miércoles, 11 de enero de 2023

Stoner. John Williams


 

     "William Stoner entró como estudiante en la Universidad de Missouri en el año 1919, a la edad de diecinueve años. Ocho años mas tarde, en pleno auge de la Primera Guerra Mundial, recibió el título de Doctorado en Filosofía y aceptó una plaza de profesor en la misma universidad, donde enseñó hasta la muerte en 1956. Nunca ascendió más allá del grado de profesor asistente y unos pocos estudiantes le recordaban vagamente después de haber ido a sus clases. Cuando murió, sus colegas donaron en su memoria un manuscrito medieval a la biblioteca de la Universidad. Este manuscrito aún puede encontrarse en la Colección de Libros Raros, portando la siguiente inscripción: "Donado a la Biblioteca de la Universidad de Missouri, en memoria de William Stoner, Departamento de Inglés. Por sus colegas"." 

     Todos los años por estas fechas recuerdo una lectura y es que utilizo las Navidades siempre para releer algo. Hoy traigo a mi estantería virtual, Stoner

      Conocemos a William Stoner, hijo de granjeros que empieza a estudiar en la universidad para desentrañar los misterios de la tierra y poder ayudar a sus padres. Sin embargo, una vez en la universidad, se enamora de las letras y estudia literatura cambiando así su vida. Una vida que atraviesa un periodo histórico con dos guerras, la gran crisis del 29 y cambios, muchos cambios que vivirá... a su manera. 

      Stoner es uno de esos libros que pasaba desapercibido hasta que el boca a boca le dio un lugar en más estantes de los que nadie hubiera pensado. No es una novedad, como ya he dicho se trata de una relectura y tampoco lo era cuando llegué a él pero sólo eso, sino que añadiría que a primera vista cuenta una historia muy común, una vida simplemente. Nada que atraiga especialmente la atención, no hay asesinatos, robos ni tampoco intrigas. Y sin embargo es un libro especial que poco a poco se va abriendo paso entre los lectores. Y no podía ser de otro modo porque es una gran novela. Ya cuando la abres y se sitúa en un periodo en el que otros libros hablan de hambre y de salida más o menos reticente de las granjas de Estados Unidos, vemos que los padres de Stoner toman una opción radicalmente diferente: ellos piensan en la Universidad, en ese momento ya percibes que es una historia distinta. Es una historia sencilla escrita de una forma sencilla, cercana. Una historia humana que hace que se coja cariño a los personajes. Los vamos recordando a todos porque William es nuestro amigo, y sabemos de su amor tardío que nos tiene aguantando la respiración porque se lo merece, y de su amor formal, ese que figura sobre el papel. Conocemos a sus compañeros de trabajo y también a sus amigos, nos acercamos a su hija y también a sus padres. Casi con reverencia por haberle permitido salir de la granja. Y también a Sloan, ese profesor que aterra y que es capaz de ver el interior de los alumnos, ese que hizo que a las pocas páginas de empezar el libro tuviera que detenerme para tomar aire y releer, con la misma emoción contenida ante sus palabras que la que intentaba no mostrar nuestro protagonista. Tengo que decir además que no fue la primera vez que me pasó. La novela conmueve porque Stoner es nuestro amigo, porque sabemos que la gente se suicidaba en el 29, porque nos habla de sentimientos y de infelicidad, de amor y de pasión y de una vida que se nos antoja relativamente infeliz para un hombre que va encajando la vida sin esconderse, pero que tampoco lucha por las cosas. Un hombre al que vamos viendo marcarse a fuego cicatrices y que tal vez, a ratos, nos parezca condenado a perder. pero como ya he dicho es una historia sencilla, o como diría el propio Stoner: ¿Qué esperabas?

     Cuando realicé la primera lectura me habían contado el final en la primera página. Lo habéis visto en el párrafo que pongo, y aún así, cuando llegué al final, lloré. Ahora había pensado eso de que soy una lectora más madura y que el libro ya lo tenía más que sabido, que era imposible que me volviera a suceder. Además, es extraordinario que me emocione con un libro o una película. Y sin embargo, aquí estoy confesando que me ha vuelto a pasar. 
Dicen por ahí que hay libros que apelan al cerebro y que hacen que el lector se concentre y trabaje para exprimirlos hasta la última gota. Son libros como La broma infinita y como cualquier de Pynchon o Ulisses. Esos que si a uno no le gustan tiene la sensación de no estar a la altura. Otros como Stoner apelan a los sentimientos y al corazón del lector. Se trata de libros como Una madre que la gente lee emocionada y que a uno le llegan y los disfruta o le dejen indiferente y tiene la sensación de estarse perdiendo algo que el resto del mundo es capaz de ver. Con los segundos suelo tener un problema. Por eso ha sido un placer releer Stoner. Porque me ha vuelto a conmover incluso conociendo cada línea de la historia.
     Hace poco preguntaba en twitter por un libro que hubiera hecho llorar y se multiplicaron las respuestas. Anoté muchos buscando esa conexión y este año los iré intercalando con otras lecturas porque, si algo me gusta de un libro, es que sea capaz de no dejarme indiferente. Que logre que algo cambie mientras lo leo, que la historia se convierta en mía y me olvide de que son simples letras. Libros que cuando uno termina solo puede decir de ellos que son especiales, aunque, como Stoner, no tengan nada fuera de lo común.

     Hoy recomiendo, por segunda vez en este blog, Stoner.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 9 de enero de 2023

La intuicionista. Colson Whitehead

 


·Es un ascensor nuevo, recién acoplado a los rieles, y no fue construido para caer tan rápido".

     A veces la reedición nos da alegrías, como una opción de leer libros que nos pasaron de largo en su día. Por eso hoy traigo a mi estantería vertical, La intuicionista.

     Conocemos a Lisa Mae Watson,  la primera mujer negra en graduarse en el Instituto de Transporte Vertical y por lo tanto la primera en trabajar para el Departamento de Inspectores de Ascensores. Tanto por color de piel como por género. Esto es importante porque vivimos en una sociedad en la que el transporte vertical es vital hasta el punto de que su estudio comienza en las escuelas en las que no solo se trata de ingeniería, si no también de una suerte de filosofía de vida. Por eso hay intuicionistas. Y es que frente a quienes reparan los ascensores sabiendo cada detalle gracias al manual, están aquellos que sienten lo que les sucede en cuanto ponen un pie en la cabina: y Lisa pertenece precisamente a los segundos. Y entonces un ascensor revisado por ella cae de una altura 11 y la trama cambia para convertirse en una novela de acción con espías, sicarios y secretos. ¿Sobre qué? Pues ya lo habéis leído.

     Una de las cosas que más me sorprendió del libro es que tratase de ascensores. Y es que Whitehead ya sabemos que se despega del mundo, pero orquestar una trama sobre ascensores, técnicos y técnicos que se inspiran me parecía algo tan descabellado como para leer el libro apenas lo llevé a casa. Y el autor, lo digo desde ya, me convenció. a través de su razonamiento y anécdotas logró que leyera por ejemplo sobre las bondades de los últimos destornilladores del mercado y no me pareciera ridículo, solo diferente. Dividida la historia entre Arriba y Abajo estaba claro que la importancia de este medio de transporte iba a ser vital, tanto como para orquestar la búsqueda del ascensor perfecto en una suerte de metáfora que va más allá del racismo expuesto desde la primera parte de la historia, algo que parece ir de la mano de las novelas del autor.

En esta ocasión Whitehead crea mucho más que una historia ya que la dota de una ubicación temporal y también de una historia y una mitología que aparecen en forma de flashbacks que se van entrelazando con las diferentes subtramas para disfrute del lector que ha decidido creer lo que le están contando. El autor para lograrlo no solo brilla en su originalidad, también en su humor que algunas veces le autoincluye, y, sobre todo, en la forma de narrarlo. Y es que no me cabe ninguna duda de que estamos ante una de esas novelas que dicen tienen lecturas en varias capas y que un lector habitual solo es capaz de acceder a ellas mediante una relectura que le permita recogerlas una vez ha identificado el racismo durante su primera vez. Verá por ejemplo que donde Otis introdujo uno de los avances que caracterizan una sociedad moderna llena de rascacielos, Whitehead le da al invento la honorabilidad y el prestigio en un Nueva York un poco más antiguo y bastante más oscuro del existente en la actualidad. Un prestigio, por supuesto, de hombres, que da la noción de la notoriedad y relevancia que tendría aquel que tuviera la capacidad de fabricar un ascensor perfecto como el que nombraba Fulton (padre de los intuicionistas). Y es que sobre este punto bascula una gran parte de la trama de intriga.

     La intuicionista es un trabajo titánico que vive en una metáfora constante sobre la elevación de la sociedad a puntos mejores, la eliminación de un prestigio parcial y la importancia de poder salir de las chozas inferiores a lugares marcados por la igualdad. Más allá de eso es un libro divertido, diferente, alambricado en ocasiones y un verdadero placer como lectura para quienes gocen de aventurarse entre letras. Una más que grata experiencia.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.