miércoles, 21 de octubre de 2020

Una chica es una cosa a medio hacer. Eimear McBride

 


     A veces uno lee sobre un libro mucho antes de tener la oportunidad de leer el libro. Eso es lo que me sucedió con el libro que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de "Una chica es una cosa a medio hacer".

     Una niña nos cuenta su historia. La de una persona que es abandonada por su padre en un pueblo de la Irlanda rural y es criada por su madre junto a su hermano discapacitado al que habla. Tras ser violada por su tío, siendo aún menor de edad, y con la educación terrible recibida, desarrolla un comportamiento sexualmente agresivo y destructivo que se lleva hasta la universidad, usándolo.

     En fin, todo eso y unas cuantas cosas más.

     Un libro no es un artefacto literario. Lo siento, pero no. Y tampoco es un experimento. Un libro es en todo caso un conjunto de hojas que encuadernadas, forman un volumen. Y el resto son tonterías que vamos diciendo ya sea en el camino romántico, "es una puerta a otro mundo", o en el cultureta, "artefacto". Y ya si el libro proviene de una pluma irlandesa y está escrito de una forma peculiar, es porque el autor o autora es heredero de Joyce. Madre mía, qué previsibles somos... Y es que a mi, que soy lectora reincidente de Joyce y relectora confesa, ni me atrae ni me impresiona este tipo de comparaciones. Pero vayamos con el libro.

     En esta primera novela nos encontramos con una narradora sin nombre que se dirige a su hermano. Ese niño que queda perjudicado tras extirparle un cáncer en la cabeza y que se convierte en una suerte de oasis para ella. O tal vez el Dios al que la sociedad irlandesa y su madre rezan y del que ella se va separando. Y sigo esto porque más que una charla, la novela parece una confesión descarnada que se convierte a ratos en algo complicado de seguir leyendo. No ya por cómo lo cuenta, es lo que relata. Porque de todas las cosas que pueden afectar a un lector, pocas o ninguna faltan aquí. Incluído el relato típico de la sociedad irlandesa. La autora además juega con el lenguaje de forma fragmentada, con sonidos que estorban o ayudan, eso ya va en función de quien lo diga, pero que a mi me han parecido un simple intento de llamar la atención de un sector cultural que, al igual que el emperador de la fábula, no es capaz de decir que no ve el traje invisible.Y es que entiendo lo que dice, y también veo lo que intenta. Veo las frases cortas buscando el impacto, veo las palabras que se emiten cuando no hay palabras para expresar algo y también la crudeza sobre la violencia o el sexo. Los elementos los veo y están ahí, incluso veo perfectamente la deriva que toma el comportamiento de la joven, quizás ese sea realmente su elemento más moderno aunque tampoco es original, en el que descubre una suerte de poder propio. Y el drama... ay, es todo drama aunque nos lo tiren a pedradas. Y sin embargo, la novela no ha conseguido transmitirme demasiado. Ni siquiera me ha causado la molestia suficiente como para dejar de leer. Si este libro es un experimento, no me cabe duda de que en mi caso, sería fallido. 

     Una chica es una cosa a medio hacer es un ejercicio literario de combinación de elementos que no siempre eligen la forma acertada. O quizás sea yo. Pero no he terminado de disfrutarlo. Si acaso, lo he mirado con más curiosidad a medida que avanzaba. Por eso me encantaría leer opiniones encontradas con la mía, a fin de cuentas, para eso estamos aquí.

     Y a vosotros, ¿no os encantan las opiniones que no coinciden con la vuestra en cuestión de libros? A mi me parece que es una forma fantástica de apreciar otras aristas.

     Gracias.

8 comentarios:

CHARO dijo... [Responder]

No me ha llamado la atención esta novela, estoy en una fase de mi vida que no necesito leer más dramas,lo que ahora leo son cosas que me trasmitan paz y tranquilidad.Besicos

Margari dijo... [Responder]

Pues no lo conocía. Y por lo que cuentas, mejor lo dejo pasar.
Besotes!!!

Neftis dijo... [Responder]

No conocia este libro y por el momento lo voy a dejar pasar.

Saludos

Librosseguncarmen.blogspot.com dijo... [Responder]

No puedo estár más de acuerdo contigo.
Lo estoy leyendo, ahora mismo, despues de que mi club de lectura lo abandonase. La verdad, las 10 primeras páginas son insufribles, luego mejora pero no lo suficiente para resultar una buena lectura. Lo terminaré por pura cabezonería y por si, en algún momento, surge una chispa que transforme este experimento vulgar, en pura literatura.

buhoevanescente dijo... [Responder]

Gracias por tu honestidad!
Saludosbuhos

jjose712 dijo... [Responder]

Recuerdo cuando ganó el Women's prize (creo que lo ganó cuando era el Baileys, vamos el antiguo Orange de toda la vida). Llamó mucho la atención porque era una novela de debut y por el estilo experimental.

Me extrañó que tardase tanto en publicarse (Los pecados gloriosos lo ganó dos años después, El Poder, tres, y ambas llevan ya unos años traducidas).
Además ese año le ganó a unas cuantas novelas muy populares y premiadas (Americanah, La hondonada, Ritos funerarios o El jilguero), así que lo esperaba con bastantes ganas y más teniendo en cuenta que lo publica una editorial con garantías.

Y tengo que agradecer a Impedimenta que haya publicado las primeras páginas porque me ha ahorrado un gasto.
No tengo ningún problema con los experimentos formales, el capítulo del power point de El tiempo es un canalla me encanta. Milkman o Lincoln en el bardo me parecieron estupendas.

Pero no ha podido con las primeras páginas. No me imagino leyendo páginas y páginas de eso. Los experimentos tienen que estar al servicio de la narración, tienen que aportar algo, complicar la narración por el hecho de complicarla lo único que me provocan es que abandone la lectura

Shorby dijo... [Responder]

Pues el caso es que me has generado bastante curiosidad.

Besotes

Paseando entre páginas dijo... [Responder]

Con lo que me llaman a mí los experimentos literarios, qué lástima que este haya resultado un fracaso, y por lo que leo en los comentarios, no eres la única que piensa así. Y sobre las opiniones encontradas, ya sabes que me encanta debatir, así que sí, me gustan mucho.