miércoles, 1 de septiembre de 2021

Un adulterio. Edoardo Albinati

 


     "La pureza del cielo sobre la barca era desconsoladora. Solo en septiembre alcanza una intensidad tan rotunda y melancólica."

     Tras La escuela católica tenía curiosidad por seguir leyendo a Albinati y ver que este título apenas superaba las cien páginas me animó a no esperar más. Hoy traigo a mi estantería virtual, Un adulterio.

    Clementina y Erri se van a pasar el fin de semana a una isla italiana. Ambos están casados, ambos han mentido y ambos van a pasar el fin de semana juntos en un lugar que parece un paraíso, una ficción idílica. Y el domingo, regresan.

     Albinati dicen que explora el deseo en este libro y yo no lo creo. Un adulterio no trata de deseo, ni siquiera hay un sexo notable o es notable el sexo que tienen los amantes protagonistas. Y tampoco se molestan en fingir que lo sea. Lo que hace Albinati es relatar una escapada del mundo llevada a cabo por dos personas que huyen de sus vidas y sus rutinas. Y quizás un poco por eso, por escapar ella del hijo y él de la familia y un trabajo poco emocionante, se permiten ser felices. Si la felicidad es apenas un instante antes de que seamos conscientes de nuestras preocupaciones, un fin de semana de arena, sol, barco y alguien desconocido que nos gusta pero no nos va a pedir nada ni contar penas, que no nos va a hablar del colegio o la reparación del coche, es casi una utopía. Y de esa utopía es de lo que trata la novela Un adulterio. Y si el hotel es malo o la pizzería, casi mejor. Porque eso nos recordará a tiempos en los que ser despreocupado era lo normal y que no sabíamos luego íbamos a recordar con nostalgia por no haber sabido aprovecharlo. Construye un espejismo de cielos azules y aguas cristalinas en la que los personajes nadan hasta no ver el barco del que se tiran (desde aquí envío un saludo a Michael Phelps que sé que no me lee) creando una ensoñación romántica en la que está permitido soñar en voz alta y creer, por unos instantes, cualquier cosa que se supone hay que decir en estos casos. El adulterio no se idealiza en sí porque incluso ella es más feliz nadando sola y, cuando el sol no la deslumbra (y lo mismo le pasa a él) es consciente de los fallos de la persona que la acompaña. Y quizás por eso apenas los describe, no son importantes el uno para el otro, no importan. El adulterio que comenten no es tanto hacia sus parejas como hacia la vida ordenada que llevan y ambos saben que es lo que realmente les importa de ese momento. Por eso y no por otros motivos, lo mejor es el final.

     La novela tiene una falta de musicalidad y una premura en el final que deslucen un conjunto agradable para una lectura rápida que no deja mayor huella que las ganas de volver a estar de vacaciones. Un adulterio no destaca más allá de la escapada idealizada, del huir tres días, del paréntesis que tantas veces nos han ofrecido los anuncios televisivos incluso en forma de chocolatina. Es una novela efímera hasta en la memoria del lector.

     Y vosotros, ¿qué libro tenéis entre manos?

     Gracias.

1 comentarios:

Lemon Chaos dijo... [Responder]

Me ha llamado la atención.
El argumento del porqué me recuerda al que ilustra Zeruya Shalev en sus obras desde diferentes puntos de vista en cada una de ellas.
Gracias por compartir.
Felices lecturas