miércoles, 14 de abril de 2021

Corazón que ríe, corazón que llora. Maryse Condé

 


     "Si alguien les hubiera preguntado a mis padres qué opinión les merecía la Segunda Guerra Mundial, habrían respondido, sin dudarlo, que se trataba del periodo más sombrío que jamás hubieran conocido. No porque Francia se dividiera en dos, por los campos de Drancy o de Auschwitz, por el exterminio de seis millones de judíos, ni por todos esos crímenes contra la humanidad que aún siguen impunes, sino porque, durante siete interminables años, se les había privado de aquello que más les importaba: sus viajes a Francia".

     Dos semanas sin publicar dan para leer mucho, releer mucho y todas esas cosas que uno puede hacer sin salir demasiado de casa, así que los pendientes han quedado diezmados y los voy colocando en mi estantería virtual. Hoy traigo, Corazón que ríe, corazón que llora.

     Maryse nos habla de ella misma a través de recuerdos. De este modo vemos a la niña que nace en octavo lugar, su infancia, su familia y París. El cambio entre mundos y la importancia de la identidad como factor que se mueve  entre ambos así como el clasismo de sociedades aparentemente mestizas.

     En el libro, escrito con la sabiduría del adulto que echa la vista atrás al niño que fue, Maryse no le da voz a la niña, lo cuenta ella. Esto es importante porque es la manera que tiene de dejar claros sus sentimientos respecto a lo vivido, y también hacia la forma en que ella lo vivía. Por eso el lector nota un tono que a veces es casi jocoso para relatar momentos. Es algo que me agrada sobremanera ya que los niños rara vez se expresan o piensan como tales en libros que son escritos por adultos que creen que saben lo que piensa un niño. Maryse lo evita y es su voz la que nos presenta sus recuerdos como si fuera mi madre contando tal o cual anécdota, llevándonos así de su infancia al momento en el que una niña abre los ojos al mundo adulto. Maryse nos abre la puerta en su novela a las colonias de los años 50 a la vez que nos deja retazos de vida que nos resultan familiares por escuchadas, porque en el fondo, hay momentos de la infancia que los vivimos todos sin importar demasiado el lugar o el momento. Ella nace en Guadalupe en un buen escalón social, y ve a sus padres que se empeñan en diferenciarse como si sus raíces fueran algo perjudicial. Tras eso vive el lado contrario de la historia cuando, al estar en París, ellos son los tratados como si fueran menos. Llega Maryse adolescente, rebelde y con un interés en conocer su propio mundo (que no lo forma solo el interior si no también sus raíces y tradiciones), aparece la conciencia personal del color de piel junto con la de su idioma y sus costumbres y también se abren los ojos a un mundo en el que estamos todos juntos pero...

     Ahora os podría hablar de sus padres, de sus hermanos (Sandrino, que cayó rendido a ese bebé enclenque que fue Maryse), de la cultura escondida y de la descubierta, del carnaval... os podría hablar de todos los retazos que ha dejado en un libro que se antoja cercano y contar su viaje para estudiar de Liceo a Liceo o citar la Sorbona y, por supuesto, podría contaros el final del libro sabiendo que realmente no es el final porque Maryse decide detenerse en un momento en el que estaba abriéndose al fin. Pero, y reconozco el juego de dicho y no dicho, es mejor leerlo y dejarse llevar por una voz que suena, ante todo, sincera y que cuenta una vida línea a línea desde el momento en que nace hasta que comienza a ser la persona en la que se ha convertido. Un poco el por qué si queréis decirlo.

     Corazón que ríe, corazón que llora es una novela de recuerdos. Luego está en la mirada del lector, en el momento y el lugar el saber hasta que punto disfruta de este tipo de novelas. En mi caso no demasiado aunque no dejo de verle los méritos, pero se me ha quedado corta como para decirle novela al libro.

     Y vosotros, ¿os gustan las biografías?

     Gracias.

6 comentarios:

CHARO dijo... [Responder]

Me gustan mucho las biografías así que esta novela sería de mi agrado.Besicos

Margari dijo... [Responder]

No termina de llamarme esta vez, así que lo dejo pasar.
Besotes!!!

Mª Ángeles Bk dijo... [Responder]

Pues fíjate que a mí me encantó, no se me quedó corta, la verdad, aunque es cierto que la misma impresión tuya la tuvo pingüina. Yo voy a leer en breve La deseada. Espero disfrutarla tanto como esta.
Besos

Rachelín The Cure dijo... [Responder]

¡Hola!
El tema de que use su voz adulta para rememorar me parece genial, a mí tampoco me gusta mucho que se hagan pasar por niños, ya que suele quedar forzado.
Y en cuanto a biografías, depende de si la persona me llama la atención, por ejemplo caí con el boom de Instrumental, que me gustó mucho.
En fin, este lo tengo también en mi lista de deseos^^
¡Un saludo!

Paseando entre páginas dijo... [Responder]

Me alegro de que hayas ido reduciendo pendientes, pero va a ser que en este caso el libro no me llama, no es de mi estilo, como sabes bien.

Un saludo,
Laura.

Shorby dijo... [Responder]

Pues bios leo muy contadas, pero no hago ascos... además Impedimenta no suele fallar.

Besotes