Mostrando entradas con la etiqueta Mark Twain. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mark Twain. Mostrar todas las entradas
domingo, 29 de abril de 2012
El príncipe y el mendigo. Mark Twain
"En la antigua ciudad de Londres, cierto día de otoño del segundo cuarto del siglo m, nació un niño en el hogar de una familia pobre, apellidada Canty, que no lo deseaba. El mismo día nació otro niño inglés en una familia acaudalada conocida por el nombre de Tudor, que sí lo deseaba. Y no lo esperaba con menos anhelo todo Inglaterra. Gran Bretaña lo había ansiado y lo había pedido a Dios durante tanto tiempo, que el pueblo, al ver su ilusión realizada, se volvió medio loco de alegría."
¿Quien no ha visto alguna película que trate de eso? Sobre todo en el cine de adolescentes, chica rica, chica pobre, un gran parecido, un baño público... y voilá, tenemos historia. Pero si nos vamos a los clásicos, nos encontramos con esta que os traigo hoy, y de la pluma de un Mark Twain en pleno esplendor. Hoy rescato una historia que se ha repetido mil veces para echar un vistazo al original. Hoy traigo a mi estantería virtual El príncipe y el mendigo.
Tom Canty es un niño pobre con una infancia difícil mientras que el príncipe Eduardo es... eso, un príncipe. Su gran parecido físico propicia que Eduardo, aburrido de su vida en palacio, proponga un intercambio entre ambos que le permita ver a su pueblo desde el anonimato. El príncipe descubre una vida entre maltrato y lo que significa ser "nadie" mientras que el niño pobre, ambiciona quedarse con esta vida recién descubierta. Pero una vez realizado el intercambio ¿quién va a creer que ese mendigo es en realidad el heredero de la corona? Y menos cuando la fecha de la coronación está tan próxima.
He comenzado hablando de novelas juveniles y con este libro pasa como con tantos otros, leídos de adulto, en su versión completa, nos damos cuenta de que hay muchos pasajes crudos que tal vez, en la almibarada versión infantil, se omitieron directamente. El trato que recibe el niño del padre y la abuela de Tom nos resulta casi sobrecogedor cuando hacemos una lectura completa. Empieza a dejar de ser una fábula para convertirse en una historia mucho más plena. Una historia que no omite detalles a la hora de contarnos las partes más crueles, porque así es la vida que quiere que descubra el príncipe, la que está más allá de los muros de un palacio.
La documentación y descripciones de los hechos y lugares son totalmente realistas así que poco a poco y sin dejar de lado la ironía que tanto caracteriza a este autor vemos como el clásico "ir de menos a más es fácil" reflejado en el mendigo que, una vez ascendido a príncipe reniega de lo que fue, se cumple. Mientras que el cambio inverso sirve para que el futuro gobernante madure. No sólo eso, sino que salimos de la lectura con el convencimiento de la necesidad de que todo gobernante sepa lo que es vivir como pueblo llano, para así ser consciente no ya de las comodidades que lo rodean, sino de las necesidades que tienen aquellos que no están cerca para que pueda verlos.
Me gustó mucho el toque personal que le da al autor, extremando los personajes en su camino y como los va llevando al momento decisivo. Uno de ellos va a ser coronado, se deshaga o no el entuerto y todos tenemos la sensación de que no va a haber vuelta atrás una vez llegue ese momento. Esta novela, de algún modo explica el reinado justo que tuvo Eduardo VI, situándolo históricamente rodeado de personajes reales, dando tangibilidad a la historia. Además de ello, resalta los valores clásicos de honestidad, lealtad y familia. Premiando el trabajo y afirmando que aquellos que tienen algo de lo que arrepentirse, tarde o temprano les llegará el momento.
Una novela histórica vista muchas veces como una fábula que tiene mucho que aportar en su lectura, merece la pena darle una oportunidad y descubrir los hechos reales y la tensión que el autor es capaz de provocar en el lector. Yo la disfruté muchísimo, de hecho... por eso la traigo.
Decidme una cosa ¿No os suena la historia a adaptaciones mil?
En caso afirmativo, dejadme que os diga que sería una pena que no le diérais por ese motivo una oportunidad.
Gracias
Suscribirse a:
Entradas (Atom)