lunes, 27 de mayo de 2019

13. Steve Cavanagh


     "Eran las cinco y diez de una cruda tarde de diciembre. Joshua Kane estaba tumbado sobre un lecho de cartón delante del edificio de los juzgados de lo Penal de Manhattan. Estaba pensando en matar a un hombre. No a cualquier hombre. A alguien concreto".

     Esta vez he buscado una novela que parta de una premisa diferente. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, 13.

     Conocemos a Kane, asesino. Algo hace que quiera estar de jurado en un caso mediático aunque para ello tenga que manipular la elección del jurado. Como es un asesino, su manipulación consistirá en matar a uno de los preseleccionados y colarse en su lugar en la selección hasta lograr ser un miembro en el juicio.
     Conocemos a Flynn, abogado, investigador. Es contratado en un caso mediático en el que un actor famoso ha sido acusado de asesinar a su mujer. El abogado del actor cree en la inocencia de su cliente y contrata a Flynn porque sabe que no tiene reparos en defender aquello en lo que cree sin importar los problemas que pueda ocasionarle.

     El asesino no está en el banquillo de los acusados, reza el subtítulo de esta novela. De este modo, el autor del libro sustituye el habitual misterio, que es adivinar el asesino, por la tensión que supone para el lector espectador asistir a la trama sin saber si los protagonistas llegarán a descubrirlo.
La novela, narrada en las dos voces que he señalado antes y además diferenciándolas claramente ya que una es en primera persona y otra en tercera, está escrita con la claridad suficiente como para que el lector jamás se pierda.
La trama parte de una premisa diferente y la posibilidad de que un asesino se infiltre tiene el tirón suficiente como para que nos apetezca seguir leyendo, siendo esta la voz que más me ha gustado a mi. Esto no es ni bueno ni malo, ya que las novelas a doble voz o doble historia tienden a dividir a los lectores entre los partidarios de una u otra.
Es cierto que a veces el autor nos pide esos pequeños saltos de fe en los que el maquillaje obra milagros exagerados y la dolencia adecuada convierte en perfecta a la persona idónea, pero somos consciente de que leemos un libro que busca entretener y tampoco nos vamos a parar a hacernos demasiadas preguntas.

       Quizás el gran acierto de la historia es el dejar al lector creerse el más listo, ya que tiene en su poder las dos versiones encontradas de quienes no sabemos en un primer momento cómo van a terminar. Esto hace que los aficionados al género y a las conjeturas, disfruten más de una historia que opta por no hacer trampas, pero si dar un par de lecciones de esas que no ves venir porque además vienen de la mano de personajes que acaban por resultarte casi familiares.

     13 me ha parecido una novela entretenida, de esas que son fácilmente llevables a la pequeña pantalla y con las que podemos pasar un par de tardes si pensar en nada. Y eso, hoy en día, ya es mucho.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

   

jueves, 23 de mayo de 2019

Confesión de un asesino. Joseph Roth


     "Hace algunos años, vivía en la Rue des Quatre Vents. Frente a mis ventanas estaba el restaurante ruso Tari-Bari. Solía ir a menudo a comer allí. Era posible tomar a cualquier hora del día una sopa de remolacha, pescado asado y estofado de ternera".

     A veces uno tiene la suerte de entrar en una librería y salir con la promesa de un tesoro. Hoy traigo a mi estantería virtual, Confesión de un asesino.

     Un narrador nos relata su paso por un restaurante que existía frente a su casa, el Tari-Bari. Allí pasaba ratos en silencio, entre rusos, fingiendo no entender, hasta que una tarde caso noche escuchó la siguiente frase: "¿Por qué estará hoy tan sombrío nuestro asesino?". No pudo evitar girarse descubriendo que había comprendido perfectamente la frase, ya que fue dicha en ruso, y observar a un rubio silencioso con el que apenas cruzaba una mirada y un saludo mudo, porque esa frase se refería a él. En ese momento, el hombre rubio da muestras de saber más de lo que parece sobre nuestro narrador y el bar, cerrando puertas y colocando sillas, se convierte esa noche en el lugar de una improvisada conversación. Golubtschnik, que así se llama el asesino, decide relatar su historia.

      Cuantísimo me gusta Joseph Roth... es cierto que hubiera podido poner Roth simplemente sin faltar a la verdad, ya que tanto Josep como Philip son escritores de cabecera para mi, pero en este caso quería hacer énfasis en el primero que es, curiosamente, un desconocido para muchos lectores que no se han acercado aún a sus letras. en mi caso lo conocí con La leyenda del santo bebedor y, poco a poco, me he ido haciendo con su obra. Incluso su correspondencia con Zweig pese a lo que opino sobre publicar la correspondencia ajena. Y fue precisamente por referencias que supe de la existencia de esta novela que ha caido en mis manos finalmente.

     Publicada bajo el título original Confesión de un asesino, contada en una noche, esta novela corta es conocida como la novela rusa de Roth. Y no solo porque su historia esté ligada a esa nacionalidad, o incluso los escenarios, no. Es el tono y el ritmo el que nos dan pie a usar esa denominación para una novela que no hubiera sido lo mismo con un narrador diferente, menos solemne, menos educado, como un burgués del viejo San Petersburgo. Eso hace que el ritmo tenga una cadencia con regusto a clásico que invita a seguir leyendo con la sensación casi de estar escuchando sentado en una silla, ante una jarra de aguardiente, la confesión de nuestro asesino.
Resulta curioso además, como en un libro tan corto, puede condensarse tanta vida. y es que nuestro protagonista es hijo ilegítimo con afán principesco y pasiones desmedidas por una mujer, Lutecia. Un hombre que perteneció a la Orjana y que acabó siendo conocido en un bar de París como nuestro asesino. Porque sí, eso también lo relatará. Una novela que bien puede encajar como literatura de entreguerras, en la que se habla de muerte, de venganza y sangre, conciencia y de castigo que tiene momentos para la sonrisa; no en vano su protagonista que es alto y fuerte lleva por nombre "palomita", y bien es cierto, descubrimos, que jamás hubo un nombre peor elegido. Ahora que lo pienso, pocas sonrisas hay, es un libro que en realidad se mueve entre tinieblas, como el alma humana. O como la penumbra del bar en el que el protagonista relata su historia.

     Confesión de un asesino es una obra maestra. Y ante eso lo único que puedo añadir es que hay varias ediciones por distintas editoriales. Yo he comprado la de la foto.

     Y vosotros, ¿sois lectores de novela rusa?

     Gracias.

martes, 21 de mayo de 2019

Circe. Madeline Miller


     "Cuando nací, el nombre para lo que yo era no existía".

     Conocí este libro gracias a las redes y a las opiniones de otros lectores. Ya había tenido contacto con la obra de Miller, pero no sabía que hubiera publicado otro libro. Hoy traigo a mi estantería virtual, Circe.

     Conocemos a Circe.

     Conocí a Miller con La canción de Aquiles, una novela que me resultó desconcertante pese a gustarme y que me dejó, lo confieso, con ganas de más de la autora. Así que cuando vi Circe tuve claro que lo iba a leer. Y así conocí a circe en esta novela con tono casi de epopeya que Miller escribe en primera persona. Circe, siempre secundaria de la mitología y nunca protagonista que ha encontrado en  la pluma de Miller a quien de voz a esta mujer que tuvo la desgracia de parecer normal en el seno de una familia de dioses. Circe fue repudiada, pero era inmortal; no tenía poderes, pero si quería aprender. A fin de cuentas, cuando vives entre dioses, ¿a qué puede temer un Dios si no es a un poder que está por encima de él? Y así acompañaremos a Circe durante milenios en una historia que humaniza a los dioses y héroes, en la que la veremos convertirse en bruja y por la que pasarán todos aquellos nombres que un día estudiamos en el lugar de esta mujer.
Miller da un halo casi lírico a sus descripciones, y no teme un comienzo lento que permita entrar en situación a aquellos que no sean aficionados a la mitología, sabe que pisa sobre seguro, que acabaremos comprendiendo lo que siente. Sitúa además a la mujer en la mitología justo en el lugar en el que siempre se la colocó y tampoco suaviza las escenas violentas.
Por si alguien se pregunta como narras una vida milenaria cuando la protagonista vive en el exilio sin aburrir, os tranquilizo: Miller lleva el pulso casi constante en un goteo de situaciones que llenan los tiempos vacíos hasta convertirlos inexistentes. Aquí están Odiseo y Medea, Atenea y Dédalo, están todos en realidad, solo que ahora ellos son los secundarios y Miller arroja sobre la historia una luz diferente. Femenina, sí, pero sin distorsionar por ello los mitos, sin introducir cambios buscando reivindicaciones.

     Circe es una gran novela por muchas razones, pero quizás lo que más sobresale es la temática. Uno estudia un día sobre Grecia y luego quedan esos conocimientos relegados al olvido. Las novelas no recuperan a este tipo de personajes, la novela histórica no llega tan atrás, últimamente parecen no interesar. Y por eso se agradecen las voces como Miller que deciden reescribir una historia ya conocida y seguir manteniendo el interés del lector y el suspense dando la voz a un personaje poseedor de tanta fortaleza.

     En definitiva Circe es una gran novela, de mis mejores lecturas en lo que va de año.

     Y vosotros, ¿cuál es el mejor libro que habéis leído en lo que va de año?

     Gracias.

lunes, 20 de mayo de 2019

La desaparición de Annie Thorne. C. J. Tudor


     "Incluso antes de entrar en la casita, Gary sabe que algo no va bien.    
     Es el olor empalagoso que sale por la puerta abierta, las moscas que revolotean en el calor pegajoso del recibidor. Por si esto no fuera indicio suficiente de que algo horrible ha ocurrido en esa casa, horrible en el peor sentido posible, el silencio lo confirma. 
     Hay un elegante Fiat blanco aparcado en el camino de acceso, una bicicleta apoyada frente a la puerta principal y unas botas de goma tiradas justo al otro lado del umbral. El hogar de una familia. Incluso cuando el hogar de una familia está vacío, quedan en él ecos de vida. No es normal que se irradie una sensación opresiva y siniestra bajo un asfixiante manto de silencio, como en aquella casa".

     Tras El hombre de tiza Tenía curiosidad por saber qué línea elegiría Tudor en su siguiente novela. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La desaparición de Annie Thorne.

     Conocemos a Joe Thorne cuando regresa a su pueblo natal, Arnhill. Es un hombre adulto que lleva la tragedia de lo sucedido en su juventud marcando sus pasos. Siendo adolescente su hermana Anne desapareció durante dos días pero, a su regreso, no era la misma niña. De hecho no era Anne en absoluto. Ahora ha recibido un mensaje en el que le dicen que lo que le sucedió a su hermana está volviendo a suceder en Arnhill. Y Joe ha vuelto.

     Leí El hombre de tiza con la esperanza de haber encontrado un sustituto de aquellas novelas ochenteras de King. No fue así. Pero si El Rey ya no es el mis, ¿por qué iban a serlo quienes siguen su estela? De hecho, a partir de una determinada página tuve bastante claro a qué libro rendía homenaje en esta ocasión Tudor, solo que no puedo decirlo sin destriparos el final. Lo que si puedo adelantaros es que una comunidad pequeña, jóvenes adolescentes, matones, parias y trazos oscuros marcan esta historia tanto, que bien  podría haberse ambientado en Maine.

     Podría dividir la novela de Tudor en dos partes diferenciadas, y no son el Antes y el Ahora, pese a que la novela al moverse en el recuerdo, se sitúa a caballo entre dos lineas temporales. Las partes que yo distingo son la construcción de un thriller tal y como promete la presentación que se está haciendo de la novela, y una segunda parte con una incursión sobrenatural. Y, si tengo que ser sincera, me ha gustado más la primera. Tudor nos da un retrato estupendo de una comunidad y de quienes la integran, ya sea en el pasado con los conflictos mineros, o en la actualidad, rozando ese tema tan habitual que es el acoso escolar, para mostrar que muchas veces no se le presta la atención deseada. Sin embargo en la segunda parte, Tudor peca de cautela, tal vez temiendo perder a los lectores cuyos pies están firmemente afianzados en el realismo, y no termina de adentrarse lo suficiente en el tema como para darle la sostenibilidad necesaria a muchas de las situaciones que plantea. Y es que lo sobrenatural no sirve con nombrarlo, también hay que explicarlo para que el lector de ese necesario salto de fe. Y, sobre todo, hay que cuidar a los personajes que lo rodean, ya que en este caso he tenido la sensación de que todo el mundo se encogía de hombros aceptando cualquier cosa que pudiera suceder. Ha sido eso lo que ha provocado un descreimiento en la historia que me ha acompañado hasta las últimas páginas, empañando la primera buena impresión que había tenido. No es suficiente con inventarse una historia y escribirla, hay que construirle un armazón para que se sostenga y, en mi opinión, esa es la parte en la que esta novela hace aguas. Me pensaré si darle otra oportunidad.

     La desaparición de Annie Thorne ha resultado una novela insuficiente pese a que prometía ser una lectura entretenida.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Totalidad sexual del cosmos. Juan Bonilla


     "Tiene los ojos grandes, de un verde felino, el pelo es una hoguera. Es como si o fuera iluminando todo a su paso, como si el mundo se encendiese al calor de su mirada. Se llama Carmen pero no se reconoce en el sonido de su nombre".

     Hay libros que te atraen desde la primera vez que sabes de su existencia. Eso me sucedió con el libro que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de Totalidad sexual del cosmos.

     Conocemos a Carmen Mondragón, hija del general Manuel Mondragón, y seguimos su vida, su evolución como mujer, como artista. Sus amores, amantes, familia y escándalos y, por supuesto, su obra, ya sea como Mondragón o como Nahui Olin.

     Esta novela sigue la vida de Carmen Mondragón, que era para mi desconocida incluso en su alter ego Nahui Olin. Para ello el autor la divide en tres partes, y uno pensaría que son infancia, juventud y senectud, pero no es exactamente así. La última parte, en un ejercicio de virtuosismo y originalidad, cuenta la fascinación del supuesto narrador por la mujer sobre la que investiga y escribe.

     Ahora es una niña de ocho años.
     Una niña de una familia pudiente que no se encuentra a sí misma, una joven que crece y siente que su interior está a punto de desbordarse. Una potrilla que se acerca a barrios de mala fama, alumna que escribe cartas y niña de papá. No quiere vivir bajo la autoridad de un hombre y sin embargo.. papá, papá, papá... familia, sentimientos, desgracias.

     Ahora es una nueva melodía inaudita.
     Avanza su vida, se sigue buscando. Los sentimientos bullen y se desbordan y aparece Nahui. Escándalos, lujuria, pinturas, poemas, arte... Seguimos su ascenso, su mito, la búsqueda de la felicidad.

     Ahora es una apestada, claro.
     Su caída, su redescubrimiento de la mano de un narrador que se siente fascinado por una mirada felina que jamás llegó a posarse en él. Conocemos también al narrador.

     Totalidad sexual del cosmos es el título de un poema de Nahui, de Carmen, y también es una novela con una redacción casi lírica, una sonoridad musical que nos hace pensar en cuentos y cenicientas de la vida real. Bonilla nos lleva de la mano a conocer la vida de una mujer increíble para desmarcarse con una tercera parte brillante que hace de esta novela una lectura muy especial. Por si no se nota, me ha gustado. Aunque no conociera a Carmen, ni sus pinturas ni sus poemas.
Qué duda cabe de que estamos ante un gran libro, y tampoco sabría deciros si es más biografía o novela.

     Y vosotros, ¿sois lectores de biografías?

     Gracias.

   

martes, 14 de mayo de 2019

La quinta víctima. J. D. Barker


     "Oscuridad.
     Se arremolinaba a su alrededor, profunda y espesa, y devoraba la luz sin dejar nada salvo un vacío impenetrable. una neblina le estrangulaba el pensamiento; las palabras intentaban juntarse, trataban de formar una frase coherente, encontrar un sentido, pero en cuanto parecía que iban a tocarse, algo se las tragaba y desaparecían sustituidas por una sensación de miedo cada vez mayor, una sensación de pesadez: su cuerpo se hundía en las turbias profundidades de unas aguas olvidadas mucho tiempo atrás".

     El cuarto mono hizo que todos los ojos se posaran sobre Barker y no pocos estábamos esperando con cierta curiosidad la continuación de la saga. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La quinta víctima.

     Si no has leído El cuarto mono, deberías de parar tu lectura aquí, ya que este libro enlaza de forma directa con el anterior.

     Hace ya unos meses de la desaparición de Bishop y el FBI ha retirado del caso a Porter y su equipo. Ahora se enfrentarán a la muerte de una joven desaparecida hace tres semanas y cuya puesta en escena es tan rebuscada como impecable. Apenas ha comenzado la investigación, la ropa que la joven lleva puesta les da a entender que no va a ser una víctima aislada y la prensa no tarda en preguntarse si estas muertes están relacionadas con aquellas que sacudieron el país y cuyo autor fue apodado El cuarto mono. Porter y su equipo se enfrentan a esta investigación mientras que el primero sigue empeñado en capturar a Bishop, que escapó en el último momento, y esa obsesión le lleva a la suspensión en mitad del caso.

     Como decía en el aviso, este libro enlaza directamente con la primera parte de la saga ya que, pese a que ha pasado el tiempo, nos muestra a un Porter marcado por los sucesos de aquella época y obsesionado con la figura de Anton Bishop. No solo eso, sino que durante la lectura veremos desvelados cada uno de los pormenores de la trama de la anterior novela, ya que serán necesarios para situar al lector y también para dar pie a que conozcamos más íntimamente a los protagonistas.
En esta ocasión además el autor ha optado por repartir el protagonismo con algunos compañeros de Porter, dándoles más páginas al repartir la novela entre la investigación del equipo y la que lleva el propio Porter junto a una mujer que el destino pone en su camino.
     Ya en la anterior entrega protesté de la falta de realismo de algunas escenas y esa sensación se ha acrecentado esta vez, solo que Barker parece haber hecho de ello uno de los méritos de la historia al no dar tiempo a que el lector se plantee más dudas que las necesarias para seguir avanzando. La novela, que comienza como un thriller al uso, va ganando velocidad a medida que comprendemos que ambos hilos argumentales están conectados y esperamos la entrada triunfal del malvado de la historia: Anton Bishop. Ya le conocemos, sabemos de sus manías y también de la necesaria implicación de lazos personales y familiares en cada víctima, y por eso seguiremos casi sin respirar los avances de la policía deseando que esta vez el final sea un poco más satisfactorio que el de la primera parte.
     A ese respecto lo único que puedo decir es que el autor ya tiene una tercera entrega planeada. Y, respecto al final de la primera parte, confieso que el autor no ha sabido darme la satisfacción que esperaba.

     La quinta víctima me ha parecido una novela entretenida que hubiera ganado mucho en el caso de publicarse en su conjunto ya que los cortes que se realizan al final de las historias consiguen desmerecer el hilo conductor que recorre las novelas.

     Y vosotros, ¿sois lectores de sagas cortas a medida que salen o preferís esperar a su completa publicación?

     Gracias.

lunes, 13 de mayo de 2019

Un matrimonio perfecto. Paul Pen


     "La mujer apareció con el agua. Luis la vio doblar la esquina de la calle en el mismo momento en que empezó a llover, cuando las gotas resultaron visibles en el halo brillante de las farolas".

     Hay escritores que entretienen, sin más intención. Y también buscamos sus novelas porque la literatura tiene hueco para todo y para todos. Hoy traigo a mi estantería virtual, Un matrimonio perfecto.

     Conocemos al matrimonio formado por Frank y Grace, una pareja que, si bien acusa levemente la rutina del paso del tiempo, lleva una vida de clase media alta y forma lo que muchos llamarían la familia perfecta junto a sus dos hijos. Cuando los conocemos buscan salir de una mala racha que ha hecho que toquen fondo al perder un ojo su hijo pequeño Simon. Es por eso que deciden mudarse para empezar de cero y emprenden un viaje familiar en autocaravana hacia su nuevo destino. En el camino, sufrirán un accidente al atropellar a una misteriosa chica que parece dispuesta a no dejarles marchar tan fácilmente.

     Parece que hemos pasado de un tiempo a esta parte, de la moda del muerto en la primera página, a la moda del primer capítulo desconcertante, y justo así es como empieza la novela. Con una entrada con un cierto impacto que uno deja ahí descolgada en el olvido hasta bien avanzada la novela. Por lo demás, la historia es sencilla y lineal, en la que al más puro estilo cinematográfico protagonizado por una loca, nos va desvelando los secretos que esconden los protagonistas. La aparición de una joven es el detonante de una historia que se va enrevesando al más puro estilo telefilme para que el lector se vaya dejando llevar por sus protagonistas sin preguntarse demasiado por qué suceden las cosas.
    De acción  rápida y ambientación escasa, muchas veces, como en el caso de la hija adolescente basada en citar series o personajes de Netflix (no en vano el autor tiene entre manos un guión para dicho canal), la novela transcurre sin complicaciones para nosotros, que no para el protagonista de esta historia. A mi modo de ver quizás a Pen se le haya ido un poco la mano en su parte final ya que no hace falta cargar tanto las tintas para cerrar una historia a no ser que uno no tenga miedo a perder pie con la realidad, pero se le perdona fácilmente ya que todos sabemos desde la primera página, que estamos ante un fast food literario.

     Un matrimonio perfecto es una novela entretenida pensada para hacernos disfrutar un par de tardes sin complicarnos demasiado. No pasará a la historia de la literatura, pero tampoco creo que esa fuera la intención de su autor.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Secretos. Jerónimo Tristante


     "La hermana Beatriz corre a lo largo del oscuro pasillo. Al fondo, una grieta que arroja luz le marca el camino hacia la cocina. Entra a toda prisa y baja el interruptor".

     Los premios me atraen, lo reconozco. Unas veces me gustan y otras no, pero termino por acudir a ellos, máxime si, como es el caso, ya conozco las letras del ganador. Hoy traigo a mi estatería virtual, Secretos.

     Nos trasladamos a Los cipreses, una urbanización de nivel medio/alto de Murcia. Allí vive Ana, abogada, junto a su marido Javier y sus dos hijas. Es un vecindario perfecto con setos iguales, coches limpios y vecinos sonrientes en el que parecen no entrar las miserias diarias de las calles comunes. Entonces llega una nueva vecina llamada Helen y, como si fuera portadora de algún viento nocivo, las cosas en Los cipreses empiezan a complicarse.

     Desde Salem's Lot hasta Mujeres desesperadas pasando por Personal Vacancy, las historias de pueblos o vecindarios reducidos ya sean pueblos o urbanizaciones, han sido algo habitual en literatura y televisión. Los cotilleos, las apariencias y las camas son una fuente de entretenimiento tan habitual, que incluso en la vida real llenan parrillas televisivas y ese parece ser el camino elegido por Tristante, al que yo conocía por sus estupendas novelas protagonizadas por Víctor Ross.

     En esta ocasión y tras un desconcertante primer capítulo que despertó mi interés, Tristante se queda en 2015 para contarnos la vida de un vecindario y cómo se ve alterado por la llegada de una vecina. La novela asume el papel critico contra las apariencias y coloca a un personaje malvado que se dedica a destapar los fingimientos vecinales sin convertirla por ello en heroína. Es más, ya en las primeras páginas la coloca disfrazada y hace que se autodefina como malvada. De hecho, Tristante simplifica la trama hasta convertirla en una suerte de comadreo vecinal orquestado con algún motivo concreto que el lector no alcanza a adivinar, casi ni al terminar el libro. No significa esto que no lo explique, pero explicar algo no significa que sea suficiente o válido y en esta novela he encontrado muchos puntos que me pedían no plantearme los motivos y seguir adelante. Los personajes, desprovistos de complejidades, se dejan manejar por el escritor y por el narrador, por otros personajes y casi por cualquiera que hable con ellos, consiguiendo que nos planteemos si no estamos en un patio escolar y no en una zona residencial. La homogeneidad en la narración ya sea en los tonos o en las apreciaciones del narrador que a veces parecen salidas de la boca del personaje que estuviera hablando en ese momento, confieren a la obra un tono de teleserie que es imposible de obviar para el lector. De hecho, si tuviera que describir esta novela en una sola palabra, esta sería superficial.
     El libro busca la lectura ágil, el entretenimiento fácil, y cierto es que toca muchos temas, no se para un momento en descripciones y no complica la vida al lector, pero, en mi caso, me he quedado con la sensación de parloteo. Sinceramente, esperaba más. Secretos se ha quedado muy corta.

     Comenzaba hoy hablando de los premios literarios y de la poca garantía que suponen para el lector a la hora de elegir su próxima lectura. De hecho no hay más que echar un vistazo a la lista de los otorgados en lo que va de año para comprender estas dudas. Y vosotros, ¿os fijáis de los premios literarios como para elegir lecturas en función a ellos?

    Gracias.

lunes, 6 de mayo de 2019

La única historia. Julian Barnes


     “¿Preferirías amar más y sufrir o amar menos y sufrir? Creo que, en definitiva, esa es la única cuestión”. 

     Hay escritores que alcanzan una voz propia consiguiendo que todos sus libros formen parte de un mismo universo, algunos incluso son capaces de lograr esto cuando su voz es privada y se desnuda. Eso le sucede al escritor de cuyo libro os hablo hoy. Hoy traigo a mi estantería virtual, La única historia.

     Conocemos a Paul, un hombre ya entrado en años que rememora su primera y gran historia de amor con Susan, una mujer casada. Él con 19 años y ella con 52.

     Barnes decide hablar en este su último libro de amor. Y lo hace en una novela aparentemente sencilla e íntima en la que va de la primera persona con la que comienza, hasta la tercera con la que finaliza. Así de voluble es su narrador y, por lo tanto, así de fiable es también cuando se recuerda a sí mismo. Paul recuerda como allá por los años sesenta entró a un club de alto nivel social, a modo de prueba antes de ser admitido, por supuesto, y levantó comentarios por su juventud y aspecto. Recuerda también como allí conoció a Susan, casada y con dos hijas universitarias, y comenzaron una relación. No parece recordar o actúa como si no hubiera sucedido, los incesantes cotilleos que este tipo de relaciones provocan en esos clubes, sobre todo si el joven en cuestión se pasa la vida con la mujer casada y se cuela en su casa de forma habitual. Y este olvido selectivo será la primera muestra del cinismo de Paul, que se hará cada vez más patente en una historia que no tarda en ser protagonizada por Susan. Paul no se justifica, aunque de forma velada jamás deja de hacerlo, recurriendo incluso al tribunal del amor en algún momento. Nos cuenta que era joven y torpe y que ni siquiera se fijaba en la diferencia de edad o en si estaba mal moralmente lo que hacía para, unas líneas después, salpicar una anécdota con algún comentario ingenioso suyo y alabar la mala leche que tuvo en el mismo. Y es que, debajo de la primera capa de esta novela, está la verdadera historia. La historia de una generación joven que se creía más lista y mejor que la de sus mayores, Paul crítica a Gordon, marido, cornudo consentido, mandamás casero y gallo de espolón viejo que parece contentarse con mantener lo último mientras su supuesta figura de padre de familia respetable se erosiona ante cada recuerdo de Paul  y cada palabra de Susan.

      Paul vende su inocencia a fuego, y casi en cada palabra suya descubrimos la inocencia de Susan, una mujer que mantiene una vida porque es la que tiene que llevar, mientras se deja ser ella misma a ratos cada vez más grandes. Jamás llegamos a sufrir por Paul, y tal vez tampoco por Susan pero apreciamos sus torpes gestos y también la torpeza y ternura en su relación con Paul mientras nos preguntamos si no pertenece a esa generación de mujeres tan acostumbradas a hacer lo que se espera de ellas, qué fingen hasta sus propios amantes. Y es que, al final, supongo que nada llega a ser totalmente sincero en una novela cuya carga irónica se viste de palabras suaves, sin dejar de ser por ello letal. Paul sigue resentido contra el marido, contra la generación de sus propios padres, contra aquella época y parece no darse cuenta de ello mientras sigue empeñado en su recuerdo, en mostrarse como el nuevo gallo del corral que aparta a las viejas glorias.

     Supongo que esa es la intención de Barnes en la novela, hacernos pensar y dejarnos libres para juzgar una historia de amor imperfecta narrada por un hombre desafiado que mira atrás. La historia de cualquier lector que mire atrás, la tuya propia, la mía, la del escritor. Y por eso, La única historia es una magnífica novela llena de frases hermosas y reflexiones eternas. Hay escritores capaces de poner algo que no sabías que creías en un puñado de palabras, consiguiendo que esa frase se te clavé en la memoria como una astilla imposible de sacar. No hay muchos, pero existen. Uno de ellos, es Julian Barnes.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.