martes, 16 de agosto de 2011

Los tres mosqueteros. Alejandro Dumas



     "-Ahora sólo queda saber nuevas de Athos - dijo D'Artagnan al fogoso Aramis, una vez que lo hubo puesto al corriente de lo que había pasado en la capital después de su partida, y mientras una excelente comida hacía olvidar a uno su tesis y al otro su fatiga.
     -¿Creéis, pues, que le habrá ocurrido alguna desgracia? –preguntó Aramis-. Athos es tan frío, tan valiente y maneja tan hábilmente su espada...
     -Sí, sin duda, y nadie reconoce más que yo el valor y la habilidad de Athos; pero yo prefiero sobre mi espada el choque de las lanzas al de los bastones; temo que Athos haya sido zurrado por el hatajo de lacayos, los criados son gentes que golpean fuerte y que no terminan pronto. Por eso, os lo confieso, quisiera partir lo antes posible.
     -Yo trataré de acompañaros - dijo Aramis-, aunque aún no me siento en condiciones de montar a caballo. Ayer ensayé la disciplina que veis sobre ese muro, y el dolor me impidió continuar ese piadoso ejercicio.
     -Es que, amigo mío, nunca se ha visto intentar curar un escopetazo a golpes de disciplina; pero estabais enfermo, y la enfermedad debilita la cabeza, lo que hace que os excuse.
     -¿Y cuándo partís?
     -Mañana, al despuntar el alba; reposad lo mejor que podáis esta noche y mañana, si podéis, partiremos juntos.
     -Hasta mañana, pues - dijo Aramis ; porque por muy de hierro que seáis, debéis tener necesidad de reposo."



     Ayer estuve en el cine viendo una película que, como siempre, empezó tarde. Me ponen bastante nerviosa los anuncios que colocan antes de las películas, y eso que, al menos en las salas que yo frecuento, parecen haberlos reducido. La cosa es que entre monos inteligentes y robots de peleas, cual fue mi sorpresa cuando asomaron ellos de sopetón. Ni siquiera sabía que hubiera una versión más y allí estaban con sus melenas, luciendo sus casacas y demostrando una vez más, no sólo la eterna broma de que para ser los Tres Mosqueteros lo primero que se necesita es ser cuatro, sino que el cine tenía, nuevamente, muchas papeletas para dejar mal esta obra maestra de Alejandro Dumas. Así que decidí traerlo a mi "estantería privada".

     Todos sabemos lo que nos vamos a encontrar en esta obra. A D'Artagnan, un joven de 18 años hijo de un noble, además antiguo mosquetero, que disfruta de una pobre situación económica. Estamos, por supuesto, en Francia, durante el reiado de Luis XIII.
D'Artagnan se dirige a París con una carta de su padre para el jefe de los Mosqueteros y conocerá a los tres que dan título al libro, Athos, Porthos y Aramis. Viviremos sus aventuras y luchas contra los guardias del Cardenal Richelieu, la búsqueda de los diamantes de la reina, el rapto de Constanza, conoceremos a Milady...
Es un libro salpicado de acción que no por eso pierde su hilo principal, que sigue siendo el sueño del joven en convertirse en Mosquetero.

     Es una alegoría a la amistad, la camaradería entre esos cuatro hombres que son capaces de darse por ayudar al compañero sin importar las pequeñas divergencias, nos lleva a ver una unión para asumir riesgos y disfrutar aventuras llevada por Dumas como nunca se había conseguido, y dudo que alguien lo vuelva a conseguir. A esto hay que unirle que, si bien otras veces he hablado de la animadversión que crean algunos personajes, en este libro Dumas consigue crear una suerte de vínculo con el lector que provoca la simpatía de sus protagonistas. Y, posiblemente sea ese vínculo el que ha conseguido más adeptos a la novela y más detractores a sus adaptaciones cinematográficas. Pocas veces se puede captar en una imagen la simpatía que destila un personaje, porque para cada lector hay un motivo concreto y eso hace imposible plasmarlo en una persona real.

     Pero no penséis que todos los personajes son tan "blancos" como a primera vista pudieran parecer. Tenemos a D'Artagnan, claro, que nos lleva a su lado animándolo a conseguir, no sólo su sueño, sino el amor de Constance quien por cierto está casada, aunque claro, con un hombre cruel. Está el duque de Buckingham y su amor por la reina, capaz de arruinar su reino por ella. Aramis, mosquetero a la espera de ordenarse, que aún así mantiene relaciones amorosas secretas, mientras que Porthos sería un vulgar casanova de habernos sido presentado por cualquier otro autor. Y Athos, tan sensible que sigue sufriendo por la traición de su esposa a la cual, por cierto, mando ahorcar. Todos ellos son nuestros protagonistas que se divierten emborrachándose y desterraron el perdón de su vocabularios si no es para uno de su reducido grupo. Casi pareciera que hablo de un libro diferente, ¿verdad?

     Y todo ello nos lo presenta su creador con total naturalidad, dando por sentado que entenderemos que son cosas de aquella época y aquel momento, generando una atmósfera de realidad que nos lleva a las calles de París direcamente. Realmente no hay necesidad de justificar nada porque, no sólo nos ponemos en su lugar para comprenderlos, sino que muchas veces los animamos en silencio mientras vamos pasando las páginas de la extensa novela. Escrita con tal brío y maestría que se nos acortan las horas hasta llegar a concluirla. Se nos mezclan personajes reales con imaginarios, Richelieu, Ana de Austria, el propio Luis XII, los mosqueteros, incluso D'Artagnan existieron realmente y la pluma de Dumas nos los perfila poco a poco hasta dejarnos asomar todos matices de cada uno de sus personajes sin pretender, en ningún momento, hacernos pensar que estamos ante un documento histórico.

     Es, en definitiva, un libro apasionante que incluye amor, tragedia, intriga, aventura y unas buenas dosis de humor que ha pasado por delante de todos. Si pertenecéis a ese grupo que piensa que ya es como si lo hubiera leído solo puedo deciros que es una lástima, es un libro imprescindible.

      Gracias

     Por cierto...

     "Todos para uno y uno para todos"

  

8 comentarios:

Anónimo dijo... [Responder]

Vaya, si que parecen lo protagonistas de otro libro. Tal vez incluso me anime con un libro cuyo tamaño siempre me ha echado para atrás.

Tatty dijo... [Responder]

Yo los tres mosqueteros los recuerdo de la serie de dibujos animados que veía de niña, me encantaban, creo que la película también la he visto y lo único que me falta es la novela, que estoy segura que es muy buena y algún día la leeré.
un beso!

LQVL dijo... [Responder]

Es un libro completísimo, tiene de todo.
Creo que todos hemos visto siendo pequeños películas de los mosqueteros, o series de dibujos como los mosqueperros. Yo de pequeña leí una versión infantil. Siendo más mayor leí la de Alejandro Dumas, y a pesar de su grosor, me gustó y la disfruté
Un beso!
Lourdes

Edu dijo... [Responder]

Si después de tantas series y películas, sigues recomendándolo, es que realmente merece la pena.

Habrá que añadirlo a la lista!

Gracias por la reseña
Saludos
Edu

mientrasleo dijo... [Responder]

Gracias a tí Edu, y a todos los demás que me habéis recordado la canción que abría esos dibujos.
Hace un momento me he descubierto silbándola!
Un saludo a todos

Mario dijo... [Responder]

La he leído y me gustó bastante, está llena de aventuras lo cual la hace muy entretenida, se pasa rápido la lectura apesar de las tantas páginas que contiene y los personajes parecen muy humanos, con sus virtudes y defectos como bien has escrito. Comparto eso que puntualizas, es decir que es imprescindible. También que muy pocos pueden hacer algo tan bien hecho con tanta agilidad y soltura enmarcándose como una obra maestra de la literatura unversal. Un abrazo.

Mario.

Tabuyo Alonso dijo... [Responder]

Yo me puse con ella y la abandoné, quizá no pasaba una etapa muy lectora y me cansé pronto. Tendré que retomarla.

Francisco Palacios dijo... [Responder]

El cine se suele destruir auténticos mitos de la literatura. Cuando vi el anuncio de la película de Sherlock Homes, casi me da un patatus al comprobar que el detective por antonomasia había sido transformado en una mezcla de Van Damme, Indiana Jones y otros personajes de acción. Espero que esta adaptación sea más justa con el libro de lo que fueron algunas precedentes.
Gran reseña.
Francisco