"¿Cómo ordenar la propia biblioteca? Es un tema altamente metafísico. Me sorprende que Kant no le haya dedicado un breve tratado. De hecho, ofrece una buena ocasión para indagar en la cuestión capital: ¿qué es el orden? El orden perfecto es imposible, sencillamente porque existe la entropía. Pero sin orden no se puede vivir. Con los libros, como con todo lo demás, es necesario encontrar un término medio entre esas dos afirmaciones".
Los lectores nos sentimos atraídos por los libros sobre libros, es un hecho. Pareciera que, además de presumir y hablar de libros, nos sintiéramos parte de una suerte de secreta hermandad en la que todos nos comprendiéramos con un lenguaje secreto basado en validar comprar nuevos libros cuando aún tenemos sin leer o en el placer de ver nuestras propias bibliotecas, ordenadas por un criterio personal que nos impulsa además a intentar descubrir el criterio con el que otros ordenan las propias. Por eso, hoy traigo a mi estantería personal, Cómo ordenar una biblioteca.
Roberto Calasso reúne en una única persona las figuras de editor, escritor y lector, y me atrevo a decir que todas ellas al más alto nivel. De hecho no hay más que echar un vistazo al catálogo de Adelphi durante sus años de editor para comprender a qué me refiero. Tiene además entre sus publicaciones una serie de títulos que se acercan a los libros desde todos los puntos de vista que él poseía, y el que hoy traigo en particular se coloca muy del lado afín de los lectores.
Si esperáis la fórmula mágica para colocar vuestra biblioteca de forma que no os queden dudas o que desaparezca esa sensación de tener algún libro mal colocado (ya sea porque el autor cambió de editorial o la editorial de formato, o tal vez el escritor optó por publicar un ensayo), os aviso: aquí no es. Calasso afirma que hay tantas formas de colocar las bibliotecas como lectores y que, además, todo lector piensa en varias posibilidades que le convencen, pero en el mundo tridimensional normal que habitamos no podemos desdoblar libros para que se encuentren en dos lugares a la vez salvo que los compremos y ocupemos más espacio. Ese es nuestro eterno problema, ¿verdad? Y aquí aparece además la regla del buen vecino, vital para el autor, y que dice que cuando vas a buscar un libro acabas cogiendo el de al lado porque de repente es más útil o llamativo que el que habías pensado en un primer momento. Confesadlo, a todos nos ha pasado alguna vez. Es como ese momento en el que vas a por un libro a la librería pero ves otro que no buscabas y... bueno, ya nos sabemos también el final de esta historia.
Además hay partes biográficas o basadas en experiencias propias que enriquecen esta lectura que tiene, por supuesto, un bello hilo conductor en torno a los lectores y también saca la sonrisa cuando afirma no solo que hay que comprar libros que no se leen o que comprar más libros de los que se leen porque en el futuro, cuando nos apetezca leernos, será como si el día que los compramos nos hubiéramos anticipado en el tiempo. También dice, y me tuve que reír, que si alguien le preguntara si ha leído todos los libros que tenía en su casa y él respondiera que sí, estaba seguro de que la otra persona huiría espantada. Y es que pensadlo por un instante... conoces a alguien, con el tiempo vas a su casa y ves una pared atestada de libros. Un lector jamás hace esa pregunta pero tú no puedes evitarlo y le dices: ¿los has leído todos? Y entonces la otra persona se vuelve y te mira con una sonrisa y afirma sin dudar siquiera un instante: sí, por supuesto, por eso están ahí. Bien, pues no quiero asustaros pero yo estoy casi segura de que pensaría que he dado con algún tipo de psicópata.
Calasso cuenta que cubre los libros con pergamino porque exponer los títulos sería como una exposición de su propia intimidad y yo que tengo un estante con mis libros más preciados justo pegado a la cama comprendo perfectamente lo que quiere decir. El resto están expuestos abiertamente repartidos por la casa. También habla de los malos vecinos, los vecinos molestos, y de la necesidad del no en una biblioteca. al igual que una editorial, una biblioteca tiene que saber decir que no a libros malos, ediciones malas, obsoletas o embarazosas por lo que pone o por la dedicatoria que nos encontramos. Calasso dice, en definitiva, muchas cosas que serán perfectamente comprensibles para cualquier lector que se acerque a este pequeño ensayo que, en mi caso, no va a estar jamás al fondo del estante, donde puedo colocar delante del lomo tantas figuritas y adornos como para dejar claro que ese libro no va a salir nunca del lugar que le asigné.
No existe la biblioteca perfecta con el orden perfecto. Toda biblioteca es en sí un caos en constante orden o desorden porque vamos cambiando los libros de sitio. Lo que si existe es una librería perfecta y tal vez ya la conozcamos aunque no seamos conscientes de ello: es aquella de la que uno siempre sale con un libro bajo el brazo y, la mayor parte de las veces, es con un libro que ni siquiera sabía que necesitaba pero que al descubrirlo se volvió, como decía aquella colección sacada por otro erudito editor, ineludible.
He disfrutado mucho con Cómo ordenar una biblioteca. Me he sentido comprendida, acogida y aceptada y es que cuando un lector encuentra a otro y su amor por los libros es equiparable, solo puede pensar: mi sitio, mi manada.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.