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martes, 9 de septiembre de 2014

El terror. Dan Simmons



     "El capitán Crozier sube a cubierta y encuentra su barco atacado por fantasmas celestiales. Por encima de él (por encima del Terror) se ciernen unos pliegues de luz resplandecientes que rápidamente se retiran, como los brazos coloridos de algún espectro agresivo, pero indeciso. Unos dedos esqueléticos y ectoplásmicos se extienden hacia el buque, abiertos, dispuestos a agarrarlo y a tirar de él."

     Me gustan las novelas de terror, y en verano para llevar a la piscina o playa más. Supongo que porque me quedo pegada a sus páginas y se me pasa antes el tiempo, pero lo cierto es que es mi momento favorito (lo siento por las noches de invierno con tormenta, yo leo novelas terroríficas mientras padres persiguen a sus hijos por miedo a que se caigan al agua, alborotando al resto de la gente con sus voces... bueno, eso da bastante miedo si lo pienso). Hoy, aprovechando que sigue siendo verano, traigo a mi estantería virtual, El terror.

     En 1847 dos barcos, el HMS Erebus y el HMS Terror, ambos de la Armada Británica, parten bajo el mando de John Franklin intentando lograr el Paso del Noroeste. Ambos barcos quedan atrapados en el hielo sin poder hacer nada para superar el contratiempo salvo esperar a que el deshielo los libere. Los días van pasando y el frío, la falta de comida, las enfermedades y algo más oscuro los empiezan a poner cada vez más nerviosos. Entonces empieza a llegar la muerte, entre el hielo.

     Si me llamó la atención este título es porque está apoyado en una base real. Esos barcos existieron, Franklin también los capitaneó, y efectivamente, se quedaron atrapados en el hielo casi 130 hombres. Nunca más se supo de ellos hasta que años después, empezaron a aparecer sus cuerpos, algunos mutilados. Se enviaron expediciones en su rescate y búsqueda, se estudiaron las posibilidades; enfermedades, canibalismo, envenenamiento... pero lo cierto es que hoy aún no hay acuerdo sobre lo que sucedió allí realmente, si bien las teorías apuntan hacia el envenenamiento por el estado de la comida pasado el tiempo. Creo, una vez explicado esto, la base de la novela es terrorífica si nos paramos a imaginarlo.

     Simmons coge esta historia y la convierte en una novela río contada bajo diferentes puntos de vista mirando incluso atrás en el tiempo en alguna ocasión. Nos cuenta a un Franklin recto, cabezota, como contrapunto del capitán colocado en el Terror, Francis Crozier.  Añade rebeliones, dramatizando la historia original, incluso una mujer escalofriante también aparece entre sus páginas. Y consigue una ficción en la que el frío se te mete en la piel mientras observas el terror asomando en los ojos de la tripulación, el Erebus dañado, la casi eterna noche amenazando y las temperaturas bajando: el invierno. El doctor y sus tratamientos ante la congelación, que nos podemos imaginar; la forma del capitán de racionar la comida, la visión de otros oficiales, la tripulación orgullosa por sus servicios, luego nerviosa, los ánimos encendidos... y eso que acecha y que parece acabará con todos si no lo hacen primero las condiciones en que se encuentran.
     No le faltan ingredientes a Simmons ni tampoco entusiasmo a la hora de utilizarlos, procurando mantener un ritmo constante que incite al lector a buscar un capítulo más. Y lo consigue realmente, lo cual teniendo en cuenta la extensión del libro, es todo un logro. Nos empapa de la vida a bordo haciendo gala además de una fantástica labor de documentación y luego nos hace sentir frío, hambre y miedo. Y lo sentimos por ese ambiente que recrea desde las primeras páginas y que nos engulle sin dejarnos respirar.

     Un libro francamente entretenido que me mantuvo pegada a sus páginas, a sus descripciones, y que también me hizo temer qué era aquello que podía esconder el hielo.

     Y vosotros, ¿buscáis algún tipo de lectura en particular para los días de relax al aire libre?

    Gracias


lunes, 21 de enero de 2013

La soledad de Charles Dickens. Dan Simmons



     "Mi nombre es Wilkie Collins, y supongo, ya que pienso postergar la publicación de este documento por lo menos un siglo y cuarto después de la fecha de mi muerte, que no recordarán mi nombre. Algunos dicen que soy un jugador empedernido, y los que aseguran tal cosa están en lo cierto, de modo que apuesto, querido lector, a que ni ha leído ni ha oído hablar jamás de ninguno de mis libros ni obras de teatro. Quizás ustedes, británicos o norteamericanos que están en el futuro, dentro de ciento veinticinco años, ni siquiera hablen ya inglés. Quizá vistan como hotentotes, vivan en cuevas iluminadas por gas, viajen por el mundo en globos, y se comuniquen mediante pensamientos telegrafiados sin verse entorpecidos por lenguaje hablado o escrito alguno."

     Cuando leí el título que hoy traigo no sé qué me sorprendió más, si el propio título o que estuviera ligado a Dan Simmons, un autor al que identificaba directamente con el terror. Pero lo cierto es que tras leer la sinopsis la atracción fue inmediata y no pude evitar llevar el libro a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, La soledad de Charles Dickens.

     En este libro conocemos los últimos años de Dickens de la voz de su rival Wilkie Collins. Tras sufrir un accidente ferroviario, su vida da un giro hacia los temas macabros que siempre le habían atraído. Comienza a obsesionarse con un pasajero, Edwin Drood y con el oscurantismo que parece rodearlo. Collins ayudará al lector a acompañar a Dickens durante sus últimos años entre secretos y misterios.

     Es un libro diferente a cualquier otro del autor, lo primero porque se aleja del terror y lo segundo porque me resulta bastante difícil de encuadrar, el autor ha realizado una documentación temenda que, mezclada con la ficción, dotan al libro de un realismo que provoca que demos sus hechos como reales. Sin apenas darnos cuenta vamos descubriendo a un Dickens que, en mi caso al menos, poco o nada tenía que ver con el autor que yo conocía. Así mismo Collins se descubre como un hombre a la sombra, con complejos, y un toque de ironía en su crónica, incluso mala leche, que provoca una sonrisa maliciosa en el lector más de una vez. Conocemos también a la familia de Dickens, su mujer, hija, amante, y el carácter marcadamente autoritario que tenía, sus fobias, adicciones y obsesiones van apareciendo en este libro que, sin ser trepidante, consigue que sus ochocientas páginas vayan pasando sin apenas darnos cuenta. Nos llevamos además alguna sorpresa si somos lectores propensos a tirar de buscador para comprobar determinado tipo de afirmaciones, yo por ejemplo, saqué varios títulos apuntados para leerme de este dueto improvisado.

     Hay referencias literarias, ciudades subterráneas, atmósferas asfixiantes y un toque gótico que hacen las delicias de los aficionados al género y por otro lado no profundiza demasiado en ninguna como para espantar a quienes no lo son.
     De este modo consigue un libro bastante equilibrado escrito a ritmo de best seller en el que lo único que queda es que su recta final nos deje satisfechos. Eso ya es a criterio del lector, aunque... no, no se trata de lo único. En mi caso, la gran pega que le pongo al libro es la cantidad de errores que lo encontré. Tal vez haya sido mi edición solamente, pero la traducción me ha parecido pésima, casi robótica, con artículos y preposiciones mal colocados, adjetivos que bailaban en las frases y géneros indefinidos. No he podido quitarme la sensación de haber puesto un traductor informático que no fuera capaz de darle al libro el tono y estructura que en justicia se merecían.
     Me da mucha pena además cuando esto sucede porque, aunque no sea su culpa, desmerece mucho al título que leemos.
     ¿No os pasa a vosotros que si encontráis muchos fallos termináis por perder el hilo de lo que estáis leyendo?

     Gracias