lunes, 28 de octubre de 2024

La vegetariana. Han Kang

 


     "Antes de que mi mujer se hiciera vegetariana, nunca pensé que fuera una persona especial".

     Leí La vegetariana cuando lo trajo la editorial Rata que, si no ha desaparecido, la verdad es que hace mucho tiempo que no veo una novedad suya por alguna librería. Si ahora recupero este título es porque acaba de recibir su autora el Premio Nobel de Literatura y, si os pasa como a mi casi todos los años, pues seguramente muchos estéis buscando información sobre qué tipo de libros escribe. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La vegetariana.

     Con esa frase aparentemente sin importancia da comienzo el libro que cuenta como su protagonista, Yeong-hye, una mañana se levanta tras haber soñado mucho, y se descubre vegetariana. No en un monstruoso insecto que hubiera dicho Kafka, si no en algo aparentemente mucho más sencillo e inocuo, una simple vegetariana. Sin embargo, y como sucede en la famosa novela, las cosas pueden tener raíces mucho más profundas de lo que aparentemente puedan parecer. La protagonista, y voy a referirme muchas más veces a La Transformación, es tan insignificante como una cucaracha (no soy sutil, lo sé) y es que, incluso para relatar su propia historia carece de voz propia. Serán su marido, su cuñado y su hermana, personas que valen algo por lo que son y por lo que hacen, en cambio ella, ¿qué hace? pues parece que nada. Al menos hasta que se reivindica como vegetariana, algo que provoca el rechazo inmediato. Para Kang la carne se convierte en algo visceral y la novela se vuelve una pesadilla de tortura, violación y violencia y aún así ser vegetariana no es vendido como un proceso de purga o de iluminación que será capaz de hacer feliz a Yeong-hye. Ni siquiera de salvarla. De hecho hay un momento durante la lectura en el que estuve segura de que iba a morir.

     La novela muestra la normalidad anodina, la vida gris aparentemente estable y la fragilidad de la misma. La burbuja de la protagonista estalla y, de algún modo, llega una de las escenas más escalofriantes de la novela en la que su padre la intenta hacer comer carne por la fuerza y ella prefiere apuñalarse a ceder. Dicho así puede parecer una tontería, pero la autora es capaz de que el lector en ese momento se posicione a favor de Yeong-hye. Escalofriante, ¿verdad? También lo es intentar desgranar el argumento basándose solo en los hechos que se mencionan, aquí las capas son mucho más profundas. 

     La vegetariana es la historia de un descalabro, de un derrumbe familiar en el que un acto aparentemente banal se convierte en la única piedra angular que va a quedar en pie. Una novela que se divide en tres partes marcadas por las reacciones, las obsesiones y los intentos de seguir a flote pero que, pese a esto, refleja perfectamente la impasibilidad de quienes tenemos al lado ante nuestro propio sufrimiento. Es una novela visual y sangrienta en la que una persona intenta sobrevivir en el centro del caos, tal vez como un árbol, como una planta. De tan invisible parece que no esté. Quizás esa la mejor manera de aislarse de este mundo violento y cruel que moramos todos.

     La vegetariana es una historia sencilla, una novela complicada, hermosa, horripilante y visceral. Es una historia incapaz de dejar a alguien indiferente que está escrita de una forma que nos resultará extraño. Y aún así, aún no he conocido a nadie que haya sido capaz de dejarla a medias.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

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