(El fragmento está en la imagen que cierra la reseña).
Si entras en mi casa, verás que sobre la mesa de la sala tengo siempre el catálogo de Ikea. Solo que, si te fijas un poco más, podrás ver que en realidad ni es un catálogo, ni es de Ikea. Se trata de la novela que traigo a mi estantería virtual, hoy traigo Horrorstör.
Conocemos Orsk, una tienda que es un clon de Ikea (pero no Ikea, recordemos). Sus tiendas están repartidas por Estados Unidos y son grandes locales, o naves, exactamente iguales, en las que de distribuyen los muebles de forma similar y cómoda para que los compradores se pierdan en sus cuidadosamente diseñados laberintos y paguen por salir, con un cargo en forma de mesa o estantería, por poner un ejemplo. De todas esas tiendas, nos vamos a fijar en la que más vende pese a llevar abierta menos de un año, y es la de Cuyahoga, Ohio, pero no lo haremos pensando en números, no. Nos vamos a fijar en ella, porque está embrujada.
Tengo que decir que lo único en lo que Basil tiene razón es en que había alguien en la tienda por la noche, aunque no fuera su culpa lo que estaba sucediendo. Y es que al César lo que es del César. Y ya no cuento más. Al menos de forma directa. Lo que si puedo decir es que Hendrix hace una comparativa de lo que supone un trabajo que no gusta o llena en el que hay que hacer lo que a uno le ordenan mientras solo puede pensar en la hora en la que al fin se sienta libre de alejarse de allí todo lo posible. De hecho, poco a poco las imágenes se fusionan y los muebles se convierten en algo mucho más terrorífico (algo que me ha hecho reír ya que montar algunos muebles puede ser una experiencia bastante cercana al horror) y la novela se va tornando en una experiencia desagradable con ratas incluidas (sí, Hendrix, he nombrado las ratas): La novela comienza en un tono ligero, o tal vez sea la novedad del entorno y la premisa y forma de la historia, que poco a poco se va volviendo más seria y oscura acercándose al horror clásico de una forma un tanto peculiar, como viene siendo costumbre en el autor. Al final nunca sabes si a la vuelta de la esquina de un pasillo vas a encontrarte con un fantasma o con una carcajada, pero la novela incluye un par de sustos efectistas y una atmósfera opresiva que la hacen salir muy bien parada en el género.
Horrorstör es una invención, una sátira salvaje que vira al terror para señalar en lo que se convierte la vida de adulto. Y, sobre todo, es diversión pura y dura. Solo hay que leer las descripciones de los muebles que aparecen en este falso catálogo y, una vez que nos haya parecido ridículo, compararlas con las de la tienda real. ¡Sorpresa!
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.
Hoy tengo que mencionar la magnífica edición de Editorial Hidra.





















