lunes, 1 de marzo de 2021

Una sala llena de corazones rotos. Anne Tyler

 


     "Es inevitable preguntarse qué le pasa por la cabeza a un hombre como Micah Mortimer. Vive solo; es reservado; su rutina está grabada en piedra. Todas las mañanas a las siete y cuarto se le ve salir a correr. Alrededor de las diez o las diez y media pega el cartel magnético de TECNOERMITAÑO en el techo de su Kia. Las horas a las que sale para atender llamadas varían, pero no hay prácticamente ni un solo día en el que los clientes no requieran sus servicios. Por las tardes, siempre lo vemos haciendo arreglos en el edificio donde vive; hace doblete como hombre de mantenimiento. A veces barre el camino de entrada, otras sacude el felpudo o charla con un fontanero. Los lunes por la noche, la víspera del día de recogida de residuos generales, acerca los cubos de basura a la calleja; los miércoles por la noche, los cubos de reciclaje. A las diez de la noche, más o menos, las tres ventanas entrecerradas del sótano se oscurecen. (Sí, su piso está en el sótano. No debe de ser muy alegre.)"

     Anne Tyler es una de esas autoras fáciles de leer y con la que es fácil empatizar. Si veo un libro suyo, lo compro segura de pasar un rato más o menos agradable sin necesidad siquiera de mirar su sinopsis. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Una sala llena de corazones rotos.

     Conocemos a Micah. Viene de una familia bulliciosa y desordenada que lo ha llevado a mediana edad a valorar el orden por encima de todo. Vive solo y le va bien, tiene una amiga a la que no va a llamar novia formal que lo quiere razonablemente... pero bueno, empiezan los problemas. En primer lugar Cass, su novia, le cuenta que la echaron de donde vive por el gato. Y claro, una novia esperaría lo que espera Cass, aunque uno se pregunte qué ve en este hombre pluriempleado de una forma peculiar. En este, vamos a decirlo, raro.

     Una cosa con la que suelo disfrutar es con los protagonistas de Tyler. Esas personas razonablemente aburridas y muchas veces rutinarias que se sienten satisfechos con sus pequeños logros como un buen aparcamiento. Lo cierto es que los leo y no puedo evitar pensar: conozco gente así. La gracia de Micah está además en que él se siente bien consigo mismo porque ha buscado una vida ordenada que dominar y, más o menos controlar, pero entonces llega Tyler y se la pone patas arriba en el terreno personal, el más ingobernable de todos los terrenos. Y lo divertido de hacerlo es que, en uno de sus empleos, hemos visto como el protagonista se pregunta que sería de la gente a la que ayuda normalmente con contraseñas perdidas, o qué es de ellos, cómo viven y, de reojo, qué sería de su vida si alguien la trastocara. Y justo Tyler lo hace. Y lo hace no solo porque puede, faltaría más, también para que tengamos claro el tono irónico que domina toda la novela en la que el narrador nos deja opiniones o comentarios tan cercanos que uno sabe que está hablando con la propia autora pese a que no sea una conversación. Total, que su novia espera vivir con él y, como las desgracias nunca vienen solas, un chaval se planta en su puerta para decirle que es su hijo. 
Ante todo esto Micah se ha convertido en el centro de atención del lector. Hemos visto sus problemas para relacionarse, y también hemos pensado eso de: "Para que Micah se de cuenta, cómo será el chaval". Lo hemos visto equivocarse, hablarse con un acento ridículo (o así me lo imaginaba yo) y nos hemos preguntado qué narices le pasa por la cabeza cuando Cass le cuenta su problema y él se queda inmune provocando la ruptura.

     La novela, corta porque tampoco da para mucho más la historia, es entretenida. Uno se sienta a leer como si estuviera viendo una sitcom, con su punto de humor y esa suerte de tragicomedia que tiñe toda la trama. Me ha resultado agradable, posiblemente olvidable en unas semanas y más que presumiblemente una buena opción televisiva en el caso de que alguien se interese por ella. Pero nada más. Lo cual no significa que sea poco. Todo depende de lo que se busque en cada momento.

     Una sala llena de corazones rotos es una novelita entretenida que se lee en un par de tardes.

     Gracias.

     PD. Tecnoermitaño como concepto. Lo tenía que poner.

6 comentarios:

Anabel Samani dijo... [Responder]

Una novela agradable y entretenida, tomo nota :-)
Un beso.

Chica Sombra dijo... [Responder]

Parece bonito, no lo descarto :)

Narayani dijo... [Responder]

Si bien es cierto que el argumento me llama la atención, eso de que te resulte tan fácilmente olvidable me echa un poco para atrás. Por ahora la dejo apartada, ya veré qué pasa si me cruzo con ella. ;-)

¡Buen lunes!

CHARO dijo... [Responder]

Parece en cierta manera interesante, pero no lo tengo muy seguro.Besicos

Anna Soler dijo... [Responder]

A mi me gustó bastante. Saludos

Shorby dijo... [Responder]

Muy fan de tu PD.

Lo anoto, no lo conocía y de vez en cuando me apetecen este tipo de lecturas.

Besotes