lunes, 22 de abril de 2024

Día del Libro

 


     Mañana es un día importante para todos los que tienen algún tipo de relación con el mundo literario. No voy a explicar qué día es ni de dónde viene y, aunque sé que el algoritmo de google adora las entradas que incluyen cosas como "los diez..." tampoco voy a recomendar títulos hoy. Hablamos de libros aquí o en las otras redes durante todo el año. Mañana simplemente dedicaos a disfrutar del día.

     ¡Feliz Día del Libro! 

      Y recordad: no solo de un día viven las librerías.


miércoles, 17 de abril de 2024

Saltonautas. Hao Jingfang

 


     "Los proyectiles explosivos agitaron las luces del bar".

     Tengo que decir que algunas de las lecturas que recuerdo como más divertidas e interesantes son sci-fi. Un género al que poco a poco parece que se le va perdiendo el miedo por parte de los lectores no habituales y que, con ayuda de plataformas y grandes producciones, se va abriendo hueco entre casi cualquier tipo de lector. Hoy traigo a mi estantería virtual, Saltonautas.

     Conocemos a Yun Fan, una arqueóloga que cree que hubo, y volverán, extraterrestre. De algún modo pide ayuda a un chico que se dedica a la criptomoneda y viene de buena familia. Y además se encuentra con su ex y acaba yendo con él y cn otro hombre a reunirse con ellos. Hay que decir, además, que en el momento en que se desarrolla la novela, hay una guerra.

     He puesto en último lugar el conflicto porque si empiezo diciendo que la novela parte de un mundo dividido en dos grandes potencias en conflicto y que hay un contacto con una especie alienígena, corría el riesgo de quedarme en la parte más superficial de la historia. Es cierto que es importante pero también que la autora muestra más interés en la historia, la política e incluso el clásico dos chicos se sienten atraídos por la misma chica que por ese punto en concreto del contexto de la novela. Con personajes trabajados y obligados a ser la vía y boca por la que la autora da muestras de sus intereses acaban resultando tanto o más interesantes que la propia parte de ciencia ficción y es que, si bien es cierto que tiene una parte que se asemeja más a una novela de aventuras, parece que uno de los puntos importantes de la historia es dejar clara la importancia de la colaboración en lugar del enfrentamiento. Jingfang parece construir en la novela un mundo dispuesto a ser reutilizado, algo que se deduce también del ritmo con una primera parte más tranquila y arquitectónica frente a una segunda más llena de acción en la que la novela crece para aprovechar todo su potencial. Es ahí donde conocemos mejor a los personajes y cuando la novela mira realmente al frente avanzando tras haber perdido esa necesidad de dar información para situar al lector tanto como para prepararlo para luego avanzar.

     De un tiempo a esta parte los libros ambientados en China o Japón están siendo traducidos y son evidentemente más leídos, desconozco si se pusieron de moda y empezaron a llegar o que su llegada provocara que se pusieran de moda, pero es interesante el uso que hace de la tradición china la novela de sci-fi logrando en este caso una mezcla entre pasado y futuro que funciona y que representa en cierto modo que las mezclas pueden sobrevivir unidas, otra base de las ideas de la historia. Y es que para el mundo que la autora nos presenta, los alienígenas son hostiles, aunque no todos piensen eso. De hecho tal vez han estado en contacto con nosotros tanto tiempo como para que tengamos costumbres firmemente arraigadas en puntos de partida que ni siquiera sospechamos.

     Sé que apenas he hablado de la parte más llamativa para algunos, los alienígenas. Pero es que entrar en ello directamente sería quedarme con lo clásico que todos esperamos de un título como este. Solo diré que hay alienígenas, que se entra en el concepto clásico de alienígenas antiguos y que, por supuesto, se realizan viajes espaciales, solo que esta parte la dejo para que la descubráis añadiendo que, si bien quedan hilos abiertos que se cerrarán más adelante, la novela se puede leer de forma autoconclusiva perfectamente. 

     Saltonautas es una novela que va claramente de menos a más que aporta una visión mucho más compleja que la de un simple contacto con una especie alienígena.

     Y vosotros, ¿sois lectores de sci-fi?

     Gracias.

     PD. Soy una superficial, me encanta la cubierta.

lunes, 15 de abril de 2024

Amarilla. R. F. Kuang

 


     "La noche que veo morir a Athena Liu, estamos celebrando su acuerdo televisivo con Netflix".

     No se juzga un libro por su cubierta pero este llama la atención por dentro y por fuera. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Amarilla.

     Conocemos a June Hayward, una aspirante a escritora que no superó su primera prueba al fracasar con su primera novela. Una historia como la de tantos que trabajan para llegar a las librerías, pelean con editoriales y escritores y, finalmente, fracasan. Para ahondar en su amargura, una de sus compañeras y amiga ocasional Athena-Liu, logra el éxito. Athena es hermosa, exótica y un genio literario. Y encima es amable con June, cualidades que por separado pueden hacer a alguien más o menos simpático pero, todas unidas, lo llegan a convertir en una persona odiosa para quien tiene el ego frágil. Y entonces, una noche, Athena invita a June a su casa tras tomar unas copas, siguen bebiendo, y Athena muere. Oh, vamos, ya sé lo que estáis pensando: es una novela negra y June la culpable y blablabla... Pero no. Athena muere de forma fortuita. Lo que pasa es que en su casa se encuentra el manuscrito que nadie conoce de su nueva novela y June lo roba... lo firma y lo publica en su lugar.

     June abraza el éxito de una epopeya bélica que narra el destino de los más de cien mil trabajadores chinos reclutados para la Gran Guerra, reescribiendo y trabajando la obra hasta fingir creer que es suya. Aunque en el fondo sabe que no lo es. Y rastrea las redes para encontrar lo que dicen de ella por miedo a ser descubierta. Y es que Amarilla habla de la literatura y enfrenta a la autora a las redes con sus seguidores, falsos admiradores que se acercan solo por lo que puedan conseguir y también los haters que se lanzan al cuello con mayor o menor fortuna en sus acusaciones inventadas. June es, nosotros lo sabemos, una impostora. Pero además es una impostora blanca que habla de la cultura china, por lo que se levanta la polémica sobre si su novela se nutre de una apropiación cultural que, además, blanquea. Y todo ello con una narradora brillante que, lejos de justificarse, relata lo que le ha sucedido sin intentar convencernos de que lo que hizo está bien.

      Una de las cosas que me llamaron la atención fue que la sátira de la novela se extendía hasta el título ya que alude a uno de los conflictos centrales del libro, aludiendo a ella de una forma irreverente, siendo esta voz el éxito de la novela por encima de una historia que ya ha sido contada como telón de fondo en otras ocasiones. No es la primera vez que leo a Kuang, tiene un estilo propio. En esta ocasión hace suyo el concepto del narrador poco fiable para llevar esa falta de fiabilidad al personaje que representa June, al que deja quedar al descubierto ante el lector en cada frase un poco elaborada que dice para justificar su situación. La crítica existe, sí. A la industria, al mundo literario, las redes, los medios y, también, a los propios escritores.

     Amarilla es una buena novela. Incluso brillante. Y esta sí ha sido escrita por Kuang.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 10 de abril de 2024

El sanatorio. Sarah Pears

 


     En la búsqueda de la novela entretenida hay baches y aciertos. Hoy traigo a mi estantería virtual, El sanatorio.

     Conocemos a Isaac que va a celebrar el compromiso con Laure en un hotel en los Alpes. Un precioso lugar que tiene detrás la historia de haber sido un sanatorio y en el que todo se complica cuando la prometida desaparece sin dejar rastro. A partir de ese momento todos son sospechosos y la que parece encargada de resolver el misterio es la hermana de Isaac, Elin Warner. Policía.

     Pertenezco y participo con más o menos asiduidad a varios clubes de lectura dentro y fuera de mi país. Este título sale del club de Reese, que me suele servir para encontrar títulos que pueden ser atractivos una vez se publican en castellano (ya sabéis, la incansable búsqueda del lector y todo eso que hacemos en las librerías mirando portadas y en el transporte público mirando lecturas ajenas). El caso es que me llevó a El sanatorio que partía de elementos bastante habituales para, quizás, darme una lectura con elementos góticos que fuera atractiva. La historia es un misterio típico de habitación cerrada que se ambienta en un hotel que ha mantenido elementos decorativos de su anterior actividad, por esto de atraer a gente con gustos macabros, algo que seguramente tendría éxito hoy en día, y que recuerda vagamente a otros tantos que protagonizan estas historias. En los Alpes por supuesto hay un alud, y un cadáver, que la desaparición no lo puede ser todo. Y ahí comienza el periplo de Elin con su novio un tanto pavisoso para descubrir qué es lo que ha pasado y quién es el asesino. Bien, no voy a avanzar más de la trama, si os fijáis ni siquiera he dicho la identidad del cuerpo, para que nadie pueda quejarse de que le he destripado la novela.

     El caso es que la lectura no ha funcionado conmigo. Me he encontrado con un escenario manido y una protagonista apática que arrastra, por supuesto, una cicatriz del pasado que la autora no siempre recuerda que debería de compartir con su hermano vivo. Sus deducciones son claramente pensadas para que el lector se sienta inteligente, pero a veces esto hace que la protagonista nos resulte un tanto... digamos poco hábil, y nos va distanciando poco a poco de toda la historia. La autora decide entonces adelantar el ritmo y poner todo de su parte, se acumulan las cosas, las personas, las carreras y los clichés en un intento de salvar una novela que a mi, personalmente, me ha aburrido.

     El sanatorio es una novela con intención de best seller que se acoge a muchas de sus normas y con la que yo, personalmente, no he conseguido conectar.

     Y vosotros, ¿sois de algún club de lectura?

     Gracias

lunes, 8 de abril de 2024

El espejismo. Camilla Läckberg y Henrik Fexeus

 


     "Niklas comía sin prisa, contemplando a su familia al otro lado de la mesa. Todavía estaban a 17 de diciembre y parecía un poco pronto para poner la decoración navideña, pero su hija había decidido empezar ya. Por eso había duendes de porcelana blanca sobre el mantel y el cálido resplandor de las luces de Navidad iluminaba el ambiente. Había pensado que un árbol difícilmente sobreviviría hasta la Nochebuena dentro del apartamento, y por esa razón había colgado de la lámpara una guía de luces, como iluminación principal".

     Tengo que decir que llevo años leyendo a Camilla Läckberg buscando el simple divertimento. Por eso la saga que escribe junto a Fexeus se ha convertido en presencia habitual y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El Espejismo.

     El Ministro de Justicia de Suecia es amenazado de muerte mediante una macabra cuenta atrás. Intenta ocultarlo, particularmente a su hija y a su exmujer Mina Dabiti con quien la manda a vivir. En ese momento Mina está investigando la aparición de un montón de huesos en el metro de Estocolmo, relacionándola con la desaparición de un conocido financiero. El caso le hace recurrir nuevamente al mentalista Vincent sin saber que el hombre está pasando por su propio infierno.

Y entonces aparece un segundo montón de huesos.

     La tercera entrega de la saga protagonizada por Mina y Fexeus es, sin duda, la más personal de todas. Sin desvelar nada de tramas anteriores, sobre todo referidas a los culpables, ya que en lo personal hay puntos que son imposibles de salvar, la autora dota de un protagonismo aún más acusado al entorno personal de su dúo principal. Por eso la familia de ambos es una presencia constante. Cathalie y su acercamiento a su madre, las amenazas cuya sombra se alarga hasta señalar directamente a las personas que quieren y, sobre todo, la presencia de las distintas obsesiones que han acompañado a la hasta ahora trilogía, y que bien puede acabar en esta entrega, serán vitales. Quizás por ello los autores se han encargado de que el lector conozca todos los entresijos del equipo policial, de ir atando las dudas que había dejado sembradas en los títulos predecesores y lograr, al ser presencias ya habituales, que haya una relación más directa entre uno y otro lado del libro.

Como me ha sucedido con otros, no voy a decir que sea maravilloso o que vaya a pasar a la historia de la literatura, porque no se trata de eso. Lo que si puedo afirmar es que la novela es entretenida, la mezcla entre lo criminal y lo personal hace que se tire de página para seguir leyendo y, tampoco voy a negar que ese toque mágico que Vincent suele encargarse de desmontar tiene su atractivo. Respecto a esto, esta es la trama más mundana y con menos trucos de la trilogía, teniendo incluso en cuenta los acertijos que se presentan al protagonista como parte de las pistas o de la tortura, dependiendo del enfoque que quieran los autores darle en cada momento.

     A grandes rasgos diré que me ha resultado una lectura muy rápida con la que me lo he pasado bien. Y tampoco le estaba pidiendo más, sabía el producto que compraba y lo que me ofrecía de antemano. He recogido los guiños y no han cambiado ni mis filias ni mis fobias con los distintos personajes, algo que agradezco ya que en este tipo de novelas vengo un poco cansada de esos giros increíbles que transforman a buenos en malos y viceversa.

     El espejismo es, en resumen, una novela entretenida en el más amplio sentido de la palabra. Algo que a la lectura puede resultar fácil pero estoy segura de que a la escritura es un trabajo harto complicado. A fin de cuentas, se compite con opciones mucho más rápidas, llamativas y visuales.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 25 de marzo de 2024

El estrecho sendero entre deseos. Patrick Rothfuss



     "Bast casi había conseguido salir por la puerta trasera de la posada Roca de Guía. 
      Estrictamente hablando, lo había conseguido: ambos pies habían traspasado el umbral y a la puerta solo le faltaba una rendija para cerrarse. 
      Entonces oyó la voz de su maestro y se quedó completamente quieto. Sabía que no había cometido ningún fallo. Conocía a la perfección hasta el más leve sonido que pudiese oírse en la posada. No se trataba de los sencillos trucos que cualquier chiquillo consideraría astutos: llevar los zapatos en la mano, dejar abiertas previamente las puertas que chirrían, amortiguar las pisadas caminando por la alfombra…"

     Como muchos conocí a Patrick Rothfuss por El nombre del viento, un libro magnífico que me ha hecho ir siguiendo la pista al autor publicación tras publicación. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El estrecho sendero entre deseos.

     Conocemos a Bast, esto irá ya en función de si somos o no lectores habituales del autor en cuyo caso ya le conocíamos, al que seguimos en su día por la ciudad de Neware.

     Sacar un libro de Rothfuss es arriesgarse a que aparezcan un montón de lectores criticando que no haya finalizado su Crónica del asesino de reyes, comenzada en 2007 y sin fecha del último. A ellos les diría que el mismo autor avisa en este libro que Bast es un viejo conocido e incluso añade que este título es una ampliación de un relato que quizás ya hayan leído. Rothfuss no engaña, va de frente. Entonces, si ya conocemos el relato, ¿por qué leer el libro? Esta también es fácil: pues porque Rothfuss consigue una narración dinámica y francamente divertida en la que conozcas o no previamente su obra, no tardas en verte sumergido en la historia visualizando cada una de las calles e incluso las caras de, por ejemplo, los niños. Prueba de ello es el propio Neware, un lugar sin importancia en el que las personas y el día a día son francamente normales. Esto hace que las supuestas misiones del protagonista sean objetivamente banales pero se sientan como algo vital y divertido con el que pasar un buen rato gracias a una prosa que se adapta tanto a su personaje principal como para tener una parte casi lírica que se funde con la forma en que Bast se expresa. Este punto tiene además una doble función que separará a quienes ya conocían a Bast de aquellos que no, de tal modo que unos leerán con una ceja en alto distintas situaciones mientras que a otros el autor ha decidido dejarles intacto el camino hacia el descubrimiento. Los primeros notarán las nada sutiles diferencias entre Bast y el resto mientras siguen alimentando teorías, los segundos comenzarán a teorizar apenas una mínima parte de lo que podrían haber hecho. Por eso sirve como puerta de entrada a la obra del autor. 

     Es además imposible hablar de esta novela sin referirse a la preciosa edición que se ha publicado por parte de Plaza & Janés, elevando el libro a objeto preciado, una forma más de darnos un motivo para leerlo. Y es que puede uno estar molesto por la espera, pero nadie puede negar que su pluma merece la pena y que uno se sigue sintiendo tentado a recomendar toda su obra aunque sepa que también recomienda la espera, y que no lo hace por fastidiar a otros lectores, no. A Rothfuss se le recomienda porque es un verdadero placer leerlo y porque sus personajes, cuando toman protagonismos, se convierten en algo único a los que, sin apenas esforzarnos, somos capaces de escuchar.

     He disfrutado mucho leyendo El estrecho sendero entre deseos. 

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 11 de marzo de 2024

Out. Kirino Natsuo

 


     "Cuando despertó al atardecer, Masako se sentía un poco triste. El hecho de que con la llegada del otoño anocheciera antes era bastante deprimente. Sin moverse de la cama, observó cómo el sol desaparecía paulatinamente para dar paso a la oscuridad. En esos momentos, trabajar en el turno de noche se le antojaba insoportable. No era de extrañar que muchas de las mujeres en su misma tesitura acabaran neuróticas. Con todo, lo que las llevaba a la depresión no era tanto la oscuridad como la sensación de vivir con el paso cambiado, de ir siempre a contracorriente. ¿Cuántas mañanas había pasado atareada, sin un momento para respirar? Siempre había sido la primera en levantarse para preparar el desayuno y la comida, tender la ropa, vestirse, soportar el malhumor de su hijo y llevarlo a la escuela. Había vivido muchos días pendiente del reloj, yendo de aquí para allá, sin tiempo ni siquiera para hojear el periódico o leer un libro, durmiendo menos horas de las necesarias para llegar a todo y sacrificando los pocos días festivos para hacer la colada y limpiar la casa. Ésos habían sido días normales, inocentes y libres de la tristeza que sentía en esos momentos." 

      Ahora que la literatura nipona ya no es una moda, es una elección permanente en las preferencias de muchos lectores, se van a recuperar muchos títulos ya conocidos. Por eso hoy traigo a mi estantería personal una reedición: Out. 

     La verdad es que ni siquiera recuerdo como llego a casa; lo compré, eso seguro, pero a partir de ahí sólo tengo el recuerdo de haberlo tenido en una estantería con el lomo a la vista durante semanas que bien pudieron ser meses. Fijarme en el título y pasar de largo. Finalmente un día de espantoso calor, de estos que lo último que harías es salir de casa, lo cogí. Cuando lo volví a posar era de noche, no hacía calor y se podía pasear pero.. tampoco me apetecía porque en mi libro también era de noche y comenzaba el turno de trabajo de las protagonistas. Han pasado varios años y si alguien me pregunta diré que tras ese comienzo mi única certeza es que tenía que seguir leyendo. 

      Nos cuenta el libro la vida de cuatro mujeres que trabajan en un turno de noche de una empresa de Tokio que prepara bandejas de comida precocinada. No tienen mucho en común salvo unos horario horribles en un trabajo repetitivo en el que a nadie les importa quienes son ni sus nombres. Una de ellas, Masako, lleva ropa parcheada y un coche abollado; otra, Yoshi, es una viuda que cuida a su impedida suegra; la tercera, Kuniko, es una mujer fea que se endeuda por parecer a la moda, y la última, Yayoi, un mujer normal y corriente, casada. Estas cuatro mujeres que van y vienen, se ven envueltas en un momento crucial de solidaridad ante la vida cuando una de ellas mata a su marido y deciden ayudarla a deshacerse del cadáver. No sólo hacen eso sino que, de repente, su vida no es tan monótona y gris. Hay un punto que les ha sacado de la rutina y que, además, puede convertirse en una vída nueva. Excepto por el policía que husmea, y por el mafioso del casino que suena como principal sospechoso.. y por un único compañero de trabajo que parece fijarse en una de ellas.
  
      Es una historia con una crítica social tremenda que se mete de lleno en la novela negra para presentarnos la rutinas, las tristezas interiores y, como no, los asesinatos (sí, plural). Tiene momentos escalofriantes, alguno de los cuales me hizo sonreír porque goza de un sutil humor negro que permite que las mujeres comparen la carne humana con la de las bandejas que preparan a la hora de encarar la tarea del cuchillo. No os hablaré de un libro de ritmo trepidante, ni tampoco de grandes sorpresas o historias retorcidas una y otra vez hasta perdernos y tener que ser guiados por la sagacidad de un policía; creedme, no es ese tipo de policía. Lo que si os puedo decir es que es un libro que disfruté, que sigo recodando el título y también las sensaciones que me provocaron muchas escenas (nunca olvidaré cómo son los baños allí) y eso significa sin lugar a dudas que no fue una mala lectura. Simplemente diferente, con una atmósfera que me sorprendió tanto como la aparente calma de las mujeres y la evolución de la relación entre ellas, un punto este que diferencia al libro de otros del género.

     Out es un libro fascinante por la naturalidad con la que se presentan escenas que helarían la sangre de muchos sicarios de la literatura negra, porque esta vez si que hay sangre y carne, aunque sea envuelta en paquetes. Resumiendo, todo un descubrimiento para quien lo la conozca. 

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

      Gracias

miércoles, 6 de marzo de 2024

La isla. Hulda2. Ragnar Jónasson

 


     "La escapada de fin de semana al lejano noroeste había sido un capricho de última hora, una forma de desafiar la oscuridad otoñal. Salieron con tiempo en el viejo Toyota de Benedikt, pero el recorrido desde el centro de Reikiavik hasta el pequeño valle remoto se alargó más de lo previsto; ya casi era noche cerrada, y él, que iba al volante, había empezado a ponerse nervioso. 
     —¿No vamos un poco tarde? ¿Podremos encontrar la casa con esta oscuridad?"

    Jonasson me gusta: sus ubicaciones, sus personajes, el desarrollo de los protagonistas con sus luces y sombras... por eso al ver que salía la siguiente entrega de Hulda y que la librería lo había sacado antes de tiempo, ni me lo pensé. Hoy traigo a mi estantería virtual, La isla.

     Hulda es enviada a Elliðaey donde una joven ha muerto durante la escapada con un grupo de amigos. En seguida descubre que este grupo de amigos estuvo también relacionado con la muerte de otra joven hace una década cuyo culpable fue, aparentemente, atrapado. Digo aparentemente porque ella va a seguir investigando hasta que todos los secretos salgan a la luz.

     Lo primero que llama la atención de esta entrega es el momento en el que se producen los hechos. Aquí cuando diga que la novela es autoconclusiva añadiré que lo es más que nunca, así como la nula importancia del orden de lectura, ya que esta se ambienta mucho antes que la primera entrega de la serie. Es cierto que sucede algo relevante pero la novela además de ser autoconclusiva, permite su lectura antes o después de la primera entrega sin problemas, aunque quien haya leído la primera entrega me entenderá cuando les diga que me he acortado un poco del sentido del humor del autor. Añadir además que esta novela tiene dos partes diferencias separadas años en las que, si bien la segunda trata del caso, la primera nos va a ayudar a conocer un poco mejor a Hulda. Diré además que me ha parecido una novela más entretenida, más ágil y que la he disfrutado más que su predecesora. 
     Aún así la protagonista absoluta de la novela es Hulda: una mujer peculiar pero no de la manera actual en la que si la persona encargada de las investigaciones no es un perro verde (o los ve) no parece tener tirón. Hulda es básicamente una persona solitaria. Alguien que lucha por su valía, y por ende la de las mujeres en un mundo masculino, que no ha contado con ayuda de nadie y que recuerda por sus métodos deductivos a las novelas clásicas de detectives. Pero he disfrutado sobre todo de recuperar el concepto de detective solitario al que, además, en esta ocasión, vamos a conocer mucho mejor con un final que nos asegura ser opuesto al que habíamos tenido en su primera aparición.  

     Supongo que ahora estaréis pensando a qué tanta referencia al final de la novela si luego no lo explico, bien, la cosa es que no puedo dar pistas más allá que decir que la propia existencia de esta novela es una muestra del sentido del humor de Jonasson, algo que pocas veces se aprecia tan claramente en un juego directo con el lector.

    La isla es una novela que he disfrutado, muchas veces con la media sonrisa pensando eso de "a ver si alguien se atreve a poner trepidante" y que se basa más en el proceso de Hulda para investigar que en carreras a tiros entre la nieve. Diría que la novela negra vuelve al frío, pero en realidad nunca salió de él.

     Y vosotros, ¿seguís alguna saga de novela policiaca?

     Gracias.


lunes, 4 de marzo de 2024

La inquilina silenciosa. Clémence Michallon

 


     "Te gusta pensar que toda mujer tiene uno, y resulta que él es el tuyo. 
     Así es más fácil; si nadie es libre. En tu mundo no hay espacio para las que siguen ahí fuera. No existe el placer del viento en sus cabellos ni paciencia para el sol sobre su piel".

     A veces leo libros como quien mira la tele, solo que yo no miro la tele. Por eso busco este tipo de lecturas que son entretenidas y sin pretensiones. Hoy traigo a mi estantería virtual, La inquilina silenciosa.

     Conocemos a Aidan, aunque en realidad no. Aidan es un padre de familia viudo que cuida de su hija a la que protege como haría cualquiera. Viven en un pueblo pequeño y tranquilo en el que todo el mundo lo aprecia y lo saludan con una sonrisa e incluso lo ayudan cuando se puede. Esto pasa porque nadie sabe quién es Rachel. Ni siquiera lo sospechan.

     Prácticamente desde el comienzo de la novela el lector sabe que el protagonista miente. La novela en esta ocasión no va de eso ni nos va a tentar con un narrador poco fiable porque ha preferido que lo poco fiable sea el vecino. Nadie sabe quién es realmente Aidan salvo el lector que asiste en la novela a sus engaños, al trato que le da a Rachel, su manía controladora, la tensión con su hija y el miedo a que esa mujer que se ha enamorado de él y a la que le cuesta abrirse, consiga su objetivo de colocarse demasiado cerca de él.
La autora maneja bien los tiempos, no de detiene en descripciones que no sean psicológicas y no da datos que no vayan a tener alguna relevancia. Aquí no va a intentar que el lector descubra nada, la opresión se basa en no saber si alguien va a salir con vida de la novela. De hecho no sabría decir exactamente por cual de las mujeres centrales de la historia tuve más miedo ni cual me sorprendió más en su reacción a medida que eran llevadas al límite: la cautiva, la hija, la inocente camarera...
Es cierto que cae en clichés y que los personajes no están lo suficientemente desarrollados para lo que podrían debido al tema que trata el libro y que, realmente, con esta trama se hubiera podido construir una novela mucho más oscura y asfixiante, casi terror. Pero también lo es que el hacerla ligera la convierte en algo totalmente diferente, un producto de entretenimiento puro y duro que no tiene más pretensiones que hacer disfrutar al lector durante unas horas en las que las páginas vuelan.
Todo eso que no es poco. Y nada más.

     La inquilina silenciosa ha sido una lectura sin pretensiones con la que he disfrutado este fin de semana lleno de granizos.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 26 de febrero de 2024

El fotógrafo de Auschwitz. Luca Crippa, Maurizio Onnis




     "—¡Así, no te muevas! Bien... ¡No levantes demasiado el mentón! ¡No te muevas! ¡Listo! 
     El obturador disparó y la imagen del prisionero fue capturada en el gran negativo de seis por doce centímetros. Luego Brasse se acercó a la silla. El prisionero se hizo instintivamente para atrás, como si temiera que lo fuera a golpear, pero él lo tranquilizó. 
      —No te asustes. Solo quiero arreglar un detalle. Y le ajustó el cuello de la chaqueta del uniforme, uno de los botones estaba medio abierto. Cuando retrocedió, miró de nuevo en el visor.
      —Quítate el sombrero y mira directamente hacia el objetivo. No parpadees, no sonrías. No hagas muecas, por favor. ¿Por qué esa cara? 
      El prisionero no lograba estarse quieto, ni siquiera durante los pocos segundos necesarios para ser retratado. Era un polaco y contestó a la pregunta de Brasse en su lengua madre. 
     —Me duele la espalda. Mucho".

      Suelo protestar sobre que se publican demasiados libros sobre la IIGM pero sucede que, a veces alguno me llama la atención. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El fotógrafo de Auschwitz.

     La primera vez que las tropas alemanas intentaron hacer jurar lealtad a Hitler a Wilhelm Brasse fue en 1939 durante su invasión a Polonia. Y esa fue la primera vez que se negó. A partir de ese momento y ya bajo el número 3444 lo intentaron muchas otras veces, y él siempre responderá que es polaco. Así es como Brasse acaba en Auschwitz, donde sus habilidades como fotógrafo lo mantienen vivo mientras deja constancia de los experimentos de Mengele y los horrores del lugar. 

     De esta novela me llamó poderosamente la atención que su protagonista existió y que si conocemos alguna imagen de este terrorífico lugar, fue gracias a un álbum de fotos suyas que sobrevivió hasta nuestros días y cuya historia, evidentemente, también se cuenta en la novela. Y es que el tesón de Brasse para seguir siendo él mismo, estuvo a punto de ser doblegado por el que fuera su jefe en el campo, Bernahrd Walter, más que por miedo por los horrores que fue obligado a presenciar. Y sin embargo los autores son capaces de reflejar al hombre que se esconde detrás de la cámara con toda la complejidad que supone: es un hombre con privilegios, tiene comida, no realiza trabajos físicos... a cambio de dejar testimonio de experimentos terribles, conocer también el lado más humano de algunos de sus captores que quisieron enviar imágenes a sus familias y que se mezclaban con otros monstruos que eran, en ocasiones, kapos, presos ascendidos de categoría que reflejaban una crueldad en sus actos mayor incluso que la de los oficiales. Y frente a esto, a la desesperanza, también hay una historia de amor. Y una de las que son capaces de conmover por el detalle. Porque cuando uno lee una novela ambientada en un lugar que empieza a ser habitual, lo que marca la diferencia son los detalles y, en este caso, es una fotografía la que hizo que la lectura aumentara en intensidad hasta convertirse en un libro disfrutado al máximo hasta llegar a un final que, si bien me niego a revelaros, sí que os diré que difícilmente vayáis a salir ilesos de él.

     Escribir a cuatro manos no cabe duda que tiene que ser difícil. Construir una historia hermosa y terrible a partes iguales; jugar con la esperanza del lector hasta llevarlo a límites que no esperaba al ver la cubierta y dejarlo satisfecho y preguntándose cuánto hay de realidad y qué parte es ficción a lo largo de la lectura, lo es aún más. Tengo que reconocer que mi lectura terminó y me dejó en un mundo en blanco y negro en el que los finales son felices porque hay supervivientes.

     El fotógrafo de Auschwitz es una lectura que he disfrutado mucho y no puedo dejar de recomendar a los aficionados a la época.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 21 de febrero de 2024

Maniac. Benjamin Labatut

 


     "En este mundo solo hay dos tipos de personas: Jansci von Neumann y los otros".

     Me enamoré de este libro al leer su primera página. Siempre dicen que es donde hay que ganarse al lector, impactarle... bien, pues funcionó. Hoy traigo a mi estantería virtual Maniac.

     Conocemos a von Neumann, un genio matemático que formará parte del Proyecto Manhattan y que se siente total y absolutamente fascinado por los ordenadores. Su vida será narrada a partir de todo su entorno que incluye tanto a amigos como enemigos.

     Una de las cosas que más me han fascinado de Maniac es la capacidad del autor para cambiar de registro. La novela goza de una polifonía tal que el lector tiene la sensación en su primera parte de estar ante uno de esos programas en los que distintas personas van dando su versión, y cada voz es diferente. Cuando nos hemos recuperado de esa capacidad, bastante sorprendente si tenemos en cuenta que en muchas novelas el narrador habla como los personajes, el autor cambia nuevamente de registro esta vez entre capítulos, mostrando una capacidad camaleónica para deslizarse entre las diferentes formas de contar una historia que es, en definitiva, contar a von Neumann. Hila además de forma sutil la historia completa en la que desarrolla temas como los avances tecnológicos, de hecho el título no deja de ser el nombre de un ordenador.

     Si von Neumann es fascinante, no lo es menos el hecho de que el autor utiliza a este personaje para reflejar la realidad en la que nos encontramos y que nos deja más o menos por debajo de nuestra propia creación. Eso se mezcla con el problema imposible de resolver algo que atenta directamente contra la necesidad de los científicos de resolver enigmas tanto como de comprender las cosas: y así es como ya tenemos el grueso de una novela en la que estas manías suponen prácticamente un descenso al infierno. En la novela hay, por supuesto, explosiones nucleares, ajedrez y se juega al Go pero conocer estos dos últimos juegos para comprender la historia es igual de necesario que haber sobrevivido a una explosión nuclear. Y digo esto porque, si bien al ajedrez sé jugar desde pequeña, el Go me resulta bastante desconocido, y ni una ni otra cosa ha marcado mi comprensión del libro.

     La novela me ha encantado, me ha parecido fresca y original y me va a llevar, lo tengo bastante claro, a buscar el primer título del autor. 

     Por supuesto que recomiendo leer Maniac. Hay pocos libros así. 

Y si alguien lo duda, que lea la primera página.

     Y vosotros, ¿buscáis más libros cuando un autor os enamora con el primero que llega a vuestras manos o preferís esperar al siguiente que publique?

     Gracias.

lunes, 19 de febrero de 2024

Bajo tierra seca. César Pérez Gellida

 


    "Lo intenta, pero no logra que desaparezcan esos chillidos que se reproducen dentro de su cabeza. Tan agudos, tan estridentes, tan desesperados. 
     Le atormentan. 
     El hombre de la cicatriz en el rostro hace todo lo posible para no escucharlos, pero los oye como si fueran parte de su banda sonora vital. Tiene asumido que esos gritos le van a perseguir hasta el fin de sus días y, a pesar de ello, lo que le empuja a pensar que le convendría arrojarse a las vías del tren no es eso. Es tener la certeza de que si ella se lo pidiera de nuevo, volvería a hacerlo sin dudarlo. 
     Volvería a matar a sangre fría. 
     Volvería a desmembrar un cuerpo".

    Este años nos llevamos la sorpresa de que el Premio Nadal se lo llevaba la última novela negra de César Pérez Gellida. Hoy traigo a mi estantería virtual, Bajo tierra seca.

     La hacienda Monterroso ha ardido y su dueña, Antonio Monterroso, ha desaparecido. El caso llega alas manos de Gallardo y Pacheco unos investigadores dispuestos a no dar nada por sentado. 

     En esta ocasión el autor, conocido por distintas sagas de novela negra, ha viajado en el tiempo hasta situar la acción a principios de sigo, lo que unido a una ambientación polvorienta y ruda, hace que en muchos momentos la novela recoja ecos del western americano. Esto ya de por si es un punto a favor, ya que salimos de las ambientaciones típicas para adentrarnos en una historia que me ha hecho recordar la de aquellas mujeres que, convertidas en buscavidas, se trasladaban a Alaska detrás del dinero del oro. Con estas dos bases y teniendo claro que para encontrar a una mujer desaparecida hay que saber a quién se busca, Gellida construye un personaje inolvidable del que voy a tener mucho cuidado no decir una palabra de más ya que, lo mismo que si lo hiciera con la trama, os podría estropear la diversión de leer una historia que se va complicando a medida que la sangre salpica para terminar en una última parte llena de giros y sorpresas. Al personaje de Antonia lo acompañan su capataz, Padilla, y la pareja encargada de la investigación: Gallardo y Pacheco, cada uno con sus peculiaridades, de tal forma que el lector convertido en Pacheco intenta ir conociendo y comprendido a su particular superior. Todos ellos se ven rodeados por personas de altos y bajo status, carros, bares y una trama en la que el autor se ha encargado de que nunca dejen de pasar cosas para que el lector sienta una curiosidad que se va tornando avidez a medida que restan páginas para llegar a la conclusión.

    Es evidente que no voy a hablar de la conclusión. Solo decir que fiel a lo que el autor tiene acostumbrados a sus lectores, se trata de un final rápido y es que Gellida no sacrifica el ritmo en sus novelas suceda lo que suceda, lo que ha provocado que su número de lectores siga aumentando mientras le reclaman que escriba a la misma velocidad a la que ellos lo leen.

     Bajo tierra seca es una novela entretenida, con todo lo bueno que eso tiene, en la que sumergirse durante unas horas sabiendo que es fácil que se llegue tarde a más de un sitio por el placer que arañarle al tiempo un capítulo más.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 12 de febrero de 2024

Manual del contorsionista. Craig Clevenger

 


     "Puedo contar mis sobredosis con los dedos de una mano. Agosto de 1985. Percocet. Las pastilla de 5 mg. eran idénticas a las de 325 mg., que eran idénticas a los laxantes genéricos. No estaba en condiciones de leer la letra pequeña. Urgencias, 85 ml. de jarabe de ipecacuana y vómitos sólidos de tóxicos y excipientes. Treinta y siete horas retorciéndome y cagando sangre." 

      No me digáis el motivo, pero me atrajo desde el primer momento el título de esta obra. Tantas posibles interpretaciones al título y nunca pensé en la literal, el señor que se dobla sobre sí mismo hasta poder meterse en una caja de zapatos. De hecho, sólo pensé en ella al leer el libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, Manual del contorsionista. 

      Conocemos a Daniel Fletcher en un hospital. Ha sufrido una sobredosis y, tras ser reanimado, tiene que someterse a una evaluación que garantice al sistema sanitario y legal, que no ha sido un intento de suicidio. De este modo descubrimos que Daniel no es quien dice ser, sino que su verdadero nombre es John Dolan Vincent, un hombre con una habilidad casi perfecta para falsificar documentos que ya ha pasado por muchas identidades. 

      De vez en cuando nos tropezamos con libros que nos ganan la partida sin tener claro el motivo. Y eso es lo que me ha sucedido con esta novela fascinante. John, vamos a llamar al protagonista por su verdadero nombre, es una suerte de antihéroe, sólo que no está luchando contra nada. Con una inteligencia que marcaba la diferencia desde niño, y una habilidad para la falsificación al detalle, son muchas las puertas que se le pueden abrir a una persona, y John lo sabe. Pero también sabe que sufre unas migrañas demoledoras que tiene que frenar como sea, y ese freno suele terminar en un hospital. Así se hace experto en evaluaciones y así lo conocemos. Nos detalla cómo tiene que ser cada comportamiento, cada minuto, cada gesto, mientras evaluador y evaluado parecen intercambiar los papeles en la mente de nuestro protagonista. Cada gesto, como cada marca en los documentos que ha ido falsificando a lo largo del tiempo, tiene que ser perfecto para poder salir de allí. ¿Y mientras tanto? Mientras tanto nos va desgranando su vida en fragmentos que nos dejan conocerlo un poco mejor. 
      Descubrimos al joven, también las asociaciones no demasiado positivas que puede suponer una habilidad como la suya y una vida amorosa un tanto desestructurada. Y también cada renacimiento, cada reinvención. 

      Partiendo de esta premisa, y con una historia muy diferente a las habituales, el autor consigue una historia brillante en la que el lector queda subyugado por las palabras. No necesita de justificaciones ni artificios para despertar la simpatía por John y tampoco oculta un sentido del humor perceptible desde las primeras páginas. 

     Manual del contorsionista es la historia de una persona, una crítica feroz a las instituciones, al delito que supone intentar suicidarse, al derecho a decidir y también al de reinventarse. Todo eso, y una prosa que me ha parecido cargada de frases brillantes. 

      "La biografía de una persona es igual a lo que tiene, sumado a lo que más quiere en el mundo, menos aquello que realmente está dispuesta a sacrificar para conseguirlo. Si descubres esas tres cosas de una persona lo sabrás prácticamente todo sobre ella." 

.      Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana? 

      Gracias

lunes, 5 de febrero de 2024

40 abrigos y un botón. Ivan Sciapeconi

 


     "—Natan, querido, ¿te acuerdas de mi amigo Shlomo? 
     " —No, papá. 
      —¿Cómo qué no? Sí, hombre, aquel que no tenía dientes. Shlomo. ¡El hipocondriaco!"

     Decir que la IIGM está de moda es como no decir nada, todos lo vemos en libros día tras día. Aún así salen cosas diferente y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, 40 abrigos y un botón.

     Conocemos a Natan. El niño ha visto sacar a su padre de casa y sabía lo que estaba pasando. Él ha tenido más suerte ya que lo han ayudado a huir y así es como ha acabado en Villa Emma en Nonantola junto con más niños. Allí vive sus momentos más penosos pero también se le permite seguir teniendo infancia y, sobre todo, ver como todo un pueblo ayuda a los niños. Incluso cuando llegan los nazis a la zona, el pueblo parece querer ayudarlos a huir.

     Me acerqué a este libro porque parecía contar una historia diferente, algo amable entre las desgracias que sufrieron muchos durante este periodo tan sombrío. Sciapeconi se había fijado en un lugar real situado en Modena en el que se recogió a niños para ayudarles en un momento en el que lo difícil era defender a otro. Y nos relata la historia. A priori yo me esperaba algo sensible, emotivo, son niños en la IIGM, lo tenía claro, pero el autor se ha pasado un poco y ha sacrificado darle profundidad a la novela a cambio de dejar frases de fácil subrayado. Es cierto que es emotivo ver cómo llegan niños que son considerados salvajes incluso por los mismos vecinos. Ver cómo se acercan poco a poco, sus problemas para relacionarse, las peleas, el fijarse en niñas... y como se van integrando a medida que van recibiendo ayudas. Los niños son niños y estos no tendrán frío, nos señala el autor, porque les cosen abrigos y estos abrigos, insiste, simbolizan el calor humano que recibieron de un pueblo que fue reacio a recibirlos. No hacía falta insistir tanto, pensé como lectora. Hay cosas que es mejor darlas poco a poco y que el lector descubra lo que sucede porque si se lo cuentas todo no dejas que los personajes respiren y uno se pierde qué pensaba tal o cual niño o por qué el otro se acercó al más pequeño. Y eso es lo que me hubiera gustado encontrar más allá de la sensiblería fácil que convierte a la novela en cuento.
     Esto no significa que sea un mal libro, no lo es. Solo que no es para mi. Pero para quienes busquen el rayo de luz en la desgracia es una novela perfecta para pasar tardes de invierno creyendo que siempre existirán buenas personas que ayuden incluso en los peores momentos. Hay que destacar por ejemplo los puntos de humor, las ocurrencias, la espontaneidad de la que ha sabido dotar a sus personajes que hace que se antojen más reales al lector. Porque hasta en los peores momentos hay espacio para una sonrisa, un piano o lanzarle piedras a las niñas. A fin de cuentas, los niños son niños.

     40 abrigos y un botón es una novela de fácil lectura y corte amable que no busca pasar a la historia de la literatura pero ofrece una historia que despierta sonrisas.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

martes, 23 de enero de 2024

Verano en English Creek. Ivan Doig


     "Aquel mes de junio se zambulló en las tierras del Two Medicine. Nunca hasta entonces había visto las colinas tan reverdecientes, las quebradas tan esponjosas por las escorrentías. La cantidad justa de humedad podía claramente endulzar el universo".
 
      Conocí al autor con "Una temporada para silbar" una novela que disfruté muchísimo, así que cuando me tropecé por casualidad con este título no pude, ni quise, resistirme. Hoy traigo a mi estantería virtual, Verano en English Creek.

     Conocemos a Jick McCaskill entrado ya en años cuando decide echar la vista atrás para contarnos el verano de 1939, en el que era un adolescente que iba a disfrutar de bailes y rodeos en Montana. Sin embargo, ese es el verano en el que su hermano Alex decide no ir a la universidad, algo que debería de ser su sueño y por lo que sus padres han trabajado duro y en lo que él mismo había proyectado su futuro. Lo que iba a ser un verano tranquilo aparece marcado por la ansiedad que genera este acontecimiento, que se mezcla con chicas, presencias extrañas e incendios forestales que llegan a ser realmente peligrosos y en lo que su padre tiene que participar en las labores de extinción.

     Con este libro el autor abre la Trilogía de Montana, pese a que hay quien lo lee en segundo lugar ya que va seguido de una precuela. Como ya sucede con otros títulos del autor, la importancia de la voz narrativa es vital y, en este caso, será un hombre entrado en años quien hable del paso a la edad adulta salpicando además la narración de sus propias reflexiones y dejando un retrato de esta imaginaria zona rural gracias a la tremenda habilidad descriptiva del autor.  Esto hace que el lector sea capaz de sumergirse totalmente en el ambiente, ver los paisajes, las gentes y, sobre todo, sea partícipe del sentimiento de comunidad que se genera entre los habitantes de la zona, que es más sano que el que suele venir reflejado en las pequeñas poblaciones contemporáneas. En este ambiente, con largos caminos a caballo y un 4 de julio que se siente más genuino que en la mayor parte de las películas que he visto, el protagonista empieza a desplegar sus alas hacia la vida adulta mientras observa la grieta que se abre en su familia ante la decisión de su hermano. Un momento de cambios en un tiempo vital en el que buscará modelos masculinos de una forma inconsciente que le guíen para convertirse en el hombre que ni siquiera sabe que quiere ser. Un momento que, si el lector se fija, coincide con otro punto importante en la historia de Estados Unidos, y mundial, ya que ese verano en el que Jick cumple 15 años es el que señala el fin de la Gran Depresión y el comienzo de la IIGM, aunque, como digo, no serán estos los puntos importantes que marcarán la novela.

     Tengo que decir que, si bien no me he enamorado del lugar, si que lo hice de los McCaskill. Estructurada en 4 partes comenzaremos siguiendo al protagonista por el bosque del que su padre como guarda forestal es responsable mientras comienza la introducción de los personajes y el lugar, pasaremos por la ya mencionada festividad, de vital importancia para los lugareños, seguiremos con el tío del protagonista llegando hasta el incendio y, al final, avanzaremos en la historia para saber cómo han seguido las cosas. De este modo seremos testigos de su inferioridad ante su hermano, su falta de comprensión, su primera borrachera, el trabajo con el rebaño y un montón de momentos que convierten esta novela en un placer que se paladea despacio y deja con ganas de seguir buceando en la historia de los lugareños.

     Verano en English Creek es un libro que he disfrutado mucho y que hace entender la importancia de encontrarse algo bien escrito ya que hace que cualquier historia, hasta la más simple, se convierta en una grata experiencia.

     Y vosotros, ¿sois de trilogías y series o preferís libros independientes?

     Gracias.

lunes, 22 de enero de 2024

El asesino de la montaña. Anders de la Motte

 


     "Una tarde de primavera, cuando tenía ocho años, se fue corriendo. 
     En un momento dado estaba jugando con unos niños mayores en el bosque, y de golpe desapareció. 
     Todo el vecindario lo estuvo buscando desesperadamente bajo la lluvia y en el frío de la noche. Gritaban su nombre una y otra vez, con voces cada vez más afónicas cuyo eco resonaba entre las copas de los abetos. Pero era como si se lo hubiera tragado la tierra. 
     Y poco después del amanecer, cuando la esperanza ya estaba a punto de apagarse, lo encontraron metido en la grieta de una roca, empapado y ardiendo de fiebre. No lloró ni se rio al verse salvado, sino que se limitó a mirar fijamente al vacío. 
     No sabía explicar qué le había ocurrido; ni siquiera reconocía a sus propios padres. Al menos eso fue lo que le dijeron luego, cuando le contaron cómo había ido todo. 
     Pero él no recuerda nada del suceso, más allá de la forma en que se recuerdan los cuentos viejos; una historia que le han explicado tantas veces que casi se ha vuelto real. 
     Pero solo casi".

     De esta novela me llamó la atención eso de la Unidad de Casos Perdidos, y por eso decidí llevármelo a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, El asesino de la montaña.

     Conocemos a la inspectora Asker, una mujer que está ascendiendo rápidamente en la policía de Malmö. Su nombre suena como posible para los grandes ascensos. Y entonces una pareja desaparece tras irse a realizar una ruta; ella, de familia poderosa. Y Asker es retirada del caso mediante la treta de ascenderla a un departamento que nadie conoce y que se encuentra en el sótano de la comisaría. Allí se juntan los casos que nadie quiere y los policías que a nadie le apetece tener de compañeros. Aser ha sido relegada y su puesto ocupado por un policía con el que terminó a malas una relación. 
Lo que nadie espera es que desde el sótano Asker siga siendo una buena policía. Allí relacionará tres desapariciones con unas miniaturas que van apareciendo en una maqueta que la llevarán a conectar con su pasado y luchar por su presente.
     Parece que volvemos a la novela nórdica, la ambientación por encima de los detalles cruentos y la psicología de los personajes y una ambientación psicológica opresiva por encima de la sangre. Entonces, ¿qué tiene esta novela que hizo que destacara? Inicialmente podría hablar el urbex, una moda desde hace años que recorre las ciudades del mundo y hace que decenas de miles de personas se adentren en edificaciones abandonadas para tomar fotos con la premisa de no alterar nada. Y sería cierto, pero solo un detalle menor. Lo cierto es que lo más atractivo de esta novela es la combinación que realiza el narrador de focos visuales. Asker es la protagonista, pero alterna ese foco con el de otros compañeros y con el de el mismísimo Rey de la Montaña, además de buscar un hilo pasado que vaya situando al lector en el desarrollo de los dos nombres sobre los que pivota la novela. Y todo ello lo hace de forma cercana y que resulta sencilla de seguir para un lector que siente como la tensión va aumentando a medida que la trama se mueve cargando de tensión una lectura que hace que las páginas vuelen sea uno o no aficionado a este tipo de novela. Asker me ha parecido además un personaje interesante, una mujer fuerte aunque no de la forma tan directa a la que estamos acostumbrados, es algo más cotidiano, más del día a día que la convierte en una mujer normal con sus aciertos y errores con los que tiene que cargar y que evita, y le doy gracias al autor por ello, la tensión sexual que tanto me aburre en este tipo de novelas. Y es que me ha parecido bastante más interesante ir conociendo a los distintos policías que han acabado en el sótano, sus recelos frente a la nueva que esperan se marche en cuanto pueda, sus peculiaridades y también la forma en que cada persona tiene no solo sus defectos, si no también alguna virtud escondida que tal vez no sea tan visible o que simplemente nadie se ha parado a mirar.
Del final solo diré que me gusta cuando un autor deja de lado esa manía que parecen tener de sorprender al lector sacrificando muchas veces parte de la credibilidad de la trama. En este caso no hay grandes sorpresas (no nos engañemos, muchas veces los defensores de esas grandes sorpresas son los mismos que acaban buscando en google eso de "xxxxxx final explicado"), pero si un broche verosímil que cierra el inicio de una serie que bien puede ser leído como una novela independiente y única.
  
     El Asesino de la Montaña es una novela entretenida cuya lectura se disfruta sin recelos ni lagunas que molesten al lector.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

      

jueves, 11 de enero de 2024

El grito oculto de Berta Lennox. J. L. Domínguez

 


     "Una profunda angustia y una sensación de ahogo, eso es lo primero que siento cuando pienso en aquel martes 19 de abril. Nunca antes me había sentido tan mal, ni siquiera cuando a él le diagnosticaron la enfermedad o el día que todo acabó. 
     Me había costado tres meses. Lo había intentado con anterioridad y cada vez, a última hora, lo cancelaba, no tenía fuerzas para regresar a Barcelona. Aunque lo habíamos acordado, me resultaba imposible, y aún sigo sin saber exactamente qué es lo que me hizo dar el paso; sin embargo, allí estaba, después de veintitrés años había vuelto".

     Conocía al autor por Julia Jones y cuando vi que sacaba nueva novela, esta vez avalada por una editorial, no dudé en seguir sus letras. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, El grito oculto de Berta Lennox.

     Conocemos a Berta Lennox cuando se ha quedado viuda. Ella misma relata el proceso en el cual su marido descubre su enfermedad y pasan juntos su última etapa preparándose, quizás más él que ella, para una vida que continuará sin la presencia de uno de los dos. Y entonces todo sucede y Berta regresa a España a vivir una vida de insomnio y recuerdos dolorosos que sabe que tiene que rehacer. La soledad, los recuerdos y el insomnio serán sus compañeros hasta que, una noche, un violonchelo la acompaña. Tiene un vecino músico que se convierte en su mejor compañía sin saberlo. Al paso de los días habla con él y es un hombre mayor un tanto huraño que se muestra amable con ella pero sin excesos y Berta se empieza a mover a caballo entre esta "amistad" y otra incipiente con un hombre con el que coincide en un bar. La vida sigue. Y entonces aparece el mensaje en su pared y Berta pregunta al vecino. Todo parece apuntar a una muerte de la que el músico no parece saber nada... hasta que aparece muerto en su casa y Berta encuentra un mensaje escondido solo para ella en el que el hombre admite haberle mentido y le da pie a una historia que se convierte en una obsesión para ella, en una forma de volver a sentirse viva. Saber quién ha matado a su vecino sin hacer caso a la policía cuando habla de accidente; conocer la historia que oculta el mensaje de la pared; sobrevivir sola a la vida... Esta es la historia que Berta Lennox encontró sin querer.

     J. L. Domínguez ha escrito una historia de misterio en la que la música, que aparece solo de forma parcial, casi como excusa, se convierte en una constante en la cabeza del lector que no puede evitar recordar el violonchelo mientras avanza la historia. Comento esto, aparentemente sin importancia, para dar muestra de la importancia de la expresividad en una novela y es que esta que está llena de reflexiones más o menos normales, se convierte en una agradable experiencia de lectura gracias al cuidado que pone el autor en lograr algo tan complicado como una lectura fácil. El personaje de Berta es humano. El lector la comprende, entiende su pena, sus recuerdos y su afán por seguir adelante sin tener muy claro el cómo lo va a lograr, y eso hace que la acompañemos en una investigación muy de andar por casa en la que hay casualidades que perdonamos pensando eso de que a todos nos han sorprendido en la vida coincidencias inesperadas que nos han venido bien. Y esto se logra cuando un personaje no nos es ajeno, cuando nos importa, lo entendemos y queremos que siga adelante. La novela, por lo demás con un misterio basado en el pasado que se ramifica al presente, tiene momentos francamente interesantes como la decisión final de la protagonista, que se ven acompañados por una historia del pasado de la que, para qué vamos a engañarnos, me hubiera gustado saber más. Recubierta por un halo de cierta teatralidad es fácil para el lector visualizar casas antiguas de hombres ancianos venidos a menos que parecen envejecer señoriales y descascarillados y que se ven acompañados de mujeres con historias por contar a quien tenga paciencia e interés como para preguntarles.

     La novela, más un cozy crime que una novela negra o policiaca de corte normal, se convierte en una intriga saludable con cierto toque a aquellas historias de los años noventa que se disfruta en dos ratos dejando un sabor agradable y la sensación de que  J. L. Domínguez ha llegado para quedarse a la literatura evitando términos como trepidante y sustituyéndolos por una prosa sencilla que funciona perfectamente conectando así con el lector.

     El grito oculto de Berta Lennox es una novela más que entretenida que deja un buen sabor de boca.

     Y vosotros contadme, ¿os han traído muchos libros estas Navidades?

     Gracias.

lunes, 8 de enero de 2024

Llorar

      Soy una persona de lágrima fácil. En cambio lloro muy raras veces delante de alguien, excepto cuando lo hago delante de multitudes. Pero mis multitudes no tienen ojos, sino letras, y quizás sea eso lo que hace que no me resulte difícil. Porque reconozco que algunas de esas tardes en que me he sentado en el suelo, en mi rincón favorito aprovechando el silencio... hubo quien puso a traición palabras que hicieron que me emocionase. Me ha pasado despedirme con pena de un libro cuando hubiera querido quedarme eternamente entre sus líneas, convirtiendo sus personajes en improvisados vecinos, y también me ha pasado que, de tanto hacerme confesiones al oído han conseguido que mi corazón se contraiga hasta hacerme soltar alguna lágrima peregrina acompañada de miradas desconfiadas por si tenía algún acompañante indiscreto.


     Me emocioné al conocer a Stoner, por el simple hecho de conocerlo, de verlo.. y casi por tener que despedirme de él. Y ya lo sé, sabía el final desde las primeras páginas, pero eso me importó bastante poco para cuando lo estaba terminando. También lloré con Fantine, madre, mujer.. perteneciente tal vez a ese estrato social que titularon Los Miserables. Cómo no hacerlo. Quién no lee con el corazón en un puño La sonrisa Etrusca o sonríe con emoción cada vez que un buen hombre comienza una frase diciendo "Sostiene Pereira.." Recuerdo haber seguido Las travesuras de la niña mala sin esperar que al final iba a llegarme de una forma tan profunda como para hacerme llorar. Y cómo no acordarme de Desgracia, cuya atmósfera te impregna hasta la desolación o de ese libro titulado Nunca me abandones, que coge al lector y lo estruja.
     Jamás busco libros tristes, no lloro con historias de amor, sino por mi propia cuenta, me emocionan otro tipo de relaciones que hacen que lea Grandes Esperanzas y tenga el corazón en un puño en el momento equivocado si lo comparo con otros lectores. Y tengo que confesar que mis rarezas se extienden hasta este punto, porque me emocionan las palabras. No por haber expresado con ellas un sentimiento sino por hermosas. Las descripciones, de una ráfaga de viento, de un poco de lluvia, un rayo de sol... Supongo que si la luz del sol en un ángulo determinado puede convertir una flor en una obra maestra, lo mismo sucede en un texto. Y cuando me encuentro con algo así lo releo con emoción contenida por haber encontrado un tesoro. Lo memorizo, lo anoto, lo mastico... me lo quedo.
     He llorado por niños de 5 años y por confesiones terribles vertidas en páginas de cientos de títulos. La muerte inesperada de algunos protagonistas, una agresión, una llamada de socorro o una mano tendida. Ahora que lo pienso, los libros deberían de estar hechos de un material que no fuera susceptible de ser destruído al contacto con el agua, ya que en mis manos corren un riesgo entre moderado y elevado dependiendo del momento. 

     Empezaba explicando que soy de lágrima fácil, y sin embargo con el cine me cuesta más. Tal vez porque esos personajes si que me ven desde el otro lado de la pantalla. No lo sé. Pero me he dado cuenta que una persona puede decir tranquilamente haber llorado viendo Lo imposible y nadie se lleva las manos a la cabeza. Ahora, si afirmas que has llorado leyendo un libro te tropiezas con un arco de cejas levantadas con incredulidad. Se puede llorar por muchos motivos: por alegría, por pena, incluso por estornudar muchas veces seguidas. Y en mi caso tengo que decir, que también puedo dejar caer una lágrima de pura admiración.

     Y vosotros, ¿os habéis emocionado con algún libro que nos queráis compartir?

     Gracias