miércoles, 4 de marzo de 2020
Los secretos que guardamos. Lara Prescott
"Cuando llegaron los hombres de traje negro, mi hija les ofreció una taza de té. Ellos aceptaron educados, como si fueran nuestros invitados. Pero cuando empezaron a volcar los cajones de mi escritorio, a tirar al suelo los libros de la estantería, a dar la vuelta a los colchones y a revolver los armarios, Ira apartó el hervidor del fogón y colocó de nuevo las tazas y los platitos en el armario.
Un hombre que llevaba un gran cajón de embalar ordenó a los otros que metieran en él todo lo que pudiera ser útil, y mi hijo pequeño, Mitya, fue al balcón, donde tenía su eriza, y la envolvió en su jersey, como si temiera que los hombres se la llevaran también".
A veces es simplemente la trama. Te llama tanto la atención, que es imposible obviar el libro; lo necesitas. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Los secretos que guardamos.
Conocemos a Olga, la amante de Boris Pasternak, cuando es llevada a un gulag. Ella apoya firmemente a su amante, pero pasa 3 años en los que pierde a sus hijos e incluso el hijo que esperaba del escritor que, además, no estaría dispuesto a permitir otra situación semejante. La historia entre Pasternak y Olga, su musa, es utilizada por el propio autor para inspirarse en los personajes de la famosa novela. Una novela que sabe no verá la luz en su país.
Conocemos también a Irina, una mujer de ascendencia rusa que ha terminado trabajando de mecanógrafa para la CIA. Allí la gente no tiene lazos personales, muchos son espías. Aunque Irina es mecanógrafa. Al menos hasta ahora que ha conocido a Sally. Ahora es quien recogerá el manuscrito cual espía/mensajera para llevarlo hasta las mecanógrafas y luego distribuirlo de contrabando en Rusia. Pero además de todo eso, Irina también vive su personal historia de amor. Con Sally. En una época en la que la homosexualidad era ilegal.
Todo el mundo conoce al Doctor Zhivago. Poco importa si es por el libro, por la película o por su banda sonora; lo cierto es que Zhivago es un nombre que no le resulta extraño a nadie. De hecho juraría que incluso la mayor parte de la gente sabe que hay en esta gran novela una historia de amor. Lo que yo desconocía, por ejemplo, es que la CIA se había implicado para poder meter de contrabando en Rusia una novela que jamás hubiera sido publicada en ese país. Al menos en ese momento. A fin de cuentas, ¿qué puede tener un libro que se ha hecho más famoso por la historia de amor que por contener ideas revolucionarias para ser el centro de una trama de espías? Lara Prescott, que comparte nombre con la protagonista de la novela de Boris Pasternak, lo explica en su primera novela utilizando para ello hasta cinco narradores de los cuales, e incluso teniendo en cuenta el magnífico uso que hace de la primera persona, destaca la voz colmena de las mecanógrafas de la CIA.
Hay que decir que la novela es fácil de leer y complicada de explicar, ya que ha optado por cambiar su foco de atención y establecer una suerte de paralelismo entre la historia de las mecanógrafas y la de Pasternak y su amante Olga, pero tanto en lenguaje como en formas busca lectores y curiosos que se acerquen a ella, por lo que uno no tarda en cogerle el punto y seguir leyendo tranquilamente.
Prescott comienza la novela entre titubeos, pero poco a poco se va haciendo con esta visión totalmente feminista de un suceso desconocido para muchos lectores. Las mecanógrafas reflejarán parte de su realidad, del mundo en el que se encuentran sumergidas y también lo harán Irina y Sally descubriendo que el amor también puede ser demoledor. Nos responderá a la duda de por qué un libro puede ser tan importante, y esta es la parte que me ha resultado más interesante a mi. Frente a un régimen que lo controlaba todo para que se adecuara a sus ideas sin salirse un mm, la CIA empujaba a descubrir a través de la cultura, no solo la literatura sino también la música, por ejemplo, lo que otros gobiernos pretendían silenciar. Los libros abren mentes, dicen, y también mostrarían lo que no se permite publicar abriendo así los ojos a muchas personas. Es muy interesante esta parte de la trama, aunque cae en reflexiones descontextualizadas, más actuales que propias de los años 50 pese a que reflejen comportamientos de aquella época. Esto hizo que me costara interesarme a nivel personal aunque será precisamente esa colmena, ese aislamiento impuesto a las personas que la forman, el gran acierto de la historia. La otra mitad, ya que hay un este y oeste, un oriente y occidente, la forman Boris y Olga, su amor, su separación, sus afinidades y también sus discusiones sobre el crimen y el castigo (guiño, guiño) por el pecado cometido, por la novela. Esta es quizás la parte más conocida en la que la autora ha buscado además esa identificación directa de la novela con la ficción. Todos conocemos más o menos la historia de Pasternak, consciente de sus amigos muertos o retenidos, consciente de lo que había escrito, Pasternak, enfermo o no, con su vida se ganó el derecho a ser un personaje. Y así parece haberlo recogido Prescott entregándonos una novela de la que podemos sacar la ficción que el autor reflejaba incluso aunque una parte sucediera tras haberse escrito el libro.
Comentaba los deslices, los clichés, los fallos que se le pueden encontrar a Los secretos que guardamos. Sin embargo, si me pongo a buscar la justicia de valorar una primera novela, tengo que decir que el resultado es tremendo y, sobre todo, apto para todos los públicos.
Los secretos que guardamos me ha parecido una historia interesante que me ha pillado totalmente por sorpresa. Estaré pendiente de la segunda novela de Prescott.
Y vosotros, ¿conocéis a Zhivago?
Gracias.
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6 comentarios:
Aunque sea difícil de explicar de que va esta historia, has hecho atractiva tu reseña, y apetece acercarse a conocer esta novela.
Un abrazo
Lo conozco, pero ni he leído el libro ni vista la película... Algún me animaré. Y con este libro me has picado la curiosidad. Lo tendré en cuenta.
Besotes!!!
Vi la película del doctor Zhivago hace años y recuerdo que lloré bastante.Besicos
Vaya, pues no conocía el libro, pero has conseguido llamar mi atención, y mira que eso es difícil. Lástima lo de los discursos descontextualizados, pero es lo que dices, la trama me llama mucho la atención. Miraré alguna que otra reseña más, pero tiene buena pinta.
Un saludo,
Laura.
Creo que este lo dejo pasar, no me acaba de llamar en exceso ahora.
Besotes
Muchas gracias por tu reseña!
Me ha sido de bastante ayuda, soy estudiante y nos han dejado hacer un análisis de un libro de nuestra preferencia y por supuesto he escogido Los secretos que guardamos.
Me agrada ver otra forma de narrar esta historia, como usted lo dice fácil de leer pero difícil de explicar. Nuevamente le agradezco por su reseña, vaya que me ha ayudado.
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