"El catedrático Jacob Grimes había muerto en un accidente terrible y, desde cierto punto de vista, había sido culpa de Alice. Así que, tanto por obligación moral como por interés propio (ya que sin él la joven no contaba con ningún presidente del comité y sin presidente del comité no podía defender su tesis, graduarse ni solicitar con éxito un puesto de titular en Magia Analítica), consideró necesario suplicarle al rey Yama el Misericordioso, gobernante del inframundo, que le devolviera el alma de su tutor".
Tenía muchas ganas de leer esta novela. Kuang me gusta porque tiene mala leche y lo demostró en Babel a la que muchos pusieron nombre de universidad, o en Amarilla donde demostró tres o cuatro cosas del uno de los mundos más idealizados: el editorial. Así que, como decía, me moría de ganas. Hoy traigo a mi estantería virtual, Catábasis.
Conocemos a Alice, estudiante de postgrado en Cambridge que parece disfrutar de la dureza de sus estudios. De hecho admira a su tutor de tesis, Grimes, aunque tampoco es que le caiga demasiado bien. La cosa es que Grimes ha explotado, por así decirlo. Está muerto. Y Alice, que tal vez se sienta un poco responsable decide rescatarlo. Del infierno. Y allí que vamos y con esto ya tendríamos el argumento, pero también conocemos a Peter, rival de Alice que también necesita al odiado profesor, y que ha tenido la misma idea que ella. Y ahora sí, descendemos a los infiernos, y que nadie me hable ahora de Orfeo rescatando a su Eurídice, por favor.
El infierno de Kuang es como el de Dante o el de Woody Allen, está dividido en partes que tendrán que ir recorriendo y mostrando al lector, pero también es académico, y es que aquí la autora lo que hace es poner al descubierto el mundo universitario en el que las envidias, zancadillas y manipulaciones están a la orden del día y la rivalidad es un germen que te implantan cuando no miras y del que luego cuesta mucho deshacerse. Como si donde tendrían que abrir tu mente la cerraran dejando una única vía por la que ver la vida. Y es que el infierno en realidad es Cambridge, Oxford o cualquier campus que uno pueda imaginar, sufrir o haber sufrido y si alguien esperaba algo más complejo o sutil es que no ha leído demasiado sobre esta autora. Y luego están las relaciones personales. Alice es un personaje complejo tanto a nivel emocional como social. Parece disfrutar del ambiente académico y admirar a Grimes, pero tampoco lo soporta. Sufre determinadas actitudes por ser mujer, pero tampoco es que sea feminista y presenta, en definitiva, una personalidad llena de aristas. Y bueno, está la historia de amor, aunque yo hablaría de distintos tipos de amor en la novela. Está el amor del deslumbramiento y lo que queda de él una vez somos capaz de enfocar la vista y luego ya el amor que va apareciendo y que era de esperar en la novela, ese que muchos van a catalogar como enemies to lovers para con esas tres palabras dejar claras todas las pistas.
Sin embargo, y sin entrar más en la trama porque creo que lo disfrutable del libro pasa por dejar que sea la propia Kuang la que de pistas de lo que te vas a ir encontrando, si tuviera que destacar algo como característica más relevante de la novela, diría que son sus descripciones. Si alguien ha visto el libro y le ha parecido grueso, que tenga en cuenta que es debido a la capacidad de observación de Kuan y su necesidad de explicarlo todo, citar a todos y dar referencias más o menos veladas (como la relacionada con el nombre del profesor desaparecido) que convierten Catábasis en una novela a capas que disfrutarán de distintos modos los lectores en función de la cantidad de conocimientos previos con los que lleguen a sus páginas. Ninguno necesario realmente, pero sí un buen complemento para recoger todo lo que se dice pero allí no ha quedado escrito.
Catábasis es una novela que he disfrutado mucho y, si me permitís y sin que sirva de precedente, hay que destacar lo bonita que la hicieron.
Y vosotros, ¿con qué título comenzáis la semana?
Gracias.
1 comentarios:
Hola, pues no sé, por un lado me gustan las historias de fantasía extraña, pero por otro no sé si el exceso de descripciones puede llegar a aburrirme, también depende de cómo lo hagan... en fin, lo tendré en cuenta.
Un besazo
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