"Lo que más me gustaba era sentarme delante de alguna casa del pueblo, cuando llegaba el crepúsculo, a contemplar cómo rociaban el suelo con agua del pozo, para abatir el polvo en suspensión, mientras el haz luminoso del poniente acariciaba la cima de los árboles. Cogía entonces el abanico que me ofrecían, probaba sus verduras en salmuera, más saladas que la mar, miraba a las chicas, hablaba con los hombres".
Ordenar libros hace que, de vez en cuando, aparezca uno que se traspapeló o llegó sin leer a la estantería de leídos por alguno de esos misterios de la vida. Hoy traigo a mi estantería virtual, ¡Vivir!
Conocemos a Fugui, un hombre que viene de una buena familia y con dinero. Fugui lo pierde arruinándose y complicando la vida de su familia debido a sus adicciones. Este hombre, ya anciano, va revisando su historia en la que luchó, fue prisionero, vivió la Revolución Cultural de Mao, la crisis, enterró a sus seres queridos y acabó narrando su vida, ahora sencilla y compartida con un viejo buey, a un chico.
Inicialmente la historia de Fugui no parece que vaya a aportar nada. Un chico con una vida a todo trapo que dilapida y acaba por perder el dinero familiar tras lo que, como corresponde en la literatura, decide convertirse en alguien honesto y trabajar la tierra con las manos. Visto hasta ahí, bien. Sin embargo el autor nos narra la historia en primera persona y hace que el joven atraviese un sufrimiento que parece nunca va a cesar: lucha con el ejército en la guerra civil, pierde a su madre, su hija enferma en un lento goteo de pérdida y aflicción y avanza hacia una senectud en la que el rechazo que el lector haya podido sentir hacia él en las primeras páginas se ha convertido en un cariño contenido hacia quien confía sus desdichas desde un conformismo dado por el tiempo y el aprendizaje. A esto contribuye además la forma que tiene Hua de contar una historia en realidad sencilla de forma llana hasta llegar a conmover. Fugui el sin cabeza va comprendiendo que a veces las cosas con lo que son y asume la vida. Lo que iba a ser una vida privilegiada se ha convertido en algo desgarrador y terrible, y ahí está él, con su buey, dos ancianos en la fase final esperando la muerte sin esperarla, porque quizás ya les ha acompañado mucho tiempo.
El autor muestra como es habitual en este tipo de novelas, una parte de la historia y costumbres de su país, además de mantener un estilo que, si bien no se acerca tanto al lirismo al que nos tienen acostumbrados los autores orientales, contribuye a esa sensación de choque entre lo que se dice y cómo se cuenta, haciendo que uno y otro sean más efectivos.
¡Vivir! es una novela dura que no llega a inmunizar al lector ya que se siente realista en todo momento. Con un título poderoso revela justo la esencia de lo que nos está relatando, hay que seguir adelante.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
2 comentarios:
Hola! Me gustan mucho este tipo de historias, especialmente cuando es la misma vida del narrador y la cultura china siempre ha llamado mi atención. Me lo apunto.
Gracias por la reseña!
Saludos ♥
Este libro lo tengo apuntadito desde hace años, pero son tantos que nunca llego a él. A ver si lo subo en la lista, que me dejas con ganas.
Besotes!!!
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