miércoles, 2 de septiembre de 2020

Los chicos de la Nickel. The Nickel boys. Colson Whitehead


     Como me puede la impaciencia uno de mis libros durante este confinamiento fue The Nickel Boys y ahora, a la vuelta, he visto que sale traducido al castellano con el título de Los chicos de la Nickel y yo me pregunto si no queda más bonito en el idioma original. Total, que hoy traigo a mi estantería virtual, Los chicos de la Nickel o The Nickel Boys.

     En el año 2014 una excavación arqueológica en Florida sacó a la luz la historia de la escuela para niños Arthur G Dozier. Apoyándose en este hecho, Whitehead escribe su historia.
     Elwood Curtis es un niño cuyo destino parece escrito: trabajará en el mismo hotel en el que su familia lleva generaciones. Algo que nadie le ha preguntado, por eso quizás no saben que vive las palabras de Martin Luther King y que su máxima es que el puede ser tan bueno como cualquiera. Pero más que esto el impacto de Elwood está en su abuela, que si bien cree en la necesidad de un cambio también teme sobresalir en él convirtiéndose en un personaje puro. La cosa es que Elwood consigue sobresalir a costa de trabajo duro y parece que por fin va a llegar a la universidad, hasta que toma una decisión equivocada sin saberlo: hacer autostop. Se sube entonces en el coche que no debe y es detenido por la policía por un delito en el que no ha participado y su vida da un giro en el que la soñada universidad se convierte en el reformatorio Nickel, bajo el mando de Maynard Spencer. Un lugar escalofriante.

     Conocí a Colson con su octavo libro, El ferrocarril subterráneo, en el que contaba en una especie de fantasía, el testimonio de esclavos norteamericanos mediante una red de túneles basada en las rutas que efectivamente utilizaban para huir. Un libro magnífico y premiado que tiene su digna continuación en Los chicos de la Nickel.
No se trata de que sean los mismos protagonistas, ni siquiera se trata de seguir la historia, que no tendría sentido. De lo que se trata es de seguir la historia del país, de una parte del país que, como no tarda en demostrarnos, nos es totalmente desconocida. Colson habla del racismo y de como las leyes daban el poder a la gente blanca que eran capaces de conseguir que se detuviera a un negro por la llamada conducta violenta que, en muchas ocasiones, no tenía nada de violenta. En realidad parece que solo tuvieran que señalar. En Nickel conocemos a el otro gran protagonista de la novela, Turner, un chico que ni siquiera está interesado en Luther King, y ese es otro de los grandes aciertos de la novela, el no mostrar a todos sus protagonistas situados al mismo lado de la historia. De este modo Nickel se dibuja como un todo reducido en el que Turner parece aprender antes como sobrevivir en un mundo en el que las reglas son claramente favorecedoras a otros y Whitehead se mueve como pez en el agua para jugar con una violencia que más que asustar es la puerta para la historia que realmente sobrecoge. Elwood y Turner se complementan en más de un sentido ya que representan dos caras distintas en sus personalidades, no solo uno contra uno, sino también en si mismos. Solo de este modo se puede entender que precisamente el más reivindicativo es también el que "suena como un blanco".
Evita cargar la novela con sentimentalismos y cuando uno conoce un lugar llamado Casa Blanca descubre también que era el nombre que tenía la academia real en la que se basa el autor. Exactamente igual que descubre el número de tumbas reales encontradas para dar una dimensión completa de una novela narrada de una forma extraordinaria, aunque esta vez un tanto más convencional a como lo hiciera en El ferrocarril subterráneo. 


      Los chicos de la Nickel
cuenta una historia terrible en la que lo que realmente deja huella es la voz de los personajes. Porque el lugar existió y el eco de su historia aún resuena en nuestros días.

     Y vosotros, ¿sois pacientes a la hora de esperar las traducciones?

     Gracias.

14 comentarios:

Tabuyo Alonso dijo... [Responder]

Yo estoy deseando que salga mañana para comprarlo. Si dominara bien el inglés no creo que tuviera paciencia y haría lo que tú, lo leería en en su lengua original.

Un beso.

jjose712 dijo... [Responder]

Yo ya lo tengo encargado.

Recuerdo que estaba esperando con las garras afiladas. Había ganado el National Book Award y el Pulitzer y yo tenía metido entre ceja y ceja que iba a ser una obra sobravalorada que había ganado lo que había ganado por el tema y el momento.

Así que estaba preparado para que no me convenciera en absoluto.

Leí un párrafo y me di cuenta que me iba a gustar, y vaya si me gustó.

Estoy deseando leer esta (también tengo Zona Uno en casa) y me gustaría que publicaran todas sus novelas anteriores, tanto la descatalogada como las que no se llegaron a traducir

Margari dijo... [Responder]

Ays, sí, soy paciente. Si no hubiera más libros por leer, sería otra cosa. Pero con esa lista infinita que solemos tener, las esperas se hacen llevaderas. Y con el libro me has picado y mucho. Y con El ferrocarril subterráneo, también.
Besotes!!!

MDolores dijo... [Responder]

No conocía este libro pero no es el tipo de lectura que me apetece ahora. Aún así, lo tendré en cuenta para más adelante. Yo si suelo esperar a las traducciones, aunque en ocasiones se me hace eterno.
Un beso!

Lonely Books Club dijo... [Responder]

¡Hola! No conocía esta novela ni a su autor pero por lo que nos cuentas hoy creo que es un libro del que podría llegar a disfrutar mucho por lo que nos enseña. Creo que es muy importante que se de visibilización a esa realidad de la minoría menos favorecida.

¡Nos leemos!

Varado en la llanura dijo... [Responder]

Hace unos días Alberto Olmos recomendaba este libro en El Confidencial. Ya tenía anotado "El ferrocarril subterráneo", es un autor que promete. Una buena manera de acercarse a la cuestión racial y entender lo que está pasando en USA.
Saludos.

CHARO dijo... [Responder]

Interesante reseña.Besicos

Lady Aliena dijo... [Responder]

Si la versión original es en inglés, no me hace falta esperar a la traducción. Pero si es en otro idioma, espero lo que haga falta.
Un beso.

Marga Ramon dijo... [Responder]

Yo sí soy paciente, aunque creo que dejaré de leerte porque me entra una ansiedad tremenda por leer todas estas maravillas que reseñas, jeje. Este sin duda es de los míos.
Besos

Juan Carlos dijo... [Responder]

Escuché en TVE1 que Ana Blanco lo anunciaba el fin de semana pasado. Me puse como loco a buscarlo por bibliotecas y tal. No, aún no lo tenían, así que cogí otro, "El ferrocarril subterráneo", que empezaré a leer próximamente. ¿Lo conoces?
Gracias por tu reseña
Un abrazo

Juan Carlos dijo... [Responder]

Es lo que pasa cuando antes de leer por completo la reseña te pones a escribir el comentario. Sí, ya veo que conoces y mucho "El ferrocarril subterráneo". Me encanta leerte que te pareció formidable esta novela que además fue muy premiada. Me pongo con ella con mucho más entusiasmo aún, si cabe.
Besos

jjose712 dijo... [Responder]

Pues la leí al poco de salir y me ha decepcionado.

No es una mala novela, todo lo contrario, pero sinceramente no me parece que tenga el calibre para darle un segundo Pulitzer cuando no ha pasado ni un lustro del primero.

Tengo que decir que el final me gustó mucho y me sorprendió, pero quizás por las expectativas o por no haber conectado con la historia del mismo modo que lo hice con El ferrocarril subterráneo, no pude disfrutarla del todo.

Igual el tiempo pone las cosas en su sitio, pero habiendo leído las dos (y a falta de leer la novela de Lerner) yo habría optado por darle el premio a La casa holandesa, no porque la novela de Patchett me parezca superior (de hecho me gustó más Comunidad) si no porque no creo que haya una diferencia clara de calidad y Patchett no ha ganado nunca el premio (aunque ha estado cerca alguna vez).

Por cierto si alguien tiene curiosidad los mensajes anteriores son anuncios de una empresa fumigadora en Riad (no era eso lo que me esperaba encontrar cuando usé el traductor, todo sea dicho)

Anónimo dijo... [Responder]

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Anónimo dijo... [Responder]

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