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lunes, 28 de julio de 2025

Estás en mis ojos. Angélica Morales

 


     "París, 27 de enero de 1985 
     En los labios de Hélène Roger-Viollet bailaba una sonrisa. 
     Estaba un poco ebria porque se había pasado la mañana mezclando los ansiolíticos con la ginebra y moviéndose al compás de las canciones de Édith Piaf. El vaso medio vacío sobre la mesa; en el aire, el olor del sudor y ese aroma rancio de las casas mal ventiladas, que se mezclaba con las voces de Los tres mosqueteros que surgían de la televisión. Hélène había puesto un vídeo de una de sus películas favoritas; la versión clásica, naturalmente, ya que le horrorizaba la crudeza del color. Desde niña había navegado en la melancolía del blanco y negro y nadie podía sacarla de allí. Por eso todas las fotografías de la agencia Roger-Viollet eran eso, luces y sombras que se habían multiplicado en el tiempo hasta convertirse en ese patrimonio ingente que amenazaba con devorarlos".

     Suelo acercarme a los libros que novelan biografías que me parecen interesantes, de personas desconocidas que, tal vez, hicieron algo sorprendente. Hoy traigo a mi estantería virtual, Estás en mis ojos.

     Conocemos a Hélène Roger. O, para ser exactos, se encuentra su cuerpo. Hélène es una fotógrafa muy conocida con una brillante trayectoria y fundadora de una prestigiosa agencia de noticias. Casada en un matrimonio un poco peculiar, la investigación sobre su muerte recae sobre Isabel, que se ve fascinada por la figura de la difunta. Y, ahora sí, conocemos a Hélène, ya que serán sus memorias las que recorran las páginas de la novela más allá de la investigación del asesinato.

     Siempre resulta interesante descubrir cómo figuras internacionales llegaron a serlo. En mi caso reconozco que no conocía a la protagonista de la novela, pero aún así me ha gustado transitar por su pasión, el momento en que decide abrir un estudio fotográfico y la transición del estudio a agencia. Hélène acompañada de su amor, que como suele pasar no es tan idílico como dejan ver a un mero observador, lucha contra las adversidades casi de forma literal. Y la primera de ellas es, por supuesto, ser mujer. La novela torna casi en novela de aventuras por distintos escenarios y con secundarios que llegan a brillar más que los protagonistas, que la autora va desnudando poco a poco en una tormentosa intimidad. Y, sin embargo, lo que más me ha gustado es ver el tránsito a una concepción moderna de la fotografía, un mundo que cambió y que sigue cambiando ahora con los programas de edición. Ahí crece Hélène casi como una última romántica, lo que provoca reacciones encontradas y muestra una cara quizás no tan benévola pero en  la que la credibilidad aumenta, porque somos personas y nos reconocemos entre nosotros.
     La novela es amena, hay que tener claro que no se trata de una investigación trepidante para coger al asesino con la lengua fuera tras una carrera y dos luchas, aquí se trata de descubrir la figura protagonista de una forma más pausada y dominada por la narración. Si el lector llega esperando la trama policial, algo que puede pasar tras la escenificación del hallazgo del cuerpo, posiblemente se lleve una decepción, así que mejor ir sabiendo que se trata de un viaje muy diferente para rescatar un nombre del olvido que, si uno lo pone en Google, seguramente le de un par de pequeñas sorpresas.

     Estás en mis ojos es una novela entretenida que deja ese regusto a haber descubierto algo. Seguiré leyendo a Angélica Morales.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 14 de julio de 2025

Las abandonadas. J. D. Barker

 


     "El frío de la noche se le clavaba en la piel ante el aullido del viento que pasaba en un quejido entre las ramas desnudas justo al otro lado de la ventana. Rachael tiró de las sábanas, se las ciñó alrededor del cuello y se deslizó hacia el lado de su marido en la cama en busca de su calor. No estaba allí, sin embargo. Descubrió que estaba sola. 
     —¿Thad? — dijo en un suspiro. 
     "La habitación le respondió con otro susurro cargado con toda la furia de la tormenta en aquella noche, un susurro duro y amargo teñido del tono hueco de un lugar que carece de vida, desprovisto de la seguridad que proporciona el hecho de saber que tienes cerca a un ser querido".

     Aunque la mayor parte de nosotros llegamos a este autor por El cuarto mono, lo cierto es que hubo vida antes de esa novela. Hoy traigo a mi estantería virtual su primera novela, que llega ahora a nuestras librerías. Se trata de Las abandonadas.

     Conocemos a Thad, escritor. Acaba de terminar su última novela y la verdad, le ha resultado casi que demasiado fácil escribirla. Trata de los juicios de Salem y ahora se va a Nueva York a promocionarla sin saber el peligro que corre. Y también conocemos a Rachel, su esposa. No lo acompaña porque va a tener a su segundo hijo, así que se queda con la que será su hija mayor. Tampoco saben el peligro que corren. Y finalmente conoceremos el peligro, que data de la época en la que se ambienta la novela de Thad.

     Barker en esta novela se acerca más al terror, no olvidemos que escribió una continuación de Drácula por estas fechas. Y así se nota desde las primeras páginas con las pesadillas de corte clásico en el género. Mujer embarazada sueña que le reclaman a su futuro hijo... bien, lo que destaca es obviamente la capacidad descriptiva del autor, que logra crear una atmósfera adecuada en apenas un puñado de páginas. Esta historia presente se desarrolla en unos pocos días y se alterna con el hilo pasado que corresponde no solo a la novela que ha escrito Thad, también es el origen de todo lo que sucede (amén de una promesa realizada).
     Como podéis ver, nada original en realidad, pero lo cierto es que la novela es  un ejercicio muy visual con personajes trabajados para que encajen en el papel que representan, particularmente el narrador de los juicios, y con un ritmo que hace que las páginas vuelen sin que uno apenas se de cuenta.
No se si os pasa como a mi, pero Barker me gustaba más cuando lo descubrí que en sus últimas historias, que he visto más convencionales y en las que apenas corre riesgos. Si os pasa, descubriréis aquí que no solo se trata de correr riesgos, hay algo más en la frescura con la que está escrita esta novela que ahora se le escurre entre las manos.

     Las abandonadas me ha parecido una novela francamente entretenida para leer este verano a la sombra.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias,

lunes, 5 de mayo de 2025

El día de mi muerte. Federico Axat

 


     "Tengo los ojos cerrados. Un hombre y una mujer hablan en voz baja acerca de una tal Anna, así que ese debe de ser mi nombre. Están muy cerca. 
     —Necesitamos que despierte — dice el hombre con urgencia—. ¿No puedes hacer algo?"

     Federico Axat me gusta, creo que me he leído todos sus libros. Así que este no iba a ser menos. Hoy traigo a mi estantería virtual. El día de mi muerte.

     Conocemos a Anna cuando despierta en un hospital. Está dolorida y no sabe cómo ha llegado allí. Una médico llamada Julia será quien la explique que mató a su novio, que todos saben que lo hizo porque la grabaron las cámaras de seguridad, y que eso sucedió hace dos años. Durante ese tiempo ha estado perdida hasta que la encontraron dos jóvenes cerca de un lago junto al hospital. Anna no sabe que pensar, no recuerda absolutamente nada.
     Y entonces Julia se la lleva, ayudándola a escapar y disparando a un hombre en el camino.

     Leer a Federico Axat es entrar en su universo. Llegas a un hospital intentando recordar si ese nombre había aparecido en otro libro, temiendo que el hombre que parece ser el jardinero apareciera en otra historia  y relajándote cuando todo parece controlado. Y entonces le prestan a la protagonista La última salida lo que le permite hablar de zarigüellas que aún recuerdas mientras sonríes al saber el nombre del autor del libro dentro de la novela que ahora estás leyendo. Parece un galimatías, lo sé. Pero cuando uno está dentro es fácil como también lo es acceder a un universo Donnie Darko en el que los animales no tienen nombre pero se dan la mano de trama en trama. Tal vez no sean Frank, pero desde luego son inolvidables.
     Axat enrevesa una trama en la que pasado y futuro se dan la mano en un presente confuso que, lejos de marear a lector, lo deja convencido de ser capaz de encontrar la solución maestra para los problemas de la protagonista. Porque, y sin poder desvelar mucho de la novela, ya no estamos hablando de un asesinato, hablamos de dos. Porque la doctora disparó en el camino a la presunta huida con la protagonista. Esta huida es la puerta hacia una trama endiablada en la que la lectura avanza con la intriga de si el autor será capaz de encontrar una solución a la altura de un embrollo en el que no puedes fiarte de nadie. Y, personalmente, tengo que decir que puedes fiarte.
Axat logra sorprender, confundir, marear y, sobre todo, entretener.
Pienso seguir sin perderme ninguna de sus novelas.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias

miércoles, 19 de marzo de 2025

El hombre de los dados. Luke Rhinehart




     "Soy un hombre alto, con manos de carnicero, muslos como robles, cabeza de grandes mandíbulas y gafas de culo de vaso. Mido un metro noventa y tres centímetros y peso ciento cuatro kilos. Me parezco a Clark Kent, excepto por el hecho de que cuando me quito el traje apenas soy un poco más rápido que mi mujer, solo soy un poco más fuerte que los hombres que tienen la mitad de mi tamaño y porque, dé los saltos que dé, ni de lejos salto edificios".

     Puede que la cubierta me parezca horrorosa, pero el argumento me intrigó tanto que me lo traje a casa. hoy traigo a mi estantería virtual, El hombre de los dados.

     Conocemos a Luke Rhinehart un psiquiatra con una vida sosa que le lleva al más absoluto tedio. Vivía en Nueva York y tenía rutinas, amigos, hobbies... y pensamientos intrusivos que iban muchas veces encaminados a animar a sus pacientes a que hicieran cosas horribles en lugar de a tratarlos para que no pensaran esas atrocidades. Y entonces encuentra un dado. Un día cualquiera de esos que uno cena y tiene que recoger pero en realidad piensa que le gustaría estar haciendo otra cosa. Y, casi seguro que por aburrimiento, le pregunta al dado dejando una posibilidad mucho más pequeña para hacer lo que quiere que para seguir la rutina (vamos, no pongáis esa cara que, quien más quien menos, todos hemos jugado a eso de "si el próximo coche que pasa es rojo..." y decíamos blanco cuando queríamos hacer lo que fuera que dejábamos al azar). El caso es que salió que hiciera lo que deseaba. Y Rhinehart decide entonces que consultará al dado dejando que decida entre seis opciones, de conservadora a arriesgada, sobre el devenir de su vida.

          Puede parecer que con lo que os he contado he destripado la novela, pero realmente solo he contado la parte banal, luego la historia se retuerce hasta entrelazarse con una realidad demasiado posible como para ser pasada por alto. De hecho esta novela, que ya tiene tiempo publicada aunque destino la traiga a las librerías ahora, se convirtió durante años en una suerte de secreto a voces entre los lectores que se preguntaban si el protagonista era el autor y realmente existía y estaba relatando sus memorias. Hoy tenemos internet y una breve investigación nos descubre que tras este nombre se encuentra George Cockcroft, que ha escrito más libros pero no se leen tanto, que la novela no ha llegado al cine pero se ha intentado muchas veces y que el autor no sale mucho o, al menos, no se le recuerda ver en la calle y menos aún en actos públicos. La novela alcanzó el éxito de fuera a dentro, se ha editado y reeditado y hoy en día se considera de culto y hay, por épocas más o menos personas, que afirman haber tomado las decisiones más importantes de su vida en función de este juego.

     Pero lo verdaderamente intranquilizador, lo transgresor de la lectura, es que en el juego hay que seguir las clásicas normas que dicen que hay que hacer lo que digan los dados, que hay que elegir con cuidado las opciones a poner entre aquellas que pensamos, no sirve cualquier cosa, y que entre todas ellas siempre hay que incluir algo que no se haría. Y ahora pensemos... si hay algo que jamás haríamos y somos sinceros, sin trampas... ¿realmente nos estamos liberando de los convencionalismos o simplemente nos estamos atando a otros? si el dado no incluye solo cosas que queremos pero no nos atrevemos, si realmente vamos jugando y subiendo intensidad hasta poner aquello que jamás estaríamos dispuestos a hacer, ¿cuánto miedo nos daría tirar ese dado? Pues de eso es de lo que trata realmente esta novela.

     El hombre de los dados es una novela intranquilizadora con voluntad de hacer reflexionar al lector y obligarlo a mirar al menos un poco a los lugares oscuros que no se quieren ver. Un juego de ficciones demasiado real que he disfrutado.

     Y vosotros, ¿alguna vez habéis dicho eso de: si el próximo coche que pasa es...?

     Gracias.

lunes, 19 de febrero de 2024

Bajo tierra seca. César Pérez Gellida

 


    "Lo intenta, pero no logra que desaparezcan esos chillidos que se reproducen dentro de su cabeza. Tan agudos, tan estridentes, tan desesperados. 
     Le atormentan. 
     El hombre de la cicatriz en el rostro hace todo lo posible para no escucharlos, pero los oye como si fueran parte de su banda sonora vital. Tiene asumido que esos gritos le van a perseguir hasta el fin de sus días y, a pesar de ello, lo que le empuja a pensar que le convendría arrojarse a las vías del tren no es eso. Es tener la certeza de que si ella se lo pidiera de nuevo, volvería a hacerlo sin dudarlo. 
     Volvería a matar a sangre fría. 
     Volvería a desmembrar un cuerpo".

    Este años nos llevamos la sorpresa de que el Premio Nadal se lo llevaba la última novela negra de César Pérez Gellida. Hoy traigo a mi estantería virtual, Bajo tierra seca.

     La hacienda Monterroso ha ardido y su dueña, Antonio Monterroso, ha desaparecido. El caso llega alas manos de Gallardo y Pacheco unos investigadores dispuestos a no dar nada por sentado. 

     En esta ocasión el autor, conocido por distintas sagas de novela negra, ha viajado en el tiempo hasta situar la acción a principios de sigo, lo que unido a una ambientación polvorienta y ruda, hace que en muchos momentos la novela recoja ecos del western americano. Esto ya de por si es un punto a favor, ya que salimos de las ambientaciones típicas para adentrarnos en una historia que me ha hecho recordar la de aquellas mujeres que, convertidas en buscavidas, se trasladaban a Alaska detrás del dinero del oro. Con estas dos bases y teniendo claro que para encontrar a una mujer desaparecida hay que saber a quién se busca, Gellida construye un personaje inolvidable del que voy a tener mucho cuidado no decir una palabra de más ya que, lo mismo que si lo hiciera con la trama, os podría estropear la diversión de leer una historia que se va complicando a medida que la sangre salpica para terminar en una última parte llena de giros y sorpresas. Al personaje de Antonia lo acompañan su capataz, Padilla, y la pareja encargada de la investigación: Gallardo y Pacheco, cada uno con sus peculiaridades, de tal forma que el lector convertido en Pacheco intenta ir conociendo y comprendido a su particular superior. Todos ellos se ven rodeados por personas de altos y bajo status, carros, bares y una trama en la que el autor se ha encargado de que nunca dejen de pasar cosas para que el lector sienta una curiosidad que se va tornando avidez a medida que restan páginas para llegar a la conclusión.

    Es evidente que no voy a hablar de la conclusión. Solo decir que fiel a lo que el autor tiene acostumbrados a sus lectores, se trata de un final rápido y es que Gellida no sacrifica el ritmo en sus novelas suceda lo que suceda, lo que ha provocado que su número de lectores siga aumentando mientras le reclaman que escriba a la misma velocidad a la que ellos lo leen.

     Bajo tierra seca es una novela entretenida, con todo lo bueno que eso tiene, en la que sumergirse durante unas horas sabiendo que es fácil que se llegue tarde a más de un sitio por el placer que arañarle al tiempo un capítulo más.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

jueves, 11 de enero de 2024

El grito oculto de Berta Lennox. J. L. Domínguez

 


     "Una profunda angustia y una sensación de ahogo, eso es lo primero que siento cuando pienso en aquel martes 19 de abril. Nunca antes me había sentido tan mal, ni siquiera cuando a él le diagnosticaron la enfermedad o el día que todo acabó. 
     Me había costado tres meses. Lo había intentado con anterioridad y cada vez, a última hora, lo cancelaba, no tenía fuerzas para regresar a Barcelona. Aunque lo habíamos acordado, me resultaba imposible, y aún sigo sin saber exactamente qué es lo que me hizo dar el paso; sin embargo, allí estaba, después de veintitrés años había vuelto".

     Conocía al autor por Julia Jones y cuando vi que sacaba nueva novela, esta vez avalada por una editorial, no dudé en seguir sus letras. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, El grito oculto de Berta Lennox.

     Conocemos a Berta Lennox cuando se ha quedado viuda. Ella misma relata el proceso en el cual su marido descubre su enfermedad y pasan juntos su última etapa preparándose, quizás más él que ella, para una vida que continuará sin la presencia de uno de los dos. Y entonces todo sucede y Berta regresa a España a vivir una vida de insomnio y recuerdos dolorosos que sabe que tiene que rehacer. La soledad, los recuerdos y el insomnio serán sus compañeros hasta que, una noche, un violonchelo la acompaña. Tiene un vecino músico que se convierte en su mejor compañía sin saberlo. Al paso de los días habla con él y es un hombre mayor un tanto huraño que se muestra amable con ella pero sin excesos y Berta se empieza a mover a caballo entre esta "amistad" y otra incipiente con un hombre con el que coincide en un bar. La vida sigue. Y entonces aparece el mensaje en su pared y Berta pregunta al vecino. Todo parece apuntar a una muerte de la que el músico no parece saber nada... hasta que aparece muerto en su casa y Berta encuentra un mensaje escondido solo para ella en el que el hombre admite haberle mentido y le da pie a una historia que se convierte en una obsesión para ella, en una forma de volver a sentirse viva. Saber quién ha matado a su vecino sin hacer caso a la policía cuando habla de accidente; conocer la historia que oculta el mensaje de la pared; sobrevivir sola a la vida... Esta es la historia que Berta Lennox encontró sin querer.

     J. L. Domínguez ha escrito una historia de misterio en la que la música, que aparece solo de forma parcial, casi como excusa, se convierte en una constante en la cabeza del lector que no puede evitar recordar el violonchelo mientras avanza la historia. Comento esto, aparentemente sin importancia, para dar muestra de la importancia de la expresividad en una novela y es que esta que está llena de reflexiones más o menos normales, se convierte en una agradable experiencia de lectura gracias al cuidado que pone el autor en lograr algo tan complicado como una lectura fácil. El personaje de Berta es humano. El lector la comprende, entiende su pena, sus recuerdos y su afán por seguir adelante sin tener muy claro el cómo lo va a lograr, y eso hace que la acompañemos en una investigación muy de andar por casa en la que hay casualidades que perdonamos pensando eso de que a todos nos han sorprendido en la vida coincidencias inesperadas que nos han venido bien. Y esto se logra cuando un personaje no nos es ajeno, cuando nos importa, lo entendemos y queremos que siga adelante. La novela, por lo demás con un misterio basado en el pasado que se ramifica al presente, tiene momentos francamente interesantes como la decisión final de la protagonista, que se ven acompañados por una historia del pasado de la que, para qué vamos a engañarnos, me hubiera gustado saber más. Recubierta por un halo de cierta teatralidad es fácil para el lector visualizar casas antiguas de hombres ancianos venidos a menos que parecen envejecer señoriales y descascarillados y que se ven acompañados de mujeres con historias por contar a quien tenga paciencia e interés como para preguntarles.

     La novela, más un cozy crime que una novela negra o policiaca de corte normal, se convierte en una intriga saludable con cierto toque a aquellas historias de los años noventa que se disfruta en dos ratos dejando un sabor agradable y la sensación de que  J. L. Domínguez ha llegado para quedarse a la literatura evitando términos como trepidante y sustituyéndolos por una prosa sencilla que funciona perfectamente conectando así con el lector.

     El grito oculto de Berta Lennox es una novela más que entretenida que deja un buen sabor de boca.

     Y vosotros contadme, ¿os han traído muchos libros estas Navidades?

     Gracias.

miércoles, 7 de junio de 2023

El otro yo. Rafael Caunedo

 


     "Madrid, un día cualquiera, de esos en que ocurren las cosas trascendentes, las verdaderamente importantes. Hospital de la Moncloa. Segunda planta, al fondo, consulta de neurología. Luz blanca de halógenos. Mateo Cué y su padre, Ángel, escuchaban atentos las explicaciones del médico. Semblante serio, contenido. Los silencios resultaban largos y violentos. 
     —Me temo que no tengo buenas noticias — les dijo el neurólogo abriendo el dosier que contenía un exhaustivo estudio médico y el informe definitivo".

     Conocí a Caunedo con El deseo de los accidentes y algo en su forma de escribir se me quedó lo suficiente como para llevar días esperando poder leer su última novela. Hoy traigo a mi estantería virtual, El otro yo.

     Conocemos a Ángel Cué, un famoso escritor de esos que son además caballeros, un tanto anticuados si uno quiere, pero cuya fama y buen hacer han provocado que su nombre y su aspecto sea reconocido incluso por quienes no leen. Y ahora, con una novela recién publicada, le diagnostican de alzheimer precoz. El hombre decide no ser un espectáculo, guardar su imagen sin que nadie vea como se pierde dentro del laberinto en el que va a convertirse su cerebro, y le pide a su hijos dos favores: el primero, que le ayude a prepararlo todo para retirarse  a una casa en el campo y le guarde el secreto de su retiro y ubicación; el segundo, tras entregarle un pendrive con 4 manuscritos cuya existencia no conoce nadie, le pide que los envíe en su nombre cada dos a tres años a su editor para asegurarse de que se publica toda su obra y de que su imagen pervive. Y Mateo accede, ¿cómo no hacerlo? Es su padre, su madre ha muerto ya y él lo adora. Pasan los años y Mateo gana el Premio Óvalo con su primera novela, que es en realidad el primero de los manuscritos de su padre que ha sacado del pen-drive. Y poco después es nombrado ministro y se encuentra con un puesto a cuya altura necesita estar y con un secreto que le oprime y que debe de evitar a toda costa que descubran. Y entonces en la primera presentación del libro, aparece una mujer que le pregunta si su padre ha leído el libro.

     El otro yo trata de la persona que proyectamos que somos y también de la que otros nos proyectan. Caunedo se adentra en la línea borrosa que separa ambas personalidades y en cómo una se va tragando a otra mientras luchamos por sobrevivir boqueando como peces y acabamos llenos de secretos. Y para ello, con una prosa que, una vez más, me ha arrastrado provocando que me fije en ella con placer,  ha creado a Mateo: el hombre sin escrúpulos capaz de engañar al mundo, a su padre enfermo, su esposa e incluso de engañarse a sí mismo. Porque cuanto más grande es la mentira, más nos engañamos a nosotros mismos creyendo que podemos salir ilesos de ella. Y coloca a este impostor con traje y corbata en un mundo lleno de representacines teatrales que dicen que son personas cuyas fachadas se resquebrajan amenazando con hundir la suya sin remedio. Entonces, lejos de juzgar a Mateo, deja que sea el lector quien lo haga según sus actos, le dota de la conciencia justa como para representar el temor a ser descubierto en lugar de la pena por el daño que puede estar causando, y le permite enredarse y revolcarse en un patético espectáculo de hombre, marido e hijo que ni busca ni quiere el perdón como para plantearse la redención.
Caunedo se expresa con frases medidas, a veces poéticas, que han dejado imágenes nítidas en mi retina de la decrepitud de la enfermedad y la fragilidad de la vida de un anciano que mira al horizonte con la mirada perdida incapaz de reaccionar siquiera a las sombras de su pasado. Momentos que combina la más terrorífica de las atmósferas: la de los monstruos como yo. Y es que si algo me asusta no es el monstruo de dos cabezas o el dragón de Maléfica, no. A mi quienes me dan miedo son los monstruos que disfrazados de personas cotidianas se pasean por las calles, entran al cine, enseñan a estudiantes y tal vez, en el peor de los casos, compartan mesa conmigo en algún momento de mi vida. Para ello utiliza escenas desprovistas de tensión convirtiéndolas en algo banal hasta que el lector se para un momento a valorar lo que le están contando y entonces comienza a preguntarse si Dios, ese que crea la historia y la transcribe palabra tras palabra, va a consentir que se salgan con la suya. 
     No os voy a contar por supuesto si al final de la novela Mateo lo logra, si le pillan o si de algún modo se redime. Solo os diré que el primer engaño, la novela, solo es el pistoletazo de salida de una historia marcada por la literatura tanto como por la enfermedad, la fidelidad, el asesinato y los ciclos de la vida. Pondría más pero es que disfruté tanto de la resolución que eligió el autor que me niego a dejar pista alguna que os prive el placer de descubrirlo. A fin de cuentas leer es disfrutar.

     El otro yo me ha parecido una novela muy entretenida y con un toque perturbador que se va colando poco a poco bajo la piel. Seguiré la pista de sus letras.

     Y vosotros, ¿sois de seguir la trayectoria de escritores que os gustan en vuestro primer contacto o tardáis más en buscar el nombre y no la obra?

     Gracias.

lunes, 17 de abril de 2023

El ladrón de veranos. María Soto

 


     "Una noche irreal, estremecida y fabulosa como un cuento de hadas. 
     Así es como la recuerda Clara. 
     El temblor de las lámparas en el salón en fiesta, el vestido de gasa pintada de su madre, el perfume retozón del galán de noche insinuándose desde el jardín, y el mayordomo, un hombre mayor con el pelo blanco, prometiéndole que la llevaría a ver a los gatos si se terminaba el postre".

     La recomendación de un librero vale oro y los libros y, al menos en mi caso, es la forma más segura de que me lleve su obra a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, El ladrón de veranos.

     Conocemos a Clara, una niña de once años que ha caído bajo el hechizo del carismático Roberto Montenegro, aristócrata y pintor de origen incierto que acaba de llegar a Deauville haciendo gala de fortuna y de amistad con el tío de la niña. Pero cuando conocemos a Clara, está a punto de descubrir el cadáver de Montenegro en un jardín. Ha sido asesinado y con su muerte empezarán a salir a la luz sus secretos, incluida la historia de un cuadro de Velázquez.

     Respecto a Clara hay que decir que no solo está fascinada por Montenegro, además se considera su amiga, y más cuando encuentra también una pulsera de cuentas que ella le regaló. Y a partir de este momento despegará la historia de Montenegro en la que se le compara incluso con un ladrón de guante blanco, dudando sobre si acaso lo es, y en la que participa Gabriel, el tío de Clara, y hay una trama de deudas y secretos que llega más cerca de la niña de lo que uno hubiera pensado. Una historia en la que una pareja bastante peligrosa se involucra queriendo tener un cuadro de Velázquez, excusa con la que la autora nos abre una ventana al mundo del arte, las falsificaciones y los trucos y juegos de manos a los que algunos han recurrido y que hará que el lector asienta pensando si tal vez no es posible que en aquella noticia que vio...  y ¡zas! ese es justo el punto en el que Soto tiene al lector comiendo de la palma de su mano.
     Utiliza además una ambientación que roza la teatralidad, no importándole exagerar ademanes o conductas para que su representación teatralizada del verano del 35 en una pequeña villa, incluya amores, traiciones y secretos que se reparten entre niños y adultos para componer un historia cuya lectura me ha parecido particularmente entretenida, amén de tener un punto de originalidad respecto a otras novelas que he leído últimamente.  Me ha permitido además ser partícipe de unas escenas que tienen el brillo dorado del cine del viejo Hollywood a la vez que la voz de Clara se iba volviendo más cercana contagiándome de sus sentimientos por quienes la rodearon.

     El ladrón de veranos me ha parecido una novela con una temática atractiva y una puesta en escena muy cuidada. La he disfrutado mucho dejándome llevar por sus historias de ambiciones, amores, traiciones y secretos a las que la autora añade un punto de ternura cuando toma la voz su joven protagonista.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 6 de febrero de 2023

El caso Bramard. Davide Longo

 


     "La puerta entreabierta de la cabaña. El cuerpo extendido en la luz diáfana de la tarde. El dibujo de los cortes en su espalda desnuda. Cabellos negros esparcidos alrededor. 
     Dar unos pasos titubeantes, tratando de no creer; caer después de rodillas y quedarse así, con las manos inútiles en los costados, sin dejar de mirar; tal vez igual que Héctor, que fue incapaz de bajar los ojos ante el afán con el que Aquiles se disponía a pararle el corazón".

     Resulta innegable el atractivo que tiene la novela negra cuando uno quiere pasar un rato de desconexión. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El caso Bramard.

     Conocemos al inspector Corso Bramard. El que fuera policía más prometedor vio como cambiaba su vida y sus oportunidades cuando un asesino al que buscaba mató a su esposa e hija. De eso hace veinte años y Corso ha optado por vivir apartado del mundo en una casa en la colina mientras recibe cartas del asesino con versos de Cohen. Todas las cartas han llegado limpias, hasta ahora. Corso puede emprender su cacería.

     Longo nos deja una novela en la que el enfrentamiento entre el héroe y el villano se percibe claro desde las primeras páginas. Corso es un hombre marcado por Autumm, aquel asesino en serie al que persiguió porque mataba mujeres y que finalmente le arrebató lo que más quería. Tras eso ni siquiera ha continuado en la policía. Se adhiere de este modo al clásico investigador marcado por su pasado con una vida un tanto disfuncional que convierte la investigación en el centro de su vida. Solo que en este caso lo retira y nos presenta a Vincenzo como sucesor que no quiere desligarse de Corso al que une a su equipo en el que no puede faltar una mujer inteligente obligada a demostrar su valía. Y si esta vez hablo de los personajes de una forma más extensa de lo habitual es porque Longo hace un trabajo de desarrollo que permite al lector conocerlos y reconocerlos, quedando claro que es una novela que nace con vocación de apertura de serie. Marcada por esto y con un asesino en serie en ciernes, quizás lo que me haya sorprendido más de la novela es la cuidada narración que nos regala el autor en la que las descripciones trascienden lo terrenal para dar una ambientación lánguida y cargada de tinieblas que dan una carga extra al carácter de sus personajes y que consigue "tragarse" al lector, hecho que unido a las referencias literarias dejadas por su protagonista diferencian este título de los mil más que hay en el mercado y con los que guarda similitudes.

     En un momento en el que los títulos de novela negra parecen multiplicarse durante la noche y en el que se encuentran demasiadas similitudes entre ellos ha sido refrescante leer algo un poco más elaborado y, aunque no sé si seguiré con la serie (empiezan a ponerme nervios las serie de titantos libros) tengo que reconocer que la experiencia de lectura de este título ha sido positiva.
     El caso Bramard es una novela entretenido, sin tensiones sexuales entre los personas, sin parejas enfadadas porque dedican mucho tiempo al trabajo y con un final que, sin ser sorprendente, es verosímil. Y eso es, para mi, vital en las novelas.

     Y vosotros, ¿con qué libro empezáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

La raíz del mal. Hakan Nesser

 


     "El inspector de la policía criminal Gunnar Barbarotti titubeó un instante. Luego giró la llave en la cerradura de siete puntos. 
      No era habitual. A veces ni siquiera se molestaba en cerrar la puerta con llave. Si quieren entrar, lo harán de todos modos, solía pensar, no hay ninguna necesidad de que, además, causen un destrozo".

     De las últimas series que he empezado ha sido la de Barbarotti. De algún modo este hombre que tiene tantas dudas y una relación con dios de lo más personal, me pareció entretenido y llamó mi atención. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual. La raíz del mal.

     Gunnar se está preparando para irse de vacaciones cuando le llega una carta en la que se le avisa de que se va a producir un asesinato en Malingre. No quiere darle crédito a la carta, pero no puede evitar regresar a su ciudad y allí, efectivamente, aparece un hombre muerto. Esta carta solo será la primera de las que reciba y el asesino sigue, efectivamente, dando el nombre de las próximas víctimas convirtiendo la investigación en una carrera contra reloj que proteja a quienes llevan ese nombre mientras intentan encontrar un nexo de unión entre todas ellas.

     Frente a la avalancha de novelas negras basadas en el manido término "trepidante" a mi me llamó la atención que Barbarotti fuera más deductivo, más tranquilo. Y esta novela a doble hilo no iba a ser una excepción. De hecho, recuerdo que desde casi las primeras páginas, había un personaje (una niña) que me ponía los pelos de punta hasta el punto de descartarla directamente por exceso de obviedad. Y eso sucede porque nada se deja al azar en las novelas de Nesser. Hace que el lector se involucre pensando hasta el punto de evitar lo que crees que el autor quiere que pienses. Punto para él. 
Y aquí nos deja un hilo en el que se habla de un viaje sucedido en un momento no del todo precisado pero anterior a Gunnar, algunas anotaciones que dan la tensión a la trama y luego la trama presente de los asesinatos, con un policía que sigue rehaciendo su vida sin deshacer sus dudas. Tanto es así que aquí el detective incluso piensa en cambiar de empleo con este caso estancado. El policía ajado y cansado llevada a su máxima expresión. O tal vez el cansancio que proporciona el pensar qué tiene un asesino contra uno como para que decida enviarle cartas con el nombre de sus víctimas (añadamos aquí que lo de dar el nombre y encontrar a la persona va a depender de lo común que sean ese nombre y apellido unidos en el país en el que se desarrolla la historia, no vayamos a pensar que se lo dan todo hecho). Me gusta también la presencia de Eva evitando la típica tensión que acaba en cama entre los dos compañeros de policía y, por supuesto, del equipo policial me quedo con el retrato que el autor hace del superior de policía a que me quedo con la sensación de que los protagonistas tal vez no lo estén valorando en la medida que se merece (luego continuará la saga y tendré que comerme mis palabras. Me lo veo venir).

     Añadiré que estamos ante una segunda entrega de una serie en la que no hay un solo personaje de la trama de la primera que se repita con la excepción del cuerpo policial y su periferia. Esto supone que salvo un dato que realmente no tiene mucha relevancia y que es referido a la vida personal de Gunnar, no se desvela nada de la primera entrega. Así pues, uno puede llegar y leer esta entrega y luego decidir, o no, leer la anterior sin que ello influya o mejor la comprensión de la historia. Este punto que puede parecer una tontería es importante para mi ya que a veces tengo la sensación de que no soy capaz de descubrir una saga que no vaya por lo menos por la quinta o sexta entrega y, no os engaño, me da bastante pereza empezar a leer el libro que quiero por una suerte de precuela (para mi que acabo de descubrir el libro lo es) publicada diez años antes. Me queda la sensación de que nunca voy a ponerme al día y siempre voy a ir retrasada en esa asignat... digo... lectura.

     La raíz del mal es una novela solvente cuya trama he disfrutado y que me ha dejado satisfecha con la resolución a la vez de dejarme también con la certeza de que habrá una tercera entrega. Seguiremos ahí.

     Y vosotros, ¿también os da pereza comenzar series que ya van muy avanzadas?

     Gracias.

     PD. La primera entrega se titula La noche más oscura.

miércoles, 25 de mayo de 2022

Tren Bala. Kotaro Isaka

 


     "La estación de Tokio está abarrotada".

     Últimamente parece que mire donde mire está este libro, y eso que aún no se ha estrenado la película. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Tren Bala.

      El libro hace honor a su título y los lectores vamos a viajar a bordo del llamado Tren Bala japonés que hace el recorrido entre Tokio y Morioca, en el que el autor ha metido a cinco asesinos que viajan juntos. Por un lado tenemos a Kimura, que va a bordo del tren con la firme intención de vengarse de un joven sociópata: El Príncipe, que también está a bordo y es un potente personaje de 14 años. Mandarina y Limón son en este caso compañeros, trabajan más o menos bien juntos y como curiosidad a Mandarina le gusta mucho leer. Y, por último, está Nanao, famoso dentro del gremio por su mala suerte, pese a la cual sigue vivo. Bien, la cosa es que Mandarina y Limón han cumplido la misión que se les encomendó dejando el correspondiente reguero de sangre, pero llegaron al tren con Minegishi y la maleta. Todo correcto; hasta que se suben al tren. Es evidente que en el tren van más personas, aunque no está precisamente lleno de gente, pero con estos personajes es con los que el autor teje la trama de una novela francamente entretenida que no busca nada más que la pura evasión.

     Ya la novela avisa en la contra que el tema gira en torno a una maleta, cuya existencia ya os he comentado. Lo que sucede es que esa maleta de algún modo está relacionada con todos los citados puesto que sus misiones van a estar relacionadas girando más o menos en torno a un mismo nombre y esto será lo que provoque la acción continuada que se mantiene a lo largo de una trama que no duda en acudir a distintos puntos de vista para mantener la acción. Iremos descubriendo, por supuesto, datos de los personajes, que harán que los diferenciemos adjudicándoles peculiaridades: ya sea un boy scout o un aficionado a las series infantiles, todos ellos tienen hueco y cabida en el Tren Bala, del que, lo que más me ha sorprendido, ha sido el poco revuelo que se monta entre los pasajeros si tenemos en cuenta la que se está formando.

      De algún modo, Isaka le ha dado a la novela un tono casi cómico que hace que el lector recuerde los baños de sangre tarantinescos a un ritmo endiablado que colapsa incluso en la propia trama. Y no me extraña, el viaje es salvaje, casi absurdo, los personajes van de un lado a otro y muchas veces no tienen claro quién hizo qué mientras el lector va pasando las páginas con absoluta diversión. Porque llegados a este punto, somos capaces de sacrificar la lógica, la credibilidad y hasta a un par de pasajeros que pasen por ahí para saber como termina la novela. 

     Tren Bala es una novela divertida. Y qué difícil es hacer eso, ¿verdad?

     Gracias.


miércoles, 28 de abril de 2021

Insomnio. Daniel Martín Serrano

 


     "Tomás lleva así casi dos años. Metiéndose en la cama, obligándose a cerrar los ojos, tratando de relajarse, de acompasar la respiración, de no pensar en nada. La mente en blanco, en blanco. Mirar de reojo el despertador de la mesilla, 9.23. Volver a cerrar los ojos escuchando los ruidos de la casa, los sonidos de la mañana, el tráfico, las bocinas, el teléfono que suena y que con urgencia es descolgado por Sara, que habla en voz baja: «Sí, está durmiendo, luego le digo que has llamado», relajándose, la respiración, el reloj, las 10.13; sentir, por fin, cómo le vence el sueño, y soñar algo que no recuerda o que prefiere haber olvidado al despertar, un tanto desorientado, con la vana esperanza de haber dormido por fin. El despertador, las 10.32, y saber que eso es todo lo que va a dormir".

     Lo compré por el título. Y quienes me conocen saben a qué me refiero. Ni siquiera miré la sinopsis hasta llegar a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, Insomnio.

     Conocemos a Tomás Abad, un expolicía señalado por la sociedad por haber permitido y ayudado a escapar a su hermano, implicado en un escabroso caso que incluía varios asesinatos. Desde que todo aquello pasó, hace casi dos años, no solo ha perdido su placa, su tranquilidad y a sus amigos y excompañeros de trabajo, también ha perdido el sueño. Ahora trabaja por las noches y finge dormir durante el día para que su mujer no se preocupe. Y lo sigue haciendo escondido de los ojos de una sociedad que aún le señala con el dedo por lo que sucedió. 

     Así es como Tomás acaba por trabajar de guarda nocturno en el cementerio de La Almudena. Y allí, día tras noche, va recordando el caso que le ha costado el sueño. Desde la primera chica decapitada a la última conversación con su hermano. Y también será el cementerio el lugar al que le llega el vídeo que da comienzo a todo. La novela trata del insomnio del protagonista y de cómo teme confundir la realidad con el sueño que se tiene despierto, ese estado de semivigilia agotadora en el que uno duda de lo que ve y también de lo que hace o dice en la realidad. Pero, sobre todo, trata de las chicas decapitadas y de todo lo que sucedió después. Lo que Tomás hizo y lo que no, lo que recuerda y la forma en que alguien no lo ha olvidado y decide que Tomás no pueda dejarlo de lado.
     Dicho así puede parecer más de lo que realmente es y es que la etiqueta de ambiente sobrenatural está un tanto inflada. Un cementerio como lugar de trabajo y dos bromas realmente no justifican dejar que el lector piense en el más allá porque si lo hace se va a ver profundamente decepcionado. Estamos pues ante un thriller que trata de un caso del pasado que vuelve al presente, nada original, en el que el autor mueve los hilos entre la familia y las ensoñaciones para otorgar a la novela su sello propio. Una novela que va de menos a más para luego volver a decaer en su parte final estropeando un tanto la sensación de lectura. Personalmente me gustan los finales que sean creíbles, de poco me sirve que el autor busque sorprenderme si no me termino de creer la forma elegida.

     Insomnio es una novela entretenida que llega a los mínimos justita. Le saco como mayor valor positivo lo visual de las escenas y el nombre del autor. Algo me dice que estamos empezando y apunta maneras, que decía mi abuela.

     Y vosotros, ¿compráis libros sin leer la sinopsis?

     Gracias.

lunes, 29 de junio de 2020

Las brujas. Celso Castro


     "y a veces, y también quiero que lo sepas, a veces te juro que te odio, porque me utilizas, es lo que siento. y me desagrada que me utilices, que necesites mi voz, oírme hablar y hablar y hablar hasta dormirte, hasta que tu angustia se calme, hasta comprender que tampoco es para tanto —no, no es para tanto…— me decía el psicólogo, lo decía para —relativizar— y yo le hablaba de mis visiones y que algunas se repetían. y él —es lo que se denominan sueños recurrentes…— y no eran sueños, eran visiones".

     Hace ya varios años que descubrí a Celso Castro y su peculiar prosa, desde entonces he regresado a sus letras de forma sistemática. Hoy traigo a mi estantería virtual, las brujas.

    El narrador de esta novela se irá desnudando como un joven cuyo padre lo lleva a ser amamantado por una mujer que será la madre de la joven a la que ama o tal vez no, Lorena, y que luego lo abandona. Un padre que deja a este joven maltratado salir a la vida incapaz, o eso cree, de amar. Y un amor, porque todos los libros tratan de amor,

     Cuando uno llega por primera vez a una novela de Celso Castro, no sabe que la historia da igual, que la trama da igual, que poco importa lo que suceda más allá del narrador. Porque sus novelas, y esta no es diferente, están protagonizadas por sus narradores, esos que hablan mentalmente para nosotros desnudándose a media voz. Porque si vivimos en un mundo apresurado y cibernético en el que usar mayúsculas es chillar, Castro ha desterrado de sus historias las prisas y las voces altas para dejarnos con su peculiar estilo un tono que se acerca más a la poesía que a la prosa convencional. Sin embargo no debemos de dejarnos engañar por esa aparente levedad de sus letras, no pensemos que lo hermoso es tenue o etéreo porque nunca lo es. De hecho, hasta en los cuentos de hadas habitaban villanos. La novela de Castro es una lenta confesión, de purga quizás, salpicada de ironía en la que este narrador sin nombre parece buscar en su pasado la forma de sobrevivir al presente. Un presente gallego, un presente con brujas, "que haberlas haylas" y con visiones y también con una voz que nos va embaucando en un juego del que Castro nos advierte poco a poco, siendo este el mayor acierto de la novela. Y es que, cuando alguien te cuenta su historia, es fácil caer en ella, dejarse llevar.
     Esta introspección detallada que es casi una confesión de diván en la que el recorrido inverso parece buscar aquello que ha convertido al narrador en quien es hoy, o quizás incluso repararlo, va mostrando en su voz un cierto desequilibrio, un desapego que se mezcla con esa lástima hacia el desamparado que nos ha conseguido ir sacando letra a letra, quizás amparado en no habernos dado ni tan siquiera su nombre. Castro convierte al lector en un ser permeable a lo que el narrador relata, un jugador que no sabe si el protagonista se dirige a él porque lo necesita o simplemente porque no quiere hablar al vacío. Y esta frase, por críptica que parezca, me hizo sonreír durante mi lectura pensando en Lorena.
     Decía antes que la trama no parece importar y yo no voy a revelarla, ya que es misión del lector descubrir a las brujas de la novela que no quedan ocultas en absoluto, como tampoco lo hacen ciertas pasiones culturales que salpican la novela. Y es que me suele dar rabia ver que cuando se trata de este escritor mucha gente parece pararse en las formas más que en el fondo. Unas formas que ya no sorprenden sino que marcan un sello propio al que en su día no estábamos acostumbrados a no ser que leyéramos poemas. Y unos libros que parecen decirnos, como llevan haciendo siglos los poetas, que todos estamos un poco rotos.

     Leer Las brujas ha sido un placer.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 3 de junio de 2020

La sexta trampa. J. D. Barker



     Lo bueno de una cadencia anual es que uno sabe que empieza una trilogía y la termina en un plazo razonable como para no olvidar detalles. Hoy traigo a mi estantería virtual, La sexta trampa.

     Ya nos conocemos todos. Sam Porter, que investiga, Cuarto Mono, que mata. No sabemos quién es, pero tenemos claro eso: que mata.

     Me váis a perdonar que sea un tanto críptica en esta ocasión pero hay que tener cuidado con no desvelar nada de la trama de ninguno de los anteriores, amén de la trama de este. Solo diré que, al igual que sucedía con la segunda entrega, este comienza exactamente en el mismo punto en el que terminaba el anterior, algo que ayuda a entender los anteriores finales con los que Barker nos obsequiaba, y es que esta trilogía es más un libro dividido entre tres, que tres libros separados, por eso no hay que extrañarse de reapariciones, flecos que se van cerrando en el siguiente libro ni casi de cualquier cosa que al autor se le haya podido ocurrir. Entonces, ¿qué ofrece que no tengan los anteriores y, lo más importante, lo podría leer por separado?
     Bien, respecto a leerse por separado el autor va dando las pistas suficientes como para poder hacerlo y, además, en este tomo se resuelve la trilogía, por lo que no hay mayor problema. Comparte con los anteriores, además de trama y personajes, la voz de un diario que, en esta ocasión acompañará durante poco más de 24 horas a las diferentes visiones de lo que está sucediendo.Y para que nadie se preocupe, ya os adelanto que al final el autor se encarga de dejarnos claro que hemos cerrado la trama.

     Con un muerto en la primera página, que no llega a ser tan impactante como el comienzo del primer libro que, personalmente, me encantó, el autor busca una novela entretenida en la que la gran incógnita (la identidad de el Cuarto Mono) se convierte en la gran duda, logrando que el lector se involucre para intentar resolver el enigma. Nash y Clare me parecen dos grandes aciertos en esta ocasión ya que, al menos en mi caso, han formado dos opiniones diferentes a la mía sobre lo que podía estar sucediendo y eso le ha dado vidilla a la lectura. En cuanto al final siempre le pongo pegas a Barker y es que creo que no tenemos el mismo concepto a la hora de pensar en cómo debe de finalizar una novela. En esta ocasión reconozco que llegaba ya con mis reservas, y quizás por eso me ha parecido el más correcto de los tres en ese sentido.

     ¿El resumen? Bien, es una novela entretenida que juega con una cierta espectacularidad que hace que gane puntos y cuyo poli me ha gustado más de lo habitual.
      La sexta trampa es el cierre a una trilogía entretenida con la que pasar unas cuantas horas. Y, como ya he dicho en más de una ocasión, no debemos olvidarnos de la importancia de la palabra "entretenido" porque, seamos sinceros, en realidad todos buscamos eso en un libro. Aunque lo llamemos de mil formas diferentes.

     Y vosotros, ¿con qué libro estáis esta semana?

     Gracias.

     PD. He sudado la gota gorda para aguantar sin contaros que El Cuarto Mono es aquel que dice "No hagas el mal".

¿O qué pensábais?, ¿que os lo iba a contar?

viernes, 10 de enero de 2020

La casa del padre. Karmele Jaio


     "Disparos en el monte. Vuelves a escucharlos desde allí arriba, en la cima. Pero sabes que no provienen de los montes aledaños, sino de tu interior. Tu cuerpo es un arbusto".

     Me gusta Karmele Jaio. Me la descubrió hace un tiempo mi amiga Esther, y tuve que compartir su entusiasmo. Por eso estaba a la espera de su última novela. Hoy traigo a mi estantería virtual, La casa del padre.

     Conocemos a Ismael, un escritor de mediana edad que debutó con una novela de esas que tienen mucho éxito pero que pesan en las siguientes. Eso le sucede ahora. Está sentado ante una página en blanco, en silencio, con un cursor que parpadea el ritmo de los días desde hace casi dos años. Está casado con Jasone, la chica que lo deslumbró en la universidad, la que escribía cuentos, la que se casó con él y dejó de escribir. Una mujer que lee sus novelas y le apoya pero cuyo interior le es desconocido. Mientras Ismael intenta escribir, recibe una llamada del hospital en la que le informan que su madre ha sufrido un accidente y se ha roto la cadera. El cuidado de su padre recaerá entonces en él a la espera de lo que haga su hermana la rebelde, Libe.

     Podéis leer tres veces la sinopsis del libro o la mía y aún os faltará todo por saber sobre La casa del padre porque debajo de esa sinopsis se esconde el verdadero corazón de la novela. Un corazón en el que Jaio ha puesto en boca de sus protagonistas lo que muchos piensan. Es una novela que habla de hombres y de mujeres, de manadas y violaciones y también del miedo que un padre tiene a que su hija salga, o tal vez su mujer. Pero no se queda ahí, porque para eso hay un narrador personal que toma la misión de hablar de lo que no se dice. Este libro trata de una herida que cierra en falso dejando una cicatriz dolorosa que nadie toca. Las relaciones son complicadas, los hombres no nos entienden se enfrenta a las mujeres no se dejan conocer y así, partiendo de estas sentencias ya apolilladas, Jaio construye su novela. Será la madre de Ismael la que le recuerde una familia de las de antes, dividida en hombres y mujeres, en la que ellos cazan y ellas cocinan cuando aquello era normal y nadie le daba importancia. La madre que en el hospital le dice que cuide de su padre y le haga ver la relación de ambos de otro modo. Y serán su hermana y su mujer quienes le pongan voz a esa nueva visión. Ismael se resiste, él no es malo, no maltrata a nadie, no quiere ser "de los hombres", "yo soy yo no soy nosotros" dice una y otra vez. Esa apertura de un hombre es lo que me ha sorprendido en esta historia. Estamos en un momento en el que las mujeres han perdido el pudor a desnudarse pero los hombres no. Ismael se alza en su conciencia y no verbaliza para renegar de ser uno más, se siente atacado, avergonzado o culpable, se enfada... y Jasone también. Cada uno en su lado, lanzando palabras. Dos escritores que no saben usarlas, y una autora que las usa demasiado bien.
     Es además una novela sobre voces literarias en la que se habla del miedo a escribir y descubrirse o tal vez a descubrirse escribiendo. Y es, ante todo, una novela literaria de ritmos repetidos y cadencias constantes que se revela como hermosa a medida que avanzamos. Y, como ya he dicho muchas veces, lo hermoso no ha de ser necesariamente alegre... ni bonito.

     Podría decir más cosas porque Jaio ha aprovechado estas 200 páginas. Pero os toca a vosotros descubrir lo que hay detrás. Yo... ni siquiera os he contado si al final Ismael escribe o no.

     Karmele Jaio escribe con tinta densa, de esa que al tocarla se mete bajo tu piel y tarda tiempo en salir. Y que la miras y te acostumbras a verla, casi asumiéndola como un lunar. Eso pasa con las reflexiones de "La casa del padre". Si alguna vez fue cierto eso de que una vez que publicas un libro este pasa a ser propiedad de los lectores, Jaio lo demuestra en su última novela. Todos hemos visto alguna vez esa puerta de metacrilato entre el hombre y la mujer.

     Me ha gustado La casa del padre. Me gusta la voz de Jaio que no te permite sentir indiferencia. Seguiré atentamente su trayectoria.

     No os he preguntado qué libro os han traído los Reyes. Contadme...

     Gracias.

lunes, 4 de noviembre de 2019

La cara norte del corazón. Dolores Redondo


     "Cuando Amaia Salazar tenía doce años estuvo perdida en el bosque durante dieciséis horas. Era de madrugada cuando la encontraron a treinta kilómetros al norte del lugar donde se había despistado de la senda. Desvanecida bajo la intensa lluvia, la ropa ennegrecida y chamuscada como la de una bruja medieval rescatada de una hoguera y, en contraste, la piel blanca, limpia y helada como si acabase de surgir del hielo".

     Dolores Redondo es uno de los fenómenos editoriales recientes de nuestro país. Ha traspasado fronteras y su éxito es tan aplaudido como criticado, pero ahí sigue desafiando los primeros puestos en las listas de ventas. Hoy traigo a mi estantería virtual, La cara norte del corazón.

     Conocemos a Amaia Salazar, aún no sabemos lo que es un basajaun ni hemos intentado probar un txantxiorri porque estamos en 2005. Amaia asiste a un curso impartido por Dupree en la Academia del FBI y una de las pruebas del curso es analizar un caso. Es entonces cuando Amaia destaca por sus deducciones y es fichada para ayudar en el caso de unos asesinatos relacionados con desastres naturales. Allí donde hay un gran desastre, una familia aparece asesinada y en medio del caos se alza una puesta en escena ritual. Ahora se espera una gran tormenta sobre Nueva Orleans así que el equipo se dirige allí con la esperanza de capturar al asesino. Una vez en Nueva Orleans se enfrentarán al Katrina y a viejas creencias que esconden cuentas pendientes del propio Dupree y que hablan de niñas desaparecidas.

     Sucede con esto de las precuelas algo curioso: uno da por sentado que van antes y que, por lo tanto, conviene leerlos antes que los libros que en teoría van después en la linea temporal. Sin embargo, y como suele suceder con precuelas que aparecen más tarde, es mejor una lectura en orden de publicación, ya que los escritores tienen por costumbre atar en sus libros cada frase y dar por sabidas algunas cosas que no siempre han de ser así. Incluso algunos se permiten juegos de manos. De hecho, y sin desvelar el truco, yo apostaría a que Redondo hace justo eso con un personaje que aparece un par de veces en esta novela y al que se le da una importancia superior al número de páginas que ocupa. Pero la cosa es, que no quiero despistarme, que en su nueva novela Redondo recuerda el pasado de Amaia y, si bien lo hace con la intensidad de la juventud de la protagonista en este título, hay partes que comprenderemos mejor si hemos seguido el orden de la publicación sin que ello signifique que un lector virgen se pierda en la trama.

     Amaia está en Estados Unidos y destaca por su inteligencia e intuición. Una vez presentado el caso, la novela se abre en tres vertientes: la resolución del caso, los recuerdos de Amaia y las cuentas pendientes de Dupree. Y aquí es importante hacer la distinción porque en un principio poco o nada tienen que ver estos tres hilos excepto su convergencia en la peculiar manera de ser de la inspectora Salazar. El caso del "compositor", un asesino de familias que se ampara en desastres naturales, sigue los cauces de una novela habitual, incluidos un par de giros y un final de esos que ahora se dicen trepidantes. La infancia de Amaia habla de un momento en el que se pierde, de una niña extraña y de esos líos familiares que tan bien conocemos los lectores de Redondo. Y Dupree se queda con la parte más complicada de explicar, ya que mezcla lo sobrenatural con el crimen hablando de niñas desaparecidas, zombificaciones y supervivientes imposibles. Y es que, si algo caracteriza el último libro de Redondo, es la mezcla entre los posible y aquello que no lo es, la creencia, la magia llevada al extremo en el que se nos quiere hacer ver como real y las infinitas posibilidades que eso ofrece para una trama que no teme perder pie siempre que logre su objetivo de entretener al lector. La novela es, ya os lo digo yo, excesiva: si hay una muerte es exagerada; si es un huracán el Katrina; si hay un rescate es sin alma y si hablamos de enfermedades, la única normal es la cistitis. Y si alguien viaja... bueno, si alguien viaja digamos que lleva el billete tatuado porque no os quiero dejar sin sorpresas. No me pongáis cara de susto que seguro que muchos sois lectores de Connolly, ya me entendéis.
      Pero estamos con La cara norte del corazón, y aquí se trata de literatura de entretenimiento puro y duro sin que eso le quite mérito al escribirlo. Como decía antes, quienes hayan leído ya la trilogía tendrán el placer de jugar a eso de "¿quién fue antes, el huevo o la gallina?" o lo que es lo mismo buscar las pistas de lo ya conocido en el orden temporal inverso. Redondo ha optado por una novela pensada para divertir, para recordarnos que los libros no son solo esa gran fuente de sabiduría, sino también un producto de consumo sin que ello signifique que haya que menospreciarlo. A fin de cuentas, no todos vemos los documentales de la dos cada vez que encendemos el televisor. Y, si bien es cierto que recurre a un formulismo que ya sabe le funciona, y que la ambientación en Nueva Orleans es solo por cambiar de mitos ya que podría perfectamente haberse quedado en Baztán para la historia que nos relata, el libro está mejor escrito y ella ha sido fiel al carácter que ya diera a sus personajes o, lo que es lo mismo, Salazar sigue teniendo la empatía de una piedra. Ojo, que hay mucha gente así.

     La cara norte del corazón dicen que es el lugar más desolado, tal vez por eso esta novela está llena de corazones y la mayor parte estén defectuosos, pero la novela, no me cabe duda, es un libro perfecto para quienes buscan la pura evasión. Y aunque yo tenga mis más y mis menos, tengo que reconocer que en la literatura el entretenimiento está infravalorado. Menos por los lectores, que a fin de cuentas son los que mandan.
     Salazar volverá, no me cabe duda. Y espero que lo haga para responderme a un par de cosas.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

martes, 14 de mayo de 2019

La quinta víctima. J. D. Barker


     "Oscuridad.
     Se arremolinaba a su alrededor, profunda y espesa, y devoraba la luz sin dejar nada salvo un vacío impenetrable. una neblina le estrangulaba el pensamiento; las palabras intentaban juntarse, trataban de formar una frase coherente, encontrar un sentido, pero en cuanto parecía que iban a tocarse, algo se las tragaba y desaparecían sustituidas por una sensación de miedo cada vez mayor, una sensación de pesadez: su cuerpo se hundía en las turbias profundidades de unas aguas olvidadas mucho tiempo atrás".

     El cuarto mono hizo que todos los ojos se posaran sobre Barker y no pocos estábamos esperando con cierta curiosidad la continuación de la saga. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La quinta víctima.

     Si no has leído El cuarto mono, deberías de parar tu lectura aquí, ya que este libro enlaza de forma directa con el anterior.

     Hace ya unos meses de la desaparición de Bishop y el FBI ha retirado del caso a Porter y su equipo. Ahora se enfrentarán a la muerte de una joven desaparecida hace tres semanas y cuya puesta en escena es tan rebuscada como impecable. Apenas ha comenzado la investigación, la ropa que la joven lleva puesta les da a entender que no va a ser una víctima aislada y la prensa no tarda en preguntarse si estas muertes están relacionadas con aquellas que sacudieron el país y cuyo autor fue apodado El cuarto mono. Porter y su equipo se enfrentan a esta investigación mientras que el primero sigue empeñado en capturar a Bishop, que escapó en el último momento, y esa obsesión le lleva a la suspensión en mitad del caso.

     Como decía en el aviso, este libro enlaza directamente con la primera parte de la saga ya que, pese a que ha pasado el tiempo, nos muestra a un Porter marcado por los sucesos de aquella época y obsesionado con la figura de Anton Bishop. No solo eso, sino que durante la lectura veremos desvelados cada uno de los pormenores de la trama de la anterior novela, ya que serán necesarios para situar al lector y también para dar pie a que conozcamos más íntimamente a los protagonistas.
En esta ocasión además el autor ha optado por repartir el protagonismo con algunos compañeros de Porter, dándoles más páginas al repartir la novela entre la investigación del equipo y la que lleva el propio Porter junto a una mujer que el destino pone en su camino.
     Ya en la anterior entrega protesté de la falta de realismo de algunas escenas y esa sensación se ha acrecentado esta vez, solo que Barker parece haber hecho de ello uno de los méritos de la historia al no dar tiempo a que el lector se plantee más dudas que las necesarias para seguir avanzando. La novela, que comienza como un thriller al uso, va ganando velocidad a medida que comprendemos que ambos hilos argumentales están conectados y esperamos la entrada triunfal del malvado de la historia: Anton Bishop. Ya le conocemos, sabemos de sus manías y también de la necesaria implicación de lazos personales y familiares en cada víctima, y por eso seguiremos casi sin respirar los avances de la policía deseando que esta vez el final sea un poco más satisfactorio que el de la primera parte.
     A ese respecto lo único que puedo decir es que el autor ya tiene una tercera entrega planeada. Y, respecto al final de la primera parte, confieso que el autor no ha sabido darme la satisfacción que esperaba.

     La quinta víctima me ha parecido una novela entretenida que hubiera ganado mucho en el caso de publicarse en su conjunto ya que los cortes que se realizan al final de las historias consiguen desmerecer el hilo conductor que recorre las novelas.

     Y vosotros, ¿sois lectores de sagas cortas a medida que salen o preferís esperar a su completa publicación?

     Gracias.

lunes, 18 de febrero de 2019

El estilita. Uri Costak


     "Contaban los que decían que lo vieron que el rayo fue una de las descargas más electrizantes que jamás habían caído del cielo; que el pueblo, por un instante que pareció suspenderse en el tiempo, quedó iluminado como si fuera de día, colmado de un intenso resplandor que se extendía sobre las paredes, desplegándose alegremente por las calles del casco antiguo. 
     Contaban los que decían que lo oyeron que el posterior estallido del trueno pareció arrastrar consigo todo lo que lo rodeaba; que los muebles de las casas más viejas sufrieron una sacudida tan inusual que algunos, incluso, se movieron de habitación".

     Nunca había oído la palabra estilita hasta que, hace unas semanas, me preguntaron si sabía lo que era. Eso captó mi atención y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El estilita.

     Viajamos a conocer un pueblo francés llamado Gyors de la Montagne, un lugar que se ha hecho conocido por una escultura situada sobre una columna en el centro de su plaza mayor y por la historia del Conde Italo Rodari a quien representa dicha escultura. Quiere la desgracia que, durante una tormenta, un rayo caiga sobre la estatua destrozándola y dejando la columna sin reclamo y al pueblo sin turistas. Cuando el alcalde Pierre Laville comenta su preocupación con su ayudante Serge, poco espera encontrar a un hombre subido en lo alto de la columna. Inmóvil. Observando el mundo desde las alturas sin decir palabra.

     El estilita es un cuento para adultos que no pierde de vista su carácter de cuento en el tono en el que está narrado. Un cuento de esos que tienen incluso moraleja, solo que al ser para adultos, cada uno elige la moraleja que ve en él: es decir, puede quedarse con la visión del estilita, con la del alcalde o con la de la sociedad. Pero empecemos por el principio, os haré la misma pregunta que me hicieron a mi, ¿ya sabéis lo que es un estilita?
Los estilitas eran monjes cristianos que vivieron en el Medio Oriente durante el siglo V y que pasaban su vida en una plataforma situada en lo alto de una columna. Pero ya no estamos en el siglo V y ahora apenas nadie sabe lo que significa esa palabra. Y justo eso es lo que sucede también en esta historia.

     Costak nos sitúa en un lugar cualquiera y, lo único que hace, es subir a un hombre a una columna. De hecho, el protagonista de su novela lo único que hace es subirse a la columna. No da discursos, no proclama, no protesta, ni siquiera le importa si la gente le mira o piensa oponer resistencia alguna a bajar. Es más, él mismo dice que estará allí subido mientras se lo permitan. Y eso es lo más chocante de su historia. ¿Qué hacer ante algo así? Para la clase política representa un problema. a gente se fija en él y desalojarlo, si es que eso puede hacerse de una columna, podría ser un suicidio ante los electores a quienes llama la atención. Sobre todo porque los medios de comunicación comienzan a fijarse en ese hombre. Para la oposición, en cambio, puede ser un arma arrojadiza perfecta si encuentran a las suficientes personas a las que moleste este hombre, y en el mundo en el que vivimos es fácil encontrar a personas molestas con casi cualquier cosa. ¿Y la gente? La gente mira hacia arriba, a lo alto de la columna, y se pregunta qué hace ese hombre allí. La gente va, da vueltas, lo mira, se pregunta sus motivos y, cómo no, se compra una camiseta. Porque eso es lo que hace la gente, ¿no?, parece decirnos el autor: comprarse una camiseta.
     Hasta aquí son los hechos que nos presenta Costak y a partir de aquí la reflexión es nuestra. En un librito pequeño que me ha recordado a Jane Teller desde las primeras páginas, existe un momento para que nos paremos a pensar qué creemos nosotros que sucedería y cómo una única persona por el simple hecho de subirse a una columna sin hacer nada más, puede movilizar a un pueblo entero, a un sector social, en una sociedad de prisas y carreras.

     Acercarse a leer El estilita supone llegar al acuerdo de saber que no estamos ante una simple novela. Saber que a mitad de la historia es la que construiremos nosotros al leerla. Saber que la vida a veces se trata de observar, y aceptar que seremos nosotros quienes, desde nuestra altura de dioses de los mundos creados, observaremos lo que sucede en esta historia sin mediar palabra.
     Me ha gustado. Me gustan las rarezas. Si a vosotros también os gustan, no lo dejéis pasar. obre todo porque no pienso contaros qué sucede con el hombre que sube a la columna, aunque me interesaría saber lo que creéis que puede suceder.

     Y vosotros, ¿on qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

martes, 15 de enero de 2019

El abrazo del monstuo. Félix J. Palma


     "Porque nada sucede solo, en el mismo momento en que su hija era secuestrada, Diego apuraba su tercera copa de vino de la noche. Antes de tomar otra, se recordó a sí mismo que había prometido no beber demasiado. En él, el alcohol tenía más efectos que la simple borrachera".

     Al igual que muchos descubrí a Félix J. Palma gracias a su libro El mapa del tiempo y desde entonces soy fiel lectora de cada novela que sale al mercado. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El abrazo del monstruo.

     Conocemos a Diego, un escritor que alcanzó la fama con la novela policíaca Sangre y ámbar, en la que aparecía un villano al que llamaba el Monstruo. Miles de personas leyeron esa novela, pero Diego no ha vuelto a escribir nada que estuviera a la altura y todo el mundo, incluido su editor, le reclaman la vuelta del Monstruo. Han pasado años desde que Sangre y ámbar viera la luz, y Diego vive su vida junto a su mujer Laura y la hija de ambos, pero ahora el Monstruo que creó parece haber cobrado vida y, al igual que en la novela de ficción que escribiera, ha secuestrado a su hija y le reclama que pase unas pruebas macabras si quiere volver a verla.

     Unas setecientas treinta páginas. Esa es la extensión de la última novela de Félix J. Palma. Y comienzo diciendo esto porque entiendo que para muchos el tamaño si importa y cuando ven un libro extenso se sienten intimidados por el peso, la manejabilidad o el riesgo a estar ante una obra necesitada de una buena poda.
     Dos  días. Ese es el tiempo que me duró el libro. Comencé a leerlo una tarde que tenía libre y cuando lo dejé posado sobre la mesa, me fijé en que parecía haber avanzado mucho; superaba la página 500, tal y como pude comprobar con sorpresa al mirar el número a pie de página. Eso significaba que se me había pasado el tiempo volando y que la lectura no se me había antojado pesada. Buena señal, qué duda cabe. Al día siguiente, en cuanto tuve tiempo libre, lo terminé. Y siempre que me pasa algo así pienso si no es injusto para el autor que pasa horas y meses creando un mundo, con todo el trabajo que supone, para que el lector de cuenta de todo ese esfuerzo en un par de días. O tal vez sea esa precisamente la meta buscada por los novelistas. Lo cierto es que no lo se, pero vayamos con el libro.

     Si la metaliteratura está de moda, Félix J. Palma le da una vuelta de tuerca al concepto, con parto incluido, en su nueva novela para sacar de las páginas de la ficción escrita por su protagonista al malo de la historia. Y es que, si algo caracteriza el nuevo libro de Palma, es la capacidad que demuestra para dar esa vuelta de tuerca a casi todo. Ha sabido coger una gran parte de los ingredientes de moda y combinarlos en esta historia en la que además se permite el lujo de desvelar el gran secreto con más de un centenar de páginas de antelación al punto final demostrando que, más allá de descubrir quién es el malo, suele quedar mucho por decir. La novela alterna el aterrador presente vivido por Laura y Diego, padres de la niña secuestrada, con partes del libro que diera el éxito al protagonista que irán leyendo los distintos personajes que pueblan la historia. Eso provoca que comprendamos el miedo casi cerval del protagonista a que el Monstruo realmente haya trascendido de la ficción a la realidad llevando a cabo su macabro plan, ya que las similitudes son más que palpables. Palma busca la asfixia basada en la cuenta atrás y para ello propone un juego de tres pruebas a su protagonista en las que, si no cogen antes al Monstruo, deberá de demostrar de forma pública (al más puro estilo Black Mirror), que está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de que su hija Ariadna siga con vida. Estos retos solo serán interrumpidos si se captura al secuestrador y mientras la policía comienza una carrera por encontrar al Monstruo y liberar a la niña, el lector no puede evitar preguntarse hasta dónde sería capaz de llegar en el caso de estar en el lugar de Diego. El propio protagonista se plantea si será capaz de cumplir con lo que se le propone y, si lo hace, qué atrocidad podría plantearle la siguiente prueba, dónde estará su límite. De este modo Palma consigue un juego de tensiones a las que el lector no puede permanecer indiferente, consiguiendo eso tan buscado que es enganchar a la lectura de su novela sin necesidad de usar trampas ni artificios.

     No puedo además dejar de señalar el placer que es leer siempre a Félix J. Palma, capaz de crear una imagen nítida en la mente del lector con apenas un puñado de palabras o de ir generando otra imagen, como el poder de una mirada, a través de una lenta cadencia de repeticiones más que agradables a la lectura. En cuanto a los personajes, parece haber optado por dar una dimensión completa al protagonista y dejar al resto, incluida Laura, en ese estado de conocidos pero no amigos que permite moverse a todos ellos entre actos loables o censurables como a casi cualquier persona que podamos toparnos en nuestra vida. Y es que, si algo me gusta de esta novela, es que Palma juzga a todos y cada uno de los personajes, incluido al protagonista a quien no salva de cometer errores. Eso los humaniza hasta tal punto, que me voy a permitir confesar que no me apenó en absoluto que pusieran un ojo a la virulé Diego, incluso me sonreí pensando que tal vez así espabilara.

     El abrazo del monstruo es un juego constante con el lector, una búsqueda del Montruo y un temor a encontrarlo tal vez más cerca de lo que nos gustaría, quizás en nuestros límites. Es un paseo gótico a ratos y angustioso a otros en una carrera contrarreloj que hará que a más de un lector se le pasen las horas volando. Creedme, se de lo que hablo.

     Y a vosotros, ¿os importa el grosor de un libro a la hora de comprarlo?

     Gracias.

jueves, 13 de diciembre de 2018

La jaula de cristal. Hilary Mantel


     "- ¿Le apetece una copa de champán?
     Ahí empezó todo, más o menos una hora después de salir de Heathrow".

     Hace pocos años descubrí a Mantel, y no he dejado de leer su obra desde entonces. Hoy traigo a mi estantería virtual, La jaula de cristal.

     Conocemos a Frances, cartógrafa, en el momento en que viaja a Yeda, Arabia Saudí, para estar junto a su marido Andrew. Él ha conseguido un trabajo allí y piensan que el dinero que gane será suficiente como para establecerse de forma fija en un lugar tras 5 años de matrimonio y viajes. Sin embargo, a su llegada a Yeda Frances verá que la vida no es fácil en un país lleno de tradiciones, miedos y zonas oscuras. Y menos aún para una mujer.

     En esta novela narrada a dos voces Mantel busca hacer un retrato de lo que muchas mujeres se pueden encontrar en determinado tipo de países y/o culturas. Frances a través de su diario usa su propia voz para transmitir sus pensamientos más íntimos, esos de los que no hace partícipe a su marido, y también de sus silencios al callar cosas que el narrador nos ha relatado. Y es que cada detalle es importante en este libro que una empieza con temor a que vaya a quedarse en la superficie de los tópicos y termina con temor por las personas que se ven viviendo allí tal vez atrapadas por sus propias circunstancias, por la vida o ¡qué se yo!

     Frances es una mujer incómoda en un mundo de hombres. Una sociedad basada en "proteger la dignidad de la mujer" manteniéndola apartada, oculta, desinformada. Además, la autora tiene el acierto de presentarnos la microsociedad formada por los vecinos de Frances eligiendo con cuidado personalidades e incluso orígenes dispares que proporcionan al lector una información más extensa en cuanto a la vida allí. De hecho la propia Frances ataca a la vez que defiende esta sociedad a la que llega, ya de como ella misma dice, aborda cada tema por separado. De este modo podemos conocer, no solo los juicios por adulterio, la existencia de controles, desapariciones y muertes misteriosas en el país, sino también los ecos que pueden llegar a este país sobre las leyes y las costumbres en el mundo occidental, alguna de las cuales me dejaron tan boquiabierta como a la protagonista.
Thriller, dice la publicidad del libro. Bien, el misterio radica en el piso superior, del que entra y sale gente, en el que se oyen ruidos, pero que en teoría permanece vacío y del que nadie puede hablar. Quizás yo no hablaría de un thriller ya que si antes decía que el edificio es una microsociedad que representa una parte para que veamos el conjunto, era de esperar que también estuviera estamentado. Y el edificio son las zonas oscuras, los secretos a voces de los que nadie habla y ante cuya puerta se baja con la cabeza baja. Así también el casero maquilla, coloca, ordena... y no deja nada al azar en esta novela.

      Mantel nos deja así un libro basado sobre todo en las descripciones de costumbres y en la sensación de opresión de la familia protagonista. Es curioso como llega un momento en el que Frances vive agobiada y la autora llega a transmitirnos incluso más dudas de las que representa la protagonista. En mi caso, por ejemplo, llegué a tener dudas sobre si el marido conseguiría adaptarse demasiado y yo misma me pregunté si no serían imaginaciones mías.Cuando un libro consigue traspasar así las páginas, consiguiendo que veas fantasmas donde ni siquiera los expresan, es porque el trabajo narrativo es excepcional.

     La jaula de cristal es un buen libro, una novela que no debemos olvidar no reza como ensayo pero que puede ser ilustrativa en más de un sentido para el lector. Y una buena forma de acercarse a las letras de Mantel.

     Y vosotros, ¿utilizáis la literatura para acercaros a otras culturas?

     Gracias.