -murió cuando yo tenía dos años- y el diálogo interno a través de mi libreta era liberador. Empecé por la prosa y fui evolucionando.
- ¿Es cierto el tópico de que la poesía se siente más que se escribe?
- Yo creo que todo lo que se vive es más intenso en la piel que en el papel.
- Como poeta/poetisa a qué aspiras, a transmitir todo lo que sientes o a hacer sentir a los lectores sus propios caminos en tus palabras.
- Siempre transmitiré lo que siento, sea propio o  no. Porque muchos poemas no nacen de una vivencia en primera persona, sino de una historia cercana o de la imaginación a partir de algo que sí puede ser en esencia personal. Pero el que el lector encuentre su propio camino o una lectura distinta a la mía, lo enriquece. Para eso nace la poesía, en mi opinión. Es tan íntima que mi interpretación, aunque sea la autora, no es la única y, ni mucho menos, la válida. Lo maravilloso de la poesía es que es infinita, nunca acaba porque cada persona la hace suya al sentirla y le da un significado diferente. 
 - La poesía sigue siendo desconocida para muchos lectores que, incluso, la miran con cierto recelo, ¿qué consejo les darías para acercarse a la poesía? 
- Mi consejo es que vayan a algún recital. Ahora se mueve mucho la poesía en los bares. Cercana y descontextualizada creo que puede ser un consumo más amable y puede llegar a personas que habitualmente no leen poesía. Con mi grupo 'Poesía es nombre de mujer' nos ha pasado en muchas ocasiones. Los acompañantes 'obligados' se han acercado a que les dedicáramos el libro porque se habían enamorado de esa poesía, que no tenía nada que ver con lo que ellos creían que era. A veces, solo hace falta librarse de los prejuicios o encontrar la voz que te llena. 
 - Y pese a lo dicho antes, ahora parece que hay una nueva generación de poetas que os desnudáis públicamente en lo privado, ¿a qué crees que se debe este movimiento que ya empieza a percibirse en los catálogos editoriales? 
- Creo que tiene que ver mucho con las redes sociales. Por un lado, por la visibilidad que suponen (aunque entre tantos perfiles ser visible sea precisamente difícil). Por otro lado, porque en la era de las redes sociales y de lo cerca que estamos todos al estar conectados, es la era antisocial... Quiero decir que con tanto mundo virtual hay personas que se sienten muy solas. Yo creo que de ahí nace hablar de lo privado públicamente. Es una forma de saberte humano, de acercarte de verdad a personas que sienten lo mismo, de unirte a alguien por un sentimiento. Teorías de una romántica :) 
 - Tu última obra, "Besos de nadie". Mi lectura ha sido la de una evolución casi compacta de sentimientos, ¿qué es para ti "Besos de nadie"
- Amor. Amor romántico, amor a tus seres queridos y a todos los demás. Amor a los recuerdos que nos hacen ser quienes somos, a las oportunidades -porque la vida es cíclica y siempre vuelve a empezar-, amor propio, amor a una ciudad, a las personas que hemos perdido, amor a soñar. Pero, sobre todo, amor a la vida. Amor a amar. 
 - ¿Qué besos son los que más se recuerdan al final, los dados, los que quisimos olvidar, o los perdidos? 
- Depende del momento se recuerdan más unos u otros. Pero si se trata de no poder olvidar, de que acompañe toda la vida: los perdidos. 
 - Es habitual que se pregunte al escritor de novelas por sus rutinas, sus horarios, sus formas...¿Cómo se escribe poesía? 
- Para mí no se escribe, se siente. Va del corazón al papel sin que lo puedas contener. Simplemente, sientes la necesidad de desahogarte, de expresar algo.
 - Victoria Ash es un seudónimo, ¿verdad? Y esta es una pregunta que muchos lectores nos hacemos cada vez que nos encontramos con un seudónimo, ¿por qué escribir bajo seudónimo?
- Porque, aunque parezca contradictorio, quería verdad en mi poesía. Empecé con seudónimo y sin mostrar mi físico. Ni una foto: solo la de perfil con un libro tapándome la cara. Quería que si alguien reparaba en mis pequeños poemas y decidía quedarse fuese porque realmente le había llegado de algún modo. No quería que empezasen a leerme porque era amiga o familia de alguien o porque parecía simpática o no, fea o guapa. No quería prejuicios. Solo poesía y personas que la sintiesen. 
 - Por último me gustaría que recomendaras un libro de poesía para alguien que no lea habitualmente poemas, y también que me dijeras qué libro estás leyendo en este momento. 
- Mi recomendación es 'Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo' de Elvira Sastre. Ahora mismo acabo de terminar 'El universo de lo sencillo' de Pablo Arribas y voy a empezar 'Irrepetible' de Roy Galán (ambos geniales, ¡así que tres recomendaciones!).

     Muchísimas gracias a Victoria por su tiempo y atención y, como siempre, a todos los que pasáis por aquí. Comentéis o no.

     Bibliografía:
     _ La culpa es de las musas
     - Detrás de la piel
     - Besos de nadie

jueves, 15 de diciembre de 2016

El duelo es esa cosa con alas. Max Porter


     "Llenaremos esta casa de libros y la llenaremos de juguetes y lloraremos como niños abandonados en el parque."

     Esta vez fue el texto de la cubierta el que me obligó a compara la obra. Me pareció sincero y estremecedor, humano y honrado a la vez. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El duelo es esa cosa con alas.

     La esperanza es esa cosa con plumas, dijo Emily Dickinson mientras Poe hablaba de un cuervo o Ted Hughes, presencia constante en esta historia, también tuvo su pájaro. Y supongo que todos ellos también tuvieron su duelo. Eso es lo que le pasa al protagonista de esta historia, un padre de familia que está escribiendo un libro sobre la obra de Hughes y tiene dos hijos, que la vida le golpea arrebatándole a su mujer, y tiene que enfrentarse al dolor, a la pérdida y a esos terribles vacíos cotidianos que jamás abandonan a quien pasa por algo así.

     El duelo es esa cosa con alas en un libro escrito a tres voces: la del padre, la de los niños, la del cuervo... Escrito casi como un poema, es un testimonio del dolor súbito e inabarcable que se instala dentro de quienes son golpeados por la tragedia. Es una sucesión de recuerdos del padre, un lugar en la cocina, un aroma, la angustia ante el olvido de un pequeño gesto; y también es el presente de esos niños que pierden a su madre; su rabia, sus juegos, su mirada escrutadora. Y es, por encima de todo, la voz de un cuervo que cobija a esa familia. Si el cuervo de Poe graznaba "Nunca más" este anuncia sus intenciones con un "No me iré hasta que no me necesites más". Ese cuervo cuyos significado simbólico se ha discutido tantas veces, llega a un hogar destrozado, tapando ese vacío repentino con un terrible dolor, un luto, el duelo. Y lo hace con voz protectora, de lugar necesario, a veces cruel y a veces humano, como la propia vida que se empeña en seguir avanzando sin dignarse a detenerse un solo instante cuando sufrimos una tragedia. El propio padre lo dice declarándose el epicentro de una galaxia formada por visitas de personas con buenas intenciones a un lugar vacío, sin sentirse demasiado culpable por ver las cosas así.

     Pero no penséis en sentimentalismos. La novela tiene grandes golpes de efecto, sobre todo con los niños, terriblemente sinceros en sus declaraciones. Niños que cambian, doloridos, agresivos frente a ellos mismos... y también protectores que flanquean a su padre, lo que les queda, y el temor a que se vaya. Y la novela se convierte en un canto a la fugacidad, al detalle, un recuerdo de mil pequeñas cosas por las que pasamos de largo que luego pueden convertirse en los anclajes necesarios para transitar con una línea de vida como hacen los escaladores. Y así una madre que regaña por manchar un espejo de pasta de dientes cuando eres niños, es recordada salpicándolo a posta cada noche, con intención, de una forma visceral que no necesita romper el espejo para que el lector comprenda perfectamente de lo que nos habla Max Porter. Y así como la vida sigue, un día el padre limpia el espejo con los niños y uno de ellos declara que se ve mejor. Y sin más sentimentalismo, ya que tras cepillarse los dientes uno tiene otras cosas que hacer, el autor atenaza a un lector que ya se ha entregado a la historia hace páginas y observa desde una esquina temeroso de ser descubierto, en un silencio absoluto, casi reverencial.

     Realmente no tenía claro lo que me iba a encontrar al abrir este libro, y es muy difícil definir lo que me encontré. Acaso un testimonio de un lugar común realizado por una familia cualquiera, tal vez una suerte de fábula por la que todos transitamos algún día... tal vez. Lo que tengo claro es que esta obra no deja hueco a las medias tintas ni a los lectores indiferentes, que es un libro difícil de explicar y que se tarda un tiempo en digerir, y que tal vez no vaya a aparecer en las listas de los más vendidos, pero motivos no faltan para recomendárselo a cualquiera. Me ha gustado, me ha dolido, me ha conmovido. Lo he disfrutado. Los libros hay que sentirlos.

     Y vosotros, ¿recordáis algún título que dejase una huella en vuestro alma de lector?

     Gracias.


La esperanza es esa cosa con plumas
que se posa en el alma,
y entona melodías sin palabras, 
y no se detiene para nada
y suena más dulce en el vendaval;
y feroz tendrá que ser la tormenta
que pueda abatir al pajarillo
que a tantos ha dado abrigo.
La he escuchado en la tierra más fría
y en el mar más extraño;
mas nunca en la inclemencia
de mí ha pedido una sola migaja.
La esperanza es esa cosa con plumas
Emily Dickinson

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Lampedusa. Maylis de Kerangal


     "Una cocina, de noche. La única lámpara encendida forma sobre el mantel un cono de luz dorada materializado por las partículas en suspensión: una vez apagada la bombilla, dudo siempre que hayan existido. He vuelto tarde y remoloneo..."

     Conocí a esta autora con su libro Reparar a los vivos, y tenía verdadera curiosidad por leer algo más suyo, por eso ni me lo pensé al tropezarme con este título. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Lampedusa.

     Una noche cualquiera el narrador, ella, está escuchando la radio. Es tarde y se encuentra en la cocina cuando, entre ruidos de estática, le llega la noticia de un naufragio terrible de una barca llena de inmigrantes. Ha sido cerca de la isla de Lampedusa, nombre mágico que provoca recuerdos de cine de otros tiempos en la mente del narrador. Recuerdos que se mezclan con la tragedia. Burt Lancaster, bailes y cantos de cisne. La propia vida.

      Poco más de sesenta páginas albergan este poético texto que bien hubiera podido ocupar cincuenta, bordeando eso que llamamos relato casi por encima del concepto ampliado del mismo al que solemos enfrentarnos al abrir un libro. En ellas, la autora desgrana la tragedia a la que ya parecemos inmunes de los muertos en las costas de quienes huyeron de su país con la promesa de un futuro mejor tras una travesía infernal. Y en ese momento, en mitad de una prosa casi poética, le asalta el nombre de Lampedusa. Y se deja llevar entre trazos de la tragedia hasta la famosa película de Visconti, hacia otras épocas, incluso a París donde la viera restaurada. Burt Lancaster príncipe, y también nadador. Burt Lancaster e inmigrantes, rescates y cuerpos. Y el lector se pregunta entonces cuál es la relación peregrina que va a unir ambas imágenes o si será una de esas caprichosas asociaciones que realiza el cerebro y todo quedará en nada más que una prosa hermosa. Y el relato sigue a lo largo de esa noche de insomnio, desgranando las terribles cifras de unas muertes que muchos ya ni miran, un informativo a horas intempestivas, un recuento de números. Y volvemos al baile, y nos da entonces la llave que une ambas partes más allá del nombre de Lampedusa que convertido junto a esa noche en la cadencia de la novela, el metrónomo que marca el ritmo de las palabras de Maylis de Kerangal. Solo que ahora ya sabemos la letra de la canción que está entonando, el título de la balada de una actualidad terrible y una sociedad ajada, mucho más de lo que parece en la superficie.

     Lampedusa es una historia cotidiana revestida hasta convertirla en algo hermoso. Las tragedias, pueden ser hermoso y lo bonito y lo hermoso no han de ir siempre de la mano. Maylis de Kerangal parece saberlo y así lo muestra en este relato casi en el que lo bello y lo triste, como dijo Kawabata, se dan la mano en un puñado de páginas. Eso hace que el mensaje sea mayor, más impactante, más denso. Que la hospitalidad de una manta en los hombros se antoje aún más importante y el calor y la desesperación más angustiosos.Me ha recordado en cierto modo a Guerra, de Jane Teller, y a tantos otros libritos cuyo mensaje debería llegar al mundo entero. Una noche, una historia, una reflexión. Nada más y nada menos. Sin más.

     Lo mismo que la extensión de ciertos libros nos echa atrás por su exceso, a veces cuando nos encontramos con libros cortitos, como este caso, miramos con suspicacia. Y vosotros, ¿sois reacios a compara libros de cincuenta páginas?

     Gracias.

lunes, 12 de diciembre de 2016

El laberinto de los espíritus. Carlos Ruiz Zafón


     "Aquella noche soñé que regresaba al Cementerio de los Libros Olvidados. Volvía a tener diez años y despertaba en mi antiguo dormitorio para sentir que la memoria del rostro de mi madre me había abandonado. Y del modo en que se saben las cosas en los sueños, sabía que la culpa era mía y solo mía porque no merecía recordarlo y porque no había sido capaz de hacerle justicia."

     Cinco años, ese es el tiempo que ha tardado Carlos Ruíz Zafón en escribir la conclusión de su, en otro tiempo Trilogía de El Cementerio de los Libros, saga para muchos de culto que jugaba con la idea de misterios y libros en lugares olvidados y que atrajo a los lectores por millares. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El laberinto de los espíritus.

     A partir de la desaparición de un escritor, Valls, conoceremos a la pareja formada por Alicia Gris y Vargas. No tardan en aparecer los Sempere y el enigma de Isabel, la madre fallecida de Daniel, irrumpe en la historia para recuperar aquellos personajes y cerrar incógnitas e hilos que nos fueron quedando a lo largo de la historia.

     No miento si digo que El laberinto de los espíritus es, posiblemente, uno de los libros más esperados del año. Legiones de seguidores apuntaron a fuego su fecha de salida y, mucho por primera vez, ni siquiera se fijaron en el número de páginas del libro hasta que no lo vieron en las librerías. Y es que Zafón es uno de los autores más leídos de nuestro país, uno de esos que parecemos todos obligados a apoyar por esa suerte de solidaridad que uno establece con aquellos que comparte nacionalidad.

     Comienza Zafón su última entrega de la saga con un tono reconocible, quizás un poco más rimbombante, más recargado, que sus novelas anteriores. Descubrimos sin tardar a la pareja formada por Vargas y Alicia, lo más destacable de la novela, y nos embarcamos en una historia en la que aparecen los clásicos que el autor ya nos había presentado de esa Barcelona atemporal que tanto parece gustarle con sus libros, oscuridades y casas viejas. Utilizando a un narrador omnisciente, procura el autor compensar los casi quince años desde la publicación de la primera entrega dando pistas que recuerden, a lo largo de páginas y más páginas, lo ya acontecido y que tal vez no hubiera perdurado lo suficiente en la memoria del lector. De este modo, la novela vive el lastre de unos Sempere ya no conocidos que, lejos de ser lo que tire de la historia, ralentizan su avance en una novela que se detiene demasiado en determinados detalles que no aportan mucho a la trama principal. Y es que, a ratos, uno tiene la sensación de que el autor necesitaba poblar de referencias la novela, como si con ello fuera a demostrarnos el nivel alcanzado por tener la sensación, él, de estar ante un examen. Y así los diálogos pecan a ratos de ser artificiosos, confiriendo a la novela un halo de irrealidad que uno no logra despegarse ni siquiera al terminarla.

     La novela se me ha antojado excesiva en muchos aspectos, tanto en la extensión como en las formas. Demasiadas explicaciones, persecuciones, personajes y referencias a libros pasados. Así como ya la mencionada permanente sensación de que el autor se estaba sometiendo a una suerte de examen en la que demostrar que ha evolucionado de escritor de best seller a literato culto/ y de culto. Pese a ello no puedo decir que sea una historia aburrida, Zafón, conocedor de lo que esperan sus seguidores, les entrega una novela que posee todos los ingredientes necesarios para convertirse en un éxito este invierno, ya seas o no fan de la saga. Realmente, y nunca mejor dicho, mueve los hilos para mantener al lector entretenido y que siga avanzando sin mirar demasiado las páginas que le restan para poner el broche final a una tetralogía que, al menos en mi caso, ha ido de más a menos.

     Si tengo que ser sincera, me hubiera gustado llegar aplaudiendo esta entrega y a quien la firma, pero no he podido evitar, tras pensarme mucho si sacar o no este libro a relucir, ser sincera. En todo caso es una novela entretenida y espero que seáis muchos los que me discutáis esta percepción porque os haya entusiasmado.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

sábado, 10 de diciembre de 2016

El Resultado



     Pues sí, después de El Sorteo y La Lista, hemos pensado que lo mejor era continuar con El Resultado.

     Por lo tanto y, siguiendo las instrucciones de Hendrick's que se ha encargado de la parte creativa de poner los títulos a las cosas en este sorteo, os dejo La Foto.


1. 116 (diario)
2. 110 (libros)
3. 352 (libros)

     Por favor, os agradecería un mail en la dirección: entremontonesdelibros@gmail.com
    Ah, y otro de las chicas Britt.

    Muchísimas gracias a todos por haberos apuntado, por las risas, el buen rollo y lo divertido del asunto.

     PD. Y El Vídeo (empiezo a creer que hay un problema con la creatividad para poner nombres).


jueves, 8 de diciembre de 2016

La lista


     Tenía yo miedo escénico a que nadie se apuntara porque había olvidado que sois estupendos todos y que me lo he pasado genial. Ah, y que os adoro, porque me he tirado dos horas sumando puntos, que es lo que hace que las relaciones se fortalezcan y luego una sea todo corazón y amor y florecillas del campo... y sueñe con números. Lo dicho, que os quiero.

     Espero que no seáis demasiado crueles cuando me señaléis las incorrecciones. Vamos, que me lo decís con cariño y tal, que yo lo he procurado. La lista, como siempre, a mi modo personal. Bueno, esta vez con un poco de ayuda.

(Venga, Hendrick's haz unos estiramientos que yo dicto y tu le das a las teclas, que esto se va a poner duro. Así, muy bien... un, dos, un, dos... Repetir)




     Ahí va, y que Dios reparta suerte:

- Libros Eris que comparte espacio literario con una sombra (¿a que da mal rollo eso de la sombra? Pues lee. Encima de sombra, es sombra lista. Ahí es nada.)  1-2-3-4-5-6 regreso 243-244
- mike, que es tímido porque no le conocemos, 7
- Paco Datil ¡pues claro que te apunto! 8
- @marsiasmarsias se lleva 9-10
- Ali que con su baúl y su certeza se nos enamoró del cuadernito, tiene 11-12
- Dagny Taggart eso, que no se diga que no lo intentamos 13
- Sandry90 que ha comenzado su andadura en esto de los blogs hace poco tiene el 14
- PATRICIA quiere apuntarse en el sorteo, eh! y quiere que le toque, no como el resto 15
- Literary Shadow que te vigilo!! Y te he contado los puntos y las risas, maja 16-17-18-19-20-21-22
- MuTrA no me das miedo por seguirme en todas partes :-P 23-24-25-26-27-28-29
- Cristina Roes, chica loq ue nos hemos reído, eh? Y lo que nos queda 30-31-32-33-34-35-36-37 y 38-39-40 Ah, el plus del mejillón 41
- Noa que tiene un blog chulísimo por cierto (y no solo porque me diga guapísima) 42-43-44
- Lo Infinito, que queda entre el infinito y un instante... mejor pasad y lo comprobais 45-46-47-48-49-50-51
- CHARO que es una mujer que me encanta, y así os lo digo, y gracias por apuntarte 52-53
 - Jeydilibros que me sigue un montón y pone libros interesantes en su blog, 54-55
- Kelika que se apunta porque la libreta es una monada, aunque ella no lo ha dicho 56-57-58-59-60-61
(Hendricks! No me pongas esa cara que no te pienso dejar apuntarte. ¿No me hagas repasar los números luego que así no avanzamos! Al lío)
- Miguel Ángel Zambrano ha sacado tiempo de su desván para apuntarse al sorteo 62-63
- Nina se apunta con rapsodia incluida, que mola más 64-65-66-67
- Judith Rodríguez se apunta, y deja una muestra en su blog de lo que encuentra 68-69-70-71
- Esther, vaya librazos que tiene siempre esta chica en el blog. En Amazon lo encontré, claro 72-73-74-75
- Icíar tiene mil y un libro, y un sorteo ahora muy chulo 76-77-78
- Javier Huertas, paseante, #madrugador y sonrisero con alma de poeta 79-80-81-82-83-84-85
- Victoria que tiene un lápiz rojo para corregir... 86-87-88
- Querida Carmina, sí que te apuntaste y no lo recuerdas, estás a estudios antes que a tinta en vena... 89-90-91
- Agniezska tiene un blog más que estupendo por cierto, a ello! 92-93-94-95
- stefybsb además de un nick complicadito de pronunciar, es tímida que no nos cuenta nada 96
-  Cristina Níñez Prado se apunta y cruza los dedos, venga! 97
- J. P. Alexander que vive enamorada de las letras entre historias de lucha y romance 98-99-100
- Camila no escribe, se dibuja 101-102-103
- vero77 otra tímida que no ha contado mucho 104-105
- Noelia, alias la chica chimpum, que es un sol, tiene 106-107-108-109-110
- Mi Álter Ego se apunta aunque no sé si con o sin gato.. 111-112-113
- Polly se apunta y me soborna con Martini (Ojo ahí). Pasad por su blog 114-115-116-117-118
- Aitziber Conesa Madinabeitia se apunta al Martini y le suma unas bravas! 119-120-121
- Emma tiene historias de algodón, y se ha rajado en lo del avión, pero bueno... 122-123-124-125
- Dibujos de nube da un montón de ideas en su blog y tiene 126-127
- Carbaes y sus Fábulas estelares tiene 128-129-130-131

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Cómo se hizo La guerra de los zombis. Aleksandar Hemon


     "Y ahora, ¿qué hago con el chico?, se preguntó Joshua. Todos los sentimientos humanos derivan del placer, del dolor y del deseo, pero lo más importante de todo -podría decirle DJ Spin a Rise- es el ritmo. ¿Y si el chico no decía nada?¿Qué pasaba si era un tipo de los duros, de los silenciosos? ¿Y por qué tenía que ser una cosa y no otra? Escribir no vale nada si no acarrea la agotadora e irresoluble carga de las decisiones sin consecuencia alguna.
     En el Coffee Shoppe, la tarde fue dando paso al anochecer mientras el proceso de cafeinización de Joshua alcanzaba las mismas cotas que las plantaciones ruandesas de las que procedía su bebida." 

     Llevaba ya un par de libros leídos de Hemon cuando vi este, cuyo título es realmente impactante. Pero si uno ha leído a Hemon, sabe que terminará por leer más Hemon, y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Cómo se hizo La guerra de los zombis.

     Conocemos a Joshua, un treintañero que vive en Chicago mientras en las noticias hablan de Irak. Joshua quiere ser alguien pero no parece demasiado interesado en moverse para conseguirlo. Quiere ser guionista, pero no concreta sus guiones para lograr ese gran éxito que desea, y en realidad está dando clases de inglés a un grupo de inmigrantes que resultan un tanto hostiles. Joshua es judío, claro. Y vive sobre su casero, que es un veterano con espada samurái. Además tiene, si no recuerdo mal, una novia pulcra, una relación extra con una alumna de sus clases de inglés y un padre con cáncer. Bueno, y un taller para hacer guiones en el que nadie destaca por su talento.Y ahora, está escribiendo, La guerra de los zombis.

     Hemon nace en Sarajevo y se licencia en literatura en el propio Sarajevo en 1990. Se traslada a Chicago y allí se encuentra, sin saber demasiado inglés, cuando estalla la guerra. Así que aprende inglés siendo ya adulto para poder escribir, ya que hacerlo en bosnio no era una opción. Comienza a escribir y pronto encontramos en sus libros, teñidos muchas veces con dosis de humor, un reflejo de vida. Por eso es sorprendente el título que nos ha dejado esta vez, manifiestamente cómico. Porque se aleja totalmente de su línea anterior. Y sin embargo, pese a lo extraño del título, a su argumento a priori peculiar, no nos cuesta sentarnos a leer y sentir que su protagonista no nos es tan ajeno como nos gustaría. Porque Joshua es cualquiera. Un joven de treinta que parece huir de cualquier responsabilidad mirando todavía lo que quiere ser, quizás esperando a que alguien le ponga nombre a esa falta de crecimiento acompasado de mentalidad y calendario tan frecuente en nuestra sociedad. Hay un punto de crítica que percibimos desde las primeras páginas y que se va desplegando a lo largo y ancho de la novela, desde los inmigrantes que reciben clases, hasta las relaciones amorosas del protagonista pasando, como no podía ser de otro modo, por esa guerra de zombis. Y es que, vamos a olvidarnos por ejemplo de las series tipo Walking Dead o películas de muertos vivientes con héroe salvador y vamos a pensar en cambio en esas guerras que envían a soldados sin preguntarles nada, sin saber si piensan o no que han de ir y sin que importe, sin pensar. Allá van. Pensar en eso, en ese concepto, hace que la novela refleje una parte de la sociedad dentro de otra, y aún así no pierde su contenido cómico. Pero cuando miramos la historia desde ese ángulo y volvemos a la primera página y a la cita de Bush, nos damos cuenta de que tal vez Hemon no se haya alejado tanto realmente de su línea habitual, aunque lo haya hecho en el modo. Solo hay que fijarse en el argumento para su guerra de zombis... no es demasiado sutil. Ni lo pretende.
 
     Cómo se hizo La guerra de los zombis no es una novela redonda, pero tiene momentos que merecen la pena ser releídos y también tiene frases cuidadas, que nos llaman la atención. Momentos de manos formando paréntesis que recordamos una vez terminado el libro y que provocan que pensemos que el talento se mide en esas pequeñas gotas, y ni siquiera importa el idioma en el que uno comenzó a escribir cuando lo que hace implica saber expresarse. No he hablado de Spinoza, ni de la intención de la novia del protagonista. En realidad, del argumento os he contado poco, lo justo para que os apetezca descubrirlo, aunque a mi, y eso tengo que reconocerlo, el final no me convenció. Aún así le sigo dando vueltas a la novela. Y eso, siempre es una buena señal.

     La verdad es que hay títulos que engañan, nunca hubiera pensado que trataba sobre esto la novela, pese a que una vez descubierto se me antoje lógico. Y es que, en ocasiones, veo títulos que me dejan pasmada. Y vosotros, ¿recordáis algún título sorprendente? Porque últimamente creo que vamos servidos con abuelos que saltan por la ventana y armarios de Ikea.

     Gracias.


lunes, 5 de diciembre de 2016

El libro más peligroso. Kevin Birmingham


     "La historia de la publicación de Ulises nos recuerda que aquello que hace de la novela de Joyce un libro difícil es también una faceta de lo que lo hace liberador."Ulises" estableció su predominio sobre convenciones estilísticas y censores gubernamentales por igual; la libertad de la forma era la contrapartida de la libertad de contenido. El modo real en el que las personas hablaban, pensaban y actuaban en el transcurso de un día normal y corriente pasó a ser ingrediente para el arte."

     La primera vez que leí Ulises, tenía 18 años. Ya en ese momento me fascinó la lectura de Joyce. Con el tiempo, lo he releído, recogido matices... lo único que no ha cambiado, es la fascinación. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El libro más peligroso.

     El libro más peligroso cuenta la historia de la publicación de Ulises, un libro que fue perseguido y censurado, imposible de conseguir y juzgado por obsceno, y que hoy es una de las obras que no faltan en ningún canon literario que se precie.

     Y ahora que ya he hablado de la parte que puede imponer, es decir, que estamos ante un ensayo, que habla además de uno de los libros más temidos por muchos lectores, os voy a explicar qué hace de este libro una gran lectura para fans o no del título de Joyce, y por qué no es necesario ni siquiera haber leído la citada novela.

     Kevin Brimingham escribe una novela que se oculta bajo el término ensayo. Consigue una narración fluida hasta el punto que el lector se olvida de que todo lo que ahí está escrito es verdad y mantiene el hilo de la historia vivo para que no decaiga nuestro interés en ningún momento. Lo que sucede es que sí es cierto todo lo que pone, y que nos habla de un libro concebido en una borrachera, impulsado por los celos o la sospecha de una infidelidad y publicado en un primer momento por entregas en un par de revistas de corte hipermoderno. Un libro que no recibió apoyos ni siquiera entre personajes como Woolf o Pounz y que fue juzgado por su contenido. No dejó indiferente a nadie, se persiguió y se escondió y se convirtió en un objeto para presumir en aquellos años que estuvo prohibido. Como nos explica el autor, no se presumía solo de tenerlo o de haberlo leído, también de conocer a alguien que lo hubiera hecho. Todo eso es Ulises y todo eso se nos relata para explicarnos que, ganado el juicio, las tornas cambian e incluso las revistas que lo acusaron, ahora lo iban a defender en sus cubiertas, convirtiendo así este título, Ulises, en digno merecedor del homérico nombre que ostenta y un día, en el periodo de horas perfecto para elevar a arte la vida de cualquiera.
     Pero más allá de eso, más allá de convertir al libro en personaje, nos habla de Joyce, un personaje para muchos oculto eclipsado tras su obra. El libro más peligroso nos habla de un hombre que abandona todo para ser escritor. Un hombre cuyas pasiones le provocan enfermedades, y que exporta esas pasiones a su obra. Un Joyce que ya en su primer contacto literario pareció acercarse a quienes estaban peor vistos, y que, en un momento de su vida, contaba el tiempo en horas sin haber comido, pero invertía todas ellas en sus literarias pasiones de biblioteca. Joyce sufre problemas de salud, oculares principalmente que le dejan sin vista, Joyce es problemático y luchador, nos hablan de sus dolores, desmayos y tratamientos y todo ello se acompaña de fragmentos de cartas y fotografías en una obra imprescindible, más que recomendable para cualquiera. La época, la de Sylvia en la librería Shakespeare and Co., la época de la generación perdida en la que Fitzgerald se coloca del lado de Joyce mientras otros tantos se alejan o le miran con recelo. Y queda entonces la historia poblada de secundarios de la generación perdida en una de las épocas más interesantes de la historia contemporánea cuando hablamos de cultura.

    Es Pop además hace un magnífico trabajo de edición con una espectacular cubierta, incluyendo tipos de letra, ilustraciones y dossier fotográfico que terminan de completar una obra ya de por sí redonda.
Y es que, como decía al principio, no es necesario ser fan de Joyce, ni siquiera haber leído Ulises, para disfrutar enormemente del trabajo de Kevin Birmingham en este título. Hay que leerlo.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Madama Butterfly. Benjamin Lacombe


     "Morir con honor, cuando uno no puede seguir viviendo sin él."

     Siempre creí que la Callas había dicho todo lo posible sobre esta ópera. Entonces llegó Edelvives y junto a Benjamin Lacombe me demostraron que aún quedaba mucho por enseñar. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Madama Butterfly.

     Madama Butterfly es hija de un samurái que, tras caer en deshonor se quita la vida siguiendo un ritual. Ella renuncia a su fe al casarse con Pinkerton y entrega su vida en cuerpo y alma a un hombre que no dudará en abandonarla para volver a su país. Madama Butterfly entonces no escucha y mira, buscando en el horizonte el barco de un amado que ha rehecho su vida, hasta que un día aparece.


    En el siglo IX se puso de moda la mujer japonesa gracias, por ejemplo, a la obra Madama Crisantemo de Pierre Lotti y a la ópera Madama Butterfly de Puccini.  Se representaba en ellas a una mujer dedicada al hombre, delicada hasta la fragilidad y cuyo entorno parecía limitarse al universo formado por su hogar en el que la ceremonia del té tenía una importancia máxima. Así, Madama Butterfly es muestra de ello, al entregar su cuerpo, su alma y su fe a un extranjero y además dar muestras de una ingenuidad absoluta dotando a esta trágica historia de un halo que se acerca al cuento de hadas soñado quizás por algún varón.


     Supongo que a estas alturas todo el mundo conoce el final de esta historia, pero al igual que Lacombe evita ilustrar este final y lo deja en el simbolismo, esperando a que el lector lo lea en el texto, yo tampoco lo desvelaré, porque hay un recorrido que, cuando uno se mete en una historia, es necesario descubrir con ojos propios. Además, hay que añadir que en este caso, la relación entre Pinkerton y Butterfly, queda perfectamente reflejada en el libro que tenemos entre manos. Él toma la voz, nos narra una historia magnífica y amor y sacrificio en la que hay también incomprensión. La barrera lingüística existe y se plasma en costumbres y modos que vemos irreconciliables desde las primeras páginas. Ella en cambio es la locura romántica, la fragilidad, la belleza... es la ilustración de Lacombe, metida en ropas ceremoniales, maquillada, el pelo cuidado. Y de este modo, continente y contenido se fusionan dando la versión de una de las tragedias más hermosas de la historia. Un relato que, si no os gusta la ópera, os recomendaría aprovechar para conocer.

     Y no he hablado de lo que uno se encuentra en esta joya de libro. Porque la encuadernación es realmente espectacular, encontrándonos por primera vez, al menos en mi caso, con un formato de libro que tiene un reverso. Por un lado, las páginas relatan una historia magníficamente dibujada y con una encuadernación en tela. Por el otro esconden un póster imposible en forma de desplegable de diez metros. Un friso que muestra una historia vista y que impresiona al ser desplegado. Del resto de ilustraciones, ¿qué decir salvo que llevan el sello de su autor además de incluir una gran cantidad de simbolismos del Japón? Lo dicho, una auténtica joya.

     Y vosotros, ¿os gustan los libros ilustrados?

     Gracias.

     PD. Mirad, mirad el book trailer.


jueves, 1 de diciembre de 2016

El olimpo de los desdichados. Yasmina Khadra


     "-No eres un sin hogar, Júnior...
     Júnior niega con la cabeza.
     -... Nadie te pide los papeles porque no los tienes. Tú pasas de sus papeles, Júnior, No tienes que rendir cuentas a nadie. Eres un Hombre Libre, Junior. Eres un Horr."

     Yasmina Khadra surge como una voz femenina al final de la guerra civil en Argelia. Irrumpe en el panorama literario con novelas policiacas en las que había, sobre todo, una profunda denuncia, un retrato brutal de lo que estaba viviendo la sociedad en una país corrupto. Años después todos sabemos que detrás de este seudónimo que significa, jazmín verde, se esconde un escritor argelino que se niega a renunciar a su seudónimo. Hoy traigo a mi estantería virtual su último libro, El olimpo de los desdichados.

     El olimpo de los desdichados en un terreno aislado situado a orillas del mar. Un vertedero con puerto que se mantiene separado de una ciudad cuyos habitantes ni siquiera osan mirar. Ellos son los Horr, vagabundos sin papeles que caminan con orgullo despreciando las normas sociales y el dinero. Se enorgullecen de ellos mismos y funcionan casi como una gran familia. Y es aquí donde conocemos a Ach, el músico y mentor de Júnior, que no sabe aún cómo es el mundo. También conocemos a Pachá el líder y sus ruidosos pandilleros, está Bliss y Mamá y Harum.. y ben. Todos ellos conviven como una gran familia con sus propias normas.

     Yasmina Khadra se adentra en esta ocasión en un terreno complejo. Nos deja una fábula llena de personajes entrañables que es capaz de conmover en una primera lectura, y de hacer reflexionar al lector que decida pararse en los detalles. Establece una suerte de sociedad en miniatura aislada del mundo que mira con recelo a esa ciudad a la que no se debe ni siquiera de mirar. Porque uno nunca sabe lo que allí sucede, pero tiene seguro que será rechazado. Y así nos lo muestra en alguna de las aventuras en este libro que apenas supera las 150 páginas pero del que podemos sacar más de una enseñanza y un par de ratos libres de buena lectura. Ya el título nos daba una pista, por etéreo cual cuento y por fantasioso, porque, ¿dónde tiene un desdichado su olimpo si no es entre otros desdichados? En ese subgrupo que Khadra evita nombrar como harapiento para mostrar su lado humano. Un lado que se contradice cuando la vida sacude y se escapa por los poros de un miembro ante la atenta mirada del resto; la vida es dura nos dice el autor, y para unos lo es aún más.
     Y el reverso. Porque no se trata de una pandilla de buenos hombres expulsados por la sociedad a los que el autor busca que tengamos lástima. Y nos muestra también sus pequeñas miserias, el rechazo que lleva un doble sentido y el orgullo que tal vez les impida vivir un poco mejor. No hace de sus protagonistas víctimas, como tampoco hace de la sociedad verdugo, para eso ya está el lector que es libre de decidir de qué lado está. Y así avanza la fábula que nos deja Khadra a modo de cuento para adultos, entre la tragicomedia de lo extraño que nos resulta ese ambiente y la realidad que podríamos ver si mirásemos más allá de nuestros muros sociales.

     Con este libro, y sin dejar del todo el poso al que nos tiene acostumbrados, Khadra juega a ser otro, a redescubrirse manipulando el lenguaje hasta adaptarlo a su historia. Y eso me gusta, el cambio sin perder fidelidad a lo que uno es y las propias señas de identidad. Y me han gustado sus personajes; me ha gustado Ach y su relación con Junior. Y, por qué no confesarlo, me ha emocionado la historia, quizás no con lágrimas, pero sí con una huella que tardará un tiempo en irse.

     Hay libros cortos que marcan más que otros de mil páginas y es que, si no hay que juzgar a un libro por su cubierta, tampoco hay que hacerlo por su grosor. ¿Recordáis vosotros algún libro cortito que os haya marcado especialmente?

     Gracias.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Bravura. Emmanuel Carrère


     "Antes de mover el cuerpo, su mirada abarca sucesivamente la penumbra húmeda del pasillo en el que va a entrar y, un momento antes de que la puerta se cierre, el espectáculo de la calle que acaba de abandonar y de la que ahora le separa la pesada hoja de roble. Como la casa no contiene mobiliario y él mismo ya no posee nada, sólo tiene que mover su propio peso, pero es suficiente para agotarle: todo pesa más entre estos muros espesos, empezando por la puerta, cuyo umbral cruza cada vez menos, ya que cada gesto exigte un duro esfuerzo, como si la gravedad se multiplicase y la atracción de la tierra fuera más imperiosa en este lugar preciso de Londres."

     De todos los motivos que existen para leer un libro, mji favorito es "porque sí". Eso me lleva a contradicciones porque leo a escritores que no terminan de agradarme, pero que me atraen sus libros. Como en este caso. Hoy traigo a mi estantería virtual, Bravura.

     En una casa, una noche de un verano, se reunieron Lord Bayron, su médico y secretario Polidori, Percy B Shelley y su esposa Mary. Aficionado a las historias de terror que comenzaban a escucharse, hicieron la apuesta de crear cada uno una historia. Esa noche Polidori concibió El Vampiro y Mary Frankenstein. ahora han pasado cinco años y encontramos a un Polidori suicida, amargado y resentido porque su vida va en caída libre, o tal vez a un hombre que ha dejado que su vida caiga directamente, incluso en el consumo de opio una temporada, por lo sucedido tras aquella noche. Polidori ha visto publicado su vampiro pero atribuído a Lord B, y también le queda el resentimiento de ser suya la idea utilizada para Frankenstein. Por no hablar del párrafo que le dedica su autora.

     Hay noches que nunca se olvidan y alguna, por suerte, no está relacionada con guerras. La gran noche de la Villa Diodati es una de ellas, qué duda cabe.Y este es el punto de partida que utiliza Carrère para su juego de espejos. Un Polidori amargado que afirma que todo lo bueno que le hubiera podido llevar al éxito muere, y nos deja esa pista que se implanta en el cerebro del lector sin este saberlo en forma de espejo. Seguimos a Polidori, que lucha por un reconocimiento negado y una vida que cree robada y ahora malgasta en absolutamente nada, y la novela es interesante porque consigue hacer un personaje fuerte, que crece en su miserable casa mientras salpica la novela de anécdotas clamando incluso por una venganza que tal vez no llegue. Y entonces Carrère transforma la novela y nos trae al presente, un presente con una mujer, Anne, decidida a investigar la historia de esa noche. Y nos presenta también al capitán Walton, mientras el lector recuerda que la famosa obra de Mary comienza cuando un tal capitán Walton... y comienza a preguntarse si será casualidad que sea precisamente este el nombre elegido por el autor. Y no lo es, como tampoco que investiguen con la intención de reescribir Frankenstein convirtiéndolo en algo mucho más moderno en esta era de zombis y luchas por la raza humana. Y Carrère, ese hombre al que yo leo por placer, por el placer de encontrarme con un buen texto, se embrolla y desembrolla en su intento de jugar a que dudemos de todo, y la novela se convierte en una mezcla en la que el lector no siempre hace pie sobre quién o qué está hablando.

     La idea como puente entre dos siglos, entre historias, de usar a Walton me parece fantástica. No solo eso, sino también ese reescribir, esa suerte de revancha que le da a Polidori... pero le falta la capacidad de estructurarse de una forma un poco más clara, no dejarnos caer en un maremagnun de buenas ideas que no terminan de cuajar, no sé si por las formas o porque tal vez y pese a que haya llegado a nuestro país ahora, estamos ante una de las primeras novelas del autor. En todo caso, no me ha convencido en absoluto, lo cual no significa que no vaya a leer la siguiente. Pero en este momento y a día de hoy sigo perpleja. Si aún no habéis leído nada del autor, tiene novelas realmente buenas como El adversario o Limonov.

     Y vosotros, ¿cuál ha sido el último libro que os habéis comprado "porque sí"?

     Gacias.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Acuario. David Vann


     "Era un pez tan feo que casi no parecía un pez. Una piedra de fría carne musgosa y con hierbajos, jaspeada de verde y blanco. Al principio no lo vi, pero luego pequé la cara al cristal intentando acercarme. Sepultado en aquella maleza inverosímil, gruesos labios en curva apuntando hacia abajo, la boca una mueca. Ojo como pequeña perla negra. Gruesa aleta caudal con motas oscuras, a franjas. Pero nada más que lo señalara como pez.
     Mira que es feo."

     David Vann es uno de esos escritores cuyas obras se ciernen sobre el drama familiar. Quizás no todas, pero sí en una inmensa mayoría. Y tal vez por eso atraen la atención de un gran sector lector. Hoy traigo a mi estantería virtual, Acuario.

     Conocemos a Caitlin Thompson, una niña de 12 años, mientras está en un acuario. Allí mira los peces ensimismada mientras pasan las horas hasta que pase su madre a recogerla. Le gustan los peces, los acuarios, el orden, la tranquilidad... En el exterior ella vive con su madre, que pasa las horas trabajando para mantener un orden en la precaria economía de esta unidad familiar mínima en la que parece comenzar a ser asiduo un amigo de su madre. Un anciano acompaña a Caitlin en el acuario, mirando los peces. Y una amiga, Shalini, le acompaña en el camino a la adolescencia.

     Cuando uno empieza a leer Acuario, se encuentra ante una suerte de fábula, una metáfora de la vida en la que el orden y la tranquilidad sería representado por los peces, tranquilos en sus peceras, y el caos y el peligro de la vida real, sobre todo en las clases desfavorecidas, es el mar. Y uno de esos pececillos del mar que luchan por sobrevivir es Caitlin quien, mirando los peces del acuario, en tranquila serenidad, hace sin saberlo una pequeña disección al comentar si se esconden o luchan, si se agarran o se sueltan, con un anciano. Nos lo muestra; aletas y extremidades, tranquilidad frente a horas de trabajo y falta de sueño... y para el lector es fácil de ver. Pero entonces Vann demuestra que es Vann y la novela estalla como un bofetón. Y la crudeza de la vida, la violencia en todas sus formas entra irrumpiendo y arrasándolo todo. ¿Qué pasa cuando la madre de Caitlin descubre la existencia de este anciano? En ese momento se abre la historia y la serenidad con la que habíamos comenzado, porque sabíamos que había una vida dura en los rostros que se reflejaban en los acuarios, estalla y el lector se queda sobrecogido ante una historia que habla de culpa y también de perdón.
     Vann toma la voz de una niña de doce años ya adulta, y consigue hacer creíble la voz de quien está viendo como todo cambia a su alrededor, como la vida se despliega mientras comienza a sentir un torbellino de sentimientos que no siempre sabe como gestionar. Y esa es la voz sincera que hace que la historia gane en calidad y credibilidad, esa mezcla de inocencia y carácter luchador con el que se nace cuando uno llega al mundo en la casa del final de la calle. en un momento dado, en pleno vórtice de las vidas de los protagonistas, se nombra a Cenicienta, y uno no puede evitar sonreír pensando en el cuento y en lo que supone en la vida real. Solapar historias, comparar la que nos relata esta Cailin adulta que echa la vista atrás y decidir si el regusto que nos ha dejado es dulce o no, tal vez agridulce, como esa salsa que uno nunca termina de saber si odia o ama.

     Te voy a romper para averiguar entonces lo que eres, le dicen a Caitlin en un momento dado. Y tal vez ese sea el mejor resumen que se pudo hacer jamás de lo que David Vann intenta contar en esta magnífica historia de iniciación.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.