lunes, 25 de diciembre de 2023

Memorizando fragmentos


"Pienso mesa y digo silla
compro pan y me lo dejo
lo que aprendo se me olvida
lo que pasa es que te quiero"

      Todos tenemos libros favoritos, esos que decimos de cabecera. O al menos eso dicen. En mi caso no es exactamente cierto. En realidad tengo autores que me gusta todo lo que escriben en mayor o menor medida. Esos que me apena terminar con sus obras porque han fallecido y las dejo cerca para echarlas un vistazo de vez en cuando; y también esos otros que me tienen pendiente de cada uno de sus movimientos a la espera de que anuncien su próximo título. No son muchos, apenas un puñado, pero ahí están. ¿Libros? van cambiando en su mayoría a medida que los descubro. Pero me dí cuenta de que no eran títulos fijos el día que intenté decir cual era mi libro favorito de McCarthy o de Capote y se me amontonaban las sugerencias. ¿Cómo ser capaz de decidirme entre los títulos de Jim Thompson? Imposible.


     Lo que hay son fragmentos, pequeños trocitos de historias que he tenido que apuntarme en el cuaderno que está en la fotografía porque me han parecido tremendos, porque me han emocionado o porque me hicieron acercarme al libro (aunque no siempre con la misma fortuna). Y de eso hablaremos hoy, de fragmentos literarios.
     Gracias a La historia del loco se que "antiguamente la gente creía que si te dormías con la luz de la luna en la frente despertabas loco. De ahí procede la palabra lunático". Miro los libros en las bibliotecas y recuerdo eso que decían en El Señor de los Anillos: "No conozco a la mitad de ustedes la mitad de lo que me gustaría y eso es sólo lo que la mitad de ustedes merece". Tantos autores de los que aún no conozco nada o de los que me queda tanto por conocer... y eso me lleva a Milena Agus que afirmaba: "Si no he de conocerte nunca, haz al menos que te extrañe". Porque eso pasa a veces con los personajes de los libros, los extrañamos. Ya de niña, cuando conocía Bastián Baltasar Bux, a quien debo la seguridad de saber que "la fantasía no es un modo de evadirse de la realidad, sino un modo más agradable de acercarse a ella", presentí que había un interminable número de historias por descubrir en las bibliotecas. Y así me fui acercando a ellas para hacer nuevos amigos, o conocidos dependiendo del caso. Asistí al fatídico momento en que "tras unos sueños intranquilos, Gregor Samsa se despertó"... y se había convertido en un enorme insecto. Descubrí perpleja también un telegrama a un tal extranjero en el que le decían escuetamente "Madre fallecida. Entierro mañana.Sentido pésame".
     Y a todos acompañé en el camino de sus historias congeladas en el tiempo esperando ser descubiertas. Y también he apuntado, como no, fragmentos de amor. Benedetti me habló de una curiosa pareja, me dijo "los detuvieron por atentado al pudor. y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad su amor no era sencillo. El padecía de claustrofobia y ella de agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales". Y Cortázar me enseñó un hermoso beso entre cíclopes enamorados... Y aprendí, como no ya que siempre se aprende algo, de cada libro, aunque sea la simple ortografía y el léxico que derivan del acto de leer, que las historias de amor pueden surgir en cualquier parte. Recuerdo haber apuntado una noche con bastante prisa un fragmento de El lobo estepario que decía "yo te gusto, continuó ella, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero más, mucho más. Quiero que te enamores de mí." Quién lo iba a decir en ese título... 


     Porque todos nos acercamos a los libros expectantes ante las historias, queriendo pensar como decían en La Princesa Prometida: "Este es el libro que más me gusta de todo el mundo, aunque nunca lo he leído." Y porque muchos de nosotros nos apuntamos esos pequeños fragmentos, hoy os pregunto por algún fragmento o frase de un libro que recordéis especialmente. 

     Personalmente me quedo con Tim Burton cuando dice: "La palabra normal siempre me asusta". Y eso que este año he apuntado muchos fragmentos que he ido dejando en las historias de mi cuenta de ig.


sábado, 23 de diciembre de 2023

Felices Fiestas y un espumillón




      Hace ya días que cualquier sitio al que miremos está lleno de símbolos navideños. Bien sea un árbol, un pesebre, Santa Claus que suben por cuerdas en posturas imposibles y Reyes Magos repartidos por todas partes.

     En el mundo cibernético lo que vemos son felicitaciones y alusiones a leyendas varias, orígenes o bromas más o menos conocidas sobre estas fechas. Tras pararme a pensar un momento sobre la forma en que podía darle un toque navideño a mi estantería virtual, he decidido contar el origen de uno de los elementos que estoy seguro no falta en ninguna casa. Nadie se fija demasiado en él salvo por lo mucho que mancha, pero todos lo colocamos y en todas las tiendas se ve. El espumillón.

     Parte de la una leyenda alemana antiquísima llamada La araña de la Navidad.

     Cuentan que hace muchos muchos años, una casa cualquiera de este frío país, estaba preparando las fiestas. Al igual que en todas las casas, cada celebración viene precedida de una ardua limpieza, llevada a cabo por la madre en nuestra pequeña casa. Tanto afán puso esta mujer en limpiar, que sacó una escoba bien larga, para poder llegar a los más altos rincones de la casa. Aquellas zonas encima de los armarios en las que sólo se limpia una vez al año y se acumulan el polvo y las telas de araña.  Y lo hizo bien, y todas las arañas de la casa se vieron privadas de sus hogares, así que, para no ser aplastadas, se vieron obligadas a huir al desván.
   
     Y llegó la Nochebuena y la familia se reunió junto al árbol para decorarlo con las figuras que habían ido pasando de generación en generación, la casa reluciente, y todo el mundo con el corazón cálido y las sonrisas en la cara. Bueno, no todo el mundo... las arañas estaban tristes por no poder asistir a la celebración y heladas por su confinamiento en la única zona de la casa que no poseía chimenea. Así que la araña más vieja, les sugirió que se asomasen por una grieta de la pared al salón, para así calentarse y ver la llegada de la Navidad. Fueron acercándose hasta colocarse en las rendijas de la puerta, se veía mejor, y llegaba el calor mucho más directamente. Pero la puerta se abrió, y asustadas, se vieron obligadas a huir para esconderse... ¿dónde? Pues en el árbol. Allí estarían a salvo de la temida escoba.
     Esa noche no se atrevieron a moverse más, y Santa Claus bajó por la chimenea y las encontró allí acurrucadas. Tras el susto inicial, se apenó de las pobres arañas pensando en lo que haría la madre de la casa al encontrarlas allí, así que, usando un poco de su magia, golpeó la base del árbol convirtiéndolas en tiras brillantes y luminosas.

   Desde entonces, en Alemania se empezaron a decorar los árboles con espumillones y en las casas en las que aún se recuerda esta leyenda, se esconde entre las ramas una pequeña araña brillante.

     Disfrutad de las fiestas.


miércoles, 20 de diciembre de 2023

Leer Lolita en Teherán. Azar Nafisi

 


     "Recogí las notas y los libros apresuradamente y salí del aula un tanto preocupada. Habían pasado solo unos cuantos días después del juicio contra Gatsby y su ambiente todavía impregnaba la clase. En los pasillos algunos estudiantes me abordaban para hablar sobre la novela y darme su opinión. Dos o tres escribieron espontáneamente trabajos respecto al tema. Al salir a la luz tenue de la tarde, hice un alto en la escalera atraída por una discusión vehemente entre un puñado de estudiantes musulmanes y sus oponentes marxistas y laicos. Todos ellos gritaban y manoteaban. Vi que a corta distancia de la muchedumbre, Nassrin escuchaba sus argumentaciones".

     Llevo con este libro en casa un tiempo pero nunca me había animado a leerlo. Un poco, supongo, porque tampoco me había preguntado de qué trataba. Hoy traigo a mi estantería virtual, Leer Lolita en Teherán.

    Azar Nafisi ha dado clase en tres universidades diferentes de Teherán de las cuales o bien ha dimitido o bien ha sido expulsada. Decide entonces elegir a 7 alumnas, a las que ella valoraba mejor, y montar una suerte de club de lectura en su casa que, disfrazado de rebeldía contra Irán, mostrará a esas jóvenes el camino para ser ellas mismas a finales de los 90.

     Supongo que puede parecer que Lolita es una elección más o menos fácil por controvertida, reconozco que era una de las bases que yo tenía en mi cabeza antes de haber leído esta novela. Pero lo cierto es que Nafisi lo elige por su prosa. Cualquier que haya investigado un poco sobre el libro sabrá que nada es al azar en él, ni siquiera la repetición del nombre de su protagonista. Según avanzamos por este título vemos que realiza un paralelismo entre Humbert Humbert y el Estado Islámico. Uno culpa a la pseudoadolescente de seducirlo y el otro señala a las mujeres como origen de muchos males. Profundiza en su prosa señalándola como presente en otros regímenes totalitarios y tras ese dedo acusador la autora se reconduce para no dar demasiadas lecciones y establecer algún principio universal sobre clases y privilegios.

     No hay que olvidar que es un club de lectura, se leen libros y se habla de ellos. Tanto desde el punto de vista puramente literario como el de los sentimientos que despiertan, realizando una valoración personal sobre el comportamiento o sus enseñanzas y trasladando de ese modo no solo el pensamiento de la sociedad que refleja, si no también la sensación de una lectura activa por parte de los personajes que invita al lector a coincidir o no con sus opiniones. Somos, dicen las lenguas románticas, una parte de los libros que hemos leído. Quizás por eso Leer Lolita en Teherán es una memoria a través de libros y quizás por eso también deja una impronta en la novela el alma de la propia autora, la profesora preocupada, inquieta, que busca tocar el alma de sus alumnas. No solo eso, además lo hace, como es de esperar supongo, con una prosa cuidada cuya lectura es un placer pese a que hay muchas heridas y cicatrices en las miradas de sus personajes.

     Leer Lolita en Teherán es un libro que merece la pena ser descubierto y no quedarse en uno de esos títulos que te suenan pero a los que no te arrimas.

     Y vosotros, ¿os pasa que hay títulos que tanto verlos los dais casi por leídos y termináis por no acercaros a ellos?

     Gracias.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Trilogía Iremonger. Los secretos de Heap House. Edward Carey

 

     "En realidad todo empezó, todo este terrible asunto, el día en que desapareció el picaporte de mi Tía Rosamud. Era su picaporte particular, un picaporte de latón. Es cierto que no ayudó en absoluto que todo el día anterior se hubiera dedicado, como tenía por costumbre, a recorrer la mansión entera en busca de cualquier razón por la que quejarse. Había escudriñado cada planta, escaleras arriba y abajo, abriendo puertas sin ton ni son y sacándole defectos a todo. E insistía en que, en el transcurso de sus minuciosas investigaciones, no se había separado de su picaporte en ningún momento, pero que ahora ya no lo tenía. Alguien, dijo a voz en grito, se lo había robado".

     Si me permitís que sea superficial os diré que yo veo un libro bonito y se me van las manos. Y sí, ya sé que no hay que juzgar un libro por la cubierta y todas esas cosas que decimos, pero... soy una superficial. Hoy traigo a mi estantería virtual Los secretos de Heap House.

     En esta novela vamos a conocer a la familia Iremonger, cómo no, que viven en Heap House. Hasta aquí es más que evidente solo con leer el título. El caso es que viven en un universo paralelo, a las afueras de Londres, y es victoriano y un tanto steampunk. En su exilio, esta familia se mantiene separada del resto y se dedican a mirar en la basura. Excéntricos, cada miembro posee un objeto propio que mantendrá a su lado hasta la muerte, pero no se trata de un objeto maravilloso, no, son... cosas. Y entonces conocemos a Clod, miembro de la familia con tapón como objeto que además parece que puede oír dichos objetos, y a Lucy, que llega a la casa a trabajar como sirvienta. Y ahí, en capítulos narrados por ambos, comienza la historia de la familia Iremonger y cómo cambian las cosas.

     Una cosa que me llamó la atención del libro es la habilidad del autor para generar un mundo insospechado y ambientarlo pese a ser tan peculiar. Que el distrito en  que se encuentra Heap House e incluso su mismo nombre, un juego sobre casa del montón, esté lleno de basura en montones que den lugar a una geografía propia y la forma en que esta familia se relaciona con el sitio, resulta más que original, tremendamente creativo. Tiene un punto que casi podría recordar a las excéntricas historias de Burton creadas para niños grandes en las que uno no sabe si van dirigidas a su edad pero que disfruta igual enormemente con ellas. ¿Y los Iremonger? absolutamente inolvidables. Tanto como lo son sus objetos para ellos.
Lucy, cumpliendo la normativa clásica de este tipo de historias, es una joven huérfana con un futuro que parece cerrado y que le resulta, cuanto menos, horrible. Y ahí es donde entra el abuelo Iremonger, salvador y a la vez causa de la llegada de la joven a la casa donde se convierte en Iremonger. 
     Supongo que a estas alturas una de las dudas es cuál es la historia realmente que esconde la novela, además de lo ya relatado, así que imaginad ahora que quien puede escuchar hablar a los objetos lo que oye es que nombran a alguien que no es quien los tiene adjudicados. O mejor aún: imaginad que falta un objeto.

     Heap House me ha parecido una novela divertida y muy creativa comparada con lo que podemos encontrar hoy en las librerías. Con una ambientación capaz de trasladar al lector a las páginas en las que se desarrolla la historia, es un libro más que recomendable. Me quedo esperando la segunda entrega.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias


miércoles, 13 de diciembre de 2023

Miss Austen. Gill Hornby

 


     "Cerró tras de sí la puerta del jardín y señaló hacia Elm Wals. Se apretó el chal y aspiró una profunda bocanada de aire limpio y renovado. Corría el año 1795 y el día parecía asumir el hecho de que era el primero de esa primavera":

     ¿Será sobre Austen la que todos conocemos? Y por eso, y nada más que por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Miss Austen. 

     Jane Austen es una escritora mundialmente conocida de cuya vida privada se sabe más bien poco. Y es que su hermana Cassandra quemó gran parte de sus cartas poco antes de morir y algo más de dos décadas después de la muerte de Jane. Si me permitís la opinión, eso eran familias y no lo que se hace ahora publicando absolutamente todo lo que cualquier heredero/amigo/vecino o persona que pasara por ahí pueda encontrar del finado. Por supuesto, lo que hizo Cassandra es imperdonable para muchos porque dejan muchos espacios oscuros en la vida de Jane: lo que viene a ser la vida privada. Y entonces llega Gill Hornby y tomando estos espacios oscuros y esa vieja máxima que dice que los escritores beben de sus propias experiencias construye esta novela que se basa en Jane pero que coloca en el foco central a Cassandra.

     Conocemos a Cassandra, única hermana de Jane en una familia de 5 hermanos varones, lo que hizo que ambas siempre estuvieran unidas. Cuando la acción (que no la novela) comienza, corre el año 1840 y Cassandra es una señora de más de 60 años que está viajando para recuperar las cartas que su hermana escribió a una mujer llamada Eliza que acaba de fallecer. Cassandra teme que se hagan públicas y es que la privacidad de su hermana, es importante. Serán precisamente estas cartas las que den paso a un hilo sobre el pasado de ambas hermanas, cuando Austen aún no era un apellido conocido en el mundo literario. Esta parte se alternará con un presente en el que Cassandra tendrá que intentar proteger la intimidad de su hermana y la suya propia de manos no siempre dispuestas a consentirlo.

     Hornby desarrolla una historia en la que el estilo de Austen se percibe hasta un punto en el que el lector duda de la parte real en las cartas presentadas. Sabe que hay una base real y el éxito de la autora es precisamente hacer de la parte el todo dejando una novela de estilo victoriano en el que se reconoce superficialmente lo que hubiera podido ser la pluma de Austen. Es cierto que hay partes en las que me ha llegado a molestar el hecho de que cada parte pareciera temer estar o sentirse reflejada en alguna de las novelas, pero también lo es que precisamente eso le otorga la gracia al libro. Y ahí está el equilibro que tan bien se ha sabido alcanzar.  Cassandra es hermana y a la vez protagonista de su propia historia y de cualquiera de las novelas de la famosa autora que presentaban a mujeres fuertes siempre dispuestas a ayudar a los demás anteponiendo eso al matrimonio pese a haber tenido oportunidades. Y ahí, más o menos, es donde mi lengua acarició la palabra cliché. Si la autora no se hubiera empeñado en convertir su obra en algo "redondo" estoy segura de que la hubiese disfrutado muchísimo más. La perfección, aunque suene raro, acaba por minar la historia.

     Miss Austen es una novela entretenida a la que se perdonan los excesos pero que no llega a brillar.

     Y vosotros, ¿sois lectores de Austen?

     Gracias.

lunes, 11 de diciembre de 2023

Los demonios. Heimito von Doderer

 


     "Hace muchos años que vivo en la que en otro tiempo fuera habitación de Schlaggenberg. 
     Es una buhardilla; sin embargo, no cabe imaginársela como un cuartucho miserable. Los últimos años que pasó en Viena y en la ciudad jardín de su extrarradio, tenía la extraña costumbre de alojarse siempre en ateliers de pintores y demostraba una gran habilidad para encontrar sugestivos apartamentos de este tipo—la primera vez fue justo antes de que su maestro Kyrill Scolander regresara del sur de Francia, al tener que buscar una habitación apropiada para él: fruto de ello fue el primero y tal vez el más hermoso de los «ateliers de Schlaggenberg» (como los llamamos más tarde)—, unos apartamentos que, por lo demás, representaban su único vínculo con la pintura, pues, a mi parecer, o nunca había entendido demasiado este arte en concreto, o le había preocupado tan poco como el teatro, por poner un ejemplo".

     Hay títulos que me atraen de forma irremediable. Ya sea por la temática que insinúan o porque haya otro libro con el mismo título que me ha impactado, se vuelven irresistibles. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los demonios.

     La novela, centrada en la sociedad de los años veinte en Austria, se mueve entre distintas personas de diferentes estratos sociales que tienen una relación entre ellos del tipo que sea y que sirven al autor para llegar al verdadero punto candente del libro que es el incendio del Palacio de Justicia de Viena en 1927 en el que murieron un centenar de personas y que se consideró un brutal golpe para las libertades del país. En su novela, los personajes tienen también algún tipo de relación con este suceso y además es un momento determinante para todos ellos.

     Nominado hasta en cinco ocasiones al Nobel de Literatura tengo que reconocer que desconocía totalmente la existencia de este novelista. Simpatizante del nazismo en los primeros años se sabe que Los demonios fue reescrita y purgada de cualquier contenido nazi por el propio autor una vez cambió su ideología.
     Si no he dado nombres en el caso de mi escueta sinopsis es que es parte de la novela que el lector entienda que se desdibujan los perfiles individuales para generar una atmósfera de foco movido en la que todo el mundo va a alguna parte con un motivo más general que propio en la novela. Esto es importante porque el autor busca un reflejo de la sociedad al hacerlo así ya que solo de ese modo se obtiene una panorámica y, al igual que en ellas cuando las hacemos hoy en día con un teléfono móvil, eso hace que muchos aspectos no salgan totalmente definidos pero sí que nos dejan una imagen de conjunto. Y frente a esto será el propio narrador quien deje claro con una sutil ironía en muchos momentos, que todo el mundo tiene sus secretos. Normalmente los vinculará a ideales  posiblemente debido al momento en el que se concibió la novela, y dicho narrador se autoimpone, además la tarea de descubrirlos mediante la observación.
     Resulta particularmente interesante la comparativa que se realiza sin ser apenas consciente, de esta novela con las grandes historias de la literatura rusa y es que el autor ha sabido aprovechar una época rica en matices para hablar de la sociedad vienesa. El periodo de entreguerras, la industrialización, la sociedad convulsa frente al ascenso burgués... todo son puntos que el autor matiza con un lenguaje polvoriento en el que se siente ese toque mordaz como escondido entre los pliegues del saber estar.

     Los demonios es una lectura que puede parecer inmensa pero cuya satisfacción es realmente apabullante.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

     PD. Para quien crea que exagero cuando digo inmensa: 1600 páginas y más de cien personajes son los culpables de que el lector se sienta inmerso en un mundo pasado.

lunes, 4 de diciembre de 2023

X. Percival Everett

 


     No me digáis por qué me llamó la atención esta novela. Creo que por el batiburrillo de sinopsis pero no lo tengo claro. El casi es que hoy traigo a mi estantería virtual, X (Erasure).

     Dicen que Everett practica la novela experimental, pero este libro ha sido mi primera vez así que diré que es un poco raro y que cada lector piense lo que quiera.

     Conocemos a Monk, tiene un nombre más rimbombante y complicado, pero es Monk. Es un escritor negro, de piel que no de profesión, que ha sido detenido varias veces por polis blancos, algo no tan extraordinario en USA. Aún así hay quien no le ve lo suficientemente negro. Familia de médicos, estudiante brillante parece carecer de las aptitudes propias de su raza como las deportivas, el basket en sí. Monk es, en definitiva, un negro que reescribe clásicos y se sienta más o menos satisfecho, al menos más de lo que otros creen insistiéndole en que escriba cosas raciales. Y por cierto que no le gustan las novelas protagonizadas por escritores, hasta la que escribe ahora, porque esto es pura metaliteratura así que escribe tanto sobre literatura como sobre su familia en una novela irónica y cargada como una escopeta. Y es que en su familia hay de todo, desde pérdida de memoria hasta asesinatos pasando por gays que fingen ser heteros más allá de lo razonable (que es nada).Por si fuera poco parece que hay una hermana secreta. En definitiva, un cuadro. Monk se da cuenta de que sus libros van a entrar en el catálogo de afroamericanos pese a que solo tiene de ello al autor. En cambio autores claramente mediocres alcanzan el éxito con frases que son puro formulismo. Y entonces tiene una idea: parodiar una de estas novelas de éxito sin revelar su identidad utilizando un seudónimo que es a la vez un juego de palabras para algunos lectores y obtiene con dicha parodia una lucrativa oferta.

     Y todo esto está en la novela que se embarca en un juego literario sobre el valor y la valía, el escritor y sus personajes o el escritor que se convierte en personaje y, como no, los premios literarios. Es una novela divertida pero que tiene mucho de reflejo social del tema racial en los 90, algo que no recuerdo haber visto tratado nunca en la literatura y que me ha parecido interesante, puesto que ya existían best sellers de este color de piel.

     La parte experimental es más formal. Hay una novela dentro de otra, un narrador que parece molestar y que cambia de foco y de persona pero no de necesidad. Y todo esto sin reírse uno demasiado cuando lo intenta explicar como yo ahora. Además contiene cartas, artículos, mensaje y casi cualquier forma de comunicación que a uno se le ocurra y, por raro que parezca, el lector encuentra orden dentro de este caos y se abre paso hasta una novela inteligente cuya lectura ha sido un placer. Hay mucho de literatura y de crítica al producto o a la moda o la línea, algo que se mantiene hoy en día en las editoriales. Mucho de todo en realidad.

     X es una novela diferente y original en la que cuesta situarse, pero el esfuerzo merece la pena.

     Y vosotros, con qué libro comenzáis la semana? 

     Gracias

miércoles, 22 de noviembre de 2023

Alas de sangre. Rebecca Yarros

 


     Como hay que leer de todo y hay libros que pegan fuerte antes incluso de salir a la venta, me asomo a todos los géneros. Esto provoca que mi zona de confort sea lo suficientemente amplia como para que entren dragones. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Alas de Sangre.

     Conocemos a Violet, amante de los libros que se prepara desde que tiene uso de razón para entrar al Cuadrante de los Escribas. Sin embargo no ha contado con la opinión de su madre, acostumbrada a dar órdenes sin escuchar a nadie, que ha decidido que el lugar de Violet es otro muy diferente. Y así es como acaba uniéndose como candidata para ser jinete de dragón. Las pruebas no son solo terribles y de los miles de candidatos hay muchos que ni siquiera superan la primera, además esconden a enemigos de su madre que verán en ella la presa perfecta para su venganza. Y, bueno, de entre todos ellos, destaca el joven Xaden, un líder entre los traidores.

     Y ya está, porque a partir de aquí lo que tenemos son un montón de pruebas terribles que ponen en riesgo la vida de los personajes y una historia de amor que se irá perfilando desde que habéis leído el nombre de los dos protagonistas y vuestra lengua ha acariciado las palabras enemies to lovers. Entonces, ¿por qué su éxito?

     En estos casos es más fácil buscar qué tiene que destaque frente a otros del género y aquí parece que la respuesta es fácil: los dragones. Pero hay más. Yarros busca un universo nuevo con reglas diferentes, al menos alguna, y logra recrearlo a base de escenas de acción que se suceden de forma encadenada y visual delante de un lector que pronto no necesita mirar el mapa para saber dónde está cada cosa y lugar. Evita  además gran parte de los clichés en los que suelen caer las novelas de este género que nos presentan a personajes sin defectos, salvo esos que el lector pueda considerar gracioso o adorable por la reacción en el supuesto contrario, en la misma medida en la que no superpone uno a otro, dejando la sensación de trabajo. La autora indexa subtramas llenas de ataques, amistades e intentos de asesinatos que dejan al lector pensando que no sabe lo que va a pasar en el siguiente capítulo y en el eje central equilibra la parte romántica con la necesidad de sobrevivir de la protagonista, Violet, que no se va a conformar solo con ello, además intentará demostrar que está a la altura de las mujeres de la familia.

     Alas de sangre es un libro que se lee prácticamente solo y que deja una sensación cinematográfica en el lector.

     Y vosotros, ¿leéis fuera de vuestra zona de confort?

     Gracias

lunes, 20 de noviembre de 2023

Los comienzos. Antonio Moresco

 


     "En cambio, yo estaba cómodo en aquel silencio".

     Me gustan las cosas complicadas, que me hacen pensar, los retos. Me gustan ese tipo de libros, de personas, de cosas... Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Los comienzos.

     Hablar del argumento de este libro sin desvelar las sorpresas, sin que parezca un trabajo arduo en lugar de un viaje inolvidable, va a estar complicado. Hablaré pues de un libro que se divide en tres partes diferenciadas y que cada una de ellas va a dar una experiencia totalmente diferente al lector. En la primera parte tenemos a un protagonista sin nombre que ha hecho voto de silencio. Sabemos que es seminarista en algún tipo de monasterio más o menos aislado de Italia. Sabemos también que el lugar en el que reside está en un alto ya que mira encantado las luces del pueblo que ve más abajo, porque mientras él mira las luces, nosotros leemos su mente. El protagonista mira velas, mira reflejos, mira personas, mira su propio cuaderno en el que se anota. Una visita al monasterio había sido novicio, otro parece un marrullero. Sale del monasterio. Pasan cosas. En esta novela siempre pasan cosas, se cruza gente, pájaros, abejas... Y cuando el lector se quiere dar cuenta, el que observa es él.

     Tras el silencio llega la segunda parte, la historia (solo quienes lo lean me entenderán al nombrarlo así). Estamos en una zona pobre. Lugares sin gente. Política de a pie. Revolución. Ciudades ficticias, lugares, vivencias posiblemente soñadas, absurdas o exageradas. Fascinantes en cualquier caso. No necesariamente creíbles o comprendidas en su totalidad hasta que no han finalizado. Forma parte del juego de Moresco decirle al lector si se ha creído o no justo lo que acaba de leer y que no siempre coincida con la percepción que éste tenía en el momento de la lectura. Si eso te sucede has caído, te ha hecho partícipe del libro y ahora ya no lo vas a dejar. No a la novela, has superado la mitad y ya no ibas a dejarla, lo que no vas a dejar es de leer a Moresco. Los dos lo sabemos.

     Finaliza con la metaliteratura en Milán con el paso del cometa Halley en un momento en el que eso era noticia porque la ciencia o tal vez la tecnología no le decía a la gente que pasan cometas todos los días. Resulta que aquí el protagonista, el mismo durante todo el libro, se retuerce y es escritor y lo que ha escrito bien podría ser el libro que está leyendo el lector. Se da cuenta cuando al ser rechazado el motivo que dan es que es un manuscrito desconcertante. Pero un personaje ya aparecido es el Editor y tiene sentido porque... bueno, porque en realidad las cosas hace tiempo que comenzaron a tener sentido. El Editor rehuye pero dice sí y es que esa es una palabra importante en esta novela, aunque aquí no sea verosímil debido a cómo actúa.

      La novela termina y la sensación es de viaje, de vacaciones disfrutadas y llegar a casa cansado, sudado y con restos de emoción. Podrían decirse más cosas pero sería estropear el camino. Hay una mezcla entre lo real y lo que no lo es que recuerda a tantas obras que escaparon de la tela del mundo. Y no he hablado de personajes reales que aparecen en el libro, muertos todos, reconocidos, inolvidables. Necesitaría tres entradas, una brújula y algo de beber para contarlo todo. Agua, porque estoy con resaca de esta lectura.

     Los comienzos no es un libro fácil pero es un viaje poderoso. Si alguien me pregunta si merece la pena yo digo que sí. Quien lo haya leído sonreirá en este momento pensando "el cuarto". 

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

     

lunes, 6 de noviembre de 2023

Donde no llegan las sombras. Jordi Llobregat

 


     "Quince años antes 
     Las llamas envolvían el edificio bajo la tormenta. Reptaban por techos y paredes, recorrían los pasillos, irrumpían en las habitaciones, en los elegantes salones, en la capilla, en las cocinas y los despachos. Nada escapaba a su ira. Largas lenguas de fuego asomaban al exterior por los altos ventanales. La misma torre del reloj, que unas pocas horas antes se alzaba orgullosa sobre el valle, se había convertido en una tea ardiente a punto de desmoronarse".

     Hace pocos días el propio autor comentaba en redes la salida de su nueva novela, así que dicho y hecho ya tuve plan para este fin de semana. Hoy traigo a mi estantería virtual, Donde no llegan las sombras.

     Estamos ante la segunda entrega de la serie protagonizada por Alex Serra. Tras lo sucedido en la primera parte, Serra se ha retirado voluntariamente de la policía decidida a dedicar sus esfuerzos a buscar a su hermana desaparecida hace veinte años.
     Cuando la novela comienza una niña desaparece en Seu. Sería una más pero a Serra le recuerda físicamente a su hermana. Esto unido al impulso de su antiguo compañero hace que Serra regrese al trabajo con un caso que parece apuntar directamente a su pasado.

     En el caso de esta novela es bastante complicado ponerse a desgranar argumento sin desvelar detalles que puedan condicionar la lectura. La novela comienza con la desaparición de la niña Martina y cómo llega Serra a ver su foto, se mezcla con un sueño y se decide a ir hasta el lugar en el que aparece el cuerpo. Llobregat desarrolla además la excentricidad de Serra en esta novela y es su capacidad para percibir los últimos momentos de las víctimas tocando objetos que estuvieran en contacto con ellos, un punto paranormal que sabe desarrollar sin abusar demasiado para que sus lectores más realistas no sientan que están despegados de la realidad. Ni siquiera llega a hablar de poder, mientras que sí se encarga de tildar de rara a la inspectora en boca de otros compañeros. Rápidamente pone el foco lector en otra niña, ya que en esta novela el autor apuesta por el ritmo jugando con un segundo hilo que el lector ve dirigirse inevitablemente a la tragedia mientras emprende la clásica carrera policial para detener al malo. 
     Roza temas importantes como el bullying o los malos tratos en el entorno familiar, utiliza una ambientación en la naturaleza medida de forma milimétrica para que sirva de respiro pero no de pausa y se ajusta perfectamente a todas aquellas supuestas reglas que tiene que tener una novela para convertirse en un éxito. ¿El problema? que no siempre funcionan. No existe la fórmula perfecta y el lector es caprichoso para decidir. Llobregat parece saberlo y por eso no deja que la acción se detenga, no quiere un lector pensante, busca el entretenimiento puro y duro, la lectura por lectura, el placer lúdico. Y en ese punto, lo consigue. Alex Serra es un buen personaje que ha seguido creciendo en esta novela y que parece tendrá que continuar ya que, aunque es una novela autoconclusiva, le han quedado muchas cosas que decir. Aún así en un mercado lleno de opciones en este tipo de argumentos, la novela necesita tener un punto en el que destaque y esa es la ambientación psicológica, un campo en el que Llobregat ya demostró su valía en El secreto de Vesalio y que ahora vuelve a ser uno de los puntos fuertes de su novela.

     Donde no llegan las sombras es una novela entretenida que se lee de un tirón o, como mucho, de dos.

     Y vosotros, con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

La chica del verano. La Vecina Rubia

 


     "Me gustaban las estrellas y era muy buena en mi profesión. Por eso, en la redacción, aunque mucha gente se lo tomaba a broma, todos acababan por pedirme un adelanto de cómo iría su semana antes de que yo lo publicara".

     No he caído en mirar a ver los domingos que faltaban para el siguiente verano cuando leí este libro, pero solo con esa frase muchos sabrán a quien me refiero. Hoy traigo a mi estantería virtual La chica del verano.

     Plantear la sinopsis de una tercera parte sin descubrir nada de las dos primeras tiene un punto de complicación, así que en este caso vamos comenzar por lo básico: conocemos a la narradora de la novela. Porque si ya os había dicho en las dos entregas anteriores que el gran mérito del libro había sido convertir a La vecina rubia en un personaje capaz de recoger cada guiño de redes, en esta tercera entrega el personaje trasciende y se convierte en persona (aunque lo haga realizando el camino inverso). Será en esta novela en la que la narradora plantee lo que supone llevar un perfil de alto impacto desde el anonimato; la forma en que surge, el crecimiento que pilla casi por sorpresa, el estrés por ser capaz de llegar a cada persona y, sobre todo, la sensación de no estar siendo sincero con tu entorno debido a que se oculta una parte que cada vez cobra más importancia en tu vida. Así que, si en algún momento alguien ha sentido curiosidad por el "intramuros", va a ser muy feliz con esa parte de la historia.

     Sin embargo esta novela de lo que trata es del camino que te obliga a convertirte en un adulto, un camino que llega de forma inexorable con temas que casi siempre terminan con "pasar tu vida"; ya sea la persona con la que, el trabajo con el que, o la decisión que vaya tocando tomar dependiendo del momento. Se convierte de este modo el libro en una experiencia más cercana a los sentimientos duraderos y aborda el complejo tema de la maternidad. Porque esta es una novela que explora las diferentes maternidades; desde la no deseada hasta la frustrada, de la perdida a la ilusionada y entra de lleno en un tema que poco a poco va tomando luz como es el de las mujeres que pierden un hijo cuando aún son gestantes y como se les trata en su entorno y sociedad.

     No voy a contar, porque bastante he dicho ya, la deriva de cada uno de los personajes que son viejos conocidos para algunos pero que perfectamente pueden ser nuevos añadidos, ya que la novela se puede leer de forma independiente, pero sí me gustaría señalar que, al igual que todos ellos se ven más maduros, también lo hace la prosa dejando ver una clara evolución desde  aquel "Y sin tener la más mínima idea de lo que era el amor, me enamoré hasta las trancas" con el que comenzaba su historia en 2021. En esta entrega la autora baja la intensidad del entusiasta tono de la juventud y los combina con una reflexión pausada que prefiere alargar los momentos a las acciones, cediendo, quizás más que nunca, su espacio al de aquellos que la rodean. Consigue de este modo dar la imagen de una persona normal, que incluso tiene una vecina rubia, pero avanza un paso más. Esta vez las lectoras de su novela no van a mirar a la chica rubia que camina por la calle pensando que tal vez sea ella, ahora pensarán "esta podría ser yo" y lo harán señalando a Laux, a Lucía, a Sara o, por qué no, a La Vecina Rubia.

     La chica del verano es una novela entretenida con la que pasar buenos ratos. Siempre voy a defender la literatura como hobbie, porque si eso no fuera así, perdería su esencia. 

     Y vosotros, ¿qué libro estáis leyendo?

     Gracias.


lunes, 30 de octubre de 2023

Solo la noche. John Williams

 

      Hoy en día millones de lectores en todo el mundo conocen a John Williams, pero fue, en general, un autor modesto de fama inexistente que volvió a la luz gracias a  la mención de un título suyo en otra novela y a que un famoso actor se hiciera eco de ella. Hoy traigo a mi estantería virtual, Solo la noche.

     Conocemos a Arthur Maxley cuando recibe una carta de su padre. El verano va a comenzar y si Maxley ya era una persona triste, esa carta hará que el dolor y el pasado amenacen con aplastarlo.

     Ya sé que dicho así habréis pensado si este escritor no tiene novelas alegres. Spoiler: no. Pero bueno, también es cierto que Maxley vive como quiere, no estudia, gasta el dinero de su padre y le cuesta mucho caer bien o tal vez sea que no le preocupa en absoluto porque sus habilidades sociales son las de una piña. Menos, dirá el lector cuando llegue a la escena con Claire. Os aviso, Maxley no os va a caer nada bien. Si venís de leer Stoner y esperáis adorarlo, el choque será salvaje ya que además el autor ha buscado relatar a su protagonista, fragmentarlo, explicarlo... ¿justificarlo? decidan.

      Estamos ante la primera novela del autor y mentiría si dijera que no es una novela menor, que cae en el exceso y que uno no tiene muy claro si lo que realmente se gusta es rozar con la punta de los dedos la palabra parodia. El autor además abusa del "lo que le ha pasado" sin entrar en ello y eso hace que la novela desprenda una sensación de falta de sinceridad que va lastrando poco a poco un contenido que tampoco puede definirse como brillante.

     Solo la noche es una novela para fans. Para los que han leído todo y descubren que no era todo porque aparece un título más. Para los que ya saben que Williams escribió poesía y están esperando poemarios aunque ese no sea su género. Para ellos es perfecta. El resto sigan con Stoner.

     Gracias

lunes, 2 de octubre de 2023

El pesquero. Takiji Kobayashi

 


     "Vamos hacia el infierno".

     Una de las cosas que más me gustan es descubrir tesoros. Lo extraordinario tiene un poder inexplicable que se encuentra en cualquier persona o lugar esperando los ojos correctos. Hoy traigo a mi estantería virtual, Kanikosen. El pesquero.

     Hakko Maru es un barco cangrejero que faena cerca de Rusia. En él se mueve una tripulación que tiene que hacer frente a las duras y penosas condiciones de vida que les toca sufrir en el barco, con el clima y la labor que desempeñan. Por supuesto, los trabajadores, tarde o temprano, se rebelan.

     Ese es el gran resumen de esta magnífica novela en la que, actuando casi como una voz colmena, los tripulantes del barco mostrarán que la frase con la que da comienzo el libro es todo menos una exageración. Comencé la novela pensando que me iba a enfrentar a un libro sobre navegar en el hielo, frío y miembros congelados o semicongelados, tal vez incluso quedarse varados como aquella famosa novela que se ha convertido en serie. Pero no, en realidad el infierno llega apenas suben, no necesitan saber del frío para sufrir hambre, picores, enfermedades y malos tratos. Las condiciones que representa el autor son terroríficas por lo reales que parecen y, si bien excede el término denuncia al marcar una fuerte vía política, me parece más que necesario que este tipo de situaciones se den a conocer. Y es que de alguna manera uno tiene la sensación durante la lectura de que el autor más que buscar la novela denuncia lo que busca es justamente eso: obligar a la sociedad a mirar hacia uno de esos puntos ciegos en los que suceden atrocidades que nos son desconocidas a unos y que otros ignoran limpiamente.

     Escrita en 1929 explota en ventas a principios de este siglo cuando la sociedad vivía dudando entre recuperarse de una crisis o entrar en otra, volviendo a mostrar a la sociedad nipona que las desigualdades se pueden combatir. La novela que no tiene un protagonista central y cuyos personajes no poseen nombres en más de un caso relata el motín que se produce en el barco. Muestra la crueldad de la empresa, el desinterés hacia las personas que trabajan en el barco y las condiciones infrahumanas a las que les someten y lo hace dando detalles que muchas veces uno no querría saber. Pero existen. Igual que existen las prioridades que en un momento particularmente desolador que no voy a revelaros marca el autor las líneas que se cruzan y cómo las personas cambian en función de sus vivencias. Una novela como digo bastante politizada pero igualmente interesante sobre todo si se la contextualiza en el momento en el que el autor, activista reconocido e incluso torturado, la escribió.

     El pesquero es una de esas novelas que me gusta haber leído porque aportan bastante más que el texto que las representa.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

El último telesilla. John Irving

 


     Para mi John Irving es uno de esos escritores que llevan toda una vida acompañándome y que se mueve en un terreno para otros pantanoso que es el del interior de las personas y sus pulsiones. Este año descubrí con placer la llegada a las librerías de su nueva novela y me lancé, impaciente como soy, a por la VO. Hoy traigo a mi estantería virtual, El último telesilla.

     Conocemos a Adam Brewster, hijo de Rachel, monitora de esquí, y padre desconocido. Y después de esta presentación, solo queda decir que a la familia Brewster le pasan cosas a lo largo de 8 décadas que son recorridas en 1000 páginas. Quien sea lector habitual de Irving me entiende perfectamente y aquellos que aún no lo sean pero vayan a animarse con la historia no tardarán en descubrir lo que quiero decir. Por ejemplo: en el último telesilla la madre del protagonista le da un beso nada normal cuando aún no es adulto pero está en el firme camino para llegar a serlo. Por supuesto tras esta situación a Adam le acompañarán fantasmas durante el resto de su vida. Su madre, que tiene una larga relación con Molly desde hace años, decide casarse dando a Adam un padrastro que viene a ser lo más normal de una familia en la que iremos conociendo a las distintas parejas del niño ya crecido que se convierte en hombre forma su propia familia y la pierde. Porque en la novela hay por supuesto muertes y es que la muerte llega por sorpresa en forma de rayo o incluso como lección de vida si uno se sienta entre dos cuerpos congelados. Hay un mudo que parece que habla, un maestro porque Irving es aficionado a ellos, hay familiares, tías, abuelos que criaron a su nieto a temporadas  que se aparecen más tarde en pañales porque quién sabe si los fantasmas cagan. Hay sexo. En todas las novelas de Irving lo hay ya que es un experto en tratar como convencional cualquier tipo de sexo lo sea o no, y no me refiero precisamente a la orientación sexual de los personas que sobre este punto Irving ha pasado siempre mostrando absolutamente todo incluso cuando nadie más lo hacía. Y por último hay literatura. Es frecuente en las novelas del autor que el lector avispado encuentre toneladas de referencias a otras obras más o menos conocidas de la literatura universal y que, aquel lector que no tenga una enciclopedia por cabeza se descubra también con otras obras. Este segundo suele ser más afortunado ya que es divertido pensar si un viaje que realiza Brewster con su familia es un guiño o no a una famosa obra de King cuyo título no dejaré aquí escrito porque estas cosas es más divertido planteárselas cada uno por su cuenta.

     Con todo esto y un montón de ingredientes más el autor proporciona al lector un buen puñado de personajes de esos que permanecen con nosotros y que centra en Adam para reflejar en él muchos puntos de la sociedad contemporánea (vale y también algo de otros temas en los que quizás uno no esté particularmente interesado como es el caso de la lucha). Un ejemplo de esto son los personajes que por un motivo u otro no hablan, como es Em, y el resultado de la interpretación de sus representaciones para comunicarse realizado por Nora y que no siempre se ajusta a lo que realmente está diciendo. Hay mucho en este personaje de lo que nos rodea. 

      En El último telesilla hay mucho de Irving. Esto puede parecer algo extraño dicho así ya que lógicamente si es el autor tiene que haber cosas suyas: ¡todo tiene que ser suyo en realidad! Pero no me refiero a eso. Lo que quiero decir es que los temas recurrentes del autor, están. Y también muchos de sus personajes que fueron originales cuando comenzó pero que empiezan a convertirse en arquetípicos. Esto unido a que es una novela en la que suceden cosas pero no una con un hilo argumental capaz de tirar del lector hacen que la recomiende más a quienes ya sean lectores habituales que a aquellos que aún no hayan tomado contacto con el autor. A estos últimos les recomiendo Las normas de la casa de la sidra.

     Y ahora, como tengo el sentido del humor estropeado, me despido deseándoles un feliz miércoles, Príncipes de Maine, Reyes de Nueva Inglaterra.

     Gracias.

lunes, 11 de septiembre de 2023

La conejera. Tess Gunty

 


     Este es uno de los libros que tenía ganas. A veces septiembre no es tan malo. Hoy traigo a mi estantería virtual, La conejera.

     La Conejera es un bloque de apartamentos situado en Vacca Vale. Se trata de un complejo de viviendas económicas situadas en una ciudad deslucida, en una zona venida a menos. Allí vive un conjunto de personas separados por finos tabiques que constituirán el grueso del argumento de la primera novela de Gunty. Y allí vive Blandine, la chica que vive con otros adolescentes y que espera vivir una vida mejor o, como la conocerá el lector, la chica que salió de su cuerpo. Podría decir que los adolescentes vienen de hogares de acogida, que en el edificio también hay una mujer que vive entre necrológicas, otra embarazada con una curiosa visión de su estado o una pareja de ancianos que muestran mucho de lo que hay en la sociedad hacia la que nos movemos: soledad. El lugar en el que sucede tiene ecos de ciudad en quiebra, aunque es ficticia en este caso bien podría ser una como Detroit, que en 2013 declaró ese estado tras haber sido uno de los lugares más prósperos del país.

     Pero no se trata ya solo del argumento o del eco de las voces de los inquilinos de la Conejera lo que me ha llamado tanto la atención de esta novela. Lo que más he disfrutado son las formas y el estilo de Gunty, en su capacidad para dotar a sus personajes de un carácter propio y a la Conejera de espíritu hasta convertirlo en un personaje más que se niega a ser cambiado de forma artificial porque ya siente y respira y tiene su propia "forma de ser". Con tanto personaje puede parecer fácil perderse, pero será el apartamento de Blandine y sus tres compañeros el que ocupe un foco especial, sobre todo porque desde las primeras líneas nos ha tenido con la intriga sobre lo que le ha sucedido a Blandine. 

     Hay historias de todo tipo, de amor, de desarraigo, de identidad, de familia... nada escapa al desorden de Gunty y, sin ser una novela redonda y pese a que en algunos momentos no he tenido claro hacia donde me quería llevar, he disfrutado bastante de un camino entretenido y una experiencia de lectura diferente a lo que se puede encontrar uno en cualquier librería. Muestra la decadencia post industrial de muchas ciudades que han vivido al amparo del empleo de una empresa y que, al igual que sucediera con las zonas rurales cuando la industria arrastró a la población a centros urbanos, han visto sus calles vaciarse tras el cierre de dicha industria (el caso General Motors es uno de los más sonados de este fenómeno). Este punto me parece el más notable y quizás me hubiera gustado que la novela, como sucede con muchos títulos británicos y el conflicto minero, se centrara más en ello. Con todo me ha parecido una lectura interesante y diferente con la que he disfrutado.

     La conejera es una lectura diferente que arrastra al lector con facilidad.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 4 de septiembre de 2023

Los fantasmas de una vida. Hilary Mantel

 


       A la vuelta de vacaciones siempre me divido entre enseñaros las novedades que leo o bien mostrar los libros que aproveché para leer en vacaciones. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los fantasmas de una vida.

     Decir que Hilary Mantel ha sido una de las grandes escritoras de nuestro siglo, no es algo nuevo. Su trayectoria literaria la avala y su muerte prematura ha dejado un vacío en los estantes de libros que estaban por ser escritos. En Los fantasmas de una vida la propia autora nos lleva a realizar un recorrido por su vida en el que el lector puede apreciar muchas de sus obsesiones y el nacimiento de algunas de sus pasiones además del tormento que le acompañó durante gran parte de su existencia.

     El recorrido por su vida da comienzo en el año 2000 con la venta de Owl House, un lugar que fue concebido como una residencia segura del que en ese momento se iba a desprender. Estando allí tiene la ilusión de ver a su padre fallecido, dudando si tal vez se trata de una migraña, y es que esta mujer fue diagnosticada de endometriosis siendo joven y vio como su vida cambiaba. Ahora Mantel tendría libros en lugar de hijos. Jack era en realidad su padrastro; un hombre silencioso que apareció en su vida cuando ella ya tenía edad para recordar que no era su verdadero padre y que tuvo una existencia de silencios sobreentendidos que solo desaparecieron a raíz de su operación cardiovascular. Comienza entonces el recuerdo del temor a perder a su madre, el temor de ir al médico, las normas escolares, los ratos libres, la casa de los abuelos. Habla de sus primeros textos, escritos en un juguete creo que extinto en el que uno podía dibujar lo que quisiera y luego agitando, o en los siguientes modelos, pasando una barra, podía borrar aquello que había escrito asegurando así su privacidad. En esta´época Hilary ya no era normal, desafiaba al mundo que no entendía, se metía en peleas... y visitó a su primer médico: todo bien, le dijeron a su madre. Empiezan los dolores de cabeza, su cuerpo cambia y ve por primera vez, o quizás diría siente, una presencia que la aterrorizó el resto de sus días. Cambia de vida, de apellido, deja la religión, Mantel crece y estudia derecho: sigue mostrando sus diferencias. Se casa, viaja con su marido, sigue adelante y comienzan los ingresos hospitalarios que seguirían después del diagnóstico. Y esto es solo un fragmento.

     La vida de Mantel escrita por ella misma es como leer una novela, como leímos a Ana Bolena, solo que más real. El convento que aparece en una obra, el relato que cristalizó en novela, otro título que le costó colocar. Todo eso aparece en esta biografía que se concibe como una historia completa en cuyo final sabemos que muere la heroína y que nos lleva de la mano por un mundo transitado por los fantasmas que poblaron sus deseos tanto como sus historias. Las biografías son un terreno complicado. Pueden novelarlas y hacer que parezcan irreales, entrar en ese terreno confuso de la autoficción en la que  el lector no tiene claro donde comienza el imaginario del autor para maquillar escenas porque ella misma escribió sobre sus problemas, sus miedos, sus inseguridades. Quien la ha leído en lo personal, los conoce y sabe que no busca dar pena como tampoco busca la sonrisa cuando cuenta como levantó la vista y se encontró con la de la Reina cuando nadie debía mirar. Quien ha leído su ficción conoce la dureza de su pluma. Los que no han leído nada, encontrarán una historia potente en la que es fácil olvidar que nos hablan de una vida llena de letras.

     Los fantasmas de una vida. Magnífico.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.


lunes, 7 de agosto de 2023

Algo en lo que creer. Nickolas Butler

 


     "El niño rio al pasar sus suaves manitas por la frente fruncida del abuelo, tocando sus cejas encanecidas, sus párpados y sus pestañas. Luego le colocó la venda justo por encima de la nariz y de las orejas y echó a correr por el cementerio soleado, buscando un escondite".

     Hace unos años que descubrí Canciones de amor a quemarropa y se convirtió en uno de mis libros favoritos. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Algo en lo que creer.

     Conocemos a Lyle, un granjero de Wisconsin que vive junto a su esposa Peg una existencia tranquila. Sobre todo últimamente ya que su hija Shiloh, que se había distanciado de ellos durante la adolescencia, ha regresado junto a su nieto de cinco años Isaac. Lo que en un primer momento parece una promesa de felicidad y vida tranquila irá cambiando a medida que Shiloh, cuyo padre duda de su propia fé, se involucra en una iglesia cada vez más agresiva que llega a hacerle creer que su hijo es un elegido para sanar.

     Una de las características de las novelas de Butler es la belleza de sus descripciones. A lo largo de esta novela el lector es testigo del paso del tiempo y de las cuatro estaciones de una forma tan sutil como sobrecogedora que lo lleva a recordar anteriores títulos del autor. Y la segunda característica es la de vestir de forma delicada temas complejos que se abren en las páginas de sus novelas para sangrar obligando al lector no solo a que se pregunte su opinión al respecto, si no a que se involucre gracias a la creación de personajes que se antojan incluso demasiado cercanos. En este caso Lyle, el hombre que se preveía tranquilo, tiene una carga en su maleta y es la falta de perdón a un Dios que permitió la muerte de su hijo, algo que ha convertido el hecho de ir a la iglesia en una rutina carente de significado. Imaginad entonces el dilema que se le presenta cuando su hija se acerca a esta iglesia protestante que el autor no tiene problemas en presentar más como un espectáculo que como un culto. La cara que se le queda tanto a él como a Peg cuando ven en qué consiste, cuando descubren que defienden la curación por la fé antes que por la medicina. Cuando ven que su nieto es alzado a una suerte de posición de curador, que no es otra que el sustituto de la ciencia de una forma que... bueno, no hay medicación. Y ahora imaginad que alguien enferma. Las preguntas están servidas. Y aún así quien destaca en la novela es el propio Lyle. Una novela de esas que se llaman de personajes, en la que uno domina al resto y llega a saber incluso cuándo retirarse.

     La novela habla de fé y de salud, de familia y elecciones complicadas; Lyle vive preocupado y el lector asiste a cada uno de sus momentos y evoluciones. Y lo hace desde la seguridad de un entorno que no permite interferencias, una naturaleza hermosa que es la que los rodea y otra mucho más compleja: la naturaleza humana. Porque la decisión de Lyle será juzgada por nosotros y eso puede que nos obligue a mirar dónde tenemos nuestras líneas rojas.

     Algo en lo que creer es una buena novela. Butler no decepciona.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 2 de agosto de 2023

El señor Projarchin. Fiódor Dostoievski

 


     "Ya no le quedaba otro recurso que ponerse a pensar en el primer día del mes, día bendito en que cobraba los rublos de la Administración".

     Una de las cosas que me gusta de las librerías de viejo es que uno encuentra tesoros, a veces incluso títulos perdidos de grandísimos autores que desconocía totalmente. Como el que hoy os traigo a mi estantería virtual: El señor Projarchin.

     Conocemos a Semion Ivanovich Projarchin, huésped de la pensión de Fiodorovna. Un lugar en el que, por lo demás, no es apreciado en absoluto, algo que pronto comprende el lector debido al carácter del protagonista. Projarchin es un hombre al que nadie parece conocer realmente pero cuando tras un choque con otro inquilino desaparece, se crea un cierto malestar. Hasta que se descubre lo sucedido al menos.

     El señor Projarchin es un cuento escritor por Dostoievski que no estuvo destinado a ser un cuento. Frecuentaba en ese momento el autor al crítico de renombre Belinski, al que había deslumbrado con la lectura de Novela en nueve cartas, quien no duda en alabarlo en la revista Anales patrios. Sin embargo ya desde que publicara El Doble parecieron haberse cambiado las tornas y este mismo crítico comenzó a cebarse con la obra del autor, que publicó el presente cuento casi con la certeza de la crítica negativa. No solo eso, además Projarchin es un personaje del que Dostoievski renegó ante su propio hermano y es que de lo que él había concebido a lo que dejó la censura, había tanta diferencia como para que el autor no se sintiera satisfecho con su propia obra. Más allá de la tragedia que supone siempre la censura, hay que decir que el relato que nos ha llegado a nuestros días es el mutilado y no el original. Ese, el que brotó de la mente del genial autor, no lo podemos recuperar, así que sirva esto de nota a pie de página para que se reflexione un poco sobre lo que le hacemos a la literatura y la cultura cuando modificamos las obras.

     Pero hablemos de Projarchin, un personaje ni pobre ni rico, al que en realidad no iba tan mal pero que pretendía hacer pasar como que le iba mejor en un mundo en el que ser rico es un sueño tan habitual como preciado. Nada nuevo en realidad o, mejor dicho, nada que haya cambiado. El caso es que Projarchin es un avaro de esos que no resultan agradables, de los que la gente hacer burla imaginando que atesoran el dinero rublo a rublo en un lugar no tan secreto, para tenerlo siempre cerca y verlo crecer. Dicho así, que es como lo representa, se ve bastante desagradable y dan ganas de unirse a las burlas pero Dostoievski no suele estar dispuesto a que el lector transite por el camino fácil y opta por abrir la imagen para mostrar las debilidades de este hombre. Esto provoca que el objeto de burla que habíamos entendido como miserable se convierta en una suerte de "pobre miserable" a nuestros ojos, algo que en tan poca extensión, me parece casi una proeza ya que hay que sumarle un final que no esperaba y no voy a relataros. No voy a caer en lo fácil, que sería justificar los actos del protagonista, eso os lo dejo a vosotros. Simplemente voy a decir que a veces no es tan fácil opinar y que un mismo pecado no tiene por qué tener el mismo valor dependiendo de quien lo cometa: la importancia del contexto (lo cual no significa en absoluto que Projarchin me caiga bien).

     El señor Projarchin es un cuentito que me ha gustado y que he descubierto con el placer de quien encuentra un tesoro escondido donde creía que ya no quedaba nada.

     Y vosotros, ¿sois compradores de librerías de viejo?

     Gracias.

lunes, 31 de julio de 2023

Los misterios de la taberna Kamogawa. Hisashi Kashiwai

 


     "El viento frío hacía volar la hojarasca y Hideji Kuboyama se levantó instintivamente el cuello del abrigo. El templo Higashi Hongan-ji, uno de los símbolos de Kioto, se erguía a su espalda. 

      «El famoso viento Hiei-oroshi», pensó frunciendo el ceño mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en verde".

     Los libros orientales están de moda. Ya sea la autoría, la ambientación, el caso es que es una moda que lleva varios años sobre las mesas de las librerías. Y así, por una moda, es como me regalaron el libro que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Los misterios de la taberna Kamogawa.

     Conocemos a Komogawa y a su padre Nagare. Ambos tienen una taberna escondida que siempre tiene clientela y es que, más allá de servir comida, su labor es la de detectives gastronómicos. Con los datos que los clientes les pueden dar, investigan hasta dar con el plato adecuado que perdieron en la memoria pero cuyo sabor anhelan.

     Estamos ante una novela corta y de corte amable protagonizada por una joven y su padre, ex detective clásico, en la que el principal aliciente es la originalidad, la musicalidad y la ambientación marcada por recuerdos, imágenes y sabores. No vamos a encontrar hechos delictivos, no es un cozy crime en el que una muerte nos asombra a la mesa de la taberna, no. Sin historias pequeñas que no buscan sorprender al lector pero si envolverlo de un halo casi mágico para proporcionar un ambiente confortable que deje un buen sabor de boca.

     Cada capítulo es un caso, una excusa para adentrarnos en la relación padre e hija, en la vida del cliente y buscar su recuerdo mientras la receta de "la eterna magdalena de Proust" se busca y recrea. Y por qué digo eterna, pues porque es la dinámica de la narración que se repite a lo largo de la novela pero que no llega a aburrir gracias a una extensión medida que consta de las páginas justas como para conservar las sensaciones positivas sin que se vean empañadas por la desidia de la repetición, puesto que con algo menos de 200 páginas puede dar clientes diferentes sin caer tampoco en excentricidades.

     No diré que Los misterios de la taberna Kamogawa sea un novelón, pero sí que es un libro de agradable lectura y poso. Una opción ligera para el verano que deja una buena sensación en el cuerpo.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 17 de julio de 2023

El detective salvaje. Jonathan Lethem

 


     "Llegué veinte minutos tarde a mi cita con el Detective Salvaje porque me pasé de largo un par de veces. A plena luz del día, una mañana despejada, en un coche alquilado con un GPS que solo sirvió para confundirme. Lo que más me confundió fue la sensación que transmitía el lugar. En concreto, la sensación de que era un lugar para pasarlo de largo y, por tanto, no pisé el freno. Estuco blanco, con columnas forradas de secuoya y tejado de terracota. Una terraza alrededor de la planta alta, con unas escaleras de acceso desde el aparcamiento lateral. Todas las ventanas tenían rejas".

     Conocí a  Lethem con Huérfanos de Brooklyn y ahí me quedé, a su lado, leyendo cada título. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, El detective salvaje.

     ¡Quien haya pensado en Bolaño que levante la mano! Vale, ubicados. Sigamos.

     Conocemos a Phoebe cuando, tras ganar Trump, deja su trabajo en el New York Times para buscar a Arabella, la hija de una amiga suya. Y conocemos a Charles, el detective, un hombre con tres perros y un bicho, una zarigüella, que deja dormir en su despacho a una adolescente, algo que nunca es práctico como sabemos los que leemos, encendemos la televisión o, qué se yo, respiramos.
     La pista de Arabella lleva hasta Mount Baby y allí además viven dos clanes y que es cierto que Arabella se fue de viaje con Charles y que acabaron en esas montañas. Pero lo importante, allí vive dos tribus muy diferentes, una de corte matriarcal y otra más conservador. Y por supuesto, Phoebe y Charles se va a encontrar.
    
     Estamos, como no, ante la novela de un viaje en el que Phoebe se encuentra a sí misma además de a Arabella. Un viaje con un encuentro, el del detective y la protagonista, que da sentido a una novela de la que pasado este punto no os he contado más, pero es que si soy lectores del autor ya me habéis entendido y, si no lo sois, me lo vais a agradecer igual. Por supuesto la lucha entre los clanes representa la división de USA ante el nuevo gobierno elegido por votación, Lethem no se esconde dejando incluso reflexiones bastante directas sobre estar o no conectado y las ideologías recurrentes. Cuando el autor llega al desierto, el mundo tal y como lo conocemos parece ser sustituido por un lugar árido y, por supuesto, hostil. Un lugar inhóspito en el que Arabella parece quedarse y en el que hay un enfrentamiento directo entre quienes quieren vivir de forma civilizada y los que parecen haber retrocedido varios siglos en cuanto a representación social. Será en este entorno en el que descubramos dos cosas: por qué nos han dicho que es un thriller la novela, y por qué nos hemos enamorado de Phoebe, tan fresca y vital.

     El detective salvaje es una metáfora desértica de la sociedad actual en la que Lethem se ha divertido mucho utilizando una voz desenfadada y egoísta que impone su pensamiento y no olvida cuales son sus intereses personales. Alguien, en definitiva, común, para que el lector no se asuste por lo que le están mostrado ante las narices mientras que sigue azuzando la trama de una novela que funciona y resulta, a grandes ratos, tremendamente divertida.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 26 de junio de 2023

En defensa del audiolibro




 

     Parece que de un tiempo a esta parte los libros se disfrutan si se registran, marcan, doblan, si se apunta en ellos o sobre ellos y se hacen otro montón más de tareas que hacen parecer a la lectura una tarea infinita, por mucho que pueda parecer a su vez satisfactoria. Este camino que parecemos llevar deja de lado muchas veces el simple placer de la lectura, el dejarse llevar por una historia que muchas veces representábamos diciendo "es como si el narrador me la estuviera contando al oído", dejando claro que eso era un piropo sobre el libro y la forma en que estaba escrito y ahora, para crítica de muchos, han llegado los audiolibros. 

     Y es que cojamos el toro por los cuernos. Seamos sinceros. Las mismas personas que dicen que no son capaces de leer en un ebook, son las que dicen que escuchar un audiolibro no es leer. Porque la cultura y la lectura abre mentes, pero vivimos desde hace años con la defensa del libro en papel como si cualquier otra forma de literatura fuera rebajar ese acto ensalzado como la solución a todos los males. Ya sabéis: aprende, disfruta, lee. Incluso es sexy leer, nos dicen mientras aparecen carteles con personas que poco se parecen a cuando estoy yo en camiseta y con un boli en el pelo leyendo tirada en el sofá la última novela de, por ejemplo, Elvira Lindo (posiblemente la camiseta esté arrugada y con manchas de boli). Así que cargan contra el audiolibro diciendo que el poner la lectura tan fácil hace que se preste menos atención, porque nos dan los tonos, las formas, las expresiones y nos eliminan muchas de las erratas. Así dicen: "fácil", "demasiado fácil"... como si el hecho de leer un libro tuviera que implicar una dificultad. Y ahí es donde está el error. El audio libro existe como placer hedonista del lector. Solo requiere de un altavoz o auriculares y de la simple predisposición a disfrutar y relajarse con una historia como otros lo hacen con el cine o la música. Y es que venimos, y parece que lo hemos olvidado, de una infancia en la que nuestros padres o abuelos nos leían cuentos a la hora de dormir, en la que los cuentacuentos eran una actividad buscada, y ahora se nos ofrece la opción de un relato oral en el que, además, incluso podemos ir caminando por las calles en que se desarrolla la novela.  Además, añaden, los audiolibros no se recuerdan igual que los textos escritos; dónde quedó aquello de la tradición oral, las leyendas, ¡los juglares! que bien podrían ser los profesionales que ahora se dedican a grabar libros para que podamos escucharlos.

     Decía al principio que la cultura abre mentes, pero ahora mismo parece que hay libros y formas de lectura consideradas de primera o de segunda mientras vivimos en un mundo rodeados de discursos, ya sean desde púlpitos o estrados que luego recordamos con total nitidez. En la saga "Corazón de tinta" de Cornelia Funke, uno de sus personajes tiene la capacidad de que al leer un libro en voz alta, uno de sus personajes salga a la vida real intercambiándose, porque todo tiene su reverso, con alguien de dicho mundo. En los audiolibros hay una persona que se dedica a ello, muchas veces incluso vienen del mundo del doblaje, que logra darles voz y vida a las fantasías de un escritor. En sus cuerdas vocales reside el poder, no para sacar un personaje, eso sería fácil, si no para que comience a respirar ese pequeño universo.

     Y vosotros, ¿sois usuarios de audiolibros?

     Gracias.

     PD. Si un libro no te gusta, no le culpes al formato.

lunes, 19 de junio de 2023

Los destrozos. Bret Easton Ellis

 


     "Comprendí hace muchos años que un libro, una novela, es un sueño que pide ser escrito igual que uno se enamora: el sueño se vuelve irresistible, es imposible hacer nada al respecto, al final te rindes y sucumbes por más que tu instinto te diga que salgas corriendo porque eso va a acabar siendo un juego peligroso: alguien saldrá malparado. Para algunos de nosotros, las primeras ideas, las imágenes, las manifestaciones iniciales pueden hacer que el escritor se sumerja automáticamente en el mundo de la novela, en sus amoríos y en su fantasía, en sus secretos. Otros pueden tardar más en experimentar esta conexión con mayor claridad, años en darse cuenta de cuánto necesitaban escribir la novela o amar a esa persona, revivir ese sueño, incluso décadas después".


     Ellis es otro de esos escritores de los que leo todo lo que se publica. Desde aquel Glamourama no he fallado a una sola de sus citas y esta vez ni siquiera pude contenerme hasta que saliera la traducción. Hoy traigo a mi estantería virtual, Los destrozos.

     La nueva novela de Ellis se adentra en el terreno de la autoficción desde las primeras páginas. Un agradecimiento y nota del autor que se sienten sinceros, con la dosis justa de ese punto de lo llevaba dentro y me marcó que seguramente esté ahí para prepararnos los sentimientos para lo que nos vamos a encontrar después. Porque volvemos la vista atrás a lo que debieran ser aquellos maravillosos años y nos encontramos mirando a Bret, el joven adolescente bisexual un tanto tímido con un grupo de amigos que no tiene nada fuera de lo común salvo, quizás, la forma en que se tratan las relaciones personales: naturalidad. Y a esa escuela a la que todos acuden llega un chico nuevo. Y a la zona un asesino en serie. Os lo imagináis, ¿verdad? La mente de Bret, hormonada, a veces bajo la influencia de determinadas sustancias y, sobre todo, que es la mente de Bret de la que todos sabemos qué personajes han salido, empieza a elucubrar sobre si la llegada del chico nuevo y la existencia de ese asesino guardan algún tipo de relación.

     Ellis construye un libro que representa, por una parte, una época dorada de estudiantes que pasean y viven y todo es bonito y privilegiado (recordemos su título "Hombre blanco privilegiado" que se modificó para entender ese sentimiento que el autor ha marcado a lo largo de su vida en su obra) y hay cine y música y sexo. Sin preocupaciones aparentes. Salvo el nuevo y la sospecha, los asesinatos como obsesión para Bret.

     Los destrozos es en definitiva una novela de formación, de paso a la vida adulta, en la que el futuro escritor, que está preparando Menos que Zero, sirve como llave para entrar al mundo que todos apreciamos de Ellis. Un mundo estético y vacío, de brillos, sonrisas, colores, sexo y drogas, un lugar cinematográfico habitual protagonizado por el holograma en que parece convertirse el protagonista, que mantiene una imagen que no es la suya, quizás ni siquiera lo que vemos debajo sea su imagen real, y le añade para regocijo de sus fans al asesino terrible que pasa a poblar los sueños del futuro escritor. Y mientras sus amigos parecen cubicar rápidamente la existencia del mal y seguir en su burbuja, Bret mira al nuevo compañero preguntándose si también es un holograma, si esconde algo malo... Una maravilla Los destrozos. Se siente como volver a casa, solo que esta vez es una casa terriblemente disfuncional.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

    Detalles:

     La primera imagen de la reseña corresponde a la edición en España por parte de Literatura Random House.
     El resto de imágenes indexadas en la reseña se las hice a mi ejemplar The Sards publicado por Swift Press.





miércoles, 14 de junio de 2023

La chica que vive al final del camino. Laird Koening

 


     "Era una noche de las que le gustaban a la niña. Estaba frente a la ventana aquel último día de octubre, y observaba el mundo estremecerse al filo del invierno. El viento frío sacudía los tallos de las flores muertas del jardín y arrancaba las últimas hojas de los arces, arrojándolas a la oscuridad como jirones de papel negro. De un tirón, la niña corrió las cortinas y ocultó la noche".

     Desde que tengo uso de memoria soy aficionada al género de terror y gótico, así que estaba claro que este libro no podía faltarme. Hoy traigo a mi estantería virtual, La chica que vive al final del camino.

     Conocemos a Rynn, la niña que vive en la casa del final del camino. Vive allí junto a su padre, aunque parece que nadie lo ve nunca. No lo ve ni siquiera la mujer de la inmobiliaria que alquiló la casa. Rynn no celebra Halloween pero sí su cumpleaños que coincide en fechas. Es una niña solitaria, inteligente y que odia profundamente las tonterías de los que tienen su edad y particularmente las relacionadas con los Hallet, propietarios de la vivienda, y su siniestro hijo. De hecho será la señora Hallet quien amenace con hacer notar que Rynn no va nunca a la escuela. No serán las únicas personas que se acerquen con curiosidad a Rynn ya que un mago y un policía no tardan en entrar en escena mientras la niña tiene un comportamiento adulto y el padre sigue sin dar la cara ante nadie.

     Tenemos en esta novela todos los ingredientes imprescindibles para estar ante el género, incluyendo una magistral puesta en escena que comienza en la primera página con el ritual preparado por la protagonista para su cumpleaños. El autor busca una novela de atmósferas, algo que logra con creces, mientras consigue que el lector mire con susceptibilidad a todos y cada uno de los personajes que se presentan ante Rynn, particularmente al terrible hijo de la casera. Y, por supuesto, tampoco olvide mirar a la joven protagonista del padre oculto.
La novela no solo se lee con facilidad sino que no pide actos de fé complejos que alejan al lector no familiarizado con el cine de terror. Aún así, su efectividad en la técnica es pasmosa ya que uno pronto se queda atrapado en la historia de Rynn de la que necesita saber más y más. Y es que a medida que avanzamos en la lectura, tememos las visitas que recibe la niña y que sabemos que acabarán, irremediablemente, en una curiosidad por ver al padre que compartimos. Pero que al mismo tiempo tememos, como si supiéramos a ciencia cierta que la aparición del padre de Rynn solo iba a poder significar el duro castigo de una de las partes.

     La chica que vive al final del camino es una novela que me ha encantado, cuya adaptación cinematográfica buscaré, y que recomiendo seáis o no aficionados al terror.

    Por cierto, ¿lo sois?

     Gracias.