martes, 21 de agosto de 2018

Vives en las cintas que me grabaste. Rob Sheffield


    " He encontrado esta cinta con la letra rizada de Renée en la etiqueta. ntuyo que la noche va a ser larga. Estamos solos Renée, las canciones que ella eligió y yo. Todas esas melodías me recuerdan a ella. No es la primera vez que hacemos esto. A veces nos contramos a oscuras y compartimos unas cuantas canciones. Es lo más cerca que estaremos de oir nuestras voces".

     Entre tanta modernidad mezclada con programas que nos recuerdan la música de otros tiempos, es difícil no fijarse en libros que prometen una pequeña mirada atrás a algo tan cotidiano como la música que suena en las emisoras de moda. Por eso es fácil fijarse en el libro que hoy traigo a mi estantería virtual, se trata de Vives en las cintas que me grabaste.

     Conocemos a Sheffield totalmente marcado por la muerte de Renée Crist, su pareja, la mujer que se acercó al chico tímido que siempre había sido y compartió amor, vida y pasión por la música. Solo que Renée murió de una embolia pulmonar con 31 años tras haber compartido 5 años de vida con su marido. Aficionados ambos a la música que dejaron llenara sus vidas, Sheffield cuenta en este libro el amor que tuvo y perdió a través de la melodía de sus vidas dejando testigo no solo del dolor de sus recuerdos, sino también de una parte de la cultura de la época.

     A veces no nos damos cuenta de lo mucho que ha cambiado la vida en las últimas décadas y entonces llega algo que nos recuerda lo que para la historia sería un momento fugaz. Allá por el año ochenta y tantos, grabar una cinta era na declaración personal de gustos y de sentimientos hacia la persona a la que iba destinada la cinta, en el caso de ser un regalo. No existían los ipods y lo más parecido a una descarga ilegal de música era grabar una canción de la radio cruzando los dedos para que el locutor no hablara. Hoy suena casi a ciencia ficción hablar de algo así, pero en aquel momento las canciones se elegían con sumo cuidado y esas cintas eran trocitos de la vida de quien las preparaba.

     Cuando uno trabaja en una de las revistas sobre música más importantes del mundo, está claro que la música es importante para esa persona. Eso le sucede a Rob, y no nos sorprenderá que también le gustara la música a la que fuera su esposa. De hecho y como el propio Rob cuenta, ya en su primera cita la conversación derivó hacia la música por una canción elegida por el barman y ya en ese momento Rob le dijo a Renée que le grabaría una cinta. Esa sería la primera de las que compartieran juntos, sirviendo cualquier motivo para grabarlas, ya fuera dormir, viajar o lavar los platos, la música fue una constante de su vida. Lo que hace Rob en este libro es relatar su relación y con ella gracias a la música que les acompañó dar un reflejo de la cultura musical del momento que seguro gustará a los lectores de una cierta edad capaces de reconocerse en estos años noventa. De este modo, y partiendo del momento en que ya viudo encontró una caja con todas las cintas que grabaron, el autor deja un testimonio doloroso y honesto sobre su amor, relación y el terrible sentimiento de pérdida que le dejó la muerte de la persona amada. Una pérdida que  le llevó incluso a pensar que él padecía la misma enfermedad que ella tuvo y que ahora, pasados ya unos años, recuerda con la misma intensidad con la que la vivió. Y lo hace encontrando el equilibrio justo como para no perder a ninguno de los que serían los lectores potenciales de esta historia. Por un lado, es un libro que hará disfrutar a todos los aficionados a esa música de los años noventa que tan bien aparece reflejada en sus páginas, y por otro también a quienes acudan al libro para leer el testimonio de una relación perdida y, en ninguno de los dos casos, se verán saturados por la otra mitad de la historia.
     Rob abre cada capítulo con una cinta y cada cinta está llena de canciones, y de ese modo, con algo tan habitual como las canciones que van sonando en nuestra vida aunque no nos paremos a escucharlas detenidamente, consigue una corriente de empatía con el lector. Un sentimiento que se va afianzando a medida que leemos el testimonio de Rob en un libro cercano y a ratos casi entrañable que consigue despertar ese sentimiento nostálgico de quienes reconocen aquella costumbre de recopilar sus canciones en las cintas grabadas.

     Vives en las cintas que me grabaste es la historia de un amor con y sin la pareja al lado y también la historia del amor de una pareja por la música que les acompañó durante su vida. Un libro que he disfrutado mucho más de lo que esperaba.

     Y vosotros, ¿os dejáis llevar por la nostalgia cuando encontráis este tipo de referencias en las novelas?

     Gracias.

14 comentarios:

Chica Sombra dijo... [Responder]

Pues esta vez me has convencido totalmente, así que me lo llevo anotado <3

Atrapada dijo... [Responder]

Sin duda parece un libro diferente a lo que solemos encontrar, has despertado mi curiosidad.

Besos =)

Bajolapieldeunlector. Cris dijo... [Responder]

Yo viví esa época de grabar cintas de lo que sonaba en la radio y es verdad que da cierta nostalgia viendo cómo son las cosas ahora. La historia es de las mías y además el título me parece precioso. Me la apunto ;)

Besitos

Kayena dijo... [Responder]

Presiento que me puede gustar mucho esta novela. Y sí, hay que ver qué cosas hacíamos en los 80, incluso antes... y algunos, otras cosas más atrevidas, como piratear conciertos y luego grabar cintas. Con doble pletina porque no dabas más de sí.

Un beso.

Margari dijo... [Responder]

Ni lo conocía ni es un libro que me hubiera llamado la atención. Pero ahora has conseguido picarme la curiosidad.
Besotes!!!

Mi Álter Ego dijo... [Responder]

La historia en sí misma me parece muy triste pero no concibo mi vida sin música, así que me ha llamado poderosamente la atención.

Y sí, yo también pertenezco a la generación que grababa cintas de la radio y las rebobinaba con un boli para no gastar las pilas del walkman. Jajajaja. Besotes!!!

Ariel dijo... [Responder]

Apuntadísimo para regalármelo a la mínima que pueda. La sinopsis me tiene atrapado desde el momento en que la leí por primera vez.

Muchas gracias por tu reseña.

María Angélica Teherán dijo... [Responder]

Me han dado unas ganas horribles de leerlo... Debe ser una historia muy tierna...

Lau dijo... [Responder]

Si es que la música puede hacerte imaginar mil cosas que pueden ocurrir o no, o por el contrario llevarte a momentos específicos de tu vida. La música es magia. No conocía el libro, pero le voy a echar un ojo, parece interesante por lo que comentas!

¡Un besito!

J.P. Alexander dijo... [Responder]

Se ve interesante, lo tendré en cuenta.

Carla dijo... [Responder]

Desde que salió me llamó mucho la atención, lo tengo en el punto de mira, y desde luego después de tu reseña, más
Besos

CHARO dijo... [Responder]

No he sido tan aficionada a la música cómo para estar grabando y menos música de los 90, si que me he comprado pero clásica o la de los 70....Besicos

Shorby dijo... [Responder]

Me gustan mucho los título de esta editorial, tan diferentes y tanta joya...

Sí a la nostalgia.

Besotes

buscandomiequilibrio dijo... [Responder]

Me alegra mucho saber que ha superado tus expectativas.
He leído ahora el del ictus (No sabes lo que me cuesta escribir esto), así que cuestión de tiempo ponerme con este, que me quemaba en las manos.
Besos.