lunes, 21 de diciembre de 2020

Los mejores libros de 2020


     Cuando uno se pasa el año recomendando libros, casi debería de esperar con ilusión esta época en la que los mejores libros del años son proclamados a bombo y platillo para comprobar lo que le falta y hacer con ellos la lista de reyes. Sin embargo, por mucho que nos guste la idea, es inviable. En primer lugar, y como el propio Harold Bloom reconoció, nadie es capaz de leerlo todo y cualquier sesgo que implique una selección se verá afectado por el gusto de quien la hace, ya que determina los títulos que ha elegido leer a lo largo del, en este caso, año. Sin embargo, ójala fuera ese el mayor de nuestros problemas. 

     En primer lugar cuesta identificar lo mejor del año. Y es que hay una diferencia abismal entre los libros que más se venden a lo largo del año y aquellos que aparecen en las listas de lo mejor. No seré yo quien afirme que porque un libro sea el más leído tenga que convertirse en el mejor, pero la diferencia que veo entre ambas opciones me hace pensar en una figura de crítico empeñado en hacer ver al lector su falta de inteligencia a la hora de elegir lecturas ya que, salvo contadas excepciones como Reverte, no veremos que se acerquen a los títulos más vendidos ni siquiera para criticarlos. Y esto, amigos, es un sesgo importante. Se nos olvida entonces que hay grandes nombres de la literatura que en su momento fueron best seller o que escribieron folletines incluso por entregas, gente que hoy está en lo más alto del escalafón literario que, de haber escrito hoy, se encontrarían con la indiferencia cuando no con el desprecio de este sector encargado de decirnos lo que nos estamos perdiendo por leer nombres más sonados. Y así es como nos aparecen año tras año listas formadas por las mismas editoriales y los mismos nombres en los que rara vez hay más de un 30% de cambios y, de haberlos, es porque ese año al autor de turno no le tocaba novela. Así que se sustituye por la siguiente, que la lista de baile es corta pero la de aspirante, como diría un juguete, llega hasta el infinito y más allá.

No contentos con estas listas de aspiraciones literarias, tres ensayos y dos amigos, están esas otras de los especialistas en listas. Es decir, tú... ¿a cuánta gente necesitas? pues hagamos como Amazon y pongamos listas de todo: de ficción, no ficción, nacional, internacional, ensayo, poemas... ¿cuentos? pues también. De todo. Muy mala suerte tendrás que tener si en alguna de ellas no apareces tú, tu primo o tu madre con la lista de la compra, estarás pensando... y no. No te emociones porque los libros serán básicamente los mismos pero divididos en categorías selectas. Ahí verás a Mesa o a Amat junto a  4 o 6 de los amarillos, un par de ellos negros (por fuera, nada de novela negra, cuidado), editoriales de las llamadas pequeñas y que han resultado ser medianas (como los Hobbits, y todos sabemos quién acabó con Sauron), etcétera, etcétera, etcétera... Al final, y por no alargarme, yo recurro a la comparativa con los gremios, esos que tenían sus propios emblemas y que, en algunos casos, incluso cuando donaban dinero para las iglesias, exigían que aparecieran en vidrieras separadas para no mezclarse con el resto. Entre ellos, que diría mi abuela, se entienden.

Me pregunto, si me permitís el inciso, dónde quedan esos escritores que por no estar en un grupo u otro son olvidados en tierra de nadie a merced del boca a boca del lector o del buen (o mal) criterio del librero que se decida a hacerles un hueco entre sus recomendados. Libreros que en muchos casos, y más en este años, se ven también en la necesidad de ceder a un mundo cargado de novedades que buscan espacio y cuyas apuestas personales pueden suponerles, si no un riesgo, fijo que un par de preocupaciones nocturnas. Exactamente igual que el escritor esperanzado que estos días se busca en vano en las listas, unas veces desde la inocencia y otras con la convicción de haber hecho los deberes para salir y que descubre, con mayor o menor sorpresa, que su lugar no estaba allí.

     Por todo esto y por no alargarme y volviendo a la primera línea, os digo lo mismo. Me paso el año recomendando libros, ya sea en el blog, en instagram o en twitter. Por eso, y como ya he preguntado en estas redes, me gustaría que me dijerais cuales han sido vuestras mejores lecturas durante este año 2020 en el que muchos hemos tenido que recurrir a la literatura para viajar, conocer o simplemente olvidarnos de la realidad.

     Empiezan las vacaciones, empiezan las Navidades, y solo deciros que va a ser mi cumpleaños. Admito libros. Y... zapatos claro. Pero sobre todo, libros.

     Gracias por acompañarme. Felices Fiestas y a cuidarnos mucho. Puede que parezca que estamos viviendo una novela perturbadora, pero estoy segura de que nadie quiere llegar al último capítulo antes de tiempo.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Los amantes mariposa. Benjamin Lacombe

 


     Hace ya mucho tiempo que los libros ilustrados dejaron de ser libros infantiles. Cada vez más gente los colecciona y busca al ilustrador favorito, la colección adecuada... No se compran para el pequeño de la casa, son propios. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los amantes mariposa.

     Conocemos a Naoko, una joven japonesa que, con catorce años ve cambiar su vida. Le toca dejarlo todo para aprender a convertirse en una buena esposa. De la sumisión al padre, a la sumisión al marido. Naoko comenzará su nueva vida acompañada de Suzuki y un puñado de recuerdos, negándose al blanco. Negándose a ser quien le dicen en realidad, ojalá fuera un niño... ojalá literatura... se pone un kimono, ahora es un niño y sale a las calles. En ellas hace un amigo, Kamo, inseparables, amistad sincera aunque Kamo ve un niño en Naoko. Son libres, son mariposas...  Hasta la edad marcada para la boda en la que Naoko tiene que partir y deja un haiku... "rana tal vez el amante lo sepa".

     Benjamin Lacombe es uno de esos ilustradores que, con el paso de los años, cada vez más gente lo conoce y ha pasado a la categoría de artista con la misma naturalidad con la que sus páginas se llenan de dibujos. El libro que hoy nos ocupa pertenece a esos que firma en solitario en los que historia, texturas e ilustraciones componen un todo desplegable y armonioso para el lector. Y es que no voy a mentir diciendo que la historia es original porque está claro que en las tramas orientales literarias es común que las jóvenes busquen la libertad del sexo masculino. No nos son ajenos sus disfraces ni sus amores una vez se han consumado los cambios de imagen. Hay que buscar por tanto un motivo para acercarse a estos amantes mariposa. Y no es otro que la plasticidad. Ya sea el texto, las formas, las palabras, los dibujos o esos superpuestos que los convierten en estampas cambiantes gracias a troqueles y pequeñas trampas visuales. El caso es que es un libro objeto formado por grandes páginas con textos escuetos en las que son los dibujos quienes hablan desde la estética oriental. A partir de ahí es personal la elección ya que no es una novela, claro, ni nos va a proporcionar horas de lectura, es apenas un librito escueto hasta dibujado. Pero es hermoso. Y los amantes de los libros cometemos el pecado de la frivolidad con más libertad que ningún otro colectivo porque, además de pecar, presumimos de ello.  Yo ya os he contado la historia, al menos hasta donde está permitido sin relatar el final, y os he hablado de la estética... más no puedo hacer.

     Los amantes mariposa es un regalo para quienes buscan combinar texto e ilustración con una historia bonita hasta simplemente escrita pero que, además, va dibujada.

     Me gustan los libros ilustrados, suelo mirarlos; a veces con placer, otras con profundo estupor. Unas veces veo joyas y otras me pregunto cómo pretenden incentivar la lectura con unos dibujos tan tenebrosos. Pero los miro. Todos.

     Y vosotros, ¿os fijáis en los libros ilustrados?

     Gracias.



lunes, 14 de diciembre de 2020

Al otro lado del río. Jack Ketchum


 

     A veces a uno le recomiendan un libro desde distintos medios y no termina de acercarse a él. Eso me pasó con este título, y  han pasado muchos meses desde la primera vez que lo oí citar. Hoy traigo a mi estantería virtual, Al otro lado del río.

     Una joven mexicana se encuentra con tres hombres. Está malherida y les relata lo que le ha tocado vivir. Los hombres, conmovidos y horrorizados al saber que queda una hermana de la chica cautiva en el mismo infierno que ella relata, deciden ir a buscarla en una suerte de misión rescate que pronto se descubre mucho más complicada de lo que habían pensado.

     La historia es terrible aunque ciertamente no del todo original. Unos forajidos llegan a una granja y se llevan a las hijas a las que secuestran, violan, maltratan y dejan recluidas en un burdel del desierto que es la versión terrenal más parecida de la boca del infierno retratada por Tarantino. Así las cosas, sobrevivir es un grado y escapar parece la única opción, y una de las hermanas, lo logra. Por suerte o por desgracia se encuentra con tres hombres (estamos en un western asíq ue uno se dedica a capturar mustangs) y digo que por suerte o por desgracia porque el rescate será muy difícil y no parece que nadie vaya a salir ileso.

     Todo esto en menos de doscientas páginas se traduce en una orgía de violencia en la que el lector no sabe si apartar la vista o seguir mirando. La incomodidad que genera es genuina y está lograda a base de un realismo que, a un simple click de ratón, descubrimos que es superior a lo que nos imaginábamos. Y es que, si la obra más conocida del autor tomaba una base real, esta perfectamente podría hacerlo basándose en el caso de unas de las mayores asesinas en serie de México que se dedicaban a llevar burdeles. Verdad o no la novela hay que decir que está bien escrita y lleva una tensión tremenda para lo corta que es. De hecho el lector sale mareado entre sangre, angustia, lágrimas y tensión pero, como sucede en estos casos, los estómagos mandan y estamos ante una novela que no es para todos los gustos. Por eso hoy no puse un fragmento, porque cada cual es libre de elegir su lectura. Tengo que añadir que ahora, vista la novela negra en la que meten gusanos hasta el cerebro o encierran a chicas con ratas hambrientas, ha cambiado mucho el concepto que uno tenía del estómago delicado, y que quizás por eso si os enfrentáis a esta lectura os parezca que la delicada soy yo. Pero aún así, el que avisa no es traidor y, si bien la novela me ha gustado, el autor ha decidido optar por el impacto en lugar de por el desarrollo y lo que empiezas creyendo un western se acaba acercando más al terror.

     Al otro lado del río es una novela que recomiendo solo a quienes sepan lo que van a tener entre manos.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

viernes, 4 de diciembre de 2020

El espejo del mar. Recuerdos e impresiones. Joseph Conrad

 

     “He intentado aquí poner al descubierto, con la falta de reserva de una confesión de última hora, los términos de mi relación con el mar, que habiéndose iniciado misteriosamente, como cualquiera de las grandes pasiones que los dioses inescrutables envían a los mortales, se mantuvo irracional e invencible, sobreviviendo a la prueba de la desilusión, desafiando al desencanto que acecha diariamente a una vida agotadora; se mantuvo preñada de las delicias del amor y de la angustia del amor, afrontándolas con lúcido júbilo, sin amargura y sin quejas, desde el primer hasta el último momento (...) Este libro escrito con absoluta sinceridad no oculta nada... a no ser la mera presencia corpórea del escritor. En estas páginas hago una confesión completa, no de mis pecados, sino de mis emociones. Es el mejor homenaje que mi piedad puede rendir a los configuradores últimos de mi carácter, de mis convicciones, y en cierto sentido de mi destino: al mar imperecedero, a los barcos que ya no existen y a los hombres sencillos cuyo tiempo ya ha pasado.”

     A veces uno tiene la suerte de descubrir un título nuevo de un autor de los que llevan años acompañándole y se lleva una alegría, como quien encuentra un recuerdo perdido o tal vez una pequeña fortuna. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El espejo del mar.

     Como si de la Santísima Trinidad Lectora se tratara, me encuentro con un libro de: Reino de Redonda, una editorial que adoro, un prólogo de Javier Marías, por quien siento una devoción manifestada mil veces, y un título de Joseph Conrad, oh, Dios mío, Joseph Conrad. Así que era fácil adivinar cuál iba a ser mi próxima lectura, un libro en el que Conrad vertiera sus dos décadas de marinero. En capítulos como relatos veremos sus opiniones, las dársenas, los barcos y un poco de autobiografía. Pero no hay que pensar que es un libro para amantes del mar, no. En realidad es un libro para ti o para mi, para cualquiera. Porque la prosa de Conrad envuelve todo el contenido de una forma limpia y convierte la lectura en un placer. Además, ¿no habíamos leído ya sobre el mar en una gran parte de su obra? Aquí simplemente nos deja una colección de reflexiones que escribiera en su día como espacio en el que tomar aire mientras creaba "Nostromo". Tiene mucho de reflexión a un amigo, de ligereza a la hora de hablar de pensamientos propios en los que Conrad se pregunta qué cómo quedarán los cambios una vez se implanten: cuando los barcos hagan ruido y los marinos cambien, cuando las dársenas no sean los mismos espacios que son ahora. De este modo logra que el lector se pregunte qué hubiera dicho en caso de poder asomarse a la vida en el mar hoy llena de sonidos que ocultan el rumor de las olas que tanto le gustaba. Y es que, quizás por haberla escrito ya retirado y con la distancia justa de su mar, se percibe un amor desmedido por ese lugar que arruina hombres y desgasta barcos. Como si estuviera parado ante él, mirando al horizonte por encima del mar con el amor que siente el marinero por su oficio.

     De El espejo del mar me gusta el título; el tema, el mar; el autor, Joseph Conrad; el traductor, Javier Marías y el prologuista Juan Benet. Y, si tuviera que elegir una sola de todas sus frases, sería esa en la que alude a la locura y las aventuras en una quijotesca frase. Por si no ha quedado claro, el libro me ha gustado, ha sido un verdadero placer encontrarme algo inédito firmado por Conrad. Espero que me quede aún algún otro título por descubrir. Así volveré con la seguridad de haber descubierto un tesoro. Y no hay mayor placer para un lector, que sentir esa emoción de descubridor de tesoros... aunque luego resulte que sean secretos a voces.

     Lean, lean a Joseph Conrad y luego vienen y me cuentan. No todos los días se puede recomendar un nombre con la seguridad con la que lo hago hoy.

     Y vosotros, ¿me recomendáis hoy un título a mi?

     Gracias.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

A sangre y fuego. Manuel Chaves Nogales

 


     "Yo era eso que los sociólogos llaman un "pequeñoburgués liberal", ciudadano de una república democrática y parlamentaria".

     Con la publicación de la caja de Chaves Nogales he recordado que aún no he traído algunos de sus títulos a mi estantería virtual. Por eso hoy traigo, A sangre y fuego.

     La Guerra Civil es un tema de moda, está claro. Y cada vez más. No sé si es bueno o malo ya que empezó siendo algo bueno y termina por resultar aburrido, sobre todo, porque hay quien poco o nada tiene que aportar. Dicho esto, A sangre y fuego se compone de relatos, once, sobre la Guerra Civil, en los que el autor trata de no ser partidista y quedarse formando parte de la llamada Tercera España. Y Chaves Nogales, periodista brillante, decide relatarnos lo que él vivió de cerca una vez estuvo ya exiliado en París.

     Tenemos milicianos con conciencia, hay un asalto a una cárcel, señoritos andaluces y espías. También hay espacio para forajidos, marroquíes y gente que cambia de bando. Hay mucho de guerra real en boca de personajes de ficción y uno se pregunta si no es cierto eso que dicen de tomar distancia para relatar mejor los hechos o si, no tomó distancia porque en este caso el autor pudo haber sido fusilado de uno y otro lado.

     Uno lee el libro con interés y con perspectiva histórica. Sabe que se trata hoy de un autor más reconocido pero que realmente no hace tanto que solo se conocía de el a Juan Belmonte, y se pregunta qué pasó para que este sevillano cayera en el olvido tan rápidamente. Luego abre el libro y ve las duras palabras a ambos lados e investiga descubriendo que fue calumniado y separado de la vida, tuvo suerte que no fue extraído de ella directamente, y se sigue preguntando si todo ello fue, como parece, producto de plasmar en el papel lo que él decía que no se podía hablar en las calles. Chaves es preciso y descriptivo, como siempre, convirtiendo la lectura en un placer que se anticipa desde que en el prólogo uno se tropieza con la palabra "pequeñoburgués". Además donde antes hablaba de ficción ahora os recuerdo que todo es real y que esas historias, con otros nombres, repetidas o no, sucedieron a lo largo de los años de la guerra. Esas y tantas otras.

     El lunes me vine con un libro en verso, un clásico, y hoy lo hago con relatos sobre la Guerra Civil. Supongo que en el fondo me va la marcha y que miréis con cara de susto, pero este es, estoy segura y con permiso de otros aparecidos incluso recientemente, el mejor libro que he leído sobre este conflicto que no termina de cicatrizar sus heridas en nuestro país. Y es que, tal y como nos cuenta el autor, todos sufren, todos tienen héroes y vencidos y, por supuesto, todos tienen muertos.

     "Y murió batiéndose heróicamente por una causa que no era la suya. Su causa, la de la libertad, no había en España quien la defendiese".

     A sangre y fuego es un libro magnífico que da una visión necesaria y deja un espacio para la reflexión. Escrito de forma brillante, como todos los del autor, dan muestra de que nos quedan muchas plumas por descubrir. Lean a Chaves Nogales. Si no les gusta este tema, elijan otro, tienen suerte... cuando se trata de Chaves Nogales... cualquiera de sus títulos les va a entusiasmar.

     Y vosotros, ¿cuál es la última pluma que os ha entusiasmado?

     Gracias.