jueves, 30 de abril de 2015

Sumisión. Michel Houellebecq


     "Durante todos los años de mi triste juventud, Huysmans fue para mí un compañero, un amigo fiel; jamás dudé, jamás estuve tentado de abandonar ni de decantarme por otro tema; al fin, una tarde de junio de 2007, después de esperar mucho tiempo, después de mucho vacilar y más incluso de lo admisible, defendí mi tesis doctoral ante el Tribunal de la Universidad de París IV-Sorbona: Joris Karl Huysmans, o la salida del túnel. A la mañana siguiente (o tal vez esa misma noche, no puedo asegurarlo, pues la noche de mi defensa fue solitaria y muy alcoholizada), comprendí que acababa de concluir una parte de mi vida y que probablemente sería la mejor."

     Este libro salía a la venta, y por lo tanto comenzaba su gira promocional, cuando sucedió el atentado contra la revista de Charlie Hebdo. Houellebecq entonces, cortó radicalmente la promoción durante un tiempo y se dispararon los rumores: el tema del libro era peliagudo en ese sentido. Cada venta, cada palabra, fue mirada con lupa y expuesta a la polémica, y hace apenas unos días ha llegado finalmente a nuestro país junto con su autor. Hoy traigo a mi estantería virtual, Sumisión.

     Estamos en Francia, en el año 2022 y conocemos a François, uno de esos personajes habituales en el autor, profesor universitario, desencantado con la vida, afilado en sus opiniones, con una ausencia de modestia y un gusto por los placeres notable y enamorado profesional y personalmente de la literatura. Particularmente de Huysmans, un escritor francés del siglo XIX sobre el que versó su tesis. François, a sus cuarenta o cuarenta y cinco años, vivirá sin proponérselo, uno de los cambios más importantes en la historia contemporánea de su país. En la primera vuelta de las elecciones, cuando la mayoría de los votos son repartidos entre el Frente Nacional de Le Pen y un nuevo partido islamista, parece claro que se avecinan cambios importantes. La segunda vuelta coloca en el poder a Mohammed Ben Abbes un líder carismático y con don de gentes que tras hacer los pactos necesarios, comienza un proceso cómodo de cambios sociales y económicos en el país. François, temeroso ante lo que pueda avecinarse, emprende un viaje entonces por Francia mientras observa la evolución de las cosas, es jubilado, tentado, asiste a cambios en sus antiguos compañeros y también en el orden en las calles, que tras un primer momento francamente tenso, parecen relajarse.

     Cuando un libro parte de tanta polémica es fácil acercarse a él por los motivos equivocados. Este hay que leerlo, pero no por las ampollas o debates que ha podido suscitar su publicación, sino por la calidad y las reflexiones y conversaciones que provoca en quien lo lee. Ese es el verdadero motivo de que haya traído Sumisión hoy aquí.

     Houellebecq nos habla de un futuro no tan lejano y usa un protagonista con todos los rasgos habituales de sus libros para introducirnos de lleno en la historia. Una historia marcada por el razonamiento y la literatura, una novela sobre los cambios, la pasividad (de ahí el título, de hecho hay un momento en el libro en que se alude a la palabra sumisión) y los modelos agotados. En un futuro en el que los partidos que tradicionalmente se alternan en el poder, surgen opciones diferentes y, en este futuro, las opciones diferentes ganan. Dicho así, pronto comprendemos que no es algo tan descabellado, pero Michel va un paso más allá. Nos presenta un cambio en el que el partido gobernante es islamista, y en el que el líder, es una persona con carisma, amable y razonable; lo que unido a la pasividad de la gente, al "esperemos a ver qué sucede", provoca un cambio radical en la sociedad. Y tampoco nos presenta ese cambio como algo terrorífico; a las mujeres se les incentiva económicamente que se queden a cuidar a sus hijos, y sus puestos quedan vacantes, cubriéndose con hombres y demostrando en cifras una bajada del paro. Esta es la vía elegida por el líder del nuevo partido, y la del autor para hacer de este libro algo que no suene a ciencia ficción. Quienes lleguen esperando ver una crítica contra el islam, se van a llevar una gran sorpresa, porque el libro no trata precisamente de eso, y si tengo que señalar una crítica es hacia la pasividad de la sociedad, a la dejadez ante modelos que se agotan hasta subsistir por una suerte de rutina en la que pocos o nadie interfiere. Una parte política mucho más presente en este libro que en otros del autor y que da para muchas, muchas reflexiones y conversaciones.

     En cuanto a la historia personal, François, profesor de la Sorbona, vive desencantado en lo que debiera de ser su cima profesional y ve como pierde lo que él considera la cima de su vida sexual, ya que su última relación viaja fuera del país. Un hombre ateo, misántropo, al que gusta disfrutar del sexo y otros placeres menores de la vida y con fuertes inquietudes intelectuales. Este hombre será el conductor de la novela con sus conversaciones, pensamientos y actos. Lo veremos encontrarse con el desencanto de una vida solitaria, regodearse también en ella, acudir al sexo por encargo para disfrutar de él exactamente igual que al supermercado para comprar una buena botella de vino. Un personaje que se hace fuerte desde las primeras páginas y cuya pasividad acaba por volverse significativa, un hombre con el que el autor juega a los paralelismos y simbolismos; de Huysmans a François y de François a Huysmans; creencias, viajes búsquedas. Si uno se convirtió al catolicismo, el otro es tentado a convertirse al islamismo; uno viaja y el otro le sigue un siglo después. Y todo ellos salpicado de citas y reflexiones literarias para deleite del lector.

     Sumisión es un buen libro, un muy buen libro al que hay que llegar con calma y disfrutar de la historia. No he dicho novela porque no sabría si es el término adecuado para lo que se relata en ella; si sé que me hubiera gustado que me durase más, que el señor Houellebecq hubiera escrito más páginas y saber cómo continuaba esta historia: no porque no quede resuelta, sino porque uno siente la curiosidad, la necesidad de avanzar en muchos sentidos y ver qué sucede después. Y porque de algún modo, el gran juego del autor en este libro es conseguir que asiente en el lector una de esas preguntas martilleantes: "¿Y si....?"

     Esta vez lo tengo más que claro: este u otro título, pero hay que leer a Houellebecq.

     Y vosotros, ¿os dejáis influir por los medios a la hora de acercaros a un libro?

     Gracias

miércoles, 29 de abril de 2015

El gusano de seda. Robert Galbraith


     "-Más vale que se haya muerto alguien famoso de verdad, Strike -dijo una voz ronca desde el otro extremo de la línea.
     Aún no había amanecido. El hombre corpulento y sin afeitar que caminaba con el teléfono apretado contra la oreja sonrió.
     - Por ahí va la cosa."

     A Rowling en su día le rechazaron varias editoriales, una media docena, su primer libro esa hoy famosísima saga sobre un mago. A Galbraith también le rechazaron varias editoriales su primer libro. Finalmente ambos libros, con un lapso de años de por medio, salieron al mercado. Rowling demostró que podía convertirse en la lectura de cabecera de toda una generación. Galbraith consiguió unas ventas bastante modestas y luego... luego se descubrió que era Rowling. Y entonces se dispararon las ventas. Un desliz, un error que fue llevado a juicio y un mundo que reaccionaba ante el nombre de una escritora ya más que famosa. Hoy traigo a mi estantería virtual el segundo libro de Robert Galbraith, publicado ya sin secreto alguno sobre su autoría; traigo, El gusano de seda.

     Conocemos, o recuperamos si leímos El canto del cuco, a Cormoran Strike, un exmilitar británico al que falta una pierna por un atentado sufrido en Afganistán, hijo de una estrella del rock y detective privado en la actualizada. Trabaja junto a Robin, secretaria con aspiraciones no confesadas ni a su jefe de convertirse en detective. Hasta ellos llega una mujer que quiere saber dónde se esconde su marido, el excéntrico escritor Owen Quine, quien tras causar un enorme revuelo en el mundo editorial con un libro aún no publicado, Bombyx Mori, desaparece de la faz de la tierra sin dejar rastro alguno. La desaparición se convierte en asesinato y Strike comienza a levantar las alfombras del mundo editorial para descubrir lo que esconden debajo.

     Lo cierto es que pese a ser el segundo libro de la saga, no necesitamos haber leído el primero. El dato, la relevancia mediática que obtuvo Strike al resolverlo adelantándose a la policía, nos lo da Galbraith varias veces a lo largo de la historia. Y es el único dato anterior que podríamos necesitar para enfrentar esta lectura.

    La comida rápida no tiene ningún valor nutritivo. De hecho, si uno se para a pensarlo es casi tóxica para el cuerpo. Tampoco tiene mucho sabor más allá de la sal camuflada en supuestos sabores más exóticos. Todos lo sabemos, y de hecho lo decimos en voz alta. Sin embargo, todos caemos en la comida rápida en distintos momentos por una u otra razón (excusas).

     Algo así sucede con esta novela. Los personajes, salvando a los protagonistas, están faltos de carácter que nos ayude a distinguirlos. La trama se basa en girar, a veces de forma desordenada, y usa eso de "se dio cuenta de todo" mientras nos deja sin el proceso deductivo para llegar a saber eso que nos han dicho que sabe. Y sustituid la sal por los clichés, muchos, repartidos o amontonados, lo mismo me da. Y sin embargo la gente la va a leer, posiblemente mucho, porque es entretenida.
     El autor/autora entra de lleno en el mundo editorial, y nos presenta desde la agente arpía hasta el editor borracho pasando por el egocéntrico autor, todos ellos representaciones exageradas que, más que como un reflejo de lo que Rowling ha podido encontrar durante su andadura literaria, yo me lo he tomado como una licencia para divertirse mientras escribía. Me ha llamado la atención, eso sí, la escasa presencia femenina que introduce en ese mundo, y la forma en que aparece. Utilizando un narrador entre omnisciente y observador, a ratos sabe lo que piensan los personajes, a ratos opta por dejarnos saber que nos oculta lo que piensan, Rowling/Galbraith construye una novela concebida para entretener. La desaparición es el pistoletazo de salida para una trama en la que hay envidias, celos, suicidios, sexo, sangre, bondage y secretos en algo más de 500 páginas. El libro busca ir acelerando de una forma constante para así mantener al lector, tal vez no pegado a sus páginas, pero si con la intriga suficiente como para terminar la historia.
     Dice el narrador en un momento determinado que la trama es lo que sucede y la narrativa la forma en que se transmite lo que sucede. Yo completaría un poco esa afirmación, ya que tiene que ser muy complicado escribir un libro cuya lectura sea de las llamadas fáciles para el lector. No sé si es algo que se hace de forma consciente, pero las listas de ventas están llenas de éxitos que todos afirman se sustentan en ese punto. Tan fácil no será, digo yo.
     La novela es de esas que se leen en verano, cuando uno no quiere pensar demasiado y sí pasar unas cuantas horas divertidas en la playa o la piscina. Uno de esos libros que se verán mil veces posados en toallas y que, tal vez juzguemos un poco más duramente por ser obra de una persona ya reconocida en el mundo literario, aunque no en este género.

    Confieso que de vez en cuando voy a cadenas de comida rápida o uso precocinados sin tener una excusa para ello. También veo películas que jamás estarán nominadas absolutamente a nada. Y leo libros que sé que no pasarán a la historia de la literatura, pero que me entretienen: y no les pido más: sé lo que hay.
     El gusano de seda es una novela francamente entretenida.

     Y vosotros, ¿buscáis lecturas entretenidas, para pasar el rato en otro mundo?

     Gracias


   

lunes, 27 de abril de 2015

Apropiación indebida. Una novela sobre el amor. Lena Andersson



     "Esta es la historia de una persona llamada Ester Nilsson. Era poeta y ensayista, y ya a la edad de treinta y un años contaba con ocho densos opúsculos en su haber. Según algunos, se trataba de publicaciones de gran originalidad, mientras que otros veían en ellas un tono lúdico; pero para la mayoría de la gente Ester Nilsson era una completa desconocida."

     Una novela sobre el amor: no una historia de amor, sino sobre el amor. Eso me interesó desde el primer momento. Es un tema complicado, no cabe duda. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Apropiación indebida.

     Conocemos a Ester Nilsson, una mujer con un alto nivel intelectual, las ideas muy claras y una pareja con la que tiene una relación que ha ido evolucionando por los cauces habituales del amor y el mutuo respeto. Recibe entonces el encargo de realizar una conferencia sobre Hugo Rask, y acepta. El día de la conferencia, el autor acude a escucharla, ambos conversan y comienzan una relación intelectual de la que aflora un sentimiento por parte de Ester, un sentimiento que trastoca su vida como sólo puede hacerlo enamorarse.

     Apropiación indebida no es una novela romántica, ni siquiera se tiñe levemente de romanticismo pese a que el lector reconoce en su protagonista todos los síntomas del enamoramiento. Tampoco es una novela de desamor, pese a que percibimos la tremenda desigualdad en los sentimientos que se profesan Ester y Hugo. Y esto es así, porque su autora se encarga de darle a la historia un tono desprovisto de florituras que embellezcan la realidad. Una realidad incómoda para Ester; la del enamorado no correspondido. El enamorado que espera, que se acerca, que se encoge con cada palabra y que ve como finalmente consigue lo que desea. O eso cree tras una noche, o dos, o...
     Lena nos deja una historia profundamente honesta en la que, tal vez, el lector se vea reflejado a un lado u otro de la relación. El enamorado que ve símbolos absolutamente en todo, que se ahoga en la esperanza de que cada gesto sea una señal que interpreta como una muestra de interés. También está el objeto de adoración, inocente o no tanto, que acude a citas, habla, se deja llevar... pero no ama, y no tiene  intención de fingir lo contrario, ni tampoco de aclararlo, de admitir lo que hubo. Y, como dice la propia autora en el libro, "No existe el derecho a ser amado", aunque a Ester, cuya parte racional le deja ver que no sigue el camino adecuado, se le olvide y busque una y otra vez el sufrimiento de la cercanía. Y aquí llega la pregunta del millón, ¿cuántas explicaciones tiene derecho a pedir una persona no correspondida? Y la pista, el lugar hasta el que la otra parte haya dejado llegar la relación. Y la clave de la respuesta, la honestidad en cada paso: admitir, pensar, hablar.

      Apropiación indebida habla de amor, del sentimiento, y de la obsesión como expresión de este. Disecciona el sentimiento como los estudiantes hacen con las ranas en las películas americanas. Expone cada órgano, cada "tenemos que hablar", cada "te llamo porque...", cada vez, cada intento y también cada decepción, cada silencio, cada mirada que se aparta del rostro que pregunta para no responder. Las relaciones son complicadas, y la que Lena nos deja la reconocemos como habitual. Ambos son culpables de sus propios actos; ella de no medirse, él de no ser claro. Por eso la historia es interesante, por eso comprendo cuando leí que se había abierto un debate sobre, nada más y nada menos, el amor tras salir al mercado esta novela en el país de origen de su autora.

     Una novela común, sobre una historia común y un sentimiento común. Pero relatada con un lápiz afilado de una forma cortante, hasta convertir a este libro en una extraordinaria rareza. Me ha gustado descubrirla.

    Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

sábado, 25 de abril de 2015

Entrevista a Luisgé Martín

www.anagrama-ed.es

     Luis G. Martín, conocido como Luisgé Martín, nació en Madrid en 1962. Licenciado en Filología Hispánica en la Universidad complutense de Madrid y Máster en Gerencia de Empresas, ha sido editor en Ediciones el Prado, colaborador de prensa escrita.

     - Decías en La misma ciudad que hacia los cuarenta años, el hombre echa la vista atrás y hace recuento de los logros conseguidos y de lo que le resta. Si echas la vista atrás, ¿estás satisfecho literariamente hablando, nos puedes contar como fueron tus comienzos en este mundo?
     - Una de las cosas que predico siempre en mis libros es que nunca estamos satisfechos en aquellas cosas que de verdad nos importan, siempre se encuentra un estado superior al que aspirar. Los satisfechos suelen coincidir con los imbéciles. Si cuando tenía veinte años me hubieran dicho que iba a estar donde estoy ahora, habría dado saltos de alegría. Ahora, sin embargo, me parece insuficiente. Un escritor siempre quiere tener más lectores y mejores lectores. Quiero que lo traduzcan a todas las lenguas del planeta y que le den el Premio Nobel. A pesar de eso, mis comienzo en este mundo y mi pervivencia han sido extremadamente fáciles.
     - Tu personaje, empujado por las circunstancias, sí que echa la vista atrás para hablar de a quien conociera en su juventud. Y tu personaje es, además, el narrador y presunto autor del libro. La pregunta es obligada. ¿Cuánto hay de ti en él?
     - Yo soy él, pero nada de lo que le pasa a él me ha pasado a mi. La biografía es un estado de ánimo.
     - En La vida equivocada hay un momento en el que podemos leer que se envidia más la felicidad que el triunfo. Es una frase que me hizo pensar, ¿crees realmente que eso es así?
     - No es que lo crea yo, es que es una evidencia. Lo que queremos siempre es ser felices. El engaño consiste en identificar la felicidad con triunfo, Pensamos que aquellos que consiguen sus sueños, que alcanzan la fama, que se hacen ricos y que son reconocidos profesionalmente, son felices. pero la realidad dice que no es así. Más bien, dice que ese triunfo suele tener un precio y unas renuncias que provocan infelicidad. La fama, por ejemplo, te roba la intimidad, que es una de las condiciones más preciadas, y sin embargo todos los niños quieren ser artistas de cine famosos.
     - La novela viene con una marca casi de autor, y es poblarse de personajes oscuros, con secretos, con deseos no confesados o inconfesables, ¿todos tenemos algo inconfesable?
     - Vuelvo a decir algo parecido a lo que dije antes: todos menos los imbéciles. La naturaleza humana es muy compleja, y se va volviendo más compleja a medida que se envejece. Es imposible llevar una vida normal, social, entre las convenciones que todos aceptamos, sin guardar secretos. Muchas veces ante nosotros mismos. Aprender a madurar es aprender a ocultar.
     - Y si seguimos hablando de pasiones, de secretos... llegamos al sexo, un tema que, sin ser principal, si que tiene mucha importancia en tu historia, ¿la sexualidad marca?
     - La sexualidad marca siempre, pero marca sobre todo si eres homosexual, si eres feo, si eres mujer... El instinto erótico está en la base de muchos de nuestros actos (Freud diría que de todos y yo casi también), de modo que lo que uno sea capaz de hacer con él es determinante en todo. Los feos tienen menos posibilidades de encontrar un trabajo, por ejemplo, no sólo de tener una vida sexual satisfactoria.
     - El fracaso como tema recurrente, casi pensaría que eres un pesimista. ¿Por qué el fracaso?
     - ¿Y por qué no? Este tipo de preguntas no tienen respuesta. Un escritor vive con sus obsesiones y las va alimentando. Creo que la vida siempre es un fracaso y siempre es equivocada, pero hay una clase de fracaso más específico del que necesitaba hablar.
     - Lo realmente intranquilizador de tus libros, es la cantidad de dudas que consigues revolver en el lector, no ya sobre la trama, sino sobre uno mismo. Son libros que parecen pensados para ser conversados, ¿cómo se consigue esa interacción a distancia con el lector que está sentado en su casa plácidamente y no puede evitar revolverse en el sillón con tus palabras?
     - No sé cómo se consigue, pero sé que si no se desea no se consigue. Lo primero que tiene que hacer el autor es querer revolver cosas, poner patas arriba todo, molestar. Y si lo hace con convicción, el lector acabará sintiéndose por aludido. Los libros son siempre espejos. A nadie le molestaría algo en lo que no se ve reflejado a sí mismo de alguna manera.
     - Hemos ido tocando varios de los temas de la novela. Para quien no la ha leído, ¿podrías dar unas pinceladas sobre lo que se va a encontrar en ella más allá de la sinopsis?
     - Mis novelas resultan difíciles de resumir porque se construyen por acumulación y ocurren generalmente muchas cosas. En la vida equivocada se encontrarán a dos personajes, un padre y un hijo, que luchan cada uno con sus fantasmas y que se van conociendo el uno al otro desde lejos. Es una especie de fin de etapa de mi literatura, un resumen de los temas que han estado en mis libros hasta ahora: el deseo, la muerte, la felicidad imposible, la belleza física, la identidad trasmutada...
     - Realmente no paras, siempre tienes algo delante, algo en activo. Y precisamente por eso me gustaría saber si tienes algún proyecto en mente para el futuro.
     - Cada vez paro menos porque cada vez me queda más tiempo para escribir las cosas que quiero escribir. Cuando tengo un proyecto, abro un cuadernito en que voy tomando notas. Ahora mismo tengo abiertos cinco cuadernitos: un libro confesional, un libro de viajes, dos novelas y un libro de cuentos. Todos ellos son proyectos que confío en acabar algún día.
     - Y por último, y como viene siendo ya tradición, me gustaría saber qué estás leyendo en este momento.
     - Leo muy desordenadamente y muchos libros a la vez, a veces por obligación. Estoy leyendo Malemort, el impotente de Guillermo Roz, Ocho centímetros, de Nuria Barrios, El emperador, de Kapucinski, y un librito de citas literarias de Virginia Woolf.

     Muchísimas gracias, tanto al autor por haberse acercado una vez más a este espacio, como a todos los que os pasáis a leer cada día.

     Bibliografía:
     - La vida equivocada
     - Todos los crímenes se cometen por amor
     - La vida mejor
     - La misma ciudad
     - La mujer de sombra
     - Las manos cortadas
     - Los amores confiados
     - El alma del erizo
     - Amante del sexo busca pareja morbosa
     - La muerte de Tadzio
     - La dulce ira
    - Los oscuros

     Web del autor

viernes, 24 de abril de 2015

La resaca

      
     Ayer fue el Día del Libro.

     Menuda noticia, ¿verdad? Pues para mi lo fue. Comenté por la mañana que me gusta liberar libros con motivo de este día, que lo tengo por costumbre.... y la sorpresa fue mayúscula cuando la gente se comenzó a unir en la red a subir fotos de libros que dejaba en cualquier esquina, para que alguien disfrutara de esa historia que primero había leído su ya antiguo propietario. Desde primera hora, y por distintos puntos de la geografía, fueron quedando libros al azar y miradas perdidas de quien los depositaba temeroso de que no lo recogieran y apenado, por qué no decirlo, de ir a perder de vista a ese que fue su compañero durante horas. Esta vez no había puntos, ni sorteos para que nadie se apuntara a una iniciativa, se trataba simplemente de compartir lecturas, pasiones, amigos. Y por eso me he sorprendido y tengo que dar las gracias a un montón de personas. Aquí os dejo los testigos de Cuentalibros, Cartafol, CazaEstrellas, Nesa, Cristina_Roes, Tizire,  Margalidamon o MNievesAbarca junto con los míos. Bancos, piedras, sombras de árbol, una cafetería o una verja, lo mismo daba. Libros románticos, de acción, novela negra, infantil o histórica, su único denominador común es el placer que provocaron durante su lectura a quienes decidieron dejarlos.

     El resto, es pura anécdota. Desde el caballero que sale de un bar para entregar un libro que has olvidado mientras piensas que tal vez no fue una buena idea usar un sitio tan concurrido, hasta quien se escondió tras un seto para ver cuánto tardaban en recogerlo, pasando por la tímida que temía que alguien se quedara mirando a la chica que fotografiaba el libro en el banco. Hay que reconocer que es divertido. Y también que hace ilusión recibirlo. No os diré cómo es que lo sé, porque creo que todos los que pasamos por aquí sabemos la ilusión que hace recibir un paquete cuadrado elegido especialmente para nosotros.
 
     Por lo demás y como buena friki de lo literario he pateado por dos, sí dos, ferias del libro de lugares distintos. He visto a autores que actualizaban imágenes a mano alzada, otros con camisetas en las que se veían impresas las carátulas de sus libros, algún avergonzado por el exceso o la falta de gente, y unos cuantos nerviosos que parecían estar ante su primera vez. He visto gente mirar libros y a muchos de ellos comprar alguno.

     Y os diré una cosa, que ya apuntaba ayer. Me gusta ver gente este día y que se llenen las casetas y las calles de bolsas cuyo contenido se intuye en la forma. Y me gusta leer, a diario. Porque lo que se celebra un día se vive los otros 364.





Esta es la prueba de que no os engaño, Félix G. Modroño actualizando el cartel a un 2.0













     Y no, 
lo único que no voy a enseñar, son mis compras. 


         




Todos los libros que salen en esta entrada fueron liberados.





Pero tengo un lado cotilla....







Así que...




¿Me podéis decir qué libro os llevasteis a casa comprado o no ayer?

     Gracias por animaros, siempre digo que tengo las mejores visitas del mundo.
     Y gracias a todos los que os pasáis por aquí.

     PD: Lo sé, ha quedado muy chulo en la pantalla del ordenador, me disculpo por lo que pueda pasar en los móviles, tablets y demás. Pero de verdad, en la pantalla de mi ordenador, ahora mismo, está todo perfectamente alineado.

jueves, 23 de abril de 2015

Día del Libro


     Hoy podría empezar una lista infinita de libros por recomendar, hablar de mundos, de títulos, autores, personajes... pero eso ya lo hago a diario.
     Hoy, en lugar de compartir títulos, he decidido un año más compartir libros, dejarlos posados en cualquier esquina para que alguien los disfrute. Iré subiendo fotos de los libros. En twitter, en la cuenta MientrasleoS pondré #Libero

     Ayer me día Cazandoestrellas si este año se hacía, parece que no soy la única, compartimos todos, en papel, en la calle, al que lo quiera que se lo lleve, junto con un trocito de lo que sentimos al leer. Animaos. Y subid una foto, o enviádmela, etiquetad... lo que os apetezca.

    Y hoy, si tuviera que hacer una recomendación, sería recordar que las librerías existen cada día y que, por mucho que nos alegremos de las cifras de hoy... no sirven para todo el año.

     Leamos sin importar de qué sea el día, leamos cada día.

     Pero así todo... ¿os acercaréis hoy a alguna librería o feria con motivo de la fiesta?

     Gracias

miércoles, 22 de abril de 2015

Hermanos de sangre. Ernst Haffner



     "Diminutos integrantes de una sinuosa, fatigada fila de hombres que se extiende por el largo patio de la fábrica y dos pisos más, los ocho chavales de la pandilla Hermanos de Sangre hacen cola y aguarda, al igual que otros cien, a que por fin los dejen pasar del terrible frío húmedo a las cálidas salas de espera. Faltan todavía tres o cuatro minutos. Después, a las ocho en punto, se abre la pesada puerta de hierro en el segundo piso. El centro de beneficencia del distrito Berlín-Mitte, en la Chausseestrasse, da el tirón de arranque para la puesta en marcha de su complicada actividad burocrática."

     Hay libros que atraen a la primera mirada, historias que parecen jamás contadas, que se nos antojan atractivas y desconocidas por mil motivos. Eso me sucedió con este libro. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Hermanos de sangre.

     Johny, Konrad, Wili, Fred, Ersin, Walter. Hams Wili y Georg... pero podían perfectamente ser otros nombres, depende de si ya los habían cambiado para evitar ser detenidos. En este libro conocemos la historia de los que se llamaban Hermanos de Sangre. Esas pandillas condenadas a existir desde su nacimiento formadas por niños de entreguerras, muchos sin padres, otros de correccionales o con padres aprovechados o despreocupados que huían hacia Berlín esperando encontrar algo. Jóvenes de la calle que creaban pequeñas pandillas solidarias para no morir de hambre o frío, durmiendo entre cajas y ratas y comiendo lo que buenamente podían. Peleas, prostitución, delincuencia, hambre y supervivencia esperando esquivar palizas y detenciones para seguir adelante.

     Publicado por primera vez en 1932 bajo el título Juventud en la carretera a Berlín, esta novela fue quemada y prohibida por los nazis cuando llegaron al poder. Hasta hace poco cayó en el olvido, sin embargo, su reedición, de esas cosas que uno no sabe muy bien por qué suceden, fue toda una sensación. Si os fijamos en su autor, poco se sabe también de él, asistente social durante unos años, recibió una citación de la autoridad nazi en 1938 para regularizar su profesión y... hasta ahí. Nada más se supo de él.

     Esta novelita, en apenas doscientas páginas, consigue situar al lector en una realidad muchas veces olvidada. Nos enseña el complicado mundo en el que vive una pandilla de chavales que intentan sobrevivir y no morir de hambre, frío o una paliza por la calderilla que lleven en un bolsillo. Si algo cuenta esta historia, es la solidaridad en la calle, la protección que supone no dormir solo y la capacidad del ser humano para adaptarse a las peores circunstancias. Una lucha continua por seguir adelante y tener algo que llevarse a la boca en una época en la que Hitler estaba a las puertas de cambiar la historia de la humanidad. Pero el libro huye de la política, no hay rastro de ella, lo cual me sorprendió dada su prohibición en su día. En lugar de eso encontramos una prosa sencilla que narra los acontecimientos con una normalidad que gana al lector al hacerlo comprender que está ante una historia de la vida, que hubo mil así y que poco importan los nombres de quienes la pueblan.

     Berlín es una de esas grandes ciudades que tienen una historia en cada piedra  que, en cambio, nadie recuerda entre los años 20 y los 30. Todas las líneas se las llevan los años posteriores. De este modo, Hermanos de Sangre ha resultado todo un descubrimiento, además de una interesantísima historia llena de momentos para recordar. De la protección del jefe, al que se aprovecha de las miserias, de la niña que siendo apenas mujer ya está ajada por la edad del alma, a las carreras en busca del bullicio es, ante todo, una historia de la calle. Y como tal impera uno de esos códigos de honor de quienes se convierten en hermanos fruto de las circunstancias, consiguiendo que vivamos esa solidaridad del paquete de cigarros compartido. Una gran historia que refleja un momento en el que las calles estaban pobladas por jóvenes desempleados, un reflejo duro, real y certero en el que no hay espacio para sentimentalismos.

     Una historia extraordinaria escondida bajo una apariencia común que nos abre los ojos a una realidad social de crisis y hambre. Uno de esos títulos que merece la pena ser descubierto por ejemplo, mañana.

     Y vosotros, ¿me podéis decir un título que os gustaría llevaros mañana a casa?

     Gracias

martes, 21 de abril de 2015

Perfidia. James Ellroy




     "Ahí: la farmacia Whalen, en la esquina de la calle Seis con Spring. Objeto de cuatro delitos recientes, CP 211: robo a mano armada.
     Esa tienda tenía la negra. Cuatro atracos en un mes auguraban un quinto. Seguramente era el mismo malhechor. Trabajaba solo. Se cubría la cara con un pañuelo y llevaba una fusca de cañón largo. Siempre robaba estupefacientes y el dinero de la caja."

     Es fácil que muchos hayáis visto a Ellroy estos días en los medios de comunicación. Y también es más que probable que, en caso de haber leído alguna de sus entrevistas, os hayáis quedado perplejos ante las respuestas que da: claras, concisas, directas, suyas. Así es su estilo, y así lo despliega en su última novela a lo largo de 700 páginas. Hoy traigo a mi estantería virtual, Perfidia.

     23 días de diciembre de 1941. Ese es el tiempo que transcurre en la novela. El primer día, 6 de diciembre, una familia de japoneses aparece muerta en su casa, los Watanabe. Al siguiente día Pearl Harbor, el contexto, la guerra, lo que implica para LA. Y esas muertes, que lejos de quedar ocultas, desencadenan una trama oscura llena de sangre, violencia y vicios, como si se tratara de un anuncio de lo que está por venir, convirtiéndose en la semilla de una historia que se despliega en negro ante los ojos del lector.

     Objetivamente Perfidia es una precuela de El cuarteto de Los Ángeles, así que iría justo antes de La Dalia Negra, El gran desierto, LA Confidential y Jazz Blanco. Por eso encontramos en ella a ya viejos conocidos, aunque en este caso los veamos más jóvenes. Así nos encontramos al sargento Dudley Smith, un hombre violento, terrible y sin escrúpulos, un personaje realmente titánico, William H Parker, que lejos de ser el contrapunto o la contención de Smith, es incluso peor, Hideo Ashida, un inteligente forense japonés que deberá de dejarse caer en la sombra, por supervivencia y a Kay Lake, la verdadera femme de la historia. Por supuesto no están solos, hay alcaldes corruptos, prostíbulos y prostitutas, mafiosos, racistas, homófobos, más corruptos, asesinos, drogas, guerra, cirujanos, sexo y todo lo que uno pueda imaginar que salga de la pluma de un autor que es conocido como el Perro Rabioso de las letras.

     Si la trama principal es el asesinato de los Watanabe, o supuesto suicidio, poco a poco nos van convenciendo de que a quién le importan estas muertes. Comenzamos a caminar por un entramado en el que la sociedad se revuelve, el racismo, internamientos japoneses, muertes y bajos instintos consiguen que olvidemos, a ratos, el punto de partida. Hay demasiados lugares a los que mirar, Ellroy siempre ha sido excesivo y lo sigue siendo: de la sucesión de hechos al estilo narrativo, sonoro, directo, exhibicionista. El lector no puede evitar seguir leyendo una novela que ha reconocido como algo grande desde las primeras páginas, porque si algo destila esta historia, es la sensación de estar ante una gran historia. Olvidémonos de las novelas negras convencionales, del simple entretenimiento; esto es mucho más. Aquí no hay buenos ni concesiones de ningún tipo, no hay héroes y poco importa si el mundo los necesita. No se confía en nadie, y tampoco en la policía, o tal vez aún menos en ella. Es el mundo del autor, un reflejo, o una sombra del real por el que tampoco le importa pasear a personajes reales. De hecho, Joan Crawford o Bette Davis aparecerán entre sus páginas, aunque su aparición quede muy lejos de buscar conseguir un realismo en la historia, no es esa su función.

     La novela negra va ganando terreno poco a poco en el gusto de los lectores y en el panorama literario actual, pero clasificar de simple novela negra este título sería quedarse corto. Perfidia es una novela de bajos instintos que no se puede dejar pasar.

     Y vosotros, ¿me recomendáis una novela negra?

    Gracias


   

lunes, 20 de abril de 2015

Felices los felices. Yasmina Reza



     "Nada me irrita tanto como esos piques bruscos, cuando todo se detiene, se paraliza. Evidentemente, podría decir, discúlpame. No una sola vez, tendría que decirlo dos veces, con tono agradable. Si dijera, discúlpame, dos veces con tono agradable, podríamos reanudar una relación más o menos normal durante el día, lo que pasa es que no tengo la menor gana, ni la menor posibilidad fisiológica de pronunciar esas palabras cuando ella se detiene en medio de una sección de condimentos con su atónita expresión de agravio e infelicidad. Muévete Odile por favor, digo con voz mesurada, tengo calor y me urge acabar un artículo. Discúlpate, dice."

     Reconocí el título a la primera y eso ya me llamó la atención. Me gustaba. Por eso no he tardado en traérmelo a casa, y mucho menos en leerlo, eso me llevó una tarde, un rato sentada bajo un árbol. Hoy traigo a mi estantería virtual, Felices los felices.

     "Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor. Felices los felices." Estos versos de Borges abren el libro y dejan claro el homenaje realizado en el título. Pero, más allá de eso, dan las claves de lo que nos podemos encontrar en las páginas del libro de Yasmina Reza. Un conjunto de dieciocho historias, casi a modo de relatos cuyos títulos son los nombres de quien toma la palabra. Sin embargo, decir relatos se antoja ridículo a medida que se avanza en la lectura porque todos ellos tienen en común mucho más de lo que parece en un primer momento. Las ciudades son junglas en las que sobrevivimos, y sin embargo el mundo es un pañuelo, y esto sucede con los protagonistas de Reza, todos tienen hilos comunes que se van multiplicando hasta formar una suerte de microsociedad en la que se diseccionan las pasiones, el amor y las parejas.

     En el libro tenemos parejas que discuten, otras con hijos que caen víctimas de un trastorno psiquiátrico basado en una obsesión tal vez alimentada por los padres en la más tierna infancia. Hay amantes y amados y también despechados, hay infieles, jugadores y luchadores, personas que envejecen prematuramente y otras que ya lo hicieron hace tiempo y ven acercarse el final queriendo mover el principio. Hay vecinos, amigos a los que se critica y otros que se entienden, traidores y traicionados, médicos con secretos y recepcionistas con sueños, salas de espera con encuentros que bien podían ser inesperados, actrices que despegan y una búsqueda constante de la felicidad por parte de todos ellos.
      La crítica del libro es tan brutal como peligrosa, siempre con tacto, con cuidado de no lastimar la vista del lector y la certeza de lastimarlo el alma si se para a pensar. Se critica el matrimonio tanto como el victimismo de quien busca la aventura y se siente luego despachado, se critican las apariencias, las grietas mal tapadas de la vida diaria y se habla de la soledad en compañía. Entonces, ¿dónde queda esa felicidad de la que habla el título? "Hay que nacer con una predisposición para ser feliz" dice uno de los personajes cuando habla de su hijo recordando la infancia de este. Y en este muestrario de hechos cotidianos aislados hasta convertirlos en algo expuesto, Reza nos habla de esa felicidad que muchos solo creen vinculada al amor, o tal vez de quienes se agarran desesperadamente a la palabra amor para conseguir ser felices, sin siquiera pensarlo. El amor como vía de escape, que es más sexo que amor, el amor como lugar seguro, que es más refugio de de vejez que amor, el amor por la aventura casi sórdida que es más un salir de la rutina que amor. El amor social, el que vemos y aceptamos como real, y todo lo que se esconde debajo. No necesita una gran urbe y muchos personajes, y tampoco nos construye un melodrama, al contrario, consigue hacer de esos dramas sonrisas y de las carcajadas de un hombre destrozado por la presión de un drama personal, lágrimas del lector.

     "Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor. Felices los felices." Y pasamos las páginas recogiendo destellos de felicidad de quienes no supieron encontrarla o tal vez no la buscaron en el lugar adecuado. El libro... me ha encantado.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

viernes, 17 de abril de 2015

La vida equivocada. Luisgé Martín



     "La vida es esa cosa insustancial y extraña que no lleva a ninguna parte y que, incluso si se vive venturosamente, se deshace luego. La vida es esa cosa de la que te culpo a ti, madre. Tal vez habría podido soportar las torturas de un campo de concentración o el terror de ser enterrado vivo, pero no ese trance incomprensible de saber que la conciencia se acabará algún día y que todo lo que había en ella se perderá en la nada. De la angustia de ese instante, que no puede ser compensada por ninguna felicidad humana, te culpo a ti. No quiero morir, madre, y por eso desearía no haber nacido. Es la única clase de inmortalidad que existe."

     Cada vez les sigo el paso a más autores españoles, libro a libro, letra a letra. Uno de ellos es el que hoy aparece en el blog, ya que en sus libros siempre hay un rastro de sombra, de secreto, de oscuridad. Por eso no dudé en comprar su nuevo título apenas salió a la venta y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La vida equivocada.

     Conocemos a Max, un fantasma ya en la vida del Luisgé personaje, narrador, que lo conoció con 18 años, cuando ambos asistían a unas clases de escritura. Aventura adolescente, apasionada, vital y olvidada en el tiempo, tardaría más de veinte años en encontrar al hombre que un día fuera hermoso convertido en un adulto ajado y maltratado al que acompañó en su último momento. Recuerda de este modo las historias que compartieron y reconstruye la vida de Max, que siempre estuvo ligada al secretismo y los misterios de un padre fallecido en un accidente. Conocemos, de este modo, a Elias.

     El último libro de Luisgé es una historia de vidas pasadas, de familia, de admiración y de secretos. Reflexiona sobre esos momentos olvidados del pasado que quedan relegados al olvido, esta vez en al figura de Max, a quien olvida de forma consciente para luego ni siquiera recordar haberlo olvidado. Nos relata la fascinación que sufrió y como se contagió de las fascinaciones de su amigo. Y con ello, con la distancia que otorgan los años, nos cuenta la vida de Max, y también la de ese cuarto que guardaba la memoria de su padre Elias como si fuera un tesoro secreto. Historias de sombras que se alargan en sociedades que señalan con el dedo, de un padre que aparece y desaparece, unos ojos en una fotografía, vidas ocultas que marcan las de sus hijos. Y también la vida del hijo, que también viaja, vive y guarda sus propios esqueletos en el corazón.
 
     Luisgé nos tiene acostumbrados a unos temas constantes, casi característicos en su obra; la soledad, el sexo, el fracaso, la reflexión... todo ello compone un libro al que esta vez se le une ese misterio por conocer vidas pasadas. Y todo lo hacemos de mano de  un narrador casi privado que nos habla haciendo sentir al lector más como a un amigo al que se confían momentos. Como si conociéramos la historia de cómo se fragua la novela que tenemos entre manos. Asistimos a sentimientos encontrados de enardecimiento, lástima y curiosidad, ingredientes todos ellos que forman la vida de cualquiera de nosotros. Quizá por eso le comprendemos desde las primeras páginas, en las que consigue hacernos sentir que no oculta nada, y quizá por eso nos sorprendemos con él, de hecho podría asegurar que me sorprendí incluso más ante las revelaciones a las que iba llegando.

     Un libro sobre lo que somos, o sobre lo que fuimos, sobre los fracasos y lo que quisimos ser, y también sobre lo que no dijimos que éramos. Una novela que no puedo dejar de recomendaros, con una historia sólida y un tono que es el que hace que regrese una y otra vez al que es, hoy por hoy, uno de esos autores a los que sigo la pista libro a libro.

     Y vosotros, ¿qué autor es ese al que seguís la pista, ese que hace que os llevéis una alegría al enteraros de que tendrá una nueva novela a la venta?

     Gracias

miércoles, 15 de abril de 2015

El caso Telak. Zygmunt Miloszewski



     "- Dejadme que os cuente un cuento. Había una vez un carpintero que vivía en una pequeña ciudad de provincias. La gente del lugar era pobre, no podía permitirse comprar sillas y mesas nuevas, así que el carpintero también era pobre. Apenas lograba reunir lo justo para vivir y a medida que pasaban los años cada vez dudaba más de que su suerte pudiera cambiar, aunque lo deseaba más que nadie en el mundo: tenía una hija muy hermosa y quería que le fuera mejor en la vida de lo que a él le había ido. Un día de verano se presentó en casa del carpintero cierto hacendado señor. Carpintero, le dijo, va a venir a visitarme un hermano mía al cual hace mucho que no veo. Quiero hacerle un regalo que le deje maravillado."

     Una de las cosas que me encantan es lo accesibles que nos resultan ahora mismo autores que provienen de otros países. Da igual si hablamos de Francia, nos vamos a Suráfrica o se trata, como es el caso, de Polonia. Y normalmente, y puesto que en muchas novelas los escritores se mueven sobre terreno conocido, nos sirven también de improvisado paseo por sus ciudades y calles. Por eso tiendo a asomarme a letras de distintas nacionalidades. En este caso, será una novela negra polaca y es que, hoy traigo a mi estantería virtual, El caso Telak.

     Conocemos a Teodor Szacki, un hombre casado, en la treintena y con un cierto hastío o desencanto por la vida en general, que es fiscal del distrito. Una llamada será la que le avise del asesinato de un hombre en un monasterio de Varsovia y se pondrá sobre la pista del caso. Allí se llevaba a cabo una terapia psicológica para ayudar a la víctima, Henryk Telak, con sus problemas, junto a otros participantes. Nadie parece haber visto ni oído nada, pero Szacki sabe que algo ha sucedido y lo acompañaremos en su investigación.

     Lo primero que me llamó la atención fue que el protagonista se tratara de un fiscal, sin embargo, el autor se encarga de explicarnos que es el procedimiento habitual en Polonia. De hecho, no será ese el único dato que recibamos, ya que la ambientación y documentación que nos proporciona este libro sobre el país es interesantísima, y nos llega de forma muy natural entretejida con la trama. El caso Telak, es la primera parte de una trilogía y, aunque su lectura no implica que haya que seguir leyendo la saga por obligación, así que se puede leer a modo de prueba sin ningún problema.

     El caso que nos propone es interesante, particularmente cuando nos habla de la Terapia de constelaciones, o cómo se representa una escena en la que la ayuda al paciente viene proporcionada por la representación de familiares y amigos por parte de otros integrantes. En este caso, los integrantes serán el psicólogo y cuatro pacientes entre los que se encuentra la víctima, a priori los más cercanos a esta antes de su muerte. Esta terapia, que así representada en un monasterio y tal y como nos la presenta el autor parece algo casi oscuro, podría ser la clave de lo sucedido y será usada para desarrollar una compleja y entretenidísima trama que consigue, no sólo mantener el ritmo durante toda la historia, sino un cierre más que razonable y una última vuelta que deja al lector más que satisfecho con la lectura.

     Comenzaba diciendo que leer libros escritos por autores de otras nacionalidades nos puede servir de acercamiento a sus países, y justo eso sucede en este caso, en el que Miloszewski nos va dejando datos sobre la ciudad y sus calles haciendo que Varsovia sea algo más que una simple ambientación para su novela. Y si eso hace con la ciudad, os podréis imaginar que sus personajes también están cuidadosamente caracterizados; tanto en el caso del fiscal, o sobre todo en su caso, como en el de los secundarios, amigos y familiares que desfilan por las páginas del libro.
     La novela negra parece estar inundando las librerías, y por eso es difícil encontrar personajes y tramas que nos resulten novedosos; el protagonista de esta historia, sin ir más lejos, tiene muchos rasgos comunes con detectives ya conocidos que se encuentran en momentos de incertidumbre interior, y quizás por eso el autor lo ha situado en una temprana franja de edad para así darle también rasgos propios que consiguen convencernos más de sus diferencias que de sus similitudes con viejos conocidos. El caso es que la historia funciona, arranca con un asesinato y consigue captar el interés del lector hasta el final, dejando un leve poso crítico y algún momento para la sonrisa, aunque sea más irónica que divertida.

     Un asesinato, un tipo de terapia diferente y cerrada a pocas personas, y un gran protagonista son los ingredientes que, junto a un buen ritmo y mejor desarrollo constituyen esta entretenidísima novela que me ha durado apenas un suspiro. Una buena aportación a la novela negra, cada vez más internacional en los estantes de las librerías.

    Y vosotros, ¿podéis recomendarme novelas que permitan recorrer calles de países lejanos?

     Gracias

martes, 14 de abril de 2015

Subsuelo. Marcelo Luján



     "No fue la noche.
     Ni el verano ni el hielo.
     Ni los altos árboles que todo lo ven.
     No. No fue nada de eso.
     Bajo el cielo azul oscuro del valle, las cosas son un poco mágicas para los que vienen de la ciudad.
     O tal vez haya sido todo."

     Recomendación tras recomendación, así ha llegado este libro a mis manos. Variso escritores, blogs, libreros... era inevitable que acabara por leerlo. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Subsuelo.

     Una casa de verano en la que se juntan familias, con sus hijos, sus historias y sus veladas agradables cuando el sol cae. En una de esas veladas un accidente dará al traste con la vida, no sólo de quien fallece, sino también de quienes siguen vivos.

     Intranquilizadora. Eso es principalmente la novela de Marcelo Luján. El tono usado por el narrador es el encargado de poner al lector alerta en las primeras páginas y conseguir que la tensión no se disipe en ningún momento. Esas afirmaciones cortas  marcarán una historia con demasiados elementos oscuros como para dejarnos indiferentes. Un martilleo a golpe de "Aún no lo saben" que se vuelve un golpe constante, rítmico. Como un metrónomo que marcara los momentos trágicos de la vida.
    La hormiga como símbolo, la plaga que se extiende, el suelo minado de túneles... todo bajo la superficie. Justo como sucede con los personajes que pueblan este título escrito casi a modo de relatos. Me pregunté muchas veces el motivo de la cubierta, alegre, colorida, luego leí el libro y lo entendí. La quietud de las hojas de los árboles me resultaba casi insoportable de mirar, ya no era hermosa sino tétrica, de mal agüero. Porque así es la narración de Luján, pausada, casi estática en cada paso. Con movimientos temporales que nos sitúan poco a poco en la historia, inicialmente bastante simple, pero que se retuerce un poco hasta convertir lo hermoso en grotesco o tal vez justo lo contrario.

     Familias, secretos de juventud heredados como si fuera una tradición, como si la vida les condenara a repetir una impronta en el alma que las dejara marcadas de por vida. Mellizos, veterinarios, piscinas, pies que se rozan y tardes al sol. Y un sol que, a medida que avanza la tarde, va dando lugar a la penumbra. Una historia marcada por la tensión creciente de lo que no se dice, de lo que se sabe, de lo que se oculta. Y una vuelta constante al principio, a cada origen. Y hormigas. Muchas hormigas.

     Subsuelo es una gran novela cargada hasta saturar el aire que se respira y en la que el lector necesita avanzar sin descanso. Es imposible no recomendarla. Leed.

     Y vosotros, ¿cuál es el último libro que habéis leído y que siempre recomendáis?

     Gracias

lunes, 13 de abril de 2015

El misterio del carruaje. Fergus Hume



     "El diario Argus, en su número correspondiente al sábado 28 de junio de 18.., daba cuenta del siguiente suceso:
Se dice que la verdad puede en ocasiones superar a la ficción y, ciertamente, el extraordinario asesinato que tuvo lugar en Melbourne la noche del jueves pasado, o más bien la madrugada del viernes, confirma en gran medida la veracidad del dicho. Un asesino sin identificar cometió un crimen muy cerca de las principales calles de esta gran ciudad; crimen que, sin duda, está rodeado de un impenetrable misterio."

     Esta novela, cuya introducción es en sí misma toda una historia, se publica el año en que apareciera la primera novela de Holmes, con la diferencia de que ésta fue el libro más vendido frente a la después famosa. Eso hizo que me llamara la atención: la anécdota, el tal vez injustificado desconocimiento del título por mi parte o acaso el olvido al que fue relegada, cambiando el lugar con Holmes. Por estos ingredientes me acerqué sin dudarlo. Y por ello es también que hoy traigo a mi estantería virtual, El misterio del carruaje.

     Un hombre aparece muerto en un carruaje de alquiler, asesinado, y el cochero da una descripción parcial del acompañante que tuvo durante una parte de su trayecto. El difunto resulta ser un pretendiente de la joven heredera Frettbly, lo que unido a una imprecisa descripción dirige las investigaciones de la familia hacia su rivalidad con otro pretendiente mejor situado. A partir de aquí, las pesquisas de Gorby y Kilisp junto a un abogado, serán las que desentrañen el misterio que tanto a trastornado a la mentada familia.

     Lo primero que demuestra una primera lectura de este título es que los gustos de los lectores no han cambiado tanto pese a los años transcurridos. Una novela de misterio, repleta de personajes, secretos y con un toque de melodrama, fue un éxito hace años y lo sigue siendo hoy en día (sobran los ejemplos que seguro que se nos ocurren en este momento a casi todos). Es fácil dejarse caer en la historia y recorrer las calles de este relato que van desde la sociedad bien situada, hasta los fondos más bajos, mostrando el contraste existente entre estos dos mundos y también las posibles zonas de unión que tenían. No tenemos más que fijarnos en como se cuida el autor en marcar el lenguaje empobrecido de las caseras de los jóvenes solteros residentes en la ciudad, para darnos cuenta de las enormes diferencias sociales existentes en la época. Eso hace que la historia gane en fuerza, que el lector vaya asumiendo los roles sociales pese al tiempo que ha transcurrido desde la publicación y que sea capaz de identificar en todo momento a quién habla y el lugar que ocupa, y este último punto era muy importante en aquella época.

     La historia es dinámica, el lector siempre se encuentra siendo testigo de una conversación, una pesquisa, una promesa, consiguiendo de este modo que sea fácil seguir un ritmo marcado por capítulos cortos que provocan ese sentimiento de "un capítulo más" tan apreciado por muchos en este tipo de novelas. Además, Hume adereza la historia con una carga melodramática marcada por los secretos, mezclando así ingredientes que resultan más que efectivos a la hora de despertar nuestro interés. A todo lo dicho, hay que sumarle una buena ambientación, una pequeña dosis de crítica y salpicarlo con un tenue sentido del humor y ya tendremos los ingredientes para construir una de esas novelas que se leen solas y que a la fuerza han de ser tan difíciles de escribir como fáciles de leer. Llama la atención por tanto, que luego fueran las novelas de Doyle las que cruzaran las fronteras temporales para que su fama siguiera vigente hasta hoy en día, y es que, tal vez, lo único que le falte a esta historia para conseguirlo, es haber tenido uno de esos detectives marcados con fuerza página tras página. Hume, en cambio, opta por ser más homogéneo en ese sentido y serán los secretos y el misterio que da título al libro, los grandes protagonistas de su historia.

     Una preciosa edición y una novela francamente entretenida que demuestra que los gustos lectores no han cambiado tanto. Nos siguen gustando los buenos misterios.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

sábado, 11 de abril de 2015

Entrevista a Víctor del Árbol

Imagen web del autor

Víctor del Árbol nace en Barcelona en 1968. Trabajó como funcionario hasta el año 2012 y ha colaborado como locutor y colaborador en el programa Catalunya sense barreres. Finalista del premio Fernando Lara en 2008 con El abismo de los sueños y ganador del Tiflos con El peso de los muertos. Sus obras más recientes han traspasado fronteras y obtenido premios como el Prix du Polair siendo Un millón de gotas su éxito más reciente.

     - Tu primer título fue El peso de los muertos y con él llegó tu decisión de no publicar, ¿qué pasó? ¿Realmente estabas convencido en ese momento de tu decisión?
     - Para mi fue un momento de descubrimientos, en positivo y en negativo. A la alegría de la primera publicación, el primer premio, las primeras reseñas en periódicos, las promesas y los sueños, le secundó la decepción de ver que otras personas son capaces de jugar con tus ilusiones, de mentirte, de utilizarte. Descubrí a la gente sin escrúpulos que se aprovecha de la ingenuidad de un autor primerizo, que te sisan, que saben alimentar tu ego sin darte nada a cambio. Es duro reconocer que te han engañado. Así que decidí que podía seguir escribiendo sin pagar ese peaje de desilusión y falsedad, aunque para ello tuviese que renunciar a que otros me leyeran.
     - Y luego el cambio y tu llegada a Alrevés y posteriormente a Destino, ¿qué ha quedado por el camino del Víctor del Árbol de aquel momento y qué has recogido?
     - He dejado atrás la ingenuidad, que no la ilusión. He aprendido a ser yo mismo, a exponerme menos y a no dejarme atrapar en espejismos. Ya no tengo prisa, no soy impaciente. Lo importante es escribir, no competir con nadie, salvo con tu propia imposibilidad. Tratar de ser el mejor escritor posible y disfrutar del camino. Lo que tenga que ser, será, y no todo está en mi mano. Eso te libera. Pero sé lo que quiero, y sé cómo quiero conseguirlo. Como diría Sinatra, a mi manera.
     - Hasta donde yo sé, tenías una suerte de ritual cuando publicabas un libro, dejándolo a un lector anónimo. ¿Lo mantienes? ¿Por qué Montserrat?
     - Si, sigo haciéndolo. Me gusta firmar el primer ejemplar a un lector anónimo porque creo que existe una suerte de magia que hace que un lector y un libro se encuentren en el momento adecuado. Es una manera modesta de devolver los factores que me hace la vida, de dar las gracias. Montserrat es un sitio de una fuerza especial, guardo mis mejores recuerdos de esas montañas, de la gruta. Hace mucho tiempo hice una promesa, me comprometí con ella y espero poder cumplirla algún día.
     - Y tu último libro Un millón de gotas, una novela estupenda que consigue adentrarse en el lector y en la que, además de todo lo dicho, yo veo amor. Dentro de este mundo de etiquetas en el que te han puesto la de novela negra, ¿Cómo definirías tú esta novela?
     - Me gusta mucho que tú veas una historia de amor, porque compartimos esa visión. Para mí, Un millón de gotas es un grito de libertad, una negativa a aceptar que la vida es solo sufrir. Es una novela llena de dureza, sí, y de ternura, de dolor y violencia, pero también de poesía y dulzura, porque a fin de cuentas, es solo -nada más y nada menos -que un viaje al alma del ser humano. Un viaje de luces y sombras, sin mochila ni prejuicios.
    Nunca voy a ponerle una etiqueta a mis novelas, ni voy a decir lo que son o no son, hablando de género. Eso lo dejo para los demás. Yo soy un escritor, un cazador de mariposas, como expliqué una vez. Aprendo a observar, me acerco con paciencia para no espantar su vuelo, la atrapo en el cuenco de las mano sin dañarle las alas, la siento y luego la dejo ir para que otros la descubran. Me siento narrador por encima de todo. Quiero entender, y entre tanto, exploro con las palabras.
     - Uno de los personajes que más me han gustado, ha sido Laura, esa gota en un océano. ¿Estamos necesitados de océanos de Lauras?
     - Necesitamos personas capaces de soñar con los ojos abiertos, gente como Laura -que sufre algo terrible y no permite que el dolor la destruya -, capaz de reinventarse, de negarse a ser lo que otros esperan, a callar, a resignarse. Laura no es una revolucionaria, no es una líder política, no tiene grandes discursos. Es una mujer de acción, consciente de quién es y de quién la rodea. Nunca se engaña, deja que la tristeza fluya y la transforma en energía para que otros no sufran lo que sufrió ella. Laura tiene esperanzas en el Ser Humano, en la infancia. Laura cree que si cada uno de nosotros diese un pasito adelante, uno pequeño, nadie pararía la fuerza de ese millón de voluntades. Sí, necesitamos a tantas Lauras, como el desierto necesita la lluvia.
     - Si pensamos en los personajes de tus historias, son personas marcadas, heridas, con luchas internas, ¿te interesan más las batallas internas que las guerras?
     - Toda guerra empieza y termina, al menos en los libros de Historia. Todo acto encuentra su justificación en el contexto, en las ideas, en el momento. Pero el ser humano no es un camino recto, no va del punto A al punto B sin dudar. Se para, se pierde, se confunde, quiere retroceder, buscar atajos, cambia de opinión. Se emociona, se enamora, odia y se venga, o simplemente se deja aplastar. Sí, claro que me interesa más el fuego que bulle en mi interior que la escena estática de una batalla pintada sobre un lienzo oscuro.
     - Eres ex seminarista, mosso d'Esquadra y escritor. Si me fijo en las dos primeras no puedo evitar pensar que algo hay de querer cambiar el mundo, mejorarlo, ¿hay algo de eso en el escritor y sus letras?
     - Yo creo que podemos ser libres y dueños de nuestro destino. Suena arrogante y casi ingenuo. Pero nada m´s lejos. No tengo derecho a decir lo que es la literatura o lo que significa ser escritor. Cada cual toma sus decisiones en conciencia y bien está. Eso también lo he aprendido. Pero te diré que yo he visto hombres rudos, hombres que jamás irán a una presentación de un libro, a un museo o a un concierto, emocionarse hasta el tuétano ante unas palabras escritas que les sirvieron de espejo, he visto hombres que apenas saben leer siguiendo las líneas de un libro con un dedo y con un brillo de vida en los ojos. Cuando era niño solía imaginarme que tenía un súper poder: me gustaba creer que era capaz de hacer que la gente dejase de pelearse de gritar, de agredirse- Y un día descubrí que había escritores que contaban lo que todos sabían pero no eran capaces de expresar. "Yo soy como tú. Yo te comprendo." Así empezó todo para mí. Sí, claro que creo que escribir puede cambiar el mundo, y si no puede, al menos siembra la duda, la posibilidad.
     - Tu éxito en Francia es impresionante, ¿a qué crees que se debe?
     - El éxito es una cosa que deberíamos poner siempre entre comillas. No significa necesariamente para cada uno de nosotros. Francia me dio la posibilidad de sentirme escritor antes que en casa, hay que reconocerlo. Me sentí querido, respetado, interpelado por lectores que de pronto me descubrían, que querían discutir, hablar, saber más. No sé porqué las cosas pasan de repente, cuál es la clave de esa magia. No me lo cuestiono. Trato de seguir explorando en mi voz, de afianzarla, de darle sentido a mi vida, la vida que yo he elegido como escritor. Y trabajo día y noche con la misma ilusión para que eso se repita en España, en Alemania, o en Estados Unidos. La literatura no tiene fronteras, tiene lectores.
     - ¿Qué diferencias ves entonces entre el mercado literario y los lectores españoles y los franceses?
     - Objetivamente, con datos en la mano, el lector medio francés lee más que el español, la cultura y la literatura están más presentes en la vida cotidiana en nuestro país vecino, forma parte de una tradición educacional que se trabaja desde la niñez. Leer, y ser buen lector, está bien considerado, se entiende que es un plus en la formación crítica de las personas. No todo es perfecto, desde luego, pero hay un gran trabajo de base.
     Nunca he oído en Francia que me digan que mis novelas son "largas" o "cortas", que son "duras" o "blandas". Gustan o no, y esa opinión se sustenta con el gusto personal pero también con argumentos. Diría también que el escritor es alguien con prestigio social (hablo genéricamente) alguien a quien se escucha y con el que se está de acuerdo o no. Pero también tienen el mismo problema que aquí de sobreoferta, de productos mediatizados, y de crisis lectora y por qué no, de ambición literaria.
     - Tienes una presencia activa en las redes sociales, en las que comentas e interactúas con tus lectores, no sé como te da tiempo a todo, ¿cómo vive un escritor este cambio que le permite tener una opinión casi constante de sus lectores sobre su obra?
     - En su justa medida, todo es complementario. A mi me permite esa cercanía sin sobreexposición que me ayuda a compartir opiniones, vivencias y amistades. Aprendo y desaprendo con rapidez, asumo que una parte de lo que me llega no es la totalidad, pero me da un punto de referencia. Mira, yo le debo muchísimo a los lectores que se dedican a propagar el boca a oreja sin siquiera conocerme, y me parece justo ofrecerles algo de mí, mi gratitud, mi compañía.
     - Soy consciente, precisamente por las redes sociales, de que ahora apenas tienes tiempo de nada, pero la pregunta se impone ¿tienes alguna historia en mente?
     - Sí, mis ojos escriben por mí cuando ando por la calle, cuando viajo, cuando escucho algo o leo un libro o una revista. Estoy trabajando en una nueva historia, sobre las diferentes formas de locura que apareja el amor. Espero que pronto podamos anunciar su publicación, aunque prefiero tomarlo con calma, dejar que la historia me vaya llenando. Tal vez para 2016.
     - Y ya una pregunta cuya respuesta intuyo, ¿para cuándo un libro con un final feliz de esos que dicen de "bienestar del lector"?
     - Los finales que busco me encuentran. Son el resultado lógico de los actos de los personajes. Ellos deciden, yo solo les hago las veces de amanuense. La vida es como es y hay que tomarla como viene. No creo en las concesiones cuando son el principio de una mentira.
     - Por último, y tres años después de la primera vez que pasaste por aquí, te pregunto lo mismo: ¿Qué estás leyendo en este momento?
     - Estoy terminando Como la sobra que se va, de Antonio Muñoz Molina, un autor al que sigo con atención desde hace años, cuando leí Invierno en Lisboa. De reojo, tengo esperando el de mi querida amiga Dominique Manotti, Or Noir.

     Muchas gracias, Víctor, por pasarte una vez más por este espacio y por tu amabilidad y simpatía y, como siempre, gracias a todos los que pasáis por este espacio habitualmente.

     Bibliografía:

     - Un millón de gotas
     - Respirar por la herida
     - La tristeza del samurái
     - El peso de los muertos

     Web del autor

viernes, 10 de abril de 2015

La inconcebible aventura del hombre que fue otro. Manou Fuentes



     "La única singularidad que Édouard Pojulebe podría reivindicar en el transcurso de su existencia era el apellido que le había tocado. Excepto por este detalle, cuya importancia veremos a continuación, nada lo empujaba a salir de la banalidad. Un físico inocuo, una conducta discreta y el deseo de pasar inadvertido habían trazado de antemano su destino."

     Llevo toda la semana hablando de títulos, así que este no podía faltar: por llamativo, extenso e incluso divertido. Por todo eso y un par de razones que explicaré a continuación, hoy traigo a mi estantería virtual, La inconcebible aventura del hombre que fue otro.

     Conocemos a Édouard Pojulebe, un hombre gris, incluso tímido, que pasa por la vida siendo prácticamente una sombra para el mundo. Y lo hace, al menos en un primer momento, sometido por su apellido, ese que desde niño le trajo tantas burlas y le hizo merecedor de una atención que estuvo lejos de ser grata. Un día en el que Édouard está en la calle, haciendo una de sus rutinas, un hombre le cae encima dedicándole una última frase muy particular: "Está en mi bolsillo". Este hecho trastoca las rutinas de Édouard hasta un punto que él jamás podría haber sospechado.

     Manou nos presenta a un protagonista tranquilo y sosegado que nos hubiera pasado desapercibido si ella no nos lo hubiera puesto delante. Así es Pojulebe, al que llamaré por el apellido que tanto ha marcado su forma de ser. Un hombre que nos simpatiza desde un primer momento y al que vemos en tensión, somo si esa manera de vivir adquirida no terminara de encajar con él y le diera muchas vueltas a cada paso para mantenerse en esa zona gris. Hasta que sufre ese percance en la calle, percance que provoca que sea el centro de atención junto al hombre caído. Y entonces su vida cambia, se tensa, incluso investiga lo que le sucede; primero en los libros que le dejó su padre, descubriendo pasajes marcados que le atraen más que lo que hubiera imaginado. Más tarde, viendo que su intranquilidad aumenta, acude al médico, algo le sucede y no duda en buscar esa ayuda. Pero finalmente, la vida le empujará hacia ese momento determinante y esa enigmática frase: a saber qué le sucedió realmente a aquél hombre y qué significaba lo que le dijo. Y será entonces cuando su vida cambie y Pojulebe descubra que puede ser de otra manera, cuando inicie un viaje exterior y otro interior, ambos llenos de descubrimientos sobre sí mismo. Porque ahora os digo, que una de las cosas que descubre nuestro protagonista, es que ese apellido que tantos tormentos le ha causado, lo comparte el hombre que se le cae encima. Y no es un apellido precisamente común.

     Fuentes nos deja una novela entretenida, con momentos francamente divertidos y una trama original.
     Una novela en la que hay un secreto, viajes e incluso muertes podría parecer de acción; pero no, no es ese el ritmo que la autora imprime a esta historia. Lo que podría haber sido una novela policíaca convencional, se convierte en una novela de descubrimientos en la que el protagonista encadena una decisión tras otra metiéndose en una dinámica que jamás hubiera imaginado. Y es precisamente ese el acierto de la historia, la originalidad en la forma de tratarlo y de llevarnos a través de capítulos cortos por toda una peripecia que tiene, por qué no decirlo también, momentos francamente divertidos. Me ha gustado la historia y me ha gustado Pojulebe, al menos el nuestro, el que se presenta en las primeras páginas. Si tengo que ponerle un pero a la novela es una leve moralina que se puede encontrar entre líneas, pero que es, eso sí, perdonable frente al conjunto. Muy recomendable si os apetece una lectura diferente o simplemente entretenida.

      Como siempre, un trabajo editorial con el sello personal de Malpaso y esos cantos que hacen que queramos tener estantes de cristal, para poder disfrutar de sus cantos coloreados. Porque yo, lo reconozco, a veces soy un tanto superficial, y miro las ediciones, si hay varias, antes de comprar un libro, para decidirme por la que sea más a mi gusto. Y vosotros, ¿le dais importancia al exterior... de los libros?

     Gracias

miércoles, 8 de abril de 2015

Música para feos. Lorenzo Silva


     "Era un viernes por la noche, o lo que es lo mismo, el momento más temido por una mujer como yo: joven,  pero ya no tanto como para tener el alma y la piel libres de rasguños, y con algún recorrido a las espaldas, pero todavía no tanto como para comprarme un gato y no esperar nada más de la vida. El temor se agrava cuando compruebas que en ese momento fatídico no tienes grabado en la agenda del móvil el número de nadie a quien puedas llamar sin que la perspectiva te inspire aburrimiento, asco o la mezcla de ambos. En esa situación, detestable y absurda, bien puede suceder que te prestes a probar alguna solución descabellada. Y eso fue, justamente, lo que yo hice."

     El autor no lo sabe, pero es un dicho muy mío que para que una historia de amor me guste, tiene que tener buenos personajes, una gran historia, un apoyo e incluso música... así que cuando vi que se publicaba Música para feos y que tenía banda sonora, me sonreí. Hoy traigo a mi estantería virtual, Música para feos.

     Conocemos a Mónica, una mujer a punto de pisar la treintena con un trabajo que no la satisface y una vida gris marcada por la soledad y pocas perspectivas de cambios.  Una noche decide salir con una amiga que no frecuenta y acaba en un local en el que conoce a Ramón, un hombre serio, tan sincero como hermético respecto a su vida, que pasa de los cuarenta. Ambos se encuentran como solo lo pueden hacer dos vidas vacías.

     Esta vez, Silva se pone en la piel de una mujer para convertir a Mónica en la narradora de su historia. La acompañaremos mientras recuerda esos primeros momentos en los que dos personas cruzan sus miradas y comienzan una relación desde la madurez, sus avances y sus dudas. La veremos frente a Ramón, un hombre que parece tan celoso de su vida privada como para estar dispuesto a convertirla en un secreto mientras lo considere necesario y asistiremos al deseo de Mónica de saber, de acercarse y meterse también bajo la piel de Ramón. Porque esta, es una historia de amor. Pero no una de esas historias de sentimentalismos y adornos, no. Es una historia de las de verdad, de esas que avanzan de frente, en las que las personas se arriesgan y se desnudan poco a poco temerosas de mostrarse como son hasta que van perdiendo esa timidez o reparo y se entregan para siempre.

     Y además está la música. Todos tenemos una canción que nos recuerda a una persona, un momento, un verano, un sentimiento... quizás nunca hayamos reparado en ello, pero forma parte de nosotros. Mónica y Ramón se hablan el uno al otro en un ritual formado por letras de canciones que intercambian, se alternan los envíos, las épocas, pero no la intención: los versos son, quizás, el reflejo de lo que no se dice. El conjunto de actos, miradas, palabras y notas musicales compone una magnífica historia que se ve complementada con un entorno del que no puedo daros datos para no privaros de acompañar a Mónica en su descubrimiento, pero que ha sido el complemento perfecto para esta novela en la que me encuentro a ratos con la mirada empañada, como le sucediera en alguna ocasión a alguno de sus personajes.

      Las grandes historias suelen ser cotidianas, nos rodean junto a sus dueños y pasamos por delante sin saber sus nombres, sus secretos, sus pasiones... A veces, hay escritores capaces de recogerlas y mostrarlas, incluso de hacer que nos paremos un momento a pensar más detenidamente en ello y que nos fijemos en cada rostro. Esa es la diferencia entre una historia y una gran historia, y eso es lo que nos deja Lorenzo Silva en Música para feos, una gran novela que recomiendo sin reservas. Sale a la venta mañana, si os lo tropezáis, echad un vistazo; merece la pena.

     Hoy termino con una de las canciones que aparecen en el libro, cuya lista de reproducción aparece en la última página. Y... hagamos la nuestra, ¿me podéis decir una canción que os guste especialmente?

Creep. Radiohead

     Gracias