martes, 1 de agosto de 2017
La pulga de acero. Nikolái Leskov
"Cuando el emperador Alejandro I hubo terminado el Consejo de Viena, quiso viajar por Europa y observar prodigios en diferentes naciones. Recorrió numerosos países y en todas partes, merced a su afabilidad, mantenía siempre conversaciones de lo más apasionadas con todo tipo de gente. Y todos, de una manera y otra, le asombraban y querían llevárselo a su terreno."
Supongo que a veces sobran motivos para acercarse a un libro, y otras es simplemente la editorial la que hace que nos acerquemos a él. Este fue el caso del libro que hoy traigo a mi estantería virtual, se trata de La pulga de acero.
El emperador Alejandro I visita inglaterra acompañado del cosaco Platov. Allí, los ingleses intentan impresionar a los rusos mostrándoles todos sus prodigios, hasta que, finalmente, le obsequian con una minúscula pulga de acero que funciona al darle cuerda con una llave aún más minúscula. Platov jamás quedó convencido de que los artesanos rusos no fueran capaces de mejorar dicho prodigio, por eso será el encargado años más tarde, precisamente de esa misión. Esto le llevará a conocer a un genial artesano de Tula.
A veces, lo más curioso de un libro, es la historia que le acompaña. Incluso puede que esa historia esté por encima de la que contiene, y eso le pasa a La pulga de acero. Leskov, que recoge en su historia muchos puntos que acercan su estilo a la tradición oral, jugó en el momento de su publicación con la supuesta inspiración real en su nouvelle, lo que provocó que una parte importante del público creyera que algo similar podía haber sucedido. Tal juego quizás se le fuera de las manos, o simplemente se cansó, y el juego quedó en suspenso retirándose la palabra leyenda del subtítulo y aclarando conceptos. Pero el lector puede ser un peligroso contendiente cuando se ha jugado con su credulidad, y hubo una parte importante de la sociedad que jamás le llegó a perdonar este juego. Tal vez, porque su historia había generado discusiones, o tal vez simplemente por sentirse ridículos al descubrir que habían caído presas de un engaño fácil. El caso es, que Leskov siempre ha sido un nombre controvertido en la literatura y su público se reparte entre defensores y detractores sin posiblidad de abstención a la hora de opinar.
Reconozco que en esta ocasión he leído y releído el cuentito de Leskov antes de formarme una opinión completa sobre él. He buscado y encontrado las dos opiniones que desata: de un lado, la crítica, que afirma que ridiculiza la incultura y la parte rusa que queda lejos del resto de una Europa más moderna. Y también he visto la otra interpretación, aquella que afirma que es justo lo contrario y que, leído el final, queda claro que defiende los valores clásicos, la artesanía y las tradiciones de Rusia. Lo he visto todo, y eso en la primera lectura. En la segunda he intentado buscar el elemento d3e genialidad atribuída al autor, y me he encontrado con un cuento que se asemeja en forma y conceptos al archiconocido Traje nuevo del emperador, aunque Leskov le añade un tirabuzón. Me he encontrado con palabras inventadas y una admiración que no esperaba hacia la traductora Sara Gutiérrez, que a buen seguro ha sudado para encontrar los términos adecuados en castellano. Y he encontrado en realidad poco más. Un relato, un cuento en el que el sentido del humor que se le atribuye no ha hecho más que contribuir a la sensación de estar ante un cuesto de embustes, independientemente de si el embuste es un truco dentro del relato o del propio autor, del que se disfruta un rato... pero poco más. Quizás por recordarme al famoso cuento, me he sentido desligada, infantil incluso con el libro entre las manos, pero no he disfrutado ni encontrado la genialidad de la que algunos hablan. Lo mejor, el prólogo de Care Santos en el que he encontrado más allá de claves, el consuelo de saber que pienso como Nabokov sobre el autor.
No siempre se acierta, no sería bueno tampoco acertar siempre. Así que decidme, ¿recordáis el último título que no os gustó?
Gracias.
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14 comentarios:
Cuando no me gustan hasta se me olvidan los títulos...Saludos.
Pues del último título en sí no me acuerdo, pero sí te diré la novela que más me ha decepcionado; y que creo que soy un bicho raro, por cierto. Se trata de Drácula. Empezó genial y a medida que iban pasando las páginas me iba desinflando. Besos.
No me atrae está vez así que lo dejo pasar
Besos
Ummmm creo que un título que no me gustó lo que me esperaba fue La bruja Lois de Gaskel. Me pareció una lectura interesante, pero no me gustó como me habían gustado sus novelas grandes. En cualquier caso, yo aún no me he estrenado con la literatura rusa y llevo años diciendo que tarde o temprano tengo que estrenarme. Será que me da bastante respeto. En fin... Un saludo!
Con esta novela no me veo. No me atrae demasiado.
Recuerdo cómo libro super aburrido y que no pude terminar de leer "El angel enfurecido de Lajos Zilay.Besicos
Hola! No lo conocía pero lo voy a dejar pasar porque no me llama nada la atención. El último que no me gustó fue Arenas movedizas, pensaba que me iba a enganchar desde la primera página y me decepcionó un montón.
Besos!
Que lástima.... Pero a veces tiene que pasar esto, que haya libros que no gusten para que los que sí lo hacen, aún nos gusten más y los valoremos.
A pesar de que como dices, te has sentido desligada (ojo,que me ha pasado en varias ocasiones), has hecho muy bien los deberes. Te garantizo que si en una lectura no me convence,no lo intento una segunda ocasión. Solo me permito ese lujo con los que sí que me gustaron.
Excelente negativa reseña.
Besos
"La conciencia de Zeno", de Italo Svevo. Sé que es muy reconocido y sólo le pude "salvar" la calificación por las últimas páginas. Lo sufrí.
Agrego este libro a la lista para leer.
Saludos.
¡Hola! El último libro que no me gustó lo tengo muy reciente, porque he hablado de él en mi última entrada, y es "Casi una novela" de Megan Maxwell.
Besos!
Este de momento lo dejaré pasar.
Besos
Lo dejo pasar que no me llama y veo que no me pierdo gran cosa.
Saludos
Y bueno, yo no lo hubiese leído de entrada, pero toda lectura suma. Mi última mala elección fue una antología de Samantha Schweblin, leí dos cuentos y tuve que dejarlo.
Saludos.
Vaya, lamento la decepción que te has llevado. Me ha parecido curiosa la historia sobre la publicación del libro, pero tengo claro que no me acercaré. Espero que las siguientes hayan sido mejores lecturas!
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