"Una vez fui a matar a un hombre. En otras ocasiones, cuando era más joven, había seguido a mi objetivo por callejones iluminados por letreros de neón de Tokio, había visto el sol ponerse sobre la mezquita de las Nueve Cúpulas y había esperado en el muelle del centro de Estambul mientras las lágrimas de una mujer caían como la lluvia".
Personalmente tengo que decir que veo espías y allá que voy. Además Pilgrim no estuvo mal así que todo eran señales para ir a por este mamotreto. Hoy traigo a mi estantería virtual, El año de la langosta.
En esta ocasión conocemos a Kane. Y digo en esta ocasión porque la narración tiene mucho de la primera obra del autor en cuanto a el tono. Se trata de un excapitán de submarino ahora espía que viaja a Oriente Medio para buscar, obviamente, a un terrorista que había sido dado por muerto y que, como no podía ser de otra manera, planea un gran atentado en suelo americano.
La novela bebe bastante de Pilgrim en los tonos, o eso o bien todos estos hombres hablan como si lo supieran todo, hubieran estado en todas partes y conocieran lo que piensa cualquiera que, en algún momento o no, se hubiera cruzado, o no, en su camino. Para que nos entendamos, el protagonista es un fanfarrón egocéntrico que, por muy bueno que sea, jamás lo será tanto como se vende. No por nada, es solo que es imposible. Y la novela va avanzando hasta llegar a una tercera parte que no me queda del todo claro qué pinta en la novela. Que sí, Hayes, que Kane es buenísimo y salva al mundo todas las veces que haga falta, pero se te ha ido la mano. Sobre todo porque no tienes en cuenta alguna de las reglas fundamentales para los aficionados al género que rozas al final de la historia.
He visto que hay opiniones totalmente encontradas con este título y a estas alturas ya queda claro que yo me sitúo entre los que no salimos nada satisfechos de su lectura. Posiblemente la culpa la tenga el protagonista, que cuenta lo que le ha pasado y que no me ha caído bien en ningún momento, pero tampoco mal como para regodearme en un Ignatius disfrutado en La conjura de los necios. En este caso, simplemente me caía gordo recorriendo el mundo para salvarnos a todos del atentado global. Suena tan grandilocuente... que para cuando llegas a la parte final y toca hacer el salto de fé, me negué en redondo a creerme nada.
El año de la langosta tiene descripciones llamativas, escenas fuertes, un protagonista con carisma y todas esas cosas que provocan que leas las ochocientas páginas con ganas, pero también posee los defectos que hacen que yo, y esto es una opinión totalmente personal, pierda el interés pensando: "venga ya". Todo es tan grandilocuente que cansa y se vuelve banal por un exceso que inmuniza y, finalmente, molesta. El autor ha buscado estar en la cima en todo momento, lo que posiblemente sea el motivo que lo empujó a experimentar en esa segunda parte que, para mi, termina de estropearme la lectura. Y es que si a mi me preguntan, la espera no ha merecido la pena.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
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