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sábado, 5 de mayo de 2012

De la Biblioteca de Alejandría a la Bibliotheca Alexandrina



Bibliotheca Alexandrina
     "Siempre se han quemado libros. Y, generalmente, después, no se ha tardado mucho en quemar seres humanos".
     Las aventuras de un libro vagabundo. Paul Desalmand

     Alejandría fue fundada por Alejandro Magno en el año 332 a.C. convirtiéndose rápidamente por su estratégica ubicación, en la segunda ciudad más grande de Egipto. Pronto declaró el propio Alejandro que Alejandría sería el centro intelectual del mundo y su intención de construir una universidad. De ello se encargaría en el siglo III a.C. Ptolomeo I y después su hio Ptolomeo II, construyendo una biblioteca que albergaría 900.000 manuscritos. Tenía un zoologico de dimensiones reducidas, un sala de reuniones que hoy sería por su tamaño de conferencias y un laboratorio, además de las consabidas salas de biblioteca. Nada menos que diez estancias dedicadas a la investigación, cada una en una materia.

     No cabe duda que es el sueño de cualquier amante de los libros, el lugar soñado y destruído no se sabe muy bien por quien. Depende, como todo, de a quien se le pregunte. Alzado en la sociedad actual hasta el status de mito, casi leyenda, entre descripciones fastuosas y archivos poblados por las mejores obras de la época. sin embargo si que hay testimonios de filósofos, viajeros y poetas. Séneca o tito Livio se cuentan entre los afortunados que pasearon sus ojos por los volúmenes allí almacenados. Es más, precisamente ellos nos hablan del incendio de esta gran biblioteca a manos del mismísimo Julio Cesar. Y justo aquí es cuando empieza el mito, años después nos hablan de la misma como si existiera y, precisamente como si su existencia ya no procediera, cayeron sobre la zona guerras y terremotos que castigaron al edificio y sus gentes de forma incansable hasta que, tras fundarse Constantinopla se le pierde el rastro a este edificio y su valioso contenido.

     Cada cual puede tomarse la información de esta última parte a su gusto y entrar en discusiones. De lo que no cabe duda es de que este lugar existió, ni tampoco del magnetismo que tiene su historia para todos aquellos aficionados a las letras impresas. Y sin embargo no tuvo un final aislado. En Egipto los faraones, siempre empeñados en perpetuar su memoria por encima de su predecesor, quemaban los escritos junto con los edificios que los contenían. En las ruinas de la historia vemos restos de bibliotecas hititas, asirias y babilónicas y, si no queremos alejarnos tanto, tenemos la biblioteca de Bizancio que sobrevivía a duras penas a los saqueos y, tras mil años resistiendo finalmente sucumbió. Y seguimos acercándonos en la historia... y las guerras y las dictaduras han quemado libros para evitar que se propagasen ideas contrarias al lider que se hacía con el poder.
     En la Guerra de 1.812 entre ingleses y estadounidenses, la que se quemó fue la Biblioteca del Congreso de Washington y en 1992 la de Sarajevo. Y no aprendemos, tal vez precisamente por eso, por ir borrando las huellas del pasado, puesto que hace apenas unos años, la que sucumbió fue la Biblioteca de Irak.

     Muchas veces os he preguntado si pensábais que leer un libro podía cambiar a una persona. Está claro que desde siempre se les ha atribuído un gran poder. Pero, como amante de los libros que soy, no puedo por menos que repasar las fechas y lugares que os he ido exponiendo, recordando ese Cementerio de Libros olvidados del que tan bien nos habló Zafón consiguiendo que suspirásemos por ir, y apenarme. Por los libros no leídos y aquellos que ya nunca tendrán a alguien para que los pueda leer y, sobre todo, porque nadie puede decirme que no se vaya a repetir la historia. Mientras tanto, me quedo con la Bibliotheca Alexandrina, levantada en honor a la que abre esta entrada. Y me quedo, como no puede ser de otra forma, reflexionando sobre la repercusión que pueden tener los formatos electrónicos en estos edificios repletos de libros y si, tal vez, no necesitemos ya quemarlos para terminar con ellos.

     Y vosotros, ¿qué pensáis?

     Gracias