"Siempre que le pregunto a mi madre si se acuerda de la vez que en segundo de primaria le clavé un lápiz en la cabeza a una niña, su respuesta es la misma:
—Tengo un vago recuerdo.
La creo, porque una gran parte de los recuerdos de mi primera infancia son vagos. Hay algunas cosas que recuerdo con claridad absoluta. Como el olor de los árboles del Parque Nacional
Redwood y nuestra casa en la colina cerca del centro de San Francisco. Cuánto me gustaba aquella casa. Todavía me acuerdo de
los cuarenta y tres escalones que subían de la planta baja a mi
habitación en la quinta planta y de las sillas del comedor a las que
me subía para robar cristales de la lámpara de araña. En cambio,
otras cosas no las tengo tan claras. Como cuándo fue la primera
vez que me colé en casa de mis vecinos cuando no estaban. O de
dónde saqué el medallón con una «L» grabada".
Tenía muchas ganas de leer este libro, así que he aprovechado el frío del fin de semana y hoy traigo a mi estantería virtual, Sociópata.
Conozcamos a Cagne, una psicóloga especializada en el tratamiento de personas con trastornos relacionados con la sociopatía. Un campo muy específico que eligió después de saber que ella misma lo era. Por eso recuerda su vida y como, desde niña, nunca tuvo esa capacidad de relación y empatía que tienen los demás. Esto le daba problemas no solo a la hora de establecer relaciones normales, también en su relación con la autoridad. Ahora ya adulta, una de las grandes cosas que tiene que agradecer es una pareja con la paciencia necesaria como para enseñarla a amar. Y es que Cagne explica que el sociópata y el psicópata son personas diferentes ya que los primeros pueden aprender a relacionarse y sentir, aunque a un ritmo diferente y de una forma decididamente distinta a la de la población sana normal. Porque son enfermos.
Para comprender la inmensidad de esta novela hay que entender en primer lugar que estamos hablando de unas memorias. Es decir, es un libro escrito por una persona enferma que tiene el mismo trastorno del que habla. Eso es importante ya que aporta un significado nuevo a la lectura porque se trataría de una narración sincera en la que la narradora no tiene mayor interés en caer bien o quedar bien con el lector. Es egocéntrica, exagerada y incluso llegaremos a dudar de que lo que nos cuenta sucediera realmente así. Pero va en el pack. No tiene ningún tipo de interés en nuestra opinión. Dice, por ejemplo, que desde niña se dio cuenta de que necesitaba fingir emociones para parecer normal a los demás niños y no ser señalada, y aunque la leemos viendo su fracaso en este punto, no se nos ocurre pensar en cuánto de lo que nos cuenta es fingido para justificar aquello de lo que nos pretende convencer. Y aún así nos cae regular, casi mal. De hecho, cuando avanzamos, vemos que no tiene problema en decir que miente, que ha mentido muchas veces, que siempre lo hizo. Y eso hace que nos planteemos si no miente en la novela solo porque ese sería el camino más rápido para que se hablase de ella, la novela, cumpliendo la necesidad que dice que hay de hablar de la sociopatía desde una forma más útil y personal. Defiende que ser sociópata no es ser mala persona, que ni siquiera tiene por qué ser algo malo, ya que se rigen por sus propias normas para seguir adelante como pueden e intentar comportarse como personas normales en un % altísimo de los casos.
El libro tiene anécdotas llamativas en las que los adultos se paralizan ante la narradora niña y sus actos y el lector siente la dramatización sin tener del todo claro qué terreno está pisando. Solo ve lo poco que importa su opinión. Vemos la incomprensión del mundo y también la lucha por ser normal, por parecerlo en realidad, que tiene la narradora antes distintas pulsiones que aprende a controlar de manera moderada. De eso trata en realidad esta historia, de que el lector vea su estigma y su lucha. He dicho varias veces novela donde hablo de memorias pero es porque uno se pregunta muchas cosas a lo largo de la novela. Empezando por en qué momento tiene recuerdos tan exactos del pasado en los que parece ser una heroína que no ha pedido ese puesto. O por sus logros. Son, en fin, unas cuantas cosas. Y entonces es cuando yo os lo recuerdo: lo ha escrito una persona enferma. Tal vez, solo tal vez, forme parte de la historia que lo haya escrito así.
Sociópata me ha parecido un ejercicio interesante y atractivo sobre el crecimiento y la llegada a la edad adulta de una persona con claros problemas de relación. Lo he disfrutado.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
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