El abuelo que saltó por la ventana y se largo. Jonas Jonasson

     "Entiendo"

     "Vaya portada". Eso fue lo primero que pensé cuando lo vi en la librería, ni siquiera me fijé en el título. Creo que no me había dado cuenta del cartucho de dinamita, soy bastante despistada, y pensé que era un libro de esos que te dicen como ser feliz a los veinte o cincuenta, lo mismo me da. Luego lo empecé a ver en las listas de los más vendidos y ya me fijé en el título. Me tenía despistadísima ese título y esa portada. Y al final acabé teniendo uno de esos momentos en los que me digo.. "Si el libro es bueno para .... personas (millones en este caso), ¿por qué no va a serlo también para mí?", y me lo llevé. No se si os ha pasado alguna vez, que es el impulso que hace que compréis un libro, la curiosidad pura y dura. En este caso no me arrepentí en absoluto y por eso traigo este curioso libro a mi estantería virtual, El abuelo que saltó por la ventana y se largó.

     Os presento a Allan Karlsson, está a punto de celebrar cien años con un envidiable estado. Pero no le hace ninguna ilusión la celebración, eso está pensando en su habitación de la residencia, vestido para la ocasión y aún en zapatillas, cuando decide escaparse por la ventana. Llega a una estación de autobuses y un joven le pide que le vigile la maleta hasta que llegue el autobús. El dueño de la maleta no llega y Allan, sin pensarlo mucho, sube con la pesada maleta que contiene nada menos que cincuenta millones de coronas. Empieza la aventura.

     Así de literal es este extraño título del libro.
     En estos momentos la literatura nórdica goza de mucha fama, la novela que viene del frío está de moda y es todo literatura negra. El otro día en cambio, me tropecé con un artículo que decía que este título pertenecía a un Thriller geriátrico, qué razón. Tenemos un abuelo con una larga vida a sus espaldas, Allan ha vivido lo suyo, ha conocido a Franco, Truman, Churchill, De Gaulle, se ha acercado a la CIA, la KGB, Gulag.. y finalmente se jubiló. Si el otro día hablaba en otra entrada sobre sueños que tenemos y cumplimos o no, en este libro nos enseñan como a los cien años a una persona le puede quedar por vivir la mayor de sus aventuras, y lo hace sin prejuicio alguno y con un sentido común que sorprende a cada página.
 
     Es una trama rápida y complicada que se va tejiendo para poner al país patas arriba, usando el autor un ingenio para hilar las historias que se entrecruzan en esta road novel y que hace que uno no pueda separar la vista del libro. Nos sorprende mil veces con giros que, no por inesperados interrumpen la trama, sino todo lo contrario. El azar y el marcado carácter del protagonista, al que vamos conociendo poco a poco, son determinantes para los hechos que van surgiendo con fluidez entre las páginas de esta curiosa historia que nos deja una mirada diferente de nuestro propio futuro. A lo largo de 400 páginas vamos descubriendo a nuestro bueno/malo a ratos, decidiendo como juzgarlo por su pasado y como lo vemos por su presente. Queda a libertad nuestra, el autor sólo se encarga de darle voz y vida con momentos para sonrisas, incluso para carcajadas. De hecho, tengo que decir que la palabra que he colocado hoy como fragmento me hizo reír cada vez que salió, la eterna respuesta que aún provoca que sonría cuando alguien a mi alrededor la usa como respuesta a una explicación.

     Un fenómeno en ventas que hemos importado y que se está traduciendo ya a más de treinta idiomas, cuya adaptación cinematográfica está en curso y que goza, al igual que su protagonista, de una envidiable salud y un más que inteligente sentido del humor. Un libro que estuve en un tris de perderme, por eso lo comparto con vosotros. Una visión de la tercera edad muy diferente de la realidad que muchas veces tenemos delante, la vida no se termina soplando velas.

     Está claro que la edad es algo físico pero, ¿hasta que punto es también un proceso mental? ¿Hay jóvenes viejos y todo lo contrario? y en ese caso cabe reflexionar como nos vemos. ¿qué decís?

     Gracias